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INFORME Nº 0-00-2020-OGC/ABOG

PARA : ____________________
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DE : Abogado – Oscar García Calderón del rio

ASUNTO: DERECHO EXTRACONTRATUAL


Indemnización por daño moral y daño a la persona
(artículo 1984 del Código Civil)

FECHA : ____________________

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Por medio de la presente, cumplo con informar Indemnización por daño moral y
daño a la persona (artículo 1984 del Código Civil), que a continuación expongo:

PRECISIONES

1. Introducción

De acuerdo con el artículo 1984 del Código Civil (en adelante CC):

Artículo 1984.- Daño moral

El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo


producido a la víctima o a su familia.

A diferencia de lo que sucede con el concepto y las categorías del daño


patrimonial[1], respecto al daño extrapatrimonial existen en la doctrina
diversas orientaciones, lo que ha originado una gran discusión y un enorme
debate, hasta hoy no concluido, pues para algunos juristas la única
categoría de este daño es el daño a la persona y para otros por el contrario
existen dos categorías: el daño moral y el daño a la persona. (Taboada
Córdova, 2005, p. 64)

Mas allá de las discusiones doctrinarias en sede nacional, la legislación


peruana reconoce tanto al daño a la persona como al daño moral como
figuras autónomas. Corresponde a continuación desarrollar, brevemente, la
definición de cada una de ellas.

2. El daño a la persona y el daño moral

Según Carlos Fernández Sessarego, la distinción clásica entre el daño


patrimonial y daño no patrimonial admitiría una subdivisión: El daño
extrapatrimonial estaría conformado por el daño moral y el daño a la
persona. Este último sería el que lesiona a la persona en sí misma,
estimada como un valor espiritual, psicológico, inmaterial. En cambio, el
daño moral habría quedado reducido al dolor de afección, pena, sufrimiento.
(De Trazegnies Granda, 2016, p. 109)

De acuerdo con autorizada doctrina nacional, en el ámbito extrapatrimonial,


se entiende en nuestra doctrina por daño moral a la lesión o el dolor de
afección que sufre la víctima y por el daño a la persona la frustración al
“proyecto de vida”[2] de la víctima o su “integridad física”. (Taboada
Córdova, 2005, p. 73)

De las doctrinas esbozadas podemos colegir que los daños


extrapatrimoniales incluyen tanto al daño a la persona como al daño
moral, teniendo ambos una relación de género a especie.

Entendiendo al daño a la persona como aquel daño de naturaleza


extrapatrimonial que afecta a los derechos de la persona, su integridad
física o su proyecto de vida, el cual además incluye a las personas jurídicas.
Y al daño moral como aquel dolor, pena, aflicción, es decir, la afectación de
los sentimientos que sufren exclusivamente las personas naturales.
3. Análisis del artículo 1984 del Código Civil 

La doctrina establece que para que se puede hablar de daño moral no basta
la lesión a cualquier sentimiento, pues deberá tratarse de un sentimiento
considerado socialmente digno y legítimo, es decir, aprobado por la
consciencia social, en el sentido de la opinión común predominante en una
determinada sociedad en un momento histórico y por ende considerado
digno de la tutela legal. Así, por ejemplo, una mujer casada, no podría
demandar por daño moral por la muerte de un hombre casado con el cual
mantuvo una relación de convivencia de varios años (Taboada Córdova,
2005, pp. 65-66)

Es decir, la indemnización del daño moral invocado no puede reñir las


normas imperativas, el orden público o las buenas costumbres caso
contrario será considerada indigna, ilegítima y por ende no merecedora de
tutela legal.

Además, pensamos que el daño moral no se agota jurídicamente en los


sentimientos por los miembros de la familia, sino también en cualquier otro
sentimiento considerado digno y legítimo, como podría ser el caso de un
ahijado, de una novia, de un padrino de nacimiento, etc. (Taboada Córdova,
p. 66)

Recordemos que la familia nuclear no es el único tipo de familia, existiendo


la familia monoparental, ensamblada, extensa, etc. En esa línea, se debe
interpretar que el sustantivo “familia” incluye a los diversos tipos de familia
existentes que trascienden a la de la familia nuclear.

4. Casuística del artículo 1984

Daño moral. Concepto y efectos

Si bien no existe un concepto unívoco de daño moral, es menester


considerar que este es el daño no patrimonial inferido en derechos de la
personalidad o en valores que pertenecen más al campo de la afectividad
que al de la realidad económica; en cuanto a sus efectos, es susceptible de
producir una pérdida pecuniaria y una afectación espiritual. Cas. Nº 949-
1995-Arequipa. El Peruano, 12/05/98, p. 1007

Efectivamente, más allá de tenerse una concepción restringida del daño


moral o una concepción amplia equivalente a la del Daño a la persona, qué
duda cabe que el daño moral es perteneciente a la categoría de los daños
no patrimoniales que pueden repercutir en el patrimonio de la víctima.

El daño moral es el daño no patrimonial, pertenece más al campo de la


efectividad que al campo económico y produce una pérdida económica y
afectación espiritual; no debe confundirse con el carácter patrimonial de la
obligación. Basta que se configure el menoscabo para ser factible de
indemnización; el dejar sin efecto el evento dañoso no enerva la obligación
de reparar. Cas. Nº 1070-1995. Data 30,000. GJ

Doctrinariamente se afirma que:  “Aquel que causa un daño a otro está


obligado a repararlo”. Evidentemente estos daños podrán tener una
naturaleza patrimonial o extrapatrimonial.

Daño moral. Fijación del monto indemnizatorio

El monto indemnizatorio por el daño moral debe ser fijado prudencialmente


teniendo en cuenta la condición de mujer de la actora y lo que las cicatrices
puedan causar en el ánimo de una persona, las que desaparecían de
alguna manera con las operaciones quirúrgicas. Exp. Nº 4347-1998 Data
30,000. GJ

En este caso la víctima ha sufrido un daño moral y un daño a la


persona. El primero derivado del dolor, pena, aflicción, tristeza provocados
por las cicatrices dejadas en el rostro y el segundo, las lesiones en si
mismas, es decir, el atentado contra su integridad física que, dependiendo
su actividad, podría comprometer también a su proyecto de vida.
4. Conclusiones

Mas allá de las discusiones doctrinarias en sede nacional, la legislación


peruana reconoce tanto al daño a la persona como al daño moral como
figuras autónomas. Corresponde a continuación desarrollar, brevemente, la
definición de cada una de ellas.

Podemos colegir que los daños extrapatrimoniales incluyen tanto al daño a


la persona como al daño moral, teniendo ambos una relación de género a
especie.

Entendiendo al daño a la persona como aquel daño de naturaleza


extrapatrimonial que afecta a los derechos de la persona, su integridad
física o su proyecto de vida, el cual además incluye a las personas jurídicas.
Y al daño moral como aquel dolor, pena, aflicción, es decir, la afectación de
los sentimientos que sufren exclusivamente las personas naturales.

La indemnización del daño moral invocado no puede reñir las normas


imperativas, el orden público o las buenas costumbres caso contrario será
considerada indigna, ilegítima y por ende no merecedora de tutela legal.

La familia nuclear no es el único tipo de familia, existiendo la familia


monoparental, ensamblada, extensa, etc. En esa línea, se debe interpretar
que el sustantivo “familia” incluye a los diversos tipos de familia existentes
que trascienden a la de la familia nuclear.

5. Bibliografía

DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando (2016). La Responsabilidad


Extracontractual, Tomo II. Lima: Ara Editores.

FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos (2008). “Es posible proteger


jurídicamente el ‘Proyecto de Vida’ “. Foro Jurídico, n. 8, pp. 48-60, Lima:
Pucp.
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo (2005). Elementos de la responsabilidad
civil. Lima: Editora jurídica Grijley.

[1] Artículo 1321.- Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios


quien no ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa leve.
El resarcimiento por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento
parcial, tardío o defectuoso, comprende tanto el daño emergente como
el lucro cesante, en cuanto sean consecuencia inmediata y directa de tal
inejecución. Si la inejecución o el cumplimiento parcial, tardío o defectuoso
de la obligación, obedecieran a culpa leve, el resarcimiento se limita al daño
que podía preverse al tiempo en que ella fue contraída.

[2] Se designa como el singular y único «proyecto de vida» aquel que la


persona concibe y elige, en la intimidad de su mundo interior y en
determinado momento de su vida, con el propósito de realizarlo, de
contemplarlo hecho realidad en el curso de su existencia. Es el rumbo, la
meta, el sentido y razón que cada ser humano otorga al don de su vida. Es
lo que el hombre decide ser y hacer «en» su vida y «Con su vida». Vive
para cumplir con su propio destino, es decir, para dar cumplimiento al
proyecto que ha elegido en tanto «Ser libertad». El «proyecto de vida» se
fundamenta en la propia calidad ontológica del ser humano, en su propia
naturaleza de ser libertad. Es dicho proyecto de vida el que signa el rumbo o
destino que el ser humano concibe para su vida. (Fernández Sessarego,
2008, p. 52).

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