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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Índice

Introducción

PRIMERA PARTE

Vivir e interactuar con otros

SEGUNDA PARTE

Relacionarse con uno mismo y con la propia experiencia personal

TERCERA PARTE

Caminar en el mundo

Epílogo

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Introducción

Esta vida es un misterio. Al menos se siente así. Hay tanto por descubrir, por
conocer, por entender. Y entonces, cuando por fin lo entiendes, parece haber tan
poco por descubrir y no hay misterio alguno...

Así te describo mi propia experiencia antes y después de mis conversaciones con


Dios. Esos diálogos me dijeron todo lo que necesitaba saber sobre la vida y me
ayudaron a entender lo que no entendía. Y cuando integré esos diálogos en un
libro y la gente de todo el mundo empezó a leerlos, la vida cambió para muchos.
Los mensajes contenidos en los libros de la serie Conversaciones con Dios,
tuvieron gran impacto en millones de personas de diversas culturas, debido a que
dejaban todo en claro.

Quizá, de manera predecible, se me pidió que desarrollara el material original con


el propósito de abordar de manera más extensa lo que había descubierto y
experimentado a través de mi experiencia. Decidí tomar la información de las tres
mil páginas que conformaban mi diálogo original y explicarlo ampliamente, tema
por tema. El libro que hoy sostienes es resultado de esa decisión.

Esta obra es un relanzamiento de material publicado hace más de una década, en


volúmenes separados. Creo que la información aquí contenida es fundamental,
indispensable y vital para entender cómo aplicar las enseñanzas de
Conversaciones con Dios en la vida diaria. He reunido todo el material en este
único volumen porque, aunque no me cabe duda de que los tres pequeños
volúmenes originales fueron útiles, veo en retrospectiva que juntos constituyen
un curso completo para vivir bien; primero, para vivir de manera armónica y
amorosa con las personas que interactuamos; luego con nosotros mismos y
nuestro trabajo y, por último, con el mundo entero.

Si hubiera un momento propicio para impartir un curso así, sería justo éste. El
mundo está al borde de su próxima gran convulsión evolutiva —un
alumbramiento, como lo habría dicho la futurista Bárbara Max Hubbard—, la
creación completa de una nueva manera de ser humano. Y, aunque no me
considero un experto en el desarrollo sociológico ni espiritual de nuestra especie,
creo que los lineamientos que se ofrecen aquí se cuentan entre las herramientas

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

más útiles, prácticas y efectivas que se podrían encontrar para producir una mejor
vida. Los mensajes incluidos aquí provienen exclusivamente de Conversaciones
con Dios — y considero que esos diálogos han sido interacciones directas con el
Divino.

Sin embargo no tienes que concordar conmigo en eso. Como lo he dicho a


menudo, no es necesario creer que yo hablé directo con Dios (todos lo hacemos a
diario) para beneficiarte de este material. Todo lo que se necesita es una mente
abierta y la disposición para descubrir si las ideas aquí expuestas tienen algún
valor. Úsalas, ponlas en práctica en situaciones de la vida real.

Te invito a hacerlo. Te exhorto a que des un vistazo a lo escrito sobre tres


aspectos fundamentales de nuestra vida: relaciones interpersonales, sustento, e
interacción con el mundo, y a que descubras por ti mismo si algo de esto tiene
sentido; si es factible, práctico y benéfico.

Por supuesto, yo creo que lo es. Si no, no lo hubiera integrado en un libro, no te lo


pondría enfrente, ni te invitaría a que dedicaras un buen tiempo a explorarlo. Aquí
están: tres mil páginas de los diálogos contenidos en Conversaciones con Dios,
sintetizadas en puntos sobresalientes e indicaciones directas para que logres
practicarlas en tu día a día. Confío en que esta incursión más profunda acotada a
las Conversaciones con Dios, resulte enriquecedora para tu espíritu, emocionante
para tu persona y útil para tu vida.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

PRIMERA PARTE

Vivir e interactuar con otros

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Introducción

Las relaciones son la experiencia más importante de nuestra vida. Sin ellas no
somos nada. Y es literal. Eso se debe a que, en ausencia de todo lo demás,
nosotros no existimos.

Por fortuna, no hay una sola persona que no tenga una relación. En verdad, todos
nosotros tenemos relaciones con todo y con todos, todo el tiempo. Tenemos una
relación con nosotros mismos, con nuestra familia, nuestro entorno, nuestro
trabajo y con los demás.

De hecho, todo lo que conocemos y experimentamos sobre nosotros mismos, lo


entendemos a partir del contexto que nuestras relaciones crean. Por esta razón,
las relaciones son sagradas. Todas las relaciones. En algún lugar dentro de los
rincones más profundos de nuestro corazón y alma, lo sabemos. Por eso
anhelamos tanto relacionarnos, y hacerlo de forma significativa. Y es también por
eso que, sin duda, experimentamos tanto conflicto con ellas. En cierto nivel
sabemos cuánto está en juego al relacionarnos; es por ese conocimiento que
sentimos ansiedad o angustia, también es la razón por la que, personas que
suelen ser seguras y competentes vacilan y caen, tropiezan y se estancan, se
desmoronan y buscan ayuda.

En verdad, nada ha causado más problemas, creado más dolor, producido más
sufrimiento o resultado en más tragedias para nuestra especie, que aquello que
debía traernos nuestra mayor alegría: nuestras relaciones con los demás. Ni de
forma individual ni colectiva, social, política, local o internacional hemos hallado
una manera de vivir en armonía. Nos es muy difícil llevarnos bien, ya no digamos
amarnos de verdad unos a otros.

¿De qué se trata? ¿Qué ocurre? Creo saberlo. No es que sea alguna clase de
genio, pero soy bueno para escuchar y he preguntado sobre esto desde hace
mucho tiempo; fue en los años ochenta cuando empecé a recibir respuestas. Yo
creo que esas respuestas han venido de Dios. En el momento que las recibí, quedé
realmente tan impresionado que decidí llevar un registro escrito de lo que se me
había dado. Ese registro se convirtió en la serie de libros Conversaciones con Dios,
misma que ha llegado a ser éxito editorial en todo el mundo.

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Hace pocos años, un pequeño grupo de unas cuarenta personas se reunió


conmigo en una casa a las afueras de San Francisco, California, para explorar con
mayor profundidad lo que esos libros decían sobre el tema de nuestras relaciones
con los demás. Yo compartí con el grupo todo lo que entendía de los textos sobre
las relaciones que aparecen en Conversaciones con Dios y respondí las preguntas a
medida que surgieron. La sinergia de aquella tarde produjo una experiencia
electrizante que resultó en un flujo abierto de sabiduría maravillosa que, por
fortuna, se captó en video y audio, mismo que se ha puesto al alcance de muchos
en versiones editadas.

Lo que incluyo aquí, es una transcripción de aquel evento. Hice un pequeñísimo


trabajo de edición para adecuar la charla a las circunstancias actuales de mi vida,
pero no realicé cambios sustanciales. Además, el material tiene un estilo mucho
más fluido —y estimulante, creo yo— que el texto que se escribió entonces. Y
como el formato de este libro no está limitado por las restricciones de tiempo y
producción, pudimos incluir aquí material que no se encuentra en las versiones de
video ni de audio, las cuales tuvieron que recortarse por razones de producción.

En esencia, lo que Dios nos dice en Conversaciones con Dios es que la mayoría de
nosotros establece relaciones por las razones equivocadas. Es decir, por aquéllas
que no se relacionan con el propósito de nuestra vida. Cuando nuestra razón para
las relaciones se alinea con la razón de ser de nuestra alma, comprendemos que
nuestras relaciones no sólo son sagradas, sino que también nos dan felicidad.

Relaciones felices: "Oh, claro". Para muchos, esa frase suena casi como un
oxímoron — expresión cuyos componentes se contradicen y excluyen uno a otro.
Algo, así como inteligencia militar o gobierno eficiente. Sin embargo, es posible
tener relaciones felices, y las extraordinarias percepciones incluidas en los libros
Conversaciones con Dios nos muestran cómo lograrlas.

Aquí están esas percepciones, tal como las he recibido y asimilado. Las comparto
con humildad para que las tomes por lo que valen, con la esperanza de que si tan
sólo un comentario abre una nueva ventana —o crea todo un camino— hacia una
felicidad mayor, habrá sido de provecho.

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Hola a todos. Bienvenidos a la sala. Qué gusto verlos aquí. El tema que ocupa a
casi todas las personas es: "Las relaciones humanas", asunto con el que algunos
tenemos muchas dificultades. Nadie de ustedes, según entiendo, tiene líos con las
relaciones, pero yo y millones de personas más en algún momento hemos tenido
algún tipo de dificultad en este sentido y, como saben, si han leído algunos de los
textos que han surgido de mi pluma, estoy entre quienes han enfrentado
dificultades considerables en las relaciones —en hacerlas funcionar, durar y, en
verdad, empeñarme en que tengan sentido en mi vida. Nunca entendí, sino hasta
hace muy poco, qué hace que las relaciones funcionen y cuál es su propósito en
mi vida. También comprendí el detonante principal de las dificultades: me
involucraba en relaciones por las razones equivocadas.

En términos generales, yo entraba en las relaciones con la expectativa de qué


podía obtener de ellas. Hoy, no sé si entonces estaba dispuesto a aceptar eso a
medida que me involucraba y quizá no lo expresé así porque no quería
conocerme. Nunca me dije: "Cielos, ¿qué quiero obtener de esta relación?". Sé
que ni siquiera hubiera podido formularlo así; sin embargo algo esperaba, y
resultaba obvio para mi qué era, tan pronto como no lo recibía o dejaba de
obtenerlo. En ese momento quería salir de la relación.

Ese fue el patrón que seguí durante la mayor parte de mi vida adulta. Salía de las
relaciones de las que no obtenía aquello que imaginaba. ¿Se fijaron en eso? Y
entraba en una nueva relación tras haber salido de otra. Muy rápido. Así que era
un monógamo serial. Establecía una relación tras otra y tras otra y tras otra, en
busca de esa pareja correcta y perfecta que por fin pudiera satisfacerme, la que
pudiera ver quién soy en verdad y llevarme a un lugar de felicidad.

Pero estaba dispuesto a hacer un trato justo. No es que no estuviera dispuesto a


mostrarme de ciertas maneras que pudieran hacerme atractivo a otra persona. Al
contrario, yo sabía cómo practicar ese juego. Y tras algunas relaciones fallidas,
incluso descubrí, o creí hacerlo, lo que otros buscan en una relación. Y me esforcé
mucho para proveérselos —algo así como mis bienes negociables. Aprendí, por
ejemplo, a sublimar ciertas partes de mi propia personalidad que comprendí, tras
una serie de relaciones fallidas, que no eran atractivas para otras personas.

Les pondré un ejemplo que, aunque es algo tonto, recuerdo muy bien justo por su
tontería. Hace tiempo, me involucré emocionalmente con una dama por algún

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tiempo. Pensé que se convertiría en el amor de mi vida. Y, ciertamente, fue el


amor de mi vida mientras estuve con ella.

Realmente estaba muy enamorado. Una noche, fuimos al teatro, era una de
nuestras primeras excursiones al mundo exterior, al mundo de la vida social. La
obra era una comedia y comencé a reír.

Resulta que tengo una risa bastante estridente y escandalosa. Cuando yo río, toda
la sala se entera de que lo hice, a diferencia de ustedes, que no han reído muy
fuerte con lo que les cuento. Cuando río, en verdad suelto una risa muy profunda
y sentida. Y eso ha sido una parte de mí. No lo hago apropósito: así es mi risa. En
el teatro yo estaba rugiendo. Por supuesto, eso les encantó a los actores porque
contagió a otros, surgieron más risas y la sala se tomó muy viva. Estaban
fascinados de que en el público hubiera lo que llaman "una pila". "Esta noche
tenemos una pila en casa".

Por eso siempre soy bienvenido en lugares donde hay artistas escénicos porque
soy un auténtico vivaracho. Pero la dama con quien me encontraba, y de quien
estaba desesperadamente enamorado (y utilizo ese adverbio a propósito, estaba
desesperado por causa de mi amor por ella), entre más reía yo, más se
empequeñecía ella. Aún hoy puedo recordarla, sentada junto a mí, con ganas de
desaparecer. Durante el intermedio, ella me preguntó: "¿Acaso tienes que reírte
así?". Recuerdo haber pensado: "¿Así cómo?", porque ni si quiera era consciente
de lo que hacía o cómo me reía; no entendía por qué mi risa la avergonzaba. Por
qué sentía que "hacía un oso" (como decíamos de adolescentes), o por qué creía
que todo el mundo la miraba porque el chico con quien estaba reía de esa
manera.

Y recuerdo mi profundo deseo de hacer cualquier cosa por retenerla en la sala.


¿Me entienden? Quiero decir, en sentido figurado, quería retenerla en la sala de
mi vida.

Por cierto, como comentario al margen, debo decir que pasé la mayor parte de mi
vida tratando de retener a la gente en la sala. Hacía casi cualquier cosa para
lograrlo. "Tan sólo quédate en la sala. Quédate en la sala. ¿Qué puedo hacer para
que permanezcas aquí? ¿Qué parte de mí puedo hacer a un lado para retenerte
aquí? No importa. La haré a un lado. Todo lo que importa es que permanezcas en
la sala de mi vida".

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Y no puedo decirles cuántas cosas hice —no siempre de mi agrado— para


lograrlo. Ustedes ponían la música y yo bailaba al ritmo que me tocaran. Y justo
eso hice aquella noche en particular.

Empezó el segundo acto. En algún momento, los actores dijeron una línea
graciosa, a la que yo, Neale, respondió con un ahogado: "Jjj...". Estaba allí
sentado, tratando de ahogar la risa. Para el tercer acto, había logrado suavizarla.
Había convertido el: "Ja, ja, ja", en un discreto: "Ji, ji, ji". Y durante varios años, así
reí. Solía reír con una risa a la que llamaba "no risa," hasta que alguien me
preguntó: "¿Te ocurre algo? ¿Te sientes bien?".

Un día, mientras tomaba un taller con la doctora Elisabeth Kübler-Ross, ella


percibió este problema y lo puso en evidencia. Ella dijo algo gracioso y yo estaba
en primera fila. Entonces, me cuestionó: "¿Qué te ocurre?".

"Nada, lo que dijo me pareció gracioso", respondí.

"Y entonces, ¿por qué no dejas salir esa risa? ", preguntó.

¿Alguien conoce a Elisabeth Kübler-Ross? Tiene un acento suizo muy marcado.


Nos hicimos muy buenos amigos. Acabé por trabajar en su equipo. Quedan
advertidos: tal vez algunos de ustedes se unan mi equipo antes de que termine el
día.

Como les decía, ella preguntó, con su acento suizo: "¿Porr ké no de-has salirr esa
risa?

"¿A qué se refiere? Sí me reí", respondí.

"No. No lo hiciste. ¿Por qué no dejas salir esa risa? Y mientras lo haces, ¿por qué
no sueltas también el dolor, el dolor de reprimir a la persona que eres en
realidad?", cuestionó.

Como ven, sabía qué debía dar a cambio, o más bien, creía saber lo que debía dar
a cambio con el fin de retener a la gente en la sala. Era consciente de ello y estaba
dispuesto a hacerlo. De modo que hice todo lo que pude para mantener la sala
llena. Y mi gran desconcierto fue que aunque hice todo lo posible por mantener la
sala llena, ésta se quedó vacía. Las personas se fueron una tras otra a lo largo de
los años, hasta que un día grité: "¿Qué quieres? ¿Qué se necesita para hacer que
funcione una relación?

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Ni siquiera tenía conciencia plena de lo que hacía. No veía que, en verdad, estaba
cambiando una cosa por otra: "No reiré así, si tú no toses asá. No comeré así, si tú
no olvidas poner la tapa a la pasta de dientes...", o cualquier cosa que negociara, y
sé que lo que realmente se negociaba era mayor que esas acciones.

Así pues, acabé viviendo relaciones muy parecidas a un acuerdo comercial. Por
desgracia, los 14 de febrero nunca encontré una tarjeta que dijera: "Te doy mucho
y siempre te daré", o: "Negocio tu amor y siempre lo haré"; realmente estaba
negociando. Y me daba cuenta de que negociaba cuando la otra persona dejaba
de darme lo que yo creía que debía darme. Aquél era nuestro acuerdo de quid pro
quo: Yo te doy esto y tú me das eso. Y cuando dejaba de recibir lo que creía que
debía recibir, abandonaba la relación. O, en algunos casos, cuando la otra persona
dejaba de recibir lo que pensaba que le correspondía, abandonaba la sala.

Así fue como descubrí que establecía relaciones por las razones equivocadas.
Comprendí que, de alguna manera, buscaba ese tesoro, esa moneda negociable,
lo bastante grande para retener a todo el mundo en la sala. ¿Qué aspecto mío
podría ser tan atractivo, innegable y magnético que los hiciera permanecer en la
sala a como diera lugar? Y no entendí lo que estaba mal sino hasta que perdí otra
relación dentro de una larga cadena de relaciones importantes.

Fue entonces que tuve mi extraordinaria conversación con Dio, en la que él dijo:
"Neale, Neale, Neale, tú no ves con claridad lo que ocurre aquí. En primer lugar,
tienes una relación por las razones equivocadas. Estás en una relación por lo que
puedes obtener de ella. Y estás bien dispuesto a dar algo a cambio. Pero la ves
sólo como eso: casi como una transacción comercial. Y no entiendes el propósito
de una relación. Y ese propósito no tiene que ver con lo que crees que puedes
obtener de ella, sino con lo que eliges poner en ella. Pero poner algo en esa
relación no como un medio para extraer de ella lo que deseas recibir, sino tan sólo
poner algo en ella como un medio para darte cuenta de Quién Eres en Realidad".

"Entonces, cuando pongas algo en una relación, asegúrate de ponerlo de manera


auténtica. Y nunca niegues, ni por un momento, tu verdadero ser. Y si tu
verdadero ser no es lo bastante atractivo para retener a esa persona en la sala,
entonces deja que se vaya. Porque a la sala de tu vida llegará alguien a quien tu
verdadero Yo le parecerá lo bastante atractivo. Y cuando entre en la sala
motivado por tu autenticidad, se quedará ahí porque tú ya no tienes que
mantener tu fachada para conservarlo allí. No tendrás que seguir bailando al
ritmo que te marquen los demás". Así me dijo Dios.

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Y eso cambió todo para mí en las relaciones. Cambió todo el paradigma de mi


experiencia, pues al fin entendí qué hacía ahí. También comprendí que las
relaciones son la experiencia individual más importante que podemos crear para
nosotros y que, en ausencia de relaciones, no somos nada. Sin ustedes, yo no soy
nada en absoluto. Es probable que se hayan percatado de eso cuando entraron
aquí. Se sentaron y pensaron: "Sin mí, Neale no es nada (risas)". Pero es verdad,
pues sin ustedes, yo no soy nada. (Señalando a diferentes personas), y sin ti, no
soy nada; y sin ti, no soy nada en lo absoluto. Y esto es cierto, pues sin la
experiencia de las relaciones, nosotros no existimos. En esta experiencia relativa,
sólo puedo ser quien soy en relación con algo más en mi experiencia. Digo, por
experiencia, que no puedo conocer cosa alguna sobre mí a menos que ustedes
estén en la sala. Dios me dio un ejemplo interesante que me permitió entender la
verdad de esto. Dios me dijo: "Imagina que estás en una habitación totalmente
blanca: piso blanco, techo blanco, paredes blancas. Ahora piensa que estás
suspendido en ella, como por arte de magia, y que no puedes tocar nada.
Permaneces allí, flotando como un adorno de Navidad, sin una cuerda que te
sustente. Flotas, suspendido en el aire. Imagina que no hay nada más. ¿Cuánto
tiempo crees que existirías en tu propia experiencia?". Y la respuesta me llego:
Quizá muy poco tiempo.

Esto sucede porque, en ausencia de todo lo demás, yo no existo. No en mi propia


experiencia. O sea que soy lo que soy. Pero no puedo saber que existo. No puedo
experimentarme salvo en relación con algo más. De otro modo, no puedo saber
nada sobre mí.

Sin embargo, si alguien entrara en esa habitación totalmente blanca, y pusiera un


punto, una diminuta mancha de tinta en la pared, en un lugar donde yo pudiera
verla, entonces existo. En primer lugar, existiría un por allá y un por acá, pues el
punto estaría allá y yo acá. Empezaría a definirme en relación con esa otra cosa.
En este caso, el punto en la pared. Imaginaría que yo soy una cosa que se llama...
Tal vez pronunciaría algo como: "Más gra-a-ande".

Quizá, incluso, tendría la audacia de decir, en comparación con el punto en la


pared, que soy "más Ii-i-isto". A veces no me creo mucho más listo que el punto
en la pared pero, en general, imagino que lo soy. Tal vez soy más rápido, más
lento, más esto o más aquello en comparación con él.

Si metieran un gato en la habitación, tendría experiencias mayores de mí mismo,


pues lo que está en ese mismo espacio es más grande que el punto en la pared.

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En ese momento, empezaría a conceptualizar toda clase de cosas sobre mí. Quizás
el gato es más suave que yo, pero tal vez yo soy más viejo que él, o lo que sea.
Empiezo a concebirme en mi propia experiencia con base en aquello que me
rodea. Por tanto, las relaciones —y hablo en el ámbito de lo relativo, en el cual
existimos en forma física— con otras personas, lugares y cosas no sólo son
importantes, son fundamentales. En ausencia de ellas, no existimos.

Así empecé a entender la razón de las relaciones: mi relación con esta mesa, con
este vaso de agua y con los que comparten este momento y este lugar conmigo. Y
es por mi relación con ustedes que no sólo me conozco —y aquí viene el truco—,
sino que literalmente me defino. Es decir, yo defino y, en ese sentido, recreo quien
soy en relación con ustedes.

En este punto hay un giro interesante. Al final, no me puedo recrear con algo que
ustedes no son. O sea, que sólo puedo ver en mí lo que estoy dispuesto a ver en
ustedes. Y lo que no veo en ustedes nunca lo encontraré en mí, pues no sé que
existe. Por lo tanto, no podré encontrar la divinidad dentro de mí hasta que
busque, descubra y reconozca (también en el sentido de volver a conocer) la
divinidad en ustedes. Y en la misma medida que no reconozca ni conozca la
divinidad en ustedes, no podré conocerla en mí ni encontrar algo bueno de mi
persona. Y, en realidad, tampoco encontraré algo malo, pues acá no puede existir
nada que no exista allá. Y eso tiene una multitud de razones; de las cuales, no es
la menos importante que en esa habitación sólo se encuentre uno de nosotros.
No hay nadie más ahí. De este modo, descubrimos que las relaciones ocupan en
nuestra vida un lugar no sólo importante, sino único e irremplazable. No hay algo
con que se pueda sustituir una relación que te dé lo que las relaciones te dan,
pues las relaciones son la única experiencia de la vida que te da una experiencia
de ti mismo en la vida. Y me refiero no sólo a tus relaciones con las personas, sino
también con los lugares y las cosas, incluso los sucesos.

Todos nos relacionamos con las circunstancias y eventos de nuestra vida. Y es por
nuestras relaciones, las que se crean a sí mismas por completo, que
experimentamos, anunciamos, declaramos, expresamos, satisfacemos y nos
convertimos en quienes somos en realidad.

Una vez que entendemos el lugar sagrado que las relaciones ocupan en nuestra
experiencia, convertimos la experiencia de la relación en algo sagrado, no sólo de
pensamiento y palabra, sino de hecho. Los hechos que realizamos en torno a las
relaciones empiezan a cambiar drásticamente.

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Primero, comprendemos el secreto que anuncié anteriormente: sólo puedo ver en


mí lo que veo en ustedes. Así, una vez que entendemos el secreto, nuestra
función principal en las relaciones será ver al otro en profundidad, con la mayor
perspectiva que se pueda imaginar; incluso, ayudarle a crear eso, en la medida
que cada uno decida hacerlo. A partir de ese momento, las partes involucradas en
una relación, no tienen el propósito de obtener algo del otro, sino de dar, y
ayudar a expresar y experimentar quién es en realidad, porque eso es
fundamental para nosotros. Comprendemos que ésa es, en verdad, la raison
d'être de todas las relaciones, su razón de ser.

De repente, nuestro propósito en una relación se transmuta y transforma por


completo. Ya no tratamos de averiguar lo que podemos obtener de la relación,
sino lo que podemos dar. ¿Qué podemos otorgar? ¿Qué podemos crear? ¿Qué
podemos realizar, hacer realidad? Ustedes pueden realizar a las personas. Es algo
como encerar el auto. Tan sólo se necesita dar un poco de brillo a los demás, y las
personas se realizarán. Y, al final, ésta es la mayor autorrealización.

Y ese es el secreto que quiero compartir hoy con ustedes. Muchas personas
participan en el movimiento de autorrealización. Y piensan que, en cierto modo,
la autorrealización se alcanza al sentarnos en silencio y en soledad. Después de
todo, se le llama autorrealización. Entonces, vamos a realizarnos sentándonos
solos, en una habitación silenciosa, con una vela encendida y, de fondo, música
tranquila. Tal vez pronunciemos sonidos sagrados como: "Ooooommmmm".
Aclaro que no crítico esta forma, ni pienso que esté mal, pero considero que no es
la forma de realizarse, pues es un acto individual que, desde mi perspectiva, no
refleja la gran enseñanza: somos unos para otros.

Finalmente, la autorrealización no se alcanza en soledad, sino cuando


descubrimos al Yo en otra persona. Por esta razón los verdaderos maestros
dedican su vida a retribuir a otras personas. ¿Alguna vez te han visto como a un
maestro viviente? ¿Alguna vez has estado en presencia de alguien a quien hayas
considerado un maestro espiritual, o tan cerca de él como se pueda estar en esta
vida? ¿Has estado en una habitación con alguien que trabaja para llegar a ese
grado de autodominio? Si es así (este tipo de seres se reconocen de inmediato),
habrás notado que ellos ven el dominio en ti. Te miran directo a los ojos y te leen
como ni siquiera tú imaginas que eres. Entonces te preguntas por qué no te ves a
ti mismo como ellos lo hacen, mientras ellos se preguntan por qué tú no te ves.
Volveré a intentar eso (risas). Obviamente, yo no debería hacer esta afirmación.

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¿Estamos listos para guardar silencio? Entonces, ellos se preguntarán por qué
ellos no... Y ellos se preguntarán por qué tú no... Olvídalo... (risas). Sé reconocer
cuando los elementos me han derrotado.

Cuando usamos una relación de esta enriquecedora manera, transformamos por


completo nuestra experiencia con nosotros mismos y con nuestros seres
queridos. De repente, ya no queremos nada de ellos, y sólo queremos darles todo.
Y buscamos dar todo lo que somos sin necesitar algo a cambio.

Pero aclaremos. Esto no significa que les permitamos que nos atropellen.
Tampoco significa que accedamos a ser una especie de víctimas en una relación
disfuncional. De eso no se trata. La vida no nos pide que compartamos la alcoba
con alguien que abusa de nosotros. Y por eso, ahora mismo me retiro de esta sala.
Si quieren, pueden reírse más por mis chistes...

Más bien, significa que, a medida que nos entregamos por completo a los demás,
experimentamos un amor que no conoce condiciones, incluso cuando debemos
decir: "Yo elijo no cohabitar contigo", y separarnos sin rencores, sin necesidad de
abogados. ¿Saben por qué necesitamos abogados? Sólo porque existen.

Uno de estos días seremos capaces de mirarnos uno a otro y decir: "Me he dado
cuenta de que nuestro tiempo juntos ha terminado. Me he dado cuenta de que ha
llegado el momento de seguir amándonos sin condiciones, de darnos de lleno los
regalos que hemos de darnos, pero desde otra habitación, otra calle u otro país. Y
es que algunas de tus conductas físicas no están en armonía con cómo he elegido
vivir mi vida. Y eso no significa que no te amé".

Algún día seremos capaces de decir esa verdad sin tener que hallar algo malo en
la otra persona ni convertirla en la villana del cuento para justificar nuestra
verdad. Cuando podamos llegar a ese lugar, también podremos crear las
relaciones de amor duradero que anhelamos en nuestra vida, pues esas relaciones
tampoco dependen de ninguna condición, ni limitación.

Esto es lo que sé sobre las mejores relaciones y cómo funcionan. Primero que
nada, son relaciones que no tienen condiciones. En las mejores relaciones, nada
está condicionado, no hay limitaciones. Y es que las relaciones que se basan en un
amor verdadero son totalmente libres.

La libertad es la esencia de quien eres. La libertad es la esencia del amor. Las


palabras amor y libertad son intercambiables, al igual que la palabra alegría.

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Alegría, amor, libertad: amor, libertad, amor, alegría. Todas significan lo mismo. El
alma humana no puede ser feliz si se encuentra en un nivel en que se siente
restringida o limitada de cualquier manera.

Por tanto, cuando amamos a otra persona, no buscamos limitarla o restringirla de


manera alguna. El amor dice: "Mi voluntad para contigo es tu voluntad para
contigo". El amor dice: "Escojo para ti lo que tú escoges para ti". Si digo: "Elijo
para ti lo que yo elijo para ti", entonces no te amo. Me amo yo mismo por medio
de ti, pues obtengo lo que quiero en lugar de procurar que tú obtengas lo que
quieres.

Esta es la suprema ironía del paradigma: en el momento que digo: "Elijo para ti lo
que tú elijes para ti", tú nunca me abandonarás. Todos buscamos a alguien que
nos deje tener lo que queremos de la vida. Todo el mundo se empeña en no
permitirnos tener lo que queremos de la vida, empezando por nuestros padres,
cuando tenemos dos años: "No, no puedes tener eso". Luego, nuestros maestros
en la escuela: "No masques chicle en clase". Y las restricciones, conforme
crecimos, subieron de intensidad. ¡Muchas gracias!

Las restricciones continuaron durante la adolescencia, cuando nuestra sexualidad


floreciente nos hacía querer una cosa y el mundo se empeñaba en demostrarnos
que era un deseo inapropiado, y para algunas religiones, incluso el hecho de
desearlo, era inapropiado ¡Qué estragos hemos causado al planeta por nuestras
ideas equivocadas sobre el sexo! ¡Qué disparate!

Prosiguieron cuando fuimos adultos jóvenes, y adultos maduros: cuando el


mundo se empeña en decimos que no podemos tener lo que en verdad
queremos. Conozco a algunas mujeres que dicen a sus esposos: "Cariño, hay una
clase de bordado en la YMCA. Es los martes por la tarde durante seis semanas. Me
gustaría tomarla", y los hombres se niegan. ¿Se imaginan a un hombre que dice a
su esposa?: "No quiero que tomes esa clase de bordado". Y, sin embargo, ocurre.

"Archie. Es sólo una clase de bordado, Arch".

"Ya para. No me discutas, Edith".

¿Lo recuerdan? Y la razón de que todo el país se haya reído de Archie Bunker era
que la mitad del país se vio reflejado ahí. Y era una risa de vergüenza.

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Yo tuve un padre —que en paz descanse— y lo quise mucho, pero él era muy de
ese estilo. No era tan parecido a Archie Bunker en algunos aspectos; no tenía esas
ideas o pensamientos raciales pero sí pensaba cosas como: "Soy la autoridad de la
casa. Y ella no puede tomar una clase de bordado sin mi permiso, el que pocas
veces tendrá".

En una relación que se construye en torno a una expresión genuina de amor


verdadero, no sólo está bien si la esposa va con el esposo y le dice: "¿Puedo tomar
una clase de bordado?", sino: "¿Puedo comer con Harry? Y por cierto, querido, tú
no te llamas Harry", y el esposo —llamémoslo Mike— dice: "Mi voluntad para
contigo es tu voluntad para contigo. Si quieres comer con Harry, come con Harry.
Te amo lo suficiente para querer para ti lo que tú quieres para ti".

Si a Harry se le ocurriera robarle esa persona a Mike, éste sería mejor que la
olvidara, pues el número de personas que abandonarían a un hombre así, que da
esa clase de libertad para expresarse, es minúsculo. Sin embargo, sería enorme el
número de mujeres que abandonarían a Mike de inmediato si él respondiera: "No
puedes comer con Harry, de hecho, ¡ni siquiera menciones su nombre en esta
casa! Ni lo pienses, ¿y qué clase de pregunta es esa? ¿No te das cuenta de que me
perteneces? Tú eres mi mujer".

Pero las mujeres también hacen lo mismo a los hombres: "Por cierto, corazón, me
gustaría comer con Matilda". "Ni lo pienses". Utilizo un ejemplo tonto y
extravagante sólo para explicarme, sin embargo, la vida les dará continuamente
este tipo, de oportunidades para demostrar, a cada uno, Quién Eres en Realidad.
El amor nunca dice que no. ¿Y sabes cómo lo sé? Porque Dios nunca dice que no.
Y Dios y amor también son intercambiables.

Dios nunca les diría que no, no importa la petición, aun cuando Dios piense que lo
que piden los va a meter en problemas. Como Matilda. O Harry. O cualquier otra
cosa. Dios nunca dirá que no porque él sabe que, al final, ustedes no pueden
meterse en el mayor problema. Es decir, que ustedes no pueden hacerse un daño
tal que les haga no existir. Sólo pueden evolucionar, crecer y acercarse más a
quienes son en verdad. Entonces, Dios dice: "Yo elijo para ti lo que tú elijas para ti.
Y te reto a que hagas lo mismo con las personas que amas".

Ahora, despierten. Quiero que despierten, todos ustedes. Deben saber que
empezarán a sentir sueño tan pronto como se confronten con lo que no quieren
oír. Y en verdad, se quedarán dormidos en su silla (risas). Claro que ustedes

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

pensarán que eso no tiene que ver con lo que digo, pensarán: "Sólo estoy
cansado". Ese es el mecanismo de evasión del inconsciente cuando se enfrenta a
información que no quiere recibir o reconocer. "Dormiré en esta parte de la
conversación". Pero estén atentos y sepan que la mayoría de nosotros camina
dormido por la vida. Cuídense, permanezcan despiertos. No se duerman. No
saben a qué hora llegará su maestro.

Hay una pregunta del público sobre las relaciones. Escuchemos:

—Neale, en el libro 3 de Conversaciones con Dios, le preguntas a Dios sobre la


institución del matrimonio. Y Dios la descalifica y dice que no tiene mucha validez.
¿Tú lo crees?

—Bien, creo que no entendiste bien la respuesta de Dios. Dios no dijo que el
matrimonio no tuviera validez, yo tampoco lo descalifico. Dios habló del
matrimonio, pero de la manera en que ustedes lo construyen hoy... Lo que Dios
dijo fue que la institución "de la manera en que ustedes la conciben en la
actualidad —no la institución per se, sino el matrimonio como la sociedad lo ha
construido—, no es congruente si se considera el lugar a donde dicen que quieren
ir".

La validez es un término relativo. ¿Relativo con relación a qué? ¿Valido respecto a


qué? ¿Ven?, aunque no lo crean, Dios dice que no hay cosas correctas e
incorrectas, pues correcto e incorrecto son términos relativos. Algo que ayer fue
correcto hoy es incorrecto, y viceversa. Y la vida nos lo ha demostrado
ampliamente.

No necesitamos ahondar al respecto, cualquier persona entiende que correcto e


incorrecto son términos relativos. Y Dios usa los términos correcto e incorrecto, o
valido e invalido, en relación con lo que anunciamos y declaramos que elegiremos
para nosotros, como especie y como individuos.

Hemos anunciado y declarado nuestra decisión de que el matrimonio sea la


mayor expresión de la experiencia más grande y elevada de amor de la cual somos
capaces los humanos. Eso es lo que hemos dicho. Entonces, procedemos a
construir una institución y una experiencia del matrimonio que produce justo lo
opuesto —casi la forma más baja de amor de la que los humanos somos
capaces—: un amor que pretende poseer más que liberar, que limita más que

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

expandir, que se apega más que desapegarse. Un amor que empequeñece casi
todo lo que lo rodea en lugar de agrandarlo.

Creamos una experiencia del matrimonio que, en muchos casos, no tiene qué ver
con el amor. Hemos creado un contenedor, un caparazón, una especie de coraza.
Y eso es lo que queremos que sea el matrimonio. Queremos que sea una coraza
que mantenga las cosas donde estaban en el momento que dijimos, "te amo", y
eso nos retiene justo en aquel primer momento. Pero las personas y eventos se
mueven, cambian. La vida es evolución. Por eso, el matrimonio, tal como lo
hemos conformado, actúa en contra del propio proceso de la vida. La manera en
que muchas sociedades, religiones y tradiciones familiares lo establecen, da muy
poco espacio para respirar.

En gran medida, esas sociedades, religiones y familias han usado el matrimonio


como una mini prisión, una especie de acuerdo contractual que dice: "Todo será,
ahora y siempre, como es justo en este momento. No amarás a nadie más y,
ciertamente, no demostrarás ese amor por nadie más de la manera en que
demuestras tu amor por mí. No irás a ninguna parte salvo donde vaya yo. Harás
muy pocas cosas que yo no haga contigo y, a partir de este día, tu vida será
limitada, al menos hasta cierto punto". Y así, eso que debería quitar límites a la
gente y liberar el espíritu de su interior, actúa en contra: limita a las personas y
encierra a su espíritu.

Esa es la ironía del tipo de matrimonio que hemos construido. Decimos: "Acepto",
y desde entonces ya no podemos hacer, en gran medida, las cosas que en verdad
querríamos hacer en la vida. Ahora bien, muy pocas personas admitirían esto en
la primera fase del enamoramiento, y en el periodo que sigue a la boda. Sólo
podrían hacerlo tres, cinco o —como reza la frase: "La comezón del séptimo
año"— siete años después, cuando descubren que, en verdad, su experiencia de
ellos mismos en el mundo se ha reducido en lugar de crecer gracias a la institución
del matrimonio.

Claro que esto no ocurre en todos los matrimonios. Pero ocurre en demasiados,
me atrevo a decir que en la mayoría. Por eso existe un índice tan alto de divorcios,
y no es que las personas se cansen del otro, al menos no con la frecuencia con que
se cansan de las restricciones y limitaciones que el matrimonio les impone. El
corazón humano sabe cuando se le pide rebajarse.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Por otro lado, el amor tiene que ver con la libertad. La definición de amor es la
propia libertad. Amor es aquello que es libre y no conoce limitaciones,
restricciones o condiciones de ningún tipo. Es aquí donde hemos creado una
construcción artificial de lo menos artificial. El amor es la experiencia más
auténtica de la aventura humana. Y, alrededor de esta autenticidad, hemos
creado barreras que dificultan a la gente para que se siga amando.

En este escenario, lo que necesitamos es resignificar el matrimonio, si acaso lo


vamos a conservar, de una manera en que podamos decir: "No te limito. No hay
condición que sea lo bastante buena como para mantenernos juntos. No deseo
causar que seas menos en la expresión de ti mismo de ninguna manera. El
propósito de nuestro matrimonio, esta nueva forma de matrimonio, es proveer de
combustible al motor de tu experiencia: la experiencia de quien eres realmente y
de quien eliges ser". La pareja en el nuevo matrimonio dice: "Reconozco que
incluso tú, tu propia persona, cambiará. Tus ideas cambiarán, tus gustos
cambiarán. Y será mejor que también haya cambiado tu comprensión completa
de quien eres, pues si no cambia, te habrás convertido en un alguien estático, y
permanecerás así a través de los años, y nada me desagradaría más que eso.
Reconozco que el proceso de evolución producirá cambios en ti".

Esta nueva forma de matrimonio no sólo permite esos cambios, los promueve. Si
consideramos lo que dicen que quieren hacer y lo que quieren del matrimonio, su
construcción de la institución matrimonial tal como la conocemos es
incongruente. No es una opción viable para alcanzar la meta. Y, sin embargo, aún
tratamos de obtener aquello que deseamos involucrados en el tipo de
matrimonios que no nos conducirán hasta allí.

Incluso, durante siglos, algunos de los votos tradicionales del matrimonio (gracias
a Dios se han modificado varios con el paso del tiempo) hablan en términos de
posesión y elaboraban construcciones filosóficas que de ningún modo habrían
aprobado lo que el verdadero amor hubiera elegido crear.

Y, por cierto, los jóvenes lo saben. La gente joven conoce esto de manera
instintiva, razón por la cual, cada vez más, durante las décadas de los sesenta,
setenta y ochenta, ellos miraban a los adultos y les decían: "¿Saben qué? No nos
tragamos todo esto. No lo vamos a hacer. No iremos a donde nos señalan".

Entonces empezaron a practicar lo que se llamó "unión libre", lo que sobre todo
en las décadas de los sesenta y setenta fue rechazado por un amplio sector de la

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

sociedad. A finales de los cincuenta, en 1958, si ustedes vivían con alguien sin
casarse, el suceso era un escándalo. Sin embargo, los jóvenes comenzaron a
practicar ese tipo de unión, y decían: "Ustedes pueden tomar su idea del
matrimonio y tirarla a la basura, porque no la entendemos. Entendemos que el
amor no limita, no posee, ni retiene, sino que expande, deja ir libera la parte más
grandiosa de quienes somos todos nosotros".

Y así, como ha ocurrido desde el principio de los tiempos, siempre que se suscita
un cambio importante en la sociedad, han sido los jóvenes quienes abren
muestran el camino. No es mérito de nosotros, los adultos de pelo entrecano, sino
de ellos, de quienes han dicho: "Nosotros conocemos una mejor manera,
podemos enseñársela, y vamos a hacerlo".

Mientras presenciamos este enorme salto al siglo XXI, nos percatamos de que —y
esto es lo gracioso del asunto— quienes viven en unión libre no sólo son jóvenes y
adultos jóvenes, sino también adultos mayores. Los octogenarios, septuagenarios
y sexagenarios ya se miran entre sí y dicen: "Bueno, Martha, ellos lo están
haciendo. ¿Por qué no lo hacemos? Vivamos juntos". Y un número asombroso de
mujeres de esas edades responde: "Claro, ¿por qué no?".

Pero éste no es un argumento contra la institución matrimonial, sino una reflexión


en torno a lo que hemos hecho de ella (en la mayoría de los casos), porque hay
que reconocer que hay matrimonios que se construyen sobre una base tan
amorosa, que carecen de condiciones o limitaciones. Mi esposa y yo no
permitiremos que nuestro amor quede condicionado por alguna respuesta o serie
de respuestas particulares ni por determinada conducta. Más bien, hay un solo
comportamiento que mi compañera y yo necesitamos del otro: "Vivir con
autenticidad. Vivir tu verdad. Y si me amas por algo, ámame porque vivo mi vida".
¿Pueden oírlo? Es entonces cuando saben que están en una relación bendita.

En una ocasión, me acerqué a una maravillosa dama con quien estuve casado y le
dije algo que me llegó a la mente. La miré y le dije espontáneamente: "¿Sabes?
Vivir contigo es como vivir solo". Ese es un gran halago. Porque yo soy más
auténtico, más yo mismo, cuando no hay nadie más conmigo. Puedo levantarme
de la cama y pasearme desnudo durante diez minutos. Tal vez incluso baje sin
ropa hasta la cocina o me meta a la alberca. Tal vez diga ciertas cosas; tal vez
cante una canción; tal vez sólo haga cosas y sea de ciertas maneras en las que, al
menos en mi imaginación, sólo puedo ser y hacer cuando estoy en completa

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

soledad. Si viven con una persona realmente deliciosa, sabrán que vivir con ella es
como vivir solo.

Una persona así en verdad puede retribuirles. Saben que están con una persona
así cuando sucede un diálogo como el siguiente:

"¿Sabes cómo te amo más?".

"No —responden—. ¿Cómo?".

"Justo como te muestras ahora".

"O sea, ¿con sobrepeso y todo lo demás? ¿Con mi risa estruendosa y todo eso?".

"No sólo te amo a pesar de tu risa, te amo por tu risa. No sólo te amo a pesar de
lo que imaginas que son tus defectos, sino por ellos".

Eso es amor, lo demás es ficción.

Por cierto, ¿saben qué son las fallas? —dejé mi pañuelo en alguna parte y ahora
no puedo llorar por mi propio material. Bueno, volvamos a la pregunta: ¿saben
qué son las fallas? Son una falsa evidencia que parece real. De hecho,
curiosamente, la traducción del término en inglés es False Evidence Appearing
Real (Falsa Evidencia en Apariencia Real), que se comprime en las siglas FEAR
palabra utilizada para "miedo". Yo solía pensar que era una persona llena de fallas
y que por eso no podía hacer funcionar mis relaciones.

Solía pensar: "Si corrigiera mis fallas, podría ser de una manera en que los demás
pudieran tolerarme, incluso disfrutar por estar conmigo". Me creía portador de un
costal de fallas porque muchas personas en mi vida, incluso mis padres (Dios los
bendiga), las señalaban. Eso cambió cuando hace varios años conocí a una
maestra que me clarificó asombrosamente al respecto; me dijo: "Considera la
posibilidad de que tus mayores fallas sean justo tus mayores atributos, sólo que
un poco agrandados. Considera la posibilidad de que justo lo que hace que las
personas se enamoren de ti es lo que a veces también las aleja porque lo exageras
un poquito Entonces, lo que para tus amigos es tu fanfarronería insoportable
porque eres demasiado esto o demasiado aquello, es justo la misma cosa, la
misma cualidad que ellos buscan cuando piensan: ¿Quién va a dirigir al grupo?
¿Quién nos sacará de este embrollo? Neale es el líder en la sala. Él es el indicado.
Por eso nos caes tan bien, Neale".

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Yo soy una persona muy espontánea, de modo que cuando la gente quiere a
alguien con ocurrencias rápidas para expresarlas sin más en la sala, dicen: "Neale
es el indicado".

Esa es también la parte de mí que muchos consideran (aún hoy) "irresponsable".


Entonces, mi irresponsabilidad no es sino mi espontaneidad un poco agrandada.
Mi maestra también dijo: "Neale, sólo es cuestión de que le bajes un poco al
volumen. No trates de cambiar esa parte de ti. No elimines de tu conducta ese
aspecto de quien eres. No te desprendas de nada. Tan sólo redúcelo, modúlalo,
entonces descubrirás que cada aspecto de quien eres tiene un volumen adecuado
para cada momento. A veces tendrás que aumentarlo y otras reducirlo".

¿No es ésa una deliciosa manera de pensar? Ahora no tengo que pensar que soy
una persona con todas esas fallas.

Tan sólo con estas grandes cualidades que a veces crecen demasiado (ya no tan a
menudo). ¿Me expliqué?

Las verdaderas relaciones saben todo esto. Las verdaderas relaciones están
fundadas o construidas sobre un paradigma enteramente nuevo, donde la pareja
se dice: "Yo veo en ti lo que elijo ver en mí. Te doy lo que yo mismo elijo recibir", y
afirma: Lo que me llevo de ti trato de no permitirte tener, lo tomo de mí. No
puedo permitirme tener lo que no te permitiré tener".

Éste es nuestro reto: ¿Podemos vivir en una relación sin condiciones? ¿Podemos
vivir en una relación que nunca diga que no y siempre que sí a otra persona?
¿Podemos usar nuestras relaciones como una expresión del tipo de amor más
grande que podamos imaginar? ¿Amamos lo suficiente al otro como para decirle
las tres palabras mágicas? que no son: "Yo te amo", mismas que, para ser
sinceros, están muy trilladas, sino: "Como tú quieras".

Como tú quieras.

Cuando estamos preparados para decir eso, entonces de verdad hemos retribuido
a los demás. Mientras estamos listos para decirlo, debemos tratar de usar nuestra
relación para atraer lo que imaginamos necesitar para ser felices. Tú tienes una
pregunta.

—Bueno, en realidad son como un millón de preguntas, pero la más importante es


sobre un tema al cual he dedicado mi vida. He imparto cursos sobre relaciones por

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

muchos años. Yo tengo un matrimonio duradero. Viví con éxito todo lo que dices
por muchos años. Pero, en este momento, ya no es así. Creo que me he estancado
en esto. Además, mi matrimonio goza de una enorme libertad. Se ha basado en
una declaración que hice cuando lo empecé: nuestra relación funciona, marca una
diferencia y todo contribuye. Entonces, he vivido bajo la premisa de que cualquier
cosa que ocurriera en ella, no tenía que ajustarse a mis esquemas; todo lo que
ocurriera era una parte de la manera en que me servía. Y, en verdad, funcionaba
aunque yo no lo viera de la manera en que quería. Yo veía que mi capacidad de
funcionar dentro de las dificultades conyugales era mi manera de contribuir al
mundo.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

—Bueno, el problema es que, de algún modo, estamos enfrascados en una lucha


de poder de la que no podemos salir. Entonces, no sé qué preguntar. Sólo sé que
amo profundamente a mi esposo y que él me ama profundamente, que amamos
nuestra esencia...

—Comprendo que estás en esta lucha de poder. Ahora quiero preguntarte, en


relación con eso, algo que quizá suene un poco cruel. ¿Por qué eso no es bueno
para ti? ¿Por qué estar en una lucha de poder no es benéfico para ti? ¿Qué hay de
malo en ello?

—Yo atribuyo mucha de mi insatisfacción a lo que no obtengo de la relación. Así


que la idea de no querer obtener nada de la relación y sólo ver lo que puedo poner
en ella es justo con lo que, hasta ahora, no concuerdo. Escucho lo que dicen. Hay
una falta de experiencia del amor en la relación. A nivel esencial hay amor
profundo. Y cuando nos rendimos, hay ocasiones donde casi abandonamos
nuestra condición humana y realmente estamos uno con el otro, entonces siento
que por fin bajamos del ring. Somos como dos pugilistas que cuando suena la
campana anunciando el fin, se abrazan uno a otro. Ese momento de amor se da
porque en verdad nos amamos profundamente. Yo soy su igual y él es mi igual.
Pero también somos muy iguales en la lucha de poder; y eso aniquila. Cuando no
estamos en lucha, podemos reconocer nuestra condición de pareja y nuestro
amor, así como el lazo trascendental que nos une, pero en la cotidianidad nos
lastimamos mucho.

—Bueno, deténganlo.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—¿Cómo lo hago? ¿Debo adaptarme a condiciones que en realidad no me


funcionan?

—No te adaptes a condiciones que no te funcionan. Tan sólo deja de convertir en


problema él hecho de que te rehúsas a adaptarte. Tan sólo no te adaptes. Te
pondré un ejemplo muy sencillo. Supongamos que mi pareja decidiera empezar a
fumar. Mi esposa no fuma y yo tampoco, pero uso esto como un ejemplo sencillo
para todos.

—Muy bien.

—Entonces, mi esposa llega a casa con una cajetilla de cigarros y dice: "Oh...
pensé que te lo había dicho. A partir de hoy voy a fumar". Seguramente tendría
inconveniente con eso. No un problema con mi esposa per se, porque ella aún es
mi amada. Pero ella se convertiría en mi esposa "la fumadora". Lo más probable
es que tenga dificultades para adaptarme a su nuevo hábito.

En este sentido, puedo rehusarme a adaptarme, y hacerlo sin tomarlo a mal, sin
hacer un problema del hecho de que no me estoy adaptando a su conducta y sin
hacer que mi renuencia a aceptar esa conducta se interponga entre nosotros.
Puedo tan sólo decirle: "Mi amor, hoy te amo igual que siempre. Pero no es bueno
para mí que fumes en mi presencia. Así que me voy de la habitación. Disfruta tu
cigarrillo. Por cierto, como insistes en fumar continuamente en la casa, es posible
que tenga que irme de la casa, pues no me gusta estar en un hogar lleno de humo
de cigarro. Y te amo. Te amo tanto como siempre y ahora me voy de la casa. Y te
amo".

Mi esposa podría decir, si no fuera demasiado evolucionada (aunque sí lo es):


"¿Me dices que dejas la casa sólo porque fumo? ¿Y tratas de decirme que no lo
tomas a mal?", a lo que respondería: "Entiendo que quizá tengas la necesidad de
decirme que lo tomo a mal, pero todo lo que hago es permitirme vivir mi verdad
auténtica. Te amo y sé que ahora fumas, pero lo que me funciona es estar en un
hogar libre de humo. De modo que si sigues fumando en casa, tendré que
mudarme y te amaré desde otro lugar".

—Muy bien, Lo entiendo.

—Los asuntos por los que las personas se enfrascan en luchas de poder, suelen
relacionarse con problemas de tiempo, disponibilidad y las actividades del otro.
En otras palabras, tú no pasas suficiente tiempo conmigo o te involucras en

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

actividades con las que estoy en desacuerdo. Y estamos en conflicto por esos
asuntos. Ahora, te mostraré un ejemplo de cómo podría verse eso en la vida real.
Tu cónyuge se vuelve adicto al trabajo y, aunque pasó bastante tiempo contigo
durante sus tres primeros años de matrimonio, ahora pasan cada vez menos
tiempo juntos, y ya llevan siete u ocho años así. Hoy, casi nunca están juntos.
Entonces estableces una lucha de poder por esto, porque tratas de controlar su
tiempo.

Y le dices: "Sabes qué, te quiero en casa al menos tres de cada cuatro fines de
semana. No quiero que estés todo el tiempo de viaje, ni en el set de rodaje
mientras filmas una gran película, ni en ningún gran proyecto, ni en un trabajo
meticuloso, ni ocupado en el manejo de lo que sea que hagas. No me pones
atención". Seguramente no utilizarías estas palabras, aunque si eres muy franca sí
lo harías; sin embargo, la mayoría lo expresaría en términos diferentes. No llegaría
a decir: "La verdad es que quiero tu atención. Quiero tu tiempo". Así es como
inicia una lucha de poder.

Quizá tu pareja intente negociar a regañadientes: "Muy bien, sólo saldré de viaje
un fin de semana o dos al mes". Llegarán a un acuerdo, pero entonces, si decide
salir de viaje tres fines de semana durante un mes en particular, empezará a
sentirse culpable, a sentirse controlado, acumulará resentimiento y muy pronto
estarás en una lucha de poder: "¿Con qué derecho me dices qué hacer con mi
tiempo?".

Yo nunca entraría en ese tipo de lucha de poder con mi esposa. Si mi esposa


hiciera algo con lo que yo no estuviera de acuerdo o no me funcionara, cualquier
cosa, tan sólo diría: "Sabes que puedes hacer lo que desees. Pero debo decirte
que no me gusta que pases tres de cuatro semanas lejos de mí y lejos de esta
casa. Y está bien si quieres hacerlo, pero te diré lo que haré si sigues así durante
un periodo prolongado: encontraré a alguien con quien pasar mis fines de
semana". "No es una amenaza. No intento amedrentarte con esto. Tan sólo es un
anuncio de lo que funciona conmigo. Me gustaría estar con alguien. Me gusta
compartir los días y momentos de mi vida con un ser amado y no hay problema si
tú no eliges ser esa persona, haz lo que desees y lo que te plazca. Y, no guardo
rencor, ni estoy molesto ni me lo tomo a mal. Tan sólo es una declaración de
hechos. Ahora, permíteme cerrar mi discusión contigo con la siguiente afirmación
de hechos: si yo pudiera elegir a cualquier persona para que fuera mí ser amado,
serías tú. Por eso llevo este anillo en el dedo. No tienes que tomar la misma

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

decisión en este momento, pero quiero que sepas que eres mi primera opción,
aunque también tengo una segunda, una tercera y una cuarta".

Ahora bien, ésta es tan sólo una transferencia de información y esta transferencia
de información no tiene por qué hacerse de manera beligerante. No es Gotcha.
Tan sólo puedes decir: "Esto es lo que ocurre. Es sólo lo que ocurre. Y lo comparto
contigo de manera amorosa, abierta y franca, tal como las personas que dicen
estar enamoradas deben hacerlo. Esta es mi verdad abierta y cándida. Ahora
conocemos todos los hechos y podemos tomar decisiones informadas".

Lo que digo aquí no es que tenga a alguien en espera, listo para remplazarte si
cometes el menor error y que será mejor que te comportes; no, lo que digo aquí
es que, si a la larga decides exhibir una conducta que no es adecuada para mí, que
tan sólo no es funcional en mi vida —y, por lo contrario, si yo a la larga decidiera
exhibir repetidamente una conducta que no es funcional en la tuya—, hay
opciones. No me limito a responder a esa conducta al aceptarla. No tengo que
hacerlo. Y sólo quiero que sepas de manera abierta y franca que, si decides
mostrar ese comportamiento, es probable que tenga que hacer algunos ajustes en
cómo procedo con mi vida. Y es probable que esos ajustes incluyan invitar a
alguien más a compartir conmigo muchas de las cosas que había esperado
compartir contigo.

Verás, no hay lucha de poderes cuando no hay que luchar por el poder. Tan sólo
es cuestión de que cada persona —o al menos una de las dos (porque se
necesitan dos para un tango)— se retire de la lucha y regrese al lugar de su propio
poder, al permitirse ser, hacer y tener lo que ha elegido, sin tomar a mal por eso
las acciones y decisiones de la otra persona.

"Elije lo que desees. Elije fumar. Elije lo que desees y yo elegiré lo que deseo", esa
afirmación le permite a mi pareja hacer un juicio de valor. ¿Acaso fumar es tan
importante para ella como para permitir que su relación conmigo cambie de tal
modo que yo ya no esté en la habitación? ¿O, para el caso, que ya no
compartamos la misma casa? Y ella valorará y decidirá. O seguirá fumando y
demostrará que, en verdad, fumar es lo bastante importante como para permitir
que su relación conmigo se transforme, o dejará de fumar. Ella modificará su
conducta. No porque yo la obligue a hacerlo, sino porque ella ha tomado la
decisión voluntaria y habilitada de percatarse de que puede controlar los
resultados de su vida al controlar sus conductas. ¿Ves la diferencia?

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—Ya entendí Gracias.

—De nada. Pero así es como reacciona el amor. El amor no lucha con el poder.
Jamás. Sí, otra pregunta...

—Neale, ¿cuál es tu mayor reto personal en las relaciones?

—Mi mayor reto es la transparencia: permanecer visible. Incluso, tras varios años
con la misma compañera maravillosa, aún surge ese pequeño momento de temor.
¿Qué tal si se descubre esto? Ya no me amará. ¿Si se entera de que yo tomé
aquellos cinco mil dólares para invertirlos en la bolsa, los perdí y nunca le conté
sobre eso? ¿O de que, una tarde, en verdad salí y compré un auto?

Esa fue la gran cosa que hice hace pocos años en una relación, anterior Iba en mi
auto y pasé por un lote, allí estaba un coche que deseaba con locura. Me dije:
"Me lo llevaré".

Así, sin más, compré un auto en veinte minutos. Y lo conduje rumbo a casa, en un
punto del trayecto pensé: "Esto es ridículo", continué conduciendo y pensaba:
"¿Cómo puedo ocultar este auto de la vista de mi esposa?", sabía que ella se
enteraría tarde o temprano. Probablemente antes de cenar, entonces
preguntaría: "¿De quién es el auto estacionado en la entrada?". Pensaba, como si
hubiera regresado a sexto de primaria: "¿Cómo puedo hacer que tarde más en
enterarse?", y me dije: "Es una locura". Seguía manejando, saqué el teléfono
celular y le marqué: "Espérame afuera. Tengo algo que mostrarte". Ella preguntó:
"¿Qué?", y respondí: "Acabo de comprar un auto", (gulp).

Recuerdo diversas situaciones de mi vida y reconozco que la transparencia es mi


mayor reto en las relaciones, aún con alguien en quien confío con mi vida. En
verdad confío en mi esposa con mi vida; Confío en la incondicionalidad de su
amor. Y aún temo ser totalmente claro y honesto con ella respecto a cada uno de
mis sentimientos, pensamientos, ideas, comprensiones, incomprensiones y cada
una de las cosas que hago. Y te diré de dónde creo que proviene: de un viejo,
antiguo temor a Dios. Por supuesto, mi idea era que Dios me iba a "castigar" por
esto.

Por cierto, debo confesarles que aún hoy tengo esa idea. En un pequeño nivel,
aún hay una pequeñísima parte de mi ser —a pesar de lo que me ha ocurrido, a
pesar de lo que se escribió en los asombrosos libros de Conversaciones con Dios—
que algunas noches da vueltas sobre la almohada y piensa: "¿Y qué tal si todo esto

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

es pura invención mía? Es decir, ¿qué tal si estoy equivocado? ¿Qué tal si he
confundido a millones de personas respecto a Dios? Cielos, si acaso estoy mal,
Dios me va a corregir".

Entonces tengo que volverme transparente con Dios, y decir: "Dios, tú sabes que
si acaso me equivoqué, confío en que sabrás que no fue mi intención. O sea, que
no fue mi intención engañar a nadie. Y si aún queda un poco de misericordia en ti,
dame alivio en esto".

¿Me explico? Ése no es, en lo absoluto, el Dios que sé que existe. Ese es el Dios de
mi imaginación, el Dios de mi miedo. Y creo que el profundo temor que tenemos
de que seremos juzgados, incomprendidos y castigados por ese tipo de deidad, lo
transferimos a otras personas en nuestra vida: cónyuge, seres queridos, jefe y
todas las personas que ocupan un lugar importante para nosotros. Así, mi mayor
reto en las relaciones es pensar en las personas que son importantes de la misma
manera en que ahora quiero pensar en Dios: como mi mejor amigo. Quiero tener
una amistad con Dios, con mi cónyuge y con todos mis seres queridos; una de
calidad tal que pueda estar desnudo de mente y cuerpo frente a ellos, y decir:
"Esto es todo, nada está oculto, no hay intenciones secretas. Esto es todo". Ese es
mi mayor desafío y lo enfrento cada día.

—Quisiera preguntarte brevemente, Neale, acerca del reflejo en las relaciones; es


decir, que lo que te desagrada del otro es, en realidad; lo que te desagrada en ti
mismo. ¿Podrías comentar al respecto?

—Mira, a mí ya no me desagradan demasiado otras personas, pues hace mucho


aprendí que las cosas que veía desagradables en ellas eran tan sólo cosas que veía
desagradables en mí. Y, en años recientes, he llegado al punto en que me agrada
casi todo de mí. ¿No es sorprendente? Digo, eso debe ser difícil de creer si me
observan desde su lugar, pero en verdad hay muchas cosas de mí que me gustan
mucho. Me gusta mi apariencia, mis aptitudes, mis ideas, mi extravagancia, mi
espontaneidad, la parte de mí que no es nada convencional y hasta lo que no está
bien. Incluso, me gusta mi risa. O sea, me gusto todo, y debo decir que es la
primera vez en mi vida que me siento así. Y, como me siento así, las otras
personas tienen muy pocas cosas que no me gustan. Me he vuelto muy tolerante.
Es extraordinario, veo a quienes me rodean y me encantan. Hoy me parecen
aceptables ciertas conductas, características y rasgos de personalidad que incluso
hace pocos años habría rechazado por completo. Creo que lo que ocurre es que el
amor por uno mismo viene acompañado de un enorme amor por los otros. Es

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

común descubrirme diciendo: "Cielos, si puedes amarte, puedes amar cualquier


cosa".

—¿Me puedes decir cuáles son los cinco niveles de verdad?

—Cuando hablo de transparencia en las relaciones, a menudo me refiero a decir


la verdad, eso es lo que implica la transparencia. Y me he dado cuenta de que, en
realidad, hay cinco niveles.

El primero es cuando te dices la verdad sobre ti mismo. Ese fue un enorme reto
personal porque estuve acostumbrado a mentirme durante muchos, muchos
años. Es difícil pensar en que alguien se mienta, aunque mentirse es algo fácil de
hacer y lo practiqué por mucho tiempo.

El segundo sucede cuando te dices la verdad acerca de otra persona. Yo también


me mentí al respecto por muchos años. Por ejemplo, me dije incansablemente
que amaba, de una manera romántica, a alguien con quien estaba. Cuando
llegaba a pensar que no era cierto, cuando me permitía imaginar cosas como:
Quizá ya no estoy enamorado de ella una voz en mi cabeza decía: "No seas tonto,
por supuesto que la amas". Eso era lo que debía pensar, lo que debía ser para mí.
Y así, me mentí consistentemente, hasta que un día me dije la verdad sobre la
otra persona. Ni siquiera lo expresé en voz alta, tan sólo me lo dije, y eso
representó un esfuerzo inmenso.

El tercero es cuando digo la verdad sobre mí a otra persona, tal como lo hago en
este momento con ustedes.

El cuarto nivel sucede cuando digo la verdad sobre otro a ese otro, mi verdad, por
supuesto, no la verdad. La verdad objetiva no existe, pero yo comparto mi verdad
interior sobre otra persona justo con ella.

Y el quinto nivel es cuando dices la verdad a todos acerca de todo. Si puedes dar
esos cinco pasos, habrás avanzado cinco pasos hacia el Cielo, pues en el Cielo… no
hay por qué mentir.

—Neale, he escuchado a personas que afirman que el dolor hace que el corazón se
abra de modo que puede experimentar más amor. ¿Por qué nuestro corazón
necesita que lo rompan para realmente sentir?

—No creo que sea así. No importa quién haya dicho que el dolor hace que el
corazón se abra para así experimentar más amor, eso puede describirse como un

30
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

fenómeno que ocurre, pero no implica que tenga que ocurrir. Creo que es del
todo posible experimentar y sentir más amor sin dolor alguno. Pero nosotros
vivimos nuestro propio mito cultural. Hay un enorme mito cultural que dice que el
amor hiere y que el dolor es la vía; ya saben, como reza el dicho: "No hay miel sin
hiel". He de decirte que, a lo largo de muchos años, he descubierto y lo sigo
haciendo, que es posible amar con alegría y sentir todo el amor que el corazón
humano puede contener más, sin ningún dolor, en lo absoluto. Ahora estoy listo
para decirte que rechazo por completo la idea de que el dolor y el amor van de la
mano, que sólo haya una manera de ir de aquí a allá y que esa manera es a través
del dolor. No es necesario; es un mito cultural y podemos ignorarlo con sólo elegir
hacerlo.

—Entonces, ¿aun cuando tu amante te abandone, no habrá dolor?

—No habrá dolor cuando mi amante me abandone si ya descubrí la belleza y las


maravillas de quien soy. En el pasado, cuando mi persona amada me dejaba, yo
creía que mi validación y la idea de quien yo era salían por la puerta con ella.
Supongo que lo que diré a continuación sonará burdo, pero es cierto: he
aprendido que, aunque ella salga por la puerta, yo voy a estar bien. Y eso se debe
a que soy magnífico.

—¿Qué papel desempeña tu esposa en tu carrera?

Te daré una respuesta que es como una dicotomía divina. Ella desempeña todos
los papeles y ninguno. En otras palabras, tengo muy claro que mi esposa no es la
fuerza en mi vida que posibilita mi carrera. Si yo pensara que eso es verdad, me
volvería el temor de que, si la perdiera, todo se perdería. No veo a la compañera
de mi vida como a ese elemento que posibilita mi vida, tal como la vivo ahora. Y,
sin embargo, de una manera muy misteriosa e interesante, sin ella, esa vida no
sería posible. Así que es una dicotomía divina.

Supongo que el papel que desempeña en mi vida se resume en que ella es la


persona principal para mí, porque me ve tal como me veo. Me ve como imagino
que soy. El amor hace eso. El amor dice: "Estoy dispuesto a verte como tú te ves
en tu mejor versión de ti mismo. Y así es como estoy dispuesto a verte". En
verdad, el amor dice más: "No sólo estoy dispuesto a verte como tú te ves en tu
mejor versión de ti mismo, sino que estoy dispuesto a verte incluso como tú
mismo no te ves. Estoy dispuesto a verte mejor de lo que te ves".

31
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Alguien dijo: "Si nos vernos como Dios nos ve, reiríamos mucho". Creo que mi
esposa me ve como Dios me ve. Ella me dice cosas todo el tiempo, pequeñas
cosas. Mi esposa suele decirme lo guapo que le parezco. Miren, supongo que no
debería contar esas historias de colegial, pero si llego a pensar, aunque sea por un
momento que, a lo mejor, todo eso no es verdad, tal vez querría retomar mis
ideas anteriores sobre mí mismo, como por ejemplo, que no soy atractivo.
Personas como mi esposa, quienes de verdad te aman, te mantienen afianzado en
tus ideas más atrevidas sobre ti mismo.

¡Eso es! Se me acaba de ocurrir. Las personas que en verdad te aman te


mantienen afianzado en tus pensamientos más atrevidos sobre ti mismo. Tú lo
eres. Tú puedes hacerlo. Ustedes saben... esos pensamientos atrevidos sobre
nosotros que tenemos a la mitad de la noche y no nos atrevemos a compartir por
temor a que nos tilden de egoístas, irresponsables o lo que sea. ¿Me atrevo a
pensar esto de mí? Miren, cuando están cerca de alguien que los ama
profundamente, no tienen que producir esos pensamientos; porque la persona se
los dice: "Eres el mejor amante", "nunca he conocido a nadie tan generoso", "eres
el hombre más bueno y paciente que conozco", "eres una persona increíble y
estás cambiando al mundo". Mi esposa me dice ese tipo de cosas todo el tiempo,
todos los días. ¿Qué papel desempeña eso en mi vida? No tengo palabras para
expresarlo.

—En Conversaciones con Dios se habla recurrentemente de encontrar lo que


quieres ser, tener y hacer. Y, en cuestión de relaciones, me he tomado eso al pie de
la letra al anotar; tal cual el tipo de pareja que me gustaría tener. Pero he notado
que las parejas que se me aparecen no tienen las características que espero. Eso
es confuso, pues no estoy segura de si debo dejar de escribir sobre eso, y sólo
aceptar cualquier cosa que me envíe el universo; por eso, Neale quiero que me
orientes al respecto.

—Claro. Gracias. Muy buena pregunta.

Respecto a las relaciones o a cualquier otra cosa en la vida, a mí me gusta


volverme muy específico sobre lo que elegiría. Y después de permitirme ser muy,
muy específico, tomo lo que se presenta. Y mi razón para hacerlo es que nunca
impido que Dios realice los milagros que crea. Y nunca intento decir a Dios la
manera específica en que algo debe lucir, sino que expreso, con total claridad mi
idea en ese momento.

32
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Verás, cuando era joven, tenía una idea de cómo debía lucir la pareja perfecta. Y
rechazaba automáticamente a cualquiera que no se ajustara al modelo. Digo, en
verdad pasaba de largo sin prestar la menor atención, casi como si esas mujeres
no estuvieran ahí.

Cuando iba a fiestas, si no me sentía de cierta manera, me iba porque aquello no


era lo que esperaba. Vivía sujeto a mis expectativas, sobre todo, en cuanto a mis
relaciones con las personas. Y, en verdad, me perdía de una parte muy
enriquecedora de vivir.

Quizá muchas personas no encajen con ninguna de tus imágenes del tipo de
pareja con la que imaginas que te involucrarías a largo plazo, por diversas razones.
Quizá son más sensatas y mucho menos espontáneas que tú, por darte un
ejemplo. Hoy sé que esas diferencias no tienen por qué abrir brechas y tampoco
son rasgos que, por fuerza, conviertan a alguien en "inelegible". Tal vez son, en
realidad, esos aspectos del otro los que darán un equilibrio perfecto a quien eres.
Esto no lo habría podido ver en mis días de inmadurez.

Por ello, mi mejor consejo para cualquiera que busque pareja o cualquier cosa en
la vida, es tener una idea clara de lo que busca, por supuesto, pero saber que
quizá aquello llegará a ella en paquetes bastante inesperados. Por eso, no
desestimen ni consideren inelegible lo que llega, tal vez descubran que eso que
buscan está frente a su nariz y no lo han visto por mantener los ojos cerrados.

Algunas de las cosas más maravillosas de mi vida han llegado en presentaciones


impensables, que quizá hubiera considerado "inaceptables" hace pocos años. Por
poner un ejemplo bobo: hoy como alimentos que me habría ni parecido
inaceptables antes. ¿Me explico? Hoy como varias cosas, estoy abierto. Mi madre
solía decirme: "Pruébalos, pruébalos", en el pasado no entendí la sabiduría de ese
consejo, no sólo en relación con la comida, sino en los demás aspectos de mi vida.
Por todos los cielos, ¡pruébalos! Y lo de "por todos los cielos" es literal, pues
podrías encontrar el Cielo justo ahí. Entonces, no te ates, tampoco te cierres, no
te restrinjas por tus expectativas. Ábrete por completo. Y da a Dios un poco de
espacio para crear perfección para ti.

—Lo que he notado en mi vida, para ahondar en lo que Neale acaba de decir; es
que cuando solía pensar que conocía qué tipo de persona buscaba y todas las
cualidades, yo creía que éstas me harían sentir de cierta manera. Luego, descubrí
que cuando alguien aparecía y el sentimiento concordaba con lo que trataba de

33
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

obtener del paquete, encontraba el verdadero valor Y en realidad no importaban


las descripciones de las cualidades, sino que los sentimientos concordaban.

—Sí, esa es una observación muy, muy perceptiva e intuitiva. Y yo quiero


compartir con la concurrencia que, aunque en mi vida he tratado de ser lo más
específico que puedo respecto a lo que quiero recibir, sea un trabajo, una persona
o un auto nuevo, en mis años recientes, a medida que me he vuelto más viejo, he
aprendido tan sólo a desechar todos esos requisitos específicos. He aprendido a
dejarme ir a dejar obrar a Dios. Y he aprendido a notar que, de manera inevitable,
los milagros llegan en paquetes que lucen bastante distintos de como los pensaba.
Y así, digamos que dejo que las cosas sucedan. A eso se le llama vivir sin
expectativas.

Creo que es importante entender que el amor es una decisión, no una reacción. La
mayoría de las personas creen que el amor es una reacción. Es decir, ésa es en
realidad la diferencia principal entre la época en que vivía con base en
expectativas y tenía cierto "paquete" en mente, y cuando solté mis expectativas y
empecé a relacionarme con la gente de una manera enteramente nueva. La
diferencia es que aprendí que el amor es una decisión. Tú decides amar a alguien
o no hacerlo, y eso es en verdad muy, muy arbitrario. Ahora, uno podría decir:
"Claro, pero esas decisiones se basan en la apariencia o en la personalidad,
etcétera".

Sin embargo, no siempre ocurre así. Diría que a veces se basan en algo más
arbitrario que eso: una sencilla elección. Yo elijo amarte. Y cuando de verdad te
amo y provengo de un amor que es puro, mi elección no sólo es arbitraria, sino
también incondicional. Mi amor es incondicional. No está condicionado por cómo
se muestra tu personalidad a esta hora, ni por la forma y figura de tu cuerpo, ni
por el tamaño de tu billetera, ni por nada que agrego a ti. El amor real no sabe de
condiciones.

Cuando elegimos amar a alguien, en general, estamos abiertos a una gran


sorpresa. Descubrimos que el sentimiento que habíamos esperado obtener al
estar enamorados de la otra persona en realidad se genera por acá, y tan sólo
llega hasta nosotros, desde nosotros, alrededor de la otra persona, casi como un
planeta gira alrededor del sol y luego regresa al otro lado en los cielos. Es ese
efecto de búmeran. Y, por fin, la gran ilusión se rompe. Por supuesto, la ilusión es
que ese sentimiento de magia, maravilla y unicidad que busco en la relación
proviene de la otra persona. En verdad, siempre ha salido de aquí. Y cuando lo

34
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

envié allá, con toda intención, no tuvo otra opción que regresar conmigo. Así lo
dice aquella canción de Elvis, "Return to Sender".

En los días en que quería que las cosas o personas se me presentaran con una
forma particular, tuve que hacerme la pregunta que se hacen: "¿Por qué tengo la
idea de que esa forma es, de algún modo, mejor que otra forma? ¿Por qué tengo
la idea de que flaco es mejor que gordo, o viceversa, o de que negro es mejor que
blanco? ¿Qué pienso de eso? ¿De qué se trata?".

Tan pronto como estuve dispuesto a responder, pude ver que todo era creación
mía. Yo lo creaba. Y, una vez que solté las cosas que había creado, descubrí que
era posible hallar tesoros por doquier: en personas con quienes nunca pensé que
me relacionaría, en cosas a las que nunca creí encontrar el gusto. Es como un
adulto que descubre que, después de todo, las espinacas no son tan malas.
Incluso he descubierto que el brócoli es un gusto adquirido. Hoy me parece
bastante bueno. Así que es posible empezar a aceptar lo que antes se rechazaba.

¿Alguien más tiene alguna pregunta sobre las relaciones? Ya lo han entendido
bastante bien, ¿no es así? Entonces, ¿cuántos de ustedes están listos para vivir en
una relación de una manera que diga: "Mi voluntad para contigo es tu voluntad
para contigo"? ¿Cuántos están listos para vivir en una relación de una manera que
diga al otro: "El amor nunca dice que no"? (La mayoría de los asistentes alzó la
mano).

Grandioso. Casi todos en la sala. Algunas manos suben un poco más lento que
otras. Pero está muy bien. Ahora bien, por favor entiendan que esto no garantiza
que la relación permanezca como es ahora. Así que no se vayan de aquí
pensando: "Ahora tengo la clave. Voy a vivir de esta manera. Y ahora mi relación
se mantendrá como es ahora por siempre". Puede suceder que su pareja piense:
Oh, gracias. ¿Tu voluntad para conmigo es mi voluntad para conmigo? Me voy de
aquí. Mi voluntad para conmigo ha sido irme de aquí desde hace cuatro años. Tan
sólo esperaba el permiso". Pero no importa, porque saben cómo retirarse con
honor.

No quiero que piensen que lo que sugiero es que, si viven de esta manera,
existirán garantías: "¿Cómo puedo hacer que funcione ahora para siempre?". La
respuesta es: no puedes hacer que funcione ahora y para siempre. O, mejor,
funcionará, incluso para siempre, pero es probable que su manera de funcionar
sea diferente de la manera en que tú crees que deberla funcionar.

35
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Hace mucho tiempo, estaba en una relación que terminó y para mí fue una
tragedia; Dios mío, no lo podía creer, parecía que no funcionaba. Y la verdad es
que el final de aquella relación abrió la puerta a algo mucho más enriquecedor y
satisfactorio para mi vida de lo que yo habría podido imaginar, pero sucedió
porque, al fin, permití que ocurriera la ruptura sin juzgar, sin tomarlo a mal, y
quitándole el tono de tragedia; entonces fui capaz de experimentar lo que estaba
por llegar a mi vida. Así, he descubierto que el universo funciona de maneras
extraordinarias y que si me abstengo de juzgarlo y permito que haga lo hace y sea
lo que es, encontraré la paz y la alegría que existe en mi interior.

Por cierto, quiero repetir que ésta es la clave, si acaso hay una: debo dejar de
buscar en el otro la paz y la alegría que he buscado por tanto tiempo, y entender
que aquello que he buscado reside en mi interior. Experimento mi mayor alegría y
paz cuando doy a los demás; en esos momentos, accedo al mayor misterio y
secreto de todos los tiempos.

Y, como ya lo dije, en esto está la gran ironía: cuando me concibo como la fuente
de aquello que quiero recibir del otro, y cuando elijo usar mi vida para proveer de
eso a otra persona, estoy muy cerca de lograr que la sala no se vacíe. Son muy
pocos los que abandonan una sala donde reside la fuente, y hay que permitir la
partida de quienes desean marcharse.

—Quisiera regresar al tema del matrimonio. Neale en estos días, he pensado


mucho sobre toda la institución de la pareja. Y, me interesa lo que dice el libro 3,
¿acaso el matrimonio, tal como lo hemos creado, hace surgir el tipo de conducta
amorosa que queremos? Me parece que, a medida que nos adentramos en el siglo
XXI, nos situamos en un lugar hasta ahora desconocido por los seres humanos en
relación con el amor y el romance. Ahora no tenemos que encaminarlos hacia la
supervivencia y la procreación, que es lo que hemos hecho desde el principio. Me
interesa conocer formas de pareja distintas a la tradicional como la unión libre,
con o sin hijos, la supervivencia compartida y todo lo que implican. ¿Hay otras
formas que podríamos crear para favorecer esa libertad y compromiso, así como
lo mejor de nuestra conducta amorosa?

—Es una pregunta maravillosa, y la respuesta es: sí, ahora hay muchas otras
formas que se apartan de la relación tradicional de dos personas. Hoy vemos
comunidades intencionales en las que un gran número de personas viven juntas,
de una manera cariñosa, compartida y amorosa. Hoy vemos algo llamado de

36
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

distintas formas: matrimonios grupales, familias expandidas o familias extendidas,


donde varios individuos cohabitan de manera cariñosa, compartida y amorosa.

Vemos parejas del mismo género que viven de manera cariñosa y compartida. Por
cierto, si no dejamos de tomar a mal estos paradigmas, nunca alcanzaremos
nuestro potencial más rico y pleno como seres humanos. Lo que ocurrió a
Matthew Shepard1 en aquella cerca de Wyoming no puede ni debe volver a
suceder entre seres que se autoproclaman socializados y civilizados, sin importar
sus creencias. Me parece incomprensible que ese tipo de conducta pueda ocurrir,
o peor aún, sea tolerada incluso por una pequeña porción de la sociedad.

Creo que las parejas siempre existirán y creo que seguirán siendo la forma
principal de relación. Siempre. Hay algo único en esa circunstancia que en realidad
no puede recrearse en ninguna otra forma. Entonces, pienso que, siempre y para
siempre, veremos que dos personas se unen y crean juntas una vida, y eso se
conservará como la forma principal de relación amorosa humana. Sin embargo,
creo que también veremos la creación de otras formas, y esas formas incluirán a
familias extendidas, matrimonios grupales, comunidades intencionales y toda una
variedad de maneras donde se crearán grupos pequeños y grandes para
experimentar lo que todos anhelamos: la experiencia de un amor ilimitado e
irrestricto de unos hacia otros.

Hemos experimentado con esas formas por largo tiempo en este planeta. Y creo
que veremos cómo algunas se vuelven más aceptadas a medida que la gente
abandone su necesidad de juzgarlas, y creo que sucederá conforme nos
encaminemos al siglo XXII.

Cuando tomemos la decisión de dejar de juzgar al prójimo por lo que decide o


hace, será un momento decisivo para nuestra evolución social. Y eso ocurrirá en
diez a quince años, estoy seguro de esto. Dejaremos de atacarnos unos a otros
por nuestras decisiones sexuales, espirituales, filosóficas, políticas, sociales,
económicas. Dejaremos de criticarnos y tan sólo diremos: "¿Podemos concordar
en que disentimos?".

Dejaremos de juzgar porque seremos conscientes de que hacerlo nos está


matando, no las opiniones divergentes, sino el hecho de ser intolerantes con ellas.
1
Mathew Shepard, estudiante de la Universidad de Wyoming, fue torturado y asesinado
en 1998. Según los testigos, el muchacho fue atacado por ser homosexual. (N. del T.)

37
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

La intolerancia ya ha visto su último día en este planeta. Seremos testigos de la


evaporación de la intolerancia, creo yo, en los años venideros y a gran escala.

Ocurrirá como resultado de la evolución de la especie que, entre otras cosas, se


ha producido gracias a las formas alternativas de estar juntos y a las relaciones de
pareja reenfocadas que estamos construyendo. Los efectos de este tipo de
relaciones penetrarán en la sociedad y la impactarán, dando lugar a relaciones
más enriquecedoras y auténticas en política, economía, religión… surgirán nuevas
relaciones en todos los niveles y, por supuesto, nuevas relaciones románticas.
Entonces, no será sorpresa ver a un hombre y dos mujeres —o viceversa— que
caminan por la calle de la mano, en una relación llamada "triángulo amoroso",
donde la pasan de maravilla.

Dios dice que ninguna forma en que la expresión del amor sea pura y verdadera
es inapropiada. Y la manera en que sabemos que la expresión del amor es pura y
verdadera es que nunca busca ni se permite producir daño a otro. Saco esto a
colación porque, ya saben, nunca falta alguien de la ultraderecha en los medios de
comunicación que me dice: "El tan sólo… da a la gente permiso de hacer cualquier
cosa... él tolera a los pedófilos". Siempre hay alguien que quiere irse al extremo
para criticarme. Y todo lo que digo es que ninguna forma en la que el amor es
puro y verdadero es inapropiada. Y el amor que es verdadero y puro no se
permitiría lastimar a otra persona, o aprovecharse de ella o ser abusivo de forma
alguna.

Y sí, las maneras en que nos juntaremos unos con otros en la expresión de nuestra
idea más grande del amor están en proceso de cambio. Las personas que piensan
que la manera antigua era la única adecuada hoy tienen problemas con esto.
Algunas, aprietan los dientes, otras atacan esas formas.

Es necesario recordar, por ejemplo, que hubo un tiempo donde nos decían, y muy
en serio —no era una idea chiflada y extravagante, sino una que tenía el apoyo de
la mayoría en nuestra sociedad—, que unirse en pareja con alguien de otra raza
era inadecuado. Hubo tiempos donde se dijo que casarse y amar a una persona
que practicara una religión diferente era inapropiado. Aún hay personas de ciertas
razas y religiones que repudian a su ser amado porque no es "uno de los suyos".
¿De qué manera podríamos no ser uno de los nuestros? Sólo hay uno de nosotros.
Se llama: familia humana.

38
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Nuestra labor como creadores de la nueva sociedad es establecer un paradigma,


un sistema o, si quieren llamarlo así, una nueva construcción social, espiritual y
política (porque mucho de esto tiene que ver con política) que nos permita
amarnos unos a otros de una manera pura para el alma, sin importar género,
color, religión, o cualquier otro factor restrictivo. ¿Cómo podría ser malo amarnos
unos a otros? ¿Cómo podría haber una manera equivocada de expresar un amor
puro que nunca lastimaría o perjudicaría a otro? Sin embargo, ahí está nuestra
mojigatería respecto a eso, que se basa en lo que nosotros, en nuestra arrogancia,
llamamos la "voluntad de Dios". Todo cambia, como dije, y lo seguirá haciendo.
¿Se imaginan una época, no hablo de siglos, sino de un par de generaciones atrás
donde, como especie, sugerimos que la ley de Dios prohibía los matrimonios
interraciales? ¡Era un absurdo y lo creímos!

De hecho, aún existen personas que lo creen. Conozco a una pareja judía que
desheredó a su hijo por casarse con una no judía. ¿Cuál es la palabra que usan?
Gentil, goyim. Y lo desheredaron porque se casó fuera de su fe. ¿Qué es eso? Es el
pensamiento que dice que yo no sólo estoy separado de ti —que es, sin embargo,
una idea bastante falsa—, sino que, además, soy mejor que tú. Somos mejores
que ellos. Entonces, ¿cómo puedes casarte con eso? Ese es el tipo de
pensamiento que ha provocado las más grandes desgracias de la Tierra.

Sin embargo, es la nueva comprensión de cada uno de nosotros, respecto del


tema que nos ocupa, lo que transformará la experiencia de la vida y del amor. El
mundo, en relación con el amor, ha esperado por mucho tiempo la llegada de un
salvador. Ese salvador está aquí, sentado justo allí, y allí (señalando a los
miembros del público), y ahí, y ahí.

¿Nos salvarán ustedes de nuestra peor visión de nosotros mismos? Y, ¿nos


llevarán ustedes a nuestra mejor situación? Podremos llegar tan alto como
ustedes quieran. Podremos volvernos tan extraordinarios como deseen.
Podremos amar tan plenamente como estén dispuestos a amar. Ustedes lo están.
Son los indicados. Hay quienes ven el mundo como es y preguntan: "¿Por qué?",
pero también hay quienes ven al mundo como podría ser y preguntan: "¿Por qué
no?". Gracias por escuchar.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

SEGUNDA PARTE

Relacionarse con uno mismo y con la propia experiencia


personal

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Introducción

No podemos relacionarnos con otros de forma significativa hasta que nos


relacionemos con nosotros mismos y nuestra experiencia de una manera que
refleje la verdad de quiénes somos. Hay muchas cosas que deseamos, y la mayor
ironía de la vida es que eso que queremos es nuestro. Tenemos en abundancia lo
que deseamos tener en abundancia.

Tal vez creas que esto no ocurre en tu caso o en el de personas que observas o
conoces, pero sí ocurre, es sólo nuestra perspectiva lo que hace que nos parezca
que no ocurre en nuestra experiencia.

La perspectiva desempeña un papel extraordinario en nuestra manera de


experimentar la vida. Lo que una persona llama "carencia", otra la llama
"abundancia". Así, nuestras definiciones personales son las que crean nuestras
experiencias personales; y no sólo eso, nuestras definiciones, o lo que yo llamo
nuestras decisiones sobre las cosas, se duplican y agrandan. Lo que decimos que
es de cierto modo es lo que hacemos que sea justo de ese cierto modo.

¿Cómo sé esto? Porque soy buen escucha. Por mucho tiempo he cuestionado a las
personas sobre la abundancia, el sustento abundante, el dinero y eso a lo que
algunos llaman "el sustento correcto".

Lo que he aprendido gracias a todos estos años de exploración, y a la experiencia


obtenida de Conversaciones con Dios, es que la mayoría de nosotros no entiende
qué es la abundancia y la confundimos con dinero. Sin embargo, cuando nos
hacemos conscientes de los aspectos en que tenemos verdadera abundancia y
decidimos compartirla libremente con aquellos cuya vida tocamos; descubrimos
que lo que creíamos que era abundancia (dinero) es sólo su parte más pequeña, y
que la estabilidad económica (incluso la riqueza) llega de manera mucho más libre
de lo que imaginamos, tal como lo hacen todos los maravillosos regalos de Dios.

Sin embargo, muchos no lo aceptamos porque, cuando pensamos en el dinero,


imaginamos que es una experiencia, una energía alejada de la realidad de Dios.
Algunas personas están tan confundidas al respecto, creen que las cosas buenas
deben llegar gratis o a un costo muy bajo. Esta idea explica por qué mientras
nuestras enfermeras, maestros, ministros religiosos y padres de tiempo completo
reciben el sueldo más bajo (si no es que nada, en el último caso) por los servicios

41
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

que proporcionan, entregamos cientos de millones a jugadores de futbol, estrellas


de cine y personas que ocupan enormes oficinas en lo alto de los rascacielos
propiedad de los grandes corporativos.

Sin embargo, cuando entendemos que el dinero es una parte de lo que Dios es,
nuestra actitud cambia. Lo vemos como una extensión de la gloria de Dios y no
como la raíz de todo mal. No hay nada en el universo que permanezca fuera de la
gloria de Dios; es decir, que no sea una parte de Dios. Esta conciencia puede
producir resultados asombrosos en lo que al dinero respecta.

Es posible experimentar la abundancia, y las extraordinarias percepciones


incluidas en los libros de Conversaciones con Dios nos muestran cómo. Aquí
reproduzco esas percepciones, tal como las recibí, entendí y compartí en un
segundo segmento de una interacción que tuve en un estudio de televisión con
público en vivo, donde profundicé en el tema.

42
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Me alegra verlos aquí. Buenos días. Supongo que se preguntan por qué convoqué
a esta junta. Y yo también. Me gustaría iniciar el tiempo que estaremos esta
mañana contándoles un poco sobre lo que me ocurrió en la vida. Quiero repasar
algunas de las experiencias que he tenido durante los últimos seis u ocho años, y
compartirles cómo fue para mí. Desde allí, podemos aprovechar para tocar temas
específicos, y explorar juntos.

Es muy amable de su parte haber elegido estar en esta sala conmigo hoy. También
haber decidido estar en el planeta conmigo en este momento, que para mí es
muy, muy importante. La gente ha dicho eso durante siglos y siempre ha sido en
serio. Pero no estoy seguro de que siempre haya sido tan cierto como lo es ahora.

En el planeta, hemos iniciado un periodo de tiempo donde las decisiones y


elecciones que hagamos tendrán un impacto determinante y un efecto
extraordinario en las vidas que cocreamos colectivamente. Por ello, es muy
importante que nos reunamos en grupos como éste, sean pequeños o grandes,
para compartir nuestra realidad y comprensión, y adquirir mayor claridad sobre
qué tenemos, en común. Y cuando descubramos nuestras diferencias, las
celebremos, pues si no aprendemos a hacerlo, no seremos capaces de marcar una
diferencia en la Tierra. Y están aquí para hacer la diferencia. Es la razón por la que
ocupan ese cuerpo justo en este momento. Lo sepan o no, ustedes llegaron aquí
con una gran agenda. Y para la mayoría de la gente, si ustedes son como yo, la
agenda es mucho mayor de lo que quizá pensaron o imaginaron al principio. Lo
repetiré: si ustedes son como yo, la agenda es mucho mayor de lo que quizá
habían pensado o imaginado al principio.

Para empezar, tu vida no tiene que ver contigo. Tal vez esta afirmación cambie
toda tu idea sobre lo que haces aquí. Y tu vida no tiene que ver con tu cuerpo. Eso
también podría cambiar toda tu idea sobre lo que haces aquí. Tu vida tiene que
ver con la agenda que tú mismo fijaste, esa parte de ti que hemos llamado, en tu
lengua: tu alma.

A través de mi experiencia sé que muy pocas personas han dedicado tiempo


suficiente a la agenda de su alma. Sé que no. En lo personal, la mayor parte de mi
vida puse atención a la agenda de mi ego, mi mente, mi cuerpo; es decir, a la
parte de mí que creía ser. Por tanto, ponía muy poca atención a la agenda de mi
alma, a mi verdadera razón de estar aquí. Y, sin embargo, quienes empezamos a

43
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

prestar atención a nuestra verdadera razón de estar aquí, empezamos a tener un


impacto extraordinario en el mundo, uno que trasciende cualquier cosa que
puedan imaginar posible. Este momento sucede cuando, de repente, te
encuentras al borde de un precipicio. Esta imagen me recuerda algo que escribió
Apollinaire:

"Acérquense a la orilla"

No podemos. Tenemos miedo.

"Acérquense a la orilla"

"No podemos. Nos caeremos"

"Acérquense a la orilla"

Y se acercaron.

Y él los empujó.

Y ellos volaron.

Hoy, pocos de nosotros, muy pocos, estamos listos para volar, para ir, como lo
dijo Gene Roddenberry, a lugares donde ningún humano ha ido. Muy pocos que
en verdad estemos listos para volar y llevarnos a quienes cuyas vidas tocamos, en
un vuelo de la imaginación capaz de cambiar el mundo. Y, en estos días y épocas,
tú tendrás una oportunidad para decidir si eres uno de los pocos que se atreverán
a hacerlo. Un día, despertarás, te mirarás al espejo y dirás: "Me selecciono. Me
elijo. Yo soy eso". Es como el juego de la roña, con un solo participante. "Yo soy
eso".

Es muy parecido a un juego infantil cuando se juega con el abandono y la alegría


de los niños que juegan juntos, la diferencia es que aquí sólo hay un jugador. Ese
día, dejarás de jugar escondidillas y empezarás a jugar a la roña. "Yo lo soy. Tú lo
eres". "Muchas gracias". O decides lanzarte o no hacerlo. Como tú quieras. Pero si
te eliges para este juego, descubrirás que tú mismo has hecho a un lado creencias,
razonamientos, pensamientos e ideas anteriores respecto de qué haces aquí, y
por qué ocupaste un cuerpo en este tiempo y lugar. Cambiarás todo lo que
pensaste al respecto. Descubrirás que, en verdad, tu vida no tiene que ver contigo
o con tu cuerpo.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Lo irónico es que, en el momento que decides y declaras que tu vida no tiene que
ver contigo ni con tu cuerpo, todo lo que siempre buscaste, y aquello que te
esforzaste por obtener para ti tu cuerpo llegará a ti de manera automática. Y ni
siquiera te preocupará. Ya no lo necesitarás. Lo disfrutarás, por supuesto, pero ya
no será una necesidad; entonces, al fin, la lucha habrá terminado.

Sin embargo, la batalla empezará para los cientos, miles y, quizá, millones de
personas cuyas vidas toques. Las verás todos los días, personas que inician la
lucha, que dan sus primeros pasos de vuelta a casa. Ellas, lo mismo que tú,
extenderán una mano, en sentido figurado (y a veces literal), y mirarán a su
alrededor esperando encontrar a alguien que la sostenga y les diga: "Vengan,
síganme", alguien que se atreva a decir: "Yo soy el camino y la vida. Síganme".

Tal vez para algunos suene místico o religioso, pero ése es el tercero y último de
los juegos infantiles que nuestro niño interior, que es nuestra alma, jugará. No
más escondidillas; no más "Tú eres eso", ahora, sigan al líder. Sigan al líder. Y cada
uno de ustedes es el líder. Y vamos a seguirlos. Caminaremos sobre, sus huellas.
Haremos las elecciones que hagan. Tomaremos las decisiones que tomen.
Diremos las palabras que digan. Tocaremos el mundo tal como ustedes lo tocan.
Seguiremos su dirección.

Si supieran que hoy el mundo entero los mira y sigue su ejemplo, y considera lo
que piensan, dicen y hacen, ¿cambiaría de algún modo su percepción sobre este
día? Quizás un poco.

Pues bien, todo el mundo los sigue, lo sepan o no. Ese es el gran secreto: el
mundo entero —y con ello me refiero al que se conforma por las vidas que tocan
cada día— los sigue. Nosotros los vemos. Vemos quiénes son en realidad. Y vemos
también quiénes creen que son. Y tomamos esa señal. Como actores en escena,
los imitamos, pues no hay más a quién imitar. Nosotros somos todo lo que hay
ahí. No hay nadie más.

Podemos buscar ejemplos más grandes fuera de nosotros en algún lugar del cielo,
incluso en la imaginación, pero, al final, nos imitaremos uno a otro. Al final, los
niños imitarán a sus padres, y los padres imitarán a sus padres. Y la nación imitará
a la nación. Al final, todos tomaremos las señales de otro hasta que uno de
nosotros salga y diga: "Así no. Así".

45
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Entonces, en este momento de tu vida, en este periodo tan importante mientras


transitamos hacia una nueva era, tu decisión es fundamental. No es cualquier
decisión, no la tomas sólo para ti, sino para los demás. Y la razón es muy clara: no
hay nadie más. Sólo tú. Aquí estás tú, en tus muchas otras formas manifiestas;
aquí estás. Entonces, la decisión que haces para ti, la haces para todos nosotros.
Porque sólo hay uno de nosotros.

Tal vez esto suene místico o esotérico. Primero religiosos y, ahora, esotéricos.
Pero sin poner etiquetas, sólo considera que estos pensamientos son conceptos e
ideas que necesitan impulsar el motor de nuestra experiencia colectiva pues, de lo
contrario, será cada vez más separatista, lo que nos llevará a la destrucción: la
desintegración, y el mismo destino tendrá el planeta y cada ser que lo habita.

Estamos en ese punto. ¿Sabían que, hace tiempo, cuando los aviones cruzaban el
océano, lo llamaban el punto sin regreso? ¿Demasiado lejos como para regresar,
no tan lejos como para llegar a salvo al destino? Existe una pequeña zona roja en
la que no se está allá ni acá.

En verdad, tal parecería que en esa zona roja es donde nos encontramos hoy en
diversos niveles: ecología, economía mundial... En diversos ámbitos, todo se está
desmoronando: estructuras sociales, estructuras espirituales, educación. De
muchas formas y en distintas áreas: ni aquí, ni allá. Ni aquí ni allá, pero superando
el punto de no retorno. Hemos cruzado el Rubicón.

Pongo en evidencia mi edad con todas estas frases. De seguro, quienes tengan
menos de 35 están pensando: "¿Cruzar el Rubicón? ¿Qué rayos es eso?"

Hemos cruzado el Rubicón, y ahora la pregunta es: "¿Qué hacemos y cómo


logramos que el resto de nosotros cruce al otro lado?". En verdad, la respuesta la
daremos como raza humana, ojalá provenga de personas como ustedes. Ojalá
ustedes respondan.

Y si creen que esto depende de personas como yo que, por casualidad, disfruto en
este día hora mis quince minutos de fama, se equivocan. Quiero dejar claro que
no depende de las personas en el escenario. Estoy aquí ahora, quiero recalcarlo;
por azar. Podrían ser ustedes. De hecho, por favor venga al frente alguien y haga
el resto del programa (risas). Era sólo una idea.

Pero ésa es la verdadera prueba. Esa es la verdadera pregunta. Si se les


presentara la oportunidad o el reto, o fueran seleccionados, cuántos dirían: "Oye,

46
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Neale, estoy listo. Me sentaré en la silla. Tomaré el lugar al frente de la sala". Sin
embargo, el secreto de la vida es que ustedes están al frente de la sala, lo sepan o
no. Eso es lo que he tratado de explicar. De todos modos, están al frente de la
sala. Tan sólo parece que no. En verdad, la verdadera ironía de la vida es que no
hay otro lugar que el frente de la sala. No existe el fondo de la sala. Entonces, ya
no pueden ocultarse. Entonces, resulta que seguir al líder es obligatorio.

Les contaré cómo llegué a esta silla, sólo para darles algunos antecedentes de
cómo empezó la aventura. En 1992, había tocado fondo. En 1992, había vuelto a
perder otra relación comprometida con otro ser amado que, según yo, era la
relación amorosa que duraría para siempre. Pero ahí, ante mis ojos, se me
escurrió de las manos. Mi carrera entró en un callejón sin salida. Mi salud se
deterioraba. Nada funcionaba.

No era la primera vez que una relación tan importante para mí se rompía. Ni la
segunda. Ni la tercera, ni la cuarta. Y así (risas), supe que aquí había algo que yo
no conocía y cuyo conocimiento cambiaría todo para mí, pero no sabía qué era.
En mi vida de pareja, simplemente no pude hallar ese secreto.

Experimenté el mismo tipo de dificultades en mi carrera. Había leído todos esos


libros: Haga lo que quiera, El dinero lo seguirá. No creo que esto sirva, pero puedo
equivocarme, por supuesto. No había hallado la fórmula. O hacía algo que me
gustaba pero estaba en bancarrota o ganaba dinero de sobra y tenía éxito, pero
mi alma moría mil muertes. Y yo parecía no saber cómo combinar ambas cosas.
No durante mucho tiempo. Si las combinaba, era sólo por seis u ocho meses,
luego, todo se estropeaba. No parecía saber cómo unir las piezas y mantenerlas
juntas.

Y lo mismo con mi salud: no pasaba un año sin que me ocurriera algo y, a veces, lo
que me ocurría era bastante grave. Digo, tuve úlceras desde los treinta y seis
años. Me aquejaba toda una serie de padecimientos: problemas crónicos del
corazón y otras cosas que no contaré. Así, cuando cumplí cincuenta, me sentía
como de ochenta, pero no como un octogenario sano; padecía artritis,
fibromialgia y demás. ¿Saben a qué me refiero? No podía hacer que funcionara mi
maquinaria. Todo: emociones, trabajo y salud, ocurría al mismo tiempo.

Ahora bien, Dios me había tratado mejor. Por lo regular, en mi vida había
padecido sólo de una cosa u otra. Pero, en este periodo en particular y por
razones que aún no me quedan claras, todo me ocurrió simultáneamente. Quizá

47
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Dios dijo: "Oh, démosle un triple revés. Démosle el viejo paquete de carrera-
relación-cuerpo en la misma semana". Y así fue; yo era una especie de triple lutz,
un triple salto de patinaje metafísico. Estaba en una situación riesgosa y no sabía
qué hacer, además, me sentía muy, muy, muy enojado y a punto de caer en
depresión crónica.

Y una vez, lleno de rabia y muy molesto por el estado de mi vida, desperté a mitad
de la noche y me quité de encima los cobertores. Me apresuré hacia la sección
más grande de mi casa para buscar respuestas a mitad de la noche. Fui a donde
siempre busco respuestas a tales horas, pero en aquella ocasión, no había nada
decente en el refrigerador, de modo que me fui al sillón. Y ahí me senté.

Traten de imaginarlo, estar sentado a las cuatro de la madrugada, como si me


cocinara en mi propio jugo. Entonces llamé a Dios. Pensé: "Puedo dar vueltas y
destrozar la casa, romper los trastes o lo que sea", pero permanecí sentado y dije:
"Dios, ¿qué se necesita? ¿Qué se necesita hacer para que funcione el juego? Que
alguien me diga las reglas. Prometo que jugaré. Tan sólo denme las reglas y, tras
haberlo hecho, no las cambien". También le hice montones de preguntas de todo
tipo.

Y entonces vi que, en la mesa de centro que estaba frente a mí, había un


cuaderno de hojas amarilla tamaño oficio y, al lado, una pluma. Los tomé, encendí
la lámpara y empecé a escribir para desahogar mi ira. Parecía una manera segura
y silenciosa de hacerlo por la madrugada. No sé cómo será con ustedes cuando
están enojados y escriben, pero yo plasmo cosas muy fuertes cuando me enfado.
Y ahí estaba yo. ¿Qué se necesita —estaba muy enojado— para hacer que la pida
funcione? ¿Qué he hecho para merecer una pida de continuas dificultades? Signo
de exclamación, signo de exclamación, signo de exclamación.

Y más o menos así seguí por alrededor de veinte minutos, plasmé mi enojo y
desafié al universo a que me respondiera. Y cuando al fin me calmé un poco, sólo
un poco, me sentí un poquito mejor. Y me sentí bien. Pensé: "Qué bien, esto
funcionó. Tengo que compartir este proceso con algunos amigos. Es efectivo".

Me quedé dormido. Entonces, una vocecilla me despertó, aquí, justo sobre mi


hombro derecho. Ahora la llamo mi voz sin voz. La primera vez que oí la voz sin
voz era casi como si alguien me susurrara al oído derecho. Y el sentimiento que
me inundó fue la calma extrema. Estaba algo así como encalmado — muy en paz y
lleno de una especie de alegría indescriptible.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

He pensado en momentos de mi vida en que haya sentido esa alegría... como una
boda, no en toda la ceremonia, sino en ese momento particular en que el ministro
pregunta por fin: "Aceptas...?", y miras a la otra persona a los ojos, te detienes un
momento y afirmas: "Sí, acepto", entonces, el cuerpo entero se llena de algo
imposible de describir, y te das cuenta de que estás tomando una decisión
importantísima, que es una enorme elección y que estás tan contento que no
tienes la menor duda al respecto: es un momento de alegría total... de verdadera
felicidad.

Creo que todos hemos sentido algo parecido tres, cuatro o cinco veces en la vida.
Momentos donde sentimos que todo está bien, todo es paz y alegría. Justo así me
sentí en aquel momento que of por primera vez la voz sin voz. Era pura alegría.
Una alegría pacífica y tranquilizadora.

Y la voz tranquilizadora preguntó: "¿Estás listo?", desperté y la escuché más de


cerca. Dijo la voz: "Neale, ¿en verdad quieres respuesta a estas preguntas o sólo
te estás desahogando?". Dije: "Bueno, mira, me estoy desahogando, pero si acaso
tienes respuestas, por Dios que me gustaría conocerlas". Y con eso, llegaron las
respuestas en cascada. Se me respondió cada pregunta que había hecho en mi
vida. Y de manera tan rápida que tuve que anotarlas o las olvidaría. Nunca planeé
escribir un libro, tan sólo anoté porque no quería olvidar lo que me llegaba.

Igual que las respuestas, escribí en cascada, tan rápido como mi mano me lo
permitió. Y mientras leía lo que escribía, surgieron espontáneamente nuevas
preguntas. Lo que salía de mi pluma era asombroso. Así, empecé a anotar las
preguntas que las respuestas habían hecho surgir en mí, y eso me dio más
respuestas. Y escribí más preguntas y eso me dio aún más respuestas. Y, antes de
siquiera percatarme, me vi involucrado en un diálogo sobre papel con quien
después consideré que debía ser Dios.

Esta es la historia de la casualidad que me trajo hasta aquí, y por la que mantengo
ese diálogo abierto en papel. Me han preguntado: "¿Por qué hiciste eso si no
pretendías escribir un libro?", y la verdad es que, en su momento, pensé: "Bueno,
voy a poner a prueba a Dios". En verdad pondría a prueba a la deidad. Cuando
escribí: Esto, un día se convertirá en libro, mi primera idea fue descalificarlo, pensé
irónicamente que enviaría mis devaneos mentales de medianoche a un editor,
quien brincaría de inmediato y diría: "Dios mío, por supuesto, ¡publicaremos esto
de inmediato!". Y terminé mi broma pensando "Y millones de personas en todo el
mundo van a comprarlo".

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Sin embargo, eso fue justo lo que pasó. Y se publicó. Y lo han comprado millones
de personas. Se ha traducido a veintisiete lenguas. Es asombroso ver algo que
escribiste traducido e impreso en japonés, griego o hebreo, y descubrir que, en
verdad, has llegado a todo el mundo.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Una digresión

¿Por qué estoy sentado aquí, al frente de la sala? Quiero contarles por qué he
elegido estar al frente de esta sala. Ahora tengo muy claro que fui llamado a ser
un mensajero. Ahora tengo muy claro que, en verdad, siempre he sido un
mensajero y que no hay lugar donde yo me permita estar salvo al frente de la sala.
Tengo un mensaje muy importante que compartir con todos aquellos cuya vida
toco. Y éste es el mensaje que he venido a compartir: todos ustedes son
mensajeros y no hay otro lugar para ustedes salvo al frente de la sala. Todos
ustedes han venido a compartir un mensaje muy importante con todas las
personas cuyas vidas tocan. Y aquí está el mensaje que ustedes han venido a
compartir con ellos: todos ellos, cada uno de ellos, es un mensajero. Y ellos han
venido aquí con un mensaje muy importante que compartir. Y no hay otro lugar
donde ellos puedan estar salvo al frente de la sala Y éste es el mensaje tan
importante que ellos han venido a compartir todos somos mensajeros.

Una oscura y tormentosa noche, un grupo de bandidos estaban sentados


alrededor de una fogata. Uno de los bandidos dijo: "Jefe, cuéntenos una historia".
Y el jefe dijo: "Una oscura y tormentosa noche, un grupo de bandidos estaba
sentado alrededor de una fogata. Uno de los bandidos dijo: "Jefe, cuéntenos una
historia". Y el jefe dijo: "Una oscura y tormentosa noche..."

Como ven, esto es circular. La eterna historia de la vida siempre es la misma. El


glorioso mensaje que he venido a compartir es el mismo: que ustedes han venido
a compartir un mensaje. Y el mensaje que ustedes han venido a compartir es que
ellos vinieron a compartir un mensaje, y éste es el mensaje que todos hemos
venido a compartir unos con otros: "Hola, despierten. ¿Saben quiénes son en
realidad? Hola, despierten. ¿Me explico?".

Y éste es el mensaje que hemos venido a compartir: ustedes y yo somos uno. Sólo
hay uno de nosotros en la sala. Si ustedes piensan que estamos separados,
olvídenlo. No estamos separados. Sólo hay uno de nosotros en la sala. Y no hay
ninguna diferencia entre nosotros. Si ustedes creen que hay alguna diferencia,
olvídenla, pues no hay diferencias entre nosotros. Y dejen de crear una diferencia
artificial donde no la hay. Y cuando no puedan, comprendan que ustedes y yo
somos uno, y sólo hay uno de nosotros en la sala, sólo uno de nosotros en el

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

planeta, sólo uno de nosotros en toda la creación. Todo lo que te cause dolor y
tristeza, trabajo y esfuerzo, pena y dificultad, desaparecerá. Sólo desaparecerá.

Así que dejen de pensar que ustedes están por allá y yo por acá. No existe un
lugar donde terminen ustedes y empiece yo, es un mensaje sencillo que lo cambia
todo. ¿Cuándo lo recibiremos? insistió: ¿Cuándo lo recibiremos? Cuando lo
enviemos. ¿Escucharon eso? Recibiremos el mensaje cuando lo enviemos.

Y hoy estamos aquí. Cuando entré a la sala, pensé: "¿Qué diablos hago aquí? Si no
me cuido, puedo aparentar que voy a decir algo que ustedes no saben. Tengo que
tener mucho cuidado con eso. Y si no tenemos cuidado, a ustedes les podría
parecer que van a oír algo que no saben; que nunca antes han oído. Si no tenemos
cuidado, es probable que olvidemos quiénes somos en verdad, y que entremos en
un juego llamado "Yo sé y tú no". Sólo que no estoy dispuesto a jugar ese juego
ahora, ni nunca. Tengo muy claro que no tengo nada que decir que ustedes no
sepan. Así que, gracias por venir. Adiós.

He tratado de encontrar alguna manera de salir de la sala desde que llegué y


entré. Eso funcionará tan bien como cualquier cosa. Muy bien, antes de continuar,
porque hablaremos de uno de nuestros temas más importantes: la abundancia y
el sustento correcto, quiero dar la palabra a alguien que alzó la mano y que he
ignorado por quince minutos.

—Cuando describiste haber oído la voz, tu hombro izquierdo...

—En realidad fue en el derecho, pero ¿visto desde dónde?

—Y después, cuando anotaste tas preguntas, escribiste los Libros y obtuviste una
respuesta, ¿hubo algún sentimiento particular asociado a esa voz o a ese impulso
de escribir que lo diferenciara de esas ocasiones en que oímos una voz o sentimos
el impulso de escribir? ¿Hubo algo, algo más, una presencia, sentimiento o...
puedes describirnos cómo lo sentiste?

—Era una suavidad. Sentí como si todo mi cuerpo se hubiera convertido en


gelatina. Casi no sé como describirlo. Era, sencillamente, la liberación de toda la
ansiedad o tensión —o deberé decir negatividad— de mi interior, mientras estaba
sentado en el sillón. Puedo recordarlo —sin una acción voluntaria de mi parte—
casi como voy a liberar la tensión aquí. Tan sólo ocurrió. De repente, tan sólo... Y
luego, de esa suavidad surgió un... es un tanto difícil hablar de eso. Vuelvo a
vivirlo, casi de inmediato.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—¿Se siente casi como una paz que desciende?

—Es una sensación de paz y alegría, de comprensión y unidad, una alegría tan
grande que casi provoca el llanto. Ese tipo de alegría muy, muy profunda. Y desde
ese momento en que me senté allí, las lágrimas empezaron a fluir. Antes de haber
escrito más de diez palabras, puedo recordar que la tinta manchaba la página. La
tinta salía mientras fluían las lágrimas.

Ahora, estoy acostumbrado a la experiencia. Sé lo que va a ocurrir. Y también sé


cómo se siente. ¿Alguno ha estado presente durante el nacimiento de un bebé?
¿Lo ha sostenido en sus brazos en sus primeros tres o cinco minutos de vida? Si
han tenido esta experiencia, puedo decirles que así me sentí, como cuando cargué
a mi hija durante los primeros momentos de su vida y miré su rostro. No pude
sentir más que unidad, conexión completa amor, sin ningún tipo de limitación ni
condición en lo absoluto. Tan sólo un sentimiento de... no hay palabras para
explicarlo.

Sentí así cuando escribía, como cuando uno carga a su recién nacido. Y supe, en
aquel momento, que en verdad sostenía en brazos a un recién nacido. Supe que
había dado a luz a un nuevo Yo.

Deben saber que jamás había compartido esto. Las imágenes de lo vivido llegaron
como respuesta a tu pregunta. Ustedes sabrán cuando renazcan. Nadie tendrá
que avisarles. Y, cuando pase ese momento, nunca volverán a sentirse igual
respecto a ustedes mismos y los otros, jamás.

Todas las barreras entre ustedes y los demás se irán. Toda sensación de
separación desaparecerá. Y entonces, se volverán muy peligrosos. Pues querrán
abordar a las personas y darles grandes abrazos. Querrán ir con las personas y
decirles: "Te quiero mucho" (risas), y rogar porque no pidan que los arresten...
sobre todo si, Dios no lo permita, es otro hombre. Si son hombres, tengan
cuidado... cuestiones del mismo género. Ya saben, nosotros tenemos esos...
Discúlpenme, lloro con mis propias historias (risas).

Desde el principio de los tiempos, todo lo que hemos querido es amar y ser
amados. Y desde el principio de los tiempos, todo lo que hemos hecho es crear
restricciones morales, tabúes, límites religiosos, principios morales y éticos,
tradiciones familiares inamovibles, construcciones filosóficas y toda clase de
reglas que dictan a quién podemos amar, cuándo, dónde y cómo, y también a

53
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

quién no podemos amar con todas las restricciones de lugar y tiempo; cabe decir
que, por desgracia, esta lista es mucho más larga que la primera.

¿Qué hemos hecho? ¿Qué hemos hecho? Si yo abordara a un hombre y le dijera:


"La belleza en mí ve la belleza en ti", ¿qué tendría de malo? O si abordara a un
desconocido y le dijera: "Yo veo quien eres", ¿por qué sería incorrecto?

No entiendo cómo es que hemos decidido construir esto así, pero deben saber
que si no cambiamos la construcción, no podremos acceder a la experiencia más
auténtica de quienes somos, así que es momento de reconstruir y recrear… En
verdad, es hora de recrearnos por completo, en ser la versión de la visión más
grandiosa que hayamos tenido sobre quienes somos.

Ay, ay, ay... pero, no me dejen seguir. ¿Comprueban lo que les digo? Si me ponen
al frente de una sala llena de gente como estoy hoy, no puedo sino ver a nuevos
reclutas y tratar de convencerlos, pienso: "¿Qué puedo hacer para reclutarlos?
¿Cómo puedo hacer que participen?". ¿Alguna vez sintieron algo así mientras
caminaban por la cancha de su vecindario? Yo solía subir por la colina para ir a la
cancha del mío, era un campo enorme que estaba a ocho calles de mi casa.
Conforme me acercaba iba sintiéndome más emocionado: "Me pregunto quién
está ahí. Me pregunto quién está ahí". Al acercarme, veía a niñas y niños que
jugaban, a algunos los conocía, a otros no. Al mirarlos, pensaba: "¿Cómo puedo
hacer que jueguen conmigo?". ¿Alguna vez tuvieron ese sentimiento cuando se
acercaban al campo de juego?

Al llegar, algún niño decía: "Oye, Neale. Yo jugaré contigo". Y otro respondía:
"Otra vez el bocón de Walschie", y terminaban por rechazarme. ¿Alguien del
auditorio fue rechazado alguna vez en el campo de juego? ¿Ninguno? ¿Nadie de
ustedes es un ex rechazado de los campos? Digo todo esto para explicar que así se
siente entrar a una sala como ésta. "Oh, me pregunto si jugarán conmigo. ¿Acaso
no sería divertido que jugáramos?".

Entonces, juguemos un poco con este material. Demos un vistazo a algunas de las
cosas que me han dicho en este extraordinario diálogo en que estamos
involucrados y hablemos de la abundancia.

La abundancia es un tema que me ha interesado siempre, pero también ha


interesado a muchos otros. Cuando empecé a observarla con detenimiento y a
profundidad, y recibí información de una autoridad superior, lo primero que

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

comprendí sobre ella es que yo tenía una concepción errónea de lo que es en


realidad. Por mucho tiempo había pensado que la abundancia era sinónimo de
cosas, que se relacionaba con cuántas cosas poseía.

Odio sonar simplista. No me gusta ser demasiado obvio con lo que les voy a decir,
pues sé que ustedes ya lo saben.

Pero, para aquellos que han olvidado que lo saben, quisiera recordarles lo que a
mí me recordaron en mi diálogo: la verdadera abundancia no tiene nada que ver
con lo que tengo y, en cambio, tiene todo que ver con lo que soy. Y cuando
comparto abundantemente mi abundancia de ser con todos aquellos cuya vida
toco, todo lo que busco llega a mí de manera automática, sin que siquiera intente
tenerlo.

Todo lo que en el pasado relacionaba con la abundancia: el cristal fino,


maravillosas antigüedades, ropa bonita y demás, llegó a mí sin tener que
esforzarme para conseguirlo. Antes, buscaba lo que pensé que era la abundancia,
pero tan sólo eran cosas. Y lo que tenía en gran abundancia, prácticamente lo
ignoraba.

Recuerdo que, hace no muchas semanas, durante un retiro que dirigí en las
hermosas montañas de Estes Park, Colorado, estuve sentado en una sala llena de
gente, un poco más grande que ésta. Allí, alguien afirmó: "Quisiera experimentar
la abundancia", era su principal dificultad. El hombre continuó: "Mira. No gano
mucho dinero. Apenas para sobrevivir. Tuve que hacer un gran sacrifico para venir
aquí", y añadió: "Toda mi vida he querido experimentar el tipo de abundancia que
veo que tú —y me señaló frente al público— experimentas". Le respondí: "Bueno,
si en verdad quieres tener la experiencia de la abundancia, ¿por qué no dedicas tu
hora del almuerzo a dar en abundancia eso que sí tienes para dar?". El me miró
asombrado y dijo: "No tengo nada que dar".

En verdad, él pensaba —ni siquiera era un engaño— que no tenía nada para dar.
Entonces, tuve que mirarlo y decir lo obvio. "¿Tienes algo de amor para dar?".

"Oh", respondió, ni siquiera estaba seguro de eso. Pero creo que tuvo que
concederme que quizá, él podía dar un pedacito de amor. Dijo: "Sí, muy bien. Creo
que tengo un poco de amor para dar".

Entonces, pregunté: "¿Tienes algo de compasión? ¿Acaso hay compasión dentro


de ti, en cualquier nivel?"

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

"Sí, muy bien. Creo que tengo un poco de compasión. Me han dicho que soy un
tipo compasivo".

Le costó trabajo decirlo, por cierto. Se le dificultaba juntar las palabras compasión
y Yo en la misma oración. Pero concedió que, quizás, él también podía dar un
poco de eso.

Pregunte: "¿Acaso tienes algo de humor?".

El respondió: "Oh, claro… sé suficientes chistes como para entretenerlos el resto


de su vida".

"Fabuloso", afirmé.

Hicimos una lista de las cosas que tenía en abundancia. Pero, por supuesto, aquel
hombre no pensó que lo que escribimos se relacionara con la abundancia tal
como la concebía. Para clarificar sus ideas, le dije: "Muy bien, concordemos con
que disentimos en nuestra definición de abundancia. Pero también concordemos
con que tú tienes abundancia de estas cosas". Ambos estuvimos de acuerdo con
eso.

Y añadí: "Grandioso. Ahora, quiero que hagas esto: durante tu hora del almuerzo,
da todas esas cosas que has reconocido que en verdad tienes en abundancia.
Dalas a manos llenas. Da más de lo que nunca has dado, a todos aquellos cuya
vida toques durante los próximos noventa minutos, mientras estás en tu
almuerzo. Ese es mi reto para ti". Y él aceptó el reto.

Y así pasó la hora del almuerzo, que empezó unos pocos minutos después de ese
momento, y empezó a compartir, aquello que tenía en abundancia, con todos los
asistentes al campo de la YMCA donde llevábamos a cabo el retiro. No sólo estaba
nuestro grupo, sino grupos de otros lugares que rentaron cabañas diferentes, de
modo que había quizá, unas seiscientas personas en el lugar; doscientas de
nuestro retiro y cuatrocientas de otros lugares. Había muchos desconocidos que
no sabían quién era este hombre, ni qué reto debía superar. Él fue a la cafetería.
Aquello representaba una gran confrontación para él. Era como si pensara: "Mi
grupo sabe que voy a actuar raro, pero el resto de la gente lo ignora".

Miren, cuando se entregan con generosidad, medio mundo los llamará locos.
Dirán que ocurre algo con ustedes, que algo anda mal. La gente no actúa de esa
manera. Por supuesto, ése es el problema. La gente no actúa así. Pero ahí estaba

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

él, abordando a gente en la cafetería y compartiendo en abundancia lo que tiene


en abundancia. Compartió su amor, su buen ánimo y su humor. Contó chistes y
algunos reían: "¡Ja ja ja ja, eso sí que es gracioso!", otros también lo hacían: "Ja ja
ja, ¿quién es este tipo?", pero nadie se mantuvo indiferente, incluso aquellos a
quienes los chistes no les parecieron tan graciosos no pudieron evitar sonreír ante
este hombre maravilloso, esta especie de Santa Claus que había irrumpido en la
cafetería.

Se paseaba y decía cosas maravillosas a la gente. Una persona, por casualidad, no


estaba de humor para chistes, y ésa fue la oportunidad para que el hombre
mostrara un poco de compasión. Y él mostró compasión al no contar más de sus
chistes malos. Yo he aprendido que ese puede ser un acto de compasión. Pero
luego, se sentó justo al lado de esa persona y le dijo: "No te conozco, pero soy de
otro grupo de retiro que está en la otra cabaña. ¿Está todo bien?". Sin percatarse,
se había involucrado en una conversación con Dios, y logró expresar esa parte de
sí mismo.

Este hombre regresó del almuerzo, noventa minutos después, y se sentía grande,
enorme. Dijo: "No puedo ni expresar cómo me siento". Le pregunté: "¿Sientes
abundancia ahora?", y respondió: "Sí la siento. Me siento muy rico. Con todas
estas grandes partes de mí que no me he dado el permiso de expresar. No me
había dado el permiso de hacerlo".

Pero lo que fue en verdad gracioso fue la broma que le jugó el grupo... mientras
almorzaba, alguien fue a la habitación y tomó su sombrero, y todos en la
habitación pusieron dinero ahí. Cuando regresó a la habitación, tenía mucho
dinero en el sombrero. Las personas del grupo sólo querían demostrarle que todo
lo que se va regresa. Fue una increíble experiencia instantánea de la verdad.
¿Alguna vez han tenido una de esas experiencias instantáneas de la verdad? De
repente, tan sólo chocas con ellas. Es algo muy obvio y se expresa de manera
obvia.

Después de que él se sentara en su silla y hablara a todo el mundo sobre esto,


ellos le entregaron su montón de dinero. El tan sólo se quedó sentado ahí... y las
lágrimas empezaron a fluir. Y tuvo una experiencia directa de algo que siempre
ocurre: lo que ustedes dan a otra persona, se lo dan a ustedes mismos. Lo pueden
dar en una forma y regresará en otra, pero es un hecho que regresará a ustedes,
porque sólo hay uno de ustedes en la sala. Así fue que le cambió la vida gracias a
su nueva concepción de la abundancia.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Incluso la gente que vive en las calles puede desarrollar una conciencia de la
abundancia, por ejemplo, al hacer que otros tengan lo que ellos elegirían tener.
Sucede porque, por muy poco que tengan, siempre encontrarán a alguien que
tenga menos.

Recuerdo la historia de un hombre llamado Joe que vivía en las calles de San
Francisco. Y aunque era muy pobre, se dio a la tarea de encontrar cada día a
alguien que tuviera menos que él. Si lograba mendigar un par de dólares en la
calle, daba dos y media veces eso a alguien que tuviera aún menos. Era un
hombre muy abundante; de hecho, se le conocía como el rey de las calles porque
él era la fuente de la abundancia para el resto de los indigentes.

La gente de la calle puede empezar a experimentar la abundancia si está


dispuesta a permitir que otras personas cuya vida toquen experimenten la
abundancia en ese momento. Suena más sencillo de decir que de hacer, digo,
estoy aquí sentado en el regazo del lujo y hago esa afirmación. Y no quiero sonar
superficial ni gratuito. Pero yo viví en la calle. Viví en la calle durante casi un año y
recuerdo qué me sacó de allí.

Así que, lo primero que quiero compartir con ustedes sobre la abundancia es que
tengan claro qué es la abundancia. Y cuando decidan, si es que deciden, dar
abundantemente la parte más grandiosa de quienes son a todos aquellos cuyas
vidas toquen, sus vidas cambiarán en noventa días. Quizá noventa minutos.
Tengan cuidado, de repente, la gente sabrá quiénes son.

Permítanme explicarles la diferencia entre un abogado A y un abogado B.


Supongan que aquí hay dos abogados, ambos tienen una oficina en la misma
manzana y la misma ciudad, egresaron de la misma universidad y fueron los
mejores de su grupo. Tienen el mismo nivel de aptitud y habilidades similares. No
es cuestión de ubicación, ya dije que ambos están en la misma manzana y ciudad.
Sin embargo, al abogado A le va de maravilla, y al abogado B no le va tan bien.
¿De qué se trata? ¿Qué ocurre? ¿Qué es lo hace que una persona se convierta en
algo que llamamos un triunfador y la otra no, pese a ser iguales en todo lo demás?

En este ejemplo, no es factor que uno haya nacido en la opulencia, ni que tuviera
esta o aquella ventaja. ¿Qué sucede con dos personas con líneas de acción tan
similares? ¿Qué ocurre? El abogado A tiene mucha claridad. El plomero A tiene
mucha claridad. El doctor A tiene mucha claridad. No se trata de lo que hace cada
uno, realmente no tiene que ver con ello.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Entonces, cuídense de quedar atrapados en la idea de que su abundancia (o lo


que quieran llamar el éxito en su vida) llegará a ustedes por lo que están
haciendo. No será así. Y si no lo han aprendido, la vida se los enseñará. Porque
harán muchas cosas, esto y aquello, esto y aquello —y acabarán con un montón
de cosas hechas—, entonces se preguntarán: "¿Cómo fue que hice este montón
de cosas? Hice las cosas correctas.

Y caerán en la cuenta: "Ahora entiendo. No tiene que ver con lo que hago. Esa no
es la conexión. Así no es cómo llegarán a mí todas esas cosas buenas que
pretendo tener en mi vida". Voltearán y mirarán a alguien más que parece no
hacer nada y, sin embargo, la abundancia fluye. Y se preguntarán: "¿Cómo puede
tener todo eso? No está haciendo nada". Y ése es el secreto. Él no hace nada en lo
absoluto. Debo decir, y aquí elijo muy bien mis palabras, que él no está haciendo
nada, mientras nosotros hemos dedicado la vida a hacer todas estas malditas
cosas. Pero él está siendo alguien. Cuando él entra en la habitación, es alguien
extraordinario. Es amor, compasión, sabiduría, humor, sensualidad. Es alegría. Y
es Uno. El nivel más alto del ser es ser Uno. Y él es Uno.

Ya saben, cuando van a ver a un médico, abogado, plomero, dentista, quienquiera


que sea, cualquier persona a la que acudan, incluso el dependiente de la oficina
de correos, no importa, lo miran a los ojos y piensan: "Me entiende. Me ve. Es...
—en cierto modo y aunque no lo formulen tal cual— uno conmigo. Justo eso
es...". Tras el encuentro, piensan: "Qué persona tan agradable. Qué chica tan
agradable. ¿Acaso no fue amable?".

Yo siempre trato de formarme en su fila. ¿Saben a qué me refiero? ¿Les ha


ocurrido? Cuando voy a la oficina de correos, siempre trato de formarme en la fila
de una persona en particular. Y es que él me produce cierto impacto. Sólo quiero
estar en la fila de esa persona. Avanzo por esa fila y recibo ese impacto, ese algo
especial.

Incluso escribí una carta al jefe de la oficina de correos. No sé lo que tiene la


persona de la primera fila, pero ocurre una especie de magia con él. Hace que
todo el mundo que está en la oficina quede magnetizado y gravite hacia donde
está.

Pregunté a esta persona si se sentía abundante. Y no tiene nada que ver con su
salario. ¿Me explico? Eso es lo que hace la diferencia. Esa es la diferencia entre el
abogado A y el abogado B, el plomero A y el plomero B, la persona A y la persona

59
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

B. Cada uno elige ser persona A o B. Si optan por la A, darán en abundancia toda
la magia que hay en su interior y la magia del exterior será atraída hacia ustedes y
se integrará en su vida hasta donde lo permitan. ¿Quedó claro? Más adelante
abundaremos en cómo funciona esto.

Lo importante es que recordemos, cuando busquemos nuestro sustento correcto,


abandonar la idea de encontrar algo que hacer, y busquemos algo que ser. Que
entremos en contacto con esa parte en lo más profundo de nuestro interior y que
sabe Quién Eres en Realidad. Y que veamos qué se necesita para integrarlo y
expresarlo con nuestro ser.

Miren en su interior. ¿Qué es lo que soy cuando tengo una satisfacción y


autoexpresión completas? ¿Qué soy cuando sucede? Tal vez soy un sanador, soy
sensual o soy creativo. O quizá hay algún nivel o estado en el ser que les describa
en una o dos palabras la esencia de lo que son, la parte de ustedes que en verdad
es magnánima. Y así es como encontramos nuestro hacer correcto. Es cuando el
hacer fluye a partir del ser, y no cuando usamos el hacer para llegar al ser.

Abundaré en ello más adelante, pero antes de hacerlo, quiero que hablemos
sobre otros pensamientos recurrentes que evitan que las personas experimenten
la abundancia. Y han impedido que yo la experimente. Y voy a hablar sobre la
abundancia en términos de dólares, centavos y cosas físicas. Porque, por cierto,
también está bien llamar a eso abundancia.

Miren, no quiero que piensen que yo digo que eso no es abundancia ni que la
única abundancia que existe es aquélla de la que hablamos. También está bien
llamar "abundancia" a los objetos físicos: dinero, ropa deportiva, cristalería,
antigüedades, casas, autos, y todas las hermosas cosas materiales que existen en
la vida, porque también lo son. Así que no lo eliminemos de esa categoría de la
experiencia vital a la que llamamos abundancia. Y eso es algo que yo hacía. Es
decir, de cierto modo... lo llamaba abundancia, pero no me gustaba. Permítanme
ahora explicarme.

Muchas personas sostienen la idea de que el dinero, per se, es malo. No sé si éste
sea su caso. Algunas lo hacen de manera casi inconsciente. O sea, si les preguntan
directamente: "Según tu experiencia, ¿el dinero es malo? ¿Tienes la idea de que el
dinero es negativo?", seguramente responderán: "No, el dinero es bueno". Y
aunque lo afirmarían, acuitarían como si el dinero fuera malo.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Les pondré un ejemplo. Conocí a alguien que no aceptaría tener la idea de que el
dinero es malo. Para ella, en verdad, el dinero es bueno. Pero cuando te hace un
favor, como llevarte al aeropuerto o ir de ida y vuelta a Phoenix, en un viaje de
dos horas, y le dices: "Déjame darte un par de dólares para la gasolina",
invariablemente responde: "Oh, no, no, no. No podría, de verdad no podría".

¿Nunca les ha ocurrido que cuando alguien les hace un favor y ustedes quieren
ofrecerle unas monedas, tan sólo para compensar un poco el gasto que hizo, no
acepta el dinero? ¿Qué suponen al respecto? Les complace recibir tu gratitud. No
quieren recibir tu dinero. De alguna manera, el intercambio de dinero por la
buena acción que realizaron por ti contamina hasta cierto punto el intercambio.
Esto parece caer en un nivel que se siente repulsivo.

Por cierto, yo nunca he sentido repulsión por ese nivel. De modo que, si alguien
quiere darme dinero por haber hecho algo bueno, tan sólo háganmelo saber.
Tomaré todo el dinero de la sala. Es difícil de entender por qué las personas
quieren pensar: "Oh, Neale es un tipo en verdad espiritual. No debería decir cosas
como ésa", pero lo digo.

Hace tiempo conocí al reverendo Ike, él solía decir: "Amo el dinero y el dinero me
ama". Es un gran mensaje. Amo el dinero y el dinero me ama. Y yo no declaro que,
en mi universo, Dios es todo excepto dinero. Más bien, declaro que Dios es todo,
incluido el dinero; que el dinero es tan sólo otra forma de la energía a la que
llamamos Dios.

No sé si siguen de cerca las noticias internacionales, pero la China Roja se


encuentra en un increíble proceso de cambio de conciencia, donde se habla a la
gente sobre las virtudes y la gloria de ganar y tener dinero, pagar lo que les
corresponde, desarrollarse sin depender de otras naciones y, en lo personal, ser
autosuficientes. ¿Pueden imaginarlo? Sucede en la China Roja, que además es una
de las treinta y siete naciones donde se han traducido los libros de Conversaciones
con Dios.

El mundo se transforma vertiginosamente en sus distintas regiones. Si el pueblo,


los campesinos de la China Roja, hoy empiezan a tener claridad sobre la gloria y,
quisiera decir, para "acuñar" una frase, la buenaondez del dinero y de tenerlo, ¿no
creen que nosotros también deberíamos hacerlo? Pero para ello necesitamos
quitarnos la idea de que, de alguna manera, el dinero es malo.

61
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Ya saben, solemos hablar del "mugroso dinero" y de los "cerdos capitalistas".


Usamos frases que revelan nuestra verdadera idea o, al menos, la verdadera idea
que sobre él tienen nuestras sociedades. Y yo sostengo que la sociedad preserva
esta idea, que está arraigada. Una de las preguntas más frecuentes de la gente en
la calle, el público en las conferencias o en programas, o de los entrevistadores,
es: "¿Qué siente cuando recorre el país para hablar de espiritualidad y gana tanto
dinero con eso?", como si, de alguna manera, hiciera algo malo. Como si eso fuera
una advertencia al público... una gran advertencia: "Miren, miren cuánto dinero
gana con esto".

Y de vez en cuando recibo alguna carta que dice cosas como: "Si en verdad eres
tan espiritual, ¿por qué no das todas tus regalías a los pobres? ¿Por qué no
publicas el libro en internet y permites que la gente acceda a él de forma
gratuita?". Y la razón de que no lo hago es que, de hacerlo, las editoriales se irían
a la bancarrota y el libro ni siquiera podría producirse.

Alguien tiene que hacer lo primero: publicar el libro en alguna forma. Y hay una
segunda razón de que no haya tan sólo publicado el texto en internet. ¿Quién lo
habría leído? Se habría perdido entre los cientos de miles de comentarios,
opiniones y observaciones que se publican a diario en la red. Publicar los libros
por medio de una editorial legitima el trabajo y le da un carácter totalmente
distinto al que se otorga a un montón de palabras vertidas en internet.

Me rehúso a aceptar como válida la suposición de que, si realmente soy una


persona espiritual, debo regalar mi libro, que debo cobrar las regalías y repartirlas
entre los pobres, sin tomar nada. Por cierto, y sólo como dato informativo: yo, a
través de la fundación que he creado, contribuyo cada año con diversas causas
muy valiosas. Esto no es importante. Tan sólo es verdad.

Pero a mí me encanta ganar mucho dinero. Eso me permite hacer muchas cosas y
tengo muy claro lo que quiero hacer en el mundo. Tengo muy claros los cambios
que quiero. Y, como lo dije, en nuestra sociedad se necesita lubricación para
lograrlo.

Creo que debemos olvidar todo lo que hemos aprendido sobre el dinero. De
verdad creo que necesitarnos borrar el pizarrón por completo. Incluso a quienes
hemos tenido la fortuna de ganar dinero en la vida, nos cuesta lidiar con eso, y
sentirnos satisfechos con ello. Sucede porque los mensajes que hemos recibido
desde pequeños acerca del dinero lo convierten en villano y, por extensión, a

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

quienes lo poseen se les considera así, aun cuando no lo sean. Contamos con esa
programación mental sobre el dinero. El dinero es la raíz de todo mal. A quienes
pretenden lucrar les llamamos "malditos usureros" y a quienes lo logran, les
deseamos que "se pudran en su dinero". Hay algo sucio en esto, algo impuro.
Parece como si quienes tienen dinero lo hubieran obtenido inmerecidamente, de
forma injusta, negativa o ilícita; a esto le llamo el "mito del dinero".

El mito del dinero en nuestras sociedades es que, en realidad, no es bueno, lo cual


resulta paradójico porque, al mismo tiempo, todo el mundo lo quiere. Eso nos
pone en posición de querer algo que no es bueno tener.

De algún modo es como el sexo. Ocurre de la misma manera. Yo no conozco a


muchas personas que no quieran tanto sexo, buen sexo, al menos, como puedan
tener. Pero eso no es bien visto por la sociedad, y no es broma, lo digo bastante
en serio. Querer mucho sexo no se considera positivo, y si uno sale y dice: "Quiero
mucho sexo", la gente piensa: "Está loco", "está mal". Con el dinero sucede igual,
expresar que lo deseamos puede provocar reacciones más fuertes que las que
genera expresar que se desea mucho sexo.

Por ejemplo, si van por la calle y preguntan a la gente sobre su vida sexual,
seguramente hablará al respecto, pero si preguntan cuánto dinero tiene en su
cuenta bancaria, su cara se descompondrá: "¿Que quiere saber qué? ¿Cuánto
tengo en mi cuenta bancaria? Disculpe pero eso es personal". La persona con la
que durmieron anoche no es personal, bueno, un poco, pero el dinero en verdad
lo es. Estamos hablando de dinero, y eso comprueba que la gente otorga una
carga aún más negativa a su relación con el dinero, que a su sexualidad.
Interesante, ¿verdad? Eso tiene que ver con todos los mensajes que hemos
recibido a lo largo de la vida sobre el dinero, de los cuales, nueve de cada diez han
sido muy, muy negativos.

Entonces, ¿cómo nos hacemos amigos del dinero? En primer lugar, tienen que
olvidar lo que siempre les han dicho al respecto. Y luego, tienen que poner en su
lugar un nuevo mensaje: "No hay nada en el universo que no sea Dios. Y Dios, y la
energía que es Dios, se encuentran en todo, incluso en el dinero". No es cierto
que Dios esté en todas partes menos en tu billetera. En verdad, Dios está en todas
partes.

Necesitamos entender que el dinero es tan sólo una forma de energía vital, una
muy poderosa. No es que sea poderosa por sí misma, sino porque la hemos

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

dotado de poder. Nosotros, como sociedad global, hemos dicho: "Conferimos a


este medio de intercambio en particular un enorme poder en nuestra vida". Y
debería resultar bien. Le hemos dado nuestra bendición. Hemos dicho que
valoramos esto más que aquello. Por ejemplo, valoramos más el oro que el lodo, a
menos que sea lodo de algún lugar en particular y que pueda convertirse muy
pronto en oro: algo llamado bienes raíces. Pero hemos bendecido algo y, al mismo
tiempo, lo condenamos; es una contradicción interesante. Insisto, lo mismo
hemos hecho con el sexo. Bendecimos el acto de amor humano que se expresa
sexualmente pero, al mismo tiempo, lo condenamos. Es extraordinario.

Sin embargo, esta conducta es consecuencia de un mito cultural mayor,


transmitido, principalmente, por distintas religiones: "No debes gozar". Y como el
sexo y el dinero son dos maneras en que podemos gozar, a ambos los hemos
satanizado —terriblemente— y hemos creado una enorme disfunción en el
planeta y en nuestra vida personal.

¿Cómo podernos hacernos amigos del dinero? Imaginen que el dinero es un


regalo que les hace el universo, con el que pueden hacer tanto bien a sí mismos y
a otros como siempre lo desearon. Pero ahora nos topamos con otra dificultad:
"Si tengo mucho dinero, en verdad puedo hacer cosas buenas por mí. Puedo ir a
comprar un traje muy caro o unos zapatos italianos de 550 dólares". ¿Me atreveré
a decir que calzo unos zapatos italianos de 550 dólares? De hecho, sí. En realidad,
yo lo hago. ¿Saben cuánto tardé en sentirme bien con un par de zapatos italianos
de 550 dólares? Digo, esto no tiene que ver con los zapatos en sí sino con lo que
representa en mi vida. Y no representa que yo cuento con el dinero como para
comprarlos. Representa que yo tengo la disposición mental necesaria para
sentirme bien por tenerlos. ¿Entiendes cuán enorme es ese paso?

Quiero compartir lo que me ha permitido hacer este paso. Tiene que ver, mucho
más que con esta horma... con esta alma —y el alma de cada uno de nosotros—
de modo que, al final, todos podemos caminar con estos zapatos. Tanto en
sentido figurado como literal, todos pueden caminar con los mismos zapatos...
cuando aprenden esta lección: no hay una sola parte de la vida que no sea parte
de Dios. No hay un solo aspecto de la energía vital que no sea santo y sagrado.
Nada es malo, a menos que lo transformemos. Dejemos de convertir el dinero en
malo. Dejemos de convertir el sexo en malo. Sólo entonces dejaremos de
convertirnos unos a otros en malos.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

¿Qué hacemos aquí? ¿Y por qué lo hacemos? ¿Por qué insistimos en ver el mal y
la negatividad en cada lugar? ¿De qué se trata? Esa es la pregunta. Esa es la gran
pregunta. La pregunta central. Y, como seres humanos, estamos en un momento
crucial. Estamos en una coyuntura crítica, llegamos aquí con la gran pregunta, ésa
que nada tiene que ver con el dinero, sino con la propia vida.

¿Vemos la vida y todos sus elementos como algo esencialmente bueno o


esencialmente malo? Esa es la pregunta. Si vemos la vida como algo bueno en
esencia, resolveremos nuestros problemas con el dinero y lo convertiremos en
nuestro amigo. Y luego haremos cosas buenas con ese dinero, cosas buenas para
nosotros porque lo merecemos. Yo merezco estos zapatos. Y ustedes también. Y
luego haremos cosas buenas por otros. Compartiremos nuestra propia
abundancia y la abundancia que nos da Dios con las personas cuyas vidas
tocamos. Y nadie estará sin nada. Hay suficiente para todos. Y, cuando elegimos
eso, seremos amigos del dinero, de nosotros mismos, de todos los demás y de
Dios.

Entonces, tenemos que sentirnos cómodos con el dinero, como también tenemos
que hacerlo, podemos añadir, con nuestro cuerpo, y con los demás. Necesitamos
aprender a sentirnos cómodos con todo lo que implica la vida, de modo que
podamos decir: "Dame todo lo que la vida significa para mí todo de lo que formo
parte, y vida te daré", y no avergonzarnos por nada, porque realmente Dios no
conoce de vergüenza.

Como ven, aquí está su oportunidad para deshacerse de las ideas negativas sobre
el dinero, de la idea de que, en cierto modo, el dinero es malo. Eso es lo que hace
que la gente quede atrapada en una vida de callada desesperación. Como cree
que el dinero es malo y no le gusta aceptar algo torcido a cambio de una buena
acción, acaba por tener un trabajo que odia pero sobre el cual puede argüir que,
al menos, le da dinero. Así pues, dedican ocho horas diarias a desempeñar un
trabajo que odian y luego hacen algo que les encanta como voluntarios. Van a un
hospital o son los líderes de su tropa de boy scouts o lo que sea. Por tanto, hacen
lo que les encanta por nada y hacen lo que detestan porque pueden aceptar
dinero por ello. Después de todo, ¿quién haría eso gratis?

Pero todo cambia cuando toman la decisión de ser uno de los valientes, de
quienes deciden crearse una vida más que ganarse la vida. Y es entonces cuando
se altera toda su experiencia. Se produce un cambio increíble cuando modifican
su opinión sobre su razón de estar aquí, cuando deciden, en verdad, crearse una

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

vida más que ganarse la vida. Y ese cambio es tan enorme que impacta por
completo su experiencia, incluida su experiencia con el dinero. No duden que es
posible. Tenemos una pregunta por ahí...

—Es un conflicto que tengo con el dinero... aunque lo aprecio y lo disfruto, solía
sentir que tenía que hacer cosas que no quería para ganar dinero. Hoy veo que eso
no es un problema. Pero siento que, si tengo mucho dinero, es porque participo en
un programa o sistema que deja a la mayor parte del mundo en la pobreza. Sería
más aceptable para mí si supiera que todas las personas tuvieran comida, servicios
médicos, vivienda y ropa. Y que, entonces, el dinero fuera tan sólo un medio para
jugar.

—Escucho cada una de tus palabras. Pero ten cuidado de no usar tu moralidad al
respecto para privarte de ese instrumento tan fortalecedor que podría hacer que
todo eso ocurriera por medio de ti. Ten cuidado de no usar tus escrúpulos para
impedirte ser una de las personas que en verdad podrían hacer que eso ocurriera.

Yo dedico mi vida a crear un mundo justo como el que acabas de describir. Pero te
puedo decir que ahora soy mucho más efectivo para hacerlo que cuando negaba
el poder que me hacía capaz de crear ese tipo de cambios.

Una de las mayores trampas de la experiencia humana es el moralismo. Y a veces


sentimos que tenemos, quiero decirlo, el derecho de ser moralistas. Digo, en
verdad sentimos que tenemos una firme comprensión de lo correcto y lo
incorrecto en cualquier situación. Y en un sistema de pensamiento relativo, en
verdad podemos tener toda la razón acerca de algo. Sin embargo, es una posición
peligrosa. El moralismo puede obstruir la acción efectiva más rápido que cualquier
otra actitud o experiencia. Nos impide ser comprensivos.

Cuando creo tener la razón sobre algo, no puedo empezar a entender cómo
ustedes sostienen un punto de vista distinto del mío o cómo puede permitirse que
una condición continúe. Yo pierdo mi compasión por las personas que crearon
aquello sobre lo que soy moralista. Cuando pierdo mi compasión, pierdo mi
capacidad para realizar cualquier tipo de cambio efectivo para bien. Porque a
nadie le gusta que lo critiquen.

Es especialmente peligroso, creo yo, que nos volvamos moralistas en relación con
todo lo que se hace mal en el mundo. Porque ser en extremo moralista sobre lo

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

que está mal, es un enorme anuncio de que no entendemos que nosotros mismos
lo hemos creado.

Les daré un ejemplo: ¿de qué le serviría a un gran cirujano o médico tener una
actitud moralista en relación con todas las enfermedades y padecimientos del
mundo?, ¿de qué le serviría a un extraordinario abogado ser moralista respecto
de todos los conflictos del mundo? Quizás él quiera cambiar el conflicto y
reducirlo, pero ser intolerante al respecto, criticar el hecho de que haya conflictos,
desafiaría lo que él mismo crea en su propia realidad, para que él mismo lo
experimente como quien es en verdad.

Observen con atención y descubrirán qué hacemos, cómo funcionamos: ponemos


los bolos en fila para luego derribarlos; es decir, creamos las series de
circunstancias exactas, correctas y perfectas (hablo ahora en un sentido
metafísico) para permitirnos expresar una parte nuestra que anuncia y declara
quiénes somos en realidad. Si Quien Soy en Realidad es un sanador, entonces
crearé, metafísicamente, la serie perfecta de circunstancias para permitirme
expresar "a quien sanar". Por tanto, traeré a mi experiencia, incluso en cierto
nivel, crearé en mi realidad exterior, la enfermedad. Lo opuesto de aquello que
soy, de lo que me permite expresar y experimentar quien soy.

Lo peor que podría ocurrir a los ministros religiosos del mundo sería que todos
reformáramos el mañana. No tendrían nada que decir a nadie. Entonces, esos
hombres y mujeres pasarían el resto de su vida en algún nivel metafísico
profundo, creando aquello que necesita sanar espiritualmente para expresar y
experimentar quienes son. Es por ello que los verdaderos maestros no juzgan ni
condenan. Tratan de cambiar las circunstancias exteriores de su mundo sin
condenarlo. Y es que al condenarlo, condenan el propio proceso mediante el cual
se les ha permitido expresar una parte de sí mismos que anuncia y declara la
gloria de quienes son. Este es un profundo misterio metafísico, pero los maestros
lo entienden a la perfección.

Insisto, es por ello que los maestros nunca condenan ni juzgan nada, sino que
buscan expresar una parte de ellos mismos que permite que las circunstancias
exteriores cambien y se transformen. En cuestiones prácticas, tan sólo desde la
perspectiva de la política práctica y la interacción social práctica, el moralismo
nunca sirve a nadie.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

En mi opinión, una de las figuras públicas más extraordinarias de nuestro tiempo


es Jimmy Carter. Él se movió sin moralismos en situaciones políticas explosivas.
Como resultado, cambió para bien muchas de esas circunstancias, de una manera
que nunca habrían podido hacer quienes actuaban de forma intolerante ante
ellas.

—Y mi moralismo o enojo por cómo es el mundo resulta, en muchos sentidos, una


gran obstrucción.

—De acuerdo. Cada momento de moralismo y juicio te impide expresar la idea


más grandiosa. De todos modos, nadie quiere oírte. Cuando hablas desde la
intolerancia o el juicio, nadie quiere oírte. Pero no sólo alejas el poder que podría
hacerte capaz de crear, sino que alejas a las personas que, incluso, podrían
otorgarte ese poder. Nadie entiende el moralismo, ni siquiera a quienes tratas de
ayudar.

También dijiste otra cosa interesante. Dijiste que, en el pasado, cuando


observabas esos problemas, podías darte cuenta de que hacías algo que no
querías hacer o pensabas que tenías que hacer cosas que no querías hacer, para
no "acabar en bancarrota". Sin embargo, nadie hace nada que no quiera hacer.
Que quede claro. Nadie hace nada que no quiere hacer, nunca. Hacemos lo que
queremos para obtener los resultados que esperamos. Luego, hacemos de cuenta
que no había otra opción y nos convencemos de sentirnos mal por las decisiones
que hemos tomado. ¿Ves?

Nadie hace nada que no quiera hacer. Nadie. ¿Alguien en la sala puede pensar en
alguna ocasión en que haya hecho algo que no quería hacer? ¿Pueden? ¿Quién
quiere alzar la mano? En serio, ¿hay alguien en la sala...? Levanten la mano si
creen que en algún momento de su vida hicieron algo que no querían. Muy bien,
por ahí...

—No creo que sea que no queremos hacer algo. Pero lo que oigo a mi alrededor —
y he aprendido a no hacerlo gracias a los libros, es que la gente dice: "Y no tengo
otra opción".

Creo realmente que la gente piensa que no tiene opciones porque he estado en ese
lugar por largo tiempo. Entonces, solía decir: "No tengo opción". Y es que, en
aquel punto de mi vida, no veía otra opción. Pero leí el material y entendí como tú

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

dices, que nosotros no hacemos cosa alguna sin hacer una elección. Hoy hago
elecciones conscientes y elijo hacer, incluso me digo en voz alta: "Elijo hacer eso".

Ahora, primero elijo y luego hago. Y cuando oigo que alguien dice: "No tengo
opción" siento el impulso de responder: "Mira, tú hiciste esa elección. "Pero creo
que en nuestra sociedad esto no es aceptable". Es como tener dinero. Es como si
no pudiera hacer mis elecciones. Es demasiado bueno. No sé si yo merezca eso...
Digo, hay más (personas) que dicen: "No tengo opción". Y es que las que afirman:
"Elijo hacerlo así".

—No hay un momento en la vida en que no tengas opción. De hecho, tú has


creado las circunstancias de tu vida, incluido eso que llamas "ninguna opción",
justo para darte una experiencia de las opciones que tienes. En verdad, has
creado esta aparente traba para darte cuenta de que, para empezar, no hay
ninguna traba. Algunos lo descubrirán, pero la mayoría de las personas no lo
harán. Y pasarán el resto de su vida con la fantasía de que no tienen opción.

"No tuve opción", es nuestra razón más frecuente para hacer lo que queríamos
hacer. Avanzamos y hacemos lo que queremos hacer ya sea para evitar un
resultado en particular o para crearlo, que es lo mismo.

Así pues, hacemos lo que queremos hacer, según las circunstancias que
enfrentamos, ya sea para evitar o crear un resultado. Entonces decimos: "No tenía
opción". Pero sí tienes opción. Y cada elección que haces, cada decisión que
tomas, cada pensamiento que albergas, cada palabra que pronuncias, es un
anuncio y una declaración de quien crees que eres y quien eliges ser. Cada acto es
un acto de autodefinición. Y tú siempre tienes una opción. Pero recuerda: nadie
hace jamás nada inadecuado, en vista de su modelo del mundo.

Entonces, tú no sólo tienes siempre una opción, sino que siempre estás haciendo
una elección y siempre eliges aquello que consideras mejor para producir o evitar
cierto resultado. Lo que buscas es el resultado que te ayudará a definir Quién Eres
en Realidad. Para eso estás. Quizá no lo expresarías así, pero te aseguro que para
eso está el alma humana. Y cuando empiezas a verlo de esa manera, cuando lo
enfocas así, percibes a la vida de forma totalmente diferente. E imaginas que la
vida es una gran aventura, pues de repente se convierte en una extraordinaria
aventura, una aventura de auto creación.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Algunas personas se sienten víctimas del dinero. No comprenden que siempre hay
una opción en su vida, en relación con cualquier cosa, sobre todo en relación con
el dinero. Algunos individuos sienten como si estuvieran a merced de los
caprichos de la fortuna, por usar quizás una frase bien elegida. O los caprichos del
infortunio, según el caso. Y no ven, en realidad, conexión alguna entre su
situación monetaria y su conciencia... el nivel de su conciencia. No se conectan
con lo que le sucede a su economía y con cómo lo crean... pero es indudable,
creamos todo en nuestra vida.

Quizás algunos dirán: "Neale, tú no entiendes. Sabes que yo no he tenido las


oportunidades que se les han presentado a otros". Estas personas han tenido
desventajas, no cuentan con las habilidades o cualquier cosa que se atraviese
entre ellos y el dinero. Yo les diría varias cosas: en primer lugar, el dinero no llega
a ustedes por lo que hacen. Si piensan que el dinero les llega gracias a lo que
hacen, entonces, tendrán todas esas coartadas: "No tengo estudios
universitarios", "tengo desventajas por mi origen" o "no he tenido las
oportunidades que tú has tenido", porque imaginarán que el dinero fluye hacia
ustedes por lo que hacen, más que por lo que son.

Ser es algo que todo el mundo tiene, sin importar su educación, edad, origen
étnico o cultural, o condición social. Todos podemos ser amorosos; todos
podemos ser extraordinarios; todos podemos ser generosos, compartidos,
compasivos y amigables. Todos podemos ser todas esas cosas por las que
pagamos mucho dinero a la gente, sin importar lo que hagan. Miren, eso no
importa. Los abogados, médicos, ministros o voceadores que ganan más dinero
son los que se presentan con una enorme sonrisa en el rostro y un corazón
enorme y abierto para todos aquellos a cuya vida tocan. Son los voceadores que
van y reciben enormes propinas de la gente a la que entregan los periódicos
mientras los otros voceadores se preguntan cómo lo hicieron. "Es que tu bicicleta
es mejor", "provienes de una mejor familia", "tienes un barrio mejor", "tienes una
ruta mejor".

Nadie en la vida tiene una ruta mejor. Todo lo que necesitamos hacer es
compartir con otros un nivel del ser que reconozcan como algo que quieren que
los toque, todo el tiempo. Y si estamos dispuestos a hacer eso, no importa cuál
sea nuestro hacer en la vida. Podemos ser plomeros, voceadores, barrenderos o
directores de corporaciones. Pero todo el bien que proviene de la vida vendrá a
nosotros cuando estemos dispuestos a abrir nuestro corazón y compartir, desde

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

un profundo nivel del ser, el tesoro que reside en nuestro interior, al cual
llamamos amor o, de manera más vaga, amabilidad. Una sonrisa les comprará
más buena voluntad de la que podrían imaginar.

Por tanto, quiero decir a la gente que se cree víctima de su situación económica,
que miren a quienes han triunfado en la vida. Analicen con detalle a las personas
que se han vuelto muy, muy ricas —cualquier multibillonario— y tendrán una
extraordinaria perspectiva. Sí, verán a algunas personas que han tenido todas las
ventajas, todas las oportunidades culturales y sociales y verán a muchas que no. Y
miren a aquéllas que no tenían más de lo que ustedes tienen hoy, y pregúntenles
cómo llegaron hasta el lugar donde se encuentran ahora. ¿Cuál es la diferencia
entre ellos y ustedes? Y si ellos tienen habilidad para la elocuencia, les dirán la
diferencia: "Yo estaba realmente dispuesto a ir con todo. Estaba dispuesto a dar
todo lo que tenía en mi interior. No me importaba".

Hablen alguna vez con Bárbara Streisand. Tan sólo hablen con ella. Pregúntenle
sobre sus orígenes culturales y étnicos, sobre sus desventajas y ventajas. Luego,
pregúntenle cómo llegó a donde está. Algunas personas lo llaman chiripa. Otras lo
llaman magia. Otras, joie de vivre. Pero, al final, esto se reduce a una disposición a
tan sólo dejarse ver como las maravillosas personas que son, sin importar su
historia. Hagan eso y serán felices en la vida. Por cierto, serán felices en la vida
tengan o no mucho dinero.

—Neale, ¿podrías decirnos por qué tantos buscadores espirituales o "trabajadores


de la luz" parecemos rebelamos contra eso, desde el punto de vista económico?
Hemos dejado nuestros empleos en corporaciones y nos sentimos llamados a
realizar nuestro sustento correcto. Y sin embargo, el terreno de prueba parece ser
el hecho de sobre vivir a la batalla financiera. ¿Por qué tantos de nosotros lo
vivimos?

—En el momento en que declaras ser cualquier cosa, todo excepto eso aparecerá
en el espacio. Lo repetiré: en el momento en que declaras ser cualquier cosa, todo
excepto eso aparecerá en el espacio. Y así tiene que ser. Es la ley del universo.
Preguntarás por qué. Porque esa es la manera en que funciona el universo. Y ésta
es la razón: en ausencia de lo que no eres, lo que eres no existe.

¿Entendiste eso? Mueves la cabeza, querida, como si pensaras: "¿Qué intenta


decirme este hombre?". Lo que dije: "En ausencia de lo que no eres, lo que eres

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

no existe". Ahora, déjame darte un ejemplo. ¿Acaso eres grande, alta y gorda? No.
¿Cómo sabes que no eres grande, alta y gorda?

—Comparada con otras personas, parezco ser más bien de medianas dimensiones.

—Entonces, si grandes, altas y gordas no existieran, ¿cómo sabrías que no eres


grande, alta y gorda? Supón que todo el mundo luciera como tú. Dios, ¿no sería
eso grandioso? Pero, en verdad, todos ustedes lucen de maravilla tal como son...
sólo un pequeño comentario que no pude resistir. Pero, ¿cómo te llamas?

—Karen.

—Karen. Supón, sólo en pos de esta discusión, que todo el mundo luciera justo
como tú. ¿Cómo sabrías de qué manera luces? ¿Cómo sabrías de qué manera
describirte? ¿Cómo podrías decir: "Soy la de cabello largo, oscuro...? Oh, veo que
todos tienen el cabello largo y oscuro. Muy bien, soy la que es relativamente
delgada y un tanto baja. Bueno, en verdad, todos son bajos y un tanto...". ¿Cómo
podrías saber quién eres? No podrías, ¿verdad? No en esta existencia relativa.

—No en el exterior.

—No en el exterior. Y si todo el mundo fuera idéntico en el interior, ni siquiera


conocerías tu propio interior. Porque todos ustedes serían iguales. ¿No? Por ello,
te prometo que si quieres tener una experiencia directa de quien eres y lo que
eres, atraerás hacia ti, como un imán, lo que no eres. En ausencia de lo que no
eres, lo que eres no existe. ¿Entendiste? ¡Maravilloso! Ahora que lo sabes, el
secreto es no resistirte pues la resistencia genera persistencia, mientras que lo
que procuras, desaparece; lo que sostienes y adoptas, lo haces tuyo; y lo que
haces tuyo, ya no se resiste a ti.

—Neale, hay mucha gente en el planeta a quien le aterroriza abandonar su


empleo de oficina por temor a perder su sustento, que es la seguridad que conoce.
¿Qué le dirías?

—A algunas personas les aterroriza abandonar sus trabajos; están atrapadas en


una prisión de su propia creación, tienen la idea de que si abandonan el medio
corporativo o el puesto que les ha costado tanto obtener, todo estará perdido. Y,
sin embargo, ya todo está perdido, pues si no lo estuviera, no querrían irse.
Entonces, la pregunta clave no es: "¿Qué perderás si te retiras de ese puesto?",

72
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

sino: "¿Qué ganarás?", y la invitación a reflexionar sobre: "¿Qué hace que te


detengas cuando piensas en irte?". Es la pregunta clave.

Si examinan por qué piensan en irse, es porque existe algo que no está bien con el
lugar donde están ahora. ¿Qué falta? Es cuestión de llenar huecos. Lo que le dirían
a quienes están en este dilema, es lo que constantemente repito: necesitan
crearse una vida más que ganarse la vida. Quizá logren sentirse mucho más
contentos si ganan un tercio de su salario a través de una actividad que dé alegría
al alma.

Mira, hay una pregunta que necesitamos formulamos: "¿Qué acciones generan
alegría para mi alma?". Ahora bien, si lo que haces para ganarte la vida lleva
alegría a tu alma, ¡genial por ti! Pero tengo que decirte que eso sólo le ocurre a
una pequeña minoría en la Tierra. La mayoría, en cambio, tiene una vida de
desesperación silenciosa, pues hace lo que cree que tiene que hacer para
sobrevivir.

La vida me ha enseñado que no tenemos que hacer nada para sobrevivir. He


optado por tirar la precaución a la basura y hacer aquello que trae mayor alegría a
mi alma, lo que ha provocado que algunos de mis amigos y socios, miembros de
mi familia y demás, me llamen irresponsable ocasionalmente. Pero, ¿a quién debo
este gran sentido de la responsabilidad, si no a mí mismo?

Me rehúso a ser infeliz desde hace tiempo, por eso no me involucro en


ocupaciones o actividades que me generen ese estado por la creencia de que
debo hacerlo para mantener cierto nivel de vida. Y hoy volvería a retirarme si mi
actividad no me proporcionara una gran felicidad. Incluso si me permitiera
imaginar que la felicidad de otros fuera mi responsabilidad, ¿cómo podría
empezar a hacer felices a los demás si mis intentos por lograrlo me producen una
infelicidad desesperada?

Así, lo que diría a las personas que se sienten atrapadas es que hagan una
pequeña prueba. Escriban en un papel: Las trampas en las que estoy. Luego,
describan cada una de esas trampas: "Estoy en un trabajo que en verdad no me
gusta, pero si me voy, no seré capaz de obtener el dinero que gano ni de tener las
cosas que consigo para mí y las personas que dependen de mí". ¿De acuerdo? Esa
es una trampa.

73
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Continúen: "¿Qué pasaría en mi vida si saliera de esa trampa?". Cuando analicen


esta posibilidad, sigan al tercer nivel: "¿Qué ocurriría si, a pesar de las
consecuencias que imagino negativas, de todos modos lo hiciera?". Y descubrirán
que el mundo seguirá girando sin ustedes.

Hace muchos años, aprendí una gran lección de una mujer extraordinaria. Su
nombre era Elisabeth Kübler-Ross, y la conocí personalmente. Un día, mientras
Elisabeth y yo viajábamos en auto, le dije que quería hacer algo, pero que eso me
exigiría dejar mi empleo y no creía lograrlo por varias razones, una de las más
importantes era que otras personas dependían de mí.

Elisabeth me miró tranquilamente, y con su fuerte acento suizo, me dijo, mientras


parpadeaba con suavidad: "Ya veo. Pero, ¿qué harían estas personas si murieras
mañana?", le respondí: "Bueno, es una pregunta injusta pues es probable que no
muera mañana".

Me miró y dijo: "No, estás muriendo justo ahora".

En ese momento, decidí vivir. Decidí vivir mi vida. Y aquélla fue la decisión más
grande que he tomado. Y eso es lo que le diría a cualquiera que se sienta
atrapado, ya sea en un empleo o en cualquier otro ámbito de la vida. ¿Qué tanto
de tu vida estás dispuesto a sacrificar? ¿Y qué tanto de tu vida estás dispuesto a
reclamar? Y una vez que reclames tu vida, ¿cuánto más crees que tengas que dar
a otros? No sólo en relación con objetos materiales, sino con la alegría y felicidad
que ahora reside en tu alma.

Es por ello que los maestros nunca se resisten a lo opuesto de quienes son sino
que, más bien, lo ven como la mayor bendición. Por eso, traeré hacia mí lo
opuesto, atraeré aquello que no soy. Pues no sólo recibiré lo que no soy, sino que
me mezclaré con ello y me volveré tan parte suya que será bendecido lo que soy,
y se expresará con todo su potencial. ¿Lo ven?

El universo es un campo, algunos lo llaman "campo mórfico", yo prefiero llamarlo


"campo de experiencia, campo de expresión", la vida que expresa la propia vida.
Es un campo contrastante, un campo de elementos contrastantes, si les parece
mejor. Y es sólo dentro de este campo de elementos contrastantes que cualquier
elemento particular puede conocerse y definirse como lo que es en realidad. Eso
es verdad en el universo relativo.

74
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Ahora, en lo que me han dicho que se llama en nuestro idioma, el "reino de lo


absoluto", un campo de contrastes no es necesario; de hecho, ni siquiera es
posible. Como el reino de lo absoluto es, por definición, absolutamente todo lo
que existe. ¿Me explico? Y no hay nada más. Y a eso lo podemos llamar Dios. En
mi idioma, mis palabras, mi forma de expresión, a eso lo llamamos Dios.

Al principio, había Todo lo que Existe, y Todo lo que Existe es lo único que había. Y
no había nada más. No había nada más, salvo Todo lo que Existe. Y era muy
bueno. Pero eso es Todo lo que Existía. Y no había nada más.

Y sin embargo, Eso trató de conocerse en su propia experiencia. Eso buscó afuera
de Si Mismo algo distinto de lo que era, algo que pudiera conocer por Sí Mismo en
su experiencia. Pero Eso no pudo encontrar nada fuera de Sí Mismo distinto de lo
que era. Y no había otra cosa que lo que Eso era. Porque había Todo lo que Existe,
y no había nada más.

Entonces, ¿cómo conocer Eso en Su completa magnificencia? Y entonces, eso que


llamamos Dios trata de buscar fuera de Sí Mismo, pero no había ningún lugar para
buscar fuera de Sí Mismo. Por tanto, Eso buscó en su interior para ver si podía
conocerse a Sí Mismo, lo que no es una mala idea si tú eliges conocerte. Busca
adentro y no afuera. Pues quienes no van adentro, van afuera.

Y así, Dios buscó en su interior, y justo en el interior de lo que es, Dios vio toda la
magnificencia que Eso buscaba. Y Eso explotó, literalmente. Es decir, Dios se
volvió hacia fuera por nosotros y explotó en trillones de trillones de partes
diferentes, fue aquí y allá, arriba y abajo, a la izquierda y a la derecha. Y, de
repente, fueron creados el aquí, allá, arriba, abajo, izquierda y derecha. Rápido,
lento, grande y pequeño fueron creados en aquel glorioso momento en que el
primer pensamiento que produjo Dios en sus trillones de elementos, cada uno de
los elementos que partieron del centro, con algo que hoy llamamos Velocidad y
crearon la ilusión que hoy llamamos Tiempo. Cada uno de los elementos pudo
volver a mirar a todo el resto de Dios y decir: "Oh, Dios mío, cuán maravilloso es
vuestro arte".

Y todos los otros elementos de Dios también pudieron volver a mirar al elemento
individual, a hacer esa observación y a decir a ese elemento individual justo lo
mismo. Sólo el elemento individual no ha oído a Eso. El elemento individual de
aquello que es Dios no ha oído el colectivo de aquello que es Dios decirle: "Oh,
Dios mío, cuan lioso es vuestro arte". Y así, ese colectivo llamado Dios, deja en

75
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

manos de los elementos individuales de Dios que se recuerden unos a otros:


"¿Ves cuan maravilloso eres? Oh, Dios mío, cuán maravilloso es vuestro arte".

Y cuando no decimos eso unos a otros, cuando no comunicamos ese mensaje a los
demás, fracasamos en nuestra misión más grande. Nosotros hemos venido aquí a
conocernos; sin embargo, al final, yo sólo puedo conocerme por medio de ustedes
pues sólo hay uno de nosotros en esta sala.

Pero si declaran que son una personificación de la abundancia, la cual atrae toda
la gran abundancia del universo, incluido el dinero, les aseguro que una de las
primeras cosas que ocurrirán es que tendrán la experiencia directa de la carencia
total del dinero.

¿Alguien de ustedes ha tenido esa experiencia? En el momento que dicen: La


abundancia es mía, dijo el Señor en lugar de: "La venganza es mía"... Oigan, eso
suena bien para una nueva calcomanía para pegar en las defensas de los autos,
¿no? "La abundancia es mía, dijo el Señor". ¿No sería interesante? En el momento
que lo dicen, parecerá, dentro de su universo, que lo han perdido todo. Por cierto,
empezarán a moverse en círculos donde nadie tiene dinero hasta que se detengan
y conozcan a alguien que es extraordinariamente rico. Y entonces, todo cambiará.

—¿Y qué hay del diezmo? —la contribución con diez por ciento del ingreso—, ¿qué
de las compañías que dan el diez por ciento de sus ganancias netas? ¿No
podríamos cambiar así la economía de la Tierra?

—Conversaciones con Dios hace una afirmación extraordinaria. Dice que llegará
un día en este planeta en el que todos adoptemos una expresión voluntaria del
compartir. Y en esa expresión voluntaria, tomaremos el diez por ciento de nuestro
ingreso y, de manera voluntaria, lo compartiremos. Las corporaciones e individuos
contribuirán con un fondo general, el cual se redistribuirá en personas
necesitadas y en programas sociales que ayuden a personas así. El día que
hagamos eso, todos los impuestos desaparecerán de la Tierra, pues recaudaremos
más dinero con sólo pedir a la gente que coopere voluntariamente, de lo que
jamás se podría recaudar mediante impuestos. Y nadie se sentirá forzado, darán el
diez por ciento de sus ingresos, altos o bajos, ya sea que ganen mil dólares a la
semana, mil por hora, o mil al año. Tan sólo darán el diez por ciento al fondo
general. Pero habrá un nivel de ingreso por debajo del cual no pediremos a la
gente que coopere; si sólo ganas un dólar al año, no vamos a pedirte diez
centavos.

76
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Pero la construcción, esa construcción económica se basa en una idea sencilla:


cuando devuelves al sistema completo una porción de lo que llega a ti, en efecto,
fortaleces y enriqueces al propio sistema, y entonces, podrá llegar más a ti. La
obviedad, por llamarla de algún modo, es tan clara que es notable que aún no
hayamos entendido. Pero hay algo más importante que ocurre cuando
contribuimos, ya sea que lo hagamos para una iglesia, una sinagoga, nuestro lugar
de culto, organizaciones de beneficencia o de alguna otra manera: damos ese diez
por ciento para alguien más.

Cuando cooperamos así, de forma regular, hacemos una enorme declaración al


universo: "En el lugar de donde llegó esto hay más". Hay tanto de esto que en
verdad podría dar, de manera planeada, diez por ciento de ello sin sentir que lo
pierdo. Así, la declaración que hacemos en el universo es de suficiencia, de
"bastedad", y eso es lo que se produce en nuestra experiencia. Es por ello que
tantos movimientos espirituales exhortan una y otra vez a dar el diezmo, no
porque queramos quedarnos con su dinero, ni siquiera porque lo necesitemos,
sino porque ustedes necesitan hacer la declaración de suficiencia; que es una
orden, a nivel celular, para sí mismos y el universo. En realidad, ustedes ordenan
al universo que produzca la respuesta que tales acciones generarán. Por tanto, el
pago del diezmo es una herramienta con la que instruimos al universo sobre lo
que es verdad para nosotros.

—Esto conduce justo a mi siguiente pregunta: ¿qué depara a la economía


estadounidense? ¿Qué puedes prever para el siglo XXI? ¿Qué podría cambiar? ¿Y
qué hay del sistema de trueque?

—Mira, en realidad, yo no tengo una visión personal del siglo XXI. Lo que sé es
que el mañana realmente lo crearemos nosotros. Mi misión es influir en la gente
justo aquí, hoy, aquí y ahora.

Si tuviera que mirar al siglo XXI para dar respuesta a tu pregunta, diría que mi
visión más grandiosa para el siglo XXI es que, primero que nada, todos venimos de
dos principios, tanto en el ámbito económico como en el espiritual, el político y el
social. El primero, es que todos somos uno. ¿Imaginan lo que la invocación de un
principio como éste haría por la economía del planeta? ¿Y por la política y la
espiritualidad? Produciría tal trastorno y cambio que casi no podríamos
describirlo. Y, por supuesto, todo eso sería un cambio para bien, para mejorar. Las
guerras terminarían mañana mismo. Los desacuerdos serían casi imposibles; en

77
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

especial, los desacuerdos que llevan a la violencia serían muy difíciles de sostener,
pues partiremos del pensamiento de que todos somos uno.

Yo visualizo que en algún momento del siguiente siglo, y ojalá que sea pronto,
construiremos una realidad económica alrededor de esa verdad espiritual básica:
sólo hay uno de nosotros. Y es posible hacerlo. Esa realidad económica eliminaría
todos los pensamientos de propiedad.

Conversaciones con Dios aborda esto someramente y habla sobre un futuro en el


que, en realidad, nadie poseerá nada, sino que tan sólo se nos permitirá actuar
como administradores de ciertas cosas.

Miren, en el pasado, de verdad pensábamos que poseíamos no sólo cosas sino


personas. Es decir, los hombres pensaban que eran los dueños de su esposa y
tanto hombres como mujeres pensaban que eran propietarios de sus hijos, y así
era todo. Entonces, resultaba muy fácil pasar de esto a pensar que poseían la
plantación, la granja o lo que fuera.

Pero, en el futuro, nuestra conciencia de que no poseemos la tierra será tan obvia
como la de que no poseemos a nuestros hijos. Por fin hemos llegado al estado de
que nos es claro que no poseemos al prójimo. Los hombres no son dueños de sus
esposas. Por cierto, nosotros apenas nos hemos percatado de ello en los últimos
cincuenta años, no lo supimos hace mucho tiempo. Y sólo nos ha quedado bien
claro durante los últimos treinta años. Es una idea nueva para la mayoría, que aún
somos como cavernícolas. Y hemos partido de esa idea para por fin liberar
nuestro sentimiento de propiedad sobre los hijos y comprender que tampoco los
poseemos.

Pero ahora hemos llegado a una nueva idea: ni siquiera poseemos el trozo de
tierra que tenemos al lado tan sólo por contar con escrituras, mucho menos el
cielo que nos cubre. Algunas personas piensan como los gobiernos y dicen: "Éste
es nuestro cielo... ¿qué tan alto llega?".

Ustedes saben que, hace mucho tiempo, hubo una enorme confrontación en la
ONU porque unos satélites volaron sobre el espacio aéreo de cierto país, lo que
provocó que en la ONU se debatieran algunas preguntas extraordinarias: "¿Qué
tan alto llega? ¿Qué tanto más arriba de cierta área territorial posees? ¿Hasta el
fin del universo o dónde?", y descubrirnos cuán ridículos éramos al respecto.

78
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Y luego, por supuesto: "¿Qué tan profundo llega? ¿Te pertenecen los minerales
que hay bajo la tierra de tu nación?", sin ofender ningún país, ¿acaso Arabia
Saudita en verdad posee los recursos subterráneos, el petróleo? Y, de ser así, ¿a
qué profundidad llega su dominio? Algunas personas quizás arguyan que hasta el
fin de la Tierra, ¿hasta salir del otro lado?

Lo que quiero transmitir es que todos poseemos todo pues, si en realidad son
dueños del suelo a sus pies, tan profundo como sea, significa que también poseen
el suelo del otro lado de la Tierra. Entonces, no quiero ridiculizar las preguntas ni
las respuestas pero el asunto es que tarde o temprano evolucionaremos hasta un
nivel donde entendamos que no poseemos nada y realmente somos sólo
administradores de ello.

Y cuando lleguemos allí, dejaremos de sobreexplotar la tierra, destruir el medio


ambiente y hacer el tipo de cosas que hacemos a Gaia, a este planeta, por creer
que es nuestro y que eso nos da el derecho de hacerlo. "Esta propiedad es mía.
Hago con ella lo que quiera".

Para el siglo XXI, visualizo una economía en la que ya no sea posible el tipo de
propiedad que nos permite destruir algo a voluntad, porque nosotros lo
compramos, ignorando por completo los efectos que eso tiene en el resto.

Y luego, veo un segundo nivel en la economía del siglo XXI. Veo un estado donde
por fin nos resulta claro que hay suficiente, que hay bastante de eso que creemos
necesitar para ser felices como para empezar a compartirlo.

Miren, en este momento hay suficiente en el planeta; pero hay millones de


personas que lo discutirían Dirían: "Neale, tú puedes sentarte aquí y hablar de la
suficiencia y la bastedad pero hay gente que muere de hambre. No hay suficiente
comida. No tenemos suficientes viviendas. Nos falta ropa. No contamos con
dinero suficiente. No tenemos suficientes de las cosas buenas que, al parecer, tú
tienes en abundancia".

Bueno, es verdad, ellos no tienen lo suficiente, pero no porque suceda significa


que no hay; la razón de la carencia es que quienes lo tienen no están dispuestos a
compartirlo. No es un secreto que nueve décimas partes de los recursos del
mundo están en manos de un décimo de la población. ¿Es justo? ¿Está bien? ¿Es
adecuado en una sociedad a la que le gusta llamarse y describirse como elevada,
consciente y altamente evolucionada?

79
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

¿Por qué maneras o medios, por cuál nivel de razonamiento, puede una sociedad
de seres evolucionados permitirse justificar que sólo el diez por ciento de la
población retenga el noventa por ciento de los recursos? Se rehúsan a compartirlo
de manera equitativa al decir: "No entienden, es mío, yo trabajé por eso y ustedes
no pueden quitármelo". Es notable que el noventa por ciento de la población
mundial, a quien no se le permite acceso a estos recursos, no proteste de manera
extraordinaria, ni genere trastornos y cambios.

Esto llama la atención, y la única razón de que tales personas no sean más
numerosas es la bondad del corazón humano, aunque también la ignorancia en
que vive la mayoría de la población mundial. Es por ello que el orden establecido
imposibilita la educación de los menos afortunados. La educación es poder, y
entre más sabe la gente, mejor empieza a ver cuán extraordinariamente injusto es
nuestro sistema de distribución en este planeta.

Así pues, en el siglo XXI, visualizo una economía que observa la obviedad de eso,
empieza a ver la injusticia y, al fin, hace algo al respecto. Y, ¿saben qué es lo más
interesante y mi conclusión al respecto? Que nosotros podemos hacer algo sin
tomar demasiado de quienes hoy retienen el noventa por ciento de los recursos,
sin sentirnos despojados. Ni siquiera puedo decirles cuánto podrían tomar de mí
antes de que me sienta despojado.

Yo viví en la calle. Pasé casi un año en la calle, recogía latas en el parque y vivía del
reembolso de cinco centavos2. He estado allí. Conozco la diferencia entre eso y
donde estoy ahora. Ustedes podrían quitarme el noventa por ciento de lo que
ahora poseo y aun no estaría en ese nivel, vamos, ni siquiera me acercaría.
¿Cuánto es suficiente? Esa es la pregunta que se plantea a ese diez por ciento de
la población que retiene el noventa por ciento de los recursos. Pero, ¿cuánto
tiene que sufrir la gente para sentir que ha tenido suficiente? Esa, por cierto, no
es una cuestión de índole económica: es espiritual.

—Quiero dar continuidad a la pregunta de ella en relación con la abundancia. En


el primer libro, la noción de manifestación procede, según me parece, del
pensamiento a la palabra y a la acción. Y ahí también se sugiere que si uno quiere
empezar a manifestarse, necesita revertir ese proceso. Me pregunto si puedes
comentar al respecto, como extra a esta conversación.
2
En algunos estados de la Unión Americana, el gobierno estableció el rembolso de cinco
centavos por cada lata que se retornara, para promover el reciclaje. (N. del T.)

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—Claro. Hay tres niveles de creación; por ello cada individuo es un ser tripartito,
compuesto de cuerpo, mente y espíritu, del mismo modo en que Dios está
integrado por cuerpo, mente y espíritu. Así, cada uno somos una duplicación
individual de la triada de energías a la que llamamos Dios. Y, en nuestro idioma, a
esa triada yo la llamo cuerpo, mente y espíritu. Por ende, poseemos tres centros
de creación o tres instrumentos de creación: el cuerpo, la mente y el espíritu.

Lo que piensan produce energía en el universo y si lo piensan con la frecuencia y


duración suficiente, en verdad generará un resultado físico en su vida. ¿Alguien de
ustedes ha experimentado eso? Por supuesto, a la mayoría de nosotros le ha
ocurrido. De hecho, en 1946, un hombre escribió un libro de enorme éxito
llamado El poder del pensamiento positivo. Ese escritor new-age era el doctor
Norman Vincent Peale.

Nuestro segundo nivel de creación son las palabras. Lo que hablan y dicen, se
realizará. Y así, sus palabras son, en realidad, una forma de energía. Ustedes en
verdad producen energía con ellas. Y esa energía es creativa. Si dicen algo con la
suficiente frecuencia y fuerza, les prometo que llegará a ocurrir.

Si dos o más empiezan a decir lo mismo, les aseguro que ocurrirá. Y cuando todo
un grupo de personas verbalizan lo mismo, eso no puede sino ocurrir. A esto se le
llama conciencia de grupo y es, por cierto, la razón de que el mundo sea como es.
Nuestra conciencia colectiva no se ha permitido elevarse al nivel de la conciencia
individual de varios de nosotros. De modo que nuestro trabajo es elevar la
conciencia colectiva.

No hay nada más poderoso en el mundo que la conciencia colectiva. Cada


maestro de cada tradición espiritual en este planeta ha dicho, en una forma u
otra: "Dondequiera que dos o más se junten...". Y es verdad. El mundo que vemos
y todo lo que en él existe, alguna vez fue pensamiento. Y la mayoría de las cosas
son el resultado de los pensamientos compartidos por más de una persona. Esto
es totalmente cierto, por ejemplo, en nuestras instituciones, nuestras
construcciones políticas, educativas, espirituales, sociales y económicas. Entonces,
si podemos cambiar y modificar la conciencia colectiva, podemos cambiar el
paradigma de nuestra experiencia entera en la Tierra. Es por ello que todo el
mundo trata de hacerlo. Esa es la razón de ser de los medios de comunicación. De
eso trata la política: cambiar y tratar de recrear la conciencia de grupo.

81
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Ahora, necesitamos ver un cambio en como tratamos de cambiar la conciencia


colectiva. Ya hemos tenido suficiente de la política y suficiente impacto social en
la conciencia de grupo. ¿Qué tal un poco de impacto espiritual en la conciencia
colectiva? Si podemos crear una nueva conciencia colectiva de nuestra propia
verdad espiritual, la verdad más elevada que reside en el lugar más profundo de
todos nosotros, cambiaremos el mundo, literalmente, de la noche a la mañana.
¡De la noche a la mañana!

Es por ello que creo que libros como Conversaciones con Dios son tan importantes
para este planeta y representan tal amenaza para niveles del orden establecido.
Esto se debe seguramente a que son un canal directo para la conciencia colectiva
o de grupo.

¿Es importante la conciencia de grupo? Por supuesto. Es por ello que debemos
tener mucho cuidado con lo que permitimos que aparezca en nuestras pantallas
de televisión, nuestras salas de cine y los libros que compramos. Necesitamos ser
cuidadosos con aquello a lo que exponemos a nuestra mente y con aquello a lo
que elegimos exponer la mente de otros.

El esfuerzo debería enfocarse en crear y recrear una nueva conciencia colectiva y


una concepción de lo colectivo. Con esto me refiero a una conciencia colectiva de
nuestra experiencia colectiva. En verdad, quiero decir que lo que necesitamos es
una conciencia universal de nuestra unidad: hay sólo un colectivo y todos
pertenecemos a él. Y nadie está fuera de eso. Y ninguno dentro de ese colectivo
es mejor que nadie. ¡Qué idea tan extraordinaria!

Ahora bien, nuestras acciones son el tercer nivel de creación, que llevamos a cabo
con la enorme, gigantesca colección de energía llamada "cuerpo", es un nivel de
creación muy burdo, repito, muy burdo. Es decir, estoy moviendo el aire ahora
mismo. Tan sólo mover la mano a través del aire es un enorme movimiento de
energía. En verdad, ustedes pueden empujar la energía hacia alguien.

¿Alguien se ha acercado a ustedes cuando no se sienten bien, les pone la mano en


la cabeza y mejoran? En cinco minutos, a veces, en cinco segundos. Quizás
empiezan por sentir ese calor, esa vibración. Y que me parta un rayo si, al menos
en ocasiones, ustedes no dicen: "No sé qué hiciste, pero se siente muy bien".

Ahora, claro, si van aún más allá de eso... haré esto aquí con esta dama. Si van aún
más allá en verdad se tocan uno a otro, pueden ocurrir cosas increíblemente

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

mágicas. Es la energía... Pueden ocurrir de verdad cosas increíblemente mágicas.


La energía es muy burda y no muy grande. Muy pesada, muy, muy real.

Pero el problema que tenemos es que, con frecuencia, la gente piensa una cosa,
dice una segunda y hace una tercera. No es coherente. Piensa una cosa y hace
otra. O no dice lo que piensa o no hace lo que dice.

Sé que a nadie de esta sala le ha ocurrido esto pero, según mi experiencia, ha


habido ocasiones en que he encontrado ese conflicto entre mis tres centros de
creación. Por eso, a menudo no quiero decir a la gente lo que en verdad pienso,
pues no estoy demasiado orgulloso de ello, entonces, ¿por qué lo piensas? Sólo
Dios sabe.

Recientemente he empezado a vigilar mis pensamientos. Y cuando tengo un


pensamiento que elijo ya no tener, porque no corresponde a Quien Soy en
Realidad, lo desecho. Tal cual: no lo pienso dos veces. Tan sólo lo desecho. Y si no
lo piensas dos veces, pierde poder.

Eso es lo bueno de esta energía, que es muy delgada y etérea. Y tienes que seguir
pensando en ella, una y otra y otra y otra vez hasta que has pensado tanto en ella
que se vuelve pesada por la energía colectiva. Es por eso que Pogo dijo (Walt Kelly
escribió Pogo esa maravillosa tira cómica): "Hemos conocido al enemigo y él es
nosotros".

Cuando empiezan a decir lo que piensan y a hacer lo que dicen, su vida empieza a
cambiar, todo tiene coherencia. Y desde allí operan los tres centros de creación. Y,
de repente, se sorprenden porque empiezan a manifestar y producir
extraordinarios resultados en su vida en muy poco tiempo.

¿Cuál era la pregunta?

—Era en relación con el mensaje que recibí al leer esa sección, sobre pasar del
pensamiento a la palabra y a la acción. Y lo que se sugería ahí era que, si lo
revertimos, se puede afectar la manifestación de lo que queríamos. Y yo quería
que explicaras más al respecto…

—Gracias. Gracias por traerme de vuelta. Deben tener cuidado conmigo porque
suelo desviarme del tema, aunque, en realidad, hoy he permanecido muy
centrado. El pensamiento es la forma más etérea o la más delgada —para usar
una palabra sencilla— de esta energía creativa. A continuación, la palabra es un

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

poco más gruesa —por así decirlo—, un poco más densa. Y por último, por
supuesto, está la acción, que es pesada y contundente. Una de las maneras más
rápidas de crear algo en nuestra realidad física es revertir el proceso habitual
mediante el cual creamos cosas.

Por lo regular, creamos cosas, en primer lugar, al pensar en ellas. "Creo que iré a
esa fiesta", luego, decimos algo al respecto, y por último vamos. Por ejemplo,
pensamos: "Hoy es la fiesta de Matilda, iré", tomamos el teléfono y marcamos:
"Matilda, nos vemos en tu fiesta por la noche", y en la noche nos vamos a la
fiesta: "Aquí estoy, tal como te avisé". Por lo general, así es como producimos las
cosas en nuestra realidad.

En verdad, todo lo que hay en esta sala alguna vez fue un pensamiento en la
mente de alguien. Nada existe que no haya sido, primero, una idea. Pero, si en
verdad quieren hacer trucos con el universo y crear magia con la materia de la
propia vida, reviertan el proceso —pensamiento, palabra, acción— o paradigma;
pónganlo de cabeza, empiecen por el acto. Es decir: actúen.

Ahora bien, hemos hablado sobre la abundancia durante este tiempo compartido.
Si quieren experimentarla, sean abundantes y hagan lo que hace la abundancia.
Por ejemplo, si les sobra un billete de cinco dólares, vayan a una tienda y
cámbienlo por billetes de un dólar. Tomen sus cinco billetes, salgan a la calle y den
cada uno a cinco personas que tengan menos que ustedes. Por cierto, les será
muy fácil encontrarlas. En la vida, siempre encontrarán a alguien que tenga
menos, no importa cuán poco crean tener, esto no sucede porque el mundo sea
un lugar terrible, sino porque ustedes lo crearán en su realidad para brindarse la
experiencia de la que hablo.

Saldrán a la calle y lo verán… por cierto, cuando vean a la persona que es más
pobre que ustedes, no sientan pena por ella, "entiendan" que ustedes la pusieron
ahí. Ustedes crearon esa experiencia. Ustedes pusieron a esa persona en su
realidad. Y quizá con esto parezca que tienen que creer en cuentos como Tocado
por un ángel. Se percatarán que justo así sucede. De otro modo, verán esa pobre
alma y empezarán a sentir lástima. No tengan lástima por nadie. Ámenlo, partan
del amor. Pero tengan esto bien claro: el amor no es lástima. En realidad, la
lástima es la cosa más alejada del amor que hay. Entonces, no partan de la
lástima, sino de la compasión.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

La compasión dice, en su mente: "Oh, hay una persona que cree que no tiene lo
que podría tener en la vida. Hay una persona que aún está atrapada en un sistema
de creencias que crea una construcción alrededor de su realidad, que es distinta
de la mía y también es distinta de la Verdad Suprema". Tengan esa compasión,
pero no se permitan la lástima.

También consideren que esa persona podría haber estado ahí por un acuerdo
anterior. "Creo que hoy haré el papel de indigente. En verdad, ensayé ese papel
durante 36 años, de modo que hoy a las 16:45, mientras Neale Donald Walsch
pase por aquí, pueda encontrarme, por previo acuerdo, y yo pueda aparecerme
de esta manera en su vida, para así darle la oportunidad de percatarse de su
propia abundancia. Y él me va a dar ese dólar, uno de los últimos cinco que tiene,
y eso va a cambiar mucho la realidad de mi vida. Para mí, un dólar es una enorme
cantidad de dinero. La gente suele darme monedas de cinco y diez centavos en la
calle. Este señor me va a dar un dólar. Y luego me iré, tras haber cumplido con mi
contrato de 36 años de mostrarme de esa manera en esa esquina".

Recuerden bien: nada ocurre por accidente. Cruzamos por el camino de los demás
de las maneras más misteriosas y volvemos a encontrarnos, a veces veinte años
después. Y hay más cosas en el Cielo y la Tierra... ni siquiera soñadas en su
filosofía. Entonces, que quede claro: no hay accidentes y no hay coincidencias.

Así pues, van por la calle y dan el último de sus cinco dólares. Y, ¿qué ocurre? Han
revertido el paradigma de pensamiento, palabra, acción. Ahora hacen lo que haría
una persona que proviene de la abundancia y empiezan a dar lo que, hasta una
hora antes de tomar esa decisión, ni siquiera podían imaginar que daría, pues no
creía tener suficiente. Pero ahora es claro que tienen más que suficiente, tanto
que elije darlo a los demás.

Ahora bien, mientras comparten esto, crean con su cuerpo, lo cual es un nivel de
energía muy burdo, una experiencia. El cuerpo lo nota a nivel celular: "¡Oh, cielos!
Estoy donando este dinero. Qué tal. Incluso lo dejo ir". Es similar a lo que ocurre
en la iglesia los domingos por la mañana. Ustedes saben lo que piensan de su
dinero. Cuando tienen enfrente la canasta y empiezan a sacar el dólar del bolsillo.
"Estoy dando un dólar completo. ¿Has visto esto, Mildred? Ahí está la canasta.
¡Guau, qué gran sermón dieron esta mañana! Daré cinco dólares. Gran sermón".

Saquen veinte dólares. Saquen su chequera firmen un cheque de cien dólares.


Dejen que su iglesia sepa cuán importante es para ustedes. Si van a la iglesia, la

85
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

sinagoga o cualquiera que sea su lugar de culto y les es de provecho, saquen su


chequera y hagan un cheque por ciento cincuenta dólares. Háganlo aunque sea
una vez. Dejen que su iglesia, sinagoga o lugar de culto se entere: "Así de
importante es este lugar para mí. Yo gastaba esta misma cantidad en toda clase
de tonterías con mucho menos sentido. Gastaba esta misma cantidad en
tonterías". Y hagan lo mismo cada vez que para ustedes tenga sentido hacerlo.

Den, den, den lo que tengan para dar, lo que tenga sentido para ustedes. Y
descubrirán que eso tiene sentido para ustedes. Dólares y sentido.

Lo que dan a otro, lo dan a ustedes mismos, pues lo que va regresa. El dinero
pierde su valor cuando uno trata de aferrarse a él. El dinero sólo tiene valor
cuando están dispuestos a dejarlo ir.

Entiendan eso, pues aquellos que ahorran su dinero, no ahorran nada. ¿Saben
que eso se aplica incluso a la economía mundial? Entre más tiempo ahorren
dinero, menos vale. Para compensar eso, debemos tener una construcción
artificial llamada tasas de interés con la cual intentan convencernos que aferrarse
al dinero incrementa su valor. Considérense afortunados si tras ahorrar dinero
durante mucho tiempo, logran siquiera mantener su valor.

No, no y no. El dinero tiene su mayor valor cuando deja sus manos pues les
permite ser, hacer y tener lo que eligen ser, hacer y tener. El único valor del dinero
exime sólo cuando deja sus manos.

Pero, como dije, también crearemos estas construcciones económicas artificiales


llamadas tasas de interés y similares para convencernos de acumular dinero.
Ahorren un poco, si así lo desean. Está bien. Yo no ahorro demasiado. Ya saben,
tan sólo lo mantengo en movimiento constante para que circule.

Pero la respuesta a tu pregunta es que, cuando cambias el paradigma de Ser-


Hacer-Tener, empiezas a actuar como si comprendieras, y tu cuerpo empieza a
entender, a un nivel celular, Quien tú piensas que Eres En Realidad. Cuando era
niño, mi padre solía preguntar: "Pero ¿quién rayos te crees que eres?", y pasé el
resto de mi vida tratando de responder a esa pregunta. Y mi cuerpo trata de
entender lo que pienso al respecto.

Mientras mi cuerpo comienza a moverse hacia un campo de energía burda,


comienza a transformar las cosas —empieza a soltar cosas, por ejemplo—; de
repente, mi cuerpo... al igual que su cabello, ¿entrenan a su cabello? Yo lo hago,

86
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

me he peinado de este modo durante años. Mi pelo está entrenado. Pero pueden
entrenar todo su cuerpo así, no sólo su cabello. Y su cuerpo comienza a entender
el mensaje: "Yo tengo eso que elegiría recibir. Ya lo tengo". Ahora bien, una vez
que salten esa enorme barrera, todo cambia.

Ya no pensarán que no lo tienen e intentarán obtener lo que no tienen, o sea, más


dinero; una vez que lo entienden, lo tienen; tan sólo se vuelve un asunto de
cuántos ceros hay tras el primer número. ¿Entienden? Así descubrirán que, en
verdad, lo que se va, regresa. Y no porque hayan realizado un truco de magia del
universo, sino porque al fin encontraron la verdad de quiénes son en un cierto
nivel cósmico universal.

El universo nunca dice que no a la idea que ustedes tienen de sí mismos; tan sólo
la cultiva. ¿Oyeron esto? Dije que el universo nunca dice que no a la idea que
ustedes tienen de sí mismos; tan sólo la cultiva. El universo es en verdad
maravilloso pues Dios crece en ustedes.

Miren, Dios es el abono del universo. Y pensé que había dicho algo por completo
extravagante. Una yuxtaposición total para ver si sus mentes pueden sostener
este pensamiento tan extravagante. Y es que, en el sentido más amable, Dios es el
que hace que las cosas crezcan, las cultiva. Y a ustedes los hará crecer. ¿Eso los
ayuda a entender mejor?

Para lograr cualquier cosa que les gustaría ser, hacer o tener, ésta es la verdad:
cualquier cosa que quisieran ser, hacer o tener, hagan que otro lo sea, haga o
tenga. Piensen en ustedes como en la fuente más que en el destinatario de lo que
elegirían experimentar en la vida, pues, en realidad, no son los destinatarios sino
que han sido, y siempre serán, la fuente. Cuando se imaginen como la fuente de
eso que desean recibir, se vuelven muy ingeniosos. Se convierten en magos. En
verdad se vuelven magos.

¿Aún tienes una pregunta? Contigo seré lo más claro que pueda. ¿Qué deseas
saber?

—Eso lo he oído y entendido. Me preguntaba si podrías abordar el tema de la


resistencia interior para dar, pues aún existe la creencia, el miedo de que si doy
algo, lo perderé. La resistencia es el problema, por así decirlo. Me gustaría saber
cómo manejarlo.

87
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—Si quieres conocer lo que en verdad crees, si en realidad deseas entrar en


contacto con el sistema de creencias que —casi quiero decir— manejan tu vida,
observa eso a lo que te resistes. Y lo más importante, observa eso a lo que te
resistes a cambiar.

Ahí no hay misterio; nos resistimos cuando no queremos soltar algo, y eso que no
queremos soltar es lo que en verdad creemos. No es una construcción misteriosa,
sino afirmar lo obvio. Y sin embargo, a veces ignoramos lo más obvio y no
queremos observarlo.

Cuando veo que las personas se resisten a cualquier sugerencia, cambio, idea o
concepto, siempre les digo que se fijen bien para que vean si acaso eso que se
resisten a cambiar es una verdad que sostienen en lo más profundo de su interior.
Y luego les digo que observen bien para ver si aferrarse a esa verdad así, con esa
tenacidad, en verdad les es de provecho. En serio, observen con cuidado si esa
verdad les sirve. Es sorprendente cuán poco nos sirven realmente las verdades
que sostenemos en lo más profundo de nuestro interior. Es de llamar la atención.

Y cuando evalué las verdades que había sostenido en lo más profundo de mi


interior a la luz de la pregunta: "¿Me es provechoso aferrarme a esta verdad?",
me sorprendí con la cantidad de ese tipo de verdades que me habitaban, y que
elegí soltar justo en ese momento y lugar. He tenido algunas verdades notables en
mi vida, incluyendo algunas tan simplistas que casi da vergüenza contarlas, como:
"En verdad, no soy una persona muy atractiva". Es decir, físicamente.

Tengo una anécdota al respecto, que no tiene que ver con el dinero, pero quiero
compartirla con ustedes. Recuerdo una noche, vivía con una mujer muy, muy
atractiva. Una belleza. Me encontraba frente a un espejo, estábamos
preparándonos para salir. La miré a través del espejo y dije: "Eres preciosa. ¿Por
qué querrías estar con alguien que luce como yo?".

¿No es esa una observación interesante? Les muestra el nivel tan bajo de
autoestima que tenía. Pero eso fue lo que le dije, y su respuesta me impactó. Ella
se cepillaba el pelo. Arrojó el cepillo sobre el tocador, se quitó los aretes que se
acababa de poner y los arrojó sobre la encimera, empezó a quitarse el collar.
Entonces, le pregunté: "¿Qué haces?".

88
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Ella respondió: "No voy a salir con una persona que tiene un concepto tan
pobre...", pensé que continuaría: "de sí mismo", pero en cambio dijo: "Que tiene
un concepto tan pobre de mí".

La cuestioné sorprendido: "¿Qué? ¿Quién tiene un concepto tan pobre de ti?".

Respondió: "¿Tú crees que yo tengo tan mal gusto; es lo que piensas de mí?
Quiero que sepas que yo tengo muy buen gusto y me insultas cuando me haces
una pregunta como esa.

Nunca lo había pensado de esa manera. Es interesante, ¿no? Ni siquiera estoy


seguro de por qué conté esta historia, salvo porque me dejó muy claro que yo no
entendía. Yo tenía una idea muy extraña sobre mí mismo, que ella no compartía.

Tras ese hecho, hice una lista de ese tipo de creencias que me había resistido a
cambiar, desde esa idea simplista de que no soy atractivo hasta pensamientos
mucho más importantes: "Dios no está de mi lado"; "el mundo es un lugar difícil";
"todos están en mi contra; uno no puede derrotar al sistema; el que gana se
queda con todo"; "sólo sobrevive el más apto". Verdades muy arraigadas que
habían arruinado mi vida. Y es sorprendente cuántas ideas de ese tipo, que no me
servían para nada, encontré en mi interior.

Así, cuando veo que la gente se resiste a algo, sugiero: obsérvalo a profundidad
porque ahí yace tu verdad. Analiza si esa verdad te es de provecho. Estoy
dispuesto a apostar que, ocho de cada diez veces, esa verdad no te sirve. ¿Te
sirvió alguna vez? Quizá. ¿Te sirve ahora? Seguro que no, pero no te resistas
porque, recuerda: a lo que te resistes, persiste. Acepta que esas verdades están
en ti, obsérvalas, nota lo absurdas que son y sólo así desaparecerán. Las haces
desaparecer con sólo cambiar tu perspectiva al respecto.

Sólo sientan la resistencia e ignórenla, ahora lo sé: lo que se resiste, persiste y lo


que observan, desaparece. Entonces, cuando siento resistencia a algo, sé que es
ahí donde yace la verdad, sólo que detrás de la resistencia. No importa qué
parezca la resistencia en cualquier parte de mi realidad, yo sé que justo detrás de
ella reside la mayor verdad. Y, como lo sé, recibo ese sentimiento, esa
incomodidad. Y ya lo ven, la vida comienza al final de su zona de comodidad.

Ahora bien, cuando digo que la vida comienza al final de su zona de comodidad, lo
que quiero decir es que encontrarán su desafío, su mayor oportunidad justo al
otro lado de su zona de confort. Nuestra tendencia es procurar mantenernos

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

cómodos, no sólo en el plano físico sino, con frecuencia, en el mental. Cuando


sentimos comodidad mental, también nos estancamos, no progresamos. En el
estado de confort nuestra mente y también nuestro espíritu quedan inmóviles,
matan el tiempo. Paradójicamente, la emoción de la vida está en el movimiento,
en trascender el punto que marca nuestra comodidad. Y se preguntarán: "¿Cuál es
el peligro de la comodidad?". No crecer. Desde allí, es imposible aprender y
expandimos. Estamos a gusto cuando, en realidad, no hemos producido nada en
términos de expansión o crecimiento durante la mayor parte de nuestra vida.

Por eso, me he hecho el habito de observar lo que me hace sentir incómodo y, en


lugar de rechazarlo, me acerco a eso. A fin de cuentas, lo que me produce
incomodidad es lo que me llevará a crecer, a convertirme en una versión más
grande de mí mismo, de lo que soy. Por tanto, en mi vida, si algo me hace sentir
incómodo, no lo pierdo de vista.

Les pondré otro ejemplo: hace como ocho o diez años, estaba viendo una película,
no estadounidense, que presentaba una escena de amor muy vívida. Había mucha
desnudez y sexo explícito en esa escena. Empecé a incomodarme bastante.
Mientras miraba, pensé: "¿Por qué me incomoda esto? ¿Cómo es que puedo ver a
Sylvester Stallone hacer estallar cabezas humanas justo frente a mi cara y eso no
me incomoda en lo absoluto? Puedo ver violencia exagerada y, aunque quizá me
haga sentir algo impresionado, no experimento molestia. Y, sin embargo, veo esta
escena de amor en su expresión sexual, esta escena de pasión, y una parte de mí
está incómoda".

Observé aquella incomodidad por bastante tiempo. ¿Qué de eso me hacía sentir
incómodo? Penetré en la pregunta y hallé algunas respuestas que cambiaron toda
mi vida, y toda mi experiencia en relación con la sexualidad, con otras personas,
con mi disposición a celebrar un aspecto de mí mismo que es una parte tan
importante de mi naturaleza básica.

También cambié de parecer respecto de la violencia. Ahora veo la violencia en


pantalla y tengo justo la misma reacción que solía tener cuando miraba
celebraciones explícitas de sexo en el cine. Ahora puedo mirar esa clase de
escenas con total comodidad, pero cuando veo dolencia me repliego, no lo
disfruto, ni lo acepto. Por lo regular, abandono la sala o apago el televisor.

Aquí usé un ejemplo sencillo, pero ilustra perfectamente lo que trato de explicar:
en mi vida he aprendido a observar cualquier cosa que me haga sentir incómodo,

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

luego me acerco más a la experiencia de eso, pues es muy probable que ahí haya
algo que quiero sanar, o al menos, conocer para ver si de algo me sirve sentirme
incómodo por eso.

Entonces, cuando digo que la vida empieza al final de su zona de comodidad, lo


digo muy en serio. De este lado de nuestra zona de comodidad no está la
verdadera vida, sino una especie de muerte lenta. Creo que la gente debería
sentirse molesta al menos seis veces al día. Y si no lo están, hagan algo para
sentirse molestos. Den un discurso, canten, bailen. Vayan a ver una película con
alto contenido sexual. Así pues, cuando empiezo a sentirme incómodo, digo: "Oh,
aquí está de nuevo ese sentimiento de incomodidad. Sí, que venga". En verdad,
me siento a gusto con mi incomodidad, aunque parezca no tener sentido.

¿Entienden la Divina dicotomía? Yo encuentro comodidad en mi incomodidad,


justo después de trascender el momento inicial de "Oh, es que no tengo dinero..."
o "donar no es posible...", desde que cambié el enfoque, mis números han
crecido.

Hace tiempo me pidieron que hiciera una contribución a una causa muy
importante, y anoté un pensamiento: "Practica lo que predicas. Así pues, firme un
cheque por diez mil dólares para esta causa. Mientras firmaba el cheque, pensé:
"Incluso para mí, ésta no es una cifra pequeña...". La respiración se me hizo
pesada. Firmé el cheque lo puse en el sobre. Pensé: "¿En verdad debo enviar
esto?". Pero ese sentimiento de incomodidad, ese "no estoy del todo seguro, no
estoy del todo seguro...", significa que estoy totalmente seguro. Significa que la
parte más elevada de mí me habla, de una manera que vibra en cada célula de mi
cuerpo, una manera a la cual solía llamar incomodidad y que ahora llamo "señal
del Divino". Acérquense a eso, no se alejen.

Cada vez que me he negado la experiencia de mi propia grandeza, es porque, en


vez de acercarme a mi incomodidad, me he alejado de ella, y me he negado la
alegría. No de vez en cuando, ni a veces: cada vez.

Ahora bien, entre ustedes hay quienes dicen: "¿Pero no hay que ser cautos?", a lo
que respondo: "Tiren la cautela a la basura. ¿Qué pueden perder sino todo?". Y
hasta que no estén dispuestos a perderlo todo, no podrán tenerlo todo. Ustedes
piensan que la vida es cuestión de aferrarse a lo que tienen ahora. Y lo que tienen
ahora se les resbalará de los dedos. Sin embargo, lo que dejen ir, regresará a

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

ustedes multiplicado por siete. En verdad, su férreo apego es la mayor señal de


que piensan que están separados de eso y de todo lo demás.

Miren, yo estoy aquí y ustedes allá. Yo tengo todo esto y tengo que aferrarme a
ello, pero su desapego es la mayor señal de que han entendido que no existe un
punto en el que terminen ustedes y comience yo. Por tanto, en un sentido muy
real, cuando yo me permito desapegarme de algo para darlo a ustedes, me lo
devuelvo.

He aquí tres palabras para recordar siempre. Háganselas tatuar en su muñeca


izquierda: Se La fuente. Se la fuente de aquello que elegirían para otro. Partan del
lugar donde son la fuente.

Si quieren más magia en su vida, llévense más magia a ese lugar. Si quieren más
amor en su vida, llévense más amor a ese lugar. Si quieren más alegría en su vida,
llévense más alegría a ese lugar. Sean la fuente, en la vida de otros, de aquello
que quisieran en su vida.

Si quieren más dinero en su vida, lleven más dinero a la vida de otro. Cualquier
cosa de la que deseen tener más... Si quieren más compasión, sean la compasión
para alguien más; si anhelan más sabiduría, sean la fuente de sabiduría en la vida
de otro. Si quieren más paciencia, comprensión, bondad, sexo... el asunto es que
esto sí funciona. Sí funciona. Es delicioso.

Y por medio de ser la fuente, y seguir el proceso de ser quienes realmente son,
traerán la experiencia del sustento correcto casi de inmediato, y el mundo los
colmará con todas las recompensas que han tratado de alcanzar andando otros
caminos, durante tantos años.

Permitan que su hacer provenga de su lugar del ser. Sean felices, abundantes,
sabios, creativos, comprensivos, líderes, quienes son en realidad en cada
momento de la vida. Partan de ese lugar y permitan que su hacer provenga de allí,
y no sólo encontrarán su sustento correcto, sino que se habrán creado una vida
en lugar de sólo ganarse la vida.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

TERCERA PARTE

Caminar en el mundo

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Introducción

¿Cómo se siente caminar por el sendero? ¿A qué se parece vivir de forma íntegra
y espiritual?

¿Existe alguna forma de adoptar los mensajes de toda la literatura espiritual


ponerla en práctica aquí y ahora?

Estas son las preguntas que cada buscador se hace. Las respuestas nos han
llegado en muchas ocasiones, de formas diferentes y de diversas fuentes; sin
embargo, no las aplicamos a la vida. El problema es que no prestamos atención a
las palabras de quienes nos pueden ofrecer guía espiritual y, como resultado,
hemos extraviado el camino. El mundo ha extraviado su camino.

Sin embargo, cada día que pasa es un día menos que estarás aquí, en tu cuerpo,
en la Tierra, cumpliendo tu propósito.

¿Conoces de qué se trata? ¿Es eso en lo que concentras tu atención? ¿O sigues


perdiendo el tiempo, buscando, divagando, dándole vueltas? Si es así, te invito a
detenerte, las respuestas están aquí, nos han sido dadas, transmitidas por las
diferentes tradiciones espirituales y hoy en día, son más accesibles que nunca.

Ya no dependemos de la tradición oral, o de algunos pergaminos recién


descubiertos, para conservarlas. Actualmente contamos con medios masivos y la
world wide web, tenemos distribución mundial de libros, cintas y videos, existen
YouTube, MySpace, Facebook y demás sitios de internet. Para quienes buscan, no
es necesario ir demasiado lejos para encontrarlo.

Para ser honestos, realmente nunca fue necesario ir demasiado lejos. Las
respuestas siempre han estado allí, frente a nosotros.

Por supuesto, hemos contado con guía espiritual en el pasado de muchas fuentes,
incluidas las sagradas escrituras: el Corán, el Bhagavad Gita, el Tao Te Ching, la
Biblia, el Dhammapada, el Talmud, el Libro de Mormón, los Upanishads, el Canon
Pali, entre otros. La pregunta no es ¿Cuándo se nos darán las respuestas?", sino
"¿Cuándo escucharemos con atención?".

Es posible llevar una vida holística, el entendimiento extraordinario que nos dan
los libros Conversaciones con Dios nos muestra cómo, insisto, en términos de

94
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

verdad adecuados solo para este Tiempo y este Lugar de la evolución de nuestra
especie. Así que regresemos a mi interacción, en vivo, con el público de aquel
estudio en San Francisco.

A continuación un resumen de lo que ocurrió y de la información que


intercambiamos sobre cómo hacerle frente a la vida, de manera más efectiva, en
el siglo XXI.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Bienvenidos al estudio, qué bueno que nos acompañan. Hoy hablaremos sobre
cómo vivir de manera holística, como una persona integral y, también, de las
cosas que nos impiden hacerlo. Echaremos una mirada a la razón de concebirnos
como entidades separadas, no sólo de los demás, sino en nuestro interior. Quiero
empezar hablando sobre ese aspecto de nuestra experiencia de la vida
fundamental para el cuerpo: la salud.

Cuando inicié mi conversación con Dios, me encontraba en un momento en el que


mi salud había alcanzado el punto más bajo. En verdad, literalmente, mi cuerpo se
desmoronaba. Mi artritis se volvió extremadamente dolorosa la mayor parte del
tiempo, la fibromialgia se había agravado, los padecimientos cardiacos me
acechaban y, para agravar las cosas, padecía úlceras estomacales. Muchos
padecimientos alteraban mi cuerpo entonces. Hoy me siento mucho más
saludable que hace diez años y, probablemente, luzca más saludable también. Así
que quiero compartir lo que se me brindó en mi conversación con Dios sobre la
salud.

Lo primero que me dijo fue, creo yo, una de las cosas más sorprendentes que
haya escuchado sobre mí: "El problema contigo, Neale es que, simplemente, no
quieres vivir". A lo que respondí: "No, no, no. No es verdad, claro que quiero vivir.
Eso es extraño y absurdo".

Y Dios dijo: "No, no, tú no quieres vivir, porque de lo contrario no te comportarías


de la manera en que lo haces. Sé que crees que quieres vivir, pero no es posible
que quieras vivir. Obviamente, queda claro que de verdad no quieres vivir
eternamente, si así fuera entonces no harías las cosas que haces".

Yo dije: "Claro, lo que tú digas". Entonces Dios me señaló cosas que yo hacía que
le daban una señal al universo de que en verdad me preocupaba por lo que le
pasara a mi cuerpo. Les daré un ejemplo que tal vez toque a muchos de los
presentes. Solía fumar y Dios me dijo: "No puede ser que fumes y digas que
realmente tienes ganas de vivir, porque fumar te mata prematuramente".

Existen muchos casos en lo que ya no es necesario demostrarlo. Así que cuando


dices: "Realmente deseo vivir y llevar una vida larga y fructífera", y al momento de
decirlo inhalas el humo del tabaco, en verdad estás contradiciendo toda la
evidencia que señala que una vida larga y fructífera no se logra, al menos no en
los mejores términos que pensamos que se puede vivir, haciendo este tipo de
cosas a nuestro cuerpo.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Se trata de un ejemplo simple. O, para quienes comen demasiada carne roja...


quiero decir, fuera de proporción.

Conozco a quienes consumen este tipo de carne en prácticamente todas sus


comidas y que, de hecho, no pueden imaginar una comida sin ella. Está bien, no
hay nada de malo en ello. No se trata de lo bueno y lo malo, sino de lo que
funciona y de lo que no funciona dentro del marco de la experiencia humana.

Algunas decisiones sobre cómo conducir nuestras vidas no son tan claras como
ésas. No se trata sólo de ingerir demasiado alcohol o de tomar sustancias
alucinógenas, de algo tan evidentemente perjudicial como eso. En ocasiones tiene
que ver con algo mucho más sutil; de una especie de dieta mental, de ingesta
mental de ideas y pensamientos que no nos ayudan y que nos impiden tener
estilos de vida saludables.

Por ejemplo, descubrí en mis conversaciones con Dios que cualquier actitud en la
vida que no sea completamente positiva, puede generar enfermedad. Comprendí
que incluso una negatividad insignificante pero que se repite una y otra vez, que
permitimos una y otra vez, creará un efecto en el cuerpo al que llamamos
enfermedad o dolencia. Y me sorprendió la cantidad de ocasiones en que me
sorprendí teniendo pensamientos poco positivos; pequeños pensamientos como:
"Bueno, yo nunca gano"; "eso jamás me sucederá", incluso pensamientos
negativos más importantes.

Aprendí a controlar los pensamientos que me permito tener en la mente para


evitar rodearme de la energía negativa que generan. Esto es especialmente cierto
cuando se trata de mis pensamientos sobre otras personas.

Siendo más joven, descubrí que no sólo detestaba a ciertas personas sino que,
para ser completamente honesto (soy muy transparente), me permitía recrearme
en esos pensamientos. Quiero decir que, a cierto nivel, incluso me hacían sentir
bien.

Es duro de admitir, pero había una parte de mí que se deleitaba en el enojo que
sentía hacia esas personas, o con la antipatía que me provocaban. No fue sino
hasta hace poco que descubrí que la ira y la antipatía que alimentaba a una parte
de mí, me inundaba de algo muy dañino.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Tal vez sepan que la gente que siente ira (no importa si es muy poca, pero de
manera consistente) frecuentemente sufre ataques cardiacos, padecimientos
estomacales como úlceras y otras condiciones físicas negativas.

Para expresarlo de otro modo, no conozco a nadie que con una actitud alegre,
enferme. Supongo que existe la excepción que confirma la regla. Déjame decirte
que, por lo general, el grado de optimismo con el que te conduces por la vida, está
en sintonía o en armonía con el grado con que expresas y muestras la experiencia
de ser saludable.

Y viceversa, descubrimos que la gente que es "enfermiza", que frecuentemente


enfrenta tal o cual padecimiento, que sufre enfermedades crónicas, con
frecuencia, en diferente grado, se ha permitido conservar y recrear pensamientos
negativos sobre la vida y se ha rodeado de energías negativas.

Entre las energías negativas hay una que quiero destacar y es lo que llamaré (de
nuevo) ira, y una nueva palabra que añadiré: resentimiento. Me refiero a quienes
están resentidos por el papel que otras personas han tomado en sus vidas en el
pasado, a quienes viven el presente cargando el dolor de los momentos pasados,
como si ocurrieran aquí y ahora.

Me refiero a esas personas que, al mirarlas, pudieras medir en una escala del uno
al diez, el dolor que llevan consigo. Ese dolor, sin lugar a dudas, para ellas es real.
Pero es también dolor inútil, que no se corresponde con el aquí ni el ahora, sino
con el allá el entonces. Y estas personas simplemente no pueden, no es que no
quieran, sino que están absolutamente convencidas de que no pueden dejarlo ir.

"Neale es que no entiendes, en verdad no entiendes. Si lo que me ocurrió a mí te


hubiera ocurrido a ti, entenderías, pero es obvio que no entiendes". Y no
permiten que nadie cargue con su dolor, incluso si eso fuera posible, porque si lo
dejaran ir, tendrían que olvidarse del drama que, al final, justifica cómo son y han
vivido todos esos años. No importa que, a veces, hayan pasado ocho, diez, quince,
veinte o treinta años desde el incidente que provocó la herida o la experiencia
traumática.

Para aferrarse a eso y para hacer realidad esa parte de su vida, a lo largo de todos
esos años le siguen permitiendo a esa persona que originalmente les hirió que
siga haciéndoles daño por treinta años, y que se repita una otra vez.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Como les he dicho, todos conocemos personas así y a veces, sentimos compasión
y nos preguntamos: "¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudarte a que
comprendas que eso fue antes, que estás en el ahora y que no hay razón para
aferrarte?".

Permíteme decirte que nada daña más rápido o profundamente al mecanismo


humano, al organismo, a esta casa biológica que habitamos, que esa clase de
pensamientos o emociones negativas sin resolver, ésas que cargamos desde algún
punto del ayer y que sentimos que, en buena medida, han sido decisivos en
delinear qué y quiénes somos y seremos.

Así que uno de los primeros pasos en dirección a una vida integral es el perdón. Y
eso debe ser en dos direcciones. La vida no es para obtener, sino para dar.
Mientras no aprendamos la curación Divina, mientras no apliquemos el bálsamo
del perdón a nuestras heridas, éstas nos harán llagas mucho tiempo después de
que las cicatrices exteriores, aparentemente, hayan desaparecido. Y nos veremos
a los treinta y seis, o cuarenta y dos, o cincuenta y uno, o sesenta y tres,
enfrentando grandes retos fisiológicos, ignorando su origen.

Ayer leí una historia en el periódico mientras viajaba en el avión, era sobre un
hombre de cuarenta y un años que murió de un paro cardiaco en la ciudad de
Nueva York. Su novia intentó llamar al 911 pero nadie contestó pues el sistema se
cayó por una hora. El abandonó su cuerpo para siempre y pensé... con todos los
mejores cálculos, todos aquellos que lo conocieron habrán pensado que era un
tipo saludable, de apenas cuarenta y un años. Pero seguramente tenía asuntos
internos bullendo en su interior.

Una de las enseñanzas de mis conversaciones con Dios y una de las cosas más
difíciles que he enfrentado al absorber y aceptar este material es la frase: "Todas
las enfermedades son creadas por uno mismo". Es complejo, porque entonces
muchos se refugiarán en otro de nuestros rincones favoritos, que es la
autoflagelación y la culpa: "¿Por qué me hago esto?". De hecho, no creo que
exista algo que me desagrade más que cuando alguien se acerca y dice: "¿Por qué
te haces eso?", a lo que respondo: "Gracias por compartir". Y luego murmuro algo
sobre freír espárragos.

Si bien la confrontación puede no ser muy útil, aquí hay una perla de sabiduría.
Podríamos preguntarnos: "¿Por qué estoy creando eso?". Aún más importante y
directo: "¿Qué debo hacer para alejarme de esto?". Así que admite que toda

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

enfermedad es, hasta cierto punto, creada por nosotros mismos. Una vez que lo
entendemos, comprendemos que, incluso, creamos la mayor de las
enfermedades, ésa que en nuestra experiencia llamamos "muerte".

Me dijeron, de hecho, que no es necesario morir, pero que todos hemos elegido,
por diversas razones, abandonar el cuerpo físico. Porque, para ser honestos, ya no
lo necesitamos y ya no necesitamos esta vida en particular, esta forma, para
lograr, para alcanzar lo que vinimos a hacer. Los maestros, que saben y entienden
esto, dejan sus cuerpos con gracia, tal y como si se quitaran una pieza de ropa que
ya no necesitan, o como si se alejaran de una experiencia que ya no es útil. Los
maestros simplemente se alejan de su forma corporal dicen: "Así sea, llegó el fin.
Es momento de partir a la siguiente gran aventura y a la siguiente expresión
gloriosa de Quien Soy en Realidad".

Hay un nivel de desprendimiento, o desapego, de esta forma física en particular.


Pero mientras seguimos atados al cuerpo, mientras nos siente bien hacerlo, es
agradable mantener nuestra representación física en un lugar de salud y vitalidad,
y asombrarnos en la expresión de quienes somos en verdad. Para lograrlo, basta
con seguir reglas muy, muy simples, las reglas de la salud que todos conocemos. Y
sin embargo, a muchos nos parece imposible de hacer. Lo primero que Dios me
dijo sobre la salud en Conversaciones con Dios fue: "Por todos los cielos, cuídate
más. Cuidas mejor a tu carro que a tu cuerpo, y eso es mucho decir. Llevas tu
carro a revisión con más frecuencia que a tu cuerpo. Y cambias con más
frecuencia el aceite de tu carro que algunos de tus hábitos y algunas de las cosas
que le das a tu cuerpo. Así que, por amor de Dios, cuida más de tu cuerpo".

Quisiera darles algunas fórmulas muy simples, o simplistas. Número uno, hagan
ejercicio. Hagan algo con su cuerpo, todos los días, algo que lo lleve a sentirse útil
y ejercitado, aunque sea sólo un poco. Es sorprendente lo que quince o veinte
minutos de ejercicio al día, y no es mucho tiempo, pueden hacer por el cuerpo
humano.

En segundo lugar, cuiden lo que ingieren, valoren si les beneficia seguir metiendo
chatarra a su cuerpo. Yo corté todo el suministro de chatarra, bueno de casi todo
lo que no le sirve al cuerpo; y no me refiero a lo obvio: azúcares, edulcorantes,
carbohidratos y esas cosas que, claramente, no nos hacen bien. De hecho, como
resultado de esas nuevas ideas sobre lo que sí me beneficia ingerir, he perdido
una buena cantidad de peso. Ahora estoy algo esbelto y delgado, al menos
comparado con lo que pesaba hace un año.

100
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Ahora bien, no quiero decir que ser delgado es lo mejor y que tener peso, lo peor.
Si su peso actual les sienta bien, entonces excelente, está muy bien. Pero si no es
así, si caminan lentamente y no sienten que están operando a un nivel óptimo,
entonces tal vez quieran tomar medidas sencillas. Den esos pequeños pasos para
permitirse un mejor nivel de salud: hacer, ejercicio y cuidar su alimentación son
los obvios, pero no olviden vigilar también su dieta mental.

Pero en términos holísticos, eso es sólo el principio, el nivel básico. Vivir de


manera holística, sin embargo, conduce hacia la meta de alcanzar una expresión
del Ser integral y completa. Entonces podemos decir que llevamos una vida
espiritual. Es decir, que actuamos en los tres niveles de la creación y desde los
siete niveles de energía del cuerpo humano: los chacras. La vida holística sugiere
que no abandonemos ninguno de estos aspectos, que no neguemos las energías
que fluyen a través de nosotros.

Permítanme hablar, específicamente, de lo que llamarnos energía sexual, porque


es mucho lo que se ha dicho sobre cómo vivir una vida holística y cómo se vive
una vida espiritual.

Algunas personas han sugerido que una vida altamente espiritual requiere que
vivamos lo que conocemos como celibato o abstinencia sexual, silo prefieres, la
negación de nuestra energía sexual; cuando aquellos que viven abiertamente su
sexualidad, que se deleitan y encuentran una gran dicha en la expresión de su
sexualidad, al contrario de lo que se cree, no están mal, ni equivocados,
simplemente son más evolucionados.

Existe una línea de pensamiento que sugiere que la gente santa es


completamente ajena al sexo, y esta línea de pensamiento se ha arraigado de tal
modo en ciertas tradiciones que, quienes son parte de ellas, deben renunciar y
negarse a vivir su sexualidad para permanecer en el grupo.

Le pregunté a Dios sobre esto porque quería saber: "Dios, ¿es verdad que para
que pueda llevar una vida holística auténtica, y para experimentar y expresar la
parte más grandiosa de mi ser necesito negarla —debo confesar que casi lo puse
así— la parte más baja de lo que soy?", no me refiero a la parte más baja en
términos del chacra más bajo, sino de la parte más baja en términos del
pensamiento.

101
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Al parecer, de todos los aspectos de mi ser, esto a lo que llamaba mi sexualidad


era el más bajo. Se trataba de un aspecto que estaba dispuesto a reconocer pero
que, salvo en ciertas circunstancias de mi vida, no quería ser muy abierto, no
demasiado abierto, ni muy orgulloso. Sentía pena, vergüenza.

En mi vida había tenido esa profunda experiencia, de pena, de vergüenza y se me


había hecho sentir de niño que mi expresión sexual era algo sobre lo que al menos
debía ser circunspecto, si no avergonzado.

De hecho, recuerdo alguna ocasión cuando, en mis primeras etapas de la


pubertad, quizá con doce o trece años, me encontraba dibujando algunas
imágenes de mujeres de una revista, deleitándome en las maravillosas curvas:
disfrutando el estímulo. Ustedes saben, cuando tienes doce y te portas un poco
"mal", si se puede decir que existe algo malo al respecto. Mientras dibujaba, mi
madre entró en la habitación y me, descubrió retratando a mujeres desnudas. Por
supuesto, amo a mi madre, era una persona maravillosa, ella ya no está en su
cuerpo. Recuerdo muy bien ese momento porque sentí mucha, mucha vergüenza
tras su reacción: estaba horrorizada de que su hijo dibujara mujeres desnudas en
el cuaderno.

Me dijo: "¿Qué haces?". Me invadió el sentimiento de que eso era algo con lo que
no debía ocupar mi mente y, por supuesto, era lo único que ocupaba mi mente en
ese periodo de mi vida… y algunos años más. Incluso hoy en día, hasta cierto
grado.

Actualmente puedo disfrutarlo, me puedo reír y sentir alegría en esa parte de mí


que puede admitir y reconocer que aún me sigue pareciendo disfrutable
contemplar la forma humana, en especial la forma humana del género opuesto.
En ciertos casos es allí donde radica mi estimulación. Y no por eso es bueno o
malo, simplemente así soy yo.

Pero me tomó casi medio siglo transitar a un estado en donde no sintiera que, al
decirlo, estuviera confesando que en cierto modo era menos evolucionado, quizá
menos espiritual, o cualquier otra cosa que el resto. Esa creencia surgió tras vivir
muchos, muchos episodios —como el momento en que mi madre me sorprendió,
a los doce años, con las manos en la masa, dibujando mujeres—, eventos de ese
tipo, donde la sociedad me repitió que estaba mal, que la gente realmente
evolucionada no tenía interés por las expresiones sexuales.

102
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

El tema trascendía al niño sorprendido haciendo algo inadecuado, aunque los


dibujos y la acción, en realidad no fueron inadecuados, era mucho más complejo:
las ideas de los adultos —voy a regresar a eso— sobre lo que se considera
evolucionado y sagrado; y lo que no. Luego descubrí que todo esto era un
equívoco, que al contrario de esas creencias, las personas santas sí utilizan su
energía sexual y la expresan, quizás es exactamente eso lo que las hace
espirituales.

Cuando inicié mi conversación con Dios, le pregunté: "¿Qué debo hacer sobre el
tema de la energía del chacra base? ¿Debo abandonar toda esa experiencia y
dejarla ir para evolucionar?". Había escuchado muchas historias sobre cómo
incrementar la energía partiendo del chacra de raíz, al chacra de poder, y a través
del chacra del corazón, subir al chacra de corona, para llegar a ese lugar
maravilloso, donde quedas desconectado de cualquier cosa debajo del cuello, así
es como ocurre con maestros verdaderos. Ellos, los maestros, no viven debajo de
su cuerpo. Del cuello para arriba, yo soy uno de esos maestros.

Y siempre me cuestioné: "¿Cómo es posible? ¿Es eso lo que Dios realmente desea
para nosotros? Debe haber algo más". Entonces aprendí que es correcto, que Dios
quiere que llevemos una vida holística, que vivamos con todos los centros de
energía, o chacras, de nuestro cuerpo, que vivamos con plenitud el chacra de raíz,
el chacra de poder, el chacra del corazón; que vivamos con plenitud el chacra más
elevado de todos: el de corona, todos nuestros chacras.

Pero una vez que llegas a la punta, no se trata de cancelar los cinco chacras
inferiores, no se trata de cortarlo... —no quise cortar eso en particular, no es eso
de lo que estoy hablando—, no sé de qué te ríes. Ella hizo un gesto como de dolor
cuando hablé de cortar, creo que entendió mal. Me refiero a que no se trata de
separarte de... quédense conmigo. No se trata de separarte de los cinco chacras
inferiores, para permanecer en los superiores, sino de elevar esa energía sin
perder la conexión entre ellos. Así vivirás de manera holística.

Una vida holística implica más que sólo esto, más que simplemente purificar tus
pensamientos, o liberarte de la negatividad; más que algunas de las soluciones
simplistas sobre salud y cuidar la dieta; más que vivir desde tus centros
energéticos.

Vivir holísticamente implica, además, recontextualizar tu vida entera y alcanzar


nuevas interpretaciones sobre cómo funciona todo, me refiero al proceso

103
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

completo de lo que llamamos vida. Implica alcanzar un nuevo entendimiento de la


parte integral de Quien Eres, Quien Eres en Realidad. En la actualidad, de hecho,
desde siempre, a la mayoría le cuesta mucho trabajo vivir a partir de este
paradigma más amplio de integralidad de quien realmente son, ¿por qué? Por
miedo. Su vida, hasta cierto punto, es controlada por el miedo.

En Conversaciones con Dios aprendimos que existen sólo dos lugares de donde
emana cada pensamiento, palabra o hecho; que cada cosa que decimos,
pensamos o hacemos se origina en el amor o en el miedo. Y para una enorme
cantidad de seres humanos la mayor parte del tiempo es el miedo quien controla
y crea su pensamiento, su palabra y sus hechos. Es por eso que una de las
primeras acciones para llevar una vida integral, una vida holística, es alejarse del
miedo. El acrónimo de la palabra miedo (por sus siglas en inglés FEAR) es "Falsa
Evidencia en Apariencia Real". Existe otro acrónimo: "Formar Entusiasmo y Andar
Listo".

Uno de mis grandes maestros me enseñó eso, me dijo una frase que nunca olvidé:
"Neale, a tus miedos llámalos aventuras". ¿No les parece una frase grandiosa? A
tus miedos llámalos aventuras. Cuando empecé a hacer eso, pude alejarme del
miedo y descubrí a qué le temía. Y, por supuesto, aquello a lo que yo temía, a final
de cuentas, era a Dios. Verán, creía que Dios no perdonaría todo lo que yo era y
todo lo que no podía ser, por las ocasiones en que fallé en vivir a la altura de lo
que yo creía que era la idea de Dios de quien debía ser, o por todas las veces en
que me comporté de manera inadecuada, conforme a lo que yo creía eran los
requisitos de Dios.

Y claro, esos requisitos me habían sido impuestos por cada segmento de mi


sociedad y por muchas, muchas personas en mi vida. No fue sino hasta que
empecé a crear y experimentar mi propia relación con Dios, que pude alejarme de
mi miedo a la reacción de Dios.

Esta es la frase que Dios quiere que todos digamos, incluso al momento de revisar
nuestra lista de ofensas, fallas y errores: "Soy inocente y estoy libre de culpa".
"Soy inocente y estoy libre de culpa".

No significa que no haya nada en mi vida que haría de una manera diferente si
pudiera. Tampoco quiere decir que elijo alejarme de la responsabilidad por los
resultados de aquello que ayudé a cocrear. Significa, sin embargo, que soy
inocente y que estoy libre de culpa de cualquier crimen.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Si ser humano es un crimen, entonces soy culpable; si ser una entidad en


evolución es un crimen, entonces soy culpable. Si crecer en sensibilidad, en
entendimiento, en conciencia, en la expresión de quien soy es un crimen,
entonces soy culpable. Pero si esas cosas no son un crimen, y les aseguro que en
el reino de Dios no lo son, entonces soy inocente y estoy libre de culpa. Dios no
me castigará porque quizá no todo lo que hago está bien y mucho menos porque
no hago lo que alguien dijo que era lo correcto.

Quiero compartir con ustedes una experiencia personal de mi niñez. Como


recordarán, nací en el seno y fui educado en un hogar católico, donde se me
enseñó a persignarme, un rasgo único de los católicos, aunque no sólo de los
católicos romanos, pues los griegos ortodoxos también se santiguan.

Esto es lo que recuerdo que me enseñaron, el signo de la cruz, por favor, no


quiero que nadie se sienta incómodo, se hacía así: "En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo" (ademán). Ahora bien, los griegos ortodoxos, si mal no
recuerdo —si hay alguno en la audiencia y no lo hago correctamente, que me
corrija—, lo hacen así (ademán).

¿Notaron la diferencia? Primero toqué este hombro y luego este otro, al revés
que la primera ocasión. Recuerdo que en tercer año una monja me dijo que si lo
hacía de esta manera estaba mal y que de nada servía, o eso entendí con la
mentalidad de un chico de tercer grado.

Pues existen muchas maneras de hacer mal todo tipo de cosas. Hay quienes dicen
que tienes que tender una alfombra y hacer una reverencia hacia el Este al menos
tres veces al día; hay quienes dicen que sólo puedes pararte delante de cierta
parte del Muro de las Lamentaciones, y si eres mujer no puedes estar entre los
hombres; hay quienes dicen que tienes que hacer tal o cual ritual o no irás al
Cielo.

Así, nos hemos llenado de ideas de lo que es bueno y malo y de lo que Dios quiere
y no quiere. Es sorprendente la cantidad de culpa que cargamos por las cosas que
hacemos, algunas, actos puros e inocentes de la niñez. Ésa es la parte más triste,
cuando a un niño se le hace sentir culpable por algo que hizo.

Recuerdo una ocasión, tenía once años y comía una hamburguesa, de pronto, me
di cuenta: "Dios mío, es viernes". Yo era un niño católico, muy devoto, y pensé
que había cometido un pecado, pues me habían dicho que comer carne en viernes

105
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

era un pecado venial. Estaba muy nervioso por lo que había hecho y francamente
me olvidé de mí mismo por un minuto.

Cuando llegué a casa mi madre me miró fijamente. Había comprado mi


hamburguesa en la tienda local de comida rápida. Ella me dijo: ¿Qué te pasa?
¿Estás bien? ¿Alguien te pegó? ¿Qué pasó?", y le respondí: "No, es que comí
carne, comí carne. Olvidé que era viernes. Dios se va a enojar conmigo". Eso
ocupaba mi mente de once años. Como era muy devoto, realmente me
angustiaba, incluso fui monaguillo, ¿se lo imaginan? ¿De qué se ríen?

Así que le dije a mi madre: "Comí carne, olvidé que era viernes". Ella, Dios la
bendiga, me abrazó y me dijo: "Cariño, no pasa nada. Estoy segura de que no
pasará nada, no te preocupes".

Ahora bien, mi madre era lo suficientemente sensata para saber que a esa edad, a
los once años, no estaba preparado para escuchar que a Dios no le importaría.
Fue años después, al cumplir veintiuno, que empecé a comprenderlo; da la
casualidad que en ese tiempo se coló un encabezado en nuestro periódico local:
"El Papa declara que comer carne en viernes ya no es un pecado". Y yo pensé:
"¡Eso es maravilloso! Ahora todas esas personas que comieron carne los viernes
podrán salir del...". En verdad nunca fueron al Infierno, por supuesto, porque uno
no va al Infierno por comer carne, quizás al Purgatorio, pues comer carne en
viernes era una especie de falta moral, pero no un crimen capital.

Tomo como ejemplo mi educación, y espero que me disculpen todos ustedes por
hablar de mi niñez. Todos tenemos historias como ésa, sobre cómo, sin importar
nuestro entorno religioso, se nos permitía, o se nos hacía, sentir culpa por ese tipo
de cosas.

Creo que si se hubiera limitado a cosas sin importancia como ésa, lo que mi padre
llama "papas pequeñas", no sería un problema, pero la verdad es que la mitad de
los seres humanos carga con culpas por una enorme cantidad de cosas que no son
más que expresiones de Quienes Somos, tales como, para regresar al tema
anterior, la jubilosa expresión de nuestra sexualidad, un ejemplo obvio del tipo de
cosas por las que nos permitimos sentir culpa. O, lo que es igual, tener mucho
dinero, hay quienes sienten culpa por tener dinero. Se permiten sentir tanta culpa
que, para mitigarla, comienzan a regalarlo como locos. "Si tengo mucho dinero,
pero dono un cuarto de millón de dólares cada año. Ahora me siento un poco
mejor por esta situación terrible en que me encuentro".

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

En especial, no deberías tener mucho dinero si te dedicas a enseñar la palabra de


Dios, o alguna otra cosa que sea realmente maravillosa. Así, a nuestros maestros
les pagamos mal, a nuestras enfermeras peor. Mientras más valioso sea algo para
la sociedad, más mal lo pagamos. ¿Qué les dice eso sobre lo culpables que nos
sentimos por disfrutar las cosas buenas de la vida, peor aún, por los errores
honestos —prefiero llamarlos humanos— que cometemos, los errores de Juicio, y
quiero decir errores sólo en el sentido de que no los volveríamos a cometer, de
que no los repetiríamos?

Nos azotamos, nos flagelamos, nos hacemos tanto daño que, si nos descuidamos,
podemos crear nuestro propio Infierno en la Tierra como resultado de nuestros
errores y, en ese sentido, acarrearnos enfermedad y fallamos en alcanzar una vida
espiritual.

Por eso, una de las expresiones más grandiosas, más liberadoras a que podemos
aspirar es: "Soy inocente y estoy libre de culpa". Y así ser parte de ese lugar de
pureza, de ese lugar de asombro, de ese lugar de plenitud. De esta manera, al
aceptar que estás libre de culpa, puedes juntar tus piezas otra vez, como el
Humpty Dumpty.

Recuerden lo que dije al principio de nuestro intercambio: el perdón es la clave


para la plenitud. Ahora quiero añadir algo: el perdón que empieza aquí. De hecho,
si el perdón no sucede justo aquí, no sucederá en otra parte: no puedes dar lo que
no tienes.

Vivir de manera plena implica el paquete completo, los altos y bajos, la izquierda y
la derecha, el aquí y el allá, el antes y el después, lo femenino y lo masculino.
Todos tenemos esa energía masculina y femenina en nuestro interior, dentro y a
través de nuestro interior. Esto implica no desconocer una parte, sino adueñarse
del todo, después dejar ir eso que ya no nos sirve, lo que ya no representa la más
alta expresión de quien imaginamos ser, y aferrarnos al resto incluso mientras lo
compartimos, de manera abierta y libre, con quienes compartimos el camino.

—Neale, adultos que crían a niños, preguntan: "¿Qué consejo tienes para los
padres de hoy? ¿Qué les podemos decir a nuestros hijos? ¿Cómo les podernos
hablar sobre Dios?".

—¿Saben algo?, el peligro de sentarse en esta silla es imaginar que se tiene las
repuestas para todas estas interrogantes. Soy la persona menos indicada para dar

107
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

consejos a los papás, posiblemente me encuentre en la lista de los diez peores


padres del mundo. Aunque tal vez por eso sea bueno preguntarme.

Puedo platicar sobre los errores que he cometido, aunque creo que hay uno que
no he hecho nunca. Nunca he fallado en amar a mis hijos incondicionalmente, ni
les he pedido nada que no quisieran ofrecer... a mí o a la vida. Así que tal vez el
consejo que podría darles es que los amen como les gustaría ser amados. No
tengan expectativas, no les pongan requisitos, pero sobre todo, permítanles vivir
sus vidas.

Liberen a sus hijos, déjenlos ir, permítanles caminar hacia esas paredes y cometer
sus errores; que se lastimen de vez en cuando. Ayúdenlos a levantarse cuando
puedan si han tenido una pequeña caída, pero no intenten evitarles vivir sus
vidas; denles libertad, incluso esa libertad de hacer algo que claramente no puede
ser lo mejor para ellos y que ustedes consideren malo.

¿Saben?, quizás el mejor consejo que pueda dar a los papás es que traten a sus
hijos como Dios nos trata a nosotros: "Tu voluntad es mi voluntad para ti. Te doy
libre albedrío para que tomes las decisiones que desees tomar en tu vida, y pase
lo que pase nunca dejaré de amarte". Quisiera haber logrado eso con mis padres.
Quisiera haber logrado eso con mis hijos; es decir, quisiera lograr ese tipo de
relación siempre.

Otra cosa que diría a los papás es que no olviden que son padres. Por ejemplo,
buena parte de mi vida olvidé que era papá y abandoné emocionalmente a mis
hijos. Eso no está nada bien.

—¿Unas últimas palabras sobre el amor?

—Pienso que el amor es la emoción más incomprendida del universo. No creo que
la mitad de las personas conozcan el verdadero amor, no creo que la mitad de las
personas en este planeta lo hayan experimentado. Si fuera así, no podríamos vivir
de la manera en que lo hacemos, no podríamos tratarnos como nos tratamos,
ignorar lo que ignoramos, permitir que todo sea tal como es.

El problema principal es que no hemos aprendido a amarnos, eso es lo primero.


Sólo podemos dar a otros lo que tenemos, y si no tenemos amor aquí, no
podemos dar amor allá. Son cosas muy obvias, tan obvias que es vergonzoso
decirlas.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Mis últimas palabras sobre el tema del amor es que lo intenten en alguna ocasión.
Pero si lo han de intentar, ¡háganlo a fondo! Intenten amar a alguien una sola vez,
una sola persona, sin límites ni condiciones de ningún tipo. Sin expectativas, sin
esperar nada a cambio. Inténtenlo, a menos una vez, amar a alguien así. Pero
tengan cuidado, porque si lo intentan y logran sentirlo, se volverán adictos.

Ahora, quiero pedir a la audiencia, porque este tema es muy grande y debemos
cerrarlo, que hagan sus preguntas, ahora es su oportunidad de preguntar
cualquier cosa. He aquí la primera pregunta.

—¿Qué puedes decirle a las personas sobre sus genes? Cualquier cosa, desde el
sobrepeso hasta el cáncer... Hay quienes sienten que están destinadas a padecer
cáncer debido a sus antecedentes familiares. ¿Qué les dirías, no hay control? Es
algo que pasa y ya.

—Lo que creas y lo que afirmes, eso ocurrirá. Existe amplia información en los
anales de la historia de la medicina sobre personas que han ido en contra de lo
establecido y que lograron resultados contrarios a lo que anticipaba su historia
genética, casos en donde la genética debía haber sido e, factor decisivo.

Sería imprudente sugerir que no existe la predisposición genética, la ciencia lo ha


demostrado de manera contundente. Así pues, una predisposición genética hacia
cierta condición, por ejemplo, es una realidad. Pero no tiene que ser una
condición de la que es imposible escapar, no tiene que ser inevitable.

Que se tenga predisposición hacia cierta condición no significa que no tenemos


control sobre eso. Si así fuera, si no tuviéramos control sobre nuestras
predisposiciones mentales, físicas o psicológicas, se podría afirmar que estamos
predestinados: sujetos a los caprichos del destino, el destino fisiológico, por así
decirlo. Y la condición de la experiencia humana no es ésa.

Muchas de nuestras predisposiciones han sido elegidas, quiero decir


programadas. Existe una línea de pensamiento que plantea que nadie llega a un
cuerpo en particular por error. De este modo, podríamos decir que algunas de las
predisposiciones de ese sistema biométrico al que llamamos cuerpo, son
condiciones elegidas con anterioridad, a manera de herramientas, como si fueran
colores o brochas con las cuales pintar el lienzo de nuestra vida. Pero podemos
cambiar esos colores en cualquier momento. En verdad, a mitad de la pintura,
podemos decir: "Tengo demasiado azul; creo que voy a poner un poco de

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

naranja". Y podemos crear un lienzo nuevo o hacer que el lienzo original cambie
de apariencia.

Por eso me parece importante que entiendan que ningún otro aspecto de la
experiencia de la vida humana es más poderoso que nuestra idea al respecto, que
nuestra decisión y nuestra elección, y que nada es lo suficientemente grande
como para cubrir nuestra asociación creativa con Dios.

Si Dios y yo decidimos cambiar algo en la fábrica bioquímica llamada cuerpo., lo


haremos, sin importar las predisposiciones; en verdad, es posible detener ese
proceso. Precisamente gracias a ese proceso es que la gente ha podido curarse
realmente de cáncer y vencer otras condiciones emocionales y físicas que, de otra
manera, se habrían convertido en obstáculos, en la aceptación de la idea de estar
destinada a ello.

Los genes son simples indicadores, no muy diferentes de la astrología, de los


signos astrológicos. Pienso que los genes de nuestro cuerpo nos proveen de
señales, al igual que los signos astrológicos funcionan para ese cuerpo mayor que
llamamos universo.

Podríamos decir que cada uno de nosotros es un universo en miniatura. Creo que
nuestros genes no son muy diferentes a los signos astrológicos, es decir, pueden
darnos indicadores sobre la dirección en la que podemos viajar, pero no de lo
inevitable. Así, los genes nos indican el camino, indican un sendero que podemos
tomar y que, de hecho, es muy probable que sigamos a menos que cambiemos
nuestra forma de pensar.

Y si no nos gusta que nuestros genes dicten la dirección a seguir necesitamos


transformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y nuestros hechos. Es gracias
a este proceso de cambio sobre el papel que los genes desempeñan, que muchos
seres humanos han superado condiciones consideradas imposibles de vencer,
como el cáncer. Podemos cambiar nuestra mentalidad siempre que queramos y
crear una nueva experiencia. Sin embargo, y esto es lo que resulta crítico, no
mucha gente lo cree. Y ya que pocas personas lo creen, son menos lo que han
logrado demostrarlo.

¿Es posible que derrotemos a nuestros antecedentes genéticos o cualquier otra


condición del medio ambiente que esté generando ciertas situaciones? Si no es
así, si no es posible, entonces la más grande promesa de Dios es una mentira, y no

110
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

tienes libre albedrío, y no estás al mando de tu destino. Si es así, se nos ha dicho


una falsedad extraordinaria; pero no creo que sea así, la evidencia de mis ojos y
de mi vida son prueba de lo contrario.

—¿Estabas consciente antes de escribir estos libros, o en los periodos entre ellos,
sobre cómo se dieron tus conversaciones con Dios?

—Antes de que los libros se convirtieran en libros, antes de que el material llegara
a través mío, yo no estaba consciente de tener lo que ahora llamamos
conversaciones con Dios. Cobré conciencia de eso sólo después de que el material
me llegara, y no fue en forma de libro, sino como un diálogo íntimo conmigo
mismo.

A partir de entonces cobré conciencia de que mi vida entera, y la de ustedes, es


una conversación con Dios, comprendí que todos no sólo podríamos estar
teniendo una conversación, sino que de hecho la tenemos cada día.

Una de las preguntas que con más frecuencia escucho es: "¿Por qué usted?", la
respuesta es que no soy yo, no soy un elegido. De hecho, cada uno sostiene una
conversación con Dios cada día de su vida. Pero no nos damos cuenta, o
simplemente lo llamamos de otra manera.

Entonces, ¿estás listo para empezar a ver tu vida como tu conversación con Dios?
¿Al escuchar tu conversación en la forma de la letra de una canción que escuchas
en la radio, o de la trama de la siguiente novela que escojas en la librería, o del
material del artículo de la revista que leas en la peluquería, o de las palabras
accidentales de un amigo en la calle o, de hecho, en la forma de las palabras que
te llegan como un susurro en el oído derecho, escucharás y experimentarás todo
eso como tu conversación personal con Dios? Entonces vivirás la experiencia por
la que preguntas, ésa que crees que sólo yo puedo tener.

Para establecer una conversación consciente con Dios, hay una serie de pasos
sencillos a seguir. Lo primero es que anuncies, que declares para ti mismo que es
posible. ¿Cuántos creen posible que Dios pueda y les hable este día de su vida?
Excelente, muy bien, casi todos, es sensacional porque el paso número uno
afirma: "Un segundo, esto es posible y, de hecho, está ocurriendo en este preciso
instante".

El paso número dos, una vez que reconoces que es posible, es creer que mereces
ser una persona capaz de experimentarlo. Todos podemos, pero muy pocos

111
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

reconocemos que merecemos. La autoestima es un tema muy, muy importante


en el que trabajar para muchos, por infinidad de razones de las que hablamos al
inicio de la conversación.

Mucho de lo que se nos ha enseñado disminuye nuestra autoestima, esos


aprendizajes nos llevan a sentir que valemos menos de lo que deberíamos valer,
así que acabamos sintiéndonos despreciables. Y si creen que esto le ocurre a poca
gente, piénsenlo de nuevo. Muchas personas van por la vida sintiéndose poca
cosa. Por eso, el paso número dos para establecer una conversación con Dios es
aceptarlo, y convencerse de que merecen participar en dicha conversación.

El tercer paso, tras aceptar ser merecedor, es darse cuenta de que la conversación
ocurre, como les he dicho todo el tiempo y dejar de descartarla como si se tratara
de algo más, como si fuese una coincidencia. ¿Una coincidencia? Digamos que
llevo varias semanas preocupado por el mismo asunto, entro a la estética y tomo
una revista —que tiene tres meses y medio en el mismo lugar— que incluye un
artículo de dieciséis páginas precisamente sobre el tema que me preocupa. ¿De
qué se trata?

No imaginan la cantidad de cartas que he recibido de personas que me cuentan


cómo Conversaciones con Dios prácticamente les cayó del anaquel a sus manos, o
les llegó de alguna otra manera fortuita. Es asombrosa la cantidad de cartas que
recibimos de personas que nos dicen: "Este libro llegó a mi vida en el momento
preciso". ¿Qué significa eso? Solamente cuando estás completamente consciente
de cómo ocurre este proceso es que empiezas a entender que todo esto es una
fracción de tu conversación.

Sin embargo; la parte más importante de la conversación, una que todos


podemos lograr, y que tenemos a diario, no es lo que imaginas, entiendes o
escuchas a Dios decirte, sino lo que tú le dices a él. Insisto, el fin de tu
conversación con Dios es tu vida y cómo la vives.

Los pensamientos que tienes a cada instante, las palabras que emites, tus
acciones, ésa es tu conversación y no otra. Así que ten cuidado de no decir algo y
actuar de manera diferente, o de pensar algo y decir otra cosa. Alinea tus
pensamientos, tus palabras y tus acciones, de manera que pienses lo que dices y
haces. De esa manera tu conversación será espiritual; es decir: integral y holística.

¿Tienes una pregunta?

112
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—A propósito de lograr esa alineación de la que hablabas hace un instante,


podrías extenderte un poco sobre lo que mencionas en el libro tres, sobre cómo la
tecnología y nuestra conciencia están en desacuerdo entre sí y sobre nuestro
camino para el futuro.

—Así es, nos encontramos en una encrucijada en este preciso momento. Estamos
en un momento, y ya hemos estado en esta encrucijada en el pasado, en el que la
tecnología nos amenaza y, probablemente, ya ha superado nuestro
entendimiento sobre cómo usarla. Al menos eso ocurre con muchas personas,
quizá demasiadas. Verás, nos encontramos en otro punto que resulta fascinante
en la evolución de la especie humana. Hemos llegado al punto que Bárbara Max
Hubbard llamó evolución de la conciencia. Permítanme explicar.

Hasta hace muy poco tiempo, el proceso que llamamos evolución —la evolución
de las especies— parecía ser algo en lo que nosotros éramos esencialmente
observadores. Veíamos nuestra evolución suceder justo frente a nosotros,
simplemente observando el hecho, en ocasiones incluso desconcertados, como si
no pudiéramos creerlo, en otras ocasiones con gratitud y entusiasmo. Pero,
esencialmente nos veíamos como testigos de lo que ocurría a nuestro alrededor.
Todo ha quedado registrado en los libros de historia, y gracias a ellos, podemos
leer sobre avances evolutivos del pasado.

Apenas hace poco tiempo, ni siquiera el periodo de vida completo de algunos de


los que estamos aquí, sino hace relativamente poco, quizás en los últimos veinte o
cuarenta años, cobramos conciencia no sólo del proceso de evolución, sino del rol
que en él desempeñamos.

Sólo de manera muy reciente nos volvimos conscientes de que estamos creando
la manera en que evolucionamos. Eso es un nuevo nivel de conciencia para la
mayoría de los seres humanos. Es así que nos vemos ahora como parte de un
nuevo proceso que se llama evolución de la conciencia, lo que implica que
empezamos a dirigir el curso y la manera en la que, como individuos y como
especie, evolucionamos.

Esto representa un gran cambio en la forma en que sucede la evolución. ¿Se dan
cuenta?, no pudo ocurrir en un mejor momento, pues resulta que coincide con el
momento en el que la tecnología amenaza con superar nuestra capacidad para
utilizarla de forma inteligente. Aunque aún no definimos el significado de
"inteligente".

113
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Me refiero a dilemas morales como la donación, para dar un ejemplo, o la


ingeniería genética, y hay cientos de estos ejemplos, de formas en las que nuestra
sociedad ha creado tecnología que ni siquiera ha aprendido a utilizar. Y hay
tecnología que puede ser muy dañina para nuestra salud, para el medio ambiente
—que es lo mismo—, y para el modo en que elegimos vivir como Homo sapiens en
el planeta.

Necesitamos echar un vistazo a esta carrera contra el tiempo y decidir, de manera


consciente, cómo queremos evolucionar respecto a estas tecnologías con las que
hasta el momento hemos conducido el motor de nuestra experiencia. ¿A qué
tecnologías deseamos decirles: "Un momentito, espera un segundo, no lo creo"?
¿Podemos aceptar ésta y rechazar aquélla? ¿Podemos tomar decisiones
inteligentes? ¿Es posible aplicar, como si fuera un revestimiento, los
pensamientos más elevados que tenemos en común, sobre quiénes somos en
realidad, a los avances tecnológicos y las aplicaciones que nuestra sociedad
permite, crea y experimenta?

Esas son las preguntas más apremiantes de nuestra época. No es un asunto


menor, y todos los que están en esta habitación, y quienes están dispersos por el
mundo, están siendo llamados a la línea de fuego de dicha cuestión.

No se trata de preguntas que deba responder alguien en otro lugar, sino de que
las respondamos todos, a través de los productos que consumimos, las decisiones
individuales que tomamos en el supermercado, en la tienda de ropa, en la calle en
que vivimos.

Cada uno contestará estas preguntas en su vida cotidiana, en lo que dice a los
demás, en cómo los alienta, en lo que elige, en las decisiones que comparte y en
cómo las parte. Y a menos de que estén profundamente conscientes de lo que
hablamos aquí, y de sus implicaciones, es posible que lo descarten como tantas
otras conversaciones.

Los invito a leer tres libros extraordinarios: The Last Hours of Ancient Sunlight de
Thomas Hartmann; Conscious Evolution de Bárbara Max Hubbard y, Heating the
Soul of America de Marianne Williamson. Estos libros abordan el tema de manera
muy específica y dinámica... son una gran articulación y propician un maravilloso
entendimiento.

114
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Pero al menos concédanse el permiso de pasar al nivel de conciencia al que invita


la pregunta, se trata de una conciencia que nos tiene al borde del precipicio,
conforme avanza el siglo XXI y más allá. Estamos en una carrera contra el tiempo.
¿Quién ganara?

¿La tecnología o el espíritu humano? Ya antes ganó la tecnología y prácticamente


borró la vida del planeta, casi la eliminó. Por supuesto, tenemos la habilidad de
volver a hacerlo. Pienso que no es probable que eso suceda, todos tuvimos miedo
de que ocurriera en los cincuenta. Me parece que no era una gran explosión que
destruirá Manhattan, o que Moscú será desintegrada por una bomba atómica o
algo por el estilo; Eso puede ocurrir, pero no creo que sea de esa manera. Si
sucede, será de una manera insidiosa, que pareciera tomar toda una vida para
mostrar sus efectos y con la cual no desearemos vivir.

Por ello considero importante que empecemos a prestar atención a esta manera
de erradicar, lenta pero cierta, la calidad de nuestra vida. Sé que entienden,
dejemos de talar las selvas. ¿Podríamos estar de acuerdo en eso? En verdad es
bastante simple. Y empecemos a buscar una manera en que podamos alimentar a
todo mundo, de evitar que mueran cuatro niños cada hora en el planeta.

¿Alguna pregunta?

—Neale, desde un punto de vista holístico, ¿qué piensas que podemos hacer para
mantenernos en equilibrio, para nutrir cuerpo, mente y espíritu?

—Creo que el gran reto hoy es nutrir al cuerpo, la mente y al espíritu el mismo
tiempo para mantener el equilibrio. Es un reto pues resulta difícil de lograr en un
mundo tan desordenado que, con frecuencia, parece estar desequilibrado. Y
puesto que parece que el mundo ha perdido el equilibrio, tendemos a perderlo
también, como un mecanismo de compensación: perdemos el equilibrio a la
inversa.

Por ejemplo, si nos involucramos intensamente en un proceso espiritual por un


periodo de tiempo extenso, puede ser como parte de una comunidad espiritual;
podríamos perder el equilibrio y concentrarnos demasiado en el espíritu y olvidar,
de paso, que somos también seres corporales, y a la inversa, si llevamos una vida
demasiado apegada al aspecto físico, que no es nutrida en el aspecto espiritual,
no atendemos a nuestro espíritu.

115
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Así, el verdadero reto es encontrar un punto de equilibrio. Me parece que fue


Gerald Jampolsky quien dijo: "La vida es una cuestión de equilibrio".

Y la mejor manera de alcanzarlo es recordar que somos seres tripartitas, y que


ninguna de las tres partes del ser es más importante, o más sagrada que otra.
Somos, de hecho, cuerpo, mente y espíritu.

Existen quienes sugieren que el espíritu, nuestra parte espiritual, es la más


sagrada y, por tanto, la más importante. Eso no es preciso, la parte espiritual de
Quien Eres, no es más importante, y no debe nutrirse más, que la parte mental o
física.

Por supuesto, también se puede decir lo contrario. No prestamos suficiente


atención a nuestros cuerpos, ya lo he mencionado, no los ejercitamos lo
suficiente. No tenemos nuestros cuerpos en buena condición, no están en tono,
no los atendemos ni cuidamos. Eso aplica para la mayoría y, como resultado, en
especial en los Estados Unidos, la gente tiende a tener sobrepeso y estar fuera de
forma, y a morir prematuramente debido a estas y otras condiciones físicas
ignoradas.

Tampoco prestamos atención a nutrir nuestra mente, me sorprende que el


promedio de libros que la gente lee al año sea tan bajo. Me he propuesto
preguntar a las personas: "¿Cuántos libros leíste en el último año?", si responden
tres o cuatro es mucho. ¿Saben?, yo leo veinte o treinta, en ocasiones, cincuenta
libros al año; eso es casi un libro por semana cuando estoy particularmente voraz.
No se trata de presumir, sino de darse cuenta. Yo pensaba que ese era el
promedio, que eso leía la mayoría de las personas. Pero si alguien lee tres o
cuatro libros al año, se siente muy orgulloso.

Para muchas personas, me temo, la principal manera de nutrir su intelecto es


prender el televisor o ir al cine, si a eso se le puede llamar nutrir el intelecto. La
gente ya no va a la biblioteca una tarde de domingo a enterarse qué opina Balzac
sobre cualquier tema, y muchos ni siquiera lo han hecho una vez en toda su vida.
Esas mentes están sedientas de algo más que Los Simpson o el suplemento
deportivo de Los Angeles Times.

La mayoría tampoco nutre su lado espiritual, no medita ni dedica tiempo a otras


formas de alimentarlo, no va a la iglesia o sinagoga, o a algún, centro de culto tan
regularmente como debería, si no es que nunca. La gente no presta atención al

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

hecho de que una tercera parte de nosotros es espíritu. Es decir, somos espíritu,
pero somos seres de tres partes, no prestan el treinta y tres por ciento de su
tiempo o atención a su parte espiritual. La mayoría de nosotros da preferencia a
un área en vez de nutrir las tres de manera equilibrada.

—¿Alguna sugerencia para cambiarlo?

—Detenerlo todo. La manera de cambiarlo es descubrir que somos seres de tres


partes, y decidir prestar atención deliberada a cada una de ellas, y si te hace sentir
incómodo, sal de tu zona de comodidad.

Para quienes se sienten incómodos en una iglesia, sinagoga o meditando, háganlo


de todas maneras. Por cierto, así es como empecé a meditar. Nunca me atrajo
mucho la idea de sentarme durante una hora, con una vela y algún tipo de
música, o quedándome quieto, en silencio, al caer la noche. Precisamente porque
no me atraía la idea y ni siquiera esperaba, para ser honestos, que tuviera la
fuerza para sentarme en paz durante una hora, pero lo intenté, de manera
insistente, hasta que un día tuve una experiencia extraordinaria, donde logré una
conexión con Todo lo Que Es, por eso no dejo de meditar por mucho tiempo.

Lo intenté, lo logré y todo tuvo sentido. Fue como descubrir que los espárragos no
saben tan mal después de todo; de hecho saben bastante bien. Así que salgan de
su zona de comodidad, inténtenlo.

Por cierto, ahora estoy intentando lograr lo mismo con el ejercicio, con lo que no
he tenido buena relación por años. Pero monté un gimnasio en una habitación
pequeña, con unas cuantas máquinas. Estoy en el proceso de convencerme de
bajar allí unas dos o tres veces por semana y ejercitarme, sé que me haría mucho
bien. Es así de simple, no hay nada de magia, no hay misterio, sólo tienes que
darte permiso de prestar atención.

—¿Qué es el sistema de guía interno?

—Todos tenemos un sistema de guía interno que nos permite saber todo lo que
se puede saber sobre la vida, todo lo que es en verdad importante. Si estamos
dispuestos a escuchar a nuestro guía interno, descubriremos que llegamos a la
gente, lugares y circunstancias exactas, y perfectas, para tener una oportunidad
de expresar la parte más grandiosa de Quien Somos.

117
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Para mí no es difícil prestar atención a mi sistema de guía interno, lo siento en el


estómago. Con frecuencia le digo a la gente: "Escuchen a su estómago, él sabe".
He aquí un proceso, una herramienta, que quiero compartir con ustedes y que
puede ayudarles a saber si van en la dirección correcta o cuando están a punto de
tomar una mala decisión. Es muy simple en verdad.

En primer lugar salgan del punto muerto. Si se encuentran en un lugar llamado


atasco y no hacen ni una cosa ni otra, o dudan en tomar una decisión por miedo a
equivocarse, tomen una decisión. Tomen cualquier decisión, caminen en alguna
dirección.

Siempre aconsejo esto, arranquen al proceso de toma de decisiones y avancen


hacia algo. En el momento en que decidan hacer o no hacer algo, elegir o no elegir
algo, en cuanto se muevan en una dirección u otra, su estómago les dirá si es o no
el lugar al que deben ir. Es un sistema de guía interno. El mío se encuentra en el
estómago, para otros quizás esté en la cabeza, en forma de pensamiento, pero sin
duda, todos lo tenemos.

Se puede sentir cuando intentas algo y tu sistema se rebela y dice: "No, no hagas
eso", y no es miedo. Es un sistema de sabiduría interna que dice: "No lo creo, no
creo que quieras hacer eso". O un conocimiento interno que dice: "Así es, ése es
el movimiento correcto. Adelante, vamos". Se siente una alegría de vivir, una joie
de vivre. El alma dice: "En esto estoy contigo. Adelante, vamos". Es un sentimiento
interior, pero te llega sólo cuando has tomado una decisión, no antes. Con
frecuencia la gente espera sentir eso antes de tomar una decisión.

Esto es un punto clave y quiero reiterarlo, ¿de acuerdo? Conozco a mucha gente
que reza y medita y pide a Dios su guía antes de tomar una decisión. Yo quiero
darle la vuelta a eso, quiero poner esa idea al revés. La gente se sienta y dice: "Oh
Dios, ayúdame. Dame tu guía antes de tomar esta decisión". Y yo quiero decir:
"No, no, no; tomen una decisión, cualquiera que sea, y escuchen la guía que
reciben de cada célula en su cuerpo".

Es al revés, no teman decidir, en cuanto lo hagan sabrán si se trata de la elección


correcta. Si se siente mal, deténganse y den la vuelta, y si se siente bien, adelante.
¿No les parece una idea interesante?

—Neale, tengo un par de preguntas sobre el cuerpo en relación con el sufrimiento.


¿Puede corresponder un colapso a nivel físico con algo a nivel del alma que debe

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

ser sanado? Me explico, a nivel metafísico se dice que si tienes un resfriado, estás
confundido. Y la otra pregunta es sobre las personas que padecen dolor físico y su
viaje espiritual ¿Es posible que alguien que padece dolor crónico, que sufre
físicamente, experimente este despertar?

Los budistas opinan que la vida es sufrimiento y, dentro de ese contexto, la


respuesta es claramente: "Sí". El sufrimiento es experiencia. Es decir, lo que
concibes como sufrimiento puede no serlo para mí. Por ejemplo, yo soy un
paciente de dolor crónico, son muy pocos los momentos del día en que no lo
padezco. Durante toda esta presentación he sentido dolor. Y sin embargo, salvo
por esos momentos en que verdaderamente siento dolor, no lo siento. ¿Me
entiendes? Alguna otra persona que te cuente esto sobre mi podría decir: "¿Cómo
lo logra? Si yo sintiera ese dolor en este momento no podría pensar
correctamente, mucho menos dar una conferencia.

Y no intento congratularme, simplemente te digo que es así y pasa lo mismo con


todos. Vivimos la misma experiencia, así que en primer lugar, el dolor es una
experiencia relativa. Hasta cierto grado, casi todos padecemos dolor
constantemente. Es a lo que se refieren los budistas con esa expresión. La vida es
sufrimiento [risas].

Por eso cuando te encuentras a ti mismo... la naturaleza misma de nuestro recinto


en esta forma física es, hasta cierto punto, limitante y puesto que esto trunca
Quien Eres en Realidad es, en cierto grado, doloroso. No pretendo evitar la
pregunta, sino que intento ponerla en contexto.

Ahora bien, para responder tu pregunta de manera más directa: sí, una persona
que padece dolor puede alcanzar momentos de gran iluminación y una gran
conciencia espiritual y, en ocasiones, es el dolor el que los lleva hacia allá, puesto
que el dolor físico tiende a cambiar nuestra idea de lo que importa, y nos permite
centrarnos en eso y en quienes somos.

Hubo una época en la que trabajé para Elisabeth Kübler-Ross. Ya he hablado de


ella. ¿Alguien sabe quién es? Bien, pues tuve el placer de trabajar en su equipo
por un maravilloso periodo de mi vida, recuerdo un día que fuimos a visitar, con
frecuencia lo hacíamos, hogares de enfermos terminales. Se aprende mucho, si
realmente desean aprender sobre ello, visiten las casas de diez enfermos
terminales en una semana. Eso no es algo que el ciudadano promedio hará, quizás
una enfermera o un doctor, pero la gente común, no.

119
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Pues esa noche visitamos a una mujer que, gradualmente, había ido perdiendo la
capacidad de movimiento y la sensibilidad del cuerpo, desde los pies. Era alguna
enfermedad degenerativa y tendía a empeorar. Cada vez que la visitamos había
perdido más funciones, hasta que un día perdió incluso el funcionamiento de su
mano, ocurrió cuando sostenía a su nieta recién nacida Ella notó que ya casi no
podía mover la mano y dijo: "Creo que yo ya no debería cargar a la niña pues ya
no tengo la confianza de sostenerla cuando se retuerce".

Esto es lo que nos compartió. Elisabeth le preguntó: "¿Cómo fue para ti sentir que
perdías el movimiento de la mano? ¿Cómo se sintió?", quería conocer su
experiencia. La mujer, con una expresión benigna en el rostro, contestó: "La
primera vez que lo noté, el momento preciso en que me di cuenta de que mi
mano ya no funcionaba tan bien, fue cuando admiraba a ese angelito de ocho
semanas mientras se agarraba sus manitas... y admiraba cómo funcionaba", y
agregó: "Fue como transferir esa vida de mano a mano".

Con esto no quiero decir que así es como funciona, pero que ella encontrara esa
metáfora en medio del dolor es un gran ejemplo de lo que quiero decir. El nivel de
su incapacidad y el dolor que la acompañaba la llevaron al borde de la
comprensión de algo que de otra manera, quizá, no habría podido articular. Ella
vio algo importante a nivel espiritual justo en el momento de lo que llamaríamos
una pérdida. Entonces, ¿es posible que gente que padece dolor alcance esa
iluminación? Pienso que sí y que, para ser francos, es bastante común.

Pero antes había otra pregunta de ustedes, que olvidé por completo.

—Pregunté sobre la equivalencia metafísica de algo que falta en el cuerpo. Existe


algo a nivel del alma] que debe ser sanado?

—Dado lo que Dios me ha dicho sobre que la enfermedad es algo que nosotros
mismos creamos, pienso que es correcto. Pero, con franqueza, puedo decir que
pienso que no es algo que deba preocuparnos demasiado. Y no sigo esos libros
que dicen: Punzada en la rodilla izquierda: egoísmo"; de acuerdo, trataré de ser
menos egoísta. "Dolor en el oído derecho: falta de entendimiento". Existen libros
de ese tipo que pueden o no tener razón, no estoy tratando de desacreditarlos,
pero no estoy seguro que sea de gran utilidad enfrascarnos en esa relación de
causa-efecto, porque entonces nos embrollaremos: "Si tan sólo no hubiera sido
así, mi oído no me dolería tanto. Intentaré ser más comprensivo para que no
duela. ¿Me explico? Si pudiera ser más de esa manera, mi bazo se curaría.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Pienso que esa relación causa-efecto puede existir tal y como lo indican algunos
libros, pero creo, y así se me ha dicho, que es a un nivel mucho más sutil. Es muy,
muy sutil puede ser algo que ocurrió hace treinta o cuarenta años. Ese
pensamiento original, el "pensamiento desencadenador", que produjo un bazo
que no funciona a los cuarenta y cinco años, pudo surgir décadas atrás de modo
sutil.

Entonces, ¿cuál es la respuesta adecuada? Ámalo, acéptalo. Aquello a lo que


resistes, persiste. Avanza en el camino de la aceptación y di: "Esto es lo que me
ocurre ahora, mi bazo no funciona y decido aceptarlo y, en lugar de condenarlo, lo
bendigo". Bendecir, bendecir la condición por lo que es y, simplemente, dejarla
ser.

De esa forma, en muchas ocasiones, logras eliminar la condición porque lo que


resistes, persiste. Y aquello que te pertenece puedes elegir deshacerlo y, si eso no
es posible porque ha estado allí por años y los efectos son grandes puedes
deshacer —y es cierto— el impacto negativo en tu vida. Eso es lo que la mujer con
la mano, lo ven, lo que ella vio como una bendición en lugar de una tragedia.

Vi a un maestro morir, alguien a quien conocí en los últimos años de su vida. Lo vi


en sus últimos meses y semanas. Su muerte, y volvemos sobre el tema, a otros
quizás les hubiera parecido una agonía dolorosa, inconveniente y poco digna. Ya
saben, con el catéter y toda la cosa. Y sin embargo, este maestro enseñaba a
todos aquellos que iban a escucharlo cada día; cuatro, seis, ocho alumnos. Él se
burlaba del asunto: "¿Saben?, ahora tengo más cosas que hacer que cuando
estaba sano.

Él sabía, al igual que el cardenal Joseph Bernadin de Chicago, Dios lo bendiga, que:
"Hay algo más que debo dar. En una vida plena de dar los regalos de quien soy,
hay uno más que quiero dar. Incluso mi muerte será una afirmación de la vida,
incluso mi partida será una afirmación de la gran llegada, incluso mi dolor será
una afirmación de la alegría más grandiosa de la vida.

De este maestro aprendí sobre morir con gracia. Él pudo enseñarme eso porque si
bien no podía librarse de los efectos en su cuerpo de sus decisiones pasadas, no
tenía necesidad de hacerlo. Esto es porque los efectos de su cuerpo no tenían
relación con ningún otro efecto en su mente.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Cuando le preguntabas: "¿Está incómodo?", te miraba y decía: Solo un poco. Y


pensabas: Que valiente y estoico. Pero no mentía. Su incomodidad era realmente
mínima, mientras que yo hubiera estado muy incómodo en esa situación. Él había
avanzado a un lugar de maestría y rara vez permitía que las experiencias físicas de
su vida dictaran quién era en ese momento. Eso es algo muy poderoso. Todos
conocemos a alguien que haya muerto con tal gracia, no sólo dignidad, sino con
un regalo para los demás.

Les contaré una última historia de alguien que murió de esa manera. Mi madre
era una santa. Todas las mamás son unas santas, pero mi madre era la original
santa madre de todos los tiempos, en verdad. Recuerdo el día y el momento en
que murió, lo recuerdo con claridad. Al acercarse su hora final, llamaron al
sacerdote de la parroquia local, un muchacho muy joven. Todo fue precipitado y
el muchacho no tendría quizá ni diecinueve años, tal vez ni se afeitaba. Pero ahí
estaba, recién salido del seminario. Era evidente que se trataba de la primera vez
que administraba la extremaunción de la santa Iglesia Católica Romana, pues
movía nervioso el escapulario y otros instrumentos del ritual. No pretendo
burlarme, al contrario, considero a los ritos parte fundamental de nuestra
experiencia colectiva. Que quede claro, el ritual tiene un lugar muy importante
para nosotros. Pero él nunca había practicado este ritual en particular con alguien
que realmente estaba a punto de morir. Así que allí estaba él, a punto de entrar al
cuarto de mi madre en la unidad de cuidado intensivo; alrededor de quince
minutos después salió completamente pálido, como un fantasma.

Le dije: "¿Qué, qué, qué pasó?".

Él contestó: "Bueno, pues no sé si lo estaba haciendo de manera correcta, creo


que tomé el óleo equivocado, e intentaba hacerlo bien. Su madre me miró y me
dijo: Padre, tranquilo, no hay manera de equivocarse. Es su intención, lo que usted
aporta al momento, son sus pensamientos lo que cuenta, no lo que hace". Él me
miró con lágrimas en los ojos y me dijo: "Su madre me consoló mientras moría".

Por eso quiero compartir con ustedes que la muerte no tiene que ser una
tragedia. Sólo espero que al morir pueda conservar siquiera algo de esa gracia,
una pequeña partícula de ese tipo de sabiduría.

—Tengo una pregunta sobre el alma. Es respecto a la idea de que en algún otro
plano, nosotros planificamos los lugares y cosas y gente con la que nos

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

relacionaremos en esta vida. ¿Podría explicar más por qué afirma que no hay
accidentes? ¿Es porque lo planificamos en algún otro nivel?

—Así es, bueno. Se me ha dicho que, efectivamente, tenemos una agenda cuando
llegamos a nuestro cuerpo, una agenda compartida. De hecho, quisiera decirles
que ninguno está hoy aquí por accidente. Decidirnos estar en este lugar y en este
momento en otro nivel muy elevado. Para tomar conciencia, una vez más, y
apoyarnos en ser quien en realidad somos.

Y henos aquí, tenemos un acuerdo que estamos cumpliendo al interactuar de la


forma en que lo hacemos en este preciso momento del día.

Eso aplica, por cierto, tanto para aquellos que son gentiles con otras personas,
como para quienes son descorteses. La verdadera santidad y la verdadera
maestría es comprender que no hay víctimas y que no hay villanos, y que quien te
acosa sólo cumple con su parte de un acuerdo hecho en un nivel diferente, de
manera que puedas expresar, experimentar, anunciar, declarar y convertirte en
Quien Eres en Realidad,. Es por eso que todos los maestros coinciden al decir: "No
juzgues, ni condenes".

Es así que estamos todos en viajes que llamamos vida, que es un viaje y un
destino. El destino ya lo hemos determinado, cómo haremos para llegar, no.
Tampoco está garantizado que, de hecho, llegaremos a ese destino, simplemente
tenemos una idea de hacia dónde nos gustaría ir y lo que nos gustaría hacer. Pero
no existe una predestinación en el sentido de tener asegurado llegar allí, ni de
seguir de manera precisa el camino para lograrlo.

En cada nueva oportunidad podemos seguir avanzando en nuestra agenda. En


caso de no avanzar, crearemos nuevas oportunidades para continuar intentándolo
hasta lograrlo. ¿Alguien ha detectado patrones repetitivos en su vida? Así
seguirán intentándolo e intentándolo hasta que lo hagan de la manera correcta.
Seguirán lidiando con la misma persona cinco veces.

¿Escucharon lo que dije? Me casé con la misma persona cinco veces en cinco
cuerpos diferentes hasta que, al final, aprendí lo que tenía que aprender. Sólo
entonces pude casarme con una persona diferente. Lo mismo me ha ocurrido con
otras personas y sucesos en mi vida. He enfrentado las mismas situaciones una y
otra vez hasta que, finalmente, entendí lo que significaba. Así que haremos
patrones y traeremos a nuestra experiencia exactamente la clase de personas,

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

lugares y situaciones necesarias para obtener los resultados que establece nuestra
agenda. Puede ser que no completemos todo en esta vida, de hecho, me
sorprendería si así fuera. Pero no importa, pues tendrás otra vida, y otra, y otra
más, hasta el fin del tiempo, que no tiene fin en absoluto. Así seguirá por siempre
y más, ¿no es delicioso?

—En el libro tres, Dios habla de seres altamente evolucionados. ¿Deberíamos


tratar de comportarnos de esa manera?

—En el universo existen seres altamente evolucionados. Yo me refiero a ellos, en


mi taquigrafía personal, como SME, Seres Muy Evolucionados. Ellos han
aprendido a coexistir con la naturaleza y el universo de manera armónica y con
regocijo. Y han aprendido a conducir sus vidas de manera que no padecen,
prácticamente, de dolor ni de problemas. Ahora mencionaré cómo lo logran. Es
una fórmula de dos partes que se puede aplicaren este planeta, si decidimos
hacerlo.

La mayoría de ellos, de hecho, no habitan la Tierra. No he encontrado una gran


cantidad de seres altamente evolucionados en este planeta, a excepción de los
que caminan por las salas del Congreso.

Eso fue una broma.

Así es como se mueven estos seres. Funcionan en un sistema muy simple de dos
partes. Parte uno, observan la realidad y la expresan. Esa es la parte uno, dicho de
otra manera, actuar con sencillez. Observo la realidad. Ustedes están sentados allí
en una silla estamos conversando. Y observo la realidad. La televisión presenta
mucha violencia y los niños pasan demasiado tiempo frente al televisor y, por
tanto, asumen un comportamiento violento. Así es. O, el tabaco causa cáncer y
puesto que es así, probablemente no es la opción más saludable para consumir.
Eso es así. Veo lo que pasa y lo expreso; es decir, digo la verdad sobre lo que pasa.

En este planeta mucha gente que ve lo que pasa, se niega a verbalizarlo, incluso,
expresa lo contrario de lo que ve por miedo a ofender a alguien o revelar algo que
debe permanecer oculto. En otras palabras: observamos y mentimos al respecto,
es una conducta muy común en personas, instituciones políticas y religiosas.

Si para las sociedades altamente evolucionadas no funciona que sus hijos sean
violentos, hacen lo necesario y retiran esas influencias de quienes están en edad
formativa.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Por tanto, en una sociedad altamente evolucionada, sería inconcebible un lugar


donde se coloca a los niños frente a pequeñas cajas cuadradas durante seis u
ocho horas para exponerlos al tipo de conductas que se desea erradicar. Como
ven es muy sencillo. Es tan sencillo que casi da risa.

En nuestra sociedad hacemos un gran número de cosas que no funcionan. Y no es


que no sepamos que no funcionan. Lo increíble es que tenemos claro que no
funcionan e igualmente las hacemos. Es una insensatez. Sabemos que no
funcionan y de cualquier manera las hacemos. Ejemplo: sabemos que no es
correcto sentar a los niños frente a esa caja varias horas al día, exponerlos a
conductas violentas y esperar que no las reflejen. Sabemos que no funciona y lo
hacemos de cualquier forma.

Sabemos que no funciona inyectar nuestros sistemas políticos con altas


cantidades de dinero, de intereses especiales, y esperar que la política sea
imparcial. Sabemos que no funciona y de cualquier forma lo hacemos.

Sabemos que no funciona ingerir grandes cantidad de carne roja todos los días y
esperar que nuestros cuerpos funcionen de manera saludable. Sabemos que no
funciona y lo hacemos de cualquier manera. Sabemos, de antemano, que no
funciona inhalar humo y meter carcinógenos a nuestro sistema y lo seguimos
haciendo. Enlisto sólo unos cuatro o cinco ejemplos, pero hay cientos, quizá miles.

Ahora bien. El ser inteligente debe preguntar por qué. ¿Por qué continuarnos
haciendo estas cosas que sabemos que no funcionan? Y la respuesta es: no creo
que tengamos el valor de nuestras convicciones. Pienso que estamos cómodos
diciendo una cosa y haciendo otra, no creo que estemos comprometidos a fondo
a expresar la versión más elevada de quien somos en realidad. Pienso que somos
seres inmaduros.

En comparación con otros seres sensibles del universo, creo que somos bastante
primitivos. Simplemente no tenemos la fuerza de voluntad de hacer la elección
más elevada, aunque estamos en proceso. Empezamos a cambiar, se empieza a
notar un cambio al respecto conforme más y más personas se cuestionan las
cosas que planteo. Y empezamos a ver algo de liderazgo espiritual y moral en el
planeta, que nos permite levantarnos en grandes números y decir: "Ey, esto no es
así, simplemente no está funcionando". Así que, ¿por qué no hacemos algo
interesante?, ¿por qué no lo detenemos?

125
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

—¿Podrías hablar por favor del papel de la mujer y, más aún, de lo femenino en el
universo?

—Bien, ah, ése es un tema muy amplio. No estoy seguro si entiendo exactamente
qué deseas. Hablaré sobre lo que entiendo y conozco. En un momento de nuestra
historia, en este planeta, las estructuras de poder de la sociedad estuvieron
dominadas ampliamente por lo que llamaré ahora energía femenina. Durante el
periodo del matriarcado, las mujeres estuvieron en control de las decisiones,
manejaron las instituciones e hicieron las cosas a su modo. Así fue por un periodo
bastante amplio. Después de varios miles de años hubo un cambio de paradigma y
acabamos en lo que llamaré el patriarcado, donde los hombres esencialmente
impusieron sus condiciones, manejaron las instituciones y crearon los sitios de
poder. En cada uno de esos paradigmas se trataba de uno o del otro.

Lo que ocurre ahora es que, en el siglo XXI, empezamos a ver este nuevo
paradigma, uno que hemos anhelado por miles de años, una nueva construcción,
donde lo femenino y lo masculino se unan, y donde los roles tradicionales de cada
uno no estén, gracias a Dios, claramente definidos o, más específicamente,
asignados por el género.

En los años por venir se compartirá el poder cada vez más entre hombres y
mujeres. Poco a poco veremos a más y más mujeres, gracias a Dios, ocupando
lugares de poder, influencia, autoridad, creatividad e impacto en nuestras
sociedades.

Empezamos a verlo apenas, y vendrá el día en que tendremos, como mencioné al


principio de nuestra conversación, una mujer presidente, una mujer papa, por
favor, y mujeres en todas las posiciones tradicionalmente consideradas
masculinas. Alabado sea ese día. Y entonces tendremos hombres y mujeres
ocupando de manera fortuita este tipo de posiciones, y será una bendición pues
se habrá encontrado un verdadero equilibrio. Un equilibrio que hemos buscado
por mucho, mucho tiempo. Y en el gran esquema de las cosas, en la historia del
universo, en el plano universal, este equilibrio se ha alcanzado relativamente
pronto.

Como saben, varios miles de años es relativamente poco en los billones de años
de historia del universo. Así, el Homo sapiens habrá hecho esto y aquello y ahora
empiezan a alcanzar un equilibrio. Si bien, en nuestra experiencia particular se
siente como que ha tomado demasiado tiempo, es tan sólo un parpadeo, un

126
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

murmullo en la historia del universo. Así es que hemos encontrado, o empezamos


a encontrar, ese equilibrio. Lo vemos en la política, en las corporaciones, en
verdad se ve en todas partes. Me encanta observar, al viajar en avión, sobrecargos
hombres. Una actividad que solía considerarse exclusiva de las mujeres, por
razones que no entiendo, ahora se ha abierto.

Mi dentista es mujer y es muy buena en su trabajo. Pero cuando tenía cinco,


incluso diez años, era muy difícil ver a una mujer dentista. Es así que empezamos
a ver este cambio inter-laboral, inter-género, ocurrir poco apoco, y un día nos
permitiremos tener mujeres sacerdote. ¿No les parecería agradable ver mujeres,
incluso en las iglesias ortodoxas, mujeres rabino o ministras?

Pronto empezaremos a compartir estas posiciones de poder incluso en los cargos


más reverenciados de nuestras instituciones: en la religión, en la política y en
otras esferas de influencia. Insisto, bendito será ese día pues hasta ahora hemos
estado viviendo media vida.

Dios es testigo de que los hombres no hemos desempeñado muy buen papel al
mando de este planeta en los últimos miles de años, no hemos sido muy eficaces.
Necesitamos equilibrarnos con la energía femenina del entendimiento, la
paciencia, la compasión, la conciencia profunda y la extraordinaria sensibilidad
para la experiencia humana. Es parte de la experiencia y de la energía femenina
en cada uno de nosotros, y espero que sepamos nutrirla y que le permitamos
seguir floreciendo como parte de la grandiosa unidad de Quienes Somos.

—¿Cómo descubrió quién era?

—Para la mayoría de seres humanos, la supervivencia diaria no es ya el principal


foco de atención, aunque lo sigue siendo para muchos. Sin embargo, es
interesante preguntarnos: "¿Cuál es el principal foco de atención en la actualidad
para la humanidad?". Repito, la pregunta más importante dejó de ser: "¿Cómo
sobreviviré?", abandonó los reflectores y cedió su lugar a: "¿Quién es ese que está
sobreviviendo?"; es decir: "¿Quién soy?". El ser pensante quiere saber, implora
saber. No se trata de una pregunta vacía, sino de una muy importante, la mayoría
desconoce quién es. Es mi caso, hasta hace muy poco yo no tenía idea de quién
era.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Saben, cuando tenía dieciséis años creía que era mi cabello. Es cierto, creía que
era mi cabello y lo tenía tan claro que si mi cabello no quedaba bien por la
mañana, tiraba el cepillo a la basura y me negaba a ser visto en público.

En realidad no ha cambiado mucho con los años. En ocasiones todavía me


despierto pensando: "¿Sabes?, soy mi cabello".

Pero al cumplir dieciocho descubrí que no era mi cabello. Arribé a mi cumpleaños


dieciocho pletórico de la sabiduría de mi tiempo y me dije: "¿No es una tontería
que antes creyera que era mi cabello? Por supuesto que no soy mi cabello". A los
dieciocho supe la verdad: Soy mi carro. Sabía que era mi carro porque podía sentir
que otros chicos tenían ideas sobre mí, pensaban en mí, basándose en el carro
que manejaba. En una ocasión en que mi carro no funcionaba, mi padre me dijo:
"Toma, te presto mi auto esta noche". Y le dije: "¿Estás loco? Ni muerto me dejo
ver en tu carro. No sería yo". Mi padre manejaba un Oldsmobile. Hoy manejo un
Oldsmobile. Y los hijos pagarán por los pecados del padre.

Al cumplir veintiuno dejé atrás todo eso pues adquirí aún más sabiduría y
comprendí: "Un segundo, no soy mi cabello, no soy mi auto, es una tontería por
supuesto". A los veintiuno supe la verdad: "Soy mis mujeres".

Quiero que sepan que seguí ese juego "Soy mis mujeres" por mucho tiempo. Se
trataba de un juego maravilloso y sabía que era mis mujeres. Podía sentir los
pensamientos de las personas en la misma habitación, podía sentir mis propios
pensamientos e ideas sobre mí, cambiar respecto a quien venía, o no, de mi
brazo.

Así que viví ese juego por mucho tiempo hasta que un día me desperté y pensé:
"Un segundo, no puedo ser mis mujeres porque si así fuera, tendría un problema
de personalidad múltiple". Lo ven, es que fueron tantas. Entonces comprendí que
debía haber algo, que debía ser algo más grande que esto. ¿Quién soy? ¿Quién
soy? La mente implora saber.

Las cosas se empezaron a aclarar cuando estaba cerca de los cuarenta, entonces
caí en la cuenta, y sé precisamente cuándo ocurrió porque mi papá lo señaló, dijo:
"Finalmente maduró el niño". Había decidido, y todas mis acciones a partir de
entonces apuntaron, a: "Soy mi trabajo", la misma conclusión a la que llegan
muchos hombres a esa edad, y también de algunas mujeres. Y vaya que jugué en
serio: "Soy mi trabajo". ¿Saben cómo lucía mi vida? Era una especie de:

128
El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

"Ey, ey es mi trabajo, lo siento, no puedo, es mi trabajo".

Finalmente, desperté de esta irrealidad también. Un día me examiné y dije: "Un


segundo, no puedo ser mi trabajo, me han echado siete veces, así que ¿quién
soy?, ¿quién soy?, ¿quién si no soy mi trabajo?".

Al final llegó la respuesta: "Por supuesto, no soy mis mujeres, mi trabajo, mi carro
o mi cabello, soy mi familia", entonces fue mi mamá quien dijo: "Finalmente
maduró", había recuperado la cordura. Acomodé mis valores y seguí el juego de
"Soy mi familia" al máximo: soy mis hijos y mi esposa y mis seres queridos, ése soy
yo.

Y la apariencia que eso daba era un poco así: no acepté un trabajo en otra
comunidad, lo recuerdo bien, porque no sería bueno para mi familia, dejé ir una
casa que me encantaba, y quedaba cerca, porque no estaba en el distrito escolar
adecuado. Así tomé decisiones importantes, decisiones de vida muy importantes,
basado en la idea de que yo era mi familia.

Un día, al regresar a casa de un trabajo que despreciaba, de la vida de fastidio que


tenía, abrí la puerta y descubrí que la casa estaba totalmente vacía, no sólo de
personas, sino de muebles.

Entonces entendí que algo no estaba bien, recuerdo muy bien ese instante. Esta
historia es cierta, no la estoy inventando. Recuerdo ese momento como si fuera
ayer. Abrí la puerta y el lugar estaba vacío y lo primero que pensé fue: "Dios mío,
nos robaron". Pero nadie se lleva todos los muebles de tu casa a plena luz del día,
además no faltaba todo. Eché un vistazo y ahí estaba un viejo equipo de sonido
que había aportado al matrimonio y una vieja mesita de café de mis tiempos de
soltero. Y había algunas otras cosas mías, descubrí que no faltaba todo.

Poco a poco caí en la cuenta de lo que pasaba; pero me costaba trabajo creerlo.
Corrí por las escaleras hacia la recámara principal y abrí su lado del clóset. Toda su
ropa había desaparecido. Abrí mi porción del clóset y mi ropa seguía allí. Entonces
supe la horripilante verdad. El ladrón era una mujer.

Verán, es sorprendente lo que la mente puede hacer para evitar que veas algo
que está delante. Ya no pude reírme. Bajé las escaleras y me senté en la alfombra
de la sala casi completamente vacía y lloré: "¿Dios, qué quieres conmigo? ¿Y
quién soy?".

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Y yo que pensé que era todo eso, creí que era estas cosas y ahora no hay nada.
¿Quién soy? El eterno grito del alma humana. ¿Quién soy?

Y la respuesta no está fuera de nosotros. Obviamente no está en la gente, ni en


los lugares, ni en las cosas de la vida. La respuesta reside dentro, ésa es la esencia
del mensaje de Conversaciones con Dios.

—Quiero decirle, en primer lugar, que realmente disfruté la lectura de los tres
libros, son sorprendentes. Mi pregunta es sobre la idea del alma. Se encuentra en
un viaje de evolución versus la Idea de que se encuentra por completo absorbida
en lo absoluto, que no hay más evolución. Lo que usted relata parece ser una
expansión de ese viaje, que se vuelve más rico y más dinámico, el panorama es
más amplio. Y la idea que usted presenta... la existencia de la posibilidad de
trascender eso y salir de la existencia, o lo que llamamos el proceso de evolución,
¿podría ahondar sobre eso?

—No puedes salir del proceso de evolución, literalmente es imposible. Al instante


que lo hagas, dejas por completo a Dios, Dios es un proceso. Dios no es un ser, es
un proceso.

Dios es el proceso mismo de la vida al que llamamos evolución y puesto que no es


posible dejar a Dios por completo, no es posible dejar el proceso de evolución. Por
tanto, nuestra evolución, la evolución de todos nosotros, que somos Dios, el
Colectivo Divino, nunca termina. Siempre ha sido, es ahora y será por siempre,
mundo sin fin. Amén.

Quiero decir lo placentero que ha sido compartir con ustedes estos momentos, lo
bueno que ha sido estar aquí, en el mismo lugar y en el mismo tiempo que
ustedes. Quiero invitarlos, y también alentarlos, a que salgan de aquí y toquen al
mundo con la verdad más profunda que reside y se cumple en ustedes. Y faciliten
a los demás el entender quiénes son en realidad. Compartan eso con sus
semejantes, construyamos juntos el mundo de nuestra visión más grandiosa.

Alabado sea.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Epilogo

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Durante los últimos quince años, todo lo que he deseado hacer es ayudar a otros
a entender a Dios (y por lo tanto a la vida) de manera cabal, pues veo en el mundo
mucha tristeza y sufrimiento, y sé que no debería ser así.

Como he dicho en incontables ocasiones, ese anhelo profundo fue provocado por
la experiencia de mis Conversaciones con Dios, esa interacción directa con lo
Divino que cambió mi vida para siempre. He intentado encontrar una manera de
transmitir lo que me fue compartido en esa experiencia y es por eso que he
escrito veintisiete libros desde 1995. Sin embargo, ni siquiera ese volumen de
escritura puede equipararse al impacto que produce el contacto personal de una
conversación.

Es así que he preparado el Programa de Asesoría Espiritual de Conversaciones con


Dios. Mi intención es acompañar, de manera personal, a cada participante
durante un periodo de tres meses para explorar los puntos principales en los
mensajes de Conversaciones con Dios, en tres categorías separadas con una
duración de treinta días cada una.

En este programa exploraremos Maestría del cambio, Maestría de la felicidad y


Maestría del ahora, en treinta y seis lecciones individuales, tres por semana. Una
vez al mes te haré una llamada personal, hablaré sólo contigo para discutir lo que
has aprendido y, más importante, explorar cómo ponerlo en práctica en tu vida.

Tendrás también tres conversaciones grupales, con otros participantes, cada mes
con los Life coaches (Asesores de vida), seleccionados y capacitados
personalmente por mí. Ellos conocen y entienden el material tan bien como yo.
Una vez al mes propondré una llamada a todos los participantes para que juntos
podamos hablar de los retos compartidos, e intercambiemos ideas sobre nuevas
direcciones y soluciones.

Ya es hora de acabar esas batallas con nuestros viejos demonios: ira, miedo,
frustración, resentimiento, desilusión y dolor emocional. El objetivo del programa
es poner fin a las experiencias negativas y convertir la vida en lo que siempre
debió ser: una expresión de la auto realización desde un lugar de paz y armonía
profundas, gracias a una mejor comprensión del proceso y del propósito de la
vida.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Espero que decidas compartir este viaje conmigo. Requiere de una inversión
importante de tiempo y recursos, pero la recompensa lo amerita, quizá más de lo
que imaginas. Para saber más visita:

http:/Iwww.nealedonaldwalsch.com/mdex.php?p=Doc &c=mentor

Quiero también hablar sobre Homecoming, un programa diferente que permite


sentarme con los participantes de manera informal, sin una agenda, objetivos o
resultados por cumplir. Se trata de vivir la experiencia sin lastres, con total
libertad. Es una discusión abierta, una gran exploración, un discurso y un
intercambio en un grupo pequeño (nunca más de catorce personas, con
frecuencia menos) dos veces al año, en mi casa.

Es una experiencia en donde nos sentaremos todas las tardes en la sala de mi casa
en Ashland, Oregon, para conversar y explorar libremente. Los dormitorios son
compartidos (dos camas por habitación) y las comidas son todas en casa. El
sábado por la noche el grupo va a cenar a uno de los maravillosos restaurantes de
Ashland, y asiste a una representación del Festival Shakespeare de Oregon.

Los cinco días ofrecen una oportunidad sin igual para revisar el material de los
libros Conversaciones con Dios (y para discutir cualquier otro tema que se desee
revisar). El Homecoming es una oportunidad para un limitado número de
personas que sientan que tienen el tiempo, la energía, los recursos personales, la
habilidad y el deseo de cocrear una experiencia tan singular.

Se puede obtener ms información por correo electrónico, escribe "Homecoming"


en la línea de encabezado y envíalo a:

neale@nealedonaldwalsch.com

Finalmente, imagino que después de leer este texto te preguntas cómo, de modo
práctico, experimentar lo que he llamado tu Ser Verdadero y llegar a esa
experiencia, y por supuesto no todo mundo puede asistir a un seminario o retiro.
Es por eso que me alegra anunciar que de la cosmología de Conversaciones con
Dios ha surgido una tecnología que facilita alcanzar vidas centradas en lo
espiritual. Esta tecnología se describe con gran detalle en When Everything
Changes, Change Everything, un libro que permaneció en la lista de los más
vendidos del New York Times dos semanas después de su aparición.

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Este libro presenta una extraordinaria combinación de psicología moderna y


espiritualidad contemporánea en una excursión que alterará tu vida. Si tu vida ha
sido tocada recientemente por cambios inesperados e indeseados, este libro
podría ser de gran utilidad, igual que su compañero, el libro de trabajo: WECCE
Workhook and Study Guide. WECCE es un acrónimo para When Everything
Changes, Change Everything y el cuaderno de trabajo tiene setenta y cinco
páginas de ejercicios, procesos y experimentos que ayudan a explicar la tecnología
de WECCE y a llevar al terreno de lo cotidiano todos los conceptos del texto.

Si te sientes cómodo con un proceso más interactivo, te ofrezco diversos retiros


de Change Everything Spiritual Renewal a donde asiste gente de todo el mundo.
Están basados en la los mensajes de Conversaciones con Dios, y fueron diseñados
para quienes están examinando detalladamente su vida, con el propósito de
lograr un cambio verdadero.

Para obtener una copia de When Everything Changes, Change Everything, o para
mayor información sobre los retiros visita la página:

www.nealedonaldwalsch.com

Muchas de las preguntas sobre los temas que se cubren en el material, tienen
respuesta en la sección Ask Neale del Messenger's Circle. Si quieres seguir
conectado con la energía de Conversaciones con Dios, te recomiendo que te unas
al Messenger's Circle.

Muchas gracias por permitirme hablar de estas oportunidades. En verdad espero


que podamos aprender más sobre la vida holística, sobre las relaciones y sobre
todos los temas que hemos explorado en estas páginas.

En algún tiempo todos vivimos de modo expresivo, alegre y maravilloso. Pasamos


nuestros días de modo íntegro y siendo íntegros. Entendíamos que formábamos
parte de un sistema y no hacíamos nada en lo individual que afectara a la
colectividad. Sabíamos vivir sin limitaciones, sin sentir necesidad, sin desear el
poder para dominar a otros o desear ser mejor que otros. Si podemos volver a ese
lugar, entonces podremos sanar nuestras vidas y sanar al mundo.

Podemos convertir al miedo en entusiasmo, a la preocupación en asombro, a la


expectativa en anticipación, a la resistencia en aceptación, a la desilusión en
desapego, a la ira en compromiso, a la adicción en preferencia, al requerimiento
en satisfacción, al juicio en observación, a la tristeza en felicidad, al pensamiento

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

en presencia, a la reacción en respuesta, y a un tiempo convulso en un tiempo de


paz. Esa es la promesa del libro When Everything Changes, Change Everything, ese
es el propósito del Spiritual Mentoring Program y ése es el potencial de
Homecoming.

Ha llegado la hora de convertir la capacidad de alterar la vida y cambiar la realidad


de los mensajes de Conversaciones con Dios en algo más profundo y de mayor
impacto. Espero que aceptes la invitación a hacerlo con alguna de las
herramientas que aquí te presento

Con amor y cariño

NEALE DONALD WALSCH

Ashland, Oregon

Julio de 2010

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

Sobre el autor

Neale Donald Walsch es un mensajero espiritual contemporáneo cuyos libros han


sido traducidos a más de treinta y siete idiomas y han vendido millones de
ejemplares. Siete de sus veintisiete títulos han alcanzado la lista de bestsellers del
New York Times. Su libro para niños Santa's God ofrece a los padres una manera
de explicar a los niños las diferentes formas que tiene la humanidad de entender a
un Dios que puede ser aceptado por todas las culturas.

Neale es el creador del programa Conversations With God Spiritual Mentoring


Program, que consta de treinta y seis lecciones a realizar en un periodo de tres
meses para explicar a cabalidad los conceptos presentados en El pequeño libro de
la vida y es una oportunidad para que los participantes los pongan en práctica en
su propia experiencia de vida. El programa incluye asesorías telefónicas
personalizadas con el autor.

Walsch interactúa de manera regular con sus lectores en el Messenger´s Circle de


la página:

www.nealedonaldwalsch.com

Su libro, The Only Thing That Matters está siendo discutido en un foro global con
el autor en:

www.TheOnlyThingThatMatters.net

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El pequeño libro de la vida Neale Donald Walsch

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