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Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 241,

n ENSAYo septiembre-octubre de 2012, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.

Inapropiadas e inapropiables
Claves para entender el aborto como alteridad

Andrea Lacombe

En Argentina, el desarrollo de legislaciones referentes al matrimonio


entre personas del mismo sexo y el reconocimiento legal de las
identidades trans evidencian importantes cambios jurídicos y sociales.
Sin embargo, detrás de estos logros recientes, otro reclamo, quizás
más antiguo en su forma y petición, sigue pendiente: el reconocimiento
del derecho al aborto. ¿Por qué la reivindicación de las mujeres
por el derecho a decidir sobre su historia sexual y reproductiva
sigue postergada en la agenda legislativa? ¿Qué estrategias deben ser
implementadas para que consigan el gobierno de sus propios cuerpos?

E n Argentina, los últimos tres años


han sido incuestionablemente
históricos en el camino por la reivin-
o judiciales (es decir, está basada en la
autopercepción del género). En toda
la región latinoamericana, el desa-
dicación de los derechos sexuales. La rrollo de legislaciones referentes a las
modificación del Código Civil permi- uniones entre personas del mismo
tió el matrimonio entre personas del sexo, el reconocimiento legal de las
mismo sexo, que incluye el acceso a identidades trans y las políticas con-
la adopción, y la aprobación de la Ley tra la discriminación y la violencia
de Identidad de Género, pionera en el motivadas por la orientación sexual y
mundo, posibilita el cambio de sexo la identidad de género evidencian im-
en el documento de identidad sin in- portantes transformaciones jurídicas
termediación de autoridades médicas y sociales, gracias al agenciamiento

Andrea Lacombe: doctora en Antropología Social por la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Fue editora del website en español del Centro Latinoamericano en Sexualidad y Derechos Hu-
manos (clam), del cual es actualmente corresponsal en Argentina. Es codirectora del grupo de
investigación «Haciendo cuerpos: biopolítica y gestión de vidas humanas» de la Universidad
Nacional de Córdoba (unc).
Palabras clave: derechos sexuales y reproductivos, aborto, feminismo, subjetividad, matrimonio
igualitario, Argentina.
Nota: una parte de este artículo fue originalmente publicada con el título «El camino de los
monstruos» en el suplemento «Las 12» del diario argentino Página/12, 30/12/2011.
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político de las organizaciones femi- para decidir, anticonceptivos para no


nistas y lgbt1 cuyas agendas de visi- abortar, aborto legal para no morir».
bilidad lograron posicionar la ciuda-
danía plena como tema fundamental No es un dato novedoso el viraje
del debate público. fundamental que significó en las es-
trategias de los movimientos de rei-
El derecho a decidir sobre el propio vindicación de derechos civiles la for-
deseo y sobre el propio cuerpo gana mulación, en la Conferencia Mundial
fuerza de ley con estas resoluciones, de la Mujer de Beijing de 1995, de la
y la histórica frase feminista «Mi categoría de «derechos sexuales y re-
cuerpo es mío» comienza a materia- productivos», que llevó el debate des-
lizarse, a hacerse carne. Sin embar- de el reclamo de la autonomía hacia el
go, detrás de estos logros recientes, territorio de la obligación del Estado
otro reclamo, quizás más antiguo en a legislar en materia de salud sexual
su forma y petición, permanece pen- y reproductiva. Así, y como explica
diente: el reconocimiento del dere- Josefina Brown2, el punto de acuerdo
cho al aborto. ¿Cuáles son, entonces, en la definición de este concepto acu-
los sujetos cuyos cuerpos adquieren ñado en la Organización de las Nacio-
derecho a reclamar esa materialidad? nes Unidas (onu) se centró en la sa-
O, dicho de otro modo, ¿cuáles son lud reproductiva, y no en el derecho
los cuerpos autorizados a adquirir el reproductivo. Este último implicaría
estatuto legal –y epistemológico– de el derecho civil básico tan reclamado
sujetos? ¿Qué derechos fundamentan –el de decidir sobre el propio cuerpo–
esa posibilidad? y no solo el derecho social de acceder
a los servicios de salud ginecológica3.
Muchas han sido las estrategias utili-
zadas por los movimientos de muje- Esta misma estrategia fue adoptada
res para reivindicar el derecho a deci- con mucho éxito por los movimien-
dir en forma autónoma sobre su vida tos lgbt que, amparados bajo el mis-
reproductiva. En el camino fueron mo paraguas conceptual, consiguie-
quedando posiciones más libertarias, ron instalar en la arena del debate
con eslóganes como «No a la materni- social y legislativo la reformulación
dad, sí al placer», para enfocarse en el
lenguaje de la salud y la necesidad de
1. Sigla utilizada para identificar a la comu-
garantizar el acceso universal e inte- nidad lésbica, gay, bisexual y trans como un
gral a los servicios públicos sanitarios universo de sexualidades disidentes.
2. «El aborto como bisagra entre los derechos
y educativos, algo palpable en la prin- sexuales y los reproductivos» en Mario Pecheny,
cipal consigna de la Campaña Nacio- Carlos Figari y Daniel Jones (comps.): Todo sexo
es político. Estudios sobre sexualidad en Argentina,
nal por el Derecho al Aborto Legal Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2008.
Seguro y Gratuito: «Educación sexual 3. Ibíd.
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Inapropiadas e inapropiables. Claves para entender el aborto como alteridad

de ciertas instituciones civiles, como gobierno que pone trabas a la despe-


el matrimonio, y el doble acceso al nalización del aborto. Esto explicaría
reconocimiento legal de la identidad tal vez la diferencia con el recorrido
de género y a las condiciones biotec- que el acceso a los derechos sexuales
nológicas capaces de expresar corpo- y reproductivos ha tenido en otras re-
ralmente esa identidad. Entre tanto, giones del mundo, tales como Europa,
lo que funcionó para este colectivo Canadá o Estados Unidos, donde el
sigue cayendo en saco roto cuando se aborto fue el primer derecho conquis-
trata de la reivindicación de las mu- tado hace décadas, seguido luego por
jeres del derecho a decidir sobre su el matrimonio igualitario o las unio-
historia sexual y reproductiva. nes civiles. Retomando la pregunta de
Brown, el contexto sociopolítico e his-
¿Cómo explicar esta diferencia? ¿Por tórico en el que fue aprobado el abor-
qué el aborto continúa siendo apar- to en esos países –revolución sexual y
tado de la agenda legislativa? En este emergencia de la reivindicación gay–
mismo sentido cabe aquí la pregunta distaba mucho del latinoamericano de
de Brown: ese momento, cuando la moral impe-
rante –heredada de un colonialismo
¿cómo la demanda por el aborto, indiso-
católico– y los sucesivos gobiernos mi-
lublemente ligada a la política de la sub-
jetividad y la revolución sexual de los 70 litares hacían bastante dificultosa la
en el marco del Mayo Francés y de la emergencia e instalación de un debate
mano de la emergencia de la reivindica- sobre las libertades sexuales.
ción gay, parece hoy una cuestión de muje-
res (que siguen el patrón heteronormativo Los derechos reivindicados por lesbia-
reproductivo) y que poco tiene que ver nas, gays y personas trans integran,
con los asuntos vinculados con la diversi- desde la abyección, un cinturón de
dad sexual o la(s) sexualidades(s) de otros tolerancia, palabra tan cara a la cris-
sujetos y sujetas que sostienen reivindica-
tiandad, que los admite como sujetos
ciones en su nombre?4
en tanto otros. El lugar de esta alteri-
Sin desmedro de las acciones que des- dad monstruosa, paradójicamente, es
de hace décadas llevan adelante las el comodín para el acceso a determi-
organizaciones, creo necesario acla- nados derechos que, si bien jaquean
rar que, en el caso argentino, la po- ciertos preceptos morales y religiosos,
sibilidad de contar con este moder- no los convierten en un nosotros sino
no paquete de leyes que garantizan en ese linde de la subjetividad que, en
el acceso a los derechos civiles de la espejo, continúa configurando la he-
población lgbt responde también a teronormatividad como subjetividad
la voluntad política del gobierno na- central.
cional, que permitió y respaldó su
tratamiento y aprobación, el mismo 4. Ibíd., pp. 279-280.
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El aborto, por su parte, cuestiona el cen- Responsable, fue a la audiencia con el


tro, el núcleo duro del canon de la hete- Comité de Seguimiento de cedaw in-
ronorma: mujeres que inscriben su de- formó que acababa de redactar nuevas
seo de modo heteroafectivo reclaman normas para la aplicación del aborto
para sí el derecho a deslindar reproduc- no punible dentro del sistema de salud
ción de deseo. El derecho reclamado no y que tales normas ya tenían resolu-
es de inclusión, como en el caso del co- ción del Ministerio de Salud.
lectivo lgbt, sino de exclusión. Supe-
La noticia, ampliamente celebrada,
rando todos los umbrales de toleran-
fue desmentida al día siguiente por
cia del patriarcado, el aborto aparece
el Ministerio, que explicó que la guía
como la piedra basal a ser denegada,
estaba en marcha y que no necesitaba
porque aceptarlo es desbaratar el eje
de su autorización. Sin embargo, no se
medular de ese sistema. En este sen-
puede ser ingenuo sobre el valor sim-
tido, no son azarosos hechos como la
bólico que significa para una norma-
bochornosa pérdida de validez del dic-
tiva de estas características una reso-
tamen de la Comisión de Legislación
lución ministerial que la respalde. La
Penal de la Cámara de Diputados ar-
lectura de muchos equipos de salud
gentina sobre el proyecto de ley de
del país fue: si el ministro no apoya
despenalización del aborto a fines de
la guía, ¿por qué estaríamos obliga-
2011, o el traspié que significó en 2010
dos a utilizarla? Los índices de mor-
la marcha atrás en la firma que daba
talidad de mujeres por abortos ilega-
rango de resolución a la Guía Técnica
les son alarmantes en Argentina y su
para la Atención Integral de los Abor-
disminución es el único objetivo del
tos No Punibles por parte del Ministe-
milenio que el país está lejos, muy le-
rio de Salud de la Nación.
jos de poder cumplir. Si bien en marzo
de 2012 la Corte Suprema de la Nación
En 2000, el Comité para la Eliminación
determinó, en un fallo histórico, que
de la Discriminación contra la Mujer
en casos de violación5 no es necesaria
(cedaw, por sus siglas en inglés) hizo
una decisión judicial y basta una de-
una serie de recomendaciones al Esta-
claración jurada de la mujer para acce-
do argentino para lograr cumplir los
der al aborto en el sistema público de
Objetivos del Milenio, entre las cuales
estaba la aplicación del artículo 86 inci-
so 2 del Código Penal que prevé alter-
5. Este fallo pone fin a la discusión judicial his-
nativas para habilitar dentro del siste- tórica con respecto al inciso 2 del artículo 86 del
ma de salud la realización de abortos Código Penal, sobre el que hasta ahora versaban
dos interpretaciones. La más restrictiva entien-
no punibles. Diez años después, cuan- de que el aborto solo está permitido en caso de
do el Estado, representado por el Con- violaciones a mujeres con discapacidad mental;
la más amplia –y por la que la Corte se inclinó
sejo de la Mujer y el Programa Na- esta vez– considera que cualquier mujer abusada
cional de Salud Sexual y Procreación puede interrumpir el embarazo.
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Inapropiadas e inapropiables. Claves para entender el aborto como alteridad

salud, el aborto inseguro aún sigue telar fue concedida en abril de 2012
siendo la principal causa de muer- por el juez de primera instancia Fe-
te de las mujeres en el país, situa- derico Ossola, luego de que el Minis-
ción que dista de resolverse a corto terio de Salud diera a conocer el pro-
plazo6. La sentencia también da res- tocolo provincial. Esta determinación
puestas al dictamen del Comité de judicial originó fuertes protestas de
Derechos Humanos de la onu por el las organizaciones de mujeres, que
cual el Estado fue intimado, en mayo conminaron al gobierno cordobés a
de 2011, a «tomar medidas» para eli- presentar una apelación de la medida,
minar los obstáculos que impiden el con el fin de poner nuevamente en cir-
acceso a los abortos contemplados culación y vigencia la guía, algo que
por la ley. La sentencia de la Corte todavía no ha sucedido.
sostiene que:
Si bien es necesario reconocer el avan-
El tratamiento del tema resulta pertinente ce que en términos de salud pública
por esta vía puesto que la omisión de su significa el fallo de la Corte Suprema,
consideración puede comprometer la res- aún estamos encorsetados para legis-
ponsabilidad del Estado Argentino frente al
lar sobre casos de violencia y riesgo
orden jurídico supranacional, tanto más si
para la salud, dejando fuera la libre
se tiene en cuenta que varios organismos
internacionales se han pronunciado censu- determinación de las mujeres sobre la
rando, en casos análogos, la interpretación planificación de su vida reproducti-
restrictiva del acceso al aborto no punible va. El fallo de la Corte ¿abre la puerta
por parte de otras instancias judiciales. a la discusión legislativa de la despe-
nalización del aborto o la clausura, al
Sin embargo, el problema sigue sien-
resolver la discusión del artículo 86 y
do la aplicación de esta normativa. En
responder a la intimación de la onu?
la mayoría de las provincias se están
La decisión del Supremo Tribunal
implementando guías de atención y
¿contribuye a que el debate no deri-
aplicación, pero algunas hacen caso
ve en la modificación de la tipificación
omiso al fallo o hacen lugar a reclamos
de los abortos permitidos en el Código
de los grupos pro-vida para evitar que
y se concentre en despenalizarlo en el
los hospitales provinciales acaten la
resto de los casos? Si es así, ¿por qué
medida. En Córdoba, por ejemplo, la
ya pasada la mitad del año 2012 la dis-
agrupación pro-vida «Portal de Belén»
cusión del proyecto de ley por la des-
solicitó y obtuvo un amparo de la Jus-
penalización aún no entra en el debate
ticia provincial que suspende la apli-
legislativo?
cación de la «Guía de procedimiento
para la atención de pacientes que soli-
citen prácticas de aborto no punibles»
6. Se puede acceder a este fallo en <www.cronista.
en los hospitales provinciales, para com/export/sites/diarioelcronista/documentos/
los casos de violación. La medida cau- Corte-Suprema-aborto.pdf>.
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La heteronormatividad reivindica para hace presente en otros aspectos del


sí el cuerpo de la mujer –léase hetero- ciclo reproductivo de la mujer como
sexual, monogámica y reproductiva– el parto, por ejemplo, puesto en cues-
como último bastión de subsisten- tión en nombre de una biopolítica he-
cia del modelo. Las normalizaciones teronormativa: el estatuto que rige la
traen implícitas ciertas moralidades actividad laboral de las parteras está
que ganan espacio situacionalmen- siendo revisado con la finalidad de
te en detrimento de otras. Otorgarle eliminar las llamadas «casas de par-
a la mujer la libertad de usufructuar to» e impedir que atiendan partos
su cuerpo del mismo modo en que lo fuera del sistema y los protocolos de
hace un hombre significa cortar con salud. En debate actualmente en la
el más intrínseco, antiguo y naturali- Cámara Baja, el proyecto de ley que
zado eslabón en la constitución de la regula el ejercicio profesional de la
moral occidental en tanto cristiana y obstetricia explicita en su articulado
paternalista: la reproducción. Para lo- que las parteras solo podrán ejercer
grar su libertad en junio de este año, la actividad en hospitales y/o insti-
Romina Tejerina debió cumplir los tuciones públicas o privadas, pre-
dos tercios de su condena por el asesi- via inscripción en la matrícula. Este
nato de una niña que llevó en su vien- cambio cercenará el derecho al par-
tre a la fuerza y a causa de una viola- to domiciliario amparado desde 2004
ción7. Ni emoción violenta, ni crimen por la Ley 25.929 de Derechos de Pa-
pasional, esas figuras legales atenuan- dres e Hijos durante el Proceso de
tes que rápidamente surgen de la boca Nacimiento, sujetando a las mujeres
de jueces, policías, periodistas y abo- al sistema hospitalario. Respetar la
gados a la hora de catalogar a los ase- elección de las mujeres sobre el modo
sinos de las mujeres que engrosan las de parir implica que estas recuperen
listas del feminicidio, fueron esgrimi- la agencia sobre sus cuerpos y supo-
dos a su favor. Por el contrario, el fis- ne reconocer otro tipo de saberes dis-
cal reclamó homicidio agravado por tintos del biomédico, reclamo que se
el vínculo, mientras su agresor, el que repite en otras situaciones referidas a
en un acto de demostración de fuerza la salud de la mujer, como la atención
y contra la voluntad de Tejerina inse- ginecológica y las peticiones de liga-
minó en su cuerpo la semilla de ese ción tubaria o de aplicabilidad de los
vínculo, está libre de culpa y cargo. casos de aborto terapéutico, que sue-
len ser judicializadas o examinadas
La reproducción obligatoria encarna,
así, un sistema de valores que edifica
su posición como subjetividad cen- 7. Sobre el caso, v., por ejemplo, «Romina Tejeri-
na, el día de la libertad» en Página /12, 25/6/2012,
tral. La centralidad de la maternidad disponible en <www.pagina12.com.ar/diario/
en el sistema normativo también se sociedad/3-197164-2012-06-25.html>.
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Inapropiadas e inapropiables. Claves para entender el aborto como alteridad

por comités de bioética. En nombre de prostíbulos y «whiskerías» en gran


ciertas moralidades, tanto la decisión parte del territorio nacional con la in-
de las mujeres como los protocolos le- tención de combatir la trata de perso-
gales existentes son desautorizados. nas, coloca en un situación delicada a
aquellas mujeres que ejercen la pros-
La heteronorma, entonces, va más allá titución considerándola un trabajo.
del catolicismo confesional, la Iglesia o La prostitución aparece como otra ce-
la religión. Admitámoslo: vivimos en sura de la heteronorma. Apelar a la
un país confesional cuyos presidentes explotación autoriza al Estado a la tu-
continúan jurando con la mano en la tela que interviene en salvaguarda de
Biblia y no en la Constitución, donde la integridad moral, no de las mujeres
los Santos Evangelios sostienen la car- que la ejercen, sino de la sociedad que
ga semántica del juicio al honor. Pero no acepta la imagen que estas le de-
esta es solo una parte, fundamental vuelven como inapropiada.
por cierto, de la discusión que se ins-
tala peligrosamente como un discurso Ser inapropiada e inapropiable, expli-
que se modula en la fuerza de lo obvio. ca Donna Haraway8, supone no enca-
El debate sobre la prostitución como jar en los mapas disponibles que es-
explotación o trabajo sexual divide pecifican tipos de actores y narrativas,
aguas dentro del propio movimiento y por esto, ser monstruos. Aquí radica
feminista. Dos grandes líneas de pen- la potencia del monstruo como pro-
samiento se enfrentan a la hora del aná- ductor de sentido. Un ejemplo de es-
lisis. La denominada «línea abolicionis- tas políticas desarrolladas desde los
ta» considera la prostitución como una márgenes de la actual ilegalidad pue-
forma de explotación y puerta de entra- de ser una guía para la difusión del
da al tráfico y trata de personas. A su uso del misoprostol9 como un método
vez, para la «línea reglamentarista», la seguro para la interrupción del em-
prostitución es un trabajo, siempre que barazo, confeccionada por la organi-
sea realizado por personas mayores de zación Lesbianas y Feministas por la
edad y por propia voluntad, para lo Descriminalización del Aborto y titu-
que esta corriente reclama un marco
legal que ampare a las personas que 8. «La promesa de los monstruos. Una política
lo ejercen por considerar que este es el regeneradora para otros inapropiados/bles»
mejor método para controlar la explo- en Política y Sociedad No 30, 1999.
9. El misoprostol es considerado por la Orga-
tación y la trata. nización Mundial de la Salud (oms) como un
medicamento esencial, debido a su bajo costo,
alta efectividad y disponibilidad en varios
La línea política que se avizora en Ar- países. El organismo internacional afirma que
gentina, con la prohibición de la pu- contribuye a disminuir la prevalencia de las
muertes y complicaciones evitables por abor-
blicación de avisos de oferta sexual en tos inseguros en todo el mundo, incluso en
los medios gráficos y el cierre de los países donde el aborto es ilegal.
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lada Cómo hacerse un aborto con pasti- lidad a la que ha sido confinado. El
llas10. Este proyecto parte de una ini- clóset, como metáfora de ocultamien-
ciativa regional que busca poner en to, no es único ni lineal, como ya lo
manos de las mujeres información ade- ha dicho Eve Kosofsky Sedgwick11.
cuada sobre este método utilizado en La postergación política de la discu-
varios países del mundo para practi- sión del proyecto de ley en el Poder
car abortos tempranos. Legislativo se asemeja bastante a al-
guna de las capas de algún clóset que
Gays, lesbianas, personas trans e in- lo condena a la clandestinidad den-
tersex van ganando poco a poco vi- tro de su propia –pero inapropiable–
sibilidad y un estatuto jurídico que subjetividad.
nunca poseyeron. La reivindicación
de sus derechos, como ya señalamos, Si el aborto es la bisagra entre los de-
supone la inclusión que comienza en rechos sexuales y los [no] reproducti-
las fronteras de lo abyecto. Las muje- vos, tal vez la radicalidad que reivin-
res, en cambio, son reclamadas para dica la separación entre reproducción
sí por ese colectivo del nosotros, como y placer sea nuevamente el camino
se reclama en el derecho de pernada necesario. En los años 80 fue explíci-
una subjetividad que no es propia; el ta y estratégicamente silenciado, en la
colectivo las desagencia, les quita la ca- misma maniobra en que las lesbianas
pacidad de reclamar el derecho a con- eran excluidas de los movimientos de
tinuar siendo sujetos de derecho. En mujeres porque ponían en jaque las
la lucha por la legalización del abor- reivindicaciones posibles, todas ellas
to, el movimiento de mujeres parece de inclusión en la (hetero)norma. Las
haber continuado una línea natural lesbianas, en su devenir no mujeres,
de reivindicaciones que viene en el fueron construyendo un relato desde
mismo camino del matrimonio civil, el margen con reivindicaciones pro-
la patria potestad, la lucha contra la pias que las acercó a otros individuos
violencia hacia la mujer y el divorcio. cuyas prácticas –y no su género– los
Sin embargo, tal vez para poder con- aunaron en un colectivo. Quizás el
seguirlo debe torcer la propia hetero- aborto, en cuanto práctica abyecta,
sexualidad y devenirla otro, aceptan- deba sumarse a ese camino, el que lo
do la encrucijada que el propio aborto coloca al lado de los monstruos, y des-
supone: en tanto inapropiable, exalta de ese lugar reivindicarse en su deve-
una relación crítica y deconstructiva nir otro.
donde no puede adoptar la máscara
del nosotros ni del otro. 10. Editorial El Colectivo, Buenos Aires, 2010,
disponible en <www.editorialelcolectivo.org/
ed/images/banners/libro%20completo.pdf>.
El aborto es el monstruo de una socie- 11. «A epistemologia do armário» [1993] en Cader-
dad a la que acecha desde la invisibi- nos Pagu No 28, 2007.

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