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LA MÚSICA DEL PARAGUAY SIGLO XIX

La población indígena guaraní del Paraguay es de las más importantes de Hispanoamérica. Los
guaraníes o avá, según su autodenominación étnica original (que significa ‘ser humano’), son
un grupo de pueblos indígenas sudamericanos que se ubican geográficamente en Paraguay,
noreste de Argentina (en ciertas zonas de provincias de la Región del Litoral),sur y suroeste de
Brasil (en los estados de Río Grande del Sur, Santa Catarina, Paraná y Mato Grosso del Sur) y
sureste de Bolivia (en los departamentos de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca) y en el extremo
norte de Uruguay.

Otra versión afirma que la denominación fue tomada de la deformación de una palabra
guaraní, "guariní" que significa precisamente ‘guerra’ o ‘guerrear’. Al parecer los mismos
indígenas se denominaron de esa manera, indicando con ello que se consideraban guerreros.

Los guaraníes hablan el idioma guaraní y dialectos que pertenecen a la familia Tupí-guaraní. El
guaraní paraguayo es junto con el idioma español la lengua oficial de la República de Paraguay,
y el guaraní correntino es cooficial junto con el español en la provincia de Corrientes, en
Argentina.

Los guaraníes, pueblo guerrero y bravo (sus cantos heroicos se oyen todavía hoy en su folclore
musical) se mantuvieron en comunidad unidos más por su lengua que por estructuras
estatales. No dejaron monumentos como las otras culturas; su tradición ha sido la palabra y la
música. La lengua oficial es el español mezclado tanto de términos guaraníes que
prácticamente la población paraguaya es bilingüe.

La lengua guaraní es enormemente melodiosa, llena de suavidad, poesía y sabiduría de la vida.


De la cultura guaraní apenas quedan huellas (el Gobierno protege a las 500 familias de
indígenas puros que quedan cerca de Asunción y en el Chaco Boreal. La única huella cultural es
la lengua, que se enseña en las escuelas y que tiene una importancia enorme en el folclore
musical. El 90 % de la población habla con preferencia guaraní, y las canciones están llenas de
frases guaraníes entremezcladas en el texto español.

MÚSICA FOLCLÓRICA DEL PARAGUAY

La música paraguaya popular no es la pura indígena, que no se conservó tanto como en los
Andes, donde los indígenas se retiraron a las montañas huyendo de los conquistadores
españoles. Los misioneros jesuitas recibieron tras la Conquista el permiso de hacer en Paraguay
un experimento religioso utópico, típico del Renacimiento: crear con los nativos la “verdadera
ciudad de Dios”, un estado religioso ideal. La acción jesuítica protegió al indígena de los abusos
de los conquistadores, pero también borró todas las huellas de la cultura indígena.

El papel de las comunidades religiosas fue trascendental en la conservación y evolución de


elementos autóctonos que, con la Independencia del país, tomaron rasgos propios. El folclore
musical está influenciado por los cantos religiosos (con cadencias propias del alma guaraní).
Incluso los instrumentos nacionales, como la famosa arpa paraguaya, son adaptaciones de los
instrumentos europeos llevados por los jesuitas.
Los ritmos más extendidos son la POLCA y la GUARANIA (especie de vals lento). Los cantos
religiosos de los misioneros, el folclore europeo traído por los colonizadores y la sensibilidad
guaraní troquelaron un folclore musical encantador, amable, lírico, dulce y lleno de suavidad y
poesía.

La GUARANIA se extendió por toda Hispanoamérica como expresión del lirismo más fino. Los
temas principales son amorosos o guerreros: cantan la belleza y encanto de la mujer, la mujer
guaraní amada y temida (“india bella, mezcla de rosa y pantera”), así como las hazañas y gestas
guerreras del pueblo guaraní en su lucha por la libertad. La música paraguaya es
eminentemente romántica en el mejor sentido de esta palabra.

La música nacional tuvo, como en toda América, raíces europeas, pero en su mediterraneidad
ha logrado evitar la influencia de ritmos africanos, brasileños o argentinos. Una de sus
características fundamentales es la plena identificación con la lengua guaraní. Como indica el
musicólogo paraguayo Juan Max Boettner: “en nuestra música no hay influencia indígena, ni en
la melodía, ni en la rítmica, ni por el carácter defectivo de las escalas nativas. No hay
supervivencia de ningún instrumento músico nativo, ni idiófonos ni membranófonos. Nuestros
conjuntos populares no conocen el tambor, ni la percusión, ni las flautas indígenas. No
cultivamos ni un solo baile nativo. Hay, sí, una evidente influencia nativa en la letra de los
cantos”, la lengua guaraní. En la misma tónica continúa: “los instrumentos más utilizados en
nuestra música popular son de origen español: guitarras, arpas, violines, flautas, etc. La
melodía es diatónica, las armonías son de tipo universal, el ritmo proviene de España”.

INSTRUMENTOS DEL FOLCLORE MUSICAL PARAGUAYO.

Acordeón

El nombre “acordeón” proviene del alemán “Accordion” (de “Akkord”, ‘acorde’) nombre
dado por su inventor en 1829, el constructor de instrumentos austriaco Cyrill Demian. El
acordeón paraguayo es de origen europeo y se usa también en la provincia argentina de
Corrientes para tocar el chamamé.

Arpa paraguaya

El arpa paraguaya es el instrumento nacional y el que popularizó los conjuntos


musicales del Paraguay en todo el mundo. Es de origen europeo: En el 1572, llegó al Paraguay
el conquistador Sebastián Gaboto, mandado por la Corona de Castilla y por los jesuitas que
estaban erigiendo en el Paraguay el “reino de Dios comunitario”. Gaboto trajo el arpa clásica
que gustó tanto a los indígenas que la adaptaron a sus cantos y a su sensibilidad,
convirtiéndose en verdaderos virtuosos de este instrumento.

El arpa paraguaya tiene un sonido más melodioso y suave que las otras arpas más pequeñas de
otras regiones de Hispanoamérica: el arpa venezolana de los Llanos, el arpa andina y el arpa
veracruzana de México tienen un sonido más metálico. El arpa paraguaya se parece más a la
clásica en su sonido. Es diatónica, es decir, tiene la escala natural sin medios tonos (semitonos),
por lo que no requiere pedal. Tiene 36 cuerdas, caja de resonancia más larga que el arpa
clásica europea y hacia y hacia abajo, alcanza cinco octavas y tiene una altura de 1,30 ms con
un peso de 5 kg.

Entre las obras para arpa más interpretadas destacan “Cascada”, “Viejo campanario”, “Kurusu
ára” (3 de mayo), “Carreta güy”, “Misiones Ñu” (Beni Loma), “Mamópa reho Josepa”, “Llegada”,
“Tren lechero”, “Isla Saká”, “Melodía para tí” o “Guaraní Fútbol Club”. La popular melodía de la
polca "Pájaro campana" (en guaraní "Güyrá pú" o "Güyrá Campana"), que durante años fue
considerada anónima y que actualmente se atribuye al caazapeño Carlos Talavera, debe su
nombre al característico canto del pájaro homónimo (Rocnias nudicollis), similar al sonido de
una campana. Esta obra, junto con "Recuerdos de Ypacaraí", "India" y "Mis noches sin ti", son
actualmente enseñas de la música nacional.

Guitarra

La guitarra paraguaya es la guitarra española de acompañamiento. Se usa para marcar


el ritmo.

RITMOS DEL FOLCLORE MUSICAL DEL PARAGUAY

Balada o canción.

Es una variación lenta de la polka paraguaya.

Galopa misionera o galopa

La galopa misionera, también denominada “galopa”, es un género musical y una danza,


característica de la provincia de Misionesy su zona de influencia fronteriza, en Argentina y
Paraguay. La galopa misionera es la auténtica expresión musical de la provincia de Misiones.

La galopa es una especie de polka paraguaya más rápida y ligera (al galope). Es de movimiento
allegro, siendo su velocidad de ejecución, en un péndulo de metrónomo, de 120 por 60
segundos. Se escribe en un compás compuesto de 6/8, característica que comparte con las
demás músicas de los guaraníes.

Los temas suelen ser festivos y alegres, cantan las labores en los ranchos y las fiestas
campestres. La galopa la bailan las chicas con un cántaro en la cabeza.

Se trata de un estilo que proviene del galop, una expresión llegada desde Francia. En Paraguay
también había un estilo de galopa. En Misiones, el género tuvo un toque propio de guitarreros
como Lucas Braulio Areco. La movilización de la galopa misionera fue iniciada por los hermanos
José Vicente y Ramón Ayala Cidade, siendo acompañada por Lucas Braulio Areco, conocido
como «El Patriarca de las Galopas»,ya que dio publicidad y puso en conocimiento a la
población con su obra Misionerita, que es el himno oficial de la provincia. La galopa misionera
Misionerita ha adquirido notable repercusión en los años 1960 y fue grabada por los más
músicos más importantes.

La galopa es una música exclusivamente para banda, y necesita de instrumentos de percusión.


Entre las principales galopas figuran “Puerto Sajonia” (que debe su nombre al barco en el que
llegaron los liberales en el alzamiento de 1904), aunque la actual polca “Sajonia” debe su letra
al poeta correntino Osvaldo Sosa Cordero, y es más conocida como “Che Paraguaî Potî” ('Mi
lindo Paraguay').

Guarania

La guarania es uno de los ritmos más líricos y románticos de Hispanoamérica. Aunque


no puede considerarse folclórica, la aceptación popular de la guarania la ha convertido en uno
de los pilares fundamentales de la música paraguaya.
La guarania es un género musical popular derivado de la polka paraguaya, con composiciones
generalmente en modo menor. Fue creado en Paraguay por el músico José Asunción Flores en
1925. El nombre fue propuesto por el mismo Flores luego de leer el poema Canto a la raza
(1910) de Guillermo Molinas Rolón, en el cual se utiliza el nuevo término, con el que hace
alusión a la región donde vivían los guaraníes (antepasados de la mayoría de los paraguayos).

Es muy popular en Paraguay desde principios del siglo XX. Se extendió hasta el sur de Brasil y
norte de Argentina. Fue declarado patrimonio cultural en las provincias fronterizas y estados
fronterizos.

Inspirado por el estilo de la polka paraguaya, el creador utilizó ritmos y melodías más lentos y
melancólicos para las composiciones en compás de 6/8.

La primera canción interpretada como guarania fue una versión de la polka paraguaya
Ma'erápa Reikuaase, que Herminio Giménez hizo tocar a un ritmo más lento. Así se convierte el
Paraguay en uno de los pocos países en los cuales se conoce al creador de uno de sus
principales estilos musicales.

Desde su creación, la guarania se convirtió en el fenómeno musical más importante de


Paraguay del siglo XX gracias a temas como India, Mis noches sin ti, Recuerdos de Ypacaraí,
Ñemity, Soy de la Chacarita, Panambi Vera, Paraguaýpe. Estas guaranias generaron inmediata
aceptación por parte del público. Además, sus letras tocan temas como: el amor, la añoranza a
la patria o al pueblo, el carácter heroico del pueblo paraguayo, los problemas sociales y la
pobreza.

La guarania seduce más a personas de las poblaciones urbanas, que a las del interior. Esto es
debido probablemente a que la gente de tierra adentro gusta preferentemente de estilos más
rápidos como la polka paraguaya, en especial en su versión de “Purahéi jahe'o” (en guaraní:
endecha musical, literalmente: ‘canto lamentación’).

Es una música de ritmo lento en compás de seis por ocho, con un carácter afligido,
melancólico, en claro contraste con el estado de alegría y excitación de la viva y rápida polca.
No se baila o no tiene una manera propia de bailarse. Mauricio Cardozo Ocampo señaló que su
origen se encuentra en el purahéi asý. La composición que logró definirla como obra nacional
fue “India”, compuesta por José Asunción Flores con letra de Fontao Meza.

Para tocar la guarania: Se rasguea con la mano abajo, pausa y nuevo rasgueo mano abajo.
Rasgueo pulgar abajo, rasgueo mano abajo, rasgueo pulgar abajo.

Polca canción

También llamada purahéi ('canto') ó techaga’ù ('nostalgia', nombre propuesto por Juan
Carlos Moreno), en un intento de darle nombre propio. Es de ritmo lento y acompasado, para
cantar. El purahéi jahe’o ('cantar llorando') es el canto triste. Entre las principales
composiciones de este género destacan "Paraguaya Linda" (de Mauricio Cardozo Ocampo y
José Peirpauli), "Irene", "Mombyry Guive" y "Canto a Itacurubí".

Polka paraguaya
La polka paraguaya es uno de los ritmos más extendidos. Es la polca europea que en
México se convierte en corrido mexicano, pero en el Paraguay es más pausada y tiene una
forma más diferenciada.

El ritmo es de 2/4 y va acompañado de una melodía en 3/4, influjo de la métrica griega en el


Renacimiento español. Se interpreta de manera instrumental o cantado. De tipo folclórico, su
origen se dio de manera aún desconocida en el Paraguay, en el período anterior a su
independencia (1811). Tuvo una gran difusión en el país principalmente desde el siglo XIX, y
luego en la región del Río de la Plata.

Su nombre proviene de la polca europea nacida en Bohemia hacia 1830, cuando formaba parte
de Austria. Llegó al Río de la Plata hacia 1856 y fue adoptada para definir la música popular
paraguaya. Sus ritmos, melodía, armonía y contrapunto no tienen relación con la polka
europea; pues la polka paraguaya combina ritmos ternarios, binarios y síncopas. En este estilo
sudamericano, los instrumentos más populares son la guitarra y el arpa paraguaya.

El nombre fue tomado por los paraguayos de la polka europea, pero no guarda ninguna
relación de ritmo, armonía, contrapunto ni melodía con la misma. Por lo tanto, para
diferenciarla de aquella, se agrega siempre la palabra "paraguaya" al nombre.

Aunque la palabra polka se puede escribir también con c (polca), se prefiere la escritura con k,
principalmente porque en guaraní sólo existe la letra k para dicho sonido. En guaraní el estilo
de la polka es denominado "purahéi", término que también significa ‘canción’, ‘canto’ o ‘tema
musical’.

El estilo posee similitud con la música practicada por los indígenas guaraníes en la época
precolonial, pero también en las misiones jesuíticas, y con las canciones populares de la época
colonial. Las primeras referencias al género datan del siglo XIX.

Se desconocen los autores de las primeras polkas paraguayas, como: Campamento Cerro León,
Mamá che Mose, Alfonso Loma, London Karapé, Solito, Che lucero aguai´y, Ndarekói la culpa,
Carreta guy, Guaivî pysapê.

La mayoría de las composiciones son cantadas, aunque existe un cierto número de polcas
instrumentales, principalmente entre las más folclóricas y antiguas. En la tercera década del
siglo XX, el joven compositor José Asunción Flores creó a partir de la polka paraguaya un nuevo
estilo de música popular, muy similar, pero más lento y hasta melancólico, denominado
guarania. Este se convirtió en un género practicado posteriormente por un gran número de los
intérpretes de polkas y también con creadores comunes.

Cada partido político tiene su polca propia, a la que consideran uno de sus más significativos
distintivos de identidad.

Vals

El vals paraguayo, de origen europeo, no está tan extendido como en México o como
en el Perú (vals criollo)
José Asunción Flores

La Chacarita, Asunción, 1904 - Buenos Aires, 1972.Músico paraguayo creador de la guarania,


una forma de canción lenta que constituye el género más característico de la música nacional
paraguaya junto con la polca. Aunque su verdadero nombre era el de José Agustín Flores, se le
conoció popularmente por José Paraguay o por su nombre artístico de José Asunción.

Nacido en el seno de una familia muy humilde que vivía en un destartalado rancho de La
Chacarita (poblado marginal de los suburbios de la capital paraguaya), mostró desde su
temprana niñez una especial aptitud para la música. Sus padres, faltos de recursos económicos
para enviarlo al conservatorio o a una academia de estudios musicales, fiaron su formación a la
Banda Municipal de la Policía de Asunción, en la que fue admitido como aprendiz cuando sólo
contaba once años de edad.

Fue allí su maestro el músico Félix Fernández, quien le instruyó como solista de trombón, bajo
la batuta de grandes directores como Mariano Godoy, Eugenio Campanini, Nicolino Pellegrini y
Salvador Déntice. Ya en su adolescencia, pasó al Gimnasio Paraguayo y estudió violín bajo el
magisterio de Fernando Centurión y Carlos Esculies.Apuntes biográficos

Nació en Buenos Aires, Argentina, el 16 de enero de 1877. Falleció en Paraguay en 1943. Su


padre, de nacionalidad paraguaya, residía en Buenos Aires desterrado por motivos políticos.

Cursó sus primeros estudios en la Escuela Normal de Buenos Aires, luego en la Escuela Normal
de Concepción del Uruguay (Entre Ríos), en la Escuela Naval Argentina y en el Colegio Nacional
de Buenos Aires.

Comienzos de su carrera como guitarrista.

Se destacó como guitarrista, compositor, arreglador musical, escritor y matemático. Su


inclinación por la música se debe a sus tíos Juan Manuel Sosa Escalada y Manuel Amarilla.
Estudió con Juan Aláis, Antonio Ferreiro y Carlos García Tolsa. En Buenos Aires ofreció
conciertos en el Teatro Politeama y fue profesor de guitarra en el Colegio Internacional
Porchetti.

Otros datos importantes.

"Este destacado músico y escritor ejerció decisiva influencia en la familia Barrios para que
Agustín, siendo adolescente, se trasladara a la capital paraguaya para realizar estudios
académicos de guitarra bajo su dirección y además cursara sus estudios secundarios en el
Colegio Nacional"

Agustín Pío Barrios

San Juan Bautista de las Misiones, 1885 - San Salvador, 1944.Conocido también con su
sobrenombre de Mangoré, es el guitarrista y compositor paraguayo de música clásica más
reconocido. Comenzó a tocar la guitarra desde niño, con participaciones esporádicas desde los
ocho años en la Orquesta Barrios, integrada por miembros de su propia familia. Dotado de gran
facilidad para la música, alternaba el violín con la flauta y el arpa, aunque más adelante eligió la
guitarra como su instrumento principal.
En 1910 inició los estudios de este instrumento con Antonio Giménez Manjón. Pronto logró
conciertos en México y Cuba de la mano del mecenas Tomás Salomini. Tras proseguir sus
estudios en Asunción, viajó por Argentina, Uruguay y Brasil. En 1925 se trasladó nuevamente a
Brasil e inició luego un recorrido por todo el mundo. Aquel año se casó con Gloria, su
inseparable compañera.

En 1930, aconsejado por empresarios artísticos con la idea de atraer más público, adoptó el
seudónimo Nitsuga Mangoré, invirtiendo su nombre, Agustín, en Nitsuga, y utilizando el
nombre de un cacique del siglo XVI. Se presentaba como "El cacique Nitsuga Mangoré, el
Paganini de la guitarra de la selva paraguaya", con un extraño atuendo y maquillaje. Ello le valió
fuertes críticas entre los especialistas, y cinco años más tarde abandonó esa imagen, aunque
aún se lo recuerda con dicho seudónimo.

En 1933 inició su actividad como profesor en el conservatorio de San Salvador, aunque al año
siguiente se vería interrumpida por la que fue su única gira por el Viejo Continente, que duró
hasta 1936. A finales de la década de 1930 sufrió una crisis de sífilis y comenzaron sus
problemas cardiacos. Falleció de un ataque al corazón a los 59 años en San Salvador, donde
ejercía aún la docencia.

De la labor de Agustín Pío Barrios como compositor se destacan principalmente su versatilidad


y su técnica. En su juventud recibió las influencias de Bach y Mozart; sin embargo, en otra
vertiente de su producción, predominan los ritmos y melodías de música hispanoamericana.
John Williams, el renombrado guitarrista australiano, lo calificó como el mejor compositor de
todos los tiempos para la guitarra. Se estima que compuso más de trescientas obras (entre las
que pueden citarse La catedral, Las abejas, Confesión, Danza guaraní, Mazurca apasionata),
muchas de ellas perdidas.

Considerado como uno de los compositores hispanoamericanos más importantes del siglo, fue
el primero en transcribir la obra de Bach para guitarra. Desde fecha tan temprana como 1910
dedicó atención a la grabación de discos, hasta llegar a la cifra de cincuenta registros sonoros.

José Asunción Flores

La Chacarita, Asunción, 1904 - Buenos Aires, 1972.Músico paraguayo creador de la guarania,


una forma de canción lenta que constituye el género más característico de la música nacional
paraguaya junto con la polca. Aunque su verdadero nombre era el de José Agustín Flores, se le
conoció popularmente por José Paraguay o por su nombre artístico de José Asunción.

Nacido en el seno de una familia muy humilde que vivía en un destartalado rancho de La
Chacarita (poblado marginal de los suburbios de la capital paraguaya), mostró desde su
temprana niñez una especial aptitud para la música. Sus padres, faltos de recursos económicos
para enviarlo al conservatorio o a una academia de estudios musicales, fiaron su formación a la
Banda Municipal de la Policía de Asunción, en la que fue admitido como aprendiz cuando sólo
contaba once años de edad.

Fue allí su maestro el músico Félix Fernández, quien le instruyó como solista de trombón, bajo
la batuta de grandes directores como Mariano Godoy, Eugenio Campanini, Nicolino Pellegrini y
Salvador Déntice. Ya en su adolescencia, pasó al Gimnasio Paraguayo y estudió violín bajo el
magisterio de Fernando Centurión y Carlos Esculies.

Inclinado muy pronto hacia la composición musical, a los dieciocho años creó su primera pieza,
una polca titulada Manuel Gondra (1922) que dedicó a su padrino. Tres años después, tras
haber investigado a fondo las raíces folklóricas del Paraguay, creó su primera guarania, un tipo
de canción lenta inspirado en fuentes tradicionales, aunque con un ritmo y una estructura bien
diferentes. Este género musical gustó mucho a las clases populares, que pronto lo incorporaron
al acervo cultural paraguayo y lo asimilaron con entusiasmo, hasta el extremo de que hoy se
considera parte del folklore musical de la nación.

La trayectoria artística de José Asunción Flores cobró un impulso inesperado en 1928, a raíz del
encuentro del compositor asunceno con el poeta Manuel Ortiz Guerrero, natural de Guaira,
quien no sólo puso la letra a algunas de las melodías más célebres de Flores, sino que también
le influyó poderosamente tanto en su forma de ser como en su manera de entender la creación
artística. Ortiz Guerrero, que cultivaba la lírica de tipo tradicional en castellano y en guaraní,
era autor de algunos de los mejores poemas escritos en la lengua de los indígenas paraguayos,
como el célebre Nde rendápe ayú (Vengo a tu encuentro), musicado por Flores.

Consagrado, en fin, como uno de los grandes compositores de su tiempo, su fama se extendió
pronto a otros muchos rincones de Hispanoamérica. A este prestigio contribuyó su éxito en
diferentes convocatorias celebradas en el Cono Sur, como el Certamen Internacional de Bandas
que tuvo lugar en Buenos Aires en 1929, donde José Asunción Flores se alzó con el premio al
mejor instrumentista.

El estallido de la Guerra del Chaco (1932-1935), un conflicto territorial que enfrentó a Paraguay
y Bolivia por la consecución de una vía de salida al mar, despertó la conciencia cívica y política
del artista asunceno. Tras tomar parte activa en la lucha armada, se afilió al Partido Comunista
y empezó a defender ardorosamente las causas de los grupos sociales más desfavorecidos,
hasta que fue catalogado de agitador revolucionario por las autoridades de su país. Como
tantos otros artistas e intelectuales paraguayos del siglo XX, Flores se vio obligado a abandonar
de su patria camino del exilio.

Afincado en Buenos Aires, José Asunción Flores fundó allí su propia agrupación musical, a la
que bautizó con el nombre de Orquesta Ortiz Guerrero, en recuerdo de su malogrado amigo,
que había fallecido víctima de la lepra. Pronto alcanzó notables éxitos al frente de este
colectivo, tanto en actuaciones en directo como en sus primeras aventuras discográficas.

El triunfo, en su patria, de la Revolución febrerista (17 de febrero de 1936) permitió al


compositor regresar a un Paraguay reformista e igualitario, presidido por el coronel Rafael
Franco, cuyo gobierno garantizó la seguridad de los exiliados que quisieran retornar a la patria.
Entre ellos figuraba el revolucionario Flores, de inmediato distinguido por el nuevo régimen
izquierdista con el cargo de director de la Orquesta Foklórica Guaraní y con un puesto docente
en la Escuela de Enseñanza Primaria Musical de Asunción. Pero, al cabo de un año y medio, el
golpe de estado militar del 13 de agosto de 1937, que puso al frente del Gobierno al
conservador Félix Paiva, le forzó nuevamente al exilio.

Desde Buenos Aires, Flores siguió desplegando una fecunda trayectoria artística que habría de
añadir aún más éxitos a su ya brillante palmarés. Así, compuso una guarania que, bajo el título
de India, fue declarada Canción Nacional por el Gobierno paraguayo en 1944. Cinco años
después, ya afincado de nuevo en su patria, el gobierno le honró también con una de las
condecoraciones más prestigiosas de su país, la Orden Nacional del Mérito, que el artista
comprometido con la causa revolucionaria rechazó de inmediato por el asesinato de
estudiantes izquierdistas. En respuesta a esta actitud, las autoridades paraguayas le tacharon
de traidor, y Flores hubo de volver a su exilio bonaerense.

Miembro del Comité Central del Partido Comunista Paraguayo desde 1950, el compositor
desplegó una intensa actividad política en la década de los cincuenta, en la que se incorporó al
plantel de delegados oficiales al Consejo Mundial por la Paz. En el ejercicio de las funciones
que este cargo llevaba implícitas, visitó en varias ocasiones la Unión Soviética, donde alternó
sus labores políticas con la grabación de nuevos discos y la presentación de algunas de sus
obras anteriores.

Su brillante carrera musical tomó un nuevo rumbo en 1954, año en el que, tras concebir el
ambicioso proyecto de llevar a cabo una "jerarquización de la guarania" (según sus propias
palabras), comenzó a componer obras sinfónicas que estrenó con gran éxito de crítica y público
en Buenos Aires y Rosario (Argentina). Entretanto, no descuidaba su intensa actividad política,
que le volvió a llevar a la Unión Soviética a finales de los años sesenta. Flores aprovechó este
viaje para consolidarse como músico en la nación comunista, asumiendo circunstancialmente
la dirección de la Orquesta de la Radio y Televisión de Moscú, y grabando y editando algunas
de sus obras más representativas, como Ñanderuvusu y María de la Paz. Paradójicamente,
mientras cosechaba este éxito internacional, se veía silenciado como artista en su propio país.
Algunas de las grabaciones soviéticas de Flores tuvieron que entrar de forma clandestina al
Paraguay, donde Flores estaba proscrito por el Gobierno del dictador Alfredo Stroessner.

Esta larga y ominosa dictadura impidió que José Asunción Flores volviera a pisar su patria.
Afincado en su amado Buenos Aires, contrajo una penosa enfermedad, el mal de chagas, una
dolencia endémica en determinadas regiones del Centro y el Sur de América, que le llevó a la
tumba a mediados de mayo de 1972. Los restos mortales de Flores hubieron de reposar
durante cerca de veinte años en la Argentina, sin que nadie autorizase su repatriación al
Paraguay de Stroessner. En 1991, dos años después del derrocamiento del dictador, fueron
finalmente traslados a Asunción, en medio de una serie de homenajes al compositor que
incluían la imposición de su nombre a un anfiteatro de la ciudad de San Bernardino.

Autor de una de las producciones más prolíficas de la historia de la música hispanoamericana,


los méritos de José Asunción Flores se agigantan si se tiene en cuanta que no recibió una
formación musical completa y tan esmerada como la de otros autores; a pesar de ello, tuvo la
audacia de ser, entre los compositores musicales paraguayos, el primero en adentrarse en el
campo sinfónico buscando una identidad nacional. Entre sus poemas sinfónicos, de corte
romántico e influidos por la música de Richard Wagner (1813-1883), cabe citar Pyhare Pyte
(Noche Profunda, 1954), Ñanderuvusu (Génesis de los Guaraníes. Nuestro Padre Creador,
1957) y María de la Paz (1961).

Pero Flores tuvo sobre todo el acierto de crear una nueva forma musical, la guarania, que fue
asimilada de inmediato por el pueblo paraguayo, otorgándole rango de música autóctona y
popular. Durante su larga etapa de artista perseguido por el régimen de Stroessner, muchos
intelectuales afectos a la dictadura intentaron desprestigiar al compositor acentuando su
escasa formación académica y poniendo en circulación el infundio de que Flores no era el
auténtico creador de la guarania, sino el poeta Ortiz Guerrero. En realidad, Ortiz Guerrero puso
nombre a dicho género y compuso los primeros versos que sirvieron de letras a las
composiciones musicales de Flores, genuino creador de un ritmo nuevo y original. Inspirada en
la polca, la guarania posee un ritmo más lento que acentúa la melancolía de los textos a los
que acompaña. Flores compuso numerosas guaranias, la mayor parte de ellas con letras de los
poetas Manuel Ortiz Guerrero y Rigoberto Fontao Meza. También musicó algunos textos de
Carlos Federico Abente y compuso algunas piezas instrumentales.

Remberto Giménez

Vida temprana y educación.

Nació en Coronel Oviedo, Paraguay el 4 de febrero de 1898, hijo de Ciriaco Giménez y Ana Bella
Benítez. Al concluir su servicio militar estudió teoría y solfeo y violín con Vicente Maccarone, en
el Ateneo Paraguayo, entonces denominado Instituto Paraguayo.

En 1920 fue becado por el gobierno paraguayo (a instancias del Ateneo) a Buenos Aires, donde
ingresó en el Conservatorio Nacional, asistiendo a clases de violín y música de cámara con
Andrés Gaos, y de composición con Alberto Williams y Celestino Piaggio.

Realizó sus estudios musicales en la Banda de Músicos de la Policía de la Capital bajo Nicolino
Pellegrini, donde luego fue profesor de teoría musical y partícipe en la formación de José
Asunción Flores y de Fernando Centurión. También fue alumno de Salvador Déntice.

Al regresar al Paraguay, obtuvo una nueva beca del gobierno paraguayo y con ella viajó a
Europa donde ingresó en la “Schola Cantorum” de París; allí asistió, durante dos años, a las
clases de perfeccionamiento de violín de Lucien Capet y en la célebre Sorbona tomó cursos de
Estética e Historia de la Música.

En 1927 se trasladó a Berlín, donde se perfeccionó en violín y música de cámara con Alejandro
Perschnicoff, en el Stern Vhes Conservatorium.

Carrera.

A partir de 1928 se radicó definitivamente en el Paraguay, constituyéndose en uno de los


principales animadores de la vida musical en su país. Junto a los músicos Alfred Kamprad
(músico de nacionalidad alemana avecindado al Paraguay), Enrique Marsal y Erik Piezunka
integró el Cuarteto de Asunción, el más importante referente y representante de la música de
cámara en el Paraguay de esos años. Organizó el primer concierto de una orquesta sinfónica
completa, en 1928, con motivo del Centenario de Franz Schubert. Ocupó cargos directivos en el
Instituto Paraguayo y, luego de la fusión de éste con el Gimnasio Paraguayo, en el
reestructurado Ateneo Paraguayo.

En 1934 se realizó una encuesta nacional para determinar el autor de la música del Himno
Nacional Paraguayo. El gobierno nacional, luego del dictamen de una comisión especialmente
integrada para el efecto, declaró auténtica la versión reconstruida y presentada por Remberto
Giménez.

En 1940 fundó la Escuela Normal de Música, institución de enseñanza musical de destacada


labor.

En 1957 logró el auspicio de la Municipalidad de Asunción para la puesta en marcha de la


Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), de la que fue Director hasta su
fallecimiento. Al año siguiente resentó, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Bonn,
Alemania, su «Rapsodia paraguaya», constituyéndose en el primer músico paraguayo que
dirigió una orquesta sinfónica europea.

En 1963 dirigió la Orquesta Sinfónica Brasilera en el Teatro Municipal de Río de Janeiro y en el


Teatro Tupi de Canal 7 de São Paulo.
Fue incansable organizador de actividades musicales y participó de innumerables eventos
culturales. En este contexto, fue miembro de la Academia de la Lengua y la Cultura Guaraní;
uno de los principales impulsores de la fusión del Instituto con el Gimnasio Paraguayo, de la
cual surge nuevamente el Ateneo Paraguayo; primer presidente de Autores Paraguayos
Asociados (APA); docente en los Colegios Nacionales de la Capital y de Niñas, de Asunción;
director general ad honorem de Música, departamento dependiente del Ministerio de
Educación y Culto.

En el campo educacional participó en la formación de orfeones y escribió arreglos de canciones


populares, escribiendo obras musicales dedicadas a la juventud. De la Escuela Normal de
Música surgieron brillantes intérpretes del piano y el violín, aunque se le critica el hecho de
haberse mostrado reticente a compartir sus conocimientos acerca de la no siempre fácil
disciplina de la composición, razón por la cual no dejó discípulos en este terreno. Otro punto
objetable de su labor lo constituye el hecho de que siendo Director de la OSCA no permitió ni
invitó jamás a algún otro director, nacional o extranjero, a presentarse al frente de esa
agrupación orquestal.

Fue un gran orquestador y en algunas de sus obras, como la «Rapsodia paraguaya» se observa
un tratamiento armónico moderno muy superior al de las obras sinfónicas de otros
compositores paraguayos de su tiempo. Fue, asimismo, un gran violinista, si bien su labor como
director de orquesta -fuera de sus dotes de gran organizador- fue limitada.

Como creador, sus obras sinfónicas se mantienen dentro de la línea del nacionalismo musical
de corte romántico y contemplativo. Sus demás composiciones se encuentran dentro de un
limitado estilo de melodías populares orquestadas con refinamiento y buen gusto.

Dirigió y publicó varias ediciones musicales de sus arreglos de Himnos y Cantos Patrióticos, así
como de las versiones oficiales para canto y piano, coro, banda y orquesta sinfónica del Himno
Nacional Paraguayo. Editó, con los auspicios de la Municipalidad de Asunción, dos discos
grabados por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, solistas y coro, con canciones
populares e himnos patrióticos.

A partir de 1928 se radicó definitivamente en el Paraguay, constituyéndose en uno de los


principales animadores de la vida musical en su país. Junto a los músicos Alfred Kamprad
(músico de nacionalidad alemana avecindado al Paraguay), Enrique Marsal y Erik Piezunka
integró el Cuarteto de Asunción, el más importante referente y representante de la música de
cámara en el Paraguay de esos años. Organizó el primer concierto de una orquesta sinfónica
completa, en 1928, con motivo del Centenario de Franz Schubert. Ocupó cargos directivos en el
Instituto Paraguayo y, luego de la fusión de éste con el Gimnasio Paraguayo, en el
reestructurado Ateneo Paraguayo.

En 1934 se realizó una encuesta nacional para determinar el autor de la música del Himno
Nacional Paraguayo. El gobierno nacional, luego del dictamen de una comisión especialmente
integrada para el efecto, declaró auténtica la versión reconstruida y presentada por Remberto
Giménez.

En 1940 fundó la Escuela Normal de Música, institución de enseñanza musical de destacada


labor.

En 1957 logró el auspicio de la Municipalidad de Asunción para la puesta en marcha de la


Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), de la que fue Director hasta su
fallecimiento. Al año siguiente resentó, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Bonn,
Alemania, su «Rapsodia paraguaya», constituyéndose en el primer músico paraguayo que
dirigió una orquesta sinfónica europea.

En 1963 dirigió la Orquesta Sinfónica Brasilera en el Teatro Municipal de Río de Janeiro y en el


Teatro Tupi de Canal 7 de São Paulo.

Fue incansable organizador de actividades musicales y participó de innumerables eventos


culturales. En este contexto, fue miembro de la Academia de la Lengua y la Cultura Guaraní;
uno de los principales impulsores de la fusión del Instituto con el Gimnasio Paraguayo, de la
cual surge nuevamente el Ateneo Paraguayo; primer presidente de Autores Paraguayos
Asociados (APA); docente en los Colegios Nacionales de la Capital y de Niñas, de Asunción;
director general ad honorem de Música, departamento dependiente del Ministerio de
Educación y Culto.

En el campo educacional participó en la formación de orfeones y escribió arreglos de canciones


populares, escribiendo obras musicales dedicadas a la juventud. De la Escuela Normal de
Música surgieron brillantes intérpretes del piano y el violín, aunque se le critica el hecho de
haberse mostrado reticente a compartir sus conocimientos acerca de la no siempre fácil
disciplina de la composición, razón por la cual no dejó discípulos en este terreno. Otro punto
objetable de su labor lo constituye el hecho de que siendo Director de la OSCA no permitió ni
invitó jamás a algún otro director, nacional o extranjero, a presentarse al frente de esa
agrupación orquestal.

Fue un gran orquestador y en algunas de sus obras, como la «Rapsodia paraguaya» se observa
un tratamiento armónico moderno muy superior al de las obras sinfónicas de otros
compositores paraguayos de su tiempo. Fue, asimismo, un gran violinista, si bien su labor como
director de orquesta -fuera de sus dotes de gran organizador- fue limitada.

Como creador, sus obras sinfónicas se mantienen dentro de la línea del nacionalismo musical
de corte romántico y contemplativo. Sus demás composiciones se encuentran dentro de un
limitado estilo de melodías populares orquestadas con refinamiento y buen gusto.

Dirigió y publicó varias ediciones musicales de sus arreglos de Himnos y Cantos Patrióticos, así
como de las versiones oficiales para canto y piano, coro, banda y orquesta sinfónica del Himno
Nacional Paraguayo. Editó, con los auspicios de la Municipalidad de Asunción, dos discos
grabados por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, solistas y coro, con canciones
populares e himnos patrióticos.

Juan Max Boettner

Nació en Asunción el 26 de mayo de 1899. Hijo del alemán Alfred Boettner y de la ciudadana
francesa María Victoria Gautier. Muy niño fue enviado a Alemania a realizar su preparación
primaria y secundaria. Estudió Medicina en las Universidades de Jena, Hamburgo y
posteriormente en Buenos Aires donde estudió música con Ernesto Drangosch y concluyó su
carrera médica en 1926.

Casado con doña Gilda Vierci. Hijo único del matrimonio fue el médico del mismo nombre,
Juan Max.

Falleció en Asunción el 3 de julio de 1958.

Musica
Su nombre adquirió aún mayor relevancia cuando se dieron a conocer sus primeros arreglos
musicales. Revelado como pianista consumado y avezado compositor a vuelo de pluma, dejó
muestras de su fina interpretación de la música nacional folklórica y clásica. Su obra musical
fue profusa y rica en motivaciones. Entre otras compuso en 1957, Himno Nacional, Danzas
Tradicionales del Paraguay y Música y músicos del Paraguay y una obra didáctica llamada Cómo
reconocer el estilo y el autor de una obra musical, Villancicos para Navidad, Suite guaraní, Kyjó,
Canciones infantiles, Fantasía esclava, Sinfonía en mi menor, El alma del inca, Yrendagüé,
Sinfonía paraguaya, Canciones folklóricas paraguayas.

Juan Carlos Moreno.

Era hijo del político, historiador y diplomático Fulgencio R. Moreno (1872-1933) descendiente
de Fulgencio Yegros y de doña Rosario González Filisbert. Descendiente de una familia de
pensadores, desde niño sintió afición por la música.

Su niñez pasó en el ambiente diplomático a que pertenecía su padre. Tuvo una prolija
educación dentro de un ámbito tran atractivo espiritualmente, aunque conoció también la
escasez de otros momentos, llevados por sus padres con entera dignidad. Un día, cuando tenía
once años, como niño travieso que era, quiso treparse a un vagón de ferrocarril cerca de la
Plaza Once, de Buenos Aires. Cayó y las ruedas le cortaron ambas piernas. En medio de su
desgracia, surgió una intensa vida espiritual, se puso a escribir y a hacer serios estudios de
armonía y composición.

Su trayectoria

En 1938 recibió una beca para estudiar en São Paulo, Brasil con el maestro Furio Franceschini
hasta 1940.

Vivió algunos años en Brasil, donde hizo estudios superiores de música. Desde 1940 su
actividad como compositor concertista fue intensa, destacándose también como erudito y
ameno conferencista.

Como compositor, en sus comienzos se dedicó a la música popular, logrando éxitos y


reconocimientos, como el premio que consiguió en 1929 en un certamen nacional en
Argentina con su tango Margarita, con texto del argentino Gabino Coria Peñaloza. Esta pieza
permitió al compositor tener difusión internacional. Luego abarcó, ya con más estudio,
prácticamente todos los géneros musicales, con especial énfasis en la música de cámara.

El 15 de agosto de 1956 estrenó en el Teatro Municipal Ignacio A. Pane la primera zarzuela


paraguaya: La tejedora de ñandutí, con libreto del dramaturgo y poeta Juan Manuel Frutos
Pane

Nicolás Pérez González.

Este asunceno comenzó su carrera integrando el Coro Polifónico del Ataneo Paraguayo y luego
de perfeccionar la técnica vocal con Sofía Mendoza y en Brasil con Faroni Fainghaus, estudió
composición con Francisco Alvarenga en Buenos Aires. Se volcó hacia la música popular y
formó el Trío Los Cangrejos, que activó durante una década.
Don Nicolás es recordado especialmente por ser uno de los integrantes de Los Calchaquís, un
conjunto popular de música latinoamericana muy famoso en Francia. Una de sus canciones
llegó a formar parte de la banda de sonido de la película de los setenta, con Ives Montand,
Estado de Sitio.

El grupo grabó más de veinte larga duración. Pérez González, durante su exilio de cuarenta
años, se presentó en exigentes escenarios de América, Europa, Asia y Africa. En 1989, con los
primeros balbuceos de la democracia, regresó a Asunción.

Sus creaciones son Mangoré para guitarra, Nosotros los innombrables, Mboreví, para dos
guitarras, canción Historia de pájaros desplumados, entre muchas más. También ambientó
melodías para filmes como The Rush (La batalla del diamante), como así también para
radioteatro en Pedro Páramo, de Juan Rulfo, para una radio suiza.

A su regreso sus amigos crearon el Círculo de Música Contemporánea del Paraguay, que lleva
su nombre.

Su presencia como músico está siempre en elaboradas composiciones, como Muerte de


Perurimá, para recitante y siete instrumentos

La primera mitad del siglo XX

El instituto Paraguayo, fundado en mayo de 1895, fue una de las principales instituciones que
ofrecían una formación completa a los estudiantes de música del Paraguaya.

A partir del año 1896, el director del departamento de música del Instituto fue Niccolino
Pellegrini, quién –como señalábamos- ejercía un importante liderato en el movimiento musical
nacional de la época.

El instituto Paraguayo contaba con un cuerpo docente integrado por prominentes maestros
nacionales y extranjeros, que impartían en sus aulas lecciones de instrumentos y teoría de la
música.

Algunas figuras que brillaron como formadores de músicos en Instituto fueron:

Gustavo Escalada: Nacimiento en Buenos Aires de padres paraguayos. Fue profesor en el


instituto paraguayo durante las temporadas 1896/1897 y 1908/1909. Fue el gran formador de
Agustín Pío Barrios Mangoré, pero también de otros notables guitarristas como Quirino Báez
Allende, Enriqueta González y Dionisio Basualdo.

Actuó en el teatro nacional y luego también realizó giras con Agustín Pío Barrios.

Miguel Morosoli: También argentino, alumno de Alberto Williams y Julián Aguirre. Luego de
realizar carrera como concertista en los países de Europa, se radicó en el Paraguay, y del
instituto Paraguayo formo a la primera gran generación de pianistas paraguayos, cuyos
representantes más brillantes fueron:
Francisco Marín Nogueras, Susana Elizeche de Codas y Mercedes Milleres de Salcedo.

Otakar Platil: checo. Fue alumno de Dvorak en el Conservatorio. Trabajo con Josefina Plá en la
composición de la primera ópera paraguaya, que quedó inconclusa. Es autor de numerosas
piezas sinfónicas y de cámara.

La Banda de la Policía.

La Banda de Músicos de la Policía Nacional fue fundada el1912, y su primer director fue el
maestro italiano Niccolino Fellegrini.

Gimnasio Paraguayo

El Gimnasio Paraguayo fue creado en 1913 por el violinista y compositor Fernando Centurión,
quién ha sido el primer violinista paraguayo de trascendencia internacional. Formando en el
instituto paraguayo, se perfecciono en el concurso de interpretación del Conservatorio de
Bruselas.

Fundó Asunción al Cuarteto Haydn y formó a la generación más notable de violinistas


paraguayos.

El gimnasio paraguayo se fusionó en 1934 con el Instituto Paraguayo, dando origen al ateneo
paraguaya yo.

LA MÚSICA DURANTE LA DICTURA DEL DR.J.G. RODRÍGUEZ DE FRANCIA

Llegada ya la independencia paraguaya, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia asume la


conducción nacional en 1814, declarándose dictador – primero temporal y luego perpetuo – de
la República.

LA MÚSICA EN LA POSGUERRA

Finalizada la guerra contra la Triple Alianza, los paraguayos encararon la difícil tarea de
reconstruir la nación. En el ámbito musical, se destaca el regreso del connotado discípulo de
Sauvageot de Dupuis, Cantalicio Guerrero, quien volvia de Buenos Aires en 1883, luego de
haber caído prisionero en la contienda, y haber trabajado en la capital argentina en los años
posteriores a la finalización de la guerra.

Guerrero trabajó en la conformación de bandas de música, y en 1890 trabajó en la


conformación dela Orquesta Nacional, que bajo su dirección acompañaba las actuaciones de
las compañías líricas extranjeras que visitaban nuestro país

Las décadas finales del siglo xix también presencian la llegada a Asunción de destacados
maestros extranjeros, que trabajaron arduamente en la formación de músicos paraguayos, ya
sea creadores o intérpretes

Uno de los primeros en llegar fue el maestro uruguayo Luis Cavedagni, quien pisó suelo
paraguayo en 1874, y fue contratado para la formación de las bandas militares. Su tarea fue
importante, ya que trabajó en la reconstrucción del Himno Nacional Paraguayo ( de la
tonalidad de la bemoi mayor, a diferencia de la versión oficial de Remberto Giménez, que está
en fa mayor) , recopilando música popular publicando su álbum toques populares del Paraguay,
presentado en la exposición universal de París, en 1889.
En 1893 llegó a Asunción el maestro italiano Niccolino Pellegrini, de descollante labor en la
formación de músicos y de instituciones musicales que fueron fundamentales para el posterior
desarrollo del movimiento musical Paraguayo. También realizó su propia reconstrucción del
Himno Nacional Paraguayo, en la tonalidad de fa mayor.

Trabajó también en el ámbito de la compasión, presentando exitosamente varias


composiciones.

LA MÚSICA DURANTE LA DICTADURA DEL DR. J. G. RODRÍGUEZ DE FRANCIA.

Llegada ya la Independencia paraguaya, el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia asume la


conducción nacional en 1814, declarándose dictador- primero temporal y perpetuo – de la
República.

El historiador guaireño nos recuerda que Francia era músico.

Que cantaba y tocaba la guitarra, y hasta llevaba serenatas.

Hace alusión a la creación de la Escuela de Músicos Militares, donde los aprendices tenían un
trato preferencial, y se les asignaba manutención, y hasta calzados y vestuario. También hace
referencia a que Francia encargaba en el Brasil los cuadernos de música, e importaba del
mismo país cuerdas de guitarra. Asimismo, Cardozo refiere que la música era uno de los pocos
medios que utilizaba la oposición para manifestarse

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