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formación ciudadana
VI Congreso de Formación Social
Instituto Tecnológico de Monterrey
4 de septiembre 2008
Roser Batlle
Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
Índice
1
Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
Se podría objetar, no sin razón, que esta imagen corresponde sobretodo a los jóvenes de
los países occidentales, y que la mayoría de los 1200 millones de jóvenes que pueblan el
mundo pertenecen a países en desarrollo y padecen graves problemas de salud,
analfabetismo, pobreza y falta de empleo.
Sin embargo, sin olvidar las profundas desigualdades que caracterizan nuestro mundo,
existe un cierto universo juvenil, cada vez más globalizado, dónde se identifican poderosas
tendencias cuanto a valores y estilos de vida. Por este motivo vamos a generalizar un poco,
a riesgo de pasar por alto diferencias significativas, y tomaremos el dibujo esquemático de
los jóvenes españoles como ejemplo ilustrativo de la generación @.
A tenor de los últimos estudios realizados2, los jóvenes españoles son felices, amistosos y
despreocupados; arraigados a sus pueblos y poco cosmopolitas; suavemente centro-
izquierdistas y poco interesados en la participación política; individualistas y tolerantes;
proclives a una solidaridad dispersa y esporádica; acostumbrados a tener opciones para
casi todo y a negociar permanentemente con sus padres y madres en el seno de una familia
con pocas ganas de conflictos... Además, cerca de 1/3 declaran tener experiencia en
actividades de voluntariado.
Parece una caricatura bastante buena, dentro de lo que cabe. Vaya, que podría ser peor.
Pero, aunque nuestra generación @ aventaja sin duda a la población adulta en aspectos
tales como la capacidad adaptativa (por poner un ejemplo claro: en utilización ágil y creativa
de las nuevas tecnologías), no parece que la agilidad mental e instrumental propia de la
juventud sea protección suficiente frente a los riesgos sociales y retos educativos actuales,
como el envejecimiento galopante de la población; el aumento de la diversidad a todos los
niveles; el fin del trabajo para toda la vida y la precarización del empleo; la sobreinformación
1
Esta feliz expresión fue creada por el profesor Carles Feixa, de la Universidad de Lleida, España (2000).
2
Informe Anual de Jóvenes. INJUVE. 2006.
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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
Los hikikomori son jóvenes japoneses, generalmente chicos entre 20 y 30 años que
voluntariamente deciden no salir de una de las habitaciones de la casa dónde viven, que es
la de sus padres. En este espacio rehacen su propio universo, diferente al que tenían fuera
que se les había vuelto insoportable.
Sin llegar ni mucho menos al extremo de los hikikomori, lo cierto es que nuestros jóvenes
viven a caballo del mundo real y el mundo virtual. No se trata sólo de que los jóvenes de la
"generación @" sean el grupo de edad con mayor acceso a los ordenadores y a internet, ni
que la mayor parte de sus componentes vivan rodeados de bits, chats, e-mails y webs, sino
del impacto cultural de estas nuevas tecnologías: desde que tienen uso de razón han sido
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rodeados por instrumentos electrónicos (de videojuegos a relojes digitales) que han
configurado su visión de la vida y del mundo3.
Sin caer en visiones apocalípticas y de mal agüero, justo es decir que la saturación caótica
de imágenes y mensajes puede traernos a la incapacidad de ver el mundo real. Por lo tanto,
puede impedirnos conectar con él.
La realidad virtual nos impulsa a mirar más que nunca, pero no siempre nos deja ver
Es exactamente esto: miramos sin ver gran cosa. Virtual y virtuoso no son sinónimos. Por
esto opto por la realidad virtuosa, que es mejor que la virtual y bastante más asequible: hay
por todas partes, por poco que se mire (si se ve). La realidad virtuosa, o las virtudes de la
realidad, es la realidad real: las cosas, las personas, el mundo.4
¿Tolerancia o indiferencia?
Por otro lado, durante las últimas décadas se ha extendido una determinada cultura de la
tolerancia, en la cual las contradicciones ya no hacen sufrir - como en épocas anteriores-
sino que forman parte del ser y del estar del siglo XXI.
Si bien probablemente nuestros jóvenes son más abiertos y menos dogmáticos que los
jóvenes politizados de los años 70, corren el riesgo de vivir la tolerancia simplemente como
cóctel del "todo vale", "todo cabe", "todo depende", "vive y deja vivir"... La tolerancia es uno
de estos valores faro que, en vez de iluminar, deslumbra, y en este deslumbramiento,
esconde la realidad de las cosas5.
3
Feixa, Carles. Ser joven: hoy, ayer, mañana. Dentro de "Jóvenes y valores, la clave para la sociedad del
futuro". Fundación La Caixa. Barcelona, 2006.
4
Folch, Ramon. 2003.
5
Elzo, Javier, Los padres, ante los valores a transmitir en la familia. Dentro de "Jóvenes y valores, la clave para
la sociedad del futuro". Fundación La Caixa. Barcelona, 2006.
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Nuestros jóvenes, que han nacido y crecido en democracia y que afortunadamente no han
tenido que luchar por las libertades básicas, se han nutrido de esta cultura de tolerancia. Sin
duda esto ha sido positivo, en general, para alejarlos de fanatismos y fundamentalismos,
pero al mismo tiempo también puede haber provocado una cierta actitud pasiva con la cual a
veces es más difícil indignarse y rebelarse, por no decir levantarse del sofá y salir a la calle.
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Javaloy, Federico, Bienestar y felicidad de la juventud española. INJUVE, 2007.
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La visión victimista del joven subvalorado por la sociedad, la cual le impide participar, no es
del todo fiel a la realidad, cuando menos en las sociedades occidentales. De entrada, sería
inexacto juzgar que los jóvenes no participan, que la sociedad les gira la espalda... En
realidad participan mucho, probablemente más que en otras épocas, lo que pasa es que
participan selectivamente, en algunos aspectos mucho, en otros poco y en otros nada en
absoluto, y el conjunto es bastante contradictorio:
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Cuanto a la esfera pública, es frecuente identificar una evolución sensible en las maneras de
participar de los jóvenes actuales respecto de las generaciones de sus padres, tal como
expresa gráficamente el cuadro siguiente7:
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Reproducido por Espínola, Viola, Educación para la ciudadanía y la democracia en un mundo globalizado: una
perspectiva comparativa. Banco Interamericano de Desarrollo, 2005.
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Ciertamente, la renuncia y la austeridad son virtudes deseables -ni que fuera por saludables-
inherentes al hecho de asumir responsabilidades sociales: un buen día se deja de salir por
la noche porque el día siguiente tienes una responsabilidad con otras personas a las que no
puedes fallar... Pero colocada como punto de partida, la renuncia no facilita el
descubrimiento del compromiso social por parte de nuestros jóvenes.
Lo que pasa es que, si se abusa, se desliza hacia una especie de delirio adolescentista. Y,
cuando se trata de proyectos participativos con dimensión social, se desvirtúa justamente el
sentido comunitario y de conexión con el entorno, en tanto que ciudadanos miembros de
una sociedad heterogénea.
8
Informe Anual de Jóvenes. INJUVE, 2006
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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
La educación para la ciudadanía tiene como finalidad garantizar que los jóvenes se
conviertan en ciudadanos activos y responsables, capaces de contribuir al desarrollo y
bienestar de la sociedad en la que viven.
Se parte de la base de que la condición de ciudadano debería ser otorgada por el simple
hecho de vivir en sociedad, y ser reconocida a todos los seres humanos. Y que en
educación, lo que hay que perseguir es llegar a ser "buenos ciudadanos".
9
Recomendación [Rec (2002)12] sobre la educación para la ciudadanía democrática adoptada por el Comité de
Ministros del Consejo de Europa el 16 de octubre de 2002.
10
Eurydice. La red europea de información en la educación. La educación para la ciudadanía en el contexto
escolar europeo. Comisión Europea, 2005.
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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
Probablemente, entre las razones por las cuales los españoles están tan motivados hacia la
educación para la ciudadanía cabe citar la percepción social de los cambios experimentados
por el país en los últimos años.
11
Puig, Josep. Educació per a la Ciutadania. Ed. Text La Galera. Barcelona, 2007.
12
Según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del 2005.
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Desarrollo del
Estado del Ciudadanía
Bienestar
M ás:
+ Ejercicio de derechos y libertades
Crecimiento individuales y actitud de cliente-
exagerado del = consumidor
consumo M enos:
+ Ejercicio de responsabilidades
cívicas y esfuerzo por el bien
Cultura de la común
satisfacción
inmediata
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13
Pagés, Joan, La educación democrática de la ciudadanía por el gobierno de la polis. Boletín Senderi de
Educación en Valores, 2004.
14
Revista de Educación, número extraordinario 2003: Ciudadanía y educación. Seis preguntas sobre la
ciudadanía y educación para la ciudadanía en España. Respuestas del GREM de la Universidad de Barcelona.
INCE-MEC 2003.
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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana
Y tal vez aquí está el problema: que la educación para la ciudadanía se puede acabar
implementando de manera fragmentada: la parte comprometerse y ensuciarse las manos,
por un lado; y la parte de informarse, comprender, reflexionar, aprender... por otro.
En la medida en que los dos enfoques no se integran y correlacionan, sino que se polarizan
e incluso compiten (o una cosa, o la otra), pierden fuerza y capacidad motivadora.
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Frente a este desafío, una respuesta educativa posible desde el sistema educativo formal y
las organizaciones sociales es el impulso de proyectos de aprendizaje-servicio. Por poner
una definición15:
15
Definición aportada por el Centre Promotor d'Aprenentatge Servei de Cataluña.
16
Tapia, Maria Nieves, La solidaridad como pedagogía. Ciudad Nueva Editorial. Buenos Aires, 2001
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Requisitos
Para que un proyecto educativo sea considerado una auténtica experiencia de aprendizaje-
servicio, solamente es necesario atender a cinco componentes presentes en su definición:
aprendizaje; servicio; intencionalidad pedagógica; participación; reflexión.
Aprendizaje: Que exista aprendizaje claro asociado o relacionado con el servicio. Que sea
evidente aquello que los jóvenes pueden aprender con el proyecto. Que los objetivos
educativos sean explícitos, sea cual sea el área a la que se refieran.
Servicio: Que exista un servicio "a otros", en clave de alteridad. Que el proyecto ocasione
un impacto real en el entorno inmediato (el mismo centro educativo); en el entorno próximo
(el barrio, la ciudad, el pueblo); o en el entorno más global o lejano. Un proyecto de utilidad
interna para el propio grupo no sería precisamente un proyecto de aprendizaje-servicio,
aunque igualmente podría ser una experiencia educativa interesante y adecuada.
Reflexión: Que exista conciencia del proyecto, de lo que se está haciendo, por parte de los
jóvenes. Que reflexionen sobre los aprendizajes realizados, el proceso seguido, el impacto
del servicio y las experiencias personales.
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Pero más allá de razones de estricto sentido común, trabajar con partenariado, o, lo que es
lo mismo, trabajar en red, aporta otros beneficios:
Con los agentes sociales del entorno la institución educativa puede impulsar proyectos de
aprendizaje-servicio en una situación de equiparación, haciendo cada parte aquello que le
corresponde:
los agentes educativos y sociales pueden aportar más cuanto a la definición del servicio
que se socialmente necesario y algo menos cuanto a los aprendizajes que han de lograr
los chicos y chicas.
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APRENDIZAJE SERVICIO
Algunos ejemplos
Proyecto Aprendizaje Solidario:
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3. Porque compensa la ética de la justicia con la ética del cuidado, que tiene como valores
eje la fraternidad y la responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás.
4. Porque integra los aspectos cognitivos con los aspectos actitudinales y morales del
aprendizaje, evitando la fragmentación y desconexión que predominan en el entorno
académico.
6. Porque los jóvenes aprenden mejor, remontan los resultados académicos y aumentan su
motivación hacia el estudio, al ver la utilidad social de lo que aprenden y al sentirse
reconocidos y valorados.
8. Porque refuerza las buenas prácticas existentes y mejora la imagen social de los centros
educativos en los barrios y poblaciones, mostrando la capacidad que estas tienen de
generar cambios en el entorno.
Por tanto, para que nuestros jóvenes aprendan a ser buenos ciudadanos es necesario
ofrecerles la oportunidad de practicarlo, es necesario proporcionarles experiencias
intensas de aprendizaje-servicio.
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