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LIBRO II

contra naturaleza, sino que nuestro natural pueda recibirlas


y perfeccionarlas mediante la costumbre37.
Además, de todas las disposiciones naturales, adquirimos
primero la capacidad y luego ejercemos las actividades. Esto

LIBRO II es evidente en el caso de los sentidos; pues no por ver mu-
chas veces u oír muchas veces adquirimos los sentidos, sino
al revés: los usamos porque los tenemos, no los tenemos por
haberlos usado. En cambio, adquirimos las virtudes como 30
NATURALEZA DE LA VIRTUD ÉTICA resultado de actividades anteriores. Y éste es el caso de las
demás artes, pues lo que hay que hacer después de haber
aprendido, lo aprendemos haciéndolo. Así nos hacemos
>'V constructores construyendo casas, y citaristas tocando Ía¡
i. La virtud ética, un modo de ser de la recta acción cítara. De un modo semejante, practicando la justicia no_s¡
,'Existen, pues, dos clases de virtud, la dianoética y la ética. hacemos justos; practicando la moderación, moderados»yj /'Ve
1103a 15
¡La dianoética se origina y crece principalmente por la ense- practicando la virilidad, viriles. Esto viene confirmado por 1103b
iñanza, y por ello requiere experiencia y tiempo; la ética, en lo que ocurre en las ciudades: los legisladores hacen buenos
Cambio, procede de la costumbre, como lo indica el nombre a los ciudadanos haciéndoles adquirir ciertos hábitos, y ésta
6 es la voluntad de todo legislador; pero los legisladores que
20 Ve varía ligeramente del de «costumbre» 3 . De este hecho
resulta claro que ninguna de las virtudes éticas se produce no lo hacen bien yerran, y con esto se distingue el buen1
»'en nosotros por naturaleza, puesto que ninguna cosa que régimen del malo.
existe por naturaleza se modifica por costumbre. Así la pie- Además, las mismas causas y los mismos medios produ-.
dra que se mueve por naturaleza hacia abajo, no podría ser cen y destruyen toda virtud, lo mismo que las artes; pues
acostumbrada a moverse hacia arriba, aunque se intentara tocando la cítara se hacen tanto los buenos como los malos
acostumbrarla lanzándola hacia arriba innumerables veces; citaristas, y de manera análoga los constructores de casas y
ni el fuego, hacia abajo; ni ninguna otra cosa, de cierta todo lo demás: pues construyendo bien serán buenos cons- 10
tructores, y construyendo mal, malos. Si no fuera así, no
25 naturaleza, podría acostumbrarse a ser de otra manera. De
ahí que las virtudes no se produzcan ni por naturaleza ni habría necesidad de maestros, sino que todos serían de naci-
miento buenos y malos. Y este es el caso también de las vir-
tudes: pues por nuestra actuación en las transacciones con
36
Así el término ethikós procedería de éthos «carácter», que, a su 37
vez, Aristóteles relaciona con éthos «hábito, costumbre». También PLA- La costumbre es primordial en la adquisición de la virtud, pero
TÓN (Leyes VII yyie) dice: «Toda disposición de carácter procede de la la naturaleza desempeña también su papel en la capacidad natural para
costumbre» (pan éthos día éthos). , - • . " adquirir y perfeccionar las virtudes o vicios.
ÉTICANICOMÁQUEA f ¡ j£,LIBRO II £

15 los demás hombres nos hacemos justos o injustos, y nuestra con la materia, y en lo relativo alias acciones!y a la conve- *
actuación en los peligros acostumbrándonos a tener miedo niencia no hay nada establecido, como tampoco en lo que
o coraje nos hace valientes o cobardes; y lo mismo ocu- atañe a la salud. Y si tal es la naturaleza de una exposición 5
rre con los apetitos y la ira: unos se vuelven moderados y general, con mayor razón la concerniente a lo particular
mansos, otros licenciosos e iracundos, los unos por haberse será menos precisa; pues ésta no cae bajo el dominio de?
comportado así en estas materias, y los otros de otro modo. ningún arte ni precepto, sino que los que actúan deben con- .i^ir
aoj En una palabra, los modos de ser surgen de las operaciones siderar siempre lo que es oportuno, como ocurre en el arte
'¿ (| semejantes. De ahí la necesidad de efectuar cierta clase de de la medicina y de la navegación. Pero aun siendo nuestro 10
'.-'•"3 actividades, pues los modos de ser siguen las correspondien- presente estudio de tal naturaleza, debemos intentar ser de ^
Ues diferencias en estas actividades. Así, el adquirir un modo alguna ayuda. ^(tX.,
de ser de tal o cual manera desde la juventud tiene no poca Primeramente, entonces, hemos de observar que está en (
38
25 importancia, sino muchísima, o mejor, total . o la naturaleza de tales cosas el destruirse por defecto o por A'. v _
ib exceso, como lo observamos en el caso de la robustez y la o
pl salud {debemos, en efecto, servirnos de ejemplos manifiestos t \ 0 ^
2.. La recta acción y la moderación
para aclarar los oscuros)40; así el exceso y la falta de ejerci- 15
Así pues, puesto que el presente estudio no es teórico como ció destruyen la robustez; igualmente, cuando comemos o
los otros (pues investigamos no para saber qué es la virtud, bebemos en exceso, o insuficientemente, dañamos la salud,
sino para ser buenos, ya que de otro modo ningún bene- mientras que si la cantidad es,proporcionada^ produce,
ficio sacaríamos de ella), debemos examinar lo relativo a aumenta y conserva. Así sucede también con la moderación,
30 las acciones, cómo hay que realizarlas, pues ellas son las virilidad y demás virtudes: pues el que huye de todo y tiene 20
principales causas de la formación de los diversos modos miedo y no resiste nada se vuelve cobarde; el que no teme
de ser, como hemos dicho. absolutamente a nada y se lanza a todos los peligros, teme-
' \ V
y
\0 C
Ahora bien, que hemos de actuar de acuerdo con la recta
razón es comúnmente aceptado y lo damos por supuesto
rario; asimismo, el que disfruta de todos los placeres y no
se abstiene de ninguno, se hace licencioso, y el que los evita
V todos como los rústicos, una persona insensible. Así pues,; 25 ,
(luego se hablará de ello, y de qué es la recta razón y cómo
ii04a se relaciona con las otras virtudes) 39 . Pero convengamos, la moderación y la virilidad se destruyen por el exceso y porlpá-TA
primero, en que todo lo que se diga de las acciones debe el defecto, pero se conservan portel término medio.'
decirse en esquema y no con precisión, pues ya dijimos al Pero no sólo su génesis, crecimiento y destrucción pro- \
principio que nuestra investigación ha de estar de acuerdo ceden de las mismas cosas y por las mismas, sino que ias^
3
ARISTÓTELES, como Platón, insiste varias veces en la importancia
40
de la educación para la adquisición de las buenas costumbres (cf. II 2, Éste es el llamado método dialéctico que va de lo más conocido í
34bi3; X i, 1171311-25). a lo menos conocido: en efecto, las cosas del cuerpo son más conocidas ^
39
Todo esto será objeto de una larga discusión en el libro VI. que las del alma. , ^^ ^^ V*

l;tf*£-\ÍÚ VA'4-eífr^i ^
ÉTICA NICOMÁQUEA LIBRO II

30 actividades dependerán también de io mismo; pues tal es por medio de contrarios42. Además, como ya dijimos antes, 20
el caso de las otras cosas más manifiestas, como el vigor: todo modo de ser del alma tiene una naturaleza que está
se origina por tomar mucho alimento y soportar muchas implicada y emparentada con aquellas cosas por las cuales
fatigas, y el que mejor puede hacer esto es el vigoroso. Así, se hace naturalmente peor o mejor; y los hombres se hacen
también, ocurre con las virtudes: pues apartándonos de los malos a causa de los placeres y dolores, por perseguirlos
no4b placeres nos hacemos moderados, y una vez que lo somos, o evitarlos, o los que no se debe, o cuando no se debe, o \
podemos mejor apartarnos de ellos; y lo mismo respecto como no se debe, o de cualquier otra manera que pueda ser
de la valentía: acostumbrados a despreciar los peligros y a determinada por la razón en esta materia. Es por esto por 25
resistirlos, nos hacemos valientes, y una vez que lo somos, lo que algunos definen también las virtudes como un estado
seremos más capaces de hacer frente al peligro. de impasibilidad y serenidad 43 ^ pero no la definen bien,
porque se habla de un modo absoluto, sin añadir «como es
debido», «como no es debido», «cuando» y todas las de-
3. La virtud referida a los placeres y dolores
más circunstancias. Queda, pues, establecido que tal virtud
Hay que considerar como una señal de los modos de ser el tiende a hacer lo que es mejor con respecto al placer y al
s placer o dolor que acompaña a las acciones: pues el hombre dolor, y el vicio hace lo contrario.
que se abstiene de los placeres corporales y se complace en Estas cuestiones se nos pueden aclarar por lo que sigue. 30
eso mismo es moderado; el que se contraría, intemperante; En efecto, siendo tres los objetos de preferencia y tres los
el que hace frente a los peligros y se complace o, al menos, de aversión —lo bello, lo conveniente y lo agradable, y sus
no se contrista, es valiente; el que se contrista, cobarde. contrarios, lo vergonzoso, lo perjudicial y lo penoso—, el
10 La virtud moral, en efecto, se relaciona con los placeres hombre bueno acierta en todas estas cosas, mientras el malo
y dolores, pues hacemos lo malo a causa del placer, y nos yerra, especialmente respecto del placer; pues éste es común 35
apartamos del bien a causa del dolor. Por ello, debemos también a los animales y acompaña a todos los objetos de
haber sido educados en cierto modo desde jóvenes, como elección, pues también lo bello y lo conveniente parecen
dice Platón 4 *, para podernos alegrar y dolemos como es agradables. Además, desde la infancia todos nos hemos liosa
debido, pues en esto radica la buena educación. nutrido de él, y por eso es difícil eliminar esta afección
Además, si las virtudes están relacionadas con las ac- arraigada en nuestra vida. También regulamos nuestras
15 ciones y pasiones, y el placer y el dolor acompañan a toda acciones, unas más y otras menos, por el placer y el dolor.
' pasión, entonces por esta razón también la virtud estará Por eso, es necesario que estas cosas sean el objeto de todo s
relacionada con los placeres y dolores. Y lo indican también nuestro estudio; pues el complacerse y contristarse bien o
los castigos que se imponen por medio de ellos: pues son 42
Principio basado en la alopatía, frente a la homeopatía o curación
una medicina, y las medicinas por su naturaleza actúan por medio de lo semejante (similia stmilibus curantur).
43
Referencia a Espeusipo y otros platónicos, aunque el ideal ético de
41 imperturbabilidad aparece primeramente en los estoicos.
Leyes II 6533.

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mal no es de pequeña importancia para las acciones. Pero, está en cierta disposición al hacerlas, es decir, en primer
además, como dice Heráclito44, es más difícil luchar con el lugar, si sabe lo que hace; luego, si las elige, y las elige por
placer que con la ira, y de lo que es más difícil uno puede ellas mismas; y, en tercer lugar, si las hace con firmeza e
siempre adquirir un arte y una virtud, pues incluso lo bueno inquebrantablemente. Estas condiciones no cuentan para la
10 es mejor en este caso. De tal manera que todo el estudio de posesión de las demás artes, excepto el conocimiento mis-
la virtud y de la política está en relación con el placer y el mo; en cambio, para la de las virtudes el conocimiento tiene
dolor, puesto que el que se sirve bien de ellos, será bueno, poco o nigún peso, mientras que las demás condiciones no
y el que se sirve mal, malo. Quede, pues, establecido que lo tienen pequeño sino total, ya que surgen, precisamente,
15 la virtud se refiere a placeres y dolores; que crece por las de realizar muchas veces actos justos y moderados. Así las
mismas acciones que la produce y es destrozada si no actúa acciones se llaman justas y moderadas cuando son tales que
de la misma manera, y que se ejercita en las mismas cosas un hombre justo y moderado podría realizarlas; y es justo
que le dieron origen. y moderado no el que las hace, sino el que las hace como
las hacen los justos y moderados. Se dice bien, pues, que
realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo
4- Naturaleza de las acciones de acuerdo con la virtud y moderado respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría 10
Uno podría preguntarse cómo decimos que los hombres han llegar a ser bueno. Pero la mayoría no ejerce estas cosas,
de hacerse justos practicando la justicia, y moderados, prac- sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y poder,
20 ticando la moderación, puesto que si practican la justicia y así, ser hombres virtuosos; se comportan como los enfermos
la moderación son ya justos y moderados, del mismo modo que escuchan con atención a los médicos, pero no hacen 15
que si practican la gramática y la música son gramáticos y nada de lo que les prescriben. Y, así como estos pacientes
músicos. Pero ni siquiera éste es el caso de las artes. Pues no sanarán del cuerpo con tal tratamiento, tampoco aqué-
es posible hacer algo gramatical, o por casualidad o por llos sanarán el alma con tal filosofía.
sugerencia de otro. Así pues, uno será gramático si hace
algo gramatical o gramaticalmente, es decir, de acuerdo 5. La virtud como modo de ser
25 con los conocimientos gramaticales que posee. Además,
no son semejantes el caso de las artes y el de las virtudes, Vamos ahora a investigar qué es la virtud. Puesto que son 20
pues las cosas producidas por las artes tienen su bien en sí tres las cosas que suceden en el alma, pasiones, facultades y
mismas; basta, en efecto, que, una vez realizadas, tengan modos de ser, la virtud ha de pertenecer a una de ellas. En-
ciertas condiciones; en cambio, las acciones, de acuerdo con tiendo por pasiones, apetencia, ira, miedo, coraje, envidia,
las virtudes, no están hechas justa o sobriamente si ellas alegría, amor, odio, deseo, celos, compasión y, en general,
30 mismas son de cierta manera, sino si también el que las hace todo lo que va acompañado de placer o dolor. Por faculta-
des, aquellas capacidades en virtud de las cuales se dice que 25
44
Heráclito de Éfeso, fr. 85 DIELS. estamos afectados por estas pasiones, por ejemplo, aquello

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por lo que somos capaces de airamos, entristecernos o com- cual es virtud y hace que realice bien su función; por ejem-
padecernos; y por modos de ser, aquello en virtud de lo cual plo, la virtud del ojo hace bueno el ojo y su función (pues
nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones; por vemos bien por la virtud del ojo); igualmente, la virtud del
ejemplo, en cuanto a encolerizarnos, nos comportamos mal, caballo hace bueno el caballo y útil para correr, para llevar 20
si nuestra actitud es desmesurada o débil, y bien, si obramos el jinete y para hacer frente a los enemigos. Si esto es así
moderadamente; y lo mismo con las demás. en todos los casos, la virtud del hombre será también el
30 Por tanto, ni las virtudes ni los vicios son pasiones, por- modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el
que no se nos llama buenos o malos por nuestras pasiones, cual realiza bien su función propia. Cómo esto es así, se ha
sino por nuestras virtudes y nuestros vicios; y se nos elogia dicho ya; pero se hará más evidente, si consideramos cuál 25
o censura no por nuestras pasiones (pues no se elogia al que es la naturaleza de la virtud. En todo lo continuo y divisible
tiene miedo ni al que se encoleriza, ni se censura al que se es posible tomar una cantidad mayor, o menor, o igual, y
encoleriza por nada, sino al que lo hace de cierta manera), esto, o bien con relación a la cosa misma, o a nosotros; y
5 sino por nuestras virtudes y vicios. Además, nos encoleri- lo igual es un término medio entre el exceso y eí defecto.
zamos o tememos sin elección deliberada, mientras que las Llamo término medio de una cosa al que dista lo mismo de
virtudes son una especie de elecciones o no se adquieren sin ambos extremos, y éste es uno y el mismo para todos; y en 30
elección. Finalmente, por lo que respecta a las pasiones se relación con nosotros, al que ni excede ni se queda corto,
dice que nos mueven, pero en cuanto a las virtudes y vicios y éste no es ni uno ni el mismo para todos. Por ejemplo, si
se dice no que nos mueven, sino que nos disponen de cierta diez es mucho y dos es poco, se toma el seis como término
• medio en cuanto a la cosa, pues excede y es excedido en 35
manera.
Por estas razones, tampoco son facultades; pues, ni se una cantidad igual, y en esto consiste el medio según la
nos llama buenos o malos por ser simplemente capaces de proporción aritmética. Pero el medio relativo a nosotros, no6b
sentir las pasiones, ni se nos elogia o censura. Además, es no ha de tomarse de la misma manera, pues si para uno es
por naturaleza como tenemos esta facultad, pero no somos mucho comer diez minas de alimentos, y poco comer dos,
10 buenos o malos por naturaleza (y hemos hablado antes de el entrenador no prescribirá seis minas, pues probablemente
esto). Así pues, si las virtudes no son ni pasiones ni facul- esa cantidad será mucho o poco para el que ha de tomarla;
tades, sólo resta que sean modos de ser. Hemos expuesto, para Milón45, poco; para el que se inicia en los ejercicios
pues, la naturaleza genérica de la virtud. corporales, mucho. Así pues, todo conocedor evita el exceso 5
y el defecto, y busca el término medio y lo prefiere; pero no
el término medio de la cosa, sino el relativo a nosotros.
6. Naturaleza del modo de ser
Mas no sólo hemos de decir que la virtud es un modo de 45
Milón de Crotona, atleta del siglo VI a. de C., vencedor varias ve-
15 ser, sino además de qué clase. Se ha de notar, pues, que toda
ces de ios Juegos Olímpicos y famoso por su fuerza extraordinaria.— La
virtud lleva a término la buena disposición de aquello de lo mina, como unidad de peso, equivalía a unos 436 grs.

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Entonces, si toda ciencia cumple bien su función, mi- minado, mientras el bien a lo determinado), pero acertar
rando al término medio y dirigiendo hacia éste sus obras sólo es posible de una (y, por eso, una cosa es fácil y la
10 (de ahí procede lo que suele decirse de las obras excelentes, otra difícil: fácil errar el blanco, difícil acertar); y, a causa
que no se les puede quitar ni añadir nada, porque tanto el de esto, también el exceso y el defecto pertenecen al vicio,
exceso como el defecto destruyen la perfección, mientras pero el término medio, a la virtud:
que el término medio la conserva, y los buenos artistas, •
como decíamos, trabajan con los ojos puestos en él); y si, Los hombres sólo son buenos de una manera, malos de muchas**. 35
15 por otra parte, la virtud, como la naturaleza, es más exacta
y mejor que todo arte, tendrá que tender al término medio. Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un
Estoy hablando de la virtud ética, pues ésta se refiere a las término medio relativo a nosotros, determinado por la ra-
pasiones y acciones, y en ellas hay exceso, defecto y térmi- zón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente.
no medio. Por ejemplo, cuando tenemos las pasiones de Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por de- 1107a
temor, osadía, apetencia, ira, compasión, y placer y dolor fecto, y también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar,
en general, caben el más y el menos, y ninguno de los dos en otro, lo necesario en las pasiones y acciones, mientras
está bien; pero si tenemos estas pasiones cuando es debido, que la virtud encuentra y elige el término medio. Por eso, de
y por aquellas cosas y hacia aquellas personas debidas, y acuerdo con su entidad y con la definición que establece su
por el motivo y de la manera que se debe, entonces hay un esencia, la virtud es un término medio, pero, con respecto
término medio y excelente; y en ello radica, precisamente, a lo mejor y al bien, es un extremo.
la virtud46. En las acciones hay también exceso y defecto y Sin embargo, no toda acción ni toda pasión admiten el
25 término medio. Ahora, la virtud tiene que ver con pasiones término medio, pues hay algunas cuyo solo nombre im-
y acciones, en las cuales el exceso y el defecto yerran y son plica la idea de perversidad, por ejemplo, la malignidad,
censurados, mientras que el término medio es elogiado y la desvergüenza, la envidia; y entre las acciones, el adulte- 10
acierta; y ambas cosas son propias de la virtud. La virtud, rio, el robo y el homicidio. Pues todas estas cosas y otras
entonces, es un término medio, o al menos tiende al medio. semejantes se llaman así por ser malas en sí mismas, no
30 Además, se puede errar de muchas maneras (pues el mal, por sus excesos ni por sus defectos. Por tanto, no es posible
como imaginaban los pitagóricos47, pertenece a lo indeter- nunca acertar con ellas, sino que siempre se yerra. Y en 15

46
Al unir íntimamente la virtud y el término medio, Aristóteles sigue definida y la materia indefinida, y los más antiguos filósofos atribuyen
una corriente profunda del pensamiento griego que tiende a evitar todo la bondad a lo que es definido y la maldad a lo indefinido. Además, el
exceso y a mantener siempre la medida. Con todo, más adelante nos dirá término medio es definido y único, pero las desviaciones de éí son muchas
que el justo medio es, en el orden moral, un extremo (II 6, 110738). e infinitas; así, alcanzar el término medio es difícil, pero errar es fácil»
47
«Para la mayoría de los pitagóricos, los últimos elementos de todas (H. G. APOSTLE, The Nicomachean Ethics. Translated with Commentaries
las cosas son lo Infinito y lo Finito, también llamados Par e Impar; y éstos and Glossary, Dordrecht, 1980, página ¿30}.
4
son análogos a la materia y la forma, respectivamente. Pero la forma es Verso de autor desconocido.

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relación con estas cosas, no hay problema de si está bien o que lo es por carencia de temor no tiene nombre (muchas
mal hacerlas, por ejemplo, cometer adulterio con la mujer virtudes y vicios no tienen nombre); pero el que se excede
debida y cuando y como es debido, sino que el realizarlas en audacia es temerario, y el que se excede en el miedo y le
es, en absoluto, erróneo. Igualmente lo es el creer que en la falta coraje, cobarde. En el dominio de los placeres y do- 5
injusticia, la cobardía y el desenfreno hay término medio, lores —no de todos, y en menor grado por lo que respecta
20 exceso y defecto; pues, entonces, habría un término medio a los dolores—, el término medio es.la moderación, y el
del exceso y del defecto, y un exceso del exceso y un defec- exceso, la intemperancia. Personas deficientes respecto de
to del defecto. Por el contrario, así como no hay exceso ni los placeres difícilmente existen; por eso, tales personas ni
defecto en la moderación ni en la virilidad, por ser el tér- siquiera tienen nombre, paro llamémoslas insensibles.
mino medio en cierto modo un extremo, así tampoco hay En relación con el dar y recibir dinero, el término medio
un término medio, ni un exceso ni un defecto en los vicios es la liberalidad, el exceso y el defecto son, respectivamen- 10
mencionados, sino que se yerra de cualquier modo que se te, la prodigalidad y la tacañería. En estos dos vicios, el
25 actúe; pues, en general, ni existe término medio del exceso exceso y el defecto se presentan de manera contraria: el
y del defecto, ni exceso y defecto del término medio. pródigo se excede en gastarlo, y se queda atrás en adqui-
rirlo; el tacaño se excede en la adquisición, y es parco en
el desprendimiento. De momento hablamos esquemática y 15
7. Ejemplos de virtudes como término medio entre un exceso sumariamente, lo cual basta para nuestro propósito; luego
y un defecto serán definidos con más precisión.
Pero nosotros debemos no sólo decirlo en general, sino tam- Respecto del dinero hay también otras disposiciones:
30 bien aplicarlo a los casos particulares. En efecto, cuando un término medio, la esplendidez (pues el hombre esplén-
se trata de acciones, los principios universales tienen una dido difiere del liberal: el primero maneja grandes sumas,
aplicación más amplia, pero los particulares son más ver- el segundo pequeñas); un exceso, la extravagancia y la vul-
daderos, porque las acciones se refieren a lo particular y es garidad, y un defecto, la mezquindad. Estas disposiciones 20
con esto con lo que hay que estar de acuerdo. difieren de las que se refieren a la liberalidad; de qué mane-
no7b Consideremos, pues, estos ejemplos particulares de nues- ra difieren, se dirá más adelante.
tra clasificación49: en relación con el miedo y con la auda- En relación con el honor y con el deshonor, el término
cia, el valor es el término medio; de los que se exceden, el medio es la magnanimidad; al exceso se le llama vanidad,
y al defecto pusilanimidad. Y, así como dijimos que la li-
49
También la Ética Endemia (izzob$8, i-iz) nos ofrece un cuadro beralidad guarda relación con la esplendidez, de la que se
esquemático de las virtudes y vicios, pero no coincide con esta enumera- distinguía por referirse a cantidades pequeñas, así también 25
ción. Aparte de que es posible que existiera una lista de virtudes y vicios se relaciona con la magnanimidad, ya que ésta se refiere a
en la escuela de Aristóteles, sin embargo el filósofo continuó modificando, grandes honores, mientras que aquélla se refiere a los pe-
a lo largo del tiempo, su clasificación original, y así no es de extrañar tal
queños; es posible, en efecto, desear honor como es debido,
discrepancia.

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más de los debido o menos, y el que se excede en sus deseos en cuanto a la pretensión, la exagerada, fanfarronería, y al 20
es llamado ambicioso, el que se queda corto, hombre sin que la tiene, fanfarrón; la que se subestima, disimulo, y
30 ambición, y el medio carece de nombre; sus disposiciones disimulador, al que la tiene. Respecto del que se complace
tampoco tienen nombre, excepto la del ambicioso, que se en divertir a los otros, el término medio es gracioso, y la
llama ambición. Es por eso por lo que los extremos preten- disposición, gracia; el exceso, bufonería, y el que la tiene, 25
n«8a den obtener el término intermedio, y nosotros, también, bufón; y el deficiente, rústico, y su disposición, rusticidad.
unas veces llamamos al intermedio ambicioso y, otras veces, En cuanto al agrado en las restantes cosas de la vida, el
hombres sin ambición, y unas veces elogiamos al ambicio- que es agradable como se debe es amable, y la disposición
so y, otras, al hombre sin ambición. La razón de por qué intermedia, amabilidad; el excesivo, si no tiene mira alguna,
hacemos esto se dirá más adelante; ahora hablemos de las obsequioso, si es por utilidad, adulador, y el deficiente y en 3o
restantes disposiciones de la manera ya propuesta. todo desagradable, quisquilloso y malhumorado.
Respecto de la ira existe también un exceso, un defecto También hay disposiciones intermedias en las pasiones y
y un término medio; estas disposiciones no tienen prácti- respecto de ellas. Así, la vergüenza no es una virtud, pero se
5 camente nombre; pero, ya que llamamos al término medio elogia también al vergonzoso; así, se dice que uno posee el
apacible, llamaremos a la disposición intermedia apacibi- justo medio en estas cosas; otro, que es exagerado, como el
lidad; de los extremos, el que peca por exceso sea llamado tímido que se avergüenza de todo; otro, que es deficiente o 35
iracundo, y su vicio iracundia; y el que peca por defecto, que no tiene absolutamente vergüenza de nada; y el término
incapaz de ira, y el defecto, incapacidad de ira. medio es vergonzoso.
10 Hay, además, otras tres disposiciones intermedias que La indignación es el término medio entre la envidia y la nosb
tienen alguna semejanza entre sí, pero son diferentes; to- malignidad, y éstos son sentimientos relativos al dolor o al
das se refieren a la comunicación por medio de palabras placer que sentimos por lo que sucede a nuestros prójimos;
y acciones, pero difieren en que una de ellas se refiere a la pues el que se indigna se aflige por los que prosperan inme-
verdad en su ámbito, y las otras dos a lo que es agradable, recidamente; el envidioso, yendo más allá que éste, se aflige
ya en el juego ya en todas las otras circunstancias de la vida. de la prosperidad de todos, y el malicioso, se queda tan 5
is Así debemos considerarlas también, a fin de comprender corto en afligirse, que hasta se alegra. Mas estas cosas serán
mejor que el término medio es laudable en todas las cosas, tratadas en su momento oportuno. Ahora hablaremos de la
mientras que los extremos no son ni rectos ni laudables, justicia, y como este concepto no es simple, distinguiremos
sino reprensibles. La mayoría de estas disposiciones tam- sus dos clases y diremos de cada una cómo es término me-
bién carecen de nombres, pero debemos intentar, como en dio, y lo mismo haremos con las virtudes racionales50.
los demás casos, introducir nombres nosotros mismos para 50
En esta relación entre la virtud y el vicio correspondiente, Aris-
mayor claridad y para que se nos siga fácilmente.
tóteles ha considerado solamente el aspecto cuantitativo de la actividad
Así pues, con respecto a la verdad, llamemos veraz al humana, el grado de intensidad del defecto o del exceso en relación con
que posee el medio, y veracidad a la disposición intermedia; el término medio.
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8. Oposición de virtudes y vicios la temeridad, que es el exceso, sino la cobardía, que es el


defecto; y a la moderación no se opone la insensibilidad,
Así pues, tres son las disposiciones, y de ellas, dos vicios que es la deficiencia, sino la intemperancia, que es el exceso.
—uno por exceso y otro por defecto— y una virtud, la del Esto sucede por dos causas: una procede de la cosa misma,
término medio; y todas se oponen entre sí de cierta manera; pues por estar más cerca y ser más semejante al medio uno s
15 pues las extremas son contrarias a la intermedia y entre sí, de los extremos, no es éste sino el otro contrario el que
y la intermedia es contraria a las extremas. Pues, así como preferimos oponer al medio; así, como la temeridad parece .{t-t
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lo igual es mayor en relación con lo menor y menor con ser mas semejante y mas próxima a la valentía, pero mas
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respecto a lo mayor, así, también, en las pasiones y en las distante de la cobardía, preferimos contraponerle ésta; pues io
acciones, los modos de ser intermedios son excesivos por lo más alejado del medio parece ser más contrario. Ésta
lo que respecta a los deficientes, y deficientes, en cuanto es, pues, la causa que procede de la cosa misma, y la otra
20 a los excesivos. Por esta razón, el valiente parece temerario, surge de nosotros mismos, pues aquello a que, en cierto
comparado con el cobarde, y cobarde, comparado con el modo, estamos más inclinados por naturaleza parece más
temerario; igualmente, el moderado parece intemperante, en contrario al medio; así somos atraídos naturalmente más
comparación con el insensible, e insensible, en comparación hacia los placeres, y por eso con más facilidad nos dejamos 15
con el intemperante; y el liberal parede pródigo, si se le com- llevar por el desenfreno que por la austeridad. Es por ello
para con el tacaño, y tacaño, si se le compara con el pródigo. por lo que llamamos más contrarias a las disposiciones a
25 De ahí que los extremos rechazan al medio, cada uno hacia las que cedemos más fácilmente, y por lo que el desenfreno,
el otro extremo, y el cobarde llama temerario al valiente, y el que es exceso, es más contrario a la moderación.
temerario cobarde, y análogamente en los demás casos.
Puesto que hay una disposición mutua entre estos tres
9. Reglas prácticas para alcanzar el término medio
modos de ser, la oposición entre los extremos es mayor que
respecto del medio, pues están más lejos entre sí que del Hemos tratado ya suficientemente que la virtud es un tér- 20
medio, por ejemplo, lo grande dista más de lo pequeño y lo mino medio, en qué sentido, y que es término medio entre
30 pequeño de lo grande, que ambos de lo igual. Además, en dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y que es tal
algunos casos uno de los extremos parece ser semejante al virtud por apuntar al término medio en las pasiones y en
medio, como la temeridad a la valentía, y la prodigalidad a las acciones.
la liberalidad, pero, en cambio, entre los extremos se da la Por todo ello, es tarea difícil ser bueno, pues en todas
máxima desemejanza; pero, como los contrarios se definen las cosas es trabajoso hallar el medio; por ejemplo: hallar 25
35 como las cosas que más distan entre sí, así los que más el centro del círculo no es factible para todos, sino para el
distan son más contrarios. que sabe; así también el irritarse, dar dinero y gastarlo está
En algunos casos, al medio se opone más el defecto, y al alcance de cualquiera y es fácil; pero darlo a quien debe
no9a en otros el exceso; por ejemplo, a la valentía no se opone darse y en la cantidad y en el momento oportuno y por la

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ETICA N1COMAQUEA LIBRO II

razón y en la manera debidas, ya no todo el mundo puede Esto, sin duda, es difícil, y especialmente en los casos
hacerlo y no es fácil; por eso, el bien es raro, laudable y particulares, pues no es fácil especificar cómo, con quiénes,
30,:hermoso. De acuerdo con esto, el que apunta al término por qué motivos y por cuánto tiempo debe uno irritarse;
^ ri'v medio debe, ante todo, apartarse de lo más opuesto, como pues nosotros mismos unas veces alabamos a los que se que- is
*'*** aconseja Calipso: dan cortos y decimos que son apacibles, y otras a los que se
irritan y les llamamos viriles. Sin embargo, no es censurado;
'
Manten alejada la nave de este oleaje y de esta espuma51, el que se desvía del bien un poco, tanto por exceso como
por defecto, pero sí lo es el que se desvía mucho, pues no
pues de los dos extremos, el uno es más erróneo y el otro pasa desapercibido. Ahora, no es fácil determinar mediante
menos. Y puesto que es difícil alcanzar exactamente el me- la razón los límites y en qué medida sea censurable, por-
dio, debemos tomar el mal menor en la segunda navega- que no lo es para ningún objeto sensible. Tales cosas son' 1-
35 cíón5Z, como se dice, y esto será posible, sobre todo, de la individuales y el criterio reside en la percepción. Así pues, 6
'
manera que decimos. está claro que el modo de ser intermedio es en todas las
niwb Debemos, por otra parte, tomar en consideración aque- cosas laudable, pero debemos inclinarnos unas veces hacia)
llas cosas hacia las que somos más inclinados (pues unos lo el exceso y otras hacia el defecto, ya que así alcanzaremos I
í/ie)(, sprnos por naturaleza hacia unas y otros hacia otras). Esto más fácilmente el término medio y el bien.
^ lo conocemos por el placer y el dolor que sentimos, y enton-
go ees debemos tirar de nosotros mismos en sentido contrario,
5 pues apartándonos lejos del error llegaremos al término,
medio, como hacen los que quieren enderezar las vigas tor-
cidas. En toda ocasión, hay que guardarse principalmente
de lo agradable y del placer, porque no lo juzgamos con
imparcialidad. Así, respecto del placer, debemos sentir lo
10 que sintieron los ancianos del pueblo a la vista de Helena 53 ,
y repetir sus palabras en todos los casos; pues si nos aleja-
mos de él erraremos menos. Para decirlo en una palabra, si
hacemos esto, podremos alcanzar mejor el término medio..
51
Odisea XII 108-9. E' consejo es de Circe, las palabras son de Uli-
ses, que se las repite al piloto.
Si
Es decir, cuando hay necesidad de los remos por ausencia del
viento.
53
litada III 155-160: los ancianos aconsejan a Helena que regrese a
su patria y no sea, así, motivo de más penalidades para los troyanos.

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