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Iura Monarchiae. Il pensiero politico di Dante


tra Antichità, Medioevo ed Età moderna
A cura di Michele Curnis

Revista de la Asociación Complutense


de Dantología

Año 2018
Este número de Tenzone ha sido subvencionado íntegramente por el Departa-
mento de Estudios Románicos, Franceses, Italianos y Traducción de la U.C.M.

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TENZONE
DEPÓSITO LEGAL: M- 39482-2000; ISSN: 1576-9216
2018, nº 19
Revista anual de la Asociación Complutense de Dantología
Departamento de Estudios Románicos, Franceses, Italianos y Traducción
Facultad de Filología. Ciudad Universitaria
28040 Madrid
Teléfono: +34 91 3945404; Fax: +34 91 3945402
SUMARIO

MICHELE CURNIS
Premessa ........................................................................................... 7
DIEGO QUAGLIONI
Il testo della ‘Monarchia’ secondo il Ms. Add. 6891 della British
Library ......................................................................................... 17
LUCA MARCOZZI
Politica e poesia nel VI canto del ‘Paradiso’ .................................... 33
VALERIO ROCCO LOZANO
La teoría de la justicia en la ‘Divina Comedia’, entre Imperio y
republicanismo’ ................................................................................ 55
CLAUDIA DI FONZO
Dante e il ‘dantismo giuridico’ del Trecento .................................... 79
MICHELE CURNIS
La ‘digressione politica’ di ‘Convivio’ IV IV e la ‘Politica’ di Ari-
stotele ........................................................................................... 109
ANA VARGAS MARTÍNEZ
Del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan ............ 145
CARLOTA CATTERMOLE ORDÓÑEZ
La ‘Divina Comedia’ “a contrapelo” en la obra de Peter Weiss:
‘DC-Projekt’ y ‘Estética de la resistencia’ .................................... 177

LECTURA CRÍTICA DE LIBROS


Dante Alighieri, Comedia, prólogo, comentarios y traducción de
José María Micó, Barcelona, Acantilado, 2018 (Juan Varela-
Portas de Orduña) ........................................................................ 213
Del pensamiento de Dante
en la obra de Christine de Pizan

ANA VARGAS MARTÍNEZ


Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja
Universidad Carlos III de Madrid
anvargas@hum.uc3m.es

RESUMEN:
En este artículo se efectúa un repaso de la presencia del pensamiento de Dante
en la obra de la escritora en lengua francesa Christine de Pizan. Serán las obras
de esta autora, sobre todo Le Chemin de Longue Étude, las que marquen una pri-
mera etapa de conocimiento del poeta florentino en los círculos intelectuales
franceses de finales de la Edad Media. Christine llama la atención sobre la obra
de Dante, en particular la Divina Commedia, a la que presenta como modelo de
autoridad literaria y moral frente al famoso y aplaudido Roman de la Rose de
Jean de Meun.
PALABRAS CLAVE: Christine de Pizan, Dante, Jean de Meun, Roman de la Rose,
Le Chemin de Longue Étude, Divina Commedia, literatura medieval francesa.

ABSTRACT:
In this article, we review the presence of Dante’s thought in the work of the
French-language writer Christine de Pizan. The works of this author, especially
Le Chemin de Longue Étude, mark a first stage of knowledge of the Florentine

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poet in the French intellectual circles of the late Middle Ages. Christine draws at-
tention to the work of Dante, particularly the Divine Comedy, which she presents
as a model of literary and moral authority against the famous and applauded
Roman de la Rose by Jean de Meun.
KEY WORDS: Christine de Pizan, Dante, Jean de Meun, Roman de la Rose, Le
Chemin de Longue Étude, Divine Comedy, Medieval French Literature.

Mais se mieulx vuelz oïr descripre paradis et enfer, […] lis


le livre que on appelle le Dant, ou tu pourras plus prouffi-
ter que en ton Roman de la Rose, et cent fois mieux com-
posé.
(Le débat sur le Roman de la Rose, Pizan 1977: 141)

A comienzos del siglo XV tiene lugar el debate en torno al Roman de


la Rose de Jean de Meun, considerado el primer debate literario aconte-
cido en Francia, que es conocido generalmente como la Querelle de la
Rose. El Roman de la Rose había sido escrito hacia 1225 por Guillaume
de Lorris, obteniendo un grandísimo éxito en casi toda Europa. Se trata
de un largo poema en la tradición del amor cortés del que Jean de Meun
escribió, unos cincuenta años después (entre 1275-1280), una segunda
parte completamente distinta. A diferencia del poema de Lorris, esta se-
gunda parte es fuertemente misógina y misógama, y expresa una férrea
animadversión hacia las mujeres y el matrimonio. Es un verdadero com-
pendio de la misoginia medieval. En este debate público que sobre los
méritos de Jean de Meun se estaba dando, y que duró aproximadamente
dos años (1401-1402), intervinieron figuras del primer humanismo fran-
cés, hombres laicos y religiosos, intelectuales y políticos de prestigio. Fue
iniciado por Jean de Montreuil, uno de los secretarios del rey y obispo de
Lille, y en él participaron otros intelectuales como Gontier Col, secreta-
rio del rey, y su hermano Pierre Col, Canónigo de Notre Dame y de Tour-
nai, todos ellos defensores de Jean de Meun, o como el filósofo Jean
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Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

Gerson, canciller de la Universidad de París y uno de los personajes lite-


rarios y políticos más importantes de la época, que criticó abiertamente el
Roman de la Rose.1 No obstante, el debate no hubiera ocupado el lugar
que tiene en la historia de la literatura y en la historia de las ideas de no
ser por la intervención de Christine de Pizan, la primera profesional de la
escritura conocida en Francia, que fue la verdadera impulsora del debate.
Su intervención supuso un giro transcendental en la polémica.
En un primer momento lo que se discutía eran los méritos literarios de
Jean de Meun, pero pronto la controversia se centró en torno al valor y la
dignidad de las mujeres.2 Christine, una mujer de lúcido talento intelec-
tual y político, tomó la palabra públicamente3 para denunciar las injurias
y desvalorización contra el sexo femenino presentes en el Roman de la
Rose, y oponerse a los partidarios y defensores de Jean de Meun, con el
apoyo del citado Jean Gerson,4 entre otros. Va a ser en torno a este debate,
de la mano de Christine de Pizan, cuando por primera vez se introduzca
a Dante Alighieri en el contexto de las letras francesas. Su obra, en con-
creto la Divina Commedia, y el propio autor, son utilizados por Pizan
como el referente de autoridad que opone frente a los partidarios de Jean
de Meun. En este sentido, Christine aconseja irónicamente a Pierre Col,
uno de los férreos defensores de los méritos de Jean de Meun, que pida a
alguien que le traduzca y explique la obra de Dante –escrita en lengua
florentina– pues le sería de más provecho que el Roman de la Rose.
Christine de Pizan se manifestó contraria a unos argumentos que deni-
graban a su propio sexo y le negaban todo valor. Sus opiniones recibie-
1.
Véase Pizan 2014: 297-324.
2
Entre la mucha bibliografía citable: Badel 1980; Willard 1984; Hicks 1995;
Solterer 1995; Brown-Gant 2000; Allen 2002.
3
Que una mujer tomara la palabra públicamente para defender a su sexo era un
hecho transcendental e insólito en la cultura en la que vivía Christine de Pizan,
una cultura patriarcal en la que los hombres eran los depositarios de la palabra y
prohibían que las mujeres hicieran uso público de ella.
4
Sobre la relación intelectual entre Jean Gerson y Christine de Pizan, véase Ri-
chards 2000.

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Tenzone 19 2018

ron duras críticas, sus adversarios manifestaron además el menosprecio


por la capacidad intelectual de su oponente, llegando incluso al insulto
personal y a poner en entredicho su reputación (Kelly 1984). Frente a la
agresiva dimensión que estaba alcanzando el debate, la autora decidió
reunir en un dossier, Epistres sur le Roman de la Rose, todas las cartas y
documentos que se habían producido en un primer intercambio de la dis-
cusión, preparó dos ejemplares del mismo y los envió, en 1402, a Isabeau
de Bavière, reina de Francia, y a Guillaume Tignonville, obispo de París,
junto con una carta en la que pedía su apoyo (Pizan 1977; Pizan 2014).
Con este gesto la escritora implicó a los poderes de la ciudad (civil y re-
ligioso), elevando el debate a una cuestión pública y poniendo de testigo
a la propia corte. Se trata, pues, de una iniciativa decisiva, de un gesto de
gran repercusión, por el que Christine puede ser considerada verdadera-
mente la impulsora de otorgar a la polémica una dimensión política y ex-
traliteraria, que es considerada el precedente de la Querella de las Mujeres
(la Querelle des Femmes).5 Sintiéndose plenamente autorizada como es-
critora, Christine de Pizan se defendió a sí misma y al conjunto de las
mujeres. A propósito de las acusaciones de Jean de Montreuil, por su osa-
día al criticar a Jean de Meun, al poner en cuestión la auctoritas, afirma:

Et ne me soit imputé a follie, arrogance ou presompcion d’oser,


moy femme, repprendre et redarguer aucteur tant subtil et son
euvre admenuisier de louenge, quant lui, seul homme, osa entre-
prendre a diffamer et blasmer sans excepcion tout un sexe (Pizan
1977: 22).

5
La Querella de las Mujeres es el nombre con el que se conoce el encendido de-
bate que comenzaría tiempo más tarde y que abarca varios siglos en Francia y
otros países del occidente europeo, como España e Italia. En él se cuestiona la
dignidad de las mujeres y su capacidad intelectual y política. Se trata de un de-
bate en gran parte erudito, que se expresa fundamentalmente con la palabra y
por la palabra, en el que participan mujeres y hombres de los círculos cultos y po-
líticos de la época. Se manifestó públicamente en tertulias y generó un ingente
número de escritos entre los siglos XV y XVIII (Vargas Martínez 2016: 19).

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Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

Frente a este “autor tan sutil”, nuestra autora apela a la autoridad lite-
raria y moral de Dante. Como así hace, en primer lugar, en una carta en-
viada al ya citado Pierre Col (datada el 2 de octubre de 1402), en la que
dice:
Mais se mieulx vuelz oïr descripre paradis et enfer, et de par plus
subtilz termes plus haultement parlé de theologie, plus prouf-
fitablement, plus poetiquement et de plus grantefficasse, lis le livre
que on appelle le Dant, ou le te fais exposer pour ce que il est en
langue florentine souverainnement dicté: la oyras autre propos
mieux fondé plus subtilment, ne te desplaise, et ou tu pourras plus
prouffiter que en ton Roman de la Rose, et cent fois mieux com-
posé; ne il n’y a comparasion, ne t’en courouces ja. (Pizan 1977:
141-142)

Christine acude a Dante como fuente de autoridad que utiliza como


parte de su respuesta a sus oponentes dentro de la polémica. Es, pues, en
el contexto de la Querelle de la Rose en el que por primera vez se va a dar
a conocer al poeta italiano en Francia, de la mano de su compatriota,
Christine de Pizan, «quella valentissima donna», como la llama Arturo
Farinelli (1905: 120) es a «cui appartiene il vanto d’aver rivelato Dante
alla Francia». Ella no solo cita a Dante, sino que es la primera persona que
se inspira en los escritos del poeta (en particular en la Divina Comme-
dia), y que presta una seria atención a su obra, lo que nadie hasta esos
momentos había hecho en el contexto de las letras francesas (Burgwinkle
2013: 21). Ninguno de sus contemporáneos estaba leyendo a Dante y
menos aún se estaban dejando influir por él (Richards 1985: 101).6 La in-
fluencia del poeta italiano en la obra de la escritora francesa y el interés
de Christine por Dante ha merecido la atención de la crítica y mucho se ha
escrito a propósito de ello (Farinelli 1905 y 1922; Merkel 1921; Jeanroy
1924; Petroni 1967; Batard 1975; Richards 1985; Hout 1985; De Rentiis
6
Poco antes de que Christine citara a Dante, al parecer lo hizo Philippe de Mé-
zières, contemporáneo y viejo amigo de la familia de Christine (Richards 1985:
101; Fenster 2016: 104).

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Tenzone 19 2018

1994; Brownlee 1995).7 Mi intención en este artículo es hacer un repaso


de la cuestión y ofrecer una panorámica general sobre ello.

1. CHRISTINE DE PIZÁN, «QUELLA VALENTISSIMA DONNA», INTRO-


DUCTORA DE DANTE EN LAS LETRAS FRANCESAS
Christine de Pizan, reconocida escritora del siglo XV en lengua fran-
cesa e introductora de Dante en Francia, es en realidad de origen italiano.
Su vida es bien conocida, y contamos con un importante número de es-
tudios sobre ella cuantitativa y cualitativamente significativos.8 Nace en
Venecia en 1365, un siglo después que Dante, y el mismo año en que es
coronado en París Carlos V de Valois, a cuya corte se traslada su familia
cuando tenía cuatro años. Su padre, Tommaso de Pizzano (Pizzano era por
aquel entonces un pequeño burgo cercano a Bolonia), estudió e impartió
docencia de medicina y astrología en la prestigiosa universidad de Bolo-
nia. Antes de fijar su residencia en Francia, vivió en la República vene-
ciana, donde ostentaba el cargo de consejero, y donde contrajo
matrimonio con la hija del anatomista Tommaso Mondino da Luzi, un
viejo camarada de estudios.9 En 1369, Tommaso de Pizzano se traslada a
París con toda su familia invitado por el rey Carlos V, momento en el que
afrancesa su apellido cambiando Pizzano por el de Pizan, y fue contratado
como médico y astrólogo, llegando a ser también consejero íntimo del
rey.10 Durante el reinado de Carlos V (1365-1380), conocido como el
7
Aquí cito los estudios generales relacionados directamente con el tema en cues-
tión, no aquellas publicaciones sobre Le Chemin de Longue Études que pueden
aludir al tema de forma tangencial.
8
Entre las monografías existentes sobre su vida y su obra, cito solo una de las clá-
sicas (Willard 1984) y una de las más recientes (Margolis 2011).
9
Al contrario de la figura paterna, cuya admiración se manifiesta en varios es-
critos de la autora, llama la atención la escasez de noticias sobre la madre de
Pizan, de la que no conocemos ni el nombre. Siempre es citada como “la hija”
de Tommaso Mondino de Luzi.
10
De ello nos habla Christine en la presentación que ofrece a Carlos VI de Epís-
tola de Othea: «Hija del que fue filósofo y doctor, y de Vuestro padre humilde

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Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

“Rey Sabio”, la familia de Tommaso de Pizan goza del favor y la gene-


rosidad real. Una situación que sin duda es favorable para la formación in-
telectual de Christine, que desde muy niña mostró tener una gran
inteligencia e interés por el estudio. Conocida en la corte como “la hija del
astrólogo”, fue educada en los estudios humanistas y recibió formación in-
telectual de su propio padre en lengua materna, el italiano, en francés, su
lengua de adopción, y en latín, que era la lengua culta del momento y en
la que se escribían los textos universitarios y eruditos. Es muy probable
que fuera su padre, que dispuso muy posiblemente de una copia de la
Commedia, el primero que le hablara de Dante (Batard 1975: 272), ya
que a finales del siglo XIV principios del XV no circulaban manuscritos
de la Commedia en París (Richards 1985: 101).11 Desde pequeña, Chris-
tine frecuentaba la corte francesa, de ambiente humanista, lo que le per-
mitió conocer de cerca la vida cortesana y, sobre todo, tener acceso a su
ingente y prestigiosa biblioteca,12 que su propio padre había ayudado a
engrandecer con un gran número de manuscritos de las más diversas ma-
terias (ciencia y filosofía, entre otras) que trajo desde Bolonia. A los
quince años, Christine se casó con el joven intelectual y secretario del
rey, Éstienne du Castel, un matrimonio feliz, según nos relata la propia au-
tora, en el que fue madre de dos hijos y una hija. Sin embargo, diez años
después de casarse, cuando tenía veinte y cinco años, su vida cambió ra-
dicalmente. En 1380 muere Carlos V, su protector; en 1386 muere su

servidor, cuando lo llamó para que viniera desde la opulenta Bolonia donde na-
ciera, Maese Tommaso da Pizzano, de sobrenombre ‘El bolonés’, que gozó de
gran fama por su destacada sabiduría» (Pizan 2005: 11).
11
Petroni (1967: 379-380) señala al respecto que cabe la posibilidad de que al-
guna princesa italiana casada con un príncipe francés, como es el caso de Va-
lentina Visconti, duquesa de Orleans (1364-1408) y contemporánea de Christine,
tuviera entre sus libros una copia de la Commedia. Dicha posibilidad ya fue con-
templada por Farinelli (1905) y, por otra parte, entre ambas mujeres existía una
relación. En los inicios de su carrera, Christine tiene contactos con la corte de
Luis de Orleans, hermano del rey Carlos VI, y con la duquesa de Orleans, mujer
inteligente y muy culta, de origen italiano como ella.
12
A la muerte de Carlos V, en 1380, su biblioteca llegó a albergar 917 volúme-
nes (Closson 1998: 66).

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Tenzone 19 2018

padre, completamente arruinado, y unos años después, en 1389, muere


su marido. Christine se encontró desamparada, en una situación econó-
mica precaria, y con la responsabilidad de cuidar de su familia: su an-
ciana madre, su hija y sus dos hijos, y una sobrina que había quedado a
su cargo.13 A partir de estos momentos se inició una etapa en la vida de
nuestra autora que duró aproximadamente una década, hasta 1400, llena
de dificultades de todo tipo, en la que tuvo que hacer frente a la adversi-
dad y la hostilidad social. Estos años resultaron cruciales para Christine,
puesto que en ellos se forjó su vocación de escritora y tomó conciencia de
la subordinación en que vivían las mujeres en su sociedad, especialmente
las viudas.
Con coraje, decisión e inteligencia, Christine supo enfrentarse a las ad-
versidades sociales en esta difícil etapa, y ante la necesidad económica en
la que se hallaba, buscó los recursos y maneras para mantenerse ella y a
su familia. Comenzó a escribir y trató de encontrar mecenas que apoya-
ran y financiaran sus obras, para lo que le resultó de gran valía su cono-
cimiento de la vida y de algunas personas de la corte. Obtuvo el favor de
Isabeau de Baviera, reina de Francia, casada con el rey Carlos VI, de la
que había sido camarera antes de convertirse en femme de lettres, y gozó
del apoyo de aristócratas y otros personajes importantes de la corte que
le encargaron y compraron sus libros (McGrady 1998). Es el caso de Le
Livre des Faits et Bonnes Mœurs du roi Charles V le Sage, que escribió
en 1404 por encargo del duque Felipe de Borgoña, lo que le otorgó una
gran notoriedad, ya que fue la única persona de letras del reino, escritora
o escritor, a quien se le encargó una tarea semioficial. Christine se con-
virtió así en la primera cronista de la corte (Albistur-Armogathe 1977:
55). Gracias a todo ello, consiguió vivir de sus escritos, convirtiéndose
también en la primera profesional de la escritura en Francia, como ya ha
sido apuntado, y en la primera editora. Además de escribir, Christine tra-
bajó como copista y participó en la producción de sus manuscritos.
13
Sus dos hermanos volvieron a Italia a las propiedades de su padre (Tiliette
1985).

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Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

Prolífica hasta su muerte, en 1430, a la edad de sesenta y cinco años,


Christine fue autora de un gran número de obras. En su producción lite-
raria cultivó tanto la lírica como la prosa, en distintos géneros literarios
como la alegoría, la epístola o la autobiografía. De los temas amorosos,
escritos en las baladas que componía en los inicios de su carrera, pasa
muy pronto a los temas sociales y políticos (que mayoritariamente es-
cribe en prosa). La educación de las mujeres y la situación política en
Francia está presente en casi toda su producción, y forma parte de su pro-
pia experiencia (recordemos que toda la vida de Christine transcurre den-
tro del contexto de la Guerra de los Cien Años, que tiene lugar desde 1337
a 1453). Sus vastos conocimientos le permitieron escribir sobre un amplio
número de cuestiones: moral, filosofía, derecho, política, estrategia mili-
tar, resolución pacífica de conflictos, y otros. Sus libros pronto se tradu-
jeron al portugués, al holandés y al inglés, reportándole fama y bienestar
económico, y convirtiéndola en una escritora célebre, cuya reputación de
erudita era conocida más allá de las fronteras de Francia. Una gran tenta-
ción para ella fue la invitación que recibió en 1402 de Gian Galeazzo Vis-
conti, primer duque de Milán, ofreciéndole un nuevo mecenazgo y
prometiéndole tener una espléndida posición en Milán (Merkel 1921: 256;
Tiliette 1985), o la invitación que le hizo Enrique IV de Inglaterra para en-
trar a su servicio (Pizan 1989: 10; Gauvard 1973: 419 n. 1), propuestas
que Christine no aceptó, por lo que nunca viajó a otra corte, ni volvió a
Italia. Nunca dejó Francia, pero recuerda con afecto su lugar de origen, su
«cité amée / ou mainte gallee est armee» (Pizan 2000: 6297-6298).
Es durante los primeros años de su carrera literaria, en particular en las
obras escritas en los primeros años del cuatrocientos, entre 1400-1407,
donde el pensamiento de Dante está más presente y visible en los textos
de Christine. De esa época data L’Epistre d’Othéa (1401),14 un modelo de
educación de adolescentes –lo que solía llamarse Espejo de Príncipes–,
14
Existe una traducción parcial en castellano, véase Pizan 2005: 95-175. En la
selección que aquí se presenta no se incluye la figura de Minos, que correspon-
dería al número cuatro de las figuras mitológicas glosadas según el orden de apa-
rición en la obra.

153
Tenzone 19 2018

escrita por encargo, en la que por primera vez hace una alusión a la Divina
Commedia, aunque no de forma explícita. En ella, Christine cita la figura
de Minos, y lo hace apoyándose en la expresión “como dicen los poetas”.
Describe dicha figura, a la que imagina como juez implacable del infra-
mundo, tal y como es presentada en el Inferno de Dante, aunque sin nom-
brarlo, y no como el Minos de la Odisea o de Virgilio (Batard 1975: 272).
Sí lo hará, en cambio, de forma explícita y significativa en el contexto del
debate sobre el Roman de la Rose15 como hemos tenido ocasión de ver,
parte del cual es recogido en sus Epistres sur le Roman de la Rose (1402),
con lo que finaliza el debate en cuestión. También en ese mismo año, y
muy poco tiempo después de concluir el debate, compone Le Chemin de
Longue Étude (acabado en 1403), la obra más importante en cuanto a la
presencia del pensamiento de Dante en la obra de Christine de Pizan, pues
se trata de un poema alegórico moral y político, considerado el primer
texto christiniano y el primer texto francés inspirado en la Divina Com-
media. Incluso hay un sector de la crítica que considera que se trata de
una reescritura (De Rentiis 1994: 34) o de una nueva versión de la obra
dantesca. Volveré a ello más adelante. Casi paralelamente a la composi-
ción de Le Chemin escribe La Mutacion de Fortune (1401, acabada en
1403), un voluminoso texto, en gran parte autobiográfico, que constituye
una historia universal enmarcada por una historia personal donde, según
Yvonne Batard (1975: 274), la idea primera nos remite a la descripción
dantesca del poder de la Fortuna, aunque en este caso Christine no com-
parta la visión de Dante. Christine no ve a Fortuna como la hija de Dios,
la criatura impasible y alegre, sino que su idea de Fortuna remite más a una
Circe con sus dos caras, engañosa y formidable.16 La Mutacion de Fortune
15
En relación con la utilización de Dante por primera vez directa y explícita-
mente por Christine en el debate sobre el Roman de la Rose, argumenta Richards
(1985: 104 n. 5): «that Christine’s predilection of Dante was directly proportio-
nal to her aversión to the Roman de la Rose».
16
Así la había descrito ya en la fábula 74 de Epístola de Othea (Pizan 2005:
162): «En Fortuna, la Gran Diosa, / no confiéis, ni siquiera en sus promesas, / por-
que repentinas son sus mudanzas, / y a quienes más alto elevó, vuelve a arrojar
al fango».

154
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

es todo un compendio de conocimientos enciclopédicos, de doctrinas te-


ológicas y filosóficas, a la vez que la autora evoca su dolorosa vida, la po-
breza en la que ha estado y la soledad. Para esta autora, la figura de la
diosa Fortuna –que como se sabe gozó de gran popularidad en toda la
Edad Media y el Renacimiento, véase por ejemplo Petrarca o Juan de
Mena–, no es solo un tópico literario, pues los reveses de la Fortuna fue-
ron parte de su propia experiencia. Pero, al igual que Dante, Christine se
levanta y endereza ante los golpes de infortunio. Sintiéndose muy afectada
por los sucesos que se producían en Francia, como así escribe en La Mu-
tacion de Fortune, piensa en Italia en los tiempos del poeta y político flo-
rentino y, dirigiéndose a los franceses, les recuerda las luchas insensatas
y fraticidas de güelfos y gibelinos, tal y como son descritas por «Dante de
Florence», dice Christine, en su bello libro y muy notable, palabras con las
que la autora se refiere a la Divina Commedia.
Dante de Florence, le vaillant
poete, qui tout son vaillant
perdi pour cel estrif grevable,
en son bel libre tres notable
en parlant moult en les blasmant
(vv. 4645-4649).17

A continuación Christine traslada las irónicas primeras líneas del canto


XXVI del Infierno:
Godi, Fiorenza, poi che se’ sì grande
che per mare e per terra batti l’ali
e per lo ’nferno tuo nome si spande!
(If. XXVI. 1-3)

Seguidamente Christine pasa a clarificar el contenido de estos versos


para la audiencia francesa, estas son sus palabras:
17
Recojo la cita de Richards (1985: 106); anteriormente en Farinelli (1905: 143)
y Friederich (1950: 59).

155
Tenzone 19 2018

Et Dante, en parlant a Flourence,


ou il avoit sa demourance,
en maniere de moquerie
lui dit que «s’ esjouisse et rie,
car sur terre et sur mer se batent
ses eles et meismes s’embatent
jusqu’en Enfer, en quel maison
a de ses citoiens foison»
(vv. 4663-4669, citados en Richards 1985: 106).

No será aquí la única ocasión en la que Christine recuerde y refiera las


luchas fraticidas de güelfos y gibelinos, así como habían sido descritas por
Dante, lo hará también después en Lamentation sur les maux de la gue-
rre civile (1410):
Ha! France! France, jadiz glorieux royaume! […] Car ne seras-tu
pas acomparée de cy en avant aus estrangers nacions, là où les frè-
res germains, cousins et parens par faulse envie et convoitise s’en-
tre-ocient comme chiens? Ne diront-ilz en reprouchant: Alez, alez,
vous François, qui vous vantiez du doulz sang de voz princes, no
tyrans, et nous escharnissiez de nos usaiges de guelfes et guibelins.
Or sont-ils nez en vostre terre. La semence y est germée, que jà
n’y fauldra; les país y sont venuz. Or abaissiez voz cornes, car
vostre gloire est deffaillie (Thomassy 1838: 145).

A la primera etapa corresponde igualmente L’Avision-Christine, una


autobiografía alegórica, escrita en 1405, en la que una vez más Christine
refiere sus inquietudes ante los acontecimientos políticos de Francia, y,
como observa Richards (1985: 107), supone otro ejemplo más de la sen-
sibilidad de Christine hacia Dante. En un momento de la obra, en la que
se habla sobre las virtudes y los vicios y en la que mantiene una discusión
de la figura alegórica que representa el fraude, la autora menciona a Ge-
rión. En la descripción que hace de esta figura demoniaca alude de nuevo
a la que Dante hace en el Infierno (Batard 1975: 274-275; Hout 1985:
368-369; Richards 1985: 107). De forma deliberada e irónica, Dante uti-
liza el encuentro con la verdadera encarnación del fraude como la ocasión
156
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

para invocar y afirmar la veracidad de todo su poema. Se trata de un re-


curso que Dante diseña para desterrar la esperada incredulidad de sus lec-
tores (Richards 1985: 107):
Sempre a quel ver c’ha faccia di menzogna
de’ l’uom chiuder le labbra fin ch’el pote,
però che sanza colpa fa vergogna;
ma qui tacer nol posso; e per le note
di questa comedía, lettor, ti giuro,
s’elle non sien di lunga grazia vote,
ch’i’ vidi per quell’aere grosso e scuro
venir notando una figura in suso,
maravigliosa ad ogni cor sicuro
(If. XVI 124-132).

Observa Richards (1985: 107), de quien tomo los siguientes comenta-


rios sobre esta cuestión, que Christine utiliza este pasaje de tal manera
que indicaría que ella entendió la pequeña broma de Dante en un nivel
mucho más obvio. Es un buen ejemplo de intertextualidad avant la lettre.
Christine, muy enojada, pregunta a la alegoría del fraude en su poema
(L’Avision) si Dante no la había visto ya, aunque de forma ligeramente di-
ferente, «ne te vid pas en fourne dorrible serpent / a longue queue iadis
les tres sage / poete Dante de Florence sus le palus / denfer quant la le con-
voya Virgile / si comme en son livre le recite?». La cita que Christine
hace de la reunión de Dante con Gerión, formulando ingeniosamente una
pregunta, afirma Richards, muestra que ella incorpora el juego alegórico
de Dante en su propia narrativa. Dirigiéndose a la figura del fraude en pri-
mera persona, y por tanto girando la broma de Dante contra sí misma,
«Christine does Dante one better».
Del mismo año que La Vision de Christine, 1405, es La Cité des
Dames,18 que cito no tanto por su relación con los escritos de Dante (en
este caso la relación es sobre todo con el también italiano Boccaccio),
sino porque –escrita simbólicamente en forma de ciudad, una ciudad para
18
Existe traducción en castellano: Pizán 1995.

157
Tenzone 19 2018

ser habitada exclusivamente por mujeres– es la obra más conocida y re-


conocida de Christine de Pizan en la actualidad, su más brillante elabo-
ración teórica y política en defensa de las mujeres. Es, además, una de
las obras más emblemáticas del pensamiento femenino y del pensamiento
occidental en los inicios de la modernidad (Vargas Martínez 2010). El
texto da comienzo presentando a la autora en su estudio, rodeada de li-
bros, en un estado de desazón y abatimiento. Desazón que, ella misma
relata, siente ante la misoginia y los prejuicios de tantos hombres hacia las
mujeres. Estando «profundamente inmersa en estos tristes pensamientos»
(Pizan 1995: 7) se le aparecen tres Damas: Razón, Derechura y Justicia,
que le dan consuelo y le ayudan a salir de su confusión y dudas. Algunos
críticos, apunta Slerca (1995: 221-222), han señalado una aproximación
entre estas tres damas y cierto pasaje del Infierno (II 124 y ss.) de Dante,
en el que el poeta evoca a tres mujeres que le han rescatado: la Virgen
María, Beatriz y Lucía. Podría añadirse también, señala Slerca (ibídem),
una de las canciones del exilio (la número 104) de las Rime de Dante,
donde el primer verso dice: «Tre donne ’ntorno al cor mi son venute»,
las tres mujeres en cuestión son Drittura, Larghezza y Temperanza, la
coincidencia con la alegoría de Chrisitine, afirma Slerca, es llamativa.
El año de 1405 fue muy prolífico en la creación de nuestra autora y
poco tiempo después de acabar La Cité des Dames, compone Le Livre
des Trois Vertus o Le Tresor de la Cité des Dames, un tratado sobre la
educación de las mujeres, cuestión que consideraba de suma importancia
y que siempre tuvo presente en sus escritos; también compone Epistre a
Isabelle de Bavière, reine de France (escrita el 5 de octubre de 1405), en
la que Christine exhorta a la reina para que intervenga entre los príncipes
con el fin de mantener la paz en Francia al borde de la guerra civil,19 pues
la tensión entre el duque de Berry y el duque de Orleans iba en aumento.
Un año después, en el momento en que comienza la guerra civil entre ar-
19
Christine defiende el derecho y la autoridad de la reina Isabeau de Baviera a
intervenir en la política como regente de su hijo Luis, delfín de Francia y duque
de Guyena. Frente a la imagen que se le atribuye a la reina de corrupta y licen-
ciosa, Christine hace una defensa y valoración de su figura (Green 2006).

158
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

magnacs y borgoñones, escribe Le Livre du Corps de Policie (1406-1407),


un texto en el que –sugiere Burgwinkle (2013: 27)–, siguiendo Le Che-
min de Longue Étude, la autora refleja su movimiento hacia la teoría po-
lítica, y en el que podría verse cierto paralelismo con la Monarquía de
Dante, pero no ahonda más en ello.
Además de las obras citadas, Christine de Pizan compuso un tratado
sobre estrategia militar, Le livre des fais d’armes et de chevalerie (1410),
y un tratado sobre la Paz, Le Livre de la Paix (1412), una cuestión por la
que siempre estuvo preocupada y frente a la que no dejó de alzar su voz
a lo largo de toda su vida (Raymond 1838 150-170), en lo que también
coincidiría con el pensamiento y la sensibilidad de Dante. Escribió asi-
mismo varios textos para ofrecer consuelo a quienes muy directamente
padecen los desastres de la guerra, como hizo en Epistre de la prison de
vie humaine (1415), destinada a reconfortar a las mujeres que habían per-
dido a su padre, marido o hijos en la que fue una de las batallas más cruen-
tas de la Guerra de los Cien Años, la batalla de Azincourt.20 Su última
obra fue Le Ditié de Jehanne d’Arc un elogio de este relevante personaje
histórico escrito en 1429. Christine de Pizan muere un año más tarde, en
1430, a la edad de 65 años, en la abadía dominicana San Luis de Poissy,
a la que se había retirado en 1418, alejada de todo, huyendo de conspira-
ciones, enfrentamientos y demás cuestiones que se daban en la corte, para
vivir con su hija María, que era monja.
Como hemos visto, aunque sin ahondar en ello, la inspiración o in-
fluencia dantesca se manifiesta sobre todo en los escritos de Christine que
corresponden a la primera etapa de su carrera, y, dentro de este conjunto,
es Le Chemin de Longue Étude el más relevante. Veamos a continuación
algunas consideraciones generales de la relación entre Le Chemin y la
obra de Dante.

20
Esta batalla, que duró tres horas en las que murieron de 7.000 a 10.000 perso-
nas, supuso un gran desastre para la caballería francesa y llevó al rey inglés En-
rique V a la victoria.

159
Tenzone 19 2018

2. LE CHEMIN DE LONGUE ÉTUDE Y LA DIVINA COMMEDIA

Le Chemin de Longue Étude es uno de los primeros textos de Christine


en el que se lamenta de los males que asolan Francia a la vez que em-
prende el relato de su camino intelectual. Un camino de largo estudio que
su padre comenzó a trazar y al que la autora va a dedicarse con pasión a
lo largo de toda su vida: «C’est toute mon affeccion / en ce monde, car a
devis / n’est plus deduit, ce m’est avis» (vv. 1168-1170),21 reconoce
Christine. Escrito en honor de Carlos VI (hijo y sucesor del que había
sido protector suyo y de su padre, Carlos V) la obra fue presentada al
duque de Berry en 1403.
Le Chemin se presenta como un sueño alegórico encuadrado y con-
textualizado por una narración autobiográfica. La autora cuenta en pri-
mera persona este sueño, lo que le permite hacer referencia a muchos
datos personales. Compuesto por 6392 versos, la obra comienza con la
Dedicatoria, en la que Christine hace un elogio del rey Carlos VI y del
duque a quien dedica su obra, y donde hace, además, referencia a «ce
grand débat, disputé par plusieurs» (Pizan 2000: 89), esto es, el debate
del Roman de la Rose, que justo acababa de finalizar. A continuación
sigue el Prólogo, en el que la autora nos habla de sus infortunios, de
cómo logra encontrar consuelo, y en el que piensa y medita acerca de
los múltiples conflictos del mundo. En ello está cuando se queda dor-
mida y tiene una visión en la que recibe la visita de la Sibila de Cumas,
que la llevará a realizar un viaje con el que da comienzo el poema. Pizan
emprende así un viaje iniciático a modo de Dante en la Divina Comme-
dia.22 Veámoslo un poco más detenidamente.
21
Cito de la edición Pizan 2000.
22
Sobre la imagen del discípulo siguiendo/imitando al maestro/modelo, la cru-
cial importancia de ambos en la Divina Commedia y en El Chemin de longue
Étude, y lo que estos conceptos significan entre los siglos XIII y XV, véase De
Rentiis 1994.

160
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

La obra empieza presentándonos a la autora, una mujer viuda y solita-


ria, en su cuarto de estudio,23 donde comienza a narrar la forma en que le
ha golpeado la Fortuna. Llora a su marido muerto hace trece años (vv. 185-
188) y describe el gran amor que sentía por él y lo dolorosa que resultó su
pérdida (vv. 61 y ss.). Datos que coinciden con la vida real de la escritora.
Frente a la desolación que siente, busca entre sus libros alguno que pueda
servirle de consuelo. Va a hallar el que será para ella un libro eficaz, un se-
dante para los reversos de la fortuna, la Consolación de la filosofía de Bo-
ecio, que le ayudará a superar la ira y el dolor que le afligen:
En musant sus quelque livre
ou pour passer temps au mains.
Et lors me vint entre mains
un livre que moult amay,
car il m’osta hors d’esmay
et de desolación:
ce ert De Consolacion
Böece, le prouffitable
livre qui tan est notable
(vv. 200-208).

La Consolación de la Filosofía de Boecio es el primer referente litera-


rio al que alude explícitamente Christine en Le Chemin. El segundo, y
más importante, es la Divina Commedia de Dante, como veremos más
adelante. En la referencia a Boecio, es posible que Christine hubiera te-
nido presente también el Convivio de Dante (Slerca 1998: 139), en con-
23
Hallarse en su estudio trabajando, leyendo, escribiendo o pensando, esto es, de-
dicada al trabajo intelectual –como diríamos hoy–, es una forma de presentarse
que la autora utiliza en varias de sus obras. En Le chemin: «Un jour de joye re-
mise / je m’estoie a par moy mise / en une estude petite, / ou souvent je me de-
lite / a regarder escriptures / de diverses aventures» (vv. 171-176). Poco después,
en La Ciudad de las Damas (Pizán 1995: 5): «Sentada un día en mi cuarto de es-
tudio, rodeada toda mi persona de los libros más dispares, ya que el estudios de
las artes liberales es un hábito que rige mi vida».

161
Tenzone 19 2018

creto dos pasajes del capítulo XII (2-3) del segundo tratado de esta obra,
donde el poeta florentino afirma que un día, pasado un tiempo de la
muerte de Beatriz, por apaciguar su dolor, comenzó a leer el De conso-
latione de Boecio, así como el De amicitia de Cicerón, donde puede verse
un paralelismo con lo que escribe Christine en Le Chemin en los versos
antes citados y en los siguientes:
[De Consolacion]
Lors y commençay a lire,
et en lisant passay l’ire
et l’anuyeuse pesance
dont j’estoie en mesaisance-
car bon exemple ayde moult
a confort, et anuy toult
(vv. 209-214).

A la manera de Boecio, Christine debe encontrar un bien que la Fortuna


no pueda arrebatarle, que sea más duradero y no dependiente de los hechos
que le rodean, y este va a ser la virtud. Christine decide abandonar las cosas
personales para consagrarse a una vida de estudio y de meditación, pero
eso no supone retirarse de la realidad y el mundo en el que vive, sino todo
lo contrario (Tarnowski en Pizan 2000: 30-31). Al igual que Dante, Chris-
tine siempre se preocupó de los asuntos sociales y políticos de su tiempo.
En ese sentido, la autora reflexiona en el texto sobre los múltiples conflic-
tos que hay en el mundo, corrupción,24 ambición, ausencia de paz:
Comment si corrompt est le monde
qu’a peine y a personne monde.
Si pensoie aux ambicions,
aux guerres, aux afflictions,
aux trahisons, aux agais faulx
qui y sont, et aux grans deffaulx
24
La preocupación de Pizan por la corrupción se manifiesta en otros de sus tex-
tos y directamente en la Epístola, que escribió, en 1403, al poeta Eustache Des-
champs, en la que manifestaba su pesar por la corrupción reinante en Francia.

162
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

que l’en fait, don’t c’est grant meschefs


qu’on doubte si pou les pechez,
moy merveillant don’t peut venir
c’on ne se peut en paix tenir
dessoubs le ciel tout maine guerre
(vv. 321-331).

Incluso piensa en la Iglesia de Dios que, dice la autora, está más deso-
lada que nunca, «L’Eglise de Dieu desolee / est plus qu’onques mais
adoulees; / or en sont ferus les pastours / et les brevis vont par destours»
(vv. 371-374). El mundo que describe Christine en la obra (un reino am-
bicioso, guerras, aflicciones, traiciones, corrupción) contiene alusiones
directas y explícitas al contexto político, social y religioso en el que vive.
Contexto, recordémoslo una vez más, en el que están teniendo lugar los
enfrentamientos recurrentes entre ingleses y franceses (la Guerra de los
Cien Años), la guerra civil provocada por las disputas entre el duque de
Borgoña y el duque de Orleans, y dentro de la Iglesia se está produciendo
el Cisma de Occidente (1378-1417). Meditando sobre todo ello, y des-
pués de un largo día de estudio, como es lógico el cansancio le vence y
se queda dormida. Es en este momento cuando tiene la visión, la visita de
la Sibila de Cumas, que la proclama su “hija espiritual” y, entendiendo su
amor por la sabiduría, decide conducirla a otro mundo más agradable.
Guiada por ella, Christine emprende un largo viaje, un viaje en el que ad-
quiere conocimientos enciclopédicos y saberes verdaderamente extraor-
dinarios. Un camino que tiene grandes virtudes y que la Sibila define
como de «Lonc Estude» (v. 1103). Este es tal vez el aspecto más rele-
vante de la relación entre Le Chemin y la Commedia. Según considera
De Rentiis (1994: 39), Christine se apropia de la relación entre Dante y
Virgilio, la reelabora y la transforma. Mientras Dante emprende el viaje
guiado por Virgilio, nuestra autora lo hará con la Sibila, que remplaza el
papel tutelar de Virgilio guiando el poeta. El hecho de que Christine elija
como guía una figura femenina no es un hecho banal, y que esta figura sea
una sibila, la Sibila de Cumas, menos aún. Christine busca una guía es-
piritual, una autoridad femenina que respalde su búsqueda de la sabidu-
163
Tenzone 19 2018

ría y la legitime como auteur (De Rentiis 1994: 40-42; Brownlee 1995;
Pomel 2004). En la época de Christine, la sibila representa a una mujer
sabia, es una figura que siempre está ligada al saber y a los libros, un
saber que no le viene a través de intermediarios, sino que es el saber pro-
fético, que emana directamente de Dios. La Sibila de Cumas es la que
anunció la venida de Cristo. En los términos en que se presenta la Sibila
en la obra, da a conocer rápidamente su origen virginiano:
Ancor que mieulx croyes me dis,
celle suis, qui mena jadis
Eneas, l’exillé Troyen;
sans autre conduit ne moyen
par mi enfer le convoyay,
puis en Ytalie l’avoyay.
Et suis celle qui lui monstra
les merveilles, et demonstra
ce qui lui ert a avenir
(vv. 595-603).

Reconociendo a la Sibila como su guía y maestra, a la que va a seguir


en este largo camino, le dice: «Si suis vostre humble chamberiere. / Alez
devant! G’iray derriere» (vv. 697-698). Unos versos que, como ha sido se-
ñalado por Farinelli (1905: 127), Merkel (1921: 199), Brownlee (1995:
120) y otros, evocan el último verso del primer canto del Inferno. En él
se describe el principio del viaje del protagonista, Dante, y su guía, Vir-
gilio, «Allor si mosse, e io li tenni retro» (If. I 136).25 Pero hay un aspecto
en el que difieren los caminos que ambos emprenden: mientras que Vir-
gilio conduce a Dante por el camino del infierno, la Sibila escoge condu-
cir a su “alumna” por las maravillas de la tierra.
25
Para Slerca (1998: 140-141) estos versos de Christine están tomados íntegra-
mente de los que una dama dice al rey de Navarra en el poema de Guillaume de
Machaut, Jugement du roi de Navarra (v. 1479): «Alez devant –j’iray aprés»,
obra que Slerca considera ha influido en Le Chemin, y también en otros escritos
de Christine de Pizan, pero esta es poco conocida.

164
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

El viaje que emprende Christine guiada por la Sibila tiene dos partes
bien diferenciadas, pero ligadas entre sí (Brownlee 1995: 114-115). En la
primera (vv. 714-2554) hay desplazamiento físico, se hace un viaje alre-
dedor del mundo, como veremos seguidamente. En la segunda, no hay
desplazamiento, sino que se trata alegóricamente de un debate moral y
político.
Un segundo aspecto del paralelismo de Le Chemin con la obra de Dante
se localiza al inicio de la primera parte del viaje. Christine, como su pre-
decesor, es conducida por la Sibila al monte Parnaso y a ver la “Fuente
de la Sabiduría”. Retomando aquí el mito de las nueve musas (vv. 977 y
ss.), dice la autora: «Celles gouvernent la fontaine / qui tan test belle, clere
et saine; / si tiennent la l’escole sainte / qui de grant scïence est ençainte»
(vv. 993-996). Los grandes filósofos han bebido de sus aguas, le dice la
Sibila, y a continuación Christine enumera un gran número de autorida-
des, básicamente filósofos de la Antigüedad, Aristóteles, Sócrates, Platón,
Demócrito y Diógenes, entre otros (vv. 1020 y ss.), que recuerda igual-
mente a unos pasajes de la Commedia (If. IV 134-144). Finalizada la vi-
sita al monte Parnaso, la Sibila acompaña a la autora alrededor del mundo,
hasta el quinto cielo, el firmamento (vv. 714-1170), visita ciudades como
Constantinopla, lugares santos como Jerusalén, Judea, Troya, la isla de
Rodas, Alejandría, Babilonia y otras (vv. 1198-1479 y ss.). Christine nos
habla de espacios mitológicos, bíblicos y reales, y la descripción de todo
ello es una prueba evidente de los amplios conocimientos, históricos, ge-
ográficos, filosóficos y bíblicos que posee.
Una evidencia más del préstamo que Pizan hace de la Commedia está
plasmada en el propio título de su poema, Le Chemin de Longue Étude.
Cuando la Sibila habla de la sabiduría, de la fuente del saber, del camino
emprendido, es cuando le revela cómo se denomina este camino. Le dice:
Mais de ce chemin ou nous sommes,
dont ne te diroie les sommes
des grans bontez en tout ton aage

165
Tenzone 19 2018

le non te diray du passage:


saches qu’il a nom “Lonc Estude”
(vv. 1099-1103).

Lo que está tomado directamente de Dante, del canto uno del Infierno
(v. 83):
O delli altri poeti onore e lume,
vagliami ’l lungo studio e ’l grande amore
che m’ha fatto cercar lo tuo volume
(If. I 82-84).

Será después de que la Sibila revele a Christine el nombre de su ca-


mino cuando la autora cite por primera vez a Dante, en tanto que modelo
para su propia obra. Así lo expresa:
Mais le nom du plaisant pourpris
oncques mais ne me fu appris,
fors en tant que bien me recorde
que Dant de Florence recorde
en son livre qu’il composa
ou il moult beau stile posa,
quant en la silve fu entrez
ou tout de paour ert oultrez,
lors que Virgile s’aparu
a lui dont il fu secouru,
adont lui dist par grant estude
ce mot: “Vaille moy lonc estude
qui m’a fait cercher tes volumes
par qui ensemble accointance eumes”
(vv. 1125-1138).

Con los últimos versos, Pizan se refiere explícitamente a las expre-


siones que Dante dirige a Virgilio en el primer canto del Inferno:
«Vagliami ’l lungo studio e ’l grande amore / che m’ha fatto cercar lo tuo
volume. / Tu se’ lo mio maestro e ’l mio autore» (vv. 83-85). La referen-
166
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

cia a Dante como modelo intelectual para su obra, así como la admiración
que siente por el autor florentino, aparece también claramente expresada
en los siguientes versos:
Que le vaillant poete Dant,
qui a lonc estude ot la dent,
estoit en ce chemin entrez,
quant Virgile y fu encontrez
qui le mena par mi enfer,
ou plus durs lïens vid que fer.
Si dis que je n’oublieroie
celle parole, ains la diroie
en lieu d’Evvangille ou de croix
au passer de divers destrois
ou puis en maint peril me vis;
si me valu, ce me fu vis
(vv. 1141-1152).

Seguidamente, Christine vuelve a reafirmar su amor a la sabiduría, su


deseo de saber, y dirigiéndose a la Sibila, le dice:
Ha compaignie gracieuse,
dame de grand savoir aduite,
par qui suis apprise et conduite,
ou lieu ou n’a mal n’eresie,
moult m’avez fait grant courtoisie,
qui a lonc estude menee
m’avez, car je suis destinee
a y user toute ma vie;
ne jamais je n’aray envie
de saillir hors de ceste voye
qui a tout solas me convoye.
Ne vueil autre perfeccion;
c’est toute mon affection
en ce monde, car a devis
n’est plus deduit, ce m’est avis
(vv. 1156-1170).

167
Tenzone 19 2018

Después de viajar alrededor de todo el mundo, la Sibila la conduce al


cielo estrellado (vv. 1569 y ss.) para descender enseguida al primer cielo,
el del aire, donde le habla de cinco reinos y va a encontrarse con cinco
damas (vv. 2054-2554). Con ello daríamos paso a la segunda parte del
viaje, más extensa que la primera (vv. 2556-6270), en la que no hay des-
cripción física ni desplazamiento, sino que supone una experiencia ex-
clusivamente intelectual y discursiva, un debate alegórico entre cinco
reinos distintos, representados por las damas Nobleza, Caballería, Sabi-
duría y Riqueza. Se trata de un debate que tiene lugar en la corte de la
dama Razón, para discurrir sobre la mejor manera de salvar al mundo.
En esta parte de la obra es donde su autora expone abiertamente sus ideas
políticas acerca de la gobernabilidad del reino (Merkel 1921: 249-251).
Como Dante, Christine, que sueña con la separación de poderes, cree en
una monarquía universal donde reine la paz. La autora expone así su ra-
zonamiento sobre la bondad de que gobierne “un solo hombre”:

Que la plus grande cause qui soit


au monde, qui l’omme deçoit,
c’est couvoitise de regner
l’un sus l’autre et de gourverner.
Et pour ce les princes poissans,
dont ou monde a millers et cents,
par leur puissance font les guerres
maintenir, pour nouvelles terres
acquerir; et ne leur souffit
riens, tant y ayent grant prouffit.
Si seroit doncques neccessaire,
pour tout le bas monde a paix traire,
q’un seul homme ou monde regnast
qui toute terre gouvernast,
en paix la tenist, et feïst
justice de qui meffeïst
(vv. 3031-3046).

168
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

La cuestión que se plantea, y se va a debatir entre las damas, gira en


torno a las cualidades que debe tener el príncipe que acceda al trono im-
perial para detentar la monarquía universal (Brownlee 1995: 115). Dicho
con otras palabras, el problema que se presenta es establecer los criterios
por los que escoger al emperador del mundo, el salvador político, que
conduciría a la paz y la prosperidad.
Cada una de las damas propone un candidato y las cualidades en que
se sustenta. Como era de esperar, sus opiniones son discrepantes. Para
Nobleza, el candidato ideal ha de ser aquel que tenga un ilustre linaje; en
cambio para Caballería, el apropiado será quien tenga las cualidades de
un caballero invencible en el combate. El hombre más rico del mundo
será el candidato para la reina Riqueza, y el que posea un mayor saber y
bondad, el elegido por Sabiduría. Esta dama es quien expone un parla-
mento más largo (vv. 4080-6072), en el que nombra abundantes citas de
auctoritates latinas sobre la mejor manera de salvar al mundo. Final-
mente, va a ser también Sabiduría la que recapitule todos los argumentos
expuestos a lo largo de la discusión, concluyendo que de todas las cuali-
dades aludidas, la virtud es realmente el único bien. La decisión final de
quién será ese candidato no compete tomarla en el cielo, sino que debe
tener lugar en la tierra. Con tal fin, la Sibila se presenta ante Razón para
que haga de ella la mensajera que trasmitirá la esencia del debate a la
corte de Francia, la mejor y más digna, donde se podrá tomar en consi-
deración una resolución definitiva.
Para Christine es la monarquía francesa, la de la flor de lis, la legiti-
mada para ser la que represente al emperador universal, a diferencia de
Dante, para quien su modelo es el Imperio romano. En ese sentido y a
propósito del paralelismo entre Le Chemin y la producción dantesca, se-
ñala Slerca (1995: 139) que hay que mencionar también De Monarchia.
En particular, el contenido del libro II de ese tratado (concerniente al pro-
blema de la legitimación del Imperio romano) que ofrece algunas analo-
gías con el debate que se está desarrollando en Le Chemin, en relación al
sentido de elegir un rey universal.
169
Tenzone 19 2018

Finalmente, la Sibila propone ante Razón los servicios de su pupila


Christine para llevar el mensaje a la corte francesa. Christine desciende
del primer cielo hasta la tierra para cumplir su cometido, pero se despierta
bruscamente (Brownlee 1995: 115) cuando su madre, preocupada porque
llevaba mucho tiempo dormida, toca a la puerta de su estudio para des-
pertarla:
Ja estoye bas desjuchee
ce me sembloit, quant fus huchee
de la mere qui me porta,
qu’a a l’uys de ma chambre hurta,
qui de tant gesir s’esmerveille,
car tart estoit, et je m’esveille
(vv. 6393-6398).

Con este acto cotidiano, por otra parte muy recurrente en las obras de
Pizan,26 finaliza la visión y el poema. Le Chemin de Longue Étude es,
como ya he comentado, el ejemplo más evidente de la inspiración de
Dante en la obra de Christine de Pizan. Como igualmente se ha mencio-
nado, existe un sector de la crítica para quien esta obra supone una rees-
critura, incluso una nueva versión, de la Divina Commedia. Sin entrar
ahora a hacer más valoración sobre ello, lo que sí quiero poner en valor,
una vez más, es el transcendente papel que jugó Christine de Pizan como
trasmisora del legado de Dante en las letras francesas a inicios de la mo-
dernidad. Son sus obras, conocidas y reconocidas ya en su época, las que
abren la primera etapa del conocimiento del poeta florentino en la Fran-
cia del siglo XV. Lo hace de forma explícita por primera vez, como hemos
tenido ocasión de ver, en el contexto del famoso debate del Roman de la
Rose, presentando al poeta como referente de autoridad literaria y moral
frente a los defensores de Jean de Meun. Un gesto de gran calado, pues,
26
La cuestión de la cotidianidad a la que alude aquí Pizan, nombrando a su madre
que la viene a despertar, es un tema significativo en las obras christinianas, pues
se trata de un elemento recurrente en sus escritos que ha merecido la atención por
parte de la crítica.

170
Ana VARGAS Del pensamiento de Dante en Christine de Pizan

entre otras cosas, la escritora rechaza abiertamente la genealogía literaria


francesa representada por el Roman de la Rose (el gran best-seller de la
época) y la sustituye por una genealogía literaria positiva en lengua ita-
liana representada por la Commedia (Brownlee 1995: 113). Pero el refe-
rente de Dante en la obra de Christine va más allá de la cuestión literaria
y trasciende a la realidad social y política de la época. Ambos comparten
inquietudes e ideas sobre cómo procurar una forma de gobernar en donde
prime la paz entre los pueblos. Una cuestión de primer orden para ambos.
No es de extrañar, pues, que Pizan, mujer de letras y política de singular
inteligencia y coraje, quisiera difundir el saber del gran Dante, el “poeta
valiente”, en los círculos intelectuales franceses. El conocimiento de la
obra del autor italiano en Francia se ampliaría en el siglo XVI, también
de la mano de una escritora, Margarita de Navarra.

171
LA BIBLIOTECA DE T ENZONE G RUPO T ENZONE

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