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UNIVERSIDAD TEOLÓGICA DEL CARIBE

ReacciónCrítica 1

Este trabajo es presentado al profesor Dr. Efraín Toledo Rodríguez en cumplimiento


de los requisitos del curso AT 646
Deutero y Trito Isaías

Por
Juan Carlos Ramírez Álvarez
#estudiante 3604

17 de noviembre de 2020
Como primer paso para poder entender el Deutero y Trito Isaías, es necesario buscar y

mirar el trasfondo que antecede a Isaías para poder entender su mensaje e inclusive su contexto.

Se nos fueron asignadas unas lecturas de tres autores diferentes que nos ponen en perspectiva y a

modo de introducción el profetismo en el Antiguo Testamento. Quisiera comenzar ofreciendo

algunos datos biográficos de los autores. El primer autor se llama Miguel Ángel Tabet y en esta

ocasión su escrito trata sobre la Introducción al Antiguo Testamento poniendo énfasis en el

profetismo. Nació en Caracas, Venezuela el 24 de diciembre de 1941. Fue uno de los primeros

profesores ordinarios del entonces Centro Académico Romano de la Santa Cruz desde 1984.

Enseñó, entre otras materias, hebreo, exégesis y hermenéutica bíblica, con particular referencia al

Antiguo Testamento. Fue miembro de diversas asociaciones bíblicas como la Asociación Bíblica

Italiana desde 1972; y de la Asociación Bíblica Española desde 1982. Falleció a sus 79 años por

COVID-19, siendo el primer sacerdote en Roma que fallece de este virus. La otra lectura

asignada trata sobre el profetismo en Israel y el autor es José Luis Sicre Díaz. Es jesuita y Doctor

en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Profesor emérito del Pontificio

Instituto Bíblico de Roma y de la Facultad de Teología de Granada. Profesor invitado de la

Facultad de Teología de San Miguel (Buenos Aires) y de la Universidad de Valparaíso (Chile).

Ha enseñado también en El Salvador, Israel y Brasil. Director del Comentario literario y

teológico a la Nueva Biblia Española. En los años 1998-2004 fue Director de la Asociación

Bíblica Española.

La última lectura trata sobre Los Libros Proféticos del autor José María Ábrego de Lacy.

Es Teólogo y docente nacido en Pamplona (Navarra) el 25 de marzo de 1945. Jesuita. En su

ciudad natal comenzó sus estudios, primero en el Colegio de las Vedrunas y más tarde, en el

Colegio de San Ignacio de los Jesuitas. Completó sus estudios en “Berchmanskolleg”, facultad

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de filosofía de Pullach (Munich, Alemania), donde obtuvo la licenciatura en Filosofía en 1968,

especializándose en estudios bíblicos en Roma y Jerusalén entre 1968 y 1970, regresando a

Bilbao para estudiar Teología entre 1970 y 1973. Este último año, se licenció en Sagrada

Escritura en la Pontificia Institución Bíblica de Roma, donde permaneció hasta 1977, preparando

los cursos y la tesis doctoral correspondiente. En dicha Institución romana culminó sus estudios

con el grado de Doctor en Sagrada Escritura en 1982. Desde 1977, compaginó su estancia en

Roma con su labor como profesor de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología en la

Universidad de Deusto, ocupando esa misma cátedra en 1986. Fueron tres lecturas fascinantes y

muy bien seleccionadas que nos dan el contexto y la idea de el profetismo en el Antiguo

Testamento y de aquí poder partir a mirar el Deutero y Trito Isaías entendiendo su contexto. Los

autores como ya hemos establecido en sus datos biográficosson personas preparadas en la

materia y el lenguaje utilizado por ellos considero que es uno sencillo y práctico para entender.

El profetismo contrario a lo que se nos ha enseñado, no es algo exclusivo del cristianismo,

y en el contexto del Antiguo Testamento no es algo exclusivo de Israel. Los pueblos tenían

profetas que eran consultados por los reyes y por el mismo pueblo para conocer la voluntad de

los dioses referente a ciertos asuntos en particular. Inmediatamente esto nos muestra que las

civilizaciones antiguas estaban claras en que había y existía un ser superior con un poder

sobrenatural. Fueran falsos profetas o verdaderos profetas, había una conciencia de una

necesidad de implorar ese favor sobre el rey, las batallas para obtener la victoria, etc. Muchos de

estos profetas gozaban de buena reputación ya que en el Antiguo Testamento vemos como aún

reyes paganos los reconocían como profetas de YHVH y eran solicitados para hablarle al rey en

nombre de YHVH. En cambio, hubo otros que se movían entre el pueblo y éstos los reconocían

como tal.

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El profetismo en el Antiguo Testamento surge como una iniciativa de YHVH para

comunicarse con el hombre. Él escoge a quien él quiere y es a través de esa persona (hombre o

mujer) que él se comunica y le habla al pueblo. Al mismo tiempo, si el pueblo quería

comunicarse con YHVH acudían al profeta, le exponían el asunto y éste lo llevaba delante de

Dios. Al recibir la respuesta, se la comunicaba al pueblo. No se trataba de quién el pueblo quería

como su profeta, sino de quien YHVH había seleccionado de antemano para este oficio. Al mirar

los profetas en el Antiguo Testamento debemos tener claro que son personas de carne y hueso,

pero con un llamado divino.

Hay algo en lo que estoy de acuerdo con los autores de las lecturas y es que el profeta tenía

un llamado divino. Cada hombre y mujer que ejercía el profetismo en el Antiguo Testamento

tenía ese llamado que es lo que marcaba la diferencia de los demás profetas que pudiesen existir.

Es aquí donde según mi experiencia podemos diferenciar el falso profeta del verdadero, el

llamado del que lo ejerce por vocación. Ese elemento divino de haber sido llamado por Dios y

ejercerlo será la carta de presentación ante la sociedad y lo que mantendrá de pie al profeta aún

cuando reciba el rechazo. Como muy bien se aprecia en las lecturas, todo comienza con un

llamado divino a una misión. Un llamado donde la mayoría en la primera oportunidad se negaron

y dijeron que no. Esto me recuerda unas palabras de un amigo pastor que dijo en un momento:

“la mayoría de los hijos de pastores no quieres ser pastores y se niegan a aceptar ese llamado.

Se la pasan huyendo y evitando entrar en ese ministerio. Las experiencias vividas previamente

los llevan a actuar de esa forma.” La mayoría de los que han ocupado, ocupan y me atrevo a

decir ocuparán un ministerio su primera respuesta es no y huyen del mismo. Muchos han estado

de cerca a otros ministerios y han visto las consecuencias del mismo. No obstante, como sucede

en la mayoría de los casos donde Dios siempre gana y terminamos haciendo su voluntad para

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nosotros, vemos que la recompensa para aquellos que ejercen aquello para lo que Dios los llamó

no se compara con las experiencias negativas y amargas que esa persona pudo vivir.Como dice

Miguel Ángel Tabet:

“Los profetas, por tanto, no actuaron por una inclinación personal o por el deseo de

promover el honor de Dios, sino porque Dios les había elegido y puesto en ellos sus

palabras.”1

Uno de los distintivos de los profetas en el Antiguo Testamento es que cuando reciben un

mensaje o una revelación divina comienzan diciendo “Así dice Jehová”, etc. En otras palabras,

dejándole saber a su audiencia que lo próximo que dirán son palabras de inspiración divina. Esto

es importante resaltarlo ya que no siempre los profetas están hablando mensajes divinos. Cuando

vemos el Antiguo Testamento encontramos en que eran momentos específicos los que el Espíritu

de Dios venía sobre ellos y daba un mensaje particular. Había momentos en los que el mensaje

era sólo para el rey, otros para el pueblo, pero siempre dejando saber “Así dice Jehová”. Los

mensajes dados por el profeta buscaban el arrepentimiento del pueblo. Los falsos profetas le

profetizaban un futuro próspero a los que les daban dinero o les caían bien, pero si era una

persona de escasos recursos o le había hecho algo mal le profetizaban maldición. En cambio, el

verdadero profeta no busca recibir un elogio de los demás, sino que su mensaje busca un

arrepentimiento, cambio de conducta, y será ese arrepentimiento lo que le encaminará hacia un

futuro de restauración y prosperidad.

Para ir concluyendo mi reacción crítica a estas lecturas de los documentos 1 al 3, podemos

expresar que el profetismo existió en el Antiguo Testamento. Lo que los profetas hablaron y el

mensaje dado a los reyes y al pueblo en su momento no era de ellos sino de YHVH. Estos

profetas, aunque recibían un mensaje divino, el mismo era enmarcado y declarado utilizando
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Tabet, Introducción al Antiguo Testamento. 28

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lenguajes entendibles al momento y en otros casos se dramatizaba el mensaje con la vida misma

del profeta para que los receptores entendieran el mismo. No todos los mensajes proféticos

fueron a Israel o Judá, sino que también sobre los enemigos hubo palabra profética por parte de

YHVH. Cada profeta y mensaje está dentro de un contexto y momento histórico diferente.

Cuando lo ubicamos en tiempo y espacio, podemos tener una mejor comprensión e interpretación

de lo que allí YHVH a través del profeta expresa.

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Bibliografía

Aci Prensa. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=37383(accessed noviembre 16,


2020).

Martínez Martin, María Ascensión. http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/abrego-de-


lacy-jose-maria/ar-3921/(accessed noviembre 16, 2020).

https://biblico.academia.edu/JOSELUISSICRE/CurriculumVitae(accessed noviembre 16,


2020).
Le felicito y le agradezco que haya enviado su trabajo a tiempo. Disfrute la lectura y

la forma en que usted internalizo el contenido de la misma. Solo le hago las siguientes

recomendaciones:

1. Recuerde siempre colocar el footnote (nota al pie) de toda información citada ya

sea de forma directa o indirecta.

2. Asegúrese de reconocer las fuentes utilizadas dentro del trabajo que deben

corresponder con su bibliografía.

Adelante hermano usted tiene mucho que aportar al reino. Cualquier duda se comunica.

Su hermano en Cristo

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