Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
the latter. To end with, the unavoidable thread of the utility of these methods is approached,
and there is an open discussion on some trite and ambiguous justifications that, in the au-
thor’s opinion, are not helping to enhance the ‘social perception of the usefulness’ of our
academical subject.
Keywords — new technologies, contents, methodology, didactic update
traducción de una sola frase puede estar, como quien dice, «todo»
Platón, por ejemplo. Y esa sola frase puede, en sí misma, dar pie a una
clase entera y a una lección que se incruste de manera imperecedera
en la mente y la personalidad del alumno8.
8 La —a veces merecida— mala fama de los métodos tradicionales ha hecho que los nu-
merosos intentos por superar sus deficiencias hayan consistido no tanto en renovarlos
como en sustituirlos directamente por otro método, normalmente por alguna de las
variantes del llamado método «de inmersión». Pensamos que eso ha hecho que la
renovación a fondo de esos métodos como tales haya quedado, en general, sin hacer,
por lo que se echa en falta un verdadero replanteamiento de la metodología tradicional
que, sin olvidar la gramática y la traducción y todo lo bueno que ello conlleva, pueda
aprovechar realmente al máximo los avances en didáctica de segundas lenguas logrados
en los últimos decenios, presentando los contenidos en un nuevo orden —pensado
por frecuencia y productividad—, imbricando por completo la parte lingüística con
la cultural y, sobre todo, dando un nuevo enfoque prioritario al estudio del léxico que
logre dejar de lado la «dicciodependencia». Conseguir este término medio es lo que
humildemente hemos intentado con nuestros métodos tanto de latín como de griego,
los cuales, tras una primera edición parcial (ISBN: 9788466134965 y 9788466134972)
esperan su publicación completa en breve.
9 También en la ya mencionada Mesa Redonda.
10 Sobre la importancia del estudio del léxico en el aprendizaje de las lenguas clásicas
remitimos al exhaustivo y ya clásico estudio de Santiago Ángel (2010: 91–110), donde,
sobre el tema de hasta qué punto el grado de comprensión de los textos puede verse
influido por el grado de dominio del vocabulario, pueden encontrarse afirmaciones
como que: los estudios demuestran que el vocabulario es el primer factor que influye
en la comprensión de un texto, por delante del conocimiento del tema y de la sintaxis,
que figura en tercer lugar (Laufer); que sólo en un 5–10% de ocasiones la marca de caso
es necesaria para determinar la función sintáctica de una palabra (Pinkster); que con
un vocabulario de sólo unas 300 palabras seleccionadas por frecuencia se puede llegar
a una tasa de comprensión de más de un 50% de un texto (Guiraud), etc. Este estudio
muestra también cómo la falta de un vocabulario mínimo vacía de contenido los textos
y provoca una dependencia del diccionario absoluta y excesiva ya que, parafraseando
a Benoussan, el diccionario sólo es útil para estudiantes avanzados, que son capaces
de una visión panorámica (macronivel) del texto y, precisamente por eso, de escoger
el mejor sentido de las palabras en una frase concreta (micronivel), hasta el punto de
que «no es recomendable el uso del diccionario hasta que el alumno no posea un
vocabulario mínimo que le permita la comprensión del texto». Tras citar a García
Hernández («Hay que enseñar el léxico de una manera más organizada. El estudio del
léxico latino de una manera racional y con perspectiva histórica puede ejercer un gran
atractivo para el estudiante de latín, ya que puede encontrar una utilidad a su estudio
de forma inmediata») y a Coseriu («Los procedimientos de formación de palabras
mediante modificación, desarrollo y composición resultan muy educativos para el
alumno, que tiene que hacer un verdadero esfuerzo de deducción, y también eficaces,
ya que adquiere un volumen considerable de palabras con un reducido número de tér-
minos […] y pueden ampliar enormemente su horizonte léxico»), el propio Santiago
Ángel observa con acierto: «La frecuencia como herramienta estadística nos ayuda a
seleccionar determinadas palabras […]. Pero de nada sirve si no hay una concepción
del manual de enseñanza como un todo donde el léxico es una parte muy importante
de él, no un apéndice en forma de lista alfabética […] Es imprescindible el aprendizaje
de las relaciones que establecen entre sí los lexemas. Así pues, no se puede estudiar la
palabra homo independientemente de mulier y vir, ni ésta sin tratar uxor.»
17 Por otra parte este argumento es aplicable a cualquier lengua, pues en todas hay clási-
cos. Desde luego que siempre sería mejor leerlos en su lengua original; pero, entonces,
¿habría que esperar a aprender alemán, ruso o bengalí para leer a Kant, Dostoievski o
Tagore, máxime con las magníficas traducciones que existen hoy en día?
21 Cf. Fontán 2001: 7: «Las ciencias experimentales […] son, por así decir, los saberes del
‘texto’ o ciencias de la Naturaleza. Las humanidades, por el contrario, si se me permite
seguir utilizando este lenguaje, serían las disciplinas del ‘contexto’, o los saberes —no
me gusta decir ciencias— de la cultura. Las primeras enseñan a uno cuál es su medio
y lo sitúan en él y las segundas le explican qué hace uno ahí, y por qué y para qué está
donde está.»
22 En un bello artículo de hace ya más de veinte años el escritor Eduardo Jordá afirmaba
con cierta nostalgia: «Esos profesores de lenguas muertas […] nos enseñaron con sus
declinaciones la matemática más rigurosa que nos habían metido jamás en la cabeza.
También nos enseñaron su humor, su paciencia y su forma distanciada de juzgar todo lo
que ocurría. Todo lo sabían ya porque todo lo habían aprendido en la historia de Grecia
y de Roma, así que nada les parecía nuevo y a todo le veían su fin.» (Diario de Mallorca,
mundo tenga claro que, sin el estudio de las lenguas clásicas ningún
acercamiento provechoso y verdadero es posible a la historia, el arte,
la literatura, la música, el periodismo, la lingüística, la comunicación,
la psicología, la sociología, el derecho, la pedagogía… Creemos, en
definitiva, que habría que admitir que efectivamente el latín y el
griego no sirven para nada… y que, precisamente por ello, resulta
que sirven para todo.
Referencias bibliográficas