Está en la página 1de 4

Universidad abierta para adultos

Participante:
Patricia Ramírez Cuevas
Matricula:
15-7311
Tema: Evaluación Clínica.
Asignatura:
Psicología Clínica 2

Facilitadora:
Lissett García
Después de consultar la bibliografía señalada (Libro básico: Psicología
Clínica de Butcher) y otras fuentes de interés científico para la temática
objeto de estudio, se aconseja que realices las siguientes actividades:
1. Responde la siguiente guía de preguntas:

A. ¿En qué consiste la evaluación clínica? ¿Cuál es su propósito?

Consiste en indagar, plantear objetivos, intervenir, pronosticar y volver a


evaluar si los objetivos se alcanzaron (Lemos, 2012).

Su propósito es decir, la combinación de investigación, evaluación e


interacción necesaria para entender en términos psicológicos, la conducta
humana y los conflictos internos, y poder ayudar a la persona dentro de una
sola disciplina. En definitiva, la combinación de la teoría, la investigación, los
métodos de evaluación y tratamientos aplicados.

B. ¿Cuáles aspectos éticos deben tomarse en cuenta a la hora de


llevar a cabo una evaluación clínica?

La evaluación psicológica debe cumplir con las garantías científicas, tanto de


procedimientos (aspectos psicométricos) como del proceso de evaluación
psicológica y, además, con las garantías éticas, deontológicas y legales
(Fernández-Ballesteros y Calero, 2011).

Las garantías éticas se refieren a una serie de aspectos fundamentales que


guían el comportamiento de los profesionales. La ética o los principios éticos
son el conjunto de principios que definen lo que es bueno y lo que es malo en
la vida humana. Así una persona o un comportamiento es calificado como
“ético” cuando es consecuente con esos principios en el marco de lo que una
sociedad concreta estipula como bueno o malo. La deontología es el conjunto
de principios y reglas éticas que regulan y guían la actividad profesional.

En relación con la ética, y atendiendo a la Declaración Universal de principios


éticos para psicólogos y psicólogas(2008), se pueden nombrar cuatro ejes
sobre los cuales los profesionales deben basar su práctica cotidiana: a) respeto
por la dignidad de las personas y los pueblos, b) cuidado competente del
bienestar de los otros, c) integridad, y d) responsabilidades profesionales y
científicas con la sociedad.
C. ¿Para qué sirve la clasificación de la conducta patológica?

Para hacer inferencias sobre las similitudes y las diferencias subyacentes entre
las diferentes patologias psicologicas.

En la psicología clínica, la clasificación supone un intento para delimitar


variedades propias de la conducta inadaptada.Junto a la definición de lo que es
una conducta patológica, también resulta esencial algún tipo de clasifica- ción
para poder organizar nuestra discusión sobre la natu- raleza,las causas y el
tratamiento más adecuado de dicha conducta. La clasificación permite
comunicar información sobre la conducta patológica de una manera
convencional y relativamente precisa. Por ejemplo, es imposible realizar una
investigación sobre las causas de los trastornos alimenticios a menos que
dispongamos de una definición más o menos clara de la conducta en cuestión;
de lo contrario, seremos incapaces de seleccionar a las personas que expresan
ese tipo de trastorno.

D. ¿Cuáles modelos de clasificación de la conducta patológica son los


más comúnmente utilizados en la actualidad?

El DSM y La CIE-10

El DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) es uno


delos modelos mas utilizados en la clasificación de las enfermedades mentales
desarrollada por la American Psychiatric Association (APA).

El DSM es un sistema de clasificación de los trastornos mentales que


proporciona descripciones de las categorías diagnósticas, con el fin de que los
clínicos e investigadores de las ciencias de la salud puedan diagnosticar,
estudiar, intercambiar información y tratar los distintos trastornos.

Su primera versión, a partir de 1952, enumeró 108 categorías diferentes de


enfermedades mentales. La versión actual, DSM-IV-TR, tiene 410. La edición
vigente es la quinta, conocida como DSM-5, y se publicó el 18 de mayo del
2013..
La CIE-10 sigue siendo una clasificación descriptiva y no etiológica, aunque de
manera implícita la etiología sigue tomando parte de la organización (trastornos
de origen orgánico, relacionados con sustancias o con el estrés), por lo que
resulta una clasificación mixta. Otro resultado del proyecto CIE-10 fue la
creación de entrevistas estructuradas para operativizar la recogida de datos:
CIDI, SCAN, IPDE. Los instrumentos requieren experiencia y entrenamiento en
centros de la OMS.

E. ¿Cuáles son las críticas o limitaciones que se hacen del uso DSM?

Aun siendo el DSM el principal referente en la salud mental mundial, con los
años y tras sucesivas revisiones se ha empezado a cuestionar seriamente su
validez, basada fundamentalmente en el consenso más que en las pruebas
científicas. El DSM-5 se entronca en el modelo médico categorial de
enfermedad, que, en el caso de los trastornos mentales, presenta muchas
limitaciones en la práctica clínica. Así, por ejemplo, hay grupos de síntomas,
relacionados especialmente con la ansiedad y la depresión, que están
presentes en muchas categorías diagnósticas. De hecho, los límites entre las
categorías diagnósticas son mucho más permeables de lo que figura en el
texto. Un ejemplo es el trastorno mixto de ansiedad y depresión, que no está
incluido en el manual y que, sin embargo, es uno de los trastornos con mayor
tasa de prevalencia en asistencia primaria (London School of Economics,
2006). Asimismo muchos pacientes con un mismo diagnóstico presentan
perfiles sintomáticos muy variados, por lo que el establecimiento de un
diagnóstico clínico no es siempre clarificador del tratamiento a seguir.

Es más, la casi inexistencia de pacientes con un único diagnóstico puro (la


comorbilidad es la norma, no la excepción), el recurso a los diagnósticos no
especificados, que pueden ser los más frecuentes en áreas como los trastornos
de la conducta alimentaria, los trastornos de personalidad o los trastornos del
espectro autista, o la falta de tratamientos específicos para muchas categorías
diagnósticas revela las imprecisiones de este sistema clasificatorio (Echeburúa,
Salaberría, Corral y Polo-López, 2010).

También podría gustarte