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ISSN: 2362-289X

OPUSCULO
del Taller de Escritura del Pasaje Pan correspondiente al
mes de Noviembre de 2016

El Taller de Escritura del Pasaje Pan funciona en la Planta Baja,


en el antiguo local de la Agencia “Cóndor” con la coordinación
de Corina Moscovich y Eugenio Previgliano . Lejos de su
destino original de asuntos detectivescos, el escritorio es un
espacio orientado a la creación y el desorden. Nos reunimos
en el crepúsculo del día y nos vamos bien entrada la noche
dejando detrás nuestro sólo a los fantasmas y sus novedades.
Más información en Facebook o al 341 6699168

Textos de Sonia Concari – Claudia Vázquez- Nicolás


Uribe- Rocío Baravalle-Cristina Alberich

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Ondulada, arremolinada y olada

MIRANDA Micaela Portela


Sonia Concari
A veces camino lento, todo a mi alrededor brilla y poco
Siempre había vivido allí, en medio del monte de churquis, distingo; a veces camino rápido y no veo más que mis
a tres leguas del pueblo. Su madre la consintió por tercera objetivos inmediatos. A veces me doy tiempo a mirar los
de dos varones, le cepillaba el cabello negro, le cantaba verdes, los naranjas, los cremitas, los perlados. A veces
coplas por las noches y, a veces, la abrazaba con mucha me siento, entonces los verdes son árboles, los amarillos
ternura. son soles y los rojos son flores. Otras veces sólo son
Le gustaba la peluquería, y para su cumpleaños de doce, piedras duras arrumadas. A veces los verdes son
le compró un curso por correo. Cada encomienda traía bosques, a veces no paso. A veces simplemente paso,
algo más: un peine fino y otro grueso, unas buenas tijeras pero hay veces en que contorneo los caminos, me deslizo
de punta. El menor las buscaba en el pueblo. por las curvas y me dejo caer por las vertientes, entonces
Cuando enfermó, Miranda la cuidó. Cada vez más débil, soy ondulada, arremolinada y olada. A veces paso y leo,
le enseñó: cocina la sopa para todos, muele las pastillas me encuentro. Pero hay veces en que me pierdo, se me
a tu padre, y ponlas en su mate cocido, endulza la bebida olvida el reloj, se me cae el mundo y todo crece como una
siempre. Y ella aprendió, a lavar la ropa sucia de barro, a naturaleza inmensa que me atrapa entre sombras y
dar de comer a cerdos y pollos, y aprendió a carnear colores, y yo soy pequeña y soy grande porque soy en
corderos. Trabajaba duro, por ella. ella. Esas veces dejo de sentir, me tejo en el entramado,
Todo ocurrió en menos de un año. Apagándose co-formo, me deslizo, no hay futuro ni pasado, hay
lentamente, murió, y Miranda pronto la reemplazó. Fue presente eterno. Ya no miro, ya no elijo, sólo me llevan,
esa misma noche que él la llevó. La abrazó fuerte y me chupan, me disuelven, me arrancan la identidad para
lloraron juntos. Ella era la mujer ahora. Miranda nunca formar un todo y entonces ya no pienso, entonces ya no
volvería a hablar. escribo.
Y ya no bajaron más al pueblo. Los tres hombres se la
disputaban. Se volvieron huraños, agresivos. Y Miranda
pasó a ser la muda:
- Muda, movete, cebame un mate.
- ¿Qué me estás mirando muda loca?
El rancho se convirtió en tapera. Los hombres en
animales, brutos. Y Miranda como una autómata, se
sometía, pasiva, a ellos. Ya no lloraba, ni pensaba.

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acordás porque viniste? ¿podías ayudar a tu familia ahí? El padre les enseño a cazar. Un día que salieron al monte,
Viene cada tanto y te tira la comida: arroz y fideos; dos sólo fueron el viejo y el mayor. El menor se quedó con la
mil pesos te da, no te alcanza para nada. No hagas resaca, de la borrachera de la noche. Se levantó y salió al
locuras, no pierdas la cabeza. ¿Y lo del perro? Siempre patio. Como siempre, se montó en la cerca y, sentado,
se olvida de la comida del perro, el perro está harto de observaba los cerdos.
comer arroz y fideos, va y busca de la basura culpa de - ¿Qué les pasa que están tan inquietos?
este hijo de puta, el trato no era este. De última - ¿Por qué se están mordisqueando todos?
escapate, buscá de huir, cuando se vaya, caminá hasta ¡Eh, Muda! ¿No les diste de comer?
la ruta, serán cincuenta kilómetros, hacelo en etapas, Miranda se acercó con un cubo. Cuando estuvo detrás del
llegá a la ruta, ahí hacé dedo. Sí, escapate, hacelo hermano, sacó el cuchillo para capar. Bastaron solo dos
mierda, reventalo, afanale la camioneta, andá hasta la movimientos. Las alpargatas quedaron rojas, los
terminal, comprá un pasaje, volvete, hacé lo que quieras. tendones estaban cortados. El cuerpo se cayó en el
¿Y si te descubren? ¿te extraditan? ¿tus hijos? ¿ y vos? chiquero. El menor gritaba como loco. Los fuertes chillidos
Mirá que no hay arrepentimiento válido después de algo de los cerdos, que incrementó la sangre fresca, ahogaron
así. No hay una mierda alrededor, no hay nadie pronto sus alaridos.
alrededor, Raúl, dale con la pala, ahora que se da Cuando ya no se reconocía, retiró lo que quedaba del
vuelta, ahí, ahora, Raúl, dale, dale. Raúl no hagas algo cuerpo con un gancho. Lo acarreó detrás del aromo, cavó
que no querés hacer, ¡no sos un asesino, Raúl! ¡Eso! un pozo y lo tiró allí. Fue a buscar las cosas del hermano,
¿Qué hiciste? Subilo a la camioneta, llevalo al hospital, las dejó en el pozo y lo cubrió.
¡todavía vive! ¡Mirá como se retuerce el hijo de puta! Cuando regresaron los otros dos, ella estaba cocinando.
¡Tenés una segunda oportunidad, no la dejes pasar! Dejaron las nutrias en una punta de la mesa y comieron
¡Salvalo, salvate! Mirale los ojos, no te entiende nada, se en la otra. Le preguntaron por el hermano. Nunca
retuerce, enseñale Raúl. ¡No cruces esa línea, estás a esperaban respuestas. Le ordenaron limpiar las nutrias,
tiempo! Con fuerza, en la frente, ¡eso, Raúl! ¡Eso! ¡Bien se acostaron y ella descansó.
puesta! Otra, otra más, dale, ¡Bien! De ahí no se vuelve. Esa noche, el viejo se murió. Vino el médico del pueblo y
Bien hecho, Raúl, bien ajusticiado, así tenía que ser dijo: es un ataque de presión.
como terminase. ¿Te das cuenta de lo que hiciste; - Vamos, muda, preparalo al viejo. Lo enterraremos
pensaste en sus hijos; en su madre, la tía Celia? Hay por la mañana.
que hacer un pozo, con la pala; tiralo, llenalo de Puso agua en una palangana, lavó el cuerpo y lo vistió.
cemento; tenés la mezcla recién hecha.¿Que hiciste? - Cortame el pelo, debo estar bien. – Y con una
Entregate a la policía. Listo, rajá a la mierda… cuando sonrisa lasciva, agregó:
se seque van a tardar unos cuantos días en encontrarlo. - Quedamos nosotros hermanita…
¿Qué hacés? Ahora te subís a la camioneta… y ni Se sentó en la silla de mimbre y se apoyó en el respaldo
siquiera sabés manejar. recto. Ella buscó peines y tijeras. Miranda le colocó un

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trapo, y comenzó a cortarle el pelo pero cuando ya estaba a los terneritos atados en los postes que de tan
terminando, cerró la tijera y se la clavó. Del cuello brotó la desesperados buscan lamerte con sus ásperas lenguas,
sangre densa, el cuerpo se estremeció y cayó. junto cítricos si es en invierno mi visita y a veces, hasta
Limpió todo, pero después de que lo enterró. Tiró en la me animo a meter la mano bajo la gallina y sacarle el
letrina las pastillas que el viejo ya no tomaría y que nunca huevo recién puesto. Ahí se está realmente tranquilo. Sí,
le había dado definitivamente este domingo visitaré el campo.
Ató algunas ropas en una manta, se las cargó al hombro
y salió. Miró el cielo y respiró hondo. -

Recuerdos de sol y lluvia Lucky tiene hambre


Claudia Vázquez Nicolas Uribe
Partile la pala en la cabeza, Raúl, no hay nadie, vos
Cuantas veces te lo dije sabés que acá no hay nadie. No importa si te ven o no te
ven, vos no tenés que hacerlo porque sabés que está
el asunto era complejo y
mal. Hoy tampoco te trajo la comida para el Lucky, te
no podías conocerlo. paga nada más que dosmil pesos, te tiene esclavo Rául.
Pero el tiempo muestra todo, Sé libre de espíritu, mantenete libre del pecado, no elijas
cargar esa piedra, sé libre; lo hacés por tu familia. No
no hay manera de ocultarlo. hay una mierda alrededor, no hay un almacén, no hay
Cuando esto comenzaba, una mina, nada; todo campo; solamente el Lucky te
acompaña. Hacés esta casa, una changa en la casita
me alegrabas las mañanas.
que están construyendo allá, a trecientos metros, te
Un sol en el desayuno. queda un mango, lo mandás a Perú. Vivís en una casilla
Entonces llegó la lluvia, de chapa de mierda, en el medio del campo; al lado, la
casa que vos, solamente vos, sin ayudantes, tenés que
no más domingos con sol.
construir para este hijo de puta ¡el trato no era este! Él te
Fue tarde para el encuentro. ayudó a venir, las cosas no están bien, pero él te tendió
Al final todo se supo la mano, es tu primo, aparte; no seas tan desconfiado.
Dijo que era una constructora en la Argentina que hacía
y sobrevino el ocaso. edificios de departamentos, que pagaban dosmil dólares
La verdad se revelaba... por semana y hasta te daban obra social; mirá donde
estás; entre teros; cagando en un pozo para hacerle la
Te alejaste por la ruta,
casa de fin de semana.¿Te acordás de Perú? ¿te

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al final del camino y girando a la izquierda, se llega a te perdiste por la noche.
destino. El camino se cerraba y
Los primeros en anoticiarse de la llegada de algún
visitante son los perros. Desde lejos escuchan el sonido no supiste como volver.
del motor y estén donde estén, aparecen los tres Ahora que pasó el tiempo
contentos. León, Chirola y Lucero. Ladran y agitan
siento que fue irremediable.
velozmente sus colas dándonos la bienvenida. No suelen
recibir muchas visitar. Ver gente nueva es un “gran Otra historia que termina.
acontecimiento gran”. Al bajar del vehículo sus cuerpos Otra estrella que se muere.- .
desaforados se enredan torpemente entre nuestras
piernas. Detrás se aproxima la robusta mujer del tambero.
MARIONETA DE ARRABAL
Aparece a saludar. También raja a los perros. Les grita:
¡fuera, camine de acá! y golpea sus palmas como si
quisiese asustarlos. A ellos eso, no les hace mucha mella. Cristina Alberich
Continúan con el alboroto un poco más hasta que se
aburren y se van a vagar por ahí. En el campo reina el Con su alma de linyera
silencio. Sólo se escucha el cotorreo de los loros –plaga Rigoberto era felíz
tan difícil de combatir-, el mugido de las vacas que recogiendo bagatelas
esperan impacientes ser ordeñadas como cada día en el con un loco berretín.
tambo, el bramido agudo y lastimoso de algún ternero
separado de su madre o alguna gallina medio clueca que Su imaginación un mundo,
cacarera anunciando que ha puesto un huevo. En el su casa era un gran bulín,
campo se está tranquilo. Los días transcurren uno tras que alojaba ratas grises,
otro. El tambero y su familia, madrugan tempranísimo y hasta un perro de aserrín.
amparados “con la ayuda de Dios”. Hay tareas
específicas que realizar y las mismas requieren de la Pero cayó Don Froilán,
precisión rutinaria de cada jornada: retirarle estrictamente buscando emocionado
dos veces al día la leche a las Holando Argentino, a su sobrino perdido
alimentar a los pollos, vacas y becerros, revisar el tractor, en un vagón desgarbado.
correr los animales de un corral al otro y atender a las
visitas que generalmente suelen ser el veterinario o el Aquel tren llevaba muchas
agrónomo o, eventualmente mi familia y yo. Hace mucho marionetas y retablos,
que yo no voy. Antes lo hacía más seguido. Monto a y al descender en Pichincha
Flauta, la bella y ágil yegua de ojos almendrados, acaricio había sido olvidado.

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los llevaban de teatro.
Al escuchar el silencio
después de tanto arrebato Ahí se hacían compadres
asomó por una hendija, bailaban emocionados
su ojo abotonado. así tocara un tango,
o presentar un relato.
Allí, sólo, en la estación
muy triste y abatatado, En la gorra estaba el premio
no es momento pa’ pena a tan adulado acto.
¡a aprovechar este fato!. Volvían algo enredados
con el corazón henchido
Se busco dos, tres cartones, en sus cuerpitos madera
que fueron su inquilinato y su ropita de trapo.-
vagabundeó por comida
peleándosela a algún gato.

Y así pasaron sus días


entre risas y quebrantos, Campo escondido
hasta que llegó su tío, Rocío Baravalle
con sus modales de guapo. Estaba pensando en visitar el campo de la familia el
próximo fin de semana. Llegar a él no es una tarea
Se acomodó con soltura sencilla pero tampoco imposible. No se encuentra a la
para quedarse buen rato, vista de todos como los demás campos, ubicados a la
gustare o no su visita vera de la ruta. Me gusta decir de él que es un “campo
se la impuso a lo macho. escondido”. Para ir hay que tomar la ruta 70 para el lado
de Rafaela, pasar la zona de las quintas y el cartel que
Le criticaba la casa, dice: “Usted está saliendo de Esperanza, ¡buen viaje!”
quería todo ordenado, Hacer entonces unos cuantos kilómetros más, y antes de
le discutía la grela, llegar a Humboldt, doblar a la derecha. En este punto ya
y lo obligaba al baño. se estaría entrando en el tramo final. Un poco más de ruta
y… ¡voilà!. Si se aminora la marcha y se presta atención,
Rigoberto y Froilán se ve a la derecha de la ruta, un largo sendero, vertiginoso
peleaban a cada paso y empedrado. Únicamente quienes lo conocen, saben que
más nunca cuando sus dueños

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