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DOI 10.18239/ocnos_2016.15.2.1140
Ocnos
Revista de Estudios sobre lectura Open Access
http://ocnos.revista.uclm.es/ Full Text
Article
Felipe Munita
Universidad Austral de Chile
Munita, F. (2016). Prácticas didácticas, creencias y hábitos lectores del profesor en una escuela
exitosa en la promoción lectora . Ocnos, 15 (2), 77-97.
doi: 10.18239/ocnos_2016.15.2.1140
Ocnos: Revista de Estudios sobre lectura. Editada por CEPLI; Universidad de Castilla-La Mancha se distribuye bajo
una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0. Internacional 77
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DOI 10.18239/ocnos_2016.15.2.1140 Prácticas didácticas, creencias y hábitos lectores del profesor
Introducción: las complejas relaciones tiva relación entre el hábito lector personal del
entre hábitos lectores, creencias y docente y el nivel de motivación e implicación
prácticas del docente en torno a la lectura de sus estudiantes con la lectura: los profeso-
res más lectores ostentan mayores niveles de
El supuesto de que los profesores buenos logro de sus alumnos en este ámbito que los
lectores son también mejores mediadores en no lectores, y son más propensos a utilizar las
el aprendizaje lector y literario de los niños y estrategias didácticas recomendadas en este
jóvenes, cuenta con un fuerte respaldo en el campo:
discurso didáctico contemporáneo. Se basa …los profesores lectores son más propensos a
en que un maestro que valora y disfruta de la involucrarse en prácticas educativas que modelan
lectura en su espacio personal, y que comparte la pasión por la lectura. Más que los maestros que
reportan no leer regularmente por placer, los
con entusiasmo su pasión, conforma a su vez
maestros lectores leen en voz alta a sus alumnos,
un excelente modelo lector para sus alumnos participan en conversaciones sobre libros, modelan
en el plano pedagógico (Daisey, 2009; Powell- estrategias lectoras específicas, ofrecen a los estu-
Brown, 2003; Sanjuán, 2013). diantes una mayor elección en los materiales de
lectura y, frecuentemente, dan a los estudiantes
Se ha señalado, incluso, que las propias tiempo para leer durante el día escolar (McKool y
prácticas y comportamiento lector del docente Gespass, 2009, p. 273).
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divorcio entre la experiencia lectora personal y no lectores” (Larrañaga y Yubero, 2005) que
del profesor y la lectura pública que se favorece puede ser muy difícil de revertir en etapas poste-
en el aula. Esta distinción resulta igualmente riores. Esto supone, en primer lugar, aceptar que
clave en las primeras prácticas pedagógicas de la identidad lectora y literaria es un componente
una lectora literaria experta, como la obser- clave de la identidad docente (Granado y Puig,
vada por Holt Reynolds (1999): su perfil de ávida 2015). Supone, también, repensar los procesos de
lectora, amante de la poesía y persona capaz formación para que permitan explorar las relacio-
de hacer interpretaciones literarias complejas nes entre quien se es como profesor y quien se es
fue, literalmente, “invisible” en el aula. Más como lector, “permitiendo que cada uno informe
recientemente, Lamas (2016) muestra esta diso- y enriquezca al otro” (Cremin, Bearne, Mottram
ciación en el caso de una maestra que, habiendo y Goodwin, 2008, p. 20). La postura del docente
construido un potente espacio personal como como lector es potencialmente relevante, aunque
lectora de poesía, es incapaz de pensar en tras- su verdadera influencia parece descansar tanto
ladar esa experiencia de lectura poética a sus en procesos de reflexión y de toma de conciencia
aulas. personal sobre esta dimensión, como en procesos
de formación profesional que permitan la puesta
Parece, pues, que la fórmula “buen lector es
en escena de esa postura en espacios de socializa-
igual a buen mediador” está llena de matices: la
ción entre pares (Munita, 2016).
experiencia personal en tanto lector no siempre
se traslada de manera automática a la práctica Además del contexto y de la formación, otro
docente. En este punto, los trabajos desarrolla- factor emergente desde la investigación, que
dos en la Universidad de Laval (Falardeau et al., tiende a mediar e influir en las actuaciones
2009, 2011; Falardeau y Simard, 2011) aportan de un docente, son las creencias que se tienen
dos líneas de comprensión fundamentales: por sobre aspectos como el objeto de enseñanza o
una parte, confirman la influencia que tendría los procesos de enseñanza-aprendizaje asocia-
el plano individual en el plano pedagógico dos a este. En esta línea, existe hoy bastante
cuando se trata de enseñar lectura y litera- consenso (Borg, 2006; Fang, 1996) acerca de la
tura; por otra, se alejan de una explicación en “consistencia” que suele existir entre prácticas
términos absolutos o causales entre ambas didácticas y sistemas de creencias, señalándose
dimensiones. Así, si bien estas investigaciones que ambas interactúan y se influencian mutua-
avalan la existencia de una relación entre los mente (Phipps y Borg, 2009).
planos individual y pedagógico de la relación
Los diversos modelos explicativos surgidos
con la cultura, recalcan también que esa
en este campo han subrayado que las teorías
relación está siempre “mediatizada por factores
implícitas están compuestas por una diversidad
institucionales que a menudo pesan de manera
de elementos que, vistos en conjunto, formarían
importante en la formación del sujeto lector”
una visión global del pensamiento del profesor.
(Falardeau et al., 2009, p. 118).
Se trata, pues, de un sistema que, como han
A su vez, junto con ese primer factor de señalado Woods y Çakir (2011), oscilaría entre
carácter institucional que incidiría en las prác- diversas formas de conocimiento, desde unas
ticas de aula, la investigación educativa reciente creencias más vinculadas con aquellos saberes
ha subrayado la necesidad de pensar la formación teórico-declarativos sobre los procesos de ense-
inicial docente como un factor clave para incidir ñanza-aprendizaje, hasta otras de tipo personal
en la construcción del “sujeto lector didáctico” y práctico que corresponden a un saber situado
(Colomer y Munita, 2013; Contreras y Prats, y derivado de la propia experiencia.
2015; Dueñas, Tabernero, Calvo y Consejo, 2014;
En esta línea de un continuum de concep-
Granado, 2014). Sobre todo, en un contexto en
tos articulados entre sí, se sitúa la propuesta
el cual se ha observado la existencia de un cierto
del modelo de creencias, representaciones y
“patrón actitudinal diferencial entre lectores
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saberes (Cambra, Civera, Palou, Ballesteros y grupos o la realización de proyectos sobre libros
Riera, 2000). En este modelo, los dos primeros determinados, entre otras prácticas de interés.
términos aluden a proposiciones cognitivas no
Por su parte, Dias-Chiaruttini (2015) ha
necesariamente estructuradas, pero diferen-
mostrado cómo los dispositivos prescritos en
ciados por su dimensión personal (las creencias)
los curricula, en particular uno especialmente
o social (las representaciones), mientras que los
fecundo para el avance de la didáctica como
saberes responden a conocimientos estructura-
es la discusión literaria, son resignificados a
dos y aceptados convencionalmente. Y si, como
partir de las creencias y representaciones de
se ha observado en el estudio del sujeto lector
cada docente. Así, mientras para algunos el
didáctico, los factores contextuales o institu-
debate interpretativo sobre los textos se utiliza
cionales inciden fuertemente en la actuación
en el aula como un espacio para aprender a
educativa, parece necesaria esta distinción
expresar la opinión personal y a escuchar a
entre unas teorías implícitas que corresponden
los demás, para otros se trata de una instancia
al imaginario individual del docente (las creen-
para aprender a construir una lectura personal
cias) y otras que se sitúan en aquellos principios
argumentada.
y valores compartidos por el grupo de trabajo
(las representaciones). Probablemente, estas diferencias se explican
por las diversas representaciones que tienen los
¿Qué sabemos, pues, de la relación entre
docentes acerca de los objetivos de la educación
creencias y prácticas en el ámbito de la educación
lectora y literaria. El estudio de Sanjuán (2013)
lectora y literaria? Sabemos, por ejemplo,
con docentes de secundaria dibuja interesantes
que la identificación de docentes exitosos en
tendencias acerca de las finalidades que se le
la enseñanza lectora, así como la indagación
adscriben a la formación de lectores: el fomento
acerca de sus teorías implícitas en este ámbito,
del hábito lector asociado al disfrute de los
ha confirmado que estos maestros creen en
alumnos, por una parte, y la enseñanza de una
el lugar central que ocupa la construcción de
lectura profunda que les permita exprimir el
significado en las prácticas letradas (Medwell,
texto en todos sus aspectos significativos, por
Wray, Poulson y Fox, 1998), y en movilizar
otra. Esa doble orientación también subyace en
una actitud de entusiasmo intelectual hacia la
otras investigaciones realizadas en el contexto
lectura como objeto de enseñanza-aprendizaje
español (Colomer, 2008; Tejerina, 2004), que
(Rudell, 1995).
convergen al señalar las tensiones que muchos
Otros estudios han mostrado que quienes docentes manifiestan entre los objetivos de
más frecuentemente usan estrategias didácti- fomento lector y los de enseñanza del cono-
cas fértiles en la formación de lectores, mejor cimiento literario. Estas y otras tensiones
opinión tienen sobre los libros y la lectura asociadas a la formación de lectores aparecen
(Morrison et al., 1999). Por su parte, la inves- también en el trabajo de Ballesteros et al. (2001),
tigación de Lehman, Freeman y Allen (1994) con aquellos docentes que ven en la lectura lite-
ayuda a confirmar que las percepciones de los raria una experiencia lúdica pero de muy difícil
docentes sobre la literatura son un fuerte pre- transmisión a los alumnos.
dictor para el tipo de prácticas didácticas que
Así pues, lo que parece despuntar de los
ponen en juego. Así, mostraron que un grupo
estudios en este ámbito es la constatación
de profesores especialmente interesados en la
acerca de que las creencias que se tienen sobre
literatura infantil se caracterizaba por favorecer
las prácticas letradas actúan como verdaderos
espacios acogedores y continuos para la lectura
lentes interpretativos del docente para enfren-
libre y autoseleccionada, promover el desarro-
tar la realidad del aula. Lentes que incluso
llo de las respuestas lectoras en sus alumnos,
llevan al profesor a ajustar sus prácticas de
impulsar la discusión literaria en pequeños
enseñanza según la percepción que tenga del
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comportamiento lector de sus alumnos y del ejercicio y han superado largamente la etapa
tipo de motivación que estos manifiestan frente inicial de construcción de la identidad pro-
a la lectura (Sweet, Guthrie y Ng, 1998). fesional docente. Todas dictan la asignatura
de lengua y literatura (catalana o castellana)
Método en 5° o 6° grado de Primaria y, salvo Noemí
(quien cursó un Máster en Biblioteca Escolar
En el marco de una investigación más y Promoción de la Lectura), no cuentan con
amplia, se realizó un estudio de caso de orien- estudios de especialización en el ámbito de la
tación cualitativa cuyo propósito general ha educación lectora y literaria.
sido aportar, desde el análisis en profundidad
de unos sujetos y realidades concretas, a la com- Con este grupo de estudio se intentó res-
prensión de los diversos ámbitos que influyen ponder al objetivo general de observar, en un
en las prácticas de un mediador de lectura lite- mismo contexto institucional, la posible inte-
raria en contexto escolar. Para ello indagamos rrelación existente entre prácticas didácticas,
en el perfil lector, los sistemas de creencias y las sistemas de creencias y trayectorias personales
prácticas didácticas de un grupo de maestras de de lectura de cada sujeto participante. Las pre-
un centro de Educación Primaria en torno a la guntas orientadoras de la investigación fueron
literatura y su enseñanza. las siguientes:
1. ¿Se observan influencias del perfil lector y
El estudio se realizó en una escuela pública las creencias de las maestras en sus prácti-
de la provincia de Barcelona. La caracterización cas docentes sobre educación literaria?
del centro corresponde a un nivel socioeconó- 2. ¿Se observan influencias del “entorno lector
mico considerado de clase media-alta, con una institucional” de la escuela en las creencias
mayoría de alumnos cuyos padres y apoderados y las prácticas didácticas de las maestras
tienen estudios superiores. A su vez, la escuela sobre educación literaria?
tiene una tradición de promoción de la lectura
que se remonta a la época de su fundación; cuenta Los métodos utilizados para construir los
con una biblioteca muy atractiva, provista de datos han sido la observación de aula (para
una colección bibliográfica de calidad y en cons- indagar en las prácticas), el relato de vida
tante renovación; dedica importantes espacios (asociado al perfil lector) y la entrevista semies-
de la jornada escolar a actividades de fomento tructurada (para las creencias), además de las
lector y de apropiación del espacio bibliotecario notas de campo del investigador.
por parte de sus alumnos; cuenta con un club de
La observación de aula se utilizó con la
lectura de madres, maestras y ex-maestras de la
intención de obtener una fotografía de conjunto
escuela; el equipo docente está embarcado en
de la actividad mediadora de las maestras, más
el diseño y continua revisión de un Plan Lector
que un análisis detallado de la interacción al
de Centro que enmarca las diversas actividades
interior del aula, que escapaba a los objetivos y
que se hacen en la escuela para favorecer la for-
posibilidades de la investigación. A su vez, nos
mación de lectores; y cuenta, además, con una
interesaba un tipo de observación que, por una
maestra bibliotecaria especializada en literatura
parte, fuese funcional para una ulterior puesta
infantil y juvenil y promoción de la lectura, muy
en relación de las prácticas docentes de diversas
activa en este campo, tanto dentro como fuera
maestras, y por otra, que tomara en conside-
de la escuela.
ración los avances realizados por el campo
En ese contexto, se trabajó con tres maestras científico de la didáctica de la literatura acerca
de la escuela que manifestaron interés por par- de aquellas prácticas que se han revelado como
ticipar en el estudio: Montse, Noemí e Isabel más productivas en este terreno.
(todos seudónimos). Todas ellas son maestras
En ese marco, optamos por un doble procedi-
experimentadas: tienen una década o más de
miento de registro que tuvo el consentimiento
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plementó con la atención a algunos elementos el enganche con la lectura, comienza a cons-
que, provenientes del análisis discursivo, nos truirse una relación de implicación personal
permitieron adoptar una perspectiva en la que con el mundo de lo escrito.
no solo interesaba el contenido –el qué- sino
Hoy, esa relación resulta incuestionable:
también la interacción y construcción discursiva
Isabel se refiere a sus hábitos lectores como un
en la que ese contenido se elabora –el cómo-
ámbito particularmente integrado en su vida.
(Talmy y Richards, 2011). En ese contexto, se
En efecto, y en sus propias palabras, no concibe
prestó especial atención a elementos como los
la vida sin leer, aunque también agrega que su
modos enunciativos, los modalizadores discur-
práctica lectora se intensifica en las vacaciones
sivos utilizados y las expresiones metafóricas
y disminuye durante el curso escolar. Con todo,
puestas en juego por el hablante.
hay evidencias acerca de que mantiene una
Por su parte, y para asegurar el adecuado práctica lectora constante y asociada a propó-
control de los registros de clase, el análisis de las sitos diversos: lee mayoritariamente novelas y
pautas de observación siguió un doble proceso literatura infantil y juvenil para entretenerse,
de triangulación (Denzin, 1989): de tiempo, evadirse, y recrearse; ensayos pedagógicos para
primero, y de investigador, después. Así, un profundizar conocimientos y reflexionar sobre
primer llenado de la pauta se realizaba durante su profesión; libros de viajes u otros textos de
la sesión observada, para luego ser confrontado tipo informativo para apoyar la realización de
a un nuevo proceso de escucha íntegra de las eventos específicos de la propia vida.
sesiones, en el cual se revisaban las anotacio-
Estas prácticas lectoras están asociadas a
nes iniciales. Posteriormente, se confrontaron
una participación bastante cotidiana en los cir-
estos datos con un segundo investigador, con la
cuitos de circulación del libro y la lectura como
finalidad de analizar posibles interpretaciones
bibliotecas y, especialmente, librerías. A su vez,
alternativas para los fenómenos observados,
ha construido ciertos gestos muy comunes en
y así llegar a construir un conjunto fiable de
los lectores implicados, como tener un archivo
tendencias para la actividad mediadora de cada
con los libros que le recomiendan, regalar
maestra participante.
ciertos libros amados a personas cercanas que
ella ve en sintonía con esos textos, o manifestar
Resultados predilección por la posesión personal de libros
Se presentan a continuación los resultados en su biblioteca particular. Sin embargo, y pese
obtenidos por cada informante, estructurados a todo lo anterior, se excluye a sí misma del
según perfil lector, sistema de creencias y prin- grupo social de “grandes lectores”, en el cual sí
cipales tendencias de las prácticas docentes en adscribe a ciertas personas que conoce (como
educación literaria. Noemí), y a quienes a menudo recurre para
pedir recomendaciones sobre qué leer.
Isabel
Creencias, representaciones y saberes relevantes
Perfil lector La visión de Isabel acerca de la lectura y la
Su infancia y adolescencia están marcadas literatura enraíza en una creencia central, muy
por la distancia con la literatura y por una estructurada y expresada con altos grados de
nula o muy escasa implicación personal en la convicción y certidumbre. Nos referimos a su
lectura. No hubo influencias lectoras relevan- absoluta convicción de que leer nos hace libres.
tes en el ámbito familiar ni escolar. Al iniciar La libertad que esta práctica cultural promueve
la etapa universitaria, a raíz tanto de algunos en el lector avanzaría, desde su perspectiva, en
docentes que compartían su propio entusiasmo dos direcciones: la fuente de información que
lector como, sobre todo, de un libro que provocó la lectura ofrece al sujeto, y la oportunidad de
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así como el tipo de mediación no inter- dichos saberes surgen del diálogo colectivo
vencionista que caracteriza su forma de a partir de los conocimientos previos de los
acompañar esas lecturas, reflejan que en alumnos, nunca desde una conceptualiza-
sus clases la práctica lectora es frecuente y ción abstracta.
que lo leído suele quedar en el dominio de 4. El aprendizaje lingüístico emerge en todas
las impresiones personales del lector, pues las sesiones de aula como un movimiento
lo que importa es construir una relación de particular interés para Isabel. Ya sea
placentera con las obras. En esta línea, el como fuente para la producción de textos
hecho de integrar la memoria literaria de los (se escriben cuentos a partir de la puesta
alumnos en los procesos de lectura, es una en relación de un nombre, un verbo y un
excelente manera de reforzar esos hábitos adjetivo, funciones gramaticales cuya dife-
personales mediante la toma de conciencia renciación es reforzada por la maestra) o
de los niños acerca de sus propios bagajes de como expansión de la lectura colectiva hacia
lectura. la ampliación de vocabulario o la revisión
2. El objetivo orientado al desarrollo progresivo de los conectores que pueden utilizarse
de la competencia literaria, especialmente para redactar un resumen, los contenidos
en lo concerniente a construir interpreta- del área de lengua están muy presentes en
ciones complejas de las obras, no parece las diversas actuaciones docentes sobre (o a
especialmente relevante en las prácticas partir de) la literatura.
didácticas de Isabel. Lo anterior es particu-
larmente evidente cuando, en un contexto Noemí
como la lectura colectiva, no se favorecen
actividades tendientes a construir una Perfil lector
interpretación personal (y luego compar- Nace en el seno de una familia de grandes
tida) sobre lo leído. En esta línea, es lógica lectores, cuyo hogar estuvo siempre atiborrado
la ausencia de cuestiones ligadas específi- de libros y donde eran frecuentes los espacios de
camente a los procesos de comprensión e socialización en torno a lo leído. En ese contexto
interpretación literaria, como por ejemplo se da una temprana y muy sólida apropiación
el uso de dispositivos de problematización del universo de lo escrito, reflejada por ejemplo
de los textos o una hipotética actuación en la lectura íntegra de colecciones infantiles
docente en tanto garante de los derechos del y juveniles en el espacio familiar, así como en
texto. Dicho de otro modo: las actividades una pronta sentencia social (su inclusión en
de lectura obligatoria se quieren similares a una entrevista a niños lectores publicada en
las de lectura libre, pues conducen a conso- una revista) que la confirmó como ávida lectora
lidar hábitos lectores más que a procesos de a la edad de 12 años. Pese a una etapa escolar en
trabajo en torno a la interpretación que los la que la motivación lectora fue prácticamente
alumnos realizan de lo leído. inexistente, los hábitos de lectura continuaron
3. Otra evidencia es la ausencia de espacios reforzándose en el espacio extraescolar. Su
de aprendizaje literario explícito durante adolescencia y juventud se caracterizaron por
o después de los momentos de lectura. una intensa actividad lectora, una permanente
No obstante, esto no quiere decir que el ampliación del corpus personal, y un constante
metalenguaje literario o la reflexión sobre intercambio y socialización con otros lectores.
las formas de un texto desaparezcan de
la clase: es en los espacios de escritura La etapa adulta le ha dado continuidad (y
creativa cuando parecen saberes especial- ha reforzado, si cabe) a esa identidad lectora.
mente relevantes y, por tanto, cuando se Su recorrido como lectora literaria es particu-
hacen explícitos por parte de la maestra. A larmente amplio y diverso, aunque vinculado
su vez, cabe destacar que, cuando aparecen, preferentemente al canon de literatura contem-
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cionada, por sobre su identidad de docente de 2. Aparece como muy relevante el hecho de
lengua y literatura castellana, marco en el que favorecer el encuentro de los alumnos con
su pensamiento está mucho menos estructu- una amplia diversidad de textos de calidad.
rado (“no tengo ni idea de qué tiene que ser mi Complementar la lectura íntegra de una
prioridad”). novela con actividades que ya tienen un
lugar establecido en su práctica docente,
Probablemente, esta cierta debilidad iden-
como el “poema del mes” o la lectura en red
titaria en tanto docente de lengua y literatura
de álbumes; promover una continua movi-
incida en una creencia particularmente rela-
lización de la colección bibliográfica de la
cionada con esta función. Se trata de la idea
biblioteca mediante asiduos comentarios
de que el desarrollo de la competencia litera-
orientados a vincular unas obras con otras;
ria, asociada al análisis en profundidad de los
o hacer una cuidada selección de los textos
textos en pos de lograr una interpretación más
según el objetivo educativo que se persigue
compleja de estos, no se da en la etapa primaria,
(sea este memorizar un poema o sumergirse
y que, de darse, corresponde más al ámbito de
en el género del álbum) son, pues, diversos
lengua y literatura catalana que castellana.
ejemplos de actuaciones tendientes a
Desde esta perspectiva, el trabajo específico
promover la inmersión de los estudiantes en
de aprendizaje literario “no es mi competen-
corpus literarios tan vastos como diversos.
cia”. En cambio, esta función docente sí estaría
3. El sujeto lector didáctico parece muy impor-
muy vinculada a su rol en tanto sujeto lector
tante en sus prácticas: la idea de transmitir
didáctico que comparte su propia experiencia
su propio placer como lectora se concreta en
lectora, tanto mediante la lectura expresiva
una práctica docente que didactiza conti-
en voz alta como mediante recomendaciones
nuamente esa pasión individual, usándola
literarias personalizadas. A su vez, el carácter
como instrumento para captar nuevos
asertivo con el que se formula esto último (“solo
lectores. A modo de ejemplo están las con-
se puede recomendar con el corazón lo que se
tinuas referencias literarias que moviliza en
conoce de primera mano”) da cuenta del elevado
clase, o la expresiva recitación de un poema
grado de estructuración que tendría para ella
importante para ella en el plano personal
esta creencia.
(y la explicitación de esa importancia a sus
alumnos).
Tendencias en las prácticas de mediación
4. Las prácticas observadas no focalizan
literaria
específicamente en guiar los procesos de
1. Las prácticas observadas le dan continuidad
interpretación asociados a la lectura lite-
al objetivo institucional de promoción de
raria, ámbito que parece poco relevante en
hábitos lectores. Noemí construye diversas
el tipo de mediación desarrollada. Por una
instancias de encuentro con los textos, ya
parte, es evidente que la mayoría de las acti-
sea de lectura colectiva en el aula o de lectura
vidades de lectura no están orientadas a la
libre en la biblioteca. A su vez, pone en juego
profundización de interpretaciones perso-
dispositivos de presentación de las obras
nales y la construcción de sentido sobre lo
que invitan a los alumnos a leer, y favorece
leído, sino a otros objetivos educativos como
tanto la socialización de opiniones sobre los
la ampliación del corpus conocido. Por otra,
textos como la recomendación personal de
la lectura colectiva de la novela trimestral,
nuevos descubrimientos literarios. Esto se
que sí podría vincularse a ese propósito, no
complementa con una constante expansión
genera un espacio de discusión más allá de
hacia el circuito de mediaciones culturales
recoger las primeras impresiones persona-
en el cual los hábitos personales encuentran
les sobre lo leído.
importantes espacios de desarrollo y de
5. Pese a lo anterior, el aprendizaje literario
socialización con otros lectores.
sí se vio favorecido en las sesiones observa-
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principios compartidos por el actual equipo que pueden dificultar su puesta en práctica en
docente, sino también a unas lógicas históricas el aula. Por ejemplo, los momentos de lectura en
que han caracterizado el proyecto pedagógico voz alta por parte del docente no parecen haber
del centro. A su vez, el segundo también recalca ganado el espacio institucional que ella quisiera.
el carácter de convicción colectiva y de línea de Otra tensión radica en la tendencia a relegar,
actuación prioritaria: “queremos que cuando dada la continua escasez de tiempos pedagógi-
salgan de aquí salgan… sepan manejarse en cos, cuestiones del aprendizaje literario en pos
cualquier biblioteca”. de contenidos lingüísticos que conforman el
centro de la asignatura. Son algunos ejemplos
Otros objetivos, en cambio, se han cons-
de que, en el caso de Montse, es fundamental
truido en el plano individual, apoyados
considerar la distancia que en ocasiones habría
fundamentalmente en la propia experiencia
entre aquello que se quiere hacer con la litera-
docente. Así, aspectos como la necesidad de
tura en la escuela, y aquello que finalmente se
formar buenos productores de textos escritos,
hace. En sus propias palabras: “a lo mejor te he
acentuar el aprendizaje lingüístico que puede
contestado lo que a mí me gustaría transmitir
realizarse a partir de la lectura literaria, o
(…) no sé si lo consigo”.
atender a los detalles formales de la textualiza-
ción literaria (como las figuras retóricas), dan
cuenta de motivaciones personales que están Tendencias en las prácticas de mediación
en el centro de su concepción de la educación literaria
literaria. Expresiones como “para mí”, “mi 1. El aprendizaje literario se revela como un
idea”, “yo normalmente” o “siempre digo esto”, eje fundamental en su perfil mediador.
ampliamente utilizadas para formular estos Todas las sesiones de aula están enfoca-
puntos, acentúan el carácter personal de estas das en el análisis de textos y en la toma de
creencias y su anclaje en la propia experiencia. conciencia sobre ciertas convenciones lite-
rarias que los rigen. La puesta en juego de
Ya en el ámbito puramente literario, algunas un metalenguaje que permita identificar
de sus creencias parecen darle continuidad a dichas convenciones parece igualmente
sus propias características en tanto lectora. Nos fundamental (es tal su interés en este punto
referimos, en concreto, al lugar central que tiene que incluso aporta metalenguaje en una
para ella la educación poética en la escuela (“yo sesión de lectura libre, como la de biblioteca
pienso que sí que la poesía tiene que estar”) y a escolar, en la que no se espera favorecer este
la idea de formar lectores implicados e interesa- tipo de intervenciones). La lectura guiada
dos por la arquitectura de las obras (es decir, con de textos resistentes asoma, pues, como el
una sensibilidad especial por la forma en la que dispositivo fundamental para avanzar en
se construyen los mensajes). Otras, por su parte, los objetivos asociados al aprendizaje litera-
surgen de ciertos espacios de goce personal en rio. En ese marco, la atención a las formas
tanto docente de lengua y literatura: la impor- y al estilo literario juega un papel clave: el
tancia que le da al hecho de que el docente lea análisis de figuras retóricas funciona como
en voz alta literatura a sus alumnos y que luego eje articulador de las prácticas de lectura en
abra espacios de conversación abierta que hagan el aula. En ese contexto, la maestra cumple
emerger sus interpretaciones y reflexiones sobre una función de garante de los derechos del
lo escuchado, son buenos ejemplos de conviccio- texto y de intérprete destacado del sentido
nes surgidas de experiencias personales en la que esos recursos literarios adquieren en el
enseñanza de la literatura que han sido especial- conjunto de la obra.
mente placenteras para ella. 2. En sus prácticas parece quedar poco lugar
No obstante, sus convicciones personales para el sujeto lector, tanto del alumno como
también están sujetas a continuas tensiones del docente. No se observan dispositivos
orientados específicamente a favorecer la
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Isabel
Hábito lector constante literaria como práctica actuaciones tendientes a
lector. Más bien se prioriza y asociado a propósitos placentera que enriquece formar hábitos de lectura
un acercamiento de tipo diversos (ocio, al lector. Concibe la por placer, y relevancia
información, etc.). promoción de hábitos del aprendizaje
distanciado por sobre la par- Participación en espacios lectores como objetivo lingüístico a partir de
ticipación subjetiva de los de circulación del libro y fundamental de la la lectura literaria.
la lectura. educación literaria, y la Ausencia de prácticas
alumnos en las obras leídas. biblioteca escolar como orientadas al desarrollo
En esta lógica, la discusión el espacio clave para su de la competencia
suele centrarse en el análisis desarrollo. literaria y al aprendizaje
de los saberes literarios.
de los aspectos literarios Lectora muy implicada. Visión de la lectura Importancia de prácticas
Noemí
de interés más que en la Importante hábito literaria como espacio tendientes a formar
de lectura fruitiva. para expandir la propia hábitos de lectura
confrontación y puesta en Corpus literario realidad. Dos objetivos fruitiva, favorecer el
relación de interpretaciones amplio y diverso, muy prioritarios para la aprendizaje literario y
diversas. Tampoco parece vinculado al canon educación literaria: descubrir textos variados
contemporáneo. la promoción de y de calidad. Relevancia
haber espacio para la esce- Activa participación en hábitos lectores (cuyo del sujeto lector didáctico.
nificación del sujeto lector múltiples espacios de espacio primordial Ausencia de prácticas de
mediación y circulación sería la biblioteca), aprendizaje lingüístico,
didáctico: ni la lectura en voz del libro. y el desarrollo de y de profundización de la
alta de su parte ni la recupe- una competencia de interpretación literaria.
búsqueda y tratamiento
ración de componentes de su de la información.
memoria afectivo-literaria Lectora medianamente Visión de la literatura Importancia de prácticas
Montse
han aparecido como relevan- implicada. Destaca como trabajo estético con de aprendizaje literario,
su estrecha relación la palabra, que favorece de análisis de los
tes en sus prácticas. personal con la poesía, una sensibilidad textos y de aprendizaje
3. Se observa una continuidad aunque hoy parece no especial en el lector. lingüístico a partir de
desarrollar prácticas Diversos objetivos para la lectura literaria.
entre los objetivos institu- habituales de lectura la educación literaria: Actuaciones tendientes
cionales de promoción de fruitiva. promocionar hábitos a formar hábitos de
de lectura fruitiva, lectura por placer.
la lectura y las prácticas formar buenos usuarios Ausencia de prácticas
didácticas individuales. La de bibliotecas, formar orientadas a favorecer la
buenos lectores y implicación personal del
lectura libre de los alumnos productores de textos. sujeto lector.
encuentra cabida en su
espacio natural como es la literarios es evidente, y parece conformar
biblioteca, pero también en las instancias de una parte importante de las prácticas con y
lectura individual extraescolar que Montse sobre la literatura en el aula. Las continuas
promueve. Además, la hora semanal de visitas al diccionario para buscar nuevo
biblioteca se complementa con un espacio vocabulario, la reflexión metalingüística
de recomendación entre pares, construido sobre adjetivos o adverbios surgidos de los
por la maestra, y basado en las lecturas textos o la focalización sobre la etimología
autónomas de los alumnos, situación que de algunas palabras que aparecen en los
favorece la socialización e intercambio entre poemas son, pues, buenos ejemplos del
lectores. De este modo, la movilización de interés de Montse por utilizar el texto lite-
libros, tanto de la colección bibliográfica rario como fuente de enriquecimiento de la
escolar como de los espacios bibliotecarios competencia lingüística de sus alumnos.
personales, deviene una constante en sus
prácticas. Presentamos a continuación un cuadro de
4. El interés por favorecer el aprendizaje lin- síntesis, que ofrece una visión panorámica de
güístico a través de la lectura de textos los principales resultados obtenidos en cada
uno de los ámbitos de estudio:
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nidos de lengua a partir de la lectura literaria, didácticas más recomendadas para la construc-
sus prácticas mediadoras ofrecen continuas ción de una competencia literaria que permita
expansiones hacia el aprendizaje lingüístico. al lector progresar en sus posibilidades de inter-
Por otro lado, resulta interesante observar que pretación de los textos, no aparecen de manera
una lectora probablemente poco implicada clara en ninguna de las maestras participantes
como ella presenta el mismo nivel de convic- (tampoco en la más lectora). Por otro, las prác-
ción que sus compañeras más lectoras acerca de ticas recomendadas para promover hábitos de
la importancia de construir hábitos de lectura lectura autónoma aparecen de manera trans-
autónoma y por placer en los alumnos, objetivo versal en todas las maestras de la escuela, sin
educativo que no solo está en el centro de sus que el perfil lector de unas u otras parezca con-
creencias, sino que también moviliza una serie dicionar especialmente su desarrollo.
de actuaciones docentes que concretan su rele-
En este punto es interesante la referencia
vancia en la vida cotidiana del aula.
a Isabel, una maestra que ha construido un
Realizado ya este camino individual, una importante espacio personal para la lectura. Su
mirada de conjunto nos permitirá construir caso, no obstante, parece dialogar con aquellos
una respuesta general a la cuestión de la estudios que han visto un cierto divorcio entre
posible influencia de sus perfiles lectores y sus la experiencia personal de lectura de un docente
creencias en las prácticas docentes sobre edu- y la educación literaria que se imparte en el
cación literaria. En relación al primer punto, aula (Atwell-Vasey, 1998; Holt Reynolds, 1999;
podría decirse que mientras en Isabel no se ven Lamas, 2016). Pues, si bien Isabel está muy
mayores influencias de la experiencia personal comprometida con la realización de aquellas
de lectura en la educación literaria impartida, prácticas institucionales de promoción de la
en Noemí y Montse se observan trazas de dicha lectura de su escuela, su perfil mediador no
relación. Montse, por ejemplo, pese a que no intervencionista hace que, en definitiva, toda
pueda catalogarse como una lectora fuerte- su experiencia lectora no aparezca ni en forma
mente implicada, demuestra la importancia de de recomendaciones literarias, ni en forma de
aquello que señalaran Falardeau et al. (2011) comentarios para ampliar una lectura con refe-
acerca de la repercusión de la relación afectiva rentes de su capital cultural y literario, ni en
con la literatura en el plano de la enseñanza. forma de guías diversas para la mejora de las
Esto se evidencia en la significación que tiene capacidades de análisis e interpretación de sus
la poesía en su vida personal, y en la relevancia alumnos.
que el género adquiere en la educación literaria
En definitiva, no podemos hablar ni de una
impartida.
influencia en términos absolutos o causales ni
Por su parte, Noemí, la lectora más impli- de una total falta de relación entre quien se es
cada entre todas las informantes, aparece como lector y quien se es como profesor. Lo que
como fiel representante de aquellas “posturas” sí estamos en posición de afirmar es que, vistos
que caracterizarían al docente como lector en su conjunto, estos resultados pueden leerse
(Commeyras et al., 2003). Este hallazgo resulta en continuidad con los hallazgos de investiga-
significativo toda vez que parece confirmar el ciones anteriores en este mismo ámbito, como
supuesto de que el profesorado más lector sería las de Zancanella (1991) o las del grupo de la
también el más propenso a utilizar las estrate- Universidad de Laval (Falardeau et al., 2009,
gias didácticas recomendadas en el campo de 2011; Falardeau y Simard, 2011): la influencia
la formación de lectores (McKool y Gespass, entre el plano individual y el plano pedagógico
2009; Morrison et al., 1999). Sin embargo, no existe, pero sería reduccionista explicarla en
encontramos en nuestra investigación argu- términos de una máxima absoluta que no con-
mentos para apoyar de manera concluyente y sidere los múltiples factores que inciden en una
absoluta lo anterior. Por un lado, las prácticas
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realidad tan compleja como lo es la práctica su vez, vemos que la cuestión del aprendizaje
pedagógica del profesor. lingüístico, cuando ha sido formulado como
un ámbito de trabajo especialmente relevante
En cuanto a la posible influencia de las
(Isabel, Montse), deviene prácticas didácticas
creencias en las prácticas docentes, nuestros
que concretan esa relevancia en las aulas.
resultados apuntan hacia una clara tendencia
a favor de esta relación: en las tres maestras Llegados a este punto, podríamos repetir
de este caso se observa una relación fuerte o letra por letra aquello que dijéramos sobre el
“consistente” (Fang, 1996) entre creencias y sujeto lector didáctico: la relación creencias
prácticas. Complementaremos esta sentencia - prácticas existe, pero sería reduccionista expli-
con algunos elementos de discusión particular- carla en términos de una máxima absoluta que
mente interesantes en este punto. Por ejemplo, no considere los múltiples factores que inciden
la estrecha relación que en ocasiones se ve entre en la práctica docente. Por supuesto, esta rei-
la concepción personal que se tiene de la litera- teración nos lleva a reparar en un elemento
tura y las formas de problematización didáctica clave para la comprensión de nuestro objeto de
de los textos en el aula, algo ya apuntado por la estudio: la incidencia del contexto institucional
investigación reciente (Dias-Chiaruttini, 2015). en la enseñanza impartida. Y lo que este avance
El caso de Montse resulta interesante desde esta favorece no es sino la puesta en juego de otra de
perspectiva: concibe la literatura como una las preguntas de investigación que orientaban
particular forma de textualización artística y el presente trabajo: ¿se observan influencias
promueve prácticas didácticas muy centradas del entorno lector institucional de la escuela
en el aprendizaje de los recursos formales de las en las creencias y las prácticas didácticas de las
obras y en aprehender el texto literario como maestras sobre educación literaria?
objeto en sí. Esto corroboraría aquella idea
Los hallazgos de nuestro estudio no dejan
formulada por Lehman et al. (1994), acerca de
lugar a dudas en este punto: se observan
que la concepción que se tiene de la literatura
notorias influencias del contexto institucional
es un fuerte predictor del tipo de actuaciones
tanto en las creencias como en las prácticas
docentes en educación literaria.
asociadas a la literatura. Una primera entrada
Otro punto de interés en esta discusión dice para fundamentar lo anterior es el análisis del
relación con los objetivos que se persiguen con lugar que ocupan las representaciones o princi-
la literatura en las aulas. Sabemos, por ejemplo, pios compartidos en el sistema de creencias de
que en el profesorado de secundaria estos las docentes sobre la educación literaria. Estas
parecen dividirse entre aquel objetivo tradicio- tienen un lugar de relevancia en el discurso de
nal de enseñar una lectura profunda de las obras las tres maestras participantes. Además, las
y otro más reciente de fomentar hábitos lectores representaciones convocadas por cada una en el
(Colomer, 2008; Sanjuán, 2013; Tejerina, 2004). ámbito individual, convergen entre sí cuando
En nuestras maestras de primaria, en cambio, son vistas en conjunto: todas concuerdan en
esa tensión resulta inexistente. Pues si bien este que el objetivo prioritario de su escuela es
último propósito se mantiene como prioritario formar lectores implicados personalmente con
para todas ellas, no parecen concebir la ense- la lectura, y que el espacio fundamental para
ñanza de un tipo de lectura analítica y de una lograrlo es la biblioteca escolar (que no por nada
interpretación compleja sobre las obras como fue definida por Isabel como “nuestro sitio”, y
un objetivo trascendente en el nivel educativo caracterizada por las tres como un modelo a
en el cual desarrollan su docencia. Por otro seguir).
lado, vemos que emerge con fuerza un objetivo
La comprobación del ascendiente del
asociado al aprendizaje lingüístico a partir de la
contexto lector institucional en los sistemas
lectura literaria, cuestión ya reseñada en otros
de creencias de las maestras es, por tanto,
estudios como el de Ballesteros et al. (2001). A
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evidente. Y lo mismo podríamos decir de su que resulta clave en este estudio. Esto es, la
influjo en las prácticas. Así, el principio com- evidencia acerca de que en un sistema ecoló-
partido en la escuela en torno a la formación de gico, los organismos vivos (en nuestro caso, las
hábitos lectores se traduce en diversas prácticas docentes) y su ambiente no vivo (la institución
institucionales de promoción de la lectura que, escolar) interaccionan unos con otros, movi-
aunque puestas en juego con maneras y grados lizando un flujo de energías que caracteriza y
diferentes en las actuaciones individuales de define ese ecosistema (Odum y Barret, 2006).
cada maestra, permanecen inalterables en la De este modo, para comprender cualquiera de
programación escolar. sus partes se precisa una comprensión global
del conjunto (o ecosistema) que conforman.
En definitiva, podemos confirmar lo
señalado por Hamilton (1993) acerca de que la En nuestro caso, los resultados de cada
cultura del lugar de trabajo afecta las creencias maestra pueden explicarse, en buena medida,
y las prácticas de un maestro tanto como su atendiendo al perfil de ecosistema mediador
propia cultura personal. En palabras de Borg que este establecimiento educativo presenta.
(2006, p. 275): “los escenarios sociales, institu- La fuerza que allí adquieren tanto las represen-
cionales, educacionales y físicos en los cuales taciones compartidas sobre la promoción de la
el profesor trabaja tienen un gran impacto en lectura como las actuaciones docentes orienta-
sus creencias y prácticas”. De este modo, se das en esa línea, es signo de que han existido
hace evidente que las prácticas mediadoras son y existen en la escuela una serie de interaccio-
también fruto de complejos procesos de socia- nes entre sus miembros tendientes a movilizar
lización del docente con el entorno escolar. energías en torno a la centralidad que la cons-
Procesos que Tardif (2004) describió acertada- trucción de hábitos de lectura fruitiva adquiere
mente como una “trayectoria profesional” en en el proyecto institucional.
la que las creencias y formas de hacer indivi-
A su vez, los datos de este caso particular
duales comienzan a interactuar con aquellas
nos llevan a pensar que la buena salud de ese
creencias y formas de hacer del equipo docente,
ecosistema descansa en dos componentes
a menudo fuertemente arraigadas en la tradi-
fundamentales que rebasan las actuaciones
ción de la escuela.
individuales: la biblioteca escolar y el Plan Lector
Dada la relevancia de este componente ins- de Centro. Estamos de acuerdo con Margaret
titucional en nuestros resultados, nos parece Meek cuando señala que “el estado en que se
ver en ellos la emergencia de un concepto encuentra la biblioteca de una escuela suele
explicativo que podría ayudarnos a articular ser un indicador claro del compromiso de esta
una comprensión más profunda de los fenóme- para con la cultura escrita” (2004, p. 253). En
nos estudiados. Nos referimos a la idea de un ese sentido, el excelente estado y el funciona-
ecosistema mediador que jugaría un papel de miento modélico de la biblioteca de esta escuela
relevancia en la formación escolar de lectores. responden, sin duda, al compromiso del equipo
Este concepto permitiría pensar la formación docente y directivo en torno a la formación
de lectores en relación a aquello que Behrman de lectores. Asimismo, cabría agregar que en
(2004, p. 24) denominó “cultura lectora”, es tanto maestra - bibliotecaria, Noemí cumple
decir, aquel “patrón integrado de comporta- plenamente aquel perfil de “experto en litera-
mientos, prácticas, creencias y conocimientos” tura” (Braxton, 2008) y de líder capaz de crear
mediante los cuales la lectura adquiere su lugar un medioambiente rico en libros y en prácticas
en un centro educativo determinado. lectoras que se hace extensivo a toda la comu-
nidad escolar (Fenn, 2005). En la misma línea,
En ese marco, nos parece que el concepto
la reciente creación de un Plan Lector de Centro
de ecosistema, proveniente de la ecología de
por parte del profesorado de esta escuela les ha
los ecosistemas, ayuda a explicar una idea
permitido visualizar y organizar en un conjunto
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coherente las diversas actividades realizadas pensamiento del profesor. Enseñanza de lengua
para favorecer la inmersión de sus alumnos en y reforma. En A. Camps (Coord.), El aula como
la cultura escrita. espacio de investigación y reflexión (pp. 195- 207).
Barcelona: Graó.
Reflexión final Barkhuizen, G. (2011). Narrative Knowledging in
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En definitiva, el estudio realizado nos 10.5054/tq.2011.261888
permite relevar el lugar central que debe adju-
dicársele al contexto institucional cuando se Behrman, C. (2004). “The Culture of Reading” in a
discute la posible incidencia de los perfiles Public School. Expedition, 46 (3), 22-28.
lectores y las creencias docentes en las prácti- Bertaux, D. (2005). Los relatos de vida. Barcelona:
cas didácticas sobre lectura y literatura. En esa Edicions Bellaterra.
línea, creemos que la emergencia del concepto Borg, S. (2006). Teacher Cognition and Language
de ecosistema mediador puede ser de utilidad Education. London-New York: Continuum.
para la investigación en el campo de la forma-
ción de lectores. Si hasta ahora la cuestión de la Braxton, B. (2008). The teacher-librarian as literacy
mediación de la lectura ha estado muy enfocada leader. Teacher Librarian, 35 (3), 22-26.
en la reflexión sobre los mediadores individua- Brooks, G. (2007). Teachers as readers and writers
les, la visualización de un concepto como este and as teachers of reading and writing.
podría ayudar a desplazar el interés hacia los The Journal of Educational Research, 100 (3),
entornos en los cuales esos mediadores actúan, 177-191. doi: http://dx.doi.org/10.3200/
así como a las vías para fortalecer su identidad JOER.100.3.177-191
en tanto ecosistemas de mediación cultural. Calsamiglia, H., & Tusón, A. (1999). Las cosas del
De este modo, se estará favoreciendo aquella decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona:
“dimensión institucional” (Lerner, 2001) que Ariel.
se ha juzgado fundamental para enfrentar el
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literaria de los futuros maestros es suficiente
son nuestras.
para ejercer de mediadores de las nuevas
generaciones? Vía Atlántica, 28, 29-44. doi:
Agradecimientos http://dx.doi.org/10.11606/va.v0i28.98568
El autor agradece a las maestras participan- Colomer, T. (2008). El consens educatiu de les
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