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EVOLUCIÓN SOCIAL
LAS CLASES BAJAS: Formaban el grueso de la población, al igual que en todas las
épocas. En el siglo XIX se distinguían varios grupos según su ocupación: campesinos,
artesanos, obreros y criados. Las tres últimas clases, de extracción urbana, estuvieron
representadas a partir de la década de 1840 por el partido demócrata.
LOS CAMPESINOS: Vivían de forma diferente según las regiones. En Andalucía
eran en su mayoría jornaleros, que sólo tenían trabajo por temporadas (siembra y
cosecha), recibían unas pagas mínimas y vivían miserablemente. No tuvieron
respaldo político de ningún partido hasta la llegada del anarquismo en el Sexenio
Democrático. En otras partes de España había campesinos propietarios que
cultivaban su pequeña finca, lo que les permitía llevar una vida algo más
desahogada siempre que la cosecha fuese suficiente. En años de sequía, como la de
1867, sufrían peor suerte los arrendatarios y los aparceros.
LOS ARTESANOS: Un grupo profesional superviviente de los siglos pasados,
desempañaba su trabajo en las ciudades en las que la industria aún no se había
establecido. La lenta industrialización del país permitió a mucha gente vivir de la
artesanía durante la mayor parte del siglo, a pesar de que habían perdido el apoyo de
los gremios, que actuaban como reguladores del precio y la producción. Tras la
abolición de los gremios, el artesanado entró en la economía de mercado y se vio en
desventaja frente a las empresas industriales, que acabaron por acaparar la
producción.
LOS CRIADOS Y DEPENDIENTES: Acaparaban el resto de los oficios, siempre
bajo la supervisión de un burgués o aristócrata, o bien un tendero de clase media.
Tanto el amo de la casa como el tendero pagaban a su sirviente o dependiente con la
manutención y el alojamiento, para complementar un sueldo que no permitiría a los
empleados pagárselos por su cuenta.
EVOLUCIÓN CULTURAL
COSTUMBRES
EL MATE: Se hacía uso y abuso. Se servía en ayunas, muchas veces se tomaba en
la cama, a las nueve o diez de la mañana se desayunaba, entre éste y la comida
mate, de dos a tres de la tarde se almorzaba, de seis a siete otra vez mate, entre las
nueve y las doce, dependiendo de la familia, se servía la cena y no era raro que
antes de acostarse como digestivo se recurriera al mate nuevamente.
DÍA DE LOS MUERTOS: Empezaron entonces adornar las tumbas con flores y
velas, visitar los panteones el día 1 y 2 de noviembre.
La gente de clase alta solía visitar los panteones por las mañanas y la de clase baja
por las tardes.
LA MITOLOGÍA: Es el estudio y la interpretación del mito y cuerpo de los mitos
de una cultura particular. El mito es un fenómeno cultural complejo que puede ser
encarado desde varios puntos de vista. En general, es una narración que describe y
retrata en lenguaje simbólico el origen de los elementos y supuestos básicos de una
cultura. La narración mítica cuenta, por ejemplo, cómo comenzó el mundo, cómo
fueron creados seres humanos y animales, y cómo se originaron ciertas costumbres,
ritos o formas de las actividades humanas. Casi todas las culturas poseen o
poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con ellos.
PROFUNDIZACIÓN DE LA DESIGUALDAD
LA INFERIORIDAD DE LA “RAZA INDIA”
Según los autores, el primer racismo corresponde a la época colonial y sobrevive
durante el inicio de la vida republicana. Este racismo es religioso porque la “raza
india” desconocía la religión católica y su inferioridad se debía a que pertenecía a la
época precristiana. Además, es cultural porque los indios no sabían los avances de
la cultura europea y eran representados como bárbaros.
EL SEGUNDO RACISMO
Apareció en la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX
cuando emergió el llamado “racismo científico”, que sostenía que había razas
superiores a otras en función de la inteligencia. El indígena era considerado incapaz
de asimilar la cultura occidental y la única opción era cambiar de individuos para
acabar con los males de nuestra sociedad.
LA EDUCACIÓN Y EL DINERO
Finalmente, el tercer racismo corresponde al siglo XX cuando la clase social,
expresada en consideraciones como la educación y la posición económica, se
impone sobre lo étnico y da lugar a una nueva forma de discriminación, que es la
que en buena cuenta se mantiene hasta nuestros días. Para los historiadores, todos
estos discursos muestran que las ideas de nuestra sociedad sobre la desigualdad
entre las personas derivan de la pertenencia a un grupo racial y no del modo en que
ésta se encuentra organizada.
LA RESISTENCIA A LA IGUALDAD EN LA LEY
Por otro lado, en el segundo estudio del libro titulado “Las promesas igualitarias del
liberalismo criollo”, Rolando Rojas se centra en el siglo XIX para describir y
analizar cuáles fueron los principios ordenadores que los liberales trataron de
implantar en la república temprana.
El punto de partida del texto es que la noción de igualdad jurídica, presente en el
marco legal-institucional y en el discurso oficial del Perú republicano, se impuso
sobre una sociedad en la que persistían estructuras corporativas que bloquearon la
universalización del principio de igualdad. Es decir, para el autor, “el imperio de la
ley” solo reguló la vida social en algunos espacios limitados debido a la resistencia
de las élites, las cuales no deseaban perder ciertos privilegios establecidos en
función a sus intereses, tanto en el medio urbano como en la sociedad rural.
1. LA ESCLAVITUD
Cuando hablamos en el Perú de la abolición de la esclavitud, nos referimos a la
superación histórica de una condición servil que se presenta enmarcada dentro de dos
características fundamentales: en primer lugar, estamos hablando de una esclavitud
formal, es decir, de una esclavitud legalmente admitida y reglamentada por el Derecho;
en segundo lugar, esa esclavitud se aplica sobre la población de origen africano. Es esa
esclavitud negra la que fue abolida el 3 de Diciembre de 1854 con la declaración del
Presidente Castilla. Sin embargo, aún después de esa abolición, en el Perú se han
mantenido formas esclavistas informales casi hasta nuestros días.
Desde fines del S. XVIII los esclavos van a emplear diversos medios en una gran
mayoría, legales para conseguir su libertad minando el régimen esclavista. De un lado,
utilizarán profusamente la compra de sí mismos, negociando con sus amos para obtener
lo que entonces se llamaba su “ahorro”, es decir, su libertad. De otro lado, advertimos
un incremento de la actividad judicial que cuestiona distintos aspectos de la esclavitud y
utiliza estratégicamente el Derecho Canónico y la noción de familia cristiana para
oponerlos al Derecho Civil y a la noción laica de propiedad. Hay muchos casos en que
los esclavos piden al juez que ordene al amo a venderlos para reunirse con su familia
que es propiedad de otro amo.
Habrá que esperar hasta la Constitución de Cádiz de 1812 para encontrar en estos
juicios algunas voces de protesta que trascienden lo individual y ponen en cuestión la
esclavitud como tema social. Sin embargo, incluso en las acciones individuales ya se
perfila un afán de libertad y un clima de oposición o de evasión a esas leyes esclavistas
y discriminadoras.
No debemos olvidar que la discriminación jurídica contra los negros no era solamente
por razones de esclavitud sino también de raza.
Veremos que, a pesar de la Constitución de 1812 y a pesar incluso de la Independencia
del Perú, la población de origen africano tendrá que esperar todavía muchos años para
vivir como los demás peruanos.
2. SAN MARTÍN Y LA ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD.
Los aires de independencia nacional llegan al Perú en el S. XIX y con ellos se difunden
los ideales liberales.
San Martín se encuentra frente a un verdadero dilema Considera que abolir la esclavitud
es “el más santo de todos los deberes”. Sus palabras, que constan en los Considerandos
del Decreto de 12 de Agosto de 1821, son muy fuertes contra la esclavitud: “los
hombres han comprado a los hombres –dice- y no se han avergonzado de degradar a la
familia a la que pertenecen, vendiéndose unos a otros”. Pero, al mismo tiempo,
reconoce la crisis que se puede producir en la agricultura y “el interés de los
propietarios” por lo que, dice, “no se puede atacar de un golpe este antiguo abuso” sino
que hay que buscar una solución “conciliando por ahora el interés de los hacendados
con el voto de la razón y la naturaleza”.
Acorde con esta perspectiva, San Martín encuentra una fórmula salomónica: decreta lo
que se denominó la libertad de vientres, es decir, la regla de que nadie nace esclavo en
el Perú a partir de la Independencia. En esta forma, los actuales esclavos permanecen
como tales, pero la siguiente generación ya no será esclava. Así, dice el mismo San
Martín, una institución que ha durado tanto tiempo no será terminada en un solo acto,
lo que podría ser perjudicial, sino que se dejará que “el tiempo mismo que la ha
sancionado la destruya”.
En Noviembre de ese año, San Martín amplía los alcances abolicionistas declarando
libres incluso a los esclavos actuales si habían pertenecido a españoles emigrados y, por
consiguiente, ya no tenían un amo presente. Pero el mismo día expide otro Decreto por
el que los hijos de esclavos nacidos ya libres en virtud de su Bando anterior, quedan
sujetos a un patronazgo a cargo del amo de la madre hasta que cumplan 20 años las
mujeres y 24 los hombres. En esta forma, los efectos de la abolición quedaban
postergados por cerca de 25 años.
En 1823, la primera Constitución del Perú independiente proclama en su artículo 11 que
nadie nace esclavo en el Perú –retomando la fórmula de San Martín- pero agrega que
nadie puede entrar al Perú en esa condición, prohibiéndose el comercio de negros.
Al parecer, los propietarios de esclavos logran hacer mayor presión en los años
siguientes porque la Constitución de 1826 no repite esa norma; y debe tenerse en cuenta
que, un año antes, se había expedido un Reglamento Interior de las Haciendas de la
Costa, en cuya redacción habían participado importantes e influyentes propietarios de
haciendas, en el que, bajo la forma de establecer medidas humanitarias para el trabajo
de los negros, se reconoce plenamente la legitimidad de la esclavitud. En cambio, la
Constitución de 1828 repone la norma en su artículo 152 e incluso sanciona a los
traficantes de esclavos con la pérdida de la nacionalidad, limitando esta sanción
solamente al tráfico exterior ya que la venta de los esclavos todavía existentes seguía
siendo válida dentro del Perú.
3. LA RECLAMACIÓN DE LOS VULNERADOS DERECHOS DE LOS
HACENDADOS DE LAS PROVINCIAS LITORALES DEL
DEPARTAMENTO DE LIMA.
En tercer lugar, argumenta la Reclamación, los negros no saben vivir sin un amo
que los controle: dejarlos en libertad sólo conduciría a que “labradores tranquilos y
útiles” se conviertan en ociosos.
El cuarto argumento, que reúne de alguna manera los tres precedentes, es la defensa
del derecho de propiedad y de la garantía de no confiscación que contienen todas las
Constituciones que han regido al Perú hasta entonces, denunciando que las leyes
abolicionistas son inconstitucionales y violadoras del Derecho Natural por cuanto se
pretende privar a los hacendados de su propiedad sin compensación alguna
Sin embargo, era ya patente que los nuevos tiempos y las nuevas ideas hacían intolerable la
esclavitud. El propio Código Civil tiene una redacción conscientemente efímera:
condiciona las normas sobre esclavos a “Mientras subsistan los efectos de la antigua
esclavitud”.
En efecto, apenas dos años después, el 3 de Diciembre de 1854, quedaría abolida la
esclavitud por el Decreto del Presidente Provisorio D. Ramón Castilla.
Las voces de los propietarios no fueron desoídas, pese a todo. El Decreto establece el pago
de un justo precio a los amos de los esclavos y a los patrones de los siervos libertos. Estos
pagos se harían con cargo a los ingresos estatales percibidos gracias a la prosperidad fiscal
creada por el guano. Echenique afecta el derecho de propiedad debido a la vaga
indemnización que ofrece. Es así como el artículo sexto del mencionado Decreto de Castilla
garantiza la acreencia de los propietarios por concepto indemnizatorio con la quinta parte
de las rentas nacionales, inclusive los sobrantes de la venta del guano. Posteriormente, el
Decreto de 9 de Marzo de 1855 reglamenta el pago de esta indemnización y dispone que el
Estado abonará a los antiguos amos una indemnización de 300 pesos por cada esclavo, en
un plazo de tres años, más un interés del 6% de interés anual.
Tanto el pago de los esclavos, como el efectuado para cubrir la llamada Deuda Interna,
resulta un procedimiento para inyectar capital dentro de la economía privada –
particularmente en la agricultura, que sufría de una grave carencia de capitales para
tecnificarse- colocando la prosperidad del guano al alcance de los sectores privados con la
idea de impulsar una economía nacional. Es por ello que se paga no solamente por los
esclavos propiamente dichos sino también por los libertos, que continuaban sometidos al
llamado patronazgo.
Sin embargo, si bien podemos encontrar en este proceso motivaciones positivas, tales como
el respeto por la libertad y la dignidad humana y la dinamización de la economía privada a
través de una inyección de capital público, las cosas se presentaron en la práctica de una
manera menos ética y más anecdótica.
El Presidente Constitucional de la República era por entonces el General Don José Rufino
Echenique, elegido en 1852. Pero en 1854, el General Ramón Castilla, en alianza con el
político civil Domingo Elías, se levantaron en armas. Es en estas circunstancias que
Echenique, siguiendo una línea que ya había sido empleada en las Guerras de la
Independencia, ofrece la libertad para todos los esclavos que peleen por el Ejército
constitucional. Castilla indica que su revolución tiene por objeto reconocer y garantizar “los
derechos de la humanidad oprimida, explotada y escarnecida con el tributo del indio y con
la esclavitud del negro” Consecuente con ello y con gran habilidad política, asumiendo el
carácter de Presidente Provisorio, retruca la oferta de libertad de Echenique diciendo que se
está induciendo al esclavo a dar por rescate su vida en una guerra civil que no puede
comprender, dado que nunca le dejaron adquirir ideas políticas durante su servidumbre En
consecuencia, restituye, sin condición alguna, la libertad de todos los esclavos y siervos-
libertos, en general
Y así el anhelado grito de libertad, al que se refiere el Himno Nacional, finalmente se
oyó en las haciendas de la costa del Perú.
Sin embargo, si bien se cita frecuentemente la norma del artículo primero del Decreto de 3
de Diciembre de 1854 que establece la abolición, no se menciona usualmente el artículo
tercero del mismo Decreto.
Ese artículo tercero establecía que quedaban exceptuados de tal libertad y eran indignos de
ella, los esclavos o siervos que tomaran las armas y sostuvieran la tiranía del llamado ex
Presidente D. José Rufino Echenique.
Por consiguiente, el 3 de Diciembre de 1854 no fue la fecha en que terminó la esclavitud en
el Perú por cuanto aquellos esclavos que pelearon por Echenique siguieron legalmente
siendo esclavos hasta el fin de sus vidas, dado que el Decreto de Castilla los había excluido
de manera expresa del beneficio de la libertad.
En realidad, la abolición de la esclavitud, pese a ser un punto en debate de la mayor
importancia filosófica y política, se resolvió en el Perú a través de una lucha entre
caudillos. Echenique declaró libres a todos los negros que pelearan por él y Castilla declaró
libres a todos los negros… salvo a los que pelearan por Echenique.
LA REFORMA AGRARIA
Fue un proceso político social ejecutado a nivel mundial, siguiendo las pautas del nuevo
orden mundial de la época. Muchos países, básicamente los del llamado tercer mundo, se
sumaron a la nueva forma de distribución de la riqueza a través del intervencionismo
estatal, violando en muchos casos los derechos básicos a la propiedad privada de
ciudadanos de todos los niveles socio-económicos, derechos que van desde las haciendas de
grupos económicos poderosos hasta las propiedades agrícolas de medianos agricultores,
que disponían de menos de 100 has. De tierras productivas.
El factor básico que tomó en cuenta el gobierno de Velasco Alvarado para la eliminación
de empresas productivas agrícolas en el Perú fue la igualdad teórica y fundamentalista entre
campesinos y empresarios frente a la riqueza obtenida de sus labores en el trabajo diario de
sus tierras. La reforma agraria que se llevó a cabo tanto en el Perú como en decenas de
países tercermundistas, básicamente de Latinoamérica, produjo una rápida desaceleración
de la producción agraria de sus naciones, sumada a la constante y creciente falta de
tecnología la cual que se alejaba de las realidades latinoamericanas dando paso al desastre
agrícola más grande de la historia, dentro de las naciones del tercer mundo.
LA DEUDA ACTUAL
La deuda de la reforma agraria se estima impagable, puesto que los valores reconocidos a
los más de 20,000 agricultores grandes y pequeños, que fueron perjudicados, estaban por
debajo de 1/50 de su valor real, es decir, once millones de hectáreas fueron bonificadas a un
valor cincuenta veces menor que el real. Empresas agrícolas del norte del Perú obtuvieron
valores incluso menores, debido a una clara arbitrariedad en el proceso de asignación de
valores y bonos agrarios del estado.
Hacer un estimado del valor de la deuda del estado con 20,000 empresarios peruanos es
hablar de cientos de millones de dólares, si asumimos que una hectárea estimaba un valor
actualizado de 2,000 dólares americanos. Eso equivaldría a 22,000 millones de dólares
actuales como deuda básica sin intereses. El interés pactado de los bonos, estipulados en
7.5% anual capitalizado, durante los cuarenta y cuatro años transcurridos han multiplicado
su valor 24 veces.
La deuda que se quiere asumir y reconocer dista mucho de la verdadera deuda provocada
por el gobierno militar de aquella época. Sin embargo aún está en discusión el justo
cumplimiento de dicha deuda que equivale al 1% del valor real contraído por el gobierno
militar, violando las disposiciones del Tribunal Constitucional actual.
HISTORIA
La Confederación Campesina del Perú apoyó la expropiación de las haciendas, pero criticó
la formación de estas súper cooperativas y defendió el derecho de las comunidades
campesinas a recuperar las tierras de las haciendas adjudicadas a las SAIS.
En 1972, fue promulgada la Ley Nº 19400, la cual liquidó las organizaciones de los
hacendados: la Sociedad Nacional Agraria, la Asociación de Ganaderos y la Asociación de
Productores de Arroz. Para 1979, se habían expropiado 9.1 millones de hectáreas de las 30
de tierra cultivable del país. De 1969 a 1979, que fue lo que aproximadamente duraron los
gobiernos de los generales Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales-Bermúdez, se
expropiaron 9. 065, 772 haciendas y 15, 826 fundos. Haciendas tradicionales como: Huyro,
Pucuto, Pistipata (Familia De La Torre Romainville), Cartavio (W. R. Grace & Co.), Casa
Grande (Familia Gildemeister), Roma (Familia Larco), Cayaltí (Familia Aspíllaga), Pucalá
(Sociedad Vda.de Virgilio Dallorso), Pomalca (Familia de la Piedra), Tumán (Familia
Pardo), Laredo (Familia Chopitea) y Calipuy (Familia Ganoza) pasaron a ser cooperativas
administradas por los trabajadores.
La Constitución de 1933 estipulaba que las expropiaciones por alguna reforma agraria
debían ser canceladas con bonos de aceptación obligatoria. La deuda del Estado por dichos
bonos no fuerón sido canceladas y se estima que es de US$4,500 millones. En el 2012, el
Tribunal Constitucional anunció que elaboraba una resolución para que el gobierno
cancelara la deuda. La deuda revalorada con el interés internacional de 7,5% anual
capitalizado alcanza valores estimados en 100,000 millones de dólares actuales.
OPINIONES FINALES
Cuarenta años después de la reforma agraria aún es ambigua la pregunta por su resultado.
En parte tuvo éxito y mirados otros ángulos fue un completo fracaso. Por un lado, liberó al
campesinado de las ataduras serviles y amplió la ciudadanía peruana, integrando al país
más que ningún otro gobierno. Pero, sus propuestas productivas fueron utópicas y sin
mayor sentido, habiendo provocado un serio retraso de la productividad agraria.
Al terminar con la hacienda oligárquica, Velasco optó por no repartir la tierra en forma
individual entre los campesinos. Varias experiencias de reformas agrarias así lo indicaban.
En efecto, desde la revolución de los esclavos de Haití se ha sabido que el minifundio
arruina a una nación y que retrasa considerablemente sus fuerzas productivas.
Pero, ¿cómo evitar el reparto después de expropiar a los grandes hacendados? La única
manera es mantener las unidades productivas con mano dura y proyectos a largo plazo. Por
ello, el general Velasco conservó la gran propiedad e incluso la amplió, llamándola
cooperativa o sociedad agrícola de interés social. Bajo esos nombres se proyectó el
latifundio y el campesinado percibió al Estado como nuevo dueño.
Pues bien, a Velasco se le ocurrió que los campesinos debían colaborar con los pobres de la
ciudad. El general presidente pensaba que la reforma agraria era un enorme aporte de su
gobierno a la clase campesina. Además, sabía que no había hecho nada semejante por el
pueblo de las ciudades, no había reforma urbana ni estaba planeada. Pues bien, la forma de
compensar a la ciudad sería con productos del campo baratos, que permitan llegar a fin de
mes. El campesino ayudaría al proletario con una mesa cómoda.
Esa política diferenciada de precios arruinó al campo y evitó posibles efectos beneficiosos
de la reforma agraria. El intercambio entre campo y ciudad siempre es desigual, pero en
este caso se hizo abismal. De este modo, durante el docenio militar, la reforma agraria
entregó la tierra a administradores que laboraban nominalmente como representantes del
campesinado. Pero, paralelamente perjudicó económicamente al campo en su conjunto y
extendió la pobreza rural.
En este contexto, los problemas sociales dentro de la reforma se hicieron más agudos.
Sobrevino una etapa de gruesas dificultades económicas. Los supuestos beneficiarios
estaban pobres y quisieron arreglárselas por sí mismos.
Por ello, el campesinado rechazó el modelo asociativo implementado por la reforma del
general Velasco. No había traído ni autogestión ni prosperidad. A continuación, empezaron
una serie de tomas de tierras protagonizadas por los mismos beneficiarios contra las
cooperativas. Las parcelaron. Cada campesino se hizo dueño de una pequeña chacrita y
desapareció la economía de escala, indispensable para una operación moderna y
económicamente viable.
"Empobreció tanto a la gente del campo, que recién el 2005 se recuperó el Producto Bruto
Interno (PBI) agrícola de 1975. Además, otro de los efectos de la Reforma Agraria fue la
disminución del número de empleos en el agro entre las décadas de los 70 y los 80, que
desde los 90 empezó a recuperarse lentamente con la agroexportación y que en la
actualidad ciudades como Ica y Trujillo tienen pleno empleo en el campo", precisó a
Correo.
Es más, dijo que desde el boom de la agroexportación en el país hay momentos en que la
demanda por mano de obra es tan grande que no es cubierta, lo que impacta en un
crecimiento de los sueldos, muchas veces inclusive duplica la Remuneración Mínima Vital
(RMV).
HISTORIA
Según el analista Miguel Santillana, la idea de una reforma agraria no era nueva en 1969,
porque el agro había perdido su importancia dentro de la estructura del PBI (14.2% en
1950, 10.73% en 1960 y 8.1% en 1968) y de las exportaciones (55% en 1950, 37.7% en
1960 y 18.8% en 1968) por el incremento de precios internos y un tipo de cambio fijo desde
1958.
MIGRACIONES
Durante el siglo XIX la configuración social del Perú se nutrió con la incorporación de
nuevos grupos de pobladores que se integraron de manera definitiva a la sociedad peruana.
A la diversidad de lenguas y etnias autóctonas se añadieron otras culturas foráneas. A los
españoles y africanos se sumaron inmigrantes de otros países europeos y asiáticos.
MIGRACIONES ASIÁTICAS
Luego de la abolición de la esclavitud, la ausencia de mano de obra impuso la necesidad de
traer una cantidad considerable de chinos, denominados culis. La mayoría llegó para
cumplir las labores realizadas antes por los esclavos negros. La migración china estuvo
destinada a las haciendas costeras para luego diversificarse hacia negocios de exportación,
restaurantes y bodegas. Los abusos cometidos contra estos inmigrantes en las haciendas
obligaron al gobierno peruano a intervenir. Se originó una campaña internacional
denunciando que el trato que se les daba era una forma encubierta de esclavitud que, para
1869, ya estaba éticamente cuestionada.
El debate ocasionó ese tema sacó a la luz muchos escándalos. El más importante fue el
sonado caso de la barca María Luz, en 1872. Esta barca, de bandera peruana, traía culis.
Uno de ellos logró escapar nadando hasta refugiarse en un buque británico en el puerto de
Yokohama de Japón. Tras las denuncias de maltratos a los que eran sometidos en el barco,
el gobierno japonés embargó el buque, su tripulación y su carga humana. Después de este
hecho, las condiciones de inmigración cambiaron.
Por el contrario, la inmigración japonesa tuvo otro carácter. En primer lugar, porque se dio
después de haberse establecido relaciones diplomáticas entre el Japón y el Perú. El
convenio se rigió bajo pautas legales muy distintas a las de la primera migración china. En
1899 se realizó el ingreso formal del primer contingente de japoneses, aunque para
entonces ya había japoneses en el país.
MIGRACIONES EUROPEAS
El intento por regular y, en muchos casos, propiciar la migración europea se dio desde
inicios de la república. En 1849, por ejemplo, se promulgó una ley de inmigración que
favorecía la introducción de pobladores de diversas regiones del mundo. Pero esta se
derogó en 1853, durante el gobierno de Echenique. No obstante, en 1857 la llegada de
inmigrantes alemanes se materializó y formaron una colonia en la margen izquierda del río
Pozuzo. Pero la ayuda prometida del gobierno peruano no fue igual de tangible. Por el
contrario, debido a la carencia de vías de comunicación esta población se mantuvo aislada
durante cerca de 120 años. Recién en 1970 se construyó la primera carretera, con ayuda del
gobierno alemán.
En 1850 llegaron al Perú irlandeses que salieron de su país debido a las hambrunas
causadas por el fracaso de las cosechas. Uno de los colonos más destacados fue William
Grace. Este irlandés se empleó en una compañía inglesa de vapores que transportaba guano
a Estados Unidos y Europa, empresa con la que se asoció, formado W. R. Grace Co.,
conocida como la Casa Grace. Esta empresa desempeño un papel muy importante, durante
la ocupación chilena, en la refinanciación de la deuda externa del Perú. Funcionó en el Perú
hasta 1968, a inicios del gobierno militar.
Otra colonia importante de europeos en el Perú fue la italiana. Su presencia ha quedado
registrada desde el censo de 1857. Para ese entonces la población limeña arrojó un total de
94 195 habitantes, de los cuales 3 469 eran italianos. Crearon instituciones como la
Sociedad Italiana de Beneficencia y Asistencia (1862) y la Sociedad Italiana de Instrucción
y Educación Civil (1872). En 1873 se formó la Sociedad de Inmigración Europea, para
favorecer la llegada de mano de obra. Esta sociedad estuvo presidida por el ciudadano
italiano Aurelio Denegrí.