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¿Que fue el peronismo?

El Movimiento Nacional Justicialista o Peronismo es un


movimiento de masas argentino creado alrededor de la
figura de Juan Domingo Perón que desde mediados de la
década de 1940 es un protagonista importante en el país.
El nombre formal del partido fue el de Partido Peronista y,
posteriormente, Partido Justicialista.

¿Quien fue Maria Eva Duarte?

María Eva Duarte nació en el pueblo de Los Toldos,


provincia de Buenos Aires, el 7 de mayo de 1919. Ella, su
madre Juana Ibarguren, y sus cuatro hermanos formaban
la familia irregular de Juan Duarte, quien falleció cuando
Evita tenía seis o siete años.

En esa época, se trasladaron a la ciudad de Junín, donde


Eva permaneció hasta 1935.Se sentía asfixiada por el
ambiente pueblerino y entonces, con tan sólo 15 años,
decide mudarse a Buenos Aires buscando convertirse en
actriz. Sola, sin recursos ni educación, se enfrenta con un
mundo hostil y duro, cuyas reglas desconoce. Pero triunfa:
llega a ser actriz de cierto nombre, a salir en tapas de
revistas y a encabezar un programa de radio muy
escuchado.
Evita, como el pueblo la bautizó, fue una figura que
rompió todos los precedentes históricos y definió una
modalidad política nunca vista hasta entonces. Durante el
breve período de su actuación, al lado de Perón, fue el
centro de un creciente poder y se convirtió en el alma del
movimiento peronista, en su esencia y en su voz. Adorada
y a la vez odiada por millones de argentinos, lo que jamás
provocó fue la indiferencia.

Sin embargo, su destino era otro. En enero de 1944, María


Eva Duarte conoce al coronel Juan Domingo Perón en un
festival que la comunidad artística realizaba en beneficio
de las víctimas de un terremoto que había destruido la
ciudad andina de San Juan pocos días antes. En el mes
siguiente, ya vivían juntos y dos años más tarde
regularizaron la relación, contrayendo matrimonio en una
ceremonia íntima y que no trasciende al público. En
febrero de 1946, tras una campaña electoral en que la
presencia de Evita fue marcante, Perón es electo
presidente de la Argentina.

La oposición le trasladó a ella la antipatía y el rechazo que


sentían por Perón. El ascenso vertiginoso de “esa mujer”
de orígenes humildes, pasado dudoso y de tan sólo 27 años
fue para muchos argentinos un motivo más de repudio.

En su rol de primera dama, Eva Perón desarrolló un


trabajo intenso, tanto en el aspecto político como en el
social. En cuanto a la política, trabajó intensamente para
obtener el voto femenino y fue organizadora y fundadora
de la rama femenina del peronismo. Esta organización se
formó reclutando mujeres de distintas extracciones
sociales por todo el país.
En el aspecto social, su trabajo se desarrolló en la
Fundación Eva Perón, mantenida por donaciones de
empresarios y de los propios trabajadores. Creó hospitales,
hogares para ancianos y madres solteras, dos policlínicos,
escuelas e incluso una Ciudad Infantil. Durante el año,
brindaba asistencia a los necesitados y organizaba torneos
deportivos infantiles y juveniles.

El otro bastión, y tal vez eje principal de su popularidad,


fue constituido en torno a los sindicalistas y a su facilidad
y carisma para conectarse con las masas trabajadoras, a
quienes les llamaba sus “descamisados”.

Eva Perón falleció el 26 de julio de 1952, con tan sólo 33


años y sin dejar hijos, por ocasión de un cáncer de útero.
El dolor popular no la abandonó en un velatorio que duró
más de 15 días, y no la abandonaría jamás. En el
imaginario popular, Evita se convirtió para muchos en una
especie de santa patrona.

El voto a la mujer -Discurso Evita-

A mediados del siglo XX, por primera vez en la historia


del país, las mujeres argentinas pudieron depositar su voto
en las urnas. Era 11 de noviembre de 1951. Entonces,
lograba la reelección Juan Domingo Perón. El voto
femenino era un reclamo histórico de los movimientos
feministas, que exigían la igualdad de derechos, deberes y
oportunidades entre las mujeres y los hombres. Nueva
Zelanda, Australia, Noruega, Uruguay y Rusia, entre
muchos otros países, lo habían aprobado a fines de la
Primer Guerra Mundial. En Argentina, con excepción de
la breve experiencia sanjuanina de 1927, se seguía
demorando. Varios proyectos legislativos de los socialistas
dormían en las cámaras parlamentarias cuando, durante la
campaña presidencial de 1946, el Partido Laborista, que
presentaba a Perón como candidato a presidente, prometió
su aprobación. En agosto de aquel año, el Senado dio
media sanción al proyecto. Pero la polémica se encendió
en Diputados, que recién lo aprobó el 9 de septiembre de
1947. Entonces, la única disidencia real provenía de
algunos sectores conservadores, pero en la Cámara baja
fue aprobado finalmente por unanimidad en general.
La ley llevó el número 13.010, estableciendo que“las
mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos
y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les
acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos…”.
El 23 de septiembre, Perón y su ministro Ángel Borlenghi
firmaron el decreto de promulgación; cuatro años más
tarde, las mujeres votaban por primera vez.

“Mujeres de mi patria: recibo en este instante de


manos del gobierno de la Nación la ley que
consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo
entre vosotras con la certeza de que lo hago en
nombre y representación de todas las mujeres
argentinas, sintiendo jubilosamente que me
tiemblan las manos al contacto del laurel que
proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías,
resumida en la letra apretada de pocos artículos,
una historia larga de luchas, tropiezos y
esperanzas. Por eso hay en ella crispación de
indignación, sombra de ataques amenazadores
pero también alegre despertar de auroras
triunfales. Y eso último se traduce en la victoria
de la mujer sobre las incomprensiones, las
negaciones y los intereses creados de las castas
repudiadas por nuestro despertar nacional.”

El renuncio de evita

No se habían cumplido cinco años desde que había asumido Juan


Perón la presidencia de la república, aquel 4 de junio de 1946,
cuando comenzó a gestarse una inédita movilización popular para
pelear el cargo de la vicepresidencia del próximo período,
descontando un segundo mandato de Perón.
Los que de inmediato se movilizaron con mayor ímpetu, ya hacia
febrero de 1951, cuando todavía faltaban nueve meses para las
elecciones presidenciales, fueron los sindicatos. La CGT hizo un
planteo oficial a Perón para proclamar la candidatura de Evita a la
vicepresidencia de la nación: la fórmula buscada era nada menos
que Perón-Perón. El Partido Peronista Femenino (las mujeres
votarían por primera vez en la historia del país) y centenares de
agrupaciones políticas se sumaron al pedido cegetista.
La respuesta –evasiva, por cierto- fue que era muy temprano para
anuncios oficiales, por lo que se llamó a esperar hasta último
momento para las proclamaciones. El 22 agosto, recién conocida
la fórmula radical competidora, sería el gran día. Centenares de
miles de personas se congregaron en el Ministerio de Obras
Públicas, frente de un balcón ministerial del cual colgaba un cartel
que rezaba: “Juan Domingo Perón-Eva Perón – 1952-1958, la
fórmula de la patria”.
Finalmente, Eva salió al balcón y habló ante la multitud, pero
lejos de confirmar lo que todos buscaban escuchar, pidió algunos
días para decidir una cuestión tan importante. En verdad, los
recelos de importantes sectores de la alianza gobernante –entre
ellas nada menos que las Fuerzas Armadas-, coincidían con Perón
en que aquella fórmula no era la mejor opción para gobernar por
aquellos años. A pesar de horas de vigilia, los millares de
movilizados no volvieron a escuchar a Evita aquel día, ni la
semana siguiente.
Recién nueve días más tarde, el 31 de agosto de 1951, la mujer de
los “descamisados”, por cadena nacional de radiodifusión,
anunció su “irrevocable decisión”: renunciaba al honor que los
trabajadores y el pueblo de su patria quisieron conferirle. Quien
reemplazó su candidatura, por decisión de Perón, fue el viejo
radical antipersonalista Hortensio Quijano, quien falleció a causa
de un cáncer antes de asumir el cargo. Perón asumió su segundo
mandato presidencial sin compañero de fórmula.
-Discurso-

“Ya en aquella misma tarde maravillosa que nunca


olvidarán ni mis ojos y mi corazón yo advertí que no
habría cambiado mi puesto de lucha en el
Movimiento Peronista por ningún otro puesto. Ahora
quiero que el pueblo argentino conozca por mí
misma las razones de mi renuncia indeclinable. En
primer lugar declaro que esta determinación surge de
lo más íntimo de mi conciencia y por eso es
totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad
definitiva. Porque el 17 de Octubre formulé mi voto
permanente, ante mi propia conciencia: ponerme
íntegramente al servicio de los descamisados, que
son los humildes y los trabajadores; tenía una deuda
casi infinita que saldar con ellos. Yo creo haber
hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir
con mi voto y mi deuda. No tenía entonces, ni tengo
en estos momentos, más que una sola ambición, una
sola y gran ambición personal: que de mí se diga,
cuando se escriba el capítulo maravilloso que la
historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al
lado de Perón una mujer que se dedicó a llevar al
presidente las esperanzas del pueblo y que, a esa
mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente Evita.”

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