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ANALISIS
A más de una década de haber entrado en vigencia el Nuevo Código Procesal Penal peruano,
sin embargo, la implementación de esta reforma en parte de la judicatura nacional es
progresiva; en especial en los ámbitos con mayor carga procesal, estando aún sujetos estos al
Código de Procedimientos Penales de 1940. Esta implementación progresiva ha ido
acumulando experiencias tanto positivas como negativas, las cuales han sido necesarias para
su perfeccionamiento y/o corrección, además del establecimiento del carácter garante del
Nuevo Código Procesal Penal, que por cierto ya se advertía en el código de 1940. Este carácter
garantista y por tanto bastante beneficiosa para el imputado, está determinado en el sentido
en que se respeten los derechos del mismo, como se establece en los artículos motivo de
análisis en la presente.
Como es sabido el Ministerio Público a través del fiscal conduce la investigación del delito
desde el inicio como titular del ejercicio de la acción penal y por tanto como resultado de su
investigación determinará la promoción o no de la acción penal por medio del requerimiento
de acusación. Así mismo sabemos que la investigación es una actividad de indagación o
averiguación que se lleva a cabo cuando la policía o la fiscalía tiene conocimiento de un hecho
con carácter delictivo. Cabe recalcar que estos actos de investigación realizados en las
diligencias preliminares deben conducirse en la forma debida y respetando los derechos y
garantías de los implicados en la investigación, en especial de los imputados y así evitar que
dicha investigación sea cuestionada.
El artículo 68.3 establece que el imputado y su abogado defensor podrán tomar conocimiento
de las diligencias practicadas por la policía y podrán acceder a las investigaciones realizadas;
esto es que al imputado se le reconoce el derecho a ser informado en forma inmediata y por
escrito sobre las diligencias realizadas por la policía en el acopio de información que servirá
como material probatorio para demostrar la responsabilidad penal del imputado y al mismo
tiempo para conocer sobre el modo y circunstancias en que se perpetró el hecho ilícito.
En muchos casos estas dos expresiones (“reserva y “secreto”) han generado dudas y
confusiones, por cuanto la misma ley procesal no realiza una definición o concepto de los
mismos, siendo entendido en tantos otros casos como sinónimos.
Finalmente debe señalarse que entre ambos dispositivos legales, no existen diferencias, sino
ambos se complementan, pues haciendo una interpretación sistemática, se llega a concluir que
en virtud a la Reserva de la investigación, ninguna persona ajena puede acceder a las
actuaciones de investigación, sino únicamente las partes debidamente apersonados y sus
respectivos abogados; en tanto que por excepción el Fiscal puede disponer el secreto de la
investigación, por un plazo establecido por ley y hasta antes que se culmine con la
investigación, cuando exista peligro en el éxito de la investigación.