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POLICIA NACIONAL DE COLOMBIA

ESCUELA DE CARABINEROS RAFAEL NUÑEZ

PROGRAMA TECNICO PROFESIONAL EN SERVICIO DE POLICIA

CURSO 050

COMPAÑÍA ANTONIO AMADOR JOSE DE NARIÑO

TERCERA SECCION

MATERIA: DERECHO PENAL MILITAR Y PROCEDIMIENTO PENAL MILITAR

DOCENTE: IJ. FANIA ARTEAGA

ESTUDIANTE: RAUL DAVID MEJIA ALMANZA


CASO “EL GRAFITERO”

El joven, de 16 años, además de ser estudiante, era grafitero, y falleció como


consecuencia del disparo que le propinó el hoy destituido patrullero de la
Policía Wilmer Antonio Alarcón Vargas, la noche del 19 de agosto del 2011, en
el puente de la calle 116 con avenida Boyacá. Tras revisar sus mochilas, el
patrullero le dijo algo a Diego Felipe que hizo que saliera corriendo. Tras una
persecución, el uniformado desenfundó y accionó sin justificación alguna su
arma de dotación contra el menor de edad quien quedó tendido en el piso con
una herida mortal en la espalda.  Pese a que en el momento de los
hechos algunos uniformados quisieron manchar el nombre de Becerra Lizarazo,
haciéndolo pasar por un supuesto atracador, hoy las investigaciones
adelantadas por la justicia demuestran que el menor estaba pintando un
grafiti, y que fue atacado cuando estaba indefenso, al tratar de huir del lugar.
Ese día solo tenía sus latas de pintura.

Esto se constató con los exámenes realizados por el Instituto Nacional de


Medicina Legal, que determinó que el cuerpo de Diego Felipe no tenía
presencia de antimonio, plomo o bario. O sea, que no portaba ningún arma ni
de fuego ni blanca. El patrullero Wilmer Antonio Alarcón fue procesado por el
delito de homicidio agravado. Después de cinco años se logró una sentencia de
37 años y seis meses de prisión. Sin embargo, el día anterior a la lectura de
este fallo un juez de control de garantías ordenó la libertad del uniformado por
un vencimiento de términos en el proceso que se adelantaba por la
manipulación de la escena del crimen.

“Se logró una condena, pero dejaron libre al homicida”, aseguró Gustavo
Trejos, padre de Diego Felipe, al considerar que la impunidad se ha ensañado
con este caso puesto que siempre se buscó beneficiar al patrullero Alarcón.
Después de tres años el uniformado sigue siendo prófugo de la justicia y lo
peor es que parece que nadie lo está buscando. Gustavo Trejos, padrastro de
Diego Felipe, y que junto a la mamá del joven, Liliana Lizarazo, han
emprendido varias acciones para que se haga justicia, explicó que después de
cinco años de batallas jurídicas que comenzaron en 2013, solo se han logrado
cuatro condenas, incluyendo la del destituido patrullero Wilmer Antonio
Alarcón. Las tres restantes fueron contra los patrulleros –también destituidos
por la Procuraduría General– Freddy Navarrete (a 48 meses) y Nelsón
Rodríguez (a 60 meses). La última fue contra el subintendente Nelson
Giovanny Tovar, a quien se le acusó de poner el arma en el cuerpo del joven
grafitero.

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