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Aprendizaje-servicio en la

formación ciudadana
VI Congreso de Formación Social
Instituto Tecnológico de Monterrey

4 de septiembre 2008

Roser Batlle
Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

Índice

1. Generación @ y ciudadanía activa.

1.1. ¿Quiénes son y a qué se enfrentan?

1.2. ¿Cómo conectan con el entorno?

1.3. ¿Cómo se comprometen?

2. La educación para la ciudadanía.

2.1. El enfoque europeo

2.2. Algunos desafíos

3. El aprendizaje-servicio como respuesta integral.

3.1. Concepto y características

3.2. Diez razones para practicar aprendizaje-servicio

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

1. Generación @ y ciudadanía activa


1.1. ¿Quiénes son y a qué se enfrentan?
Los jóvenes de la primera generación del siglo XXI han sido bautizados1 como la generación
@, entre otras cosas por su inmersión en el universo de las tecnologías de la información y
la comunicación.

Se podría objetar, no sin razón, que esta imagen corresponde sobretodo a los jóvenes de
los países occidentales, y que la mayoría de los 1200 millones de jóvenes que pueblan el
mundo pertenecen a países en desarrollo y padecen graves problemas de salud,
analfabetismo, pobreza y falta de empleo.

Sin embargo, sin olvidar las profundas desigualdades que caracterizan nuestro mundo,
existe un cierto universo juvenil, cada vez más globalizado, dónde se identifican poderosas
tendencias cuanto a valores y estilos de vida. Por este motivo vamos a generalizar un poco,
a riesgo de pasar por alto diferencias significativas, y tomaremos el dibujo esquemático de
los jóvenes españoles como ejemplo ilustrativo de la generación @.

A tenor de los últimos estudios realizados2, los jóvenes españoles son felices, amistosos y
despreocupados; arraigados a sus pueblos y poco cosmopolitas; suavemente centro-
izquierdistas y poco interesados en la participación política; individualistas y tolerantes;
proclives a una solidaridad dispersa y esporádica; acostumbrados a tener opciones para
casi todo y a negociar permanentemente con sus padres y madres en el seno de una familia
con pocas ganas de conflictos... Además, cerca de 1/3 declaran tener experiencia en
actividades de voluntariado.

Parece una caricatura bastante buena, dentro de lo que cabe. Vaya, que podría ser peor.
Pero, aunque nuestra generación @ aventaja sin duda a la población adulta en aspectos
tales como la capacidad adaptativa (por poner un ejemplo claro: en utilización ágil y creativa
de las nuevas tecnologías), no parece que la agilidad mental e instrumental propia de la
juventud sea protección suficiente frente a los riesgos sociales y retos educativos actuales,
como el envejecimiento galopante de la población; el aumento de la diversidad a todos los
niveles; el fin del trabajo para toda la vida y la precarización del empleo; la sobreinformación

1
Esta feliz expresión fue creada por el profesor Carles Feixa, de la Universidad de Lleida, España (2000).
2
Informe Anual de Jóvenes. INJUVE. 2006.

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y las enormes dificultades para digerirla y organizarla; la multiplicación cualitativa y


cuantitativa del consumo destinado a la evasión (entre otras cosas, las drogas)...

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Los jóvenes de la generación @, a semejanza de lo que hicieron otras generaciones, a


menudo necesitan construir su identidad con una mirada endogámica, cerrándose en un
micro-mundo juvenil que, por otra parte, representa una oportunidad de mercado en la
sociedad de consumo. Pero, a la vez, esta sociedad no suele considerar las aportaciones
que los jóvenes pueden hacer para mejorar la vida de las personas y la calidad de vida de
su entorno. En definitiva, no los trata como ciudadanos activos, sino, en todo caso, como
consumidores.

Si queremos ciudadanos comprometidos y una sociedad más cohesionada, es preciso que


los jóvenes se abran al entorno y éste se abra a los jóvenes. Sin embargo, parece evidente
que, para comprometerse, es necesario previamente haber conectado.

1.2. ¿Cómo conectan con el entorno?


Tal vez para entender cómo conecta con el entorno la generación @ pueda ser útil manejar
algunas antinomias que frecuentemente coexisten y danzan en el universo juvenil sin causar
tantos conflictos como en generaciones anteriores.

Realidad virtual y realidad virtuosa


Un caso para pensar : los hikikomori

Los hikikomori son jóvenes japoneses, generalmente chicos entre 20 y 30 años que
voluntariamente deciden no salir de una de las habitaciones de la casa dónde viven, que es
la de sus padres. En este espacio rehacen su propio universo, diferente al que tenían fuera
que se les había vuelto insoportable.

Rodeados de su playstation, sus videojuegos e Internet, invierten su vida durmiendo durante


el día y viviendo en su refugio por la noche, lejos de todo el mundo. Pueden quedarse así
durante meses o incluso años, y adoptar comportamientos depresivos...

Fuente: www.enredate.org, web de UNICEF

Sin llegar ni mucho menos al extremo de los hikikomori, lo cierto es que nuestros jóvenes
viven a caballo del mundo real y el mundo virtual. No se trata sólo de que los jóvenes de la
"generación @" sean el grupo de edad con mayor acceso a los ordenadores y a internet, ni
que la mayor parte de sus componentes vivan rodeados de bits, chats, e-mails y webs, sino
del impacto cultural de estas nuevas tecnologías: desde que tienen uso de razón han sido

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rodeados por instrumentos electrónicos (de videojuegos a relojes digitales) que han
configurado su visión de la vida y del mundo3.

Una manifestación de este impacto cultural es la coexistencia del hecho de estar


permanentemente conectados, con los círculos de amistades, sobre todo, y expuestos a la
fragmentación de discursos, el bombardeo sensorial y el alud de información. Todo ello
dificulta discernir lo que es importante de lo qué es secundario, la anécdota de la noticia, la
realidad de la fantasía...

Sin caer en visiones apocalípticas y de mal agüero, justo es decir que la saturación caótica
de imágenes y mensajes puede traernos a la incapacidad de ver el mundo real. Por lo tanto,
puede impedirnos conectar con él.

La realidad virtual nos impulsa a mirar más que nunca, pero no siempre nos deja ver

Es exactamente esto: miramos sin ver gran cosa. Virtual y virtuoso no son sinónimos. Por
esto opto por la realidad virtuosa, que es mejor que la virtual y bastante más asequible: hay
por todas partes, por poco que se mire (si se ve). La realidad virtuosa, o las virtudes de la
realidad, es la realidad real: las cosas, las personas, el mundo.4

¡La conexión permanente de la generación @ con la realidad virtual no garantiza la conexión


con la realidad virtuosa!

¿Tolerancia o indiferencia?
Por otro lado, durante las últimas décadas se ha extendido una determinada cultura de la
tolerancia, en la cual las contradicciones ya no hacen sufrir - como en épocas anteriores-
sino que forman parte del ser y del estar del siglo XXI.

Si bien probablemente nuestros jóvenes son más abiertos y menos dogmáticos que los
jóvenes politizados de los años 70, corren el riesgo de vivir la tolerancia simplemente como
cóctel del "todo vale", "todo cabe", "todo depende", "vive y deja vivir"... La tolerancia es uno
de estos valores faro que, en vez de iluminar, deslumbra, y en este deslumbramiento,
esconde la realidad de las cosas5.

3
Feixa, Carles. Ser joven: hoy, ayer, mañana. Dentro de "Jóvenes y valores, la clave para la sociedad del
futuro". Fundación La Caixa. Barcelona, 2006.
4
Folch, Ramon. 2003.
5
Elzo, Javier, Los padres, ante los valores a transmitir en la familia. Dentro de "Jóvenes y valores, la clave para
la sociedad del futuro". Fundación La Caixa. Barcelona, 2006.

5
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El paso de la tolerancia a la indiferencia es muy pequeño. En realidad, una cierta dosis de


intolerancia -ante las injusticias, ante la explotación, ante la ausencia de respeto a la
dignidad de los otros...- es necesaria para mantener la democracia y la cohesión social. La
agresividad, en el sentido de lucha, de rebeldía, de antítesis del conformismo... no es
sinónimo de violencia, sino, a menudo, la condición para que ésta no se desarrolle.

Nuestros jóvenes, que han nacido y crecido en democracia y que afortunadamente no han
tenido que luchar por las libertades básicas, se han nutrido de esta cultura de tolerancia. Sin
duda esto ha sido positivo, en general, para alejarlos de fanatismos y fundamentalismos,
pero al mismo tiempo también puede haber provocado una cierta actitud pasiva con la cual a
veces es más difícil indignarse y rebelarse, por no decir levantarse del sofá y salir a la calle.

Felicidad personal y responsabilidad social


Un estudio reciente destaca que los jóvenes españoles entre 15 y 29 años son bastante
felices: sitúan su grado de felicidad en 5,2, en una escala del 1 al 7.6

Hay, aun así, aspectos curiosos: el 88,6% está de


acuerdo con la frase que "ser feliz es saber disfrutar
de la vida y pasarlo bien" y, al mismo tiempo, el
92,3% también cree que "ser feliz es crecer como
persona".

El estudio también revela que los jóvenes con un


grado más alto de felicidad son los que están más
dispuestos a arriesgarse por defender valores como
los derechos humanos, la paz, la lucha contra el
hambre, el medio ambiente...

Los jóvenes, por lo tanto, quieren hacer posible un


cierto grado de hedonismo con la sensibilidad hacia el
entorno. No apuestan por la renuncia, sino por la
compatibilidad. Su capacidad de conexión tiene forma
de enchufe múltiple y no de enchufe único, del mismo
modo que su mirada es "windows", con muchas
ventanas abiertas simultáneamente. Ya no volverán al
MS2!

6
Javaloy, Federico, Bienestar y felicidad de la juventud española. INJUVE, 2007.

6
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1.3. ¿Cómo se comprometen?


Si la conexión con el entorno se mueve entre diversas antinomias, también podemos
identificar trayectos dinámicos en el paso adelante que representa el compromiso:

De la participación consumo a la participación compromiso


Participar significa "tomar parte", es decir: contribuir, colaborar, aportar, decidir, implicarse,
arriesgarse, "mojarse", implicarse, influir intencionalmente... participar es ser activo e
intervenir en las diferentes esferas de la vida personal y social. Participar es lo contrario de
rehuir, de apartarse o de inhibirse.

El proceso de aprendizaje de la participación es el proceso de aprendizaje del compromiso,


del sentido del deber, de la solidaridad... es la esencia de la educación para la ciudadanía.

La visión victimista del joven subvalorado por la sociedad, la cual le impide participar, no es
del todo fiel a la realidad, cuando menos en las sociedades occidentales. De entrada, sería
inexacto juzgar que los jóvenes no participan, que la sociedad les gira la espalda... En
realidad participan mucho, probablemente más que en otras épocas, lo que pasa es que
participan selectivamente, en algunos aspectos mucho, en otros poco y en otros nada en
absoluto, y el conjunto es bastante contradictorio:

 Participan bastante o mucho en el nivel de consumo familiar; deciden los programas de


televisión y buena parte del cesto de la compra; son consultados en decisiones
importantes como las vacaciones, la elección de escuela o instituto, etcétera; están
acostumbrados a debatir y discutirlo todo...

 Participan poco o nada en las responsabilidades domésticas; se implican poco en la


contención del gasto en casa; tienen pocos compromisos en la atención o cuidado de los
familiares dependientes; se implican poco en los asuntos colectivos del barrio o
población...

Resumiendo y esquematizando un poco, los jóvenes participan más como


clientes/consumidores, y participan bastante menos como ciudadanos implicados en las
necesidades sociales familiares o del entorno. En el ámbito del consumo su poder de
decisión es casi similar al de una persona adulta. Por el contrario, en el ámbito de las
responsabilidades sociales, no tienen un nivel de participación significativamente más
elevado que cuando eran niños.

7
Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

Cuanto a la esfera pública, es frecuente identificar una evolución sensible en las maneras de
participar de los jóvenes actuales respecto de las generaciones de sus padres, tal como
expresa gráficamente el cuadro siguiente7:

Del compromiso renuncia al compromiso descubrimiento


Dicho algo burdamente, los jóvenes no están dispuestos a dejar de ir a la discoteca para
participar en la sociedad, ser solidarios, comprometerse con su barrio o ejercer cualquier
forma de responsabilidad cívica.

El compromiso-renuncia, estoico, sacrificado y austero, ya no levantará pasiones. Por el


contrario, el compromiso enfocado como descubrimiento de otros universos - que sin duda
contribuirán a relativizar el universo-ombligo - tiene muchas más posibilidades de encajar
con la cultura juvenil de la generación @. Un compromiso-descubrimiento acotado en el
tiempo y en el espacio y, por lo tanto, limitado y quizás no muy profundo de entrada. Un
compromiso, digámoslo así, de "minúsculas", pero probablemente más viable que una
implicación con mayúsculas, a largo plazo y con grandes incompatibilidades.

7
Reproducido por Espínola, Viola, Educación para la ciudadanía y la democracia en un mundo globalizado: una
perspectiva comparativa. Banco Interamericano de Desarrollo, 2005.

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De hecho, los jóvenes manifiestan estar bastante dispuestos a implicarse en acciones de


protesta o de compromiso, tal como expresan las últimas encuestas8

Ciertamente, la renuncia y la austeridad son virtudes deseables -ni que fuera por saludables-
inherentes al hecho de asumir responsabilidades sociales: un buen día se deja de salir por
la noche porque el día siguiente tienes una responsabilidad con otras personas a las que no
puedes fallar... Pero colocada como punto de partida, la renuncia no facilita el
descubrimiento del compromiso social por parte de nuestros jóvenes.

Del adolescentismo a la dimensión comunitaria


A veces, por conectar con los jóvenes, se formulan propuestas de participación como
actuaciones jóvenes: La Fiesta Joven, la Acción Joven, la Carrera Joven, la Noche Joven...
La hipótesis suele ser que una propuesta así es más atractiva, porque promete un universo
de iguales, un espacio confortable dónde cada joven se sentirá mejor en compañía de otros
jóvenes, porque habrá un ambiente juvenil. Ciertamente, esto a menudo funciona, porque es
verdad que los jóvenes buscan y agradecen encontrarse entre sí, cosa evidentemente
positiva.

Lo que pasa es que, si se abusa, se desliza hacia una especie de delirio adolescentista. Y,
cuando se trata de proyectos participativos con dimensión social, se desvirtúa justamente el
sentido comunitario y de conexión con el entorno, en tanto que ciudadanos miembros de
una sociedad heterogénea.

Los jóvenes deben poder mezclarse, intercambiar y compartir responsabilidades con


personas adultas, niños, personas mayores, allá dónde esta pluralidad tenga sentido y
añada valor.

8
Informe Anual de Jóvenes. INJUVE, 2006

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

2. La educación para la ciudadanía


2.1. El enfoque europeo
Durante el 2005 se celebró el Año Europeo de la Ciudadanía a través de la Educación. Con
esta iniciativa, después de un proceso de debate iniciado en 1997, el Consejo de Europa
deseaba poner de relieve que la educación juega un papel crucial en el desarrollo de la
ciudadanía y a favor de la participación en la sociedad democrática.

La iniciativa expresaba, por un lado, la necesidad de reforzar el concepto de ciudadanía en


un contexto europeo progresivamente más heterogéneo y, por otro lado, la preocupación
frente a la creciente apatía política y civil y la falta de confianza en las instituciones
democráticas, y por el aumento de casos de corrupción, racismo, xenofobia, nacionalismo
violento, intolerancia ante las minorías, discriminación y exclusión social, elementos que
representan todos ellos una importante amenaza a la seguridad, estabilidad y crecimiento de
las sociedades democráticas9.

A nivel europeo, se entiende10 que:

La educación para la ciudadanía tiene como finalidad garantizar que los jóvenes se
conviertan en ciudadanos activos y responsables, capaces de contribuir al desarrollo y
bienestar de la sociedad en la que viven.

Se parte de la base de que la condición de ciudadano debería ser otorgada por el simple
hecho de vivir en sociedad, y ser reconocida a todos los seres humanos. Y que en
educación, lo que hay que perseguir es llegar a ser "buenos ciudadanos".

Detallando un poco más, el "buen ciudadano" o, lo que es lo mismo, el "ciudadano activo y


responsable" sería una persona que sabe exigir sus derechos, cumplir sus deberes con la
comunidad y contribuir al bien común. Es decir, un ciudadano que colabora en el
mantenimiento de un espacio democrático que haga posible la participación activa de todos
en la formación de la opinión pública, la toma de decisiones y la realización de proyectos
cívicos. Y esto en beneficio de una sociedad justa y democrática, que respeta el pluralismo y

9
Recomendación [Rec (2002)12] sobre la educación para la ciudadanía democrática adoptada por el Comité de
Ministros del Consejo de Europa el 16 de octubre de 2002.
10
Eurydice. La red europea de información en la educación. La educación para la ciudadanía en el contexto
escolar europeo. Comisión Europea, 2005.

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las diferencias, que busca el entendimiento, el diálogo intercultural y la resolución de


conflictos; y que promueve la paz y los derechos humanos11.

La educación para la ciudadanía se vertebra en torno a tres contenidos básicos:

1. Los conocimientos de cultura política.

2. El pensamiento crítico y actitudes y valores cívicos positivos.

3. La participación activa de los jóvenes, en los centros educativos y en la comunidad.

Otra nivel de consenso en Europa es reconocer que la metodología más apropiada en


educación para la ciudadanía, es el "aprender a través de la acción". Esto se traduce en
ayudar los alumnos a experimentar un comportamiento cívico responsable, implicándose en
la sociedad civil y generando un compromiso

En España, la educación para ser un buen ciudadano y no sólo simplemente un "ciudadano"


es ya una de las mayores preocupaciones del sistema educativo, no sólo para los
profesionales del sector, sino también para el conjunto de la población: una de las
cualidades consideradas como más relevantes para ser adquiridas al final del período
escolar obligatorio, a los 16 años, es el ser buen ciudadano (esencial para el 46,4% y muy
importante para el 39,7%).12.

Probablemente, entre las razones por las cuales los españoles están tan motivados hacia la
educación para la ciudadanía cabe citar la percepción social de los cambios experimentados
por el país en los últimos años.

La sociedad española actual, más abierta y heterogénea, se plantea el reto de la cohesión


social. La transmisión de valores ya no se produce de manera lineal. Los modelos familiares
se han diversificado, los tiempos y los espacios se han vuelto más complejos, los valores
consumistas e individualistas tienen hoy, con el despliegue imparable de las nuevas
tecnologías, muchos más canales de penetración que en décadas anteriores.

La globalización de la economía y la creciente inmigración que vive la sociedad española


están poniendo a prueba la madurez democrática de la población, así como su capacidad
para armonizar las identidades culturales locales con la interculturalidad y las pertenencias
múltiples. Es necesario, pues, asegurar que esta educación en valores alcanza toda la
población, constituyendo un espacio de equidad.

11
Puig, Josep. Educació per a la Ciutadania. Ed. Text La Galera. Barcelona, 2007.
12
Según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del 2005.

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2.2. Algunos desafíos


Sin embargo, la educación para la ciudadanía se enfrenta a algunos retos importantes. Entre
ellos, cabe destacar cuatro:

 el concepto restringido de ciudadanía

 el academicismo del sistema educativo

 la desconexión entre educación formal y no formal

 la fragmentación del aprendizaje.

Un concepto restringido de ciudadanía


El concepto popular de participación ciudadana es ciertamente restringido: más próximo al
ejercicio de derechos y libertades individuales y a la actitud de cliente consumidor exigente
de opciones y servicios, que al compromiso frente a las responsabilidades cívicas o la
capacidad de renunciar al interés individual cuando existe un interés colectivo superior.

Por tanto, a pesar de la concienciación de la sociedad española respecto a la importancia de


educar a los jóvenes para que sean buenos ciudadanos, existe la contradicción de partir de
una débil vivencia de ciudadanía, adormecida por la cultura de la satisfacción, el desarrollo
del estado del bienestar y el crecimiento exagerado del consumo.

Desarrollo del
Estado del Ciudadanía
Bienestar
M ás:
+ Ejercicio de derechos y libertades
Crecimiento individuales y actitud de cliente-
exagerado del = consumidor
consumo M enos:

+ Ejercicio de responsabilidades
cívicas y esfuerzo por el bien
Cultura de la común
satisfacción
inmediata

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El academicismo del sistema educativo


Hasta el momento, las tendencias actuales sobre educación de la ciudadanía en el ámbito
formal13, en el mejor de los casos, han convertido las aulas en laboratorios de participación y
ejercitación de habilidades democráticas: las asambleas de clase, los delegados, el reparto
de responsabilidades, así como la discusión de dilemas, role-playings, y otros recursos
didácticos... han estado estimulando la toma de conciencia del alumnado, las capacidades
dialécticas, el análisis de las injusticias y su denuncia.

Además, todo esto se ha desarrollado, hasta la fecha, de manera transversal; en espacios


destinados a tutorías; o bien en algunas asignaturas concretas que contaban con
profesorado particularmente motivado.

Pero, en general, no se ha contemplado lo que parece evidente: que participar en proyectos


y actividades que supongan un beneficio a la comunidad es una herramienta esencial de
formación para cualquier joven (...) Se trata de un recurso que debería garantizarse en el
proceso de formación de todos los jóvenes y que, hoy por hoy, no está asegurado.14

La desconexión entre los agentes educativos


Aunque la escuela y la familia tienen una función primordial en la educación para la
participación ciudadana, necesitan de la complicidad de otros agentes educadores, como las
organizaciones de la sociedad civil, las asociaciones y los centros de educación no formal.

A pesar del valor educativo reconocido a las


organizaciones sociales, no existe todavía una
práctica consolidada de colaboración entre
éstas y el mundo de la educación formal. La
rigidez del sistema educativo, las inercias
academicistas y el agotamiento del
profesorado tras sucesivas reformas
educativas, no han ayudado mucho a que los
diversos agentes educativos en un territorio
trabajen en red, a pesar de que todos, en
teoría, desean hacerlo.

13
Pagés, Joan, La educación democrática de la ciudadanía por el gobierno de la polis. Boletín Senderi de
Educación en Valores, 2004.
14
Revista de Educación, número extraordinario 2003: Ciudadanía y educación. Seis preguntas sobre la
ciudadanía y educación para la ciudadanía en España. Respuestas del GREM de la Universidad de Barcelona.
INCE-MEC 2003.

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

La fragmentación del aprendizaje


De esta manera, se generan para los jóvenes dos yacimientos de educación para la
ciudadanía: el centro educativo, con acento (aunque no exclusivo) en el aprendizaje de
conocimientos y procedimientos; y las entidades sociales, con acento en los valores y las
actitudes, el compromiso y el servicio a la comunidad. Dicho de una manera un poco
esquemática, el joven va a la Universidad para ser más sabio y se apunta a una ONG para
ser más bueno.

Y tal vez aquí está el problema: que la educación para la ciudadanía se puede acabar
implementando de manera fragmentada: la parte comprometerse y ensuciarse las manos,
por un lado; y la parte de informarse, comprender, reflexionar, aprender... por otro.

Educación para la ciudadanía el el sistema educativo formal y no formal

La fortaleza suele estar en... La limitación suele estar en...

En el  Aprendizaje de conocimientos  No se presta un servicio auténtico a


sistema sobre derechos humanos, la comunidad, sino que la acción
educativo interculturalidad, democracia, educativa se circunscribe al entorno
formal análisis del entorno... escolar o a las paredes del aula.

 Aprendizaje de procedimientos y  No se tiene en cuenta lo que pueden


habilidades democráticas: aportar las entidades sociales y lo
asambleas de clase, delegados, que podría llegar a conseguir el
trabajo cooperativo, construcción centro educativo si trabajara con
de normas, discusión de ellas.
dilemas...

En las  Acción educativa centrada en el  No se explicitan o planifican


entidades servicio a la comunidad que suficientemente los aprendizajes
sociales presta la entidad social. alcanzados a través del servicio que
se realiza, particularmente los
(sistema  Aprendizaje de valores humanos aprendizajes de conocimientos.
educativo y actitudes democráticas,
no particularmente la participación,  Se trabaja al margen de la educación
formal) el compromiso y la voluntad de formal y no se tiene en cuenta lo que
transformación social. podría llegar a conseguir la entidad
social si trabajara con el centro
educativo..

En la medida en que los dos enfoques no se integran y correlacionan, sino que se polarizan
e incluso compiten (o una cosa, o la otra), pierden fuerza y capacidad motivadora.

¿Podría resolverse la fragmentación entre la experiencia práctica de servicio a la comunidad


y la formación en conocimientos, habilidades y actitudes?

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

3. El aprendizaje-servicio como respuesta integral


3.1. Concepto y características del aprendizaje-servicio
La educación para la ciudadanía debe poder realizarse en la comunidad, debe poder
llevarse a la práctica. Se trata de posibilitar que los jóvenes actúen en tanto que ciudadanos
comprometidos, como manera directa de aprender a participar en la sociedad. Y hacerlo
ensuciándose las manos, en lugar de sólo hablar de la participación, de lo importante que
es, o ejercitar en el aula habilidades democráticas.

Frente a este desafío, una respuesta educativa posible desde el sistema educativo formal y
las organizaciones sociales es el impulso de proyectos de aprendizaje-servicio. Por poner
una definición15:

El aprendizaje-servicio es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y


de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado, en el cual los participantes
se forman al implicarse en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo.

El aprendizaje-servicio es en sí mismo una metodología orientada a la educación para la


ciudadanía, inspirada en las pedagogías activas y compatible con otras estrategias
educativas.

El aprendizaje-servicio no representa una novedad absoluta, sino una combinación original


de dos elementos sobradamente conocidos por las pedagogías activas y los movimientos
sociales o de educación popular:

El aprendizaje basado en la experiencia


+ El servicio a la comunidad

La gran revelación del aprendizaje-servicio, en forma de experiencia vivida, es que


aprender, sirve; y servir, enseña16.

15
Definición aportada por el Centre Promotor d'Aprenentatge Servei de Cataluña.
16
Tapia, Maria Nieves, La solidaridad como pedagogía. Ciudad Nueva Editorial. Buenos Aires, 2001

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

Requisitos
Para que un proyecto educativo sea considerado una auténtica experiencia de aprendizaje-
servicio, solamente es necesario atender a cinco componentes presentes en su definición:
aprendizaje; servicio; intencionalidad pedagógica; participación; reflexión.

Partiendo de estos pocos ingredientes ya sería posible identificar proyectos de aprendizaje-


servicio. Otra cosa sería bordar la metodología y conseguir altos niveles de calidad
educativa y social. Por poner un ejemplo, contar con el apoyo de las familias sería sin duda
un elemento de calidad en un proyecto de aprendizaje-servicio, pero no tendría que ser
condición sinequanon para que fuera considerado como tal. Valoramos que es importante
reconocer el aprendizaje-servicio como una metodología accesible, cercana y viable, en
absoluto demasiado complicada.

Vamos a repasar, pues, estos cinco requisitos básicos:

Aprendizaje: Que exista aprendizaje claro asociado o relacionado con el servicio. Que sea
evidente aquello que los jóvenes pueden aprender con el proyecto. Que los objetivos
educativos sean explícitos, sea cual sea el área a la que se refieran.

Servicio: Que exista un servicio "a otros", en clave de alteridad. Que el proyecto ocasione
un impacto real en el entorno inmediato (el mismo centro educativo); en el entorno próximo
(el barrio, la ciudad, el pueblo); o en el entorno más global o lejano. Un proyecto de utilidad
interna para el propio grupo no sería precisamente un proyecto de aprendizaje-servicio,
aunque igualmente podría ser una experiencia educativa interesante y adecuada.

Intencionalidad pedagógica: Que exista un auténtico proyecto educativo formal, en el


sentido de intencionado por parte del educador (planificación, evaluación). Es decir, que no
ocurra por casualidad ni se confunda con las situaciones normales de aprendizaje
espontáneo en la vida cotidiana, que además son muchas y muy valiosas.

Participación activa: Que comporte implicación, participación activa y protagonismo claro


de los chicos y chicas. De lo contrario, conteniendo los elementos anteriores, bien podría
tratarse de un regimiento ejecutando órdenes en una misión humanitaria.

Reflexión: Que exista conciencia del proyecto, de lo que se está haciendo, por parte de los
jóvenes. Que reflexionen sobre los aprendizajes realizados, el proceso seguido, el impacto
del servicio y las experiencias personales.

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

El trabajo en red con los agentes sociales


Obviamente, el centro educativo podría crear desde cero la práctica de servicio de los
estudiantes, siendo el centro el único protagonista, e imaginando que, de este modo, el
proyecto se podría ajustar mucho mejor a las necesidades y limitaciones de los jóvenes. Y
también porque cualquier actividad parece más sencilla si no se complica con relaciones
externas.

De hecho, existen buenos proyectos de aprendizaje-servicio que se generan, desarrollan y


concluyen dentro del mismo centro educativo, sin que esto sea un impedimento por
considerarlos buenas prácticas de aprendizaje-servicio de alto valor educativo, como por
ejemplo, las experiencias excelentes en que los jóvenes veteranos de un centro se preparan
para ayudar a los recién llegados.

Ahora bien, aquellos proyectos de aprendizaje-servicio que plantean incidir directamente en


la comunidad necesitarán un mínimo de relación y complicidad con las entidades sociales e
instituciones púbicas del entorno. No sería razonable planificar una intervención en un
parque natural sin contar con los responsables municipales de este servicio público; como
tampoco lo seria programar actividades solidarias con una residencia de ancianos sin llegar
a un acuerdo con los responsables de la misma.

Pero más allá de razones de estricto sentido común, trabajar con partenariado, o, lo que es
lo mismo, trabajar en red, aporta otros beneficios:

 aprovechar para el centro educativo el potencial de los proyectos, entidades e iniciativas


que ya existen en los barrios, población o país

 aprovechar la oportunidad de fortalecer la red ciudadana por el hecho de coordinarse el


centro educativo con otros agentes del territorio.

Con los agentes sociales del entorno la institución educativa puede impulsar proyectos de
aprendizaje-servicio en una situación de equiparación, haciendo cada parte aquello que le
corresponde:

 el centro educativo es el que puede aportar más cuanto a la definición de los


aprendizajes que han de lograr los jóvenes y algo menos en cuanto al servicio que es
socialmente necesario.

 los agentes educativos y sociales pueden aportar más cuanto a la definición del servicio
que se socialmente necesario y algo menos cuanto a los aprendizajes que han de lograr
los chicos y chicas.

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

Centro educativo Agentes sociales

APRENDIZAJE SERVICIO

Algunos ejemplos
Proyecto Aprendizaje Solidario:

Alumnos del Ciclo Formativo Técnico en Curas Auxiliares


de Enfermería de la Escuela de Formación Profesional
Solc Nou de Barcelons, después de cursar la asignatura
"Cuidado del Anciano", diseñan e imparten un taller sobre
este contenido dirigido a personas inmigrantes recién
llegadas, acogidas por la ONG Cáritas. El trabajo de
cuidador domiciliario es uno de los más demandados por
los inmigrantes latinoamericanos.

Proyecto Amigos y amigas de la lectura

Alumnos de la asignatura de Teoría de la Educación de las Facultades de Pedagogía y


Formación del Profesorado de la Universidad de Barcelona ayudan a mejorar la
competencia lectora y a disfrutar leyendo a los alumnos de diferentes centros de Primaria y
Secundaria. La comprensión lectora es uno de los mayores déficits de los niños y
adolescentes españoles.

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Aprendizaje-servicio en la formación ciudadana

3.2. Diez razones para practicar el aprendizaje-servicio


1. Porque recupera el sentido social de la educación, cuya finalidad última debe ser
fundamentalmente la mejora de la sociedad.

2. Porque desarrolla un concepto democrático y participativo de ciudadanía, superando el


concepto restringido y consumista y fomentando la consideración de los jóvenes como
ciudadanos en activo.

3. Porque compensa la ética de la justicia con la ética del cuidado, que tiene como valores
eje la fraternidad y la responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás.

4. Porque integra los aspectos cognitivos con los aspectos actitudinales y morales del
aprendizaje, evitando la fragmentación y desconexión que predominan en el entorno
académico.

5. Porque aumenta la cohesión social en los barrios y poblaciones, potenciando la


complicidad y la suma de los esfuerzos educativos de los diversos agentes sociales,
multiplicando el trabajo en red, y superando las endogamias.

6. Porque los jóvenes aprenden mejor, remontan los resultados académicos y aumentan su
motivación hacia el estudio, al ver la utilidad social de lo que aprenden y al sentirse
reconocidos y valorados.

7. Porque fomenta los proyectos sociales y el voluntariado, incrementando la calidad de los


servicios a la comunidad de las entidades sociales y ONG, por el hecho de vincular los
aprendizajes y la formación ciudadana de los jóvenes a su causa.

8. Porque refuerza las buenas prácticas existentes y mejora la imagen social de los centros
educativos en los barrios y poblaciones, mostrando la capacidad que estas tienen de
generar cambios en el entorno.

9. Porque mejora también la visibilidad y el liderazgo de los maestros, educadores y


profesores en tanto que actores y dinamizadores sociales en el territorio.

10. Porque mejora la percepción social de los jóvenes, a menudo estereotipada y


estigmatizada por los medios de comunicación.

Por tanto, para que nuestros jóvenes aprendan a ser buenos ciudadanos es necesario
ofrecerles la oportunidad de practicarlo, es necesario proporcionarles experiencias
intensas de aprendizaje-servicio.

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