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ROSARIO12

09 de septiembre de 2020

Xenotrasplante
Por Sonia Concari





Imagen: Andres Macera

La alarma suena por tercera vez y se activa el protocolo de rigor: las


puertas del establecimiento se cierran, las luces se encienden y se
esparce un gas tranquilizante. Una cuadrilla de Limpiadores, enfundados
en mamelucos blancos, manos enguantadas, barbijos, oídos y rostros
protegidos, entra y busca solucionar el problema. Generalmente las
alarmas operan porque en algún sector uno de los cerdos ha intentado
girar y se ha trabado en el cubículo, no come o no puede levantarse. En
esos casos, solo dos Limpiadores acuden al lugar. Pero esta vez se trata
de un inconveniente no localizado. Los Limpiadores barren el área de
alojamiento en grupos de a dos: mientras recorren los pasillos, observan
a cada uno de los cerdos: un limpiador a la derecha y el otro a la
izquierda.

Las sirenas siguen aullando. Los cerdos, que deberían estar aletargados
por el gas, chillan a más no poder. Son alaridos de niños. Entran otros
veinte Limpiadores, ahora, con armas largas.

II

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de una interna y que la policía lo va a defender
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Fruto de décadas de investigaciones y treinta años después del primer


embrión de ratón humano, el cerdo humano es hoy una realidad que se
produce a gran escala. A diferencia de su pequeño antecesor, que solo
tenía el 4% de células humanas, las del nuevo engendro llegan al 50. El
híbrido es el sueño hecho realidad para el tratamiento de muchas
enfermedades.

John es un experto en cerdos. Su familia los criaba para consumo y él


mismo había estudiado para mejorar la producción. Primero ingeniería
agronómica y después doctorados en producción animal y en genética.
Cuando los cerdos comenzaron a cotizar más como productores de
células humanas, emprendimientos como los de su familia quebraron.
Los cerdos reproductores elevaron su costo por encima de cualquier
presupuesto, del mismo modo que la parafernalia necesaria para
producir los cerdos humanos. Aunque se dispusiese del dinero, las
empresas Sanyer, Consanto y Chetón pronto se alzaron con la patente
del Human Pig (HP®) a través de una nueva multinacional armada al
efecto –SanCoChe-. Nadie más puede producirlos.

John considera a los cerdos sus congéneres. Argumenta: “Existe una


similitud a nivel genético del 84% entre los cerdos y los humanos”. Hoy
es un renegado de la tradición familiar y no mataría a uno de estos
mamíferos por nada del mundo. John realmente los ama.

La declaración de un consorcio internacional de científicos sobre las


implicaciones éticas de la producción de cerdos humanos no tuvo
repercusión social ni injerencia en las decisiones políticas. La gente
percibía a los cerdos humanos como solución a sus dolencias.

Junto a otros científicos, John inició un movimiento autodenominado


#NoPigForHum, que se opuso al uso de los cerdos como fuente de
tejidos y células para personas, así como para la producción de
fármacos. La militancia fue creciendo y se unieron al grupo más adeptos,
aunque sus logros, hasta el momento, han sido insignificantes.

III

La hibridización se inicia en embriones y continúa hasta el adulto joven,


etapa en la que la producción de células se estabiliza. Durante el
crecimiento, los lechones son sometidos a análisis de todo tipo y a
extracciones de sangre, grasa, piel, pelos y láminas de queratina de sus
pezuñas. Pasada a la fase adulta, los animales son sacrificados y sus
órganos son utilizados para trasplantes. Todos son compatibles con el
ser humano: desde las córneas hasta los intestinos.

Los autoinjertos quedaron en desuso para evitar más heridas y cicatrices.


Las otrora altruistas donaciones de médula ósea de nuestros congéneres
fueron prohibidas por los riesgos de contaminaciones detectadas. El
sistema de salud desalentó progresivamente el uso de tejidos humanos y
financia al menos un tratamiento anual con órganos de cerdos. La
producción de los HP® va en aumento y las acciones de SanCoChe son
líderes en todos los mercados bursátiles.

Los cerdos humanos chinos son una de las variedades principales que
se producen en grandes establecimientos: los “cerderos”. En un inmenso
predio, miles de cerdos se mantienen en compartimentos individuales
trasparentes, uno al lado del otro. El ancho del cubículo es tal que no le
permite al animal girar dentro de él. Los cerdos están siempre de frente a
un recipiente dosificador de alimento que se llena en forma automática,
apenas se vacía. Internet de las cosas mantiene conectados los
bebederos, los comederos, los pisos térmicos de los cubículos y los
ductos de aireación en forma remota a través de sensores; personal
especializado supervisa la alimentación y la sanidad de los cuadrúpedos.

IV

El domingo, el GPS le indicó a John que estaba a diez minutos de su


casa. Ordenó el encendido de la calefacción y del horno a través del
celular que sonaba por enésima vez. Lo vería al llegar.

LEER MÁSUn gran incendio en Grecia arrasó con el campo de refugiados de


Moria, el más grande de Europa | En el lugar vivían 12.500 personas
Abrió la puerta con el microchip injertado en su mano. Las luces se
encendieron al entrar; un “bienvenido John” lo recibió con voz sensual.
“Gracias, Su. Listado de llamadas, por favor”. La gran pantalla le mostró
mensajes de colegas, de su hija, de su ex, de su madre, de la
administración del consorcio, de avisos de deudas y de pagos hechos, de
ofertas de préstamos y de sugerencias de compras. Entre ellos, estaba el
mensaje del laboratorio: sus análisis de control. La leucemia avanzaba.
Solo con un trasplante de médula ósea tendría un 80% de probabilidad
de remisión.

El sabotaje fue proyectado durante meses. Habían logrado infiltrarse en


el cerdero próximo al Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica
de Cambridge. Había activistas NoPig entre los Supervisores, los
Administrativos y los Limpiadores. Un grupo se encargaría de vaciar los
tanques de gas tranquilizante; otro, desconectaría sensores de
alimentación y otros inutilizarían las armas. Fuera del cerdero, un equipo
de apoyo actuaría para interferir las comunicaciones con el exterior. La
planificación incluía videos de las acciones que se llevarían adelante y su
difusión en vivo por las redes. El acto sedicioso sería el inicio de una
larga lucha.

Con el 5G era muy difícil burlar el rastreo de llamadas. Las conexiones


estaban cifradas. Los nodos se desplazaban cada treinta segundos. Los
riesgos eran importantes: desde la última enmienda, los atentados contra
la producción se consideraban crímenes con penas de entre 15 y 30
años de cárcel. Los NoPig asumieron el riesgo.
El lunes previsto para el sabotaje amaneció gris. El sol no podía abrirse
paso a través del humo, cada día más denso, de las quemas en los
arrabales. John supervisaba desde su casa. No había podido dormir la
noche anterior. Con el informe en la pantalla, lo más difícil fue tomar la
decisión de hacer la llamada.

Hubo cinco heridos y todos los que participaron en el lugar fueron


apresados. Sometidos a los interrogatorios, los NoPig no confesaron,
pero el movimiento tuvo su réquiem. 

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