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Huanca

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Para la lengua originaria, véase Quechua huanca.

Escudo dado por el Rey Felipe II al grupo étnico Wanka en gratitud por su ayuda en
la derrota de los Incas del Cuzco.
Huanca (del quechua wanka, "piedra pequeña", en relación a un ídolo que se
encontraba en lo que hoy es la plaza Huamanmarca en Huancayo) es el nombre de un
grupo étnico que se conoció desde el período de los Estados Regionales y
Organizaciones Tribales en los años 1000 - 1460 d. C. y que habitaba el territorio
de las actuales provincias de Jauja, Concepción y Huancayo.1 Fue un pueblo
guerrero, cuya economía estuvo basada en la agricultura. En esta, se dedicaron a la
siembra y cosecha de maíz, papas y otros productos agrícolas, y en la ganadería se
dedicaron al cuidado de llamas en la puna.2 La mayoría de la población radicaba en
el Valle de Jatunmayo o Valle de Huancamayo, llamado desde 1782 como Valle del
Mantaro.1

Índice
1 Historia
1.1 Origen
1.2 El hombre en el valle del Mantaro
1.3 Época preincaica
1.4 Anexión al Tahuantinsuyo
1.5 Alianza hispano-Xauxa
2 División política
3 La capital y las poblaciones
4 Religión
5 Organización social
6 Economía
7 Cultura
8 Véase también
9 Notas y referencias
Historia
Origen
Estudios arqueológicos plantearon que el origen de los primeros grupos que poblaron
la región de los Wankas estuvo en la región selvática, desplazándose desde algún
lugar del nor-oriente hacia el sur de la sierra central del Perú. Desde Huánuco
(Huargo y Lauricocha) prosiguiendo por Pasco, Junín y Huancavelica; dejando
evidencias en Parimachay, Curimachay y Pachamachay en Ondores, Junín y que datan
aproximadamente de 9850 a. C. (Rick y Matos 1976, Hurtado de Medoza 1979). Su
desplazamiento se proyectó desde la selva central hacia el Valle del Mantaro.3 En
el área de Jauja, estudios evidencian ocupaciones de pobladores entre valles
rocosos de Tutanya y Helena Puquio en Pachacayo y Canchayllo ambos en el Distrito
de Canchayllo (Oreficso y Mota 1984; Mallma 2002).3 En Huancayo y Chupaca también
se encontraron evidencias en abrigos rocosos de Tschopik o Callavallauri (Tschopik
1948; Fung 1959; Kaulicke 1994).3 La presencia de material lítico, en colinas como
San Juan Pata en Jauja, como esquirlas, lascas, núcleos y performas4 llevaron a
planteamientos de esquemas cronológicos por investigadores como (Matos y Parsons
1979), David Browman (1970), Catherine LeBlanc (1980) y Christine Hastorf (1986).
En algunos casos en cerámica dejaron evidencias que permitieron plantear esquemas
cronológicos. Posteriormente, estos sitios albergaron a sociedades agro-alfareras
de los cuales surgió la sociedad Pre-Wanka.3

Esquema Comparativo de la Arqueología e Historia Xauxa - Wanka, por el antropólogo


Arturo Mallma Cortez.
El Dr. Ramiro Matos Mendieta considera que la población en el Valle del Mantaro no
es mayor al Formativo Medio:
... "la primera ocupación fue una sociedad organizada agro-alfarera acontecida
alrededor de los 800 a.C. con la fundación de la primera y única aldea Chavín de
Ataura - Jauja. Un lugar estratégicamente ubicado en el extremo norte del valle;
casi en el acceso del Valle del Mantaro por la ruta del norte".5
abstracción de: "Primeras sociedades sedentarias del Mantaro", Matos Mendieta,
Ramiro (1978)
En Jauja se constituye asentamientos matrices desde donde se difunden los Xauxas y
posteriormente los Wankas.3 Es en Jauja donde hasta la actualidad se encuentran
mayormente restos arqueológicos que datan desde el Pre-cerámico, Formativo,
Horizonte Temprano, Intermedio Temprano. En el Horizonte Medio van a sufrir
presiones foráneas de grupos provenientes del sur altiplánico como Tihuanaco y
posteriormente se producirá la migración de los Yaros, hoy en día ubicada en la
Provincia de Yarowilca.3

El hombre en el valle del Mantaro


Los primeros pobladores que ocuparon el Valle del Mantaro, posiblemente procedieron
de las zonas altoandinas, de las que descendieron siguiendo el curso de sus
afluentes. En los refugios naturales del río Cunas, en el distrito de Chupaca, hay
vestigios de la existencia de una sociedad cazadora nómada cuya economía estaba
basada en la recolección de frutos silvestres y en la caza de camélidos andinos.
Según las evidencias encontradas, la vida humana en el Valle del Mantaro tiene por
lo menos 10 mil años de antigüedad.

Estos primeros pobladores, cazadores y recolectores, con el correr del tiempo


experimentaron la domesticación de las plantas, es decir, descubrieron la
agricultura. Al encontrar esta valiosa fuente de recursos el hombre se volvió
sedentario y abandonó las cuevas para construir albergues de piedra, dando origen a
las primeras aldeas, de las que existen en todo el valle, numerosos restos con una
antigüedad de 3 mil años.

El hombre de Junín, poco a poco, fue perfeccionando sus herramientas de piedra, no


solo para la caza de camélidos (de los que extrajo carne para alimentarse, pellejo
para cubrirse y huesos para sus usos), sino para iniciar la agricultura y la
domesticación de plantas.

Época preincaica
Con estos hechos, en la historia del hombre en la sierra central del Perú finaliza
el periodo precerámico y comienza otra etapa en la que aparece la cerámica y luego
el surgimiento de las aldeas. Aparecen, asimismo, las primeras prácticas de una
religión mágica.

Por aquellos tiempos, hace aproximadamente unos 3500 años, se produce la expansión
de la cultura Chavín a la Sierra Oriental, y se advierte su influencia en las
diversas zonas del Valle del Mantaro. Las últimas investigaciones han encontrado
importantes testimonios de la presencia de la cultura Chavín en Ataura (Jauja) y en
San Blas, distrito de Ondores, Junín. Hacia 1300 a. C. aparecen los primeros brotes
de cerámicas en la sierra central de estilo chavinoide y se inicia lo que se
denomina el horizonte temprano.

El proceso continúa siglo tras siglo, con el correr del tiempo las aldeas que
recibieron influencia de Chavin entran en decadencia y los pobladores reafirman su
individualidad y se independizan de su predominio cultural. Aparecen entonces
influencias de otras sociedades como la de Tiahunaco y Huari.

Anexión al Tahuantinsuyo
Hacia el año 1460, las tropas incaicas llegaron al Valle del Mantaro. Los cuzqueños
dieron dos opciones a elegir a los huancas, la entrega y rendición pacífica de su
región o la conquista a través de las armas. Los curacas y demás líderes huancas
repudiaron a las fuerzas imperiales incaicas y dieron tenaz resistencia pero las
tropas del Cuzco, y finalmente no pudieron conquistarlos, es por eso a la ciudad de
Huancayo se le denomina "Ciudad Incontrastable". Tras largos enfrentamientos, más
adelante se anexaron pero los huancas siguieron manteniendo sus privilegios.

Alianza hispano-Xauxa
Al tener noticias sobre la llegada de unos extranjeros al norte del Imperio y que
estos habían derrotado y apresado al Inca Atahualpa, los huancas no dudaron en
aliarse a los hispanos. Después de la ejecución de Atahualpa en Cajamarca, los
huancas proveyeron a los españoles con comida y soporte militar. Fueron estos junto
con los chancas, chachapoyas, huaylas y cañaris los pueblos más fieles y acérrimos
aliados de los conquistadores. Los huancas participaron en el bando español en la
toma del Cuzco y de las siguientes batallas contra los rebeldes cuzqueños de
Vilcabamba.

Durante el Virreinato, los huancas fueron reconocidos por la Corona de España por
su ayuda en la lucha contra los incas. Felipe II otorgó un blasón a los huancas en
señal de la unión entre ambas naciones. Los curacas y la nobleza huanca recuperaron
sus privilegios y el gobierno español mediante Real Cédula prohibió el
establecimiento de latifundios en territorio huanca.

División política
El reino Huanca estuvo dividido en cuatro grandes parcialidades: Xauxa (Shawsha),
en la región actual de Jauja; Lurinhuanca, en San Jerónimo; Ananhuanca, en la zona
de Sicaya y Chuncos en la actual Chongos bajo. Cada una de ellas estaba gobernada
por un caudillo poderoso que tenía poder de decisión en los conflictos entre las
parcialidades. Los caudillos tenían señorío sobre los individuos y materiales y
objetos domésticos que pertenecían al ayllu. Repartían la tierra a los recién
nacidos y recuperaban las de los difuntos. Vigilaban obras y cultivos. El cargo era
hereditario y tenían una sola mujer. Todo el reino estuvo gobernando por un
jatuncuraca, de carácter hereditario y poderes omnímodos.

La capital y las poblaciones


En el reino huanca los habitantes se concentraban en centros poblados llamados
llactas. Estaban construidas en lugares elevados y casi inaccesibles. En la
actualidad hay a lo largo del valle restos de 20 llactas y más de ochenta centros
de almacenamiento de alimentos llamados colcas. La capital del reino fue una gran
urbe llamada Siquillapucara, conocida en la actualidad con el nombre de Tunanmarca,
cercana a la ciudad de Jauja. Fue una ciudad fortificada de más de 2 kilómetros de
ancho y más de medio de largo. Sus casas de piedra y barro eran de tipo circular de
un solo piso con techo de paja, aunque existen algunas con techo abovedado con
lajas de piedra. Cada habitación era una vivienda para una familia.

Religión
Los huancas reconocieron como lugar de origen o pacarina a la fuente de Huarivilca,
a seis kilómetros de Huancayo, y como supremo creador a Apu Con Ticsi Viracocha
Pachayachachi, a quien ofrecían sacrificios de ganado, cuyes y presentaban ofrendas
de oro y plata. Viracocha fue un dios universal del mundo andino, pero los huancas
tuvieron a dos dioses nacionales propios que fueron Huallallo Carhuancho y
Pariacaca, al cual también ofrecían sacrificios. Los huancas creían en la
inmortalidad del alma, por cuyo motivo momificaron a los muertos. Los envolvían en
pellejos de llama, los cosían y le deban figuras humanas y los enterraban en sus
casas.

Después de la llegada de los españoles al valle del Mantaro, y con la disolución de


la llamada Cultura Huanca, los pobladores de la zona, al igual que en gran parte
del Perú, adoptaron el cristianismo católico como su religión.

Organización social
Existen muy pocas evidencias de la organización social de los huancas, aunque esas
pocas huellas señalan que se trató de una sociedad cuyo desarrollo se basaba en el
patriarcado y el trabajo colectivo. Cada ayllu estaba regido por un jefe que
recibía apoyo y consejo de los ancianos. Como la labor principal era la
agricultura, los ayllus participaban mancomunadamente en la siembra y cosecha y
construcción de colcas para las reservas de alimentos, sobre todo granos y papas.
Para la defensa de la integridad territorial también intervenían los ayllus de las
diversas parcialidades en la construcción de sus fortalezas. La misma colaboración
se daba en la práctica de los oficios religiosos y en la presentación de
sacrificios y ofrendas.

Economía
Además de la agricultura y la ganadería, los huancas practicaron el comercio con
los reinos vecinos y avanzaron hasta la costa. El principal intercambio fue con los
tarumas y los Chincha de donde se aprovisionaban de sal. Los productos utilizados
para el trueque eran maíz, charqui, lana, coca. Llevaban también sus productos
hasta la selva para proveerse de ají, algodón y condimentos.

Cultura
Los huancas fueron muy pobres en sus manifestaciones culturales. La cerámica de
rústico acabado y monocroma, era más de carácter utilitario que artístico. Para las
ceremonias religiosas utilizaban vasijas pequeñas a manera de juguete. Tuvieron
instrumentos musicales de arcilla, pero lo peculiar del reino era una especie de
corneta hecha del cráneo de los perros, animal al que guardaban especial aprecio
para sus ritos. La música de dichos cráneos era melodiosa y en las guerras tocaban
con estruendo, para producir terror en sus enemigos. La lengua fue un dialecto del
runashimi que todavía se sigue hablando en algunos poblados.

Véase también
Conquista del Perú
Huancayo
Jauja
Lecturas Huancas
Notas y referencias
Espinoza Soriano, Waldemar (1971). Los huancas, aliados de la conquista. Tres
informaciones inéditas sobre la participación indígena en la conquista del Perú
1558 - 1560 - 1561. Universidad Nacional del Centro del Perú "Anales Científicos de
la Universidad Nacional del Centro del Perú. Huancayo. N° 1, Págs. 1-407.
Según libro Lecturas Huancas.
Mallma Cortez, Arturo (2004). Introducción a la arqueología e historia de los
Xauxa Wankas. Biblioteca Nacional del Perú - Fondo Editorial.
Villanes Esteban, Lucio; Loayza Espejo, Henoch; Cáceres Osorio, Luis (2009). Los
Xauxas Territorio e Historia. C.E.H.S. "Julio Espejo Núñez" - Jauja.
Matos Mendieta, Ramiro (1978). Primeras sociedades sedentarias del Mantaro. III
Congreso del Hombre y la Cultura Andina - Lima pp 285-293.

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