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OTRO CONFINAMIENTO, ¿ES POSIBLE?

Por Agustín Pérez Reynoso

De acuerdo a Salomón Chertorivsky, especialista que encabeza al Consejo Consultivo Ciudadano


Nacional de MC 'Pensando en México', debido a que en México nunca se han dejado de dar
contagios del COVID-19, pese a que, aquí como en otros países, se han dado reducciones en el
número de infectados, por falta de pruebas y medidas de seguimiento a los focos del
padecimiento, muy posiblemente, la enfermedad continuará con nosotros durante varios meses
más –tal vez años- y sus efectos no sólo afectarán al sistema sanitario, sino que profundizará la
depresión económica.

La pérdida de impuestos, de parte del gobierno, y de ingresos de las familias, hará cada vez más
difícil que la comunidad pueda absorber las pérdidas ocasionadas por el confinamiento social y
económico antes los periódicos brotes de esta plaga. Ciertamente, si el aislamiento social o
política de confinamiento se convirtió en el antídoto por excelencia para evitar el contagio y la
consiguiente propagación del coronavirus en todo el mundo, para México parece que esta
estrategia ha sido superada por la falta de medidas científicamente eficaces para cortar la
agresividad del virus.

La consigna “Quédate en Casa” ha sido causante, directa o indirectamente, de que al primer día de
septiembre, 79.6% de las personas que han fallecido en México víctimas del contagio con sars-Cov-
2 (51 924), no tuvieran atención médica. Tampoco tener camas libres ha sido una política exitosa
para salvar vidas, porque sin pruebas (serológica o PCR) la comorbilidad ha aumentado al tener
reunidas a personas, vulnerables o no, con un simple resfriado u otras enfermedades, junto a
aquellas que efectivamente están infectadas con este mal, pero ignoran que lo están contagiando.

El resultado de lo anterior es, de acuerdo a Francisco Moreno, médico internista e infectólogo del
Centro Médico ABC, que un tercio de los pacientes que sí llegan a tener atención médica en los
hospitales, mueran. Y bueno, la epidemia no parece acabar. No es tarde para que el gobierno
federal dé una respuesta nacional, coherente, temprana, coordinada y proporcional al desafío en
alianza con los gobiernos estatales: pruebas masivas para la localización y seguimiento de todos
los casos posibles y crear ejércitos de rastreadores para canalizar al sistema médico a quienes
dieron positivo.

Ejemplos: Canadá incluyó en su plan de 60 000 a 120 000 pruebas diarias para tener una
reapertura, similar a lo que hicieron China, Colombia y Corea del sur. Alemania aumentó la
capacidad de las salas de cuidado intensivo, medicina clínica y especialistas. Este país puede hacer
hasta un millón de pruebas diagnósticas por día (pronto cinco millones de pruebas serológicas al
mes). Se ofrecieron a los hospitales incentivos fiscales para habilitar camas y, Corea del sur,
incapacidad laboral pagada a infectados. La clave ya no es confinar, sino exagerar las medidas
preventivas, dice el Dr. Moreno

Aparte del cubrebocas, pensemos en las campañas de vacunación contra la influenza estacional
que complica la atención del COVID-19. En México, enfrentamos escasez de estas vacunas y usted
puede comprobarlo en cualquier hospital del sector salud de la localidad. Aún, tenemos un largo
camino por recorrer. agusperezr@hotmail.com

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