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Populismo o Mercado: “El Dilema para América Latina”
La historia económica de Latino América parece repetirse sin fin, siguiendo ciclos
dramáticos e irregulares. Esta sensación de ciclos interminables es particularmente
sorprendente con respecto al uso de políticas populistas macroeconómicas para fines
distributivos. Una y otra vez, y en país tras país, los gestores de políticas populistas han
desarrollado programas económicos que se basan en el uso de políticas fiscales y
crediticias expansivas y han sobrevaluado la moneda para acelerar el crecimiento y
distribución de ingresos. Al implementar estas políticas, usualmente no ha existido
preocupación alguna sobre la existencia de restricciones fiscales y control de cambio.
Después de un periodo corto de recuperación y crecimiento económico, se crean
embotellamientos y estos provocan presiones macroeconómicas insostenibles que, al
final, resultan en la caída de salarios reales y severas dificultades en la balanza de pagos.
El resultado final de estos experimentos ha sido generalmente una alta inflación, crisis y
el colapso del sistema económico. En el periodo posterior de estos experimentos no
queda otra alternativa mas que implementar, típicamente con la ayuda del Fondo
Monetario Internacional (IMF), un programa de estabilización drásticamente restrictivo y
costoso. La característica auto-destructora del populismo es particularmente notoria en la
caída del ingreso per capita y salarios reales en los días finales de estas experiencias.
En este primer capitulo presentamos lo que consideramos son las características mas
relevantes del paradigma populista, y discutimos las circunstancias que llevaron a los
gestores de políticas populistas a emprender repetitivamente este tipo de políticas a pesar
de que existía una gran cantidad de evidencia histórica sobre sus consecuencias dañinas.2
Nuestro énfasis es en el populismo macroeconómico, no porque pensamos que otros
aspectos del fenómeno no son interesantes, pero porque creemos que es en la esfera
macroeconómica que las experiencias populistas han sido particularmente débiles. Una
versión anterior a esta fue distribuida a los diferentes participantes en este proyecto y fue
usada por la mayoría de ellos como marco en la preparación de sus propias
contribuciones a la conferencia. En ese sentido, entonces, este capitulo provee un marco
algo unificado a ser usado por la mayoría de los autores.
1
Conferencia sobre Populismo donde se presentó este articulo
2
Partes de este capitulo se hallan en nuestro ensayo sobre las experiencias populistas de Perú y Chile. Ver
Dornbusch y Edwards (1990).
diseñado para inspirar a la gente,” habla de una coalición heterogénea dirigida
principalmente a la clase trabajadora, pero incluyendo y guiado por significativos
sectores de la clase media y alta, y por ultimo, el populismo “incluye una serie de
políticas reformistas adaptadas para promover el desarrollo y evitar cualquier conflicto
explosivo de clases.” El explica que los programas “normalmente responden a los
problemas de subdesarrollo expandiendo el activísimo del estado para incorporar a
trabajadores en un proceso de industrialización acelerada a través de medidas dirigidas a
la redistribución del ingreso” (p. 218)
Las características mas importante del paradigma populista pueden ser resumidas
en las siguientes:
3
Ver Sachs (1989) para la discusión de algunos aspectos del populismo en Latino America.
2.Sin restricciones.- Las autoridades económicas explícitamente rechazan el paradigma
conservador e ignoran la existencia de cualquier tipo de restricción en políticas
macroeconómicas. La capacidad no utilizada es vista como un camino para la expansión
económica. Las reservas internacionales existentes y la habilidad de racionar las divisas
extranjeras, crean un campo adicional para políticas económicas expansionistas sin riesgo
de encontrarse con restricciones externas. Los riesgos de déficits financieros resaltados en
pensamientos tradicionales son descritos como una exageración o en su total como
infundados. De acuerdo a los gestores de políticas populistas, la expansión no es
inflacionaria (si no hay devaluación) porque la capacidad ociosa y los costos
decrecientes a largo plazo contienen las presiones para incrementar costos y siempre
existe campo para reducir los márgenes de utilidad a través de los controles de precio.
Si fuera necesario resumir en dos palabras la estrategia económica adoptada por el gobierno
peruano comenzando en Agosto de 1985, ellas son control y gasto. Control (significando control
de precios y costos, y reconociendo que esto puede ser hecho solo temporalmente por los
primeros doce meses) y gasto, transfiriendo recursos a los mas pobres para que ellos aumenten el
consumo y creen una demanda para el incremento de producción, por ende “justificando” que la
capacidad ociosa sea puesta en uso.
Es necesario gastar, inclusive al costo de un déficit fiscal, porque, si este déficit transfiere
recursos públicos para el incremento del consumo de los mas pobres ellos demandarían mas
productos y esto crearía una reducción en la unidad de los costos, por ende el déficit no es
inflacionario, al contrario!
La urgente necesidad para lograr una recuperación rápida de la economía, y expandir los
beneficios a las masas de la clase trabajadora, no puede ser llevada a cabo en aislamiento de los
cambios estructurales; todos son necesariamente interdependientes. No es posible hacer cambios
mas profundos sin ampliar el apoyo político del Gobierno, la reactivación económica y la
redistribución de ingresos proveerán un impulso a estos cambios fundamentales.
La nueva política económica busca pasar de una economía de conflicto y especulación a una de
consenso y producción. En esta lógica económica es posible hacer compatible la estabilidad,
crecimiento, distribución y desarrollo en un contexto de planeación nacional que encuentra una
concreta expresión en el dialogo, acuerdo social y económico. Necesitamos reconciliar la
eficiencia económica con la equidad social en un sistema productivo que es fundamentalmente
sostenido por recursos domésticos. (Presidencia de la Republica 1986, p.63)
Una vez en poder, y armados con el paradigma anterior, los gestores de políticas
populistas se mueven rápidamente para implementar un programa económico ambicioso
dirigido a distribuir ingresos, generar empleos y acelerar el crecimiento. Aunque cada
episodio histórico populista exhibe algunas características únicas, aun es posible
distinguir cuatro fases comunes en la gran mayoría de las experiencias. 4
Fase 1.- En la primera fase, los gestores de políticas están completamente vindicados en
su diagnostico y recomendaciones: el crecimiento de la producción, el incremento de los
salarios reales y los altos niveles de empleo justifican las políticas macroeconómicas ya
que son nada menos que exitosas. Los controles aseguran que la inflación no es un
problema, y los racionamientos son aliviados por importaciones. Los inventarios en
niveles bajos y la disponibilidad de importaciones (financiadas por la falta de reservas o
la suspensión de pagos externos) acomodan la demanda de expansión con muy poco
impacto en la inflación.
Fase 2.- La economía encuentra numerosos cuellos de botella, en parte como resultado de
una fuerte expansión económica en demanda de productos domésticos y en parte por la
4
Sturzenegger (1990) desarrolla un modelo de dinámica sin fin que rastrea al origen de las dinámicas del
populismo descrito en esta sección.
continua falta de divisas. Mientras que en la primera fase la reducción de inventarios era
una característica esencial, los bajos niveles de inventario y la incapacidad de
incrementaros son ahora la fuente de un problema. Los reajustes de precios y la
devaluación de la moneda, el control de cambios o la protección de la tasa de cambio se
convierten en algo necesario. La inflación incrementa significativamente, pero los
salarios siguen altos. El déficit de presupuesto empeora tremendamente como resultado
de subsidios continuos en los salarios y en la tasa de cambio de las divisas extranjeras
Fase 4.- Una estabilización ortodoxa es la respuesta que generalmente efectúa un nuevo
gobierno que se origina de la debacle del anterior. En la mayoría de los casos, un
programa del FMI será promulgado; y cuando todo este dicho y hecho, el salario real
habrá caído inmensamente, a un nivel significativamente mas bajo de cuando el episodio
populista dio comienzo. Asimismo, esa caída será muy persistente, porque las políticas y
economías de la experiencia habrán reducido la inversión y promovido la fuga de capital.
La extremada caída del salario real es producida por el simple hecho de que: el capital se
mueve a través de fronteras pero no la mano de obra. El capital puede huir de políticas
malas, pero la mano de obra está atrapada.
Al final del camino uno no puedo evitar pensar, que si los errores de regímenes
populistas pasados podrían ser asimilados por los diseñadores de políticas, los políticos y
la población en general y por ende, ser evitados en el futuro. Claramente, el detalle de los
casos de estudio recolectados acá sugieren que, en general, hay muy poca capacidad (o
voluntad) de aprender de las experiencias de otros países. En realidad, una de las
irregularidad mas notorias de estos episodios es la insistencia con la cual los ingenieros
de los programas populistas discuten que sus circunstancias son únicas y por ende
inmunes a las lecciones históricas de otras naciones.
Una pregunta un poco diferente es, sin embargo, si los países tienen una memoria
económica y política que les permite aprender de sus propios errores. Desarrollos
recientes en Chile, donde el nuevo gobierno democrático que tomo poder en marzo de
1990 se vio frente a presiones urgentes e inmediatas para mejorar las condiciones sociales
de los pobres, proporcionan una nueva luz en este tema. Tanto las formulaciones
políticas del equipo económico del nuevo gobierno de Chile, como también el programa
económico de la coalición gobernante – que incluye la mayoría de los partidos en la
Unidad Popular de Allende, sugieren que algunas de las lecciones mas importantes
respecto al diseño de la política económica han sido en realidad absorbidas en ese país.
Las nuevas autoridades, de hecho, han enfatizado repetidamente la necesidad de
mantener el balance fiscal y buscar metas de redistribución a través de la utilización de
políticas microeconómicas bien fundadas.