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SANA TUS HERIDAS DE AMOR

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MÓDULO IV

LAS 5 HERIDAS DE LA NIÑA


INTERIOR

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Tabla de contenido
Presentación de las 5 heridas .................................................................................. 5
La herida de rechazo .............................................................................................. 10
¿Cómo es la herida de rechazo? .................................................................................................. 10
¿Cómo es la relación con tus padres cuando vives la herida de rechazo? .................................. 10
¿De qué manera te proteges de la herida de rechazo? ............................................................... 11
¿Cómo son tus relaciones de pareja cuando vives la herida de rechazo? .................................. 12
¿Cuáles son los rasgos de tu carácter cuando llevas la máscara de huidiza? ............................. 13
La herida de abandono ............................................................................................. 15
¿Cómo es la herida de abandono?............................................................................................... 15
¿Cómo son las relaciones con tus padres si sufres de abandono? .............................................. 16
¿De qué forma te has protegido de la herida de abandono? ...................................................... 16
¿Cómo son tus relaciones de pareja si sufres de abandono? ...................................................... 17
¿Cómo es tu carácter cuando actúas como dependiente? ......................................................... 18
La herida de humillación ........................................................................................... 20
¿De qué habla la herida de humillación? ..................................................................................... 20
¿Cómo es la relación con tus padres si sufres de humillación? ................................................... 20
¿De qué manera te proteges de la herida de humillación? ......................................................... 21
¿Cómo son tus relaciones de pareja? .......................................................................................... 22
¿Cómo es el carácter del masoquista? ........................................................................................ 22
La herida de traición ................................................................................................. 25
¿Cómo es la herida de traición?................................................................................................... 25
¿Cómo son las relaciones con tus padres, entonces? ................................................................. 25
¿De qué manera te proteges de esta herida? ............................................................................. 25
¿Cómo son tus relaciones de pareja? .......................................................................................... 26
¿Cómo es el carácter de una mujer controladora? ..................................................................... 27
La herida de injusticia ............................................................................................... 31
¿De qué nos habla la herida de injusticia? .................................................................................. 31
¿Cómo es la relación con los padres? .......................................................................................... 31
¿Cómo te proteges de la herida de injusticia? ............................................................................ 32
¿Cómo son tus relaciones de pareja? .......................................................................................... 32
¿Cómo es tu carácter cuando llevas la máscara de la rigidez? .................................................... 32
Cómo sanar nuestras heridas .................................................................................... 37
1º Etapa ........................................................................................................................................ 37
2ª Etapa ........................................................................................................................................ 37
3ª Etapa ........................................................................................................................................ 38
4ª Etapa ........................................................................................................................................ 38
Las etapas del proceso de curación ............................................................................................. 39
Recapitulación Módulo IV ......................................................................................... 41
¿Cuáles son las 5 heridas de la infancia? ..................................................................................... 41
¿Por qué nos cuenta tanto reconocer nuestras heridas? ............................................................ 41
¿Cómo puedo descubrir la herida de mi niña interior? ............................................................... 42
¿Qué máscara he desarrollado para protegerme de la herida? .................................................. 42

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¿Qué tengo que hacer para sanar esa herida? ............................................................................ 42
Bibliografía .............................................................................................................. 43

En este módulo voy a responderte a las siguientes preguntas:


• ¿Cuáles son las 5 heridas de la infancia?
• ¿Cómo puedo averiguar cuál es la herida de mi niña interior?
• ¿De qué manera me comporto para no sentir ese dolor?
• ¿Qué tengo que hacer para sanar mi herida?

Cuando termines el módulo y después de hacer los ejercicios habrás identificado


algunas de las heridas de tu infancia. Conocer estas heridas puede ayudarte a
comprenderte y a amarte tal como eres.

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Presentación de las 5 heridas

La canadiense Lise Bourbeau nos dice en su famoso libro: Las cinco heridas que
impiden ser uno mismo, que nuestra alma elige los padres y las circunstancias de
nuestro nacimiento.

Es decir, Lise Bourbeau comparte la idea de que existe un plan divino para cada uno
de nosotros.

Esta idea no es nueva y tampoco hay que estar de acuerdo con esta autora para
recibir la gran enseñanza que, gracias a su trabajo, puedes obtener de esta parte del
curso.

¿Existe un plan divino para cada uno de nosotros?

Y tú te preguntarás ¿por qué iba mi alma a elegir unos padres y no otros?


Que es lo mismo que preguntarse ¿por qué tenemos que vivir unas experiencias y
no otras?

La vida es experiencia. Venimos a experimentar y a descubrir quiénes somos en


nuestra más pura esencia.

Es decir que solo a través de la experiencia podemos darnos cuenta de la verdad.


Solo a través de la experiencia podemos recuperar a nuestro niño divino o nuestro
ser esencial.

¿Y quienes somos en esencia?


Somos amor. Nuestro niño divino es amor.

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Pero no es fácil aceptar esa verdad.
¿Por qué?
Porque lo hemos olvidado, y porque no somos capaces de verlo.

Pareciera que ese niño divino que es amor, solo podemos reconocerlo cuando
hemos sanado el dolor de nuestro niño herido.

Por eso recordar, a través de la experiencia, que te has desconectado de tu esencia


más profunda y de tu Yo verdadero, es doloroso.

Al principio del módulo 1 te contaba que tu niña interior representa la parte


trascendente de ti misma, la parte divina.

Es decir, la niña interior más pura es quien eres cuando estás conectada con tu Guía
Interno o con tu Yo verdadero.

Si recuerdas, te decía que todos nacemos con la capacidad natural de amarnos a


nosotros mismos y también con la capacidad de amar a los demás.

¿Entonces por qué te resulta tan difícil amarte a ti misma de forma incondicional?

Porque además de la niña divina tienes una niña herida dentro de ti. Y solo puedes
alcanzar la primera si has sanado antes las heridas de la segunda.

Cuando me doy cuenta de que vengo a experimentar una serie de vivencias para
sanar una serie de heridas, estoy recuperando, o recordando, la presencia de la
divinidad en mi interior.

Digo recordando porque esa divinidad no la he perdido nunca.

Las heridas de nuestro niño interior tienen un mensaje. Esas heridas nos dicen que
hemos olvidado el amor que somos porque nos hemos desconectado de la Fuente.

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Y es que tampoco es fácil aceptar que dentro de nosotros vive un niño herido.
Porque como vimos en el módulo anterior, cuando somos niños tendemos a olvidar
esas heridas para evitar el sufrimiento.

Por eso el objetivo de este curso es que te des cuenta de que dentro de ti hay una
niña herida que se despierta cuando tienes problemas con tu pareja o cualquier otra
dificultad.

Las heridas de tu niña interior son las puertas para entrar en el Amor que realmente
eres.

Por eso tienes que honrar las heridas.

Cuando sanas a la niña herida integras tu personalidad, tu máscara, tu ego, y te


reencuentras con la niña divina.

De este modo aceptamos y amamos incondicionalmente esas partes de nosotros


mismos que hasta ahora habíamos ignorado.

Lise Bourbeau nos cuenta que para sanar esas heridas somos atraídos hacia padres
que tienen las mismas heridas que nosotros hemos venido a curar.

Es decir, a través de la experiencia, la vida nos enseña que detrás de nuestro ego
habita nuestro Ser.

Nuestros padres, entonces, despiertan esas heridas para que nos pongamos en
marcha a la hora de observarlas, aceptarlas y después curarlas.

Cuando aprendemos a aceptar nuestras heridas aprendemos a ser responsables y a


amarnos de forma incondicional. De este modo podemos transformar el niño herido
en el niño divino.

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Aceptar la herida no significa que nuestra preferencia sea experimentarla, ni mucho
menos.

No hemos venido a sufrir sino a abrir el corazón hacia lo que nos hizo sufrir. No
porque el sufrimiento en sí mismo sea sanador, sino porque abrir el corazón sí lo es.

Es verdad que la experiencia solo podemos sentirla desde el ego y una forma de
trascender la persona que creemos ser, es permitirnos experimentar nuestra herida
sin juzgarnos.

De ese modo estamos desarrollando y expandiendo el amor.

La sanación se produce cuando nos aceptamos totalmente a nosotros tal como


somos.

El perdón hacia uno mismo es lo que verdaderamente nos sana y para eso tenemos
que aceptar que uno mismo es responsable de todo lo que siente.

Cuando no queremos asumir esa responsabilidad proyectamos sobre el otro la


razón de nuestro sufrimiento.

De este modo, al negar nuestra responsabilidad, acusamos al otro de hacer eso


mismo que nosotros hacemos a los demás.

Las cinco heridas de la infancia son:


1. Rechazo
2. Abandono
3. Humillación
4. Traición
5. Injusticia

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Esto no quiere decir que todos tengamos las cinco heridas. Seguramente ahora al
escucharlas hay una o dos que te han resonado más que las otras.

Con humildad y honestidad cada uno puede reconocer sus heridas. Reconocer
nuestra limitación humana es el primer paso en el proceso de sanación.

¿Por qué nos cuenta tanto reconocer nuestras heridas?

Porque nos ocultamos detrás de una máscara, una defensa que se construyó para
no ver ni sentir esa herida de la infancia.

Las máscaras que nos ponemos para ocultar cada herida son las siguientes:

➢ Para ocultar la herida de Rechazo, te pones la máscara de la Huida.


➢ Para esconder la herida de Abandono, te creas la máscara de la Dependencia
➢ Para no ver la herida de la Humillación te construyes la máscara del
Masoquismo.
➢ Para negarte la herida de Traición fabricas la máscara del Control.
➢ Por último, para escapar de la herida de Injusticia adoptas la máscara de la
Rigidez.

Vamos a ver cada una de estas heridas con más detalle, y aunque solo es un
pequeño resumen de lo que puedes encontrar en el libro de Lise Bourbeau, te
servirá para que descubras por ti misma la herida de tu infancia.

No es necesario que te identifiques con todas las características de una herida para
descubrir que ésa es la herida de tu infancia.

Es posible que solo te resuenen algunas. Lo importante es observarse con humildad


y sin levantar barreras defensivas

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La herida de rechazo

¿Cómo es la herida de rechazo?

Esta herida está muy relacionada con la herida de abandono, pero no tienes que
confundirla.

La persona que nos rechaza nos dice: “No te quiero a mi lado”-. La persona que nos
abandona dice: “No puedo tenerte conmigo” y se aleja para ir en busca de otra
persona o de otra cosa.

La herida de rechazo es muy profunda pues te hace sentir que no tienes derecho a
existir.
Un ejemplo pueden ser los bebés que no son bienvenidos porque se han tenido por
accidente.

¿Cómo es la relación con tus padres cuando vives la herida de rechazo?

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Esta herida se despierta con el padre del mismo sexo, es decir con tu madre.

Esto no significa que tu madre te rechazara, sino que tú interpretaste una o varias
experiencias de tu infancia como si fueran el rechazo de tu persona.
Lo que a ti te pasó otra persona tal vez lo hubiera vivido como humillación o
abandono.
Pero como tú has venido a sanar la herida de rechazo experimentas rechazo.

Si tu madre no se acepta a sí misma como es, de alguna manera ella también se


rechaza sí misma.
Y es posible que cuando tiene una hija, rechace a su hija de forma inconsciente, ya
que la hija, al ser del mismo sexo, le recuerda de forma constante su propio auto-
rechazo.

Si tú eres una mujer que sufre la herida de rechazo, esa percepción tuya de que tu
madre no te acepta solo refleja tus propias dificultades para aceptarte y amarte a ti
misma como tú eres.

Tu madre, al ser el padre del mismo sexo, es quien te enseña a dar amor mientras
que tu padre es quien te enseña a ser amada y a recibir amor.

¿De qué manera te proteges de la herida de rechazo?

Si tienes esta herida es como si tuvieras ganas de desaparecer.

Tu dolor te quita las ganas de ocupar tu espacio en la vida por miedo a sentirte
rechazada. Es como si pensaras: Antes de que me rechacen me voy.

La máscara que has creado para protegerte de la herida es la huída. Es decir, te


vuelves huidiza para no sentir el dolor de sentirte rechazada.

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Es muy probable que tu cuerpo sea muy delgado, casi sin masa muscular y con la
piel muy pegada al cuerpo. De este modo estás indicando que quieres desaparecer
porque te cuestionas el derecho a existir y a ocupar un espacio.

Cuando eras niña y construiste tu máscara de huidiza te creaste un mundo


imaginario.

Tal vez eras una niña calmada y tranquila que no hacía ruido y que pasaba
desapercibida.

Es posible que escucharas de tus padres la frase: “Mírala que poco ruido hace, si
parece que no está”.

Como tu cuerpo aparenta fragilidad al ser muy delgado, tu madre te protegió


demasiado.

¿Cómo son tus relaciones de pareja cuando vives la herida de rechazo?

Si eres una persona con herida de rechazo tiendes a buscar relaciones que expresen
la seguridad que tú misma no desarrollaste.

Por eso es común verte rodeada de gente extrovertida y con autoestima. De este
modo te sientes atraída por gente que se destaca como una forma de compensar el
poco valor que crees tener.

Al tener una pareja es posible que adoptes el rol de niña en la relación y que
busques la protección del otro.

En el sexo te das cuenta de que vives separada de tu instinto sexual. De este modo
sientes que las parejas que surgen en tu vida te rechazan sexualmente, eso si no has
cortado antes tu sexualidad por considerarla poco espiritual.

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¿Cuáles son los rasgos de tu carácter cuando llevas la máscara de huidiza?

Como crees que no tienes ningún valor intentarás a toda costa ser perfecta para
merecer ese valor que crees que te falta.

Una mujer que diga: “A los ojos de mi madre no soy nadie y no hago nada bien”
intentará ser perfecta para valorarse a sí misma.

Como te sientes rechazada quieres hacerlo todo perfecto, con toda la inversión de
tiempo y esfuerzo que eso requiere.

Y como te agobia recibir demasiada atención tiendes a estar sola. Pero al aislarte te
sientes más marginada y rechazada.

Es la pescadilla que se muerde la cola. Para evitar el rechazo te aíslas y al aislarte no


te sientes querida.

¿Cuál es tu táctica favorita para sentirte rechazada?

Te comparas con otros. Así no falla sentirte menos que el resto. Siempre hay alguien
que lo hace o lo dice mejor que tú.

Estás a menudo comprándote con otros y claro, siempre te descubres con menos
valía que los demás.

Por eso te cuesta mucho creer que alguien se haya fijado en ti o que alguien se haya
enamorado de ti.

Normalmente saboteas tus éxitos porque no te sientes merecedora de ellos.

Si sientes que ocupas demasiada atención te bloqueas porque piensas que molestas
y te quedas callada porque no quieres que te rechacen.

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Por ejemplo, cuando alguien te interrumpe al hablar piensas que lo hace porque lo
que tú estás diciendo no es importante y entonces guardarás silencio. Pero es
normal que nos interrumpan cuando estamos en grupo. Si observas a otras
personas que no sufran esta herida podrás comprobar que cuando no las dejan
hablar esperan a otro momento para hablar sin pensar si es interesante o no lo que
van a decir.

Para terminar y a modo de conclusión puedo decir que:

➢ Si sufres la herida del rechazo es posible que tu madre también la sufra. De


este modo tu madre, que tal vez se haya sentido rechazada por tu abuela,
también se va a sentir rechazada por ti.
➢ Cada vez que sientas la herida de rechazo piensa que acusas a los demás por
todo eso que te haces a ti misma y que no quieres ver.
➢ El origen de esta herida proviene de la incapacidad de perdonarte lo que te
haces a ti misma o perdonar lo que los demás te han hecho.

¿Por qué no puedes perdonarte a ti misma?

Te resulta difícil perdonarte porque eres incapaz de comprender por qué vives, una
y otra vez, experiencias que te crean resentimientos.

Recuerda que el plan de tu alma es experimentar la herida de rechazo y que por eso
atraerás situaciones para experimentar esa herida. Es decir, tú no tienes la culpa de
que te sientas rechazada.

Cuanto más importante sea la herida de rechazo más significará que te rechazas a ti
misma o que rechazas situaciones y proyectos que son importantes para ti.

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La herida de abandono

¿Cómo es la herida de abandono?

Mientras que la herida de rechazo se siente al nivel del “ser”, la herida de abandono
se experimenta al nivel del hacer y el tener.
Quien te rechaza no te quiere tener cerca, mientras que quien te abandona no
puede estar contigo, aunque lo desee con todas sus fuerzas.

¿Cuándo experimentas la herida de abandono?

o Cuando tu madre debe ocuparse de tu hermanito recién nacido tú puedes


sentirte abandonada.
o Un bebé en una incubadora también puede experimentar esa herida mientras
su madre lo mira tras el cristal.
o Si tus padres trabajan todo el día y no tienen tiempo para estar contigo tú
puedes sentirte abandonada.

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➢ también puedes sentirte así si tus padres te dejan en casa de tus abuelos
porque ellos se van de viaje a una boda.

¿Cómo son las relaciones con tus padres si sufres de abandono?

Tu herida de abandono se reaviva con tu padre antes que con tu madre. Es decir con
el progenitor del sexo contrario.

Como te decía antes, la herida de abandono está muy unida a la herida de rechazo.
Si sufres de abandono con tu padre es posible que también sufras la herida de
rechazo con tu madre.

Escucha esto que te voy a decir: mientras sigas resentida con tu madre o con tu
padre, tendrás dificultades con aquellas personas del mismo sexo del padre a quien
no has perdonado todavía.

Para perdonar lo mejor que puedes hacer es comprender que tus padres también se
sintieron niños heridos con sus padres y que cuando les acusas de que te rechazan o
abandonan también tú los rechazas y abandonas a ellos.

¿De qué forma te has protegido de la herida de abandono?

Si sufres de abandono sientes que no te quieren lo suficiente o que no recibes todo


el amor que necesitas. Para no sentir esa carencia afectiva te fabricaste la máscara
de la dependencia.

Como dependiente piensas que nunca serás capaz de valerte por ti misma y que
necesitas a alguien en quien apoyarte. De este modo cuando te vuelves
dependiente te aseguras de que alguien se ocupe de ti.
Esta es la razón por la que tu cuerpo presenta zonas blandas o flácidas sin tono
muscular, como si no pudieran aguantarse solas. Tus piernas tal vez son débiles y
tienes la espalda encorvada. Y tus abrazos son largos y pegados al cuerpo.

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Si sufres la herida de abandono es posible que ya te hayas dado cuenta de que los
dependientes tienden a adoptar el papel de víctima.

¿De qué manera adoptas ese papel sin darte cuenta?

Atrayendo problemas para buscar la atención de los demás.

Pero para ti esa atención nunca es suficiente. Por eso sueñas con ser una estrella o
destacar sobre el resto.
Como tu necesidad de atención es insaciable cuando comes no ganas peso porque
crees que para ti nada es suficiente.

¿Cómo son tus relaciones de pareja si sufres de abandono?

Te asusta tu propia autonomía porque crees que si logras hacer las cosas sola, nadie
se ocupará de ti en el futuro. Para evitar esa soledad buscarás a alguien que te sirva
de bastón y apoyo.

De esta manera tu estado emocional sufre muchos altibajos. Como tienes miedo de
estar sola tu humor unos días es muy bueno y otros muy malo.

Puedes aguantar lo inaguantable con una pareja con tal de no sentirte sola y esto es
porque crees que las cosas pueden cambiar a mejor en el futuro.

Observa si tienes problemas con la palabra “dejar” y si tu pareja o alguien te dice


“te tengo que dejar, tengo que irme” es posible que te sientas herida. Por eso para
ti es muy difícil dejar una relación, una situación o un lugar al que te has ido de
vacaciones.
Tan pronto una relación se vuelve demasiado intensa es posible que busques
inconscientemente la manera de terminarla y luego acusarás al otro de que te ha
abandonado.

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Te gusta buscar la atención de tu pareja, pero no das al otro eso mismo que pides.
Por ejemplo, si quieres estar un rato a solas te parecerá bien, pero si es tu pareja la
que desea estar solo leyendo el periódico, te lo tomas como si él no quisiera estar
contigo porque no eres importante para él.

¿Cómo es tu carácter cuando actúas como dependiente?

Cuando adoptas el rol de víctima sueles también adoptar el papel de salvadora. Por
eso te gusta jugar el rol de madre con tus hermanos o tratas de salvar a aquellos a
quienes quieres y que están en dificultades.

Necesitas sentirte necesitada. Y todo lo que haces por los demás lo haces para
sentirte importante mientras esperas recibir afecto a cambio de tu dedicación.

A veces, asumes responsabilidades que no te corresponden y entonces sufres por


los demás porque tu felicidad depende de la felicidad del otro y no puedes
garantizarla.

La emoción más intensa que siente alguien dependiente es la tristeza. Por eso
buscas la compañía de los demás para no sentir esa tristeza. Además, puedes usar el
sexo para sentirte bien al lado de alguien.

Tu mayor temor es la soledad y te asusta la autoridad pues piensas que alguien


autoritario no va a ocuparse de ti. Por eso tú eres cálida con los demás, aunque
temes recibir demasiada atención de los otros por miedo a encariñarte con ellos.

Para terminar y a modo de conclusión puedo añadir que:

➢ La causa principal la herida de abandono, y de cualquier herida, proviene de


tu incapacidad para perdonar lo que te has hecho a ti misma o lo que has
hecho a los demás.

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➢ La herida de abandono es importante porque significa que te has abandonado
a ti misma, es decir que prefieres no intervenir o actuar, o que abandonas a
los demás, las situaciones o los proyectos.
➢ Por eso atraes a personas que te muestran a través del abandono lo que haces
a los demás o lo que te haces a ti misma.

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La herida de humillación

¿De qué habla la herida de humillación?

Esta herida surge cuando aprendes a comer sola, a ir al baño sola o a hablar y
comprender lo que te dicen.

La herida de humillación se despierta en ti cuando sientes que tu padre o tu madre


se siente avergonzado de ti porque te has ensuciado, has hecho un estropicio, o te
has manchado la ropa, por ejemplo.
Es decir, tú te sientes comparada y avergonzada por algo que haces o por algo que
tienes.

La soberbia o el orgullo son lo contrario de la vergüenza. Cuando no estamos


orgullosos de nosotros mismos solemos estar avergonzados.

¿Cómo es la relación con tus padres si sufres de humillación?

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Normalmente esta herida se activa con la madre, pero puede activarse con el padre
si era tu padre quien se encargaba de ti y era él quien te enseñaba a comer o a
lavarte y estar limpia.

Esta herida se puede despertar, por ejemplo, si un día escuchas a tu madre decirle a
tu padre lo que acabas de hacer. Hoy la niña se ha hecho pis en la cama, por
ejemplo.

O cuando tu madre te descubre tocándote los genitales y te grita que lo que haces
es sucio y que debería darte vergüenza.

Y cuando sorprendes a tu padre desnudo y éste se cubre rápidamente es posible


que tú aprendas a tener vergüenza de tu propio cuerpo.

También puedes sentirte humillada si tus padres controlan tus movimientos


dejándote poca libertad.

¿De qué manera te proteges de la herida de humillación?

Esta herida parece ser la más difícil de reconocer de las cinco.


Para no sentir la humillación te creaste la máscara del masoquista.

¿Cuándo eres masoquista?

Cuando encuentras satisfacción, o incluso placer, sufriendo.

Y como lo haces inconscientemente sueles buscar esa humillación sin darte cuenta.
De este modo aprendes a castigarte a ti misma, a humillarte a ti misma, antes de
que lo hagan otros.

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El cuerpo de una persona con la herida de humillación suele ser de formas redondas
y llenas, con exceso de grasa. Un cuerpo de este tipo avergüenza a quien lleva la
máscara del masoquista.

¿Cómo son tus relaciones de pareja?

En pareja tienes dificultades para satisfacerte o para gozar.


Por eso cuando sientes placer en pareja o haciendo algo, te criticas y te castigas
porque crees que te estás aprovechando del otro.

Y como no quieres que te acusen de que te aprovechas de tu pareja, tienes


dificultades para la sexualidad, pues el placer te hace sentir culpable.

Recuerda que de joven te reprimías para que tu madre no se sintiera avergonzada


de ti cuando te tocabas los genitales.

¿Cómo es el carácter del masoquista?

El masoquista quiere demostrarse a sí mismo que es alguien que controla su vida y


la de los demás.

Si has desarrollado esta máscara, tenderás a ocuparte de los problemas de los


demás antes que ocuparte de ti misma.

Y a medida que asumes más responsabilidades que no son tuyas más peso coge tu
cuerpo.

No te das cuenta de que haciendo todo por los demás, acabas humillando a las
personas que más quieres, pues les haces sentir que ellos solos no podrán hacerlo.
Por eso debes aprender a dejar que los demás tomen sus decisiones por ellos
mismos y no transmitirles el mensaje de que tú eres mejor que ellos.

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Esto te suele ocurrir porque generalmente no estás en contacto con tus
sentimientos pues tienes miedo de que los demás, o tu madre, se avergüencen de
ellos.

Por ejemplo, a ti te gusta la ropa bonita y cara, pero como crees, de forma
inconsciente, que tienes que pasarlo mal no te permites estos regalos. Esta es la
razón por la que tampoco te permites un masaje o un baño de burbujas.
Eres muy sensible y cualquier comentario crítico puede hundirte, por eso haces todo
lo posible por no herir a los demás, y de este modo te proteges de sus posibles
burlas.

Pero cuando te das cuenta de que alguien a quien quieres está triste o se siente
infeliz enseguida te haces responsable de su infelicidad. Esta es la forma que tienes
de culparte por todo y asumir la culpa de los demás.

Esta es tu manera de ser buena persona, sin darte cuenta de que cuando empatizas
con el otro lo que haces es desconectarte de tus propios sentimientos y
necesidades.

Por ejemplo, prefieres pintar la casa de tu mejor amigo antes que pintar la tuya
propia. O solo limpias tu casa cuando recibes visitas y no la limpias para ti misma
porque no te sientes importante.

Cuando desarrollas la máscara del masoquista te sientes sin valor y tampoco te


sientes merecedora de ser amada y reconocida. Por eso crees que mereces sufrir.
La libertad es muy importante para ti porque ser libre significa no tener que dar
explicaciones a nadie y hacer lo que te dé la gana. Algo que no pudiste hacer cuando
eras niña porque tus padres te controlaban demasiado.

Para ti la forma de sentirte libre es vivir al máximo, sin límites y esto te lleva a tener
comportamientos extremos, sales de copas demasiado, viajas demasiado, gastas
demasiado, ayudas demasiado, etc.

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Pero cuando vives sin límites te sientes avergonzada porque te sientes humillada
por los comentarios y las miradas de los demás.

Por eso te da miedo ser libre, y saboteas tu libertad de muchas maneras.


Por ejemplo, para sentirte libre puedes tener varios novios, pero sufrirás mucho
para verlos a todos y organizar tu agenda.
O si tienes una madre muy controladora, te buscarás dos trabajos o varias
ocupaciones para estar siempre fuera de casa. Creerás que eres libre, pero te
engañas, porque sales de una prisión para meterte en otra.

Para concluir y a modo de cierre de esta herida te diré que:

➢ Para ser consciente de la herida de humillación tienes que aprender a


reconocer las veces que te humillas a ti misma, sintiéndote sin ningún valor, o
cuando te comparas con otros, o cuando te criticas con dureza.
➢ Es importante que te des cuenta de que tu madre o tu padre también sufren
esta misma herida.
➢ Aprende, entonces, a tomarte tiempo para sentir tus propias necesidades
antes de decir sí a las peticiones de los demás. No respondas enseguida, por
ejemplo. Puedes decir: Me lo pensaré y mañana te digo una respuesta.

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La herida de traición

¿Cómo es la herida de traición?

Sientes la herida de traición cuando pierdes la confianza en alguien en quien habías


depositado una fidelidad o una lealtad.
Esa fidelidad sueles depositarla en aquel padre de sexo contrario al tuyo.

¿Cómo son las relaciones con tus padres, entonces?

Esta herida se despierta con tu padre. Porque es con quien existe una gran
atracción o lazo de amor. De este modo se genera un fuerte complejo de Edipo que
no se ha resuelto.

Si tu sufres esta herida significa que la dependencia de tu padre es muy fuerte.


De niña te sentiste traicionada por tu padre cada vez que tu papá no cumplía su
palabra o cada vez que no satisfacía las expectativas que habías depositado en él.
Por ejemplo, cuando tu padre te daba menos atención porque trabajaba en casa, o
cuando jugaba con tu hermano y a ti no te hacía caso.

¿De qué manera te proteges de esta herida?

Para no sentir la herida de traición creaste la máscara del controlador.

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De esta manera, a través del control, quieres demostrar al mundo eres una persona
de confianza, responsable y de palabra, una persona fuerte e importante. De este
modo, al demostrar que eres tan valiosa piensas que no podrán traicionarte.

La traición es inaceptable para ti. Sin embargo, eres incapaz de reconocer que
podrías traicionar a otros o traicionarte a ti misma.

Y, paradójicamente, eso mismo es lo que ocurre. Es decir, traicionas a otros y te


traicionas a ti misma, aunque te costará mucho reconocerlo.

Recuerda que creamos las máscaras para no experimentar la herida. Si eres


controladora crees que así no vas a vivir la traición de los demás o la tuya propia.

Por ejemplo, si traicionas a alguien no cumpliendo tu palabra, encontrarás todo tipo


de excusas para justificarte, e incluso puedes llegar a mentir. Y la mentira es algo
que no admites en los demás.

¿Cómo son tus relaciones de pareja?

Como he dicho antes, si sufres la herida de injusticia significa que la dependencia de


tu padre es muy fuerte. Por esa razón en las relaciones futuras esperarás mucho de
tu pareja porque buscas recibir aquello que tu padre no te dio.

Además, en tus relaciones te costará mucho comprometerte por miedo a ser


decepcionada o traicionada.
Esto se refleja en un gran miedo al compromiso.

Te vales de la seducción para controlar al otro pero en el fondo tienes miedo de que
pueda romperse un compromiso y sentirte así traicionada.

Para ti es más fácil confiar en los demás si no hay sexo de por medio.

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Es por esto que sientes más confianza con los amigos que con la pareja, pues con la
pareja tienes que mostrarte más vulnerable.

¿Y qué pasa cuando te sientes más vulnerable?

Que el miedo a sentir la traición es mayor.


Las personas con la máscara del controlador experimentan más separaciones que
los demás.

Esto es así porque crees que tener una pareja que esté al mismo nivel que tú sería
perder el control y la fuerza.
Prefieres, entonces, apartar esa pareja de tu vida para siempre porque prefieres
creer que no es digna de tu confianza.

Además, te sientes decepcionada cuando la pasión que sientes por tu pareja


disminuye. Entonces buscas la manera de hacer que tu pareja te deje, así no serás
acusada de traición y en cambio podrás acusarlo a él de eso mismo.

¿Dónde está entonces la causa de tus problemas sexuales?

La causa principal de tus problemas sexuales tiene que ver con el vínculo que
creaste con tu padre, ese padre a quien idealizaste tanto en tu complejo de Edipo
que ninguna pareja podrá nunca jamás llegarle a la suela de sus zapatos.
Puedes incluso renunciar al gozo sexual, pero no te preocupes, siempre encontrarás
una buena forma de justificar tu decisión.

¿Cómo es el carácter de una mujer controladora?

Eres hábil en decir a los demás lo que quieren oír, pero pocas veces piensas hacer lo
que dices.

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Si has desarrollado la máscara del controlador, tienes una fuerte personalidad y eres
una líder en potencia.

Piensas que tienes razón, intentarás convencer a los demás y además lo


conseguirás.

Además, eres de pensamiento y acción rápida.

Tienes talento, pero te falta paciencia y tolerancia hacia los que son más lentos que
tú.

Y cuando las cosas no salen a tu manera puedes volverte agresiva con facilidad. Esa
es la manera que tienes que demostrar tu fuerza y tu control.

Y es que te gusta tenerlo todo bajo control por eso llegas antes a los lugares.
Te gusta planear el futuro y eres muy exigente con los demás, aunque te cuesta
mucho delegar y confiar en los otros.

A las personas controladoras les gusta que todo el mundo sepa lo mucho que han
hecho o están haciendo para sentirse responsables y dignas de confianza.

Te cuesta mucho revelar tus intimidades, por miedo a que esa información sea
usada en tu contra (eres desconfiada). Sin embargo, eres la primera en repetir a los
demás los rumores de otros, y siempre tendrás “buenas razones” para hacerlo.
Te gusta tener siempre la última palabra, por eso disfrutas organizando la vida de
los demás (que no deja de ser una forma de manipular o controlar al otro).

Eres una persona sensible pero no muestras tu sensibilidad pues estás demasiado
ocupada en mostrar tu “fuerza” y tu “control”. No quieres que los demás te vean
vulnerable.

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Odias sentirte controlada porque tienes problemas con la autoridad, pues piensas
que te quieren controlar.

Pero no te das cuenta de que normalmente eres tú quien estás dando órdenes a los
demás y decidiendo por los demás.

Te gusta saber qué ocurre en todo momento, y sueles dar tu opinión sin que te la
pidan.

Tu reputación es muy importante para ti. Por eso cuando hablas no te muestras
completamente y sólo hablarás de cosas que mejoren tu imagen, tu confianza y tu
responsabilidad.

Tienes miedo a admitir tus miedos y a hablar de tus debilidades. Porque tienes
mucho miedo a mostrar tu vulnerabilidad. Tienes miedo a que alguien se aproveche
de eso y pueda controlarte.

Y no te gustan las sorpresas, pues puedes perder el control.

No te das cuenta con qué frecuencia cambias de pensamiento y tomas decisiones


de último minuto que sorprenden a los demás.

Si alguien no confía en ti – lo cual es normal hasta que no se sane la herida- te


sientes traicionada. Por ejemplo, cuando te alguien deja de ser tu amigo en
Facebook.

Para terminar y a modo de conclusión:

➢ Si tienes esta herida es importante que te des cuenta de que tu padre, con
quien tu herida se activa, ha sufrido, y sufre todavía, la misma herida de
traición con su propio padre.

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➢ Recuerda que la causa de esta herida es tu incapacidad para perdonar lo que
te haces a ti misma o lo que haces sufrir a otros.
➢ No podemos perdonarnos porque no somos conscientes de lo que nos
reprochamos.
➢ Cuanto más profunda sea tu herida de traición, más significará que traicionas
a los demás o que te traicionas a ti misma al no cumplir contigo misma tus
propias promesas.

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La herida de injusticia

¿De qué nos habla la herida de injusticia?

Sufrimos de la herida de injusticia cuando sentimos que no somos apreciados por


nuestro verdadero valor, cuando dejamos de sentirnos respetados o cuando
creemos que no recibimos lo que merecemos.

También sufre esta herida quien cree que recibe más de lo que se merece.

¿Cómo es la relación con los padres?

La herida se activa con el padre del mismo sexo. Es decir, si tu sufres esta herida se
activa con tu madre.

Si sentías que tu madre no expresaba sus sentimientos contigo, la relación con ella
será fría y superficial, lo cual te limita a la hora de expresarte y ser tu misma.

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Si tu madre era además autoritaria, crítica y estricta, la herida de injusticia es aún
mayor.

De pequeña sentías que eres más apreciada por lo que hacías que por lo que eras.
De este modo sentías que te querían más por tener ordenada y limpia tu habitación
que por ser tú misma.

¿Cómo te proteges de la herida de injusticia?

Si has sufrido esta herida, tu reacción es disociarte de tus sentimientos, como forma
de sentirte protegida y no vulnerable.
Para ese fin construyes la máscara de la rigidez.

Esta es la razón por la que físicamente vas toda recta, como si tu cuerpo fuera
“perfecto”.

Pero en el fondo eres injusta contigo misma, pues no te permiten expresar tus
verdaderos sentimientos.

¿Cómo son tus relaciones de pareja?

Con tu pareja sueles tener dificultades en abandonarte y dejarte ir para sentir placer
sexual.
También te cuesta expresar tu ternura.
Eres, sin embargo, de apariencia muy sexy.

¿Cómo es tu carácter cuando llevas la máscara de la rigidez?

Cuando te encuentras en una situación emotiva, un cumpleaños, por ejemplo,


tienes dificultad en controlar tus emociones, ya que prefieres no mostrar tu
emoción.

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Esto es así porque las personas rígidas son gente muy sensible, pero esconden su
sensibilidad, actuando como si nada tocara sus sentimientos.

A los ojos de los demás puedes parecer fría e insensible, aunque tú suelas pensar
que eres muy sensibles y cariñosa.

Si has creado la máscara de rigidez, temes la frialdad en los demás y en ti misma.


De esta manera no puedes aceptar ser fría pues eso significaría para ti no tener
corazón, y eso equivale a ser injusta. Por eso para ti es tan importante sentir que
eres “buena persona” y también “buena en lo que haces”.

Y es que tú te consideras “perfecta” en primer lugar, y “cálida” en segundo lugar.


Los rígidos buscan la justicia por encima de todo. Son perfeccionistas y creen que
hacer o decir las cosas a la perfección es justo.

Por eso haces bien las cosas y de forma rápida.

Quieres hacerlo todo para evitar problemas, y si alguna vez tienes algún problema
prefieres decir que “todo va bien” para no conectar con tus emociones y sentir el
sufrimiento.

Eres muy optimista y a veces pareces imperturbable.

También eres muy dinámica, aunque tus movimientos muestran poca flexibilidad,
eso demuestra que no hay flexibilidad en tu cuerpo y que estás algo cerrada.

No te gusta la autoridad, porque para ti la autoridad siempre tiene “razón”. No te


das cuenta de que tú mismo eres una autoridad para los demás.

Para ti, el merecer las cosas es muy importante.

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Por eso no te gusta aceptar regalos “sin haberlos merecido” por tu esfuerzo. Y
cuando los recibes harás saber a los demás lo que has hecho, o estás haciendo, para
mostrarles que eres merecedora de su reconocimiento.

Cuando piden explicaciones, las personas rígidas quieren que todos los detalles
sean exactos. Pero cuando ellas tienen que explicar algo, suelen exagerar
fácilmente.
Por eso utilizas las palabras: siempre, nunca, mucho. No te das cuenta de que
exagerar los datos no es ser justo.

Cuando te preguntan cómo estás, rápidamente contestas “muy bien” para no


tomarte el tiempo de sentir cómo estás por dentro.

La religión tiene un impacto grande en ti. Para ti el concepto de “bien” y “mal”,


“correcto” o “incorrecto” pesa mucho. Por eso tienes mucho miedo a cometer
errores.

Esa es la razón por la que te exiges mucho a ti misma, porque te gustaría tenerlo
todo solucionado al instante. Esto te hace ser muy impaciente y crítica contigo
misma.

Tu sistema nervioso está sobreexcitado porque te exiges la perfección, aunque a los


demás le parezcas una mujer tranquila.
Esa es la razón por la que casi nunca estás satisfecha con lo que haces, y eso te quita
energía.
Por eso tu cuerpo suele ser delgado, recto, rígido y lo más perfecto posible. Tu
cuerpo suele ser proporcionado y bonito.

Te comparas con los que consideran que son “más perfectos”, y eso es algo injusto
que te haces a ti misma porque es una forma de rechazar a tu ser.

Normalmente de pequeña te sentiste comparada con tus hermanos y hermanas.

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También sueles tener problemas de visión, porque es muy difícil para ti ver que has
tomado decisiones poco acertadas o que tienes una percepción mala de una
situación. Prefieres no ver nada que sea “imperfecto”, pues así no sufres.

A menudo utilizas la expresión: “no lo veo del todo claro”.

Te sientes culpable si no estás haciendo nada mientras otro está trabajando, y todo
eso lo vives como una injusticia.

Para ti es difícil reconocer y respetar tus propios límites. Te impones obligaciones,


aunque no sean coherentes con tus necesidades. Si te permitieras sentir más te
harías un favor.

Las personas que han desarrollado la máscara de la rigidez encuentran injusto tener
más privilegios que los demás. Por eso, muchos se sabotean a recibir o creen que
tienen que dar a los demás para ser justos.

Te gusta que todo esté en su sitio y ordenado.

La emoción más común en ti es el enfado, sobretodo, hacia ti misma, por no


alcanzar tus ideales de perfeccionismo.

Por eso debes vigilar tu hígado si reprimes mucho el enfado.

A modo de conclusión y cierre de la herida de injusticia, solo decirte que


Si reconoces esta herida en ti, puedes sanarla empezando por reconocer cuando
eres injusta con los demás y contigo misma.

Si sientes vergüenza, es señal que no eres justa contigo misma (ni con los demás).
Recuerda que la causa de esta herida es tu incapacidad para perdonar lo que te
haces a ti misma o lo que haces sufrir a otros.

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No puedes perdonarte porque no eres conscientes de lo que te reprochas a ti
misma. El primer paso para sanar la herida es darse cuenta.

Cuanto más profunda sea tu herida de injusticia, más significará que eres injusta
contigo misma al exigirte demasiado, al no saber cuáles son tus límites y a no darte
placer con la frecuencia que de verdad necesitas.

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Cómo sanar nuestras heridas
Lise Bourbeau nos dice que cuando creaste tu herida de la infancia pasaste por 4
etapas:

1º Etapa
En la primera etapa eras tú misma. Entonces estabas conectada con tu niña divina,
con el ser luminoso que eres en esencia.
Dice Antonio Blay:

El “ser” (este foco de inteligencia, de energía y de afectividad), es


algo central en el niño, es algo central que surge del fondo, del fondo
de la mente, del fondo de la afectividad, del fondo de la energía.

2ª Etapa
En la segunda etapa, sentiste dolor porque te diste cuenta que en la medida que
eras tú misma tus padres te castigaban.

De esta manera si gritabas porque estabas disfrutando ellos te dijeron que dejaras
de hacerlo, si te tocabas los genitales te decían que era vergonzoso.

Es decir, en esta etapa te das cuenta de que tienes que dejar de ser tú misma para
agradar a tus padres y recibir de este modo el amor que necesitas.

Ellos, los adultos no se dan cuenta de que solo quieres explorar el mundo, explorar
tu cuerpo y descubrir quién eres. Ellos no te dejan ser quien eres, sino que te dicen
quién debes ser.

En esta etapa se activa la herida de tu niña interior.

Dice Antonio Blay:

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Cuando somos pequeños se nos va educando y educar consiste en
que se nos vaya diciendo lo que hay que hacer, cómo hay que
hacerlo, y lo que no hay que hacer. El niño va aprendiendo eso que se
le enseña, pero no sólo lo aprende, sino que lo acepta tal como se le
da, es decir, como la verdad y el bien. El niño va aceptando esta idea
que se le da de que él no vale como ser, sino que su único valor está
en su modo de ser. Él niño es o bueno o malo, o listo o tonto, pero el
“ser” no existe, no tiene ningún valor.

3ª Etapa

En la tercera etapa se produce la rebelión ante el dolor que estás viviendo.


Es cuando te das cuenta de que tú no eres como tus padres desean.

En tu memoria aún hay trazos de esa niña divina de la que poco a poco te estás
alejando y desconectando.

Antonio Blay dice que se produce una desconexión de tu fondo natural. Es cuando
la niña comienza a entrar en crisis y a oponerse a sus padres.

4ª Etapa

En la última etapa, la de la resignación, comienza cuando decides crearte una


máscara con la intención de no decepcionar tus padres y no revivir el sufrimiento
que ya experimentaste en la etapa anterior cuando no eras aceptada por ser tú
misma.

Dice Antonio Blay:

Y en la medida que el niño acepta que su valor está en el modo de


ser, necesita retener el modelo con su mente concreta, provocando la
progresiva desconexión de su fondo natural. Al situarse en el sector
más exterior de la mente se desconecta del fondo, donde está su
propia fuente de energía vital y por lo tanto su propia conciencia de
seguridad como ser concreto. Se desconecta también de su fondo
afectivo, su fondo afectivo de donde está fluyendo toda su capacidad
de amar, de gozar, de ser feliz.

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La curación se habrá completado cuando puedas invertir las 4 etapas, comenzando
por la última y regresando hasta la primera, entonces volverás a ser tu misma y
habrás recuperado a tu niña interior divina.

Las etapas del proceso de curación

Vamos a ver las cuatro etapas de este proceso de curación.

La primera etapa consiste en darte cuenta de la máscara que llevas.


Para este proceso puede servirte de ayuda el ejercicio que he creado especialmente
para este curso y que puedes hacer después de ver los vídeos sobre las cinco
heridas.

La segunda etapa la experimentarás cuando sientas que te rebelas al ver los videos
y prefieras acusar a los otros de tu sufrimiento y no asumir la responsabilidad de tus
sentimientos dolorosos.

Esto es algo normal resistirse cuando uno descubre aspectos de sí mismo que no le
gustan. Esto depende de tu grado de aceptación actual, de tu grado de apertura y
de la profundidad de tu herida en este momento de tu vida.

En la tercera etapa te otorgas el derecho a haber sufrido y a sentir rabia por uno de
tus padres o por los dos.

Cuando te permites sentir ese malestar es más fácil desarrollar la compasión y


comprender que ellos lo hicieron de la mejor manera que supieron hacerlo.
De este modo también aceptarás y perdonarás a tus padres y podrás sentir
compasión por todo el dolor que ellos también sufrieron.

En la cuarta etapa volverás a ser tu misma y dejarás de creer que necesitas llevar tus
máscaras para protegerte.

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En esta etapa aceptarás que todo el dolor que has experimentado a través de la
experiencia ha servido para que descubras lo que es beneficioso para ti.

De este modo estás llenando tu tanque de amor propio. Así conectas con tu niña
interna divina y eres consciente de que el amor tiene un enorme poder de curación.

Recuerda que amarte significa otorgarte el derecho a ser tal como


eres ahora. Amarte significa aceptarte aún si haces a los demás lo
mismo que les reprochas. El amor no tiene nada que ver con lo que
haces o con lo que posees. El amor es la experiencia de ser tú misma.

Lise Bourbeau

Amarte es por tanto concederte el derecho de herir a los demás y algunas veces
rechazarlos, abandonarlos, humillarlos, traicionarlos o ser injustos con ellos, muy a
tu pesar.

Dice Lise Bourbeau que esta es la primera y la más importante de las etapas del
proceso de curación de tus heridas.

Ninguna transformación es posible sin la aceptación previa de la situación.

¿Como puedes saber si vives completamente la aceptación?

Cuando asumes tu responsabilidad respecto a lo que sientes en cada momento sin


acusar a nadie de lo que te ocurre.

Cuando asumes las consecuencias de tus actos.


Cuando aceptas que no puedes agradar a todo el mundo y que tienes derecho a
defraudar y a no cumplir las expectativas que los demás tienen sobre ti.

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Al principio de este módulo te decía que has venido a descubrir quién eres en
esencia.

Eres la niña divina que habita en tu interior y para descubrirlo necesitas vivir
experiencias terrenales.

Para descubrir quién eres debes darte cuenta de quién no eres. No eres la niña
herida.
Cada vez que sufres crees ser quien no eres.

La vida es un conjunto de procesos que se suceden y que te conducen a tu única


razón de ser: recordar que eres la niña divina que representa la presencia de la
divinidad en tu interior.

Recapitulación Módulo IV
En este módulo te he respondido a las siguientes preguntas:

¿Cuáles son las 5 heridas de la infancia?


Las cinco heridas de la infancia son:
Rechazo
Abandono
Humillación
Traición
Injusticia

No tienes las cinco heridas. Seguramente después de estudiarlas, una a una, has
descubierto una o dos que te han resonado más que las otras.

¿Por qué nos cuenta tanto reconocer nuestras heridas?

Porque nos ocultamos detrás de una máscara, una defensa que se construyó para
no ver ni sentir esa herida de la infancia.

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¿Cómo puedo descubrir la herida de mi niña interior?

No tienes las cinco heridas. Seguramente después de estudiarlas, una a una, has
descubierto una o dos que te han resonado más que las otras.

Reconocer tus heridas no es fácil porque las ocultaste detrás una máscara, una
defensa que construiste para no ver ni sentir esa herida de la infancia.

¿Qué máscara he desarrollado para protegerme de la herida?

Las máscaras de cada herida son las siguientes:

➢ Para ocultar la herida de Rechazo, te pones la máscara de huida.


➢ Para esconder la herida de Abandono, te creas la máscara de la Dependencia
➢ Para no ver la herida de la Humillación te construyes la máscara del
Masoquismo
➢ Para negarte la herida de Traición fabricas la máscara del Control
➢ Por último, para escapar de la herida de Injusticia adoptas la máscara de la
Rigidez

¿Qué tengo que hacer para sanar esa herida?

Si reconoces tus heridas en ti, puedes sanarlas empezando por reconocer que
cuando sientes que los demás te rechazan, te abandonan, te humillan, te traicionan
o son injustos contigo, tú también lo eres con ellos y contigo misma.

Recuerda que la causa de tu herida es tu incapacidad para perdonar lo que te haces


a ti misma o lo que haces sufrir a otros.

No podemos perdonarnos si no eres conscientes de lo que te reprochas a ti misma.


Tienes que aceptar el hecho que lo que temes o reprochas a los demás tú mismo se
lo haces a los otros y, sobre todo, te lo haces a ti misma.

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Bibliografía
Lise Bourbeau. Las 5 heridas que impiden ser uno mismo.
Eva Pierrakos y Judith Saly. Del miedo al Amor
José Mª Doria. El camino del amor y la pareja
Escuela Española de Desarrollo Transpersonal. Material de estudio
Victoria Cadarso. Abraza a tu niño interior
Joan Garriga. El buen amor en la pareja.

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