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Autor: Gloria Marsellach
El autismo infantil
"Encontrar la emoción apropiada para cada situación es la clave para
activar la inteligencia".
Un caso ilustrativo:
"A primera vista Brady parecía que estuviera anunciando cereales en un estudio de
TV. Es un hermoso niño de cuatro años, con grandes ojos castaños, cabello también
castaño y una estructura ósea delicada. No obstante, sólo se necesitan unos
minutos de observación para que la conducta extravagante, típica del autismo, se
haga patente. Fue adoptado a la edad de seis semanas por sus padres actuales.
Siempre ha disfrutado de buena salud. Su desarrollo físico ha sido normal excepto
un retraso en el caminar. Actualmente es muy ágil y según explica la madre es
capaz de correr por un muro estrecho.
Los padres de Brady empezaron a preocuparse cuando el niño se resistía
activamente al afecto. No permitía que nadie le cogiera o abrazara, y cuando la
gente tendía los brazos hacia él, se ponía rígido, empujaba y gritaba. En raras
ocasiones en que permitía que su madre lo cogiera, lo hacía pasivamente como un
muñeco de trapo. Todavía ahora desea andar sólo lejos de la familia y permanece
aislado tanto tiempo como puede. No interactúa con sus compañeros y rechaza las
iniciativas sociales de los otros niños.
La afectividad de Brady es la característica de muchos niños autistas, en la medida
en que parece totalmente desvinculada del contexto ambiental. Puede oscilar desde
las carcajadas a las lágrimas casi instantáneamente y sin razón aparente. Con
mucha frecuencia ríe mientras fija la mirada en el espacio incluso cuando lo
castigan. Asimismo parece incapaz de comprender o responder a la conducta
emocional de los demás. En consecuencia, parece estar verdaderamente aislado del
entorno social."
Introducción:
El autismo infantil es un trastorno infantil que suele darse con una prevalencia de
4/10.000 preferentemente en niños que en niñas.
Las habilidades de un niño autista pueden ser altas o bajas dependiendo tanto del
nivel de coeficiente intelectual como de la capacidad de comunicación verbal.
Su clínica es la siguiente:
La característica más sobresaliente es una mirada que no mira pero que traspasa.
La clínica varía dependiendo de la etapa del desarrollo evolutivo en la que nos
encontremos. Así en el lactante nos encontramos con un balbuceo monótono del
sonido, balbuceo tardío, parece no preocuparse de la gente o del entorno, no
importándole tampoco ni la comida ni el contacto. Permanece rígido sin lenguaje
gestual ni imitación del adulto. No sigue a la madre y puede entretenerse mucho
con un solo objeto sin llegar a entender para qué sirve. No atribuye un significado al
mundo real que lo envuelve.
En la etapa preescolar, el niño autista se muestra extraño, no habla. Le cuesta
asumir la entidad "yo" e identificar a los otros. No muestra contacto (físico, oral,
visual). Si a los cinco años hablan utilizan un lenguaje diferente de los otros niños.
Pueden presentar conductas agresivas. Sus respuestas sensoriales son anormales
(podría no reaccionar frente a una gran explosión).
En la etapa escolar ya sería un gran éxito que hayan podido ingresar en la escuela.
Si se les aísla pueden llegar a autoagredirse.
En la adolescencia diremos que 1/3 de los autistas suelen sufrir ataques epilépticos
lo cual hace pensar en una posible causa nerviosa. En esta edad suelen haber
actuaciones de carácter sexual como por ejemplo, exhibiciones, abrazar a las chicas
por la calle. Persiste el déficit de comunicación y el mantenimiento de la fijación de
ideas.
Etiología:
Se desconocen las causas del autismo pero sí existen diversas teorías las cuales
podemos englobar en tres apartados:
1. Las relaciones del niño autista y su entorno y medio social.
2. Los déficits y anormalidades cognitivas.
3. Ciertos procesos bioquímicos básicos.
Su tratamiento:
Bibliografía consultada:
Polaino Lorente, "Introducción al estudio científico del autismo infantil", Ed. Alhambra