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Diferencia entre alegría y gozo

Filipenses 4.4-5

2. REGOCIJARSE EN CRISTO (4:4)

4:4. Algunas veces, las dificultades y presiones de la vida hacen casi imposible
sentir felicidad. Sin embargo, Pablo no pidió a sus lectores que se sintieran felices. Más
bien, los anima a regocijarse en el Señor. De hecho, lo mencionó dos veces en el v. 4
(cf. 3:1; 1 Ts. 5:16). Cristo es el único en quien se da la disposición para el regocijo. Con
toda seguridad, hay muchas circunstancias en las cuales los cristianos no pueden
sentirse felices. Pero pueden siempre regocijarse en el Señor y deleitarse en él. Pablo
mismo fue un excelente ejemplo de alguien que rebosaba de gozo interior en medio
de las circunstancias adversas—tales como la persecución, el encarcelamiento, las
amenazas de muerte—que pendían sobre él.

3. VIVIR A LA LUZ DE LA PRESENCIA DE CRISTO (4:5–7)

4:5. Además del gozo, los creyentes deben mostrar gentileza, la cual debe ser
conocida de todos los hombres. Epieikes (“gentileza”) en gr., indica un espíritu
aguantador, no vengativo. El gozo es una cualidad interna en relación con las
circunstancias que no siempre se le puede ver. Pero sí se nota la manera en que uno
reacciona ante otros—sea con gentileza o aspereza. ¿Por qué incluye el apóstol el
requisito de ser amable? Porque el Señor está cerca. Esto parece que se refiere al
rapto, no a su presencia con los suyos en todo momento.
4:6–7. El gozo y la gentileza (vv. 4–5), acompañados del conocimiento del regreso
inminente de Cristo, deben disipar toda ansiedad. La petición de Pablo a los filipenses
era que por nada estuvieran afanosos. Pero de ningún modo era un llamado a que
vivieran en forma despreocupada. Tener cuidado e interesarse en forma genuina es
una cosa, pero la ansiedad es otra. Sin duda, Pablo y Timoteo tenían cuidado por las
personas a quienes ministraban (2 Co. 11:28; Fil. 2:20) pero sin perder su confianza en
Dios. Jesús advirtió contra la preocupación, la cual mina la confianza en Dios (Mt. 6:25–
33).
Pablo exhorta a los filipenses a orar en lugar de dar rienda suelta a la ansiedad.
Orar con acción de gracias involucra confianza en Dios. Se usan cuatro palabras aquí
para describir la comunión de un creyente con el Padre. Oración (proseujē̱ ) describe el
acercamiento de un creyente con el Señor. Peticiones (deēsei) puntualiza la solicitud
de una respuesta a una necesidad específica. Acción de gracias (euja̱ ristias) es una
actitud del corazón, la cual debe siempre acompañar las oraciones de cualquier
cristiano. Ruego (aitēmata) comunica la petición de algo en forma definida y
específica.
Cuando las exhortaciones de los vv. 4–6 se llevan a cabo, la paz de Dios (v. 7) se
desborda en el alma atribulada de la persona. El Señor Jesucristo es la paz del creyente
(Ef. 2:14), y cada hijo de Dios tiene paz con él a través de la justificación por la fe (Ro.
5:1). Pero la paz de (o que se origina en) Dios se relaciona con la tranquilidad interior
de un cristiano que camina cerca de su Señor.
Esa paz de Dios sobrepasa todo entendimiento. Va más allá de la habilidad de la
comprensión humana y es la que protege a los creyentes. Guardará (frourēsei, término
que también se usa en 1 P. 1:5) es trad. de un término militar, que significa “proteger o
protección militar”. Así como a los soldados se les asigna la vigilancia de cierto sector,
la paz de Dios es la fuerza protectora de los corazones y … pensamientos, es decir, de
las emociones y reflexiones de los hijos de Dios.

2. Exhortación a cultivar la bondad, 4:4-9


Abre esta sección una invitación al regocijo en los mismos términos que ya hemos
visto en 3:1, regocijaos en el Señor. Se trata de una alegría que tiene raíz profunda
porque proviene de la relación con Cristo, y en ese sentido no depende sólo de las
circunstancias favorables. Nótese el énfasis renovado, con el uso de la palabra siempre
y la reiteración explícita otra vez lo digo, frase que en griego está en futuro, como si
dijese "les he dicho y se los volveré a decir". En la sección siguiente, al dar testimonio
de su propia actitud, Pablo muestra un ejemplo de lo que quiere decir. Junto con el
regocijo debe haber una forma de ser semejante a la de Cristo que sea reconocida por
los demás seres humanos. Amabilidad traduce epieikés 1933, variante de la palabra que
en 1 Corintios 10:1 se traduce como "ternura", en referencia a Cristo. La palabra tiene
además el sentido de paciencia y también el de comprensión para con la situación de
los demás y misericordia al juzgarlos. En consecuencia, aunque los otros no siempre
sean correctos con nosotros, y aunque nos hagan sufrir, les mostraremos amabilidad.
Todos los hombres indica que no se trata de una amabilidad en las relaciones dentro
de la comunidad cristiana, sino también en el mundo. Se trata entonces de una actitud
y una manera de tratar a los extraños que llegue a ganarse su respeto. ¡El Señor está
cerca! es una frase relativa al tiempo, en sentido escatológico, afirmando que se acerca
el día del Señor. La visión de un Dios que tiene la última palabra y que vindicará a los
suyos es un aliciente para cultivar la amabilidad pese a las dificultades.
La estructura de las líneas que siguen puede ser vista a través del concepto de la
paz. Primero como una actitud que abandona las preocupaciones (v. 6), luego como
una bendición y promesa que viene de Dios (v. 7) y finalmente como una afirmación en
cuanto a Dios mismo (v. 9). Pablo exhorta contra la tendencia tan humana de afanarse
o preocuparse demasiado: Por nada estéis afanosos, lo cual nos recuerda
exhortaciones de Jesús en Mateo 6:25 ss. y Lucas 12:22 ss. A quien tiene motivos de
ansiedad este imperativo puede parecerle imposible de obedecer, pero notemos que
la solución no es un quietismo artificial sino una oración intensa que disipa la ansiedad.
En el griego hay cuatro términos que aparecen en el siguiente orden: proseucé 4335, que
se refiere a la oración en sentido general, déesis 1162, que indica un ruego con fuerte
sentido de necesidad, eucaristía 2169, es decir acción de gracias o expresión de gratitud
y áitema 155, que sería una petición muy específica. Tal es la riqueza de la oración que
el propio Apóstol practicaba y que puede servirnos como una guía para crecer en su
ejercicio. La promesa es que en respuesta a la oración se puede recibir la paz de Dios,
una paz que se experimenta aunque no se alcance a entender, que toca la cabeza y el
corazón. El término guardará proviene del vocabulario militar y se refiere a la actividad
de los centinelas que cuidaban la tranquilidad de la ciudad, con cuya actividad los
filipenses estarían muy familiarizados. Nos recuerda pasajes del AT como Isaías 26:3.
Como todo don de Dios es operativo por medio de su Hijo, en Cristo Jesús.

Joya bíblica
… Todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece
alabanza, en esto pensad (4:8).

Una vez más, el párrafo va a completarse con una frase que busca resumir el hilo
del pensamiento, igual que en 3:1. La lista de virtudes que se van a mencionar en el v.
8 es parecida en su contenido y estructura a ciertas listas de máximas éticas de
procedencia estoica. Hay quienes piensan que Pablo está citando un escrito con el cual
sus lectores habrían estado familiarizados, y que consistiría en una especie de norma
mínima de virtudes que cualquiera admitiría como deseables. Pablo estaría entonces
señalando el mínimo que era de esperarse y sobre el cual habría que agregar lo
específicamente cristiano. Es importante que leamos este versículo a la luz de su
contexto en el v. 9, y de toda la epístola. Se trata de un discurso puesto en forma
positiva y que abarca un horizonte inmenso. Es una invitación a llenar la mente y el
corazón con toda manifestación de virtud. La fuerza de la enseñanza se nota en la
reiteración de la palabra todo que se repite frente a cada una de las virtudes que se
enuncian: lo verdadero, por contraste con lo irreal o falso; lo honorable por contraste
con lo vulgar. Pablo generalmente usa lo justo (díkaios 1342) en un sentido especial,
pero aquí sería lo correcto (como en 1:7). Lo puro se refiere al campo de las
motivaciones, aunque a veces se usa en relación con pureza sexual. Lo amable,
(prosfilés 4375) que no aparece en las listas comunes, siendo éste el único lugar del NT
donde se menciona, y lo de buen nombre, en el sentido de buena reputación. Pablo ha
sido selectivo al escoger lo que presenta en su lista, y termina resumiendo para incluir
todo aquello en lo que hay virtud (areté 703) o que merece alabanza o aprobación
divina.
Reconocer lo bueno dondequiera que se manifieste y procurar llenar la vida de lo
positivo minimizando lo negativo es una de las señales de madurez y plenitud
espiritual y humana. Es el mejor antídoto contra los temores y el resentimiento. Este es
el tono que domina la epístola. Recordemos que aunque otros predicaban con la
intención de hacerlo sufrir, Pablo se olvida de esa intención y se alegra de que el
nombre de Cristo sea anunciado (1:18). Aunque su vida parece estar pendiente de un
hilo, Pablo se alegra con la buena memoria de sus filipenses (2:17). Aunque ha perdido
todo lo qe le daba grandeza desde el punto de vista humano, se entusiasma con lo que
ha ganado que es el tesoro del conocimiento de Cristo (3:7). Por ello es natural que
complete este párrafo llamando, una vez más, la atención hacia sí mismo y
proponiéndose como ejemplo (v. 9). Nótese el juego de los imperativos: en esto
pensad y esto haced. Los filipenses habían "aprendido" enseñanza, habían "recibido" el
depósito de la fe, habían "oído" el anuncio del evangelio y habían "visto" todo ello
encarnado en Pablo. En este sentido, el ejemplo de Pablo es un contraste con aquellos
maestros a quienes criticaba Jesús porque ellos dicen y no hacen (Mat. 23:3). El
pensamiento de este párrafo culmina con una bendición que es una promesa
apropiada al tema que empieza en el v. 6: el Dios de paz estará con vosotros.

Joya bíblica
… He aprendido a contentarme con lo que tengo (4:11b).

4. (Isaías 61:10). “Siempre”; aun en medio de las actuales aflicciones (1:28–30). otra
vez—como ya había dicho: “gozaos” (3:1). El gozo es el rasgo predominante de esta
Epístola. otra vez digo—El griego: “otra vez diré”. 5. modestia—De raíz griega que
significa “ceder”, y de ahí “complacencia” [Trench], o de la raíz, “conviene”, de donde
lo “razonable en el trato” [Alford], que la consideración para otros, y no la demanda de
todos los derechos de uno, lo que rectifica las injusticias de la justicia. El arquetipo de
esta gracia es Dios, que no nos trata conforme al rigor de su ley, como merecemos
(Salmo 130:3, 4) si bien ha exigido el pago más completo por nosotros de parte de
nuestro divino Fiador. Se incluye en la “modestia”, “moderación”, el candor y la
benignidad. El gozo en el Señor nos eleva por encima del rigorismo hacia otros (v. 5), y
del afán

4:4–7
II. El secreto de la verdadera bienaventuranza
4:4–6
A. Qué hacer para obtenerla
Filipenses 4.4-5

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!


Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de

Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Ilustración sobre los trabajadores en el mismo sol y las mismas consecuencias.

(1) Debe reinar un gozo interior.


4. Una vez más, como tantas veces antes el apóstol enfatiza la necesidad del gozo.
Dice: Regocijaos siempre en el Señor; otra vez diré, regocijaos. La exhortación se
repite, probablemente porque a simple vista pudiera parecer poco razonable el
gozarse en obediencia a un mandamiento, y mucho más por tenerlo que hacer
siempre, bajo cualquier circunstancia, no importa cuán adversa sea. En verdad, ¿puede
uno gozarse sinceramente cuando el recuerdo de los pecados pasados aflige al alma,
cuando los que amamos sufren, cuando es perseguido y se corre el riesgo de
enfrentarse con la muerte? Mas he ahí a Pablo, quien, a pesar de recordar sus
transgresiones pasadas (Fil. 3:6; cf. Gá. 1:13; 1 Co. 15:9), de conocer el sufrimiento de
sus amigos (Fil. 1:29, 30) y de esperar posiblemente la muerte como desenlace a sus
prisiones, ¡se goza e insta a los demás a hacer lo mismo! Evidentemente, esto nos
demuestra que las circunstancias solas no determinan la condición del corazón y de la
mente. El cristiano puede gozarse interiormente cuando exteriormente todo es oscuro
y sombrío. Se goza en el Señor, esto es, a causa de su unión con Cristo, fruto de cuyo
Espíritu es el gozo (Gá. 5:22). Esto es natural, porque en y por Cristo todas las cosas—
incluso aquellas que parecen más adversas—cooperan para bien (Ro. 8:28).
No era ilógico, pues, que el apóstol exhortase a los filipenses a gozarse, ya que la
disposición para el gozo puede y debe ser cultivada. Esto puede lograrse, como Pablo
nos indica en el contexto (véase v. 8), meditando en aquello que es suceptible de
llevarnos a sentir tal experiencia, es decir, atendiendo a todas aquellas cosas que
deben ocupar un lugar preeminente en nuestra conciencia. Las razones que el apóstol
tenía para sentir aquel gozo inefable y glorioso, eran las siguientes: que él era un ser
salvo cuyo propósito era glorificar a Cristo en su persona (1:19, 20); que este Salvador,
en cuya cruz, corona y segunda venida se gloría (2:5–11; 3:20, 21; 4:5), era poderoso y
complaciente para suplir todas sus necesidades (4:11–13, 19, 20); que otros también
estaban siendo salvados (1:6; 2:17, 18), y para esa obra gloriosa él mismo era usado
por Dios; que tenía muchos amigos y ayudadores en la causa del evangelio, con
quienes formaba una gloriosa comunión en el Señor (1:5; 2:19–30; 4:1–10); que Dios
era el que obraba de tal manera que todas las cosas, aun las prisiones, cooperasen
todas para bien (1:12–18; cf. Ro. 8:28), de forma que incluso la muerte es ganancia
cuando el vivir es Cristo (1:21, 23); y que en todo tiempo tiene libertad de acceso al
trono de la gracia (4:6). Mediten, pues, los filipenses en estas cosas, gozándose en ellas
siempre.

5a. (2) La generosidad debe ser concedida de todos los hombres.


El cristiano debe cultivar una personalidad sociable y comunicativa. El secreto de su
felicidad no está confinado en los muros de su propia meditación y reflexión. No puede
ser realmente dichoso si no se esfuerza en ser un medio de bendición para otros. Por
consiguiente, Pablo continúa: Vuestra generosidad sea notoria a todos los hombres.
Por generosidad puede entenderse cualquiera de las siguientes virtudes: indulgencia,
condescendencia, cordialidad, amabilidad, gentileza, comprensión cariñosa,
consideración, caridad, mansedumbre, magnanimidad, bondad. Todas estas cualidades
están comprendidas en el adjetivo-sustantivo que aparece en el original; al tomarlas
juntas, comprendemos el significado de la palabra que Pablo emplea. No hay palabra
en castellano que resuma la expresiva riqueza del vocablo griego.
Lo que Pablo enseña aquí es que la verdadera bienaventuranza no puede ser
alcanzada por aquel que rigurosamente insiste en los derechos propios. El cristiano es
el hombre que cree que es preferible sufrir la injusticia que cometer la injusticia (1 Co.
6:7). La cariñosa comprensión es un ingrediente esencial de la verdadera
bienaventuranza. Así pues, tal generosidad, tal indulgencia, la buena voluntad
dispuesta a ceder, siempre que no viola un principio verdadero, debe mostrarse para
con todos, y no solamente para con los hermanos en la fe.
Esta magnanimidad cristiana probablemente guarda una estrecha relación con el
consuelo que proporciona al creyente la venida del Señor, cual venida ha sido ya
mencionada (Fil. 3:20, 21) y lo será otra vez (4:5b: “El Señor está cerca”). He aquí el
razonamiento: Sabiendo que la venida de Cristo está próxima, cuando todas las
promesas hechas al pueblo de Dios se convertirán en realidades, el creyente, a pesar
de la persecución, puede permitirse el lujo de ser apacible y caritativo para con otros.
5b, 6. (3) No debe haber inquietud, sino una devota confianza en el Dios del cielo.
Gozo interior, generosidad conocida de todos y ahora una devota confianza en el
Dios del cielo. Pablo dice: El Señor está cerca. En vista del contexto inmediato (3:20,
21), la idea no es la de que el Señor está siempre cercano o presente (cf. Sal. 145:18),
sino la de que está próximo a venir. Esto, naturalmente, es estrictamente cierto en
cuanto al creyente. Si el Señor viniese del cielo antes que el creyente muriese, en
modo alguno podría dudar de que estaba cerca. Mas si, por el contrario, la muerte lo
sorprendiese antes del día de la venida de Cristo, dos hechos, según la clara enseñanza
de la Escritura, se alzarían como verdades en su conciencia: a. Que su vida aquí en la
tierra fue breve, muy breve; no fue más que un mero soplo (Sal. 39:5; 90:10; 103:15,
16). b. Que el intervalo de la entrada de su alma en el cielo y la segunda venida del
Señor, no fue sino “un poco de tiempo” (Ap. 6:11), ya que allá rige otra escala
cronológica. Por lo tanto, fuese cual fuese el desenlace, Pablo podía decir con toda
propiedad: “El Señor está cerca”. Todo cuanto ocurre en la historia es la preparación
de esta venida que, como hemos visto, será de todas formas pronta. Esto no significa
que el apóstol excluya la posibilidad de que, según los cómputos humanos, transcurran
muchos años antes de la venida del Señor. El no señala fecha alguna (véase 1 Ts. 5:1–3;
2 Ts. 2:1–3). En vista del hecho de que nadie sabe ni el día ni la hora en que Cristo
volverá (Mt. 24:36), es preciso que todos estemos preparados, trabajando y velando
en todo momento (Mt. 25:1–13). En la venida del Señor, todos los males serán
corregidos y el creyente estará en Su presencia, plenamente vindicado. No lo abata,
pues, el desengaño, ni se preocupe demasiado del futuro. Pablo continúa: Por nada os
inquietéis o “por nada estéis afanosos”. (Véase también C.N.T. sobre Jn. 14:1–4). Este
verbo (usado en Fil. 4:6, y que aquí se traduce por “inquietarse”) puede tener en otros
pasajes un significado positivo de “estar preocupado por” o “interesarse por”; tal es el
caso en 2:20 de esta misma epístola: Timoteo se preocupaba sinceramente del
bienestar de los filipenses. Sin embargo, a menudo presenta la idea en su aspecto
negativo de preocuparse excesivamente, llenarse de ansiedad, inquietarse. Tal
ansiedad puede ser por la comida, por la bebida, por la ropa, por el día de mañana, por
la vida, por cómo responder a las acusaciones, en fin, por “muchas cosas” (Mt. 6:25–
28, 34; 10:19; Lc. 10:41; 12:11). El remedio para esta enfermedad es la oración. Por lo
cual, Pablo prosigue: sino que en todo mediante la oración y la plegaria sean
presentadas a Dios vuestras peticiones, acompañadas de acción de gracias.
La medicina contra la inquietud no es la inacción. Si uno desea plantar un jardín,
construir una casa, hacer un sermón, o cualquier otra cosa, no logrará su objetivo si se
limita solamente a orar. Debe estudiarse la situación cuidadosamente. Debe haber una
consideración que conduzca a la acción. Pablo no olvida ninguna de estas dos cosas. En
efecto, la primera la tenemos manifiestamente declarada en el v. 8 y la segunda en el
v. 9. Por otra parte, sin embargo, es una realidad también que la consideración y la
acción sin oración son totalmente inútiles. Tan importante es la oración en la vida del
cristiano, que se le menciona en primer lugar (v. 6b).
Tampoco la apatía es remedio contra la inquietud. Dios nunca dice que
reprimamos todos los deseos. Por el contrario, él declara: “Abre tu boca y yo la
llenaré” (Sal. 81:10). Los deseos justos deben ser cultivados, jamás suprimidos.
El antídoto ideal contra la ansiedad es el abrir efusivamente el corazón a Dios. Vale
la pena responder unas cuantas preguntas sobre este particular:
a. ¿En qué momentos y circunstancias debe hacerse así?
Respuesta: “En todo”. Nótese el agudo contraste: “Por nada os inquietéis, sino que
en todo … sean presentadas a Dios vuestras peticiones”. El contexto específico de este
pasaje hace recaer el énfasis sobre todas aquellas circunstancias que podrían ser
motivo de inquietud: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros” (1 P. 5:7). Por supuesto, el abrir efusivamente el corazón a Dios
no ha de limitarse sólo a este aspecto.
“Dulce oración, dulce oración,
que del cuidado terrenal
elevas tú mi corazón
al tierno Padre celestial.
Dulce oración, dulce oración,
al trono excelso de bondad
tú llevarás mi petición
a Dios que escucha con piedad”.
(W. W. Walford)
b. ¿En qué estado de ánimo debe hacerse esto?
Respuesta: Con sincera devoción y reverencia, según está implícito en las palabras
“mediante la oración”. La oración es una forma de reverente petición dirigida a Dios.
c. ¿Cuál es la naturaleza de esta actividad?
Respuesta: Equivale a una plegaria. Nótese: “y la plegaria”. La plegaria es un
humilde y ferviente clamor para pedir alguna cosa cuya necesidad se siente vivamente.
d. ¿Cuál es la condición para tener buena acogida?
Respuesta: Que estas cosas deben hacerse “acompañadas de acción de gracias”.
Esto implica humildad, sumisión a la voluntad de Dios, sabiendo que su voluntad es
siempre la mejor. Debe haber gratitud y reconocimiento por los favores pasados, las
bendiciones presentes y la firme seguridad para el futuro. Pablo comienza casi todas
sus epístolas con una efusiva acción de gracias a Dios. A lo largo de todos sus escritos
insiste una y otra vez en la necesidad de ser agradecidos (Ro. 1:21; 14:6; 2 Co. 1:11;
4:15; 9:11, 12: Ef. 5:20; Col. 3:15; etc.). La oración sin acción de gracias es como un
pájaro sin alas: no puede elevarse al cielo, no puede hallar acogida con Dios.
e. ¿Cuál debe ser el contenido?
Respuesta: No vagas generalidades. La oración que dice: “Señor, bendice todo lo
que espera tu bendición”, puede ser apropiada en determinadas ocasiones, pero
también puede ser usada demasiado. Es muy fácil echar mano de ella cuando uno no
tiene nada concreto que pedir. Pablo dice: “Sean presentadas a Dios vuestras
peticiones”. Los ruegos han de ser definidos y específicos (1 Jn. 5:15), según el claro
ejemplo que tenemos en lo que comunmente se llama “la oración del Señor” (Mt. 6:9–
13). Nótese también la preposición a, “a Dios” o “delante de Dios”. Uno entra en la
misma presencia de Dios, sabiendo que no hay nada demasiado grande que su poder
no pueda hacer, ni demasiado pequeño que su amor no pueda amar. ¿No es él nuestro
Padre quien nos ama en Cristo con infinito amor?

Somos una fe cantante. Tenemos más canciones que cualquier otra religión,
decenas de miles de canciones sobre el gozo. De hecho, ninguna festividad
tiene tantas canciones como el nacimiento de Jesús. Es decir, tú puedes poner
una estación de radio que empieza a tocar canciones de Navidad en agosto, y
lo hacen. No tienen que repetir ninguna canción y ellos lo hacen hasta el 25 de
diciembre.

En la Biblia, en la historia de la primera Navidad, la palabra gozo se usa ocho


veces en diferente forma. Es el tema principal de la Navidad. Es por lo que
decimos "Feliz Navidad", en vez de, "Miedosa Navidad". Es una fiesta. Es una
celebración. Es un cumpleaños. Es un festival. No es un funeral.

Ahora, no sé lo que te viene a la mente cuando piensas en la palabra gozo.


¿Qué te trae gozo? ¿Qué es gozo? Bueno, sabemos que es una emoción, y es
una emoción de sentirte bien. Nos encanta el gozo como una emoción, pero
¿te das cuenta de que el gozo es mucho, mucho más que una emoción?

¿Conoces la diferencia entre la felicidad y el gozo? Tú necesitas saber esto.

La felicidad depende de acontecimientos, de lo que te sucede. Eso es felicidad.


Depende de la casualidad, circunstancia.
El gozo es una elección. Tú eliges el gozo. La felicidad es externa. Son
circunstancias externas. Tienes felicidad mientras estás en esas circunstancias,
pero luego se aleja. El gozo es interno. Es lo que sucede en el interior. Puedes
tener gozo aún en medio del dolor, incluso en medio de una situación
deprimente. La felicidad depende de donde estás en este momento.

El gozo es interior, es interno, no externo. La felicidad es temporal. Es buena


mientras la tienes, pero no durará. La felicidad es temporal. El gozo es eterno.
Es a largo plazo. De hecho, la Biblia dice, "En el cielo, vamos a tener gozo por
siempre, eternamente y para siempre". Va a ser un gozo sin final.

Ahora, mi definición favorita de gozo proviene de esta gran teóloga, Kay


Warren. Me gusta tanto, que lo puse en el bosquejo, pero en ese libro, está la
definición de gozo:

Gozo es la seguridad de que Dios está en control de cada detalle de mi vida.


Eso me da gozo.

Es la confianza tranquila de que al final todo va a estar bien. Puede no estar


bien ahora, pero Dios tiene el control, y él va a obrar. En definitiva, todo va a
estar bien. El gozo es la opción de decidir alabar a Dios, honrar a Dios,
agradecer a Dios, en todas las cosas. Eso es muy diferente a simplemente
sentirte bien. Gozo es una elección. Gozo es carácter. Gozo es compromiso.
Dios quiere que vivas una vida llena de gozo.

Diferencias entre el gozo y la alegría.


¿Dios quiere que yo sea feliz? (Una lección sobre
el gozo)

Filipenses 4.4-5
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!
5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.

Ilustración sobre los tres trabajadores en la obra bajo el sol.

Hay muchas personas que confunden lo que es gozo con lo que es felicidad. De


hecho, muchos los hacen sinónimos. Sin embargo, lo que la Biblia nos presenta
es algo diferente.
¿Qué es gozo? ¿Cuál es la diferencia entre gozo y felicidad? ¿Dios quiere que yo
sea feliz?

_____

Dependiendo de la traducción bíblica que se utilice, la palabra “felicidad”


aparece unas 30 veces en la Biblia, mientras que la palabra “gozo” sale más de
100. Claramente, el énfasis bíblico no es en nuestra felicidad, sino en nuestro
gozo.

Salmos 28:7
Reina-Valera 1960
Jehová es mi fortaleza y mi escudo;

En él confió mi corazón, y fui ayudado,


Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.
¿Qué es Gozo?
La Teopedia define el gozo como:

“Estado mental y orientación del corazón. Un estado asentado de satisfacción,


confianza y esperanza.”
El gozo va más allá de nuestras emociones – es un estado mental. Por lo cual, a
diferencia de las emociones, no es alterado ni cambiado por circunstancias,
posesiones, ni personas
(Salmo 27:5-7 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.

Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.). No se pierde porque es parte de
nuestro carácter, que – a su vez – está anclado al carácter de Dios.
Esto es importante. El hecho de que el gozo no sea un estado emocional
ni de ánimo, sino que es un estado mental significa que – tal como lo
dice la Biblia – podemos tener gozo en medio de pruebas y
tribulaciones. Esto es porque el gozo no depende de lo que podamos tener,
con quién estamos ni las circuntancias en las cuales nos encontremos. Depende
de la esperanza y la fe que tenemos en Dios y lo que ha hecho.

_____

¿Qué es felicidad?
No importa dónde busques la definición de felicidad, la definición tiene que ver
con:
“El
estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al te
ner lo que desea o disfrutar de una cosa buena“
La diferencia primordial entre el gozo y la felicidad es que
una es un estado mental y la otra un estado de ánimo. Este
estado de ánimo es efímero, ya que depende de bienes materiales,
circunstancias o de personas que tengan que ver con lo anterior. Si se daña el
bien material, si cambian las circunstancias o si alguien nos traiciona, nuestro
estado de ánimo cambia y dejamos de ser felices.

Sin embargo, el gozo (que es parte de nuestro carácter) está basado en el


carácter inmutable de Dios y lo que ha hecho.

____
¿De dónde viene nuestro gozo?
La Biblia nos da algunas fuentes importantísimas de nuestro gozo:

1. Nuestra Fe
Romanos 15:3 Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está
escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
Filipenses 1:25 25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con
todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe,)
2. Nuestra Salvación
Salmo 9:14 Para que cuente yo todas tus alabanzas En las puertas de la hija de
Sion, Y me goce en tu salvación.
Filipenses 4:4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!
3. La Vida Eterna
Salmo 16:11 Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de
gozo; Delicias a tu diestra para siempre.
Romanos 14:17
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porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo.
Nota que ninguna de estas cosas depende de nuestro estado de ánimo. Son
cosas que dispone Dios. No sólo eso, sino que, al ser parte del Fruto del Espíritu,
es un atributo que es parte del carácter de Dios – el cual pone en nosotros a
medida que crecemos en Él.

Esto significa que nuestro gozo no viene de nada en la Tierra. Es por esto que
nuestro gozo puede permanecer a pesar de nuestras circunstancias terrenales –
porque no viene ni depende de nada aparte de Dios.

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¿Dios quiere que seamos felices?


El problema no está en que seamos felices. ¡No hay problema con ser feliz!

El problema llega cuando hacemos de la felicidad una meta


que debemos y tenemos que alcanzar. Cuando esto sucede, entonces
pensamos que Dios existe para que seamos felices – y esto es un
pensamiento peligroso.
¿Por qué?

Primero, esto asume que Dios es tu empleado. Si te encuentras en


una situación en la cual no tienes felicidad (o te produce tristeza),
entonces ¿dónde está Dios? Dios no es un amuleto para usarse a
conveniencia.
Segundo, muchas veces el obedecer a Dios no nos trae felicidad. Piensa en
Jesús. Jesús no quería morir (Lucas 22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí
esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. ). ¿Crees que Jesús estaba feliz
cuando lo estaban matando? ¡Claro que no! Pero, ¿qué dice la Biblia? Dice que
“[…] por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz […]” (Hebreos 12:2

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios ). ¡Jesús estaba gozoso y estaba
sufriendo también! El gozo es lo que nos motiva a obedecer a Dios, aun
cuando obedecerlo no nos hace feliz. Probablemente traería felicidad a tu
vida matar el perro del vecino que ladra todas las noches a las 3am. Pero,
obedecer el mandato de amar al prójimo va por encima de lo que te haría feliz,
por ejemplo.
Tercero, si tenemos la felicidad como una meta en nuestras vidas,
inevitablemente se encontrará con nuestro deseo de obedecer y agradar a Dios.
Si pensamos que Dios quiere que seamos felices y lo que nos hace feliz es algo
contrario a la Biblia, entonces nos vamos a confundir. “¡¿Cómo es posible
que Dios esté en contra de que yo esté feliz?!” No es que Dios no
quiere que sea feliz – es que tu salvación le importa mucho más que
tu felicidad.

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Cuando nuestra meta es agradar a Dios – sabiendo que Él es la fuente de


nuestro gozo – creamos en nosotros una perspectiva divina. Empezamos a
entender que se puede vivir una vida absolutamente llena de gozo sin un solo
día de felicidad. Porque el gozo depende de las cosas que Dios nos ha dado (la
salvación y la esperanza de una vida eterna, por ejemplo).

Lo más importante es entender que el gozo es muchísimo más y mejor que


cualquier felicidad que podamos tener en este mundo. No hay problema con ser
felices – pero el gozo sobrepasa cualquier expectativa que se tenga de la
felicidad.

Aunque en ocasiones nuestro gozo produce felicidad, lo importante es que


nuestra felicidad no sea nuestra meta.

Por esta razón, nuestra esperanza es que el gozo que viene de saber que somos
salvos, de que hemos creído en lo correcto y de que tenemos una vida eterna
segura en Cristo Jesús sea lo que nos mueva a obedecerlo – a pesar de nuestros
ánimos cambiantes.

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