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1.1 Combustibles. 1.

2 Procesos de combustión teóricos y


reales

ENSAYO
NOE ABRAHAM CASTAÑEDA LORETO
ING.TREJO MIRAMENTES JUAN
ELECTROMECANICA 5;A
COMBUSTIBLES PREZI
La principal característica de un combustible es el calor desprendido por la
combustión completa una unidad de masa (kilogramo) de combustible,
llamado poder calorífico, se mide en julios por kilogramo, en el sistema
internacional (SI) (normalmente en kilojulios por kilogramo, ya que el julio es una
unidad muy pequeña). En el obsoleto sistema técnico de unidades, en calorías por
kilogramo y en el sistema anglosajón en BTU por libra.

En este tema hablaremos de la combustión y los procesos de combustión teóricos


y reales ya que estos tienen una función muy importante en nuestra sociedad. se
utiliza para el funcionamiento de máquinas industriales y en vehículos de carga
principalmente. Es así como en la actualidad, los combustibles tales como el
diésel y la gasolina, se han convertido en una necesidad, la cual es satisfecha por
las industrias dedicadas al refinamiento del petróleo.

Mientras la conservación de la energía ha jugado un papel importante en la mejora


de la eficiencia energética de la industria forestal del mundo industrializado, en los
países en desarrollo, en cambio, ha sido objeto de menor atención por parte de
dicha industria. En estos países, la conservación de la energía revestiría especial
importancia pues la mayoría de ellos emplea grandes cantidades de divisas
preciadas en importar combustible. Una mayor eficiencia energética también
reduciría sus costos de fabricación.

Hoy día se reconoce comúnmente el carácter limitado de los combustibles fósiles


tradicionales y el enorme efecto que los aumentos de precios de los mismos
tienen en las industrias y en las sociedades industrializadas, especialmente
después de la triplicación de precios impuestas por los productores de petróleo de
la OPEP en 1973. No sólo se vieron perjudicados los usuarios del petróleo, sino
que, además, el embargo tuvo repercusiones políticas y unos efectos
inflacionarios en las economías nacionales. De ahí que la conjunción de una
merma de recursos, la vulnerabilidad energética y el aumento de los costos hayan
obligado a varios países y autoridades del sector manufacturero a conceder mayor
prioridad a las políticas de la conservación y administración de la energía.

Aunque la reciente baja tan fuerte en los precios del petróleo crudo ha inducido a
la complacencia llevando a una cierta despreocupación en algunos sectores de la
industria que emplea energía, esta situación se considera en el mejor de los casos
como pasajera y debe contemplarse como un momento de respiro que permite
que las ganancias repentinas que derivan de la baja de los precios de la energía
se vuelvan a invertir en proyectos de ahorro energético en previsión de la subida
inevitable del precio de la energía y del déficit previsto a la larga en el suministro
de combustibles fósiles.

Los combustibles fósiles se formaron hace millones de años a partir de restos


orgánicos de plantas y animales muertos. Durante miles de años de evolución del
planeta, los restos de seres vivos que lo poblaron en sus distintas etapas se
fueron depositando en el fondo de mares, lagos y otras masas de agua. Allí se
cubrieron por sucesivas capas de sedimentos. Las reacciones químicas de
descomposición y la presión ejercida por el peso de esas capas durante millones
de años, transformaron esos restos orgánicos en lo que ahora conocemos como
combustibles fósiles. Son recursos no renovables, o mejor dicho, son renovables,
pero harían falta millones de años para su renovación, y en algún momento, se
acabarán. Por el contrario, otros combustibles, como la madera solamente
requieren años para su renovación.

Químicamente, los combustibles fósiles son mezclas de compuestos


orgánicos mineralizados que se extraen del subsuelo con el objeto de
producir energía por combustión. El origen de esos compuestos es materia
orgánica que, tras millones de años, se ha mineralizado. Se consideran
combustibles fósiles al carbón, procedente de la madera de bosques del
periodo carbonífero, el petróleo y el gas natural, procedentes de otros organismos.

Entre los combustibles fósiles más utilizados se encuentran los derivados del
petróleo: gasolinas, naftas, gasóleo, fuelóleo; los gases procedentes del
petróleo: butano, propano; el gas natural, y las diversas variedades
del carbón: turba, hullas, lignitos, etc.

Los combustibles, de este modo, generan energía mecánica o energía térmica.


La gasolina (también conocida como nafta), el gasóleo o gasoil, el gas natural,
la madera y el carbón son algunos de los combustibles más utilizados a nivel
mundial.
Todos los combustibles tienen un cierto poder calorífico: la cantidad
de energía (calor) que liberan por unidad de volumen o de masa cuando se
produce la reacción de oxidación. Dicha reacción se inicia en el momento en que
el combustible alcanza su temperatura de ignición.
Los combustibles fósiles provienen de biomasa cuyo origen se remonta varios
millones de años atrás. El petróleo, el carbón y el gas natural son ejemplos de este
tipo de combustibles, que no son renovables (una vez que se agotan,
desaparecen, ya que no se pueden generar al mismo ritmo de su consumo).
Es importante tener en cuenta que, al producirse su oxidación y liberar energía, los
combustibles dejan distintos residuos. Entre ellos aparece el dióxido de carbono,
una sustancia contaminante que contribuye al efecto invernadero.
La mayoría de los automóviles, por ejemplo, necesitan gasolina (nafta) para
funcionar. Este combustible consiste de una combinación de hidrocarburos que
proceden del petróleo. Cuando arde la gasolina que se encuentra en la cámara de
combustión del motor, la energía química del combustible se convierte en
la energía mecánica que permite el movimiento del vehículo.
Desde finales del año 2017, una joven empresa británica llamada Bio
Bean comenzó a convertir granes cantidades de desechos de café molido en
biocombustible capaz de abastecer los casi diez mil autobuses de la ciudad de
Londres. Cabe mencionar que la red londinense de autobuses se encuentra entre
las más concurridas del planeta, por lo cual el logro es aún más impresionante y,
por qué no, beneficioso para la economía en general.
Todos los años, se desechan en Reino Unido aproximadamente doscientas mil
toneladas de desechos de café molido, que tras su descomposición en
los vertederos generan una considerable emisión de gas metano que supera casi
treinta veces la nocividad del dióxido de carbono.
Arthur Day, fundador de Bio Bean, se apoyó en el alto contenido calórico del café
molido para llevar a cabo una investigación acerca de su potencial como
combustible, tanto para automóviles de uso particular como industrial. Luego de
haber recibido el permiso por parte de las autoridades, la empresa se embarcó en
la producción de seis mil litros de aceite de café.
Bio Bean contó desde el principio con el apoyo de muchas fábricas y tiendas de
café de todo Reino Unido, y esto inclinó la balanza a favor del proyecto de una
forma decisiva. El aceite de café debe mezclarse con ciertas grasas para dar con
un biocomponente del 20% al que luego hay que agregarle diésel mineral para
conseguir el biocombustible B20.

Sin duda este año 2020 a marcado un hito en la historia de la lucha contra
la contaminación ambiental, ya que gracias a este combustible revolucionario las
emisiones de dióxido de carbono comenzaron a reducirse a niveles importantes.
Dos de las compañías que colaboraron con Bio Bean son Argent Energy y Shell.

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