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INDICE
Introducción……………………………………………………………… 3
Marco Teórico……………………………………………………………
Hipótesis…………………………………………………………..……
Justificación……………………………………………………………
Objetivo……………………………………………………………..…
Metodología……………………………………………………………
Conclusiones……………………………………………………………
Bibliografía………………………………………………………………
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Introducción
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construcción, aunado a las agresivas campañas publicitarias de las compañías
cementeras a mediados del siglo pasado, su uso fue perdiéndose.
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Marco Teórico
La más antigua ciudad conocida, Çatalhöyük, en Anatolia, del VII milenio antes de
Cristo, tenía las casas construidas con adobes. En el Antiguo Egipto se empleó
frecuentemente el adobe, elaborado con limo del Nilo, en la construcción de
casas, tumbas (mastabas), fortalezas, e incluso palacios, aunque los egipcios
también fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos,
pirámides y otras edificaciones monumentales.
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Muro de adobe sobre basamento de piedra en una antigua casa de la provincia de
Burgos (España).
El término “adobe”, en castellano, aunque con la grafía “adoves”, aparece por vez
primera ya en 1139-1149, en el llamado “Fuero de Pozuelo de Campos” (hoy
Pozuelo de la Orden, en la Provincia de Valladolid).
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La reactivación de una arquitectura en adobe en gran medida se debe al ahorro de
energía que las edificaciones con este material suelen implicar, en efecto el adobe
resulta un excelente aislante térmico motivo por el cual se reducen las demandas
de energía para refrescar o caldear las viviendas. Por otra parte, uno de los
problemas típicos del adobe es su absorción de la humedad del suelo por
capilaridad, para esto una solución bastante frecuente es utilizar un cimiento
hidrófugo o impermeable de hasta aproximadamente un metro de altura sobre el
nivel del suelo, tal cimiento suele ser de piedras o, más modernamente, de
hormigón.
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Forma y tamaño dependiendo de su posición en la edificación las más grandes en
la parte baja y las pequeñas en los bordes pero siempre manteniendo la misma
posición: chan chan (Trujillo)
El Imperio Incaico
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arquitectos buscaron mejoras técnicas para garantizar la estabilidad de sus
construcciones, volviendo a utilizar las bóvedas góticas de crucería sin que dieran
buenos resultados, MTC (2000). Importante paso en el desarrollo de estructuras
antisísmicas fue la realización del primer nivel de los edificios en adobe; dejando
para los niveles superiores el uso de telares de caña y tierra (quincha). Como la
fuerza de actuación de un sismo es proporcional al peso de la estructura, la
utilización de un material más ligero y sobre todo flexible permitió edificar en altura
sin menoscabar la estabilidad de los muros de base.
Quedaba aún por solucionar el problema de la cubierta de los templos, ante las
nuevas necesidades espaciales que imponían la edificación de bóvedas. Sólo
después del experimento de Diego Maroto en la iglesia de Santo Domingo en
1666, al adaptar el sistema de la quincha al diseño de bóvedas y su posterior
mejora en el desarrollo de cúpulas para la reconstrucción de la iglesia de San
Francisco por Manuel de Escobar en 1675, se dio solución a este problema. Estas
bóvedas y cúpulas fueron realizadas con armaduras formadas por piezas curvas
de madera, que unidas a otras similares y desplazadas la mitad de su longitud
definían los arcos, otorgando menos empujes a los muros que las iniciales
bóvedas de piedra y ladrillo.
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b. Tierra utilizada para el adobe (mecánica de suelos)
Los suelos son por definición el material que se localiza en las capas superficiales
de la corteza terrestre en donde nacen, crecen y se reproducen animales y
vegetales, resultado de la desintegración de las rocas a través del tiempo,
afectado por los fenómenos naturales y la vida animada que se da en la superficie.
Gravas-, son el componente de los suelos más estables en presencia del agua,
pero carecen de cohesión secas, por lo que requieren de los limos y las arcillas
para formar una estructura estable en los suelos.
Arenas: son granos minerales, aunque estables no poseen cohesión por secas,
sin grandes desplazamientos entre las partículas que las componen, pero con una
fuerte fricción Interna.
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Limos: no tienen cohesión por ser secos y con una resistencia a la fricción menor
que las arenas, pero en presencia de agua su cohesión aumenta, además de
tener variaciones en volumen debido a que se contraen y se expanden.
Arcillas: son el componente que da cohesión a los suelos uniendo a los suelos
más gruesos, pero en las arcillas húmedas se presentan cambios muy severos en
la estructura del suelo, por su Inestabilidad a diferencia de las arenas.
Sus resistencias a la compresión son bajas (de 3 a 5 Kg. por cm2) cuando está
seco y pueden considerarse nulas a los esfuerzos de tracción. Por esas mismas
características su manipulación se vuelve más difícil, los adobes se quiebran al no
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haber sido “curados“ de manera que puedan resistir su manejo para colocación en
su lugar.
No conviene ser negativo por esas cualidades tan pobres; la arquitectura es el arte
de construir para que dure y el tratamiento a los materiales para resistir la
intemperie es la base de todo diseño arquitectónico; la baja resistencia a la
compresión se puede mejorar con facilidad lo mismo que la poca resistencia a la
humedad.
Los métodos ancestrales para seleccionar la tierra como materia prima, su adición
de arena, arcilla, o hierba son precisamente para mejorar sus cualidades de modo
que resista mejor la intemperie, aumente su resistencia y facilite el manejo de los
adobes; pero además los diseños de las viviendas con amplios aleros, o con
corredores exteriores, protegiendo las paredes; con fundaciones de piedra para
impedir que suba por capilaridad la humedad del suelo son otras maneras, ya
clásicas, de proteger y mejorar las construcciones de adobe. La resistencia a los
esfuerzos ha sido automáticamente mejorada con estos tratamientos, pero
seguiría siendo muy baja de no haber otro tratamiento adicional.
Dependen en gran parte del tipo de tierra y las proporciones que utilicemos en la
mezcla, pero aproximadamente son los siguientes:
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– Densidad: 1500-1700 kg/m3
– Resistencia a la compresión: 0,8-2 N/mm2 (a los 28 días de fabricación)
– Resistencia a la tracción/flexión: buena (si tienen paja o están estabilizados)
– Resistencia al agua/hielo: mala (conviene estabilizarlos o revestirlos de cal)
– Resistencia al fuego: excelente
– Coeficiente de conductividad térmica: 0,45-0,8 W/m.K (4 veces más aislante que
el ladrillo).
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debido a malas interpretaciones. Millones de personas hoy no tienen hogar, usar
la tierra como un material de construcción puede solucionar este problema a
medida que se revitalizan estas técnicas de construcción” (Alvarenga, 1990). A
pesar de todo esto debemos reconocer que en el Ecuador, debido a los
imaginarios propiciados por la migración, se ha dado un fenómeno en los que los
campesinos de los andes, que originalmente tenían unas casas de adobe,
humildes pero adecuadas desde el punto de vista del confort térmico, van
cambiando sus viviendas por viviendas realizadas mediante bloques de hormigón
y con cubierta de planchas de zinc, procurando con esto alcanzar los modelos de
“progreso” de la ciudad. Lo grave es que estas nuevas edificaciones no tienen el
confort de las antiguas lo que en muchos casos ha llevado al abandono de estas
edificaciones nuevas, que se convierten en algunos casos en cuyeros para sus
dueños.
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Planteamiento del Problema
Hipótesis
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tierra se ha ido destruyendo al ser abandonadas o sustituida por otros materiales
“duraderos”
Justificación
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futuras obras y abra pauta a la creatividad de los ingenieros constructores que se
especialicen en materiales de construcción.
Objetivo
Objetivos específicos
Metodología
3. Resistencia a compresión.
4. Resistencia a flexión.
Resultados esperados
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Los resultados deben alcanzar las recomendaciones mínimas de resistencia a
compresión aceptadas internacionalmente.
Conclusiones
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BIBLIOGRAFÍA
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