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GESTION DE LA TECNOLOGIA E INNOVACION EN PAISES EN VIAS DE DESARROLLO

(PVDS): SITUACION, POLITICAS Y HERRAMIENTAS.

Edmundo Pérez Fernández


Universidad de Oviedo (Esparia)

RESUMEN

En el contexto de los PVDs la gestión de la tecnología tiene una enortne repercusión por su relación con el crecimiento y el desarrollo. En este tra-
bajo se presenta una revisión de muchas recientes aportaciones al problema, tocando puntos como la deficiente actividad tecnológica en las empre-
sas, los fallos de los mercados en cuanto a la actividad innovadora y las políticas tecnológicas adaptadas al contexto del Tercer Mundo, las distintas
vías de entrada de tecnología a los PVDs y las estrategias a nivel de empresa a este respecto así como algunos criterios y herramientas para el diseño
de proyectos de l+D adaptadas a estas áreas geográficas.

INTRODUCCIÓN.

En este trabajo se pretende hacer un repaso de aportaciones recientes a la gestión de la tecnología en países en vías de desarrollo. Se estudiará
en primer lugar la relación existente entre tecnología y desarrollo para pasar a analizar a continuación la actividad tecnológica de las empresas en
estos países, teniendo en cuenta las posibilidades con que cuentan, su entorno y las necesidades de sus mercados. Se analizarán también las distintas
políticas tecnológicas que pueden aplicarse en estos países y las consecuencias esperables, las vías de entrada de tecnología en sus sistemas producti-
vos y las peculiaridades a tener en cuenta en el diseño de programas de I+D en el contexto del desarrollo del Tercer Mundo.

2. EL BINOMIO TECNOLOGíA - DESARROLLO.

Diversos autores han establecido los estrechos vínculos existentes entre el crecimiento económico -desarrollo, por tanto- y la tecnología. Como
señalan Nelson y Pack (1996) tanto el aprendizaje como el cambio tecnológico juegan un rol crítico en el crecimiento económico. También la espe-
cialización productiva de los países y su papel en los flujos de comercio internacional pueden explicarse en términos de nivel tecnológico. De hecho,
uno de los factores de la competitividad intemacional de un país es la estructura de su sistema de ciencia y tecnología (Porter, 1991), los procesos de
producción de conocimiento científico, la innovación y desarrollo y la difusión de la tecnología por todo el entramado productivo.
Por otro lado, la productividad del trabajo, las posibilidades de utilización de los recursos naturales, la extensión y diversificación de las acti-
vidades productivas o la capacidad competitiva dependen en gran medida de la tecnología (Molero y Buesa, 1997).
Los países en vías de desarrollo (PVDs) presentan todavía unos ingresos per capita muy bajos, un desarrollo empresarial limitado y un papel
subsidiario en la divisiOn intemacional del trabajo. Por ello, el análisis de cualquier factor -y, cómo no, de la gestión de la tecnología- que tenga
trascendencia sobre los parámetros de crecimiento cobra una especial relevancia. Este crecimiento necesita de un continuado aumento de productivi-
dad que sólo puede proceder de una mejor eficiencia del conjunto de capital y trabajo, es decir, del progreso técnico (Myro, 1997).
Algunos autores Ilegan a afirmar que la diferencia de ingresos entre países en vías de desarrollo y países desarrollados depende de la brecha
entre el nivel tecnológico de unos y otros y sólo se producirá la convergencia de ingresos cuando las empresas de aquéllos adoptan tecnologías avan-
zadas, cerrando la brecha que los separa (Detragiache, 1998).
Por ŭltimo señalaremos que en una revisión sobre la literatura que relaciona innovación y crecimiento, Busom (1993, p. 145) afirma que "la
evidencia empírica de carácter microeconómico más reciente apoya claramente la hipótesis de que las innovaciones tienen un efecto positivo sobre el
crecimiento".

3. LAS EMPRESAS Y SU ACTIVIDAD TECNOLÓGICA EN LOS PVDS.

En general, los PVDs presentan unas economías duales, en las que coexisten de forma simultánea un se,ctor formal, con grandes compañías
que pueden usar tecnologías avanzadas y un sector informal de compañías pequeñas, tradicionales, desconocedoras de la alta tecnología y con un
elevado componente de autoempleo (Detragiache, 1998; Saeed y Prankprakma, 1997). Puede, sin embargo, generalizarse que en una típica economía
no desarrollada, las empresas no realizan tareas de I+D, no perciben el valor de realizarlas y no tienen acceso a inputs y servicios complementarios
que las faciliten (Lall y Teubal, 1998).
Pero incluso las empresas más avanzadas, frecuentemente dependientes de multinacionales de los países desarrollados, utilizan tecnologías
atrasadas transferidas por sus matrices, que quieren guardarse de futuros competidores en estos países (Glass y Saggi, 1998). Y, mucho antes de
pensar en innovación, estas empresas necesitan dedicar tiempo y esfuerzo para aprender a usar eficientemente las tecnologías a las que van teniendo
acceso y para conducir su esfuerzo tecnológico. En PVDs, dominar las tecnologías que han sido desarrolladas en el exterior y asimilarlas de forma
exitosa es el aspecto más significativo de la actividad tecnológica y constituye la base del desarrollo tecnológico local (Lall y Teubal, 1998; Glass y
Saggi, 1998).
Los obstáculos a este proceso de asimilación provienen de la relativamente débil base intema de conocimiento, de la inexistencia o infradesa-
rrollo tanto de redes de cooperación interempresarial como de instituciones de apoyo y del propio capital humano sobre el que debería sustentarse el
proceso (Lall y Teubal, 1998).

4. POLíTICA TECNOLÓGICA EN EL CONTEXTO DEL DESARROLLO.

La necesidad de las políticas tecnológicas se justifica, incluso desde postulados neoliberales, por la existencia de imperfecciones en los merca-
dos que impiden la correcta asignación de recursos a actividades como investigación y desarrollo, difusión de la tecnología, creación de infraestruc-
turas de apoyo, formación de recursos humanos cualificados o educación general (Katz, 1993). Las extemalidades de actividades de I+D hacen, por
ejemplo, que las empresas pioneras en adaptación de tecnologías, que entrenan personal, Ilevan a cabo un costoso proceso de prueba y error y reali-

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zan esfuerzos adaptativos de la tecnología, incurran en unos costes que, por procesos de difusión del conocimiento dentro del propio país, aminoran
considerablemente los de las empresas seguidoras. Esto justifica las políticas que subsidian la adopción temprana de alta tecnología por parte de
empresas de los PVDs (Detragiache, 1998).
Las peculiaridades del sistema económico en los países del Tercer Mundo exigirán políticas a medida que posibiliten el desarrollo partiendo de
la realidad en la que se encuentran y que podemos resumir en los siguientes rasgos (Martínez y Vidal, 1995):
• Especialización: en diversos productos agrícolas o en producción de minerales, consecuencia de la época colonial.
• Extraversión: sus principales sectores productivos se orientan hacia mercados exteriores, a la vez que se convierten en dependientes de las
importaciones.
• Desarticulación: escasa o nula actividad en numerosos sectores productivos.
• Desintegración: una inversión en una actividad no genera otras actividades aguas arriba y abajo en la cadena de valor, sino una importa-
ción de materias primas y de bienes de e,quipo.
• Dependencia: como efecto global de las anteriores características.
Por todo ello, el objetivo fundamental de debe ser fomentar el crecimiento tecnológico autóctono, como altemativa a las políticas de desarrollo
basadas en el crecimiento del capital y la importación de tecnologías (Saeed y Prankprakma, 1997). La política de sustitución de importaciones
emprendida en los años setenta, que siguió esta orientación provocó la actual heterogeneidad estructural de los aparatos productivos de extensas áreas
como Latinoamérica, su falta de competitividad debido al fuerte proteccionismo que necesitó imponer y configuró un patrón de desarrollo tecnológi-
co fundamentalmente imitativo, sin capacidad creativa o ni tan siquiera de adaptación a la realidad local (Kuri, 1995).
Las orientaciones que diversos autores (dos Reis, 1990; Kuri, 1995; Saeed y Prankprakma, 1997; James y Ithan, 1997; Romijn, 1997; Lall y
Teubal, 1998) proponen para la politica tecnológica de los PVDs pasan por:
• Establecer a nivel nacional una visión general con los objetivos perseguidos y la correspondiente asignación de recursos genéricos.
• Establecer unas prioridades con criterios como el potencial de aprendizaje, de mercado o los costes de entrada y coordinación en diversos
sectores.
• Tratar de buscar una competitividad auténtica basada en la incorporación del progreso técnico, aumentando los niveles de 1+D, de inver-
sión y, como resultado, de renta per capita.
• Llevar la lógica de la industrialización y modernización a los sectores agropecuario, de servicios y minería.
• Fomentar la competencia entre las grandes firmas del sector formal mientras se presta asistencia a las pequeñas empresas del sector infor-
mal tradic ional.
• Valorar la importancia de la asistencia técnica p ŭblica como complemento de los esfuerzos emprendidos por el sector privado.
• Combinar adecuadamente, para responder a fallos concretos del mercado en el desarrollo tecnológico, intervenciones funcionales (mejoras
de los mercados de factores sin favorecer a actividades concretas), verticales (enfocadas a sectores o grupos específicos) y horizontales
(promoviendo ciertas actividades transversalmente en todos los sectores).
• Tener en cuenta, a la hora de promover un desarrollo con equidad, que la selección de una tecnología tiene influencia sobre la distribución
del ingreso. Las técnicas intensivas en trabajo tienden a ser más igualitarias en su impacto que las intensivas en capital.

5. LA TECNOLOGÍA EN LA EMPRESA.

La creación de capacidad tecnologica en la empresa puede seguir varias vías. Por un lado, el aprender haciendo, o acumulación de conoci-
mientos adquiridos con el paso del tiempo como resultado de la experiencia. Esta forma de creación de capacidad ha sido infravalorada, pero algunos
estudios (Romijn, 1997) parecen indicar que posee un papel más importante de lo que se creía, al menos en países en vías de desarrollo. Otra vía
sería el esfuerzo tecnológico, definido (Myro, 1997; Romijn, 1997) como una dedicación consciente de tiempo, recursos humanos y recursos mate-
riales hacia actividades conducentes al aprendizaje tecnológico como crear o adquirir nuevos procedimientos de producción más eficaces y nuevos
productos de mayor valor. Este esfuerzo puede tomar la forma de actividades de 1+D, pero en los PVDs se trataría más de sacar ventaja de las opor-
tunidades de explotar los avances técnicos ya generados en el mundo desarrollado (Campbell y Hand, 1998), lo que producirá mejoras en la capaci-
dad de producción que, a su vez, generarán capacidad de inversión e innovación (Dahlman y Westphal, 1983).
Sin duda, "la empresa que logra asimilar la tecnología adquirida es capaz de perfeccionarla y lograr algunas innovaciones incrementales" (Fer-
nández y Fernández, 1998, p. 141) y ello puede ser la base de las futuras actividades de innovación que se emprendan en las empresas de los países
en vías de desarrollo.
Por otra parte, la adopción y adaptación de tecnologías genera unos costes que se concreta ,n en licencias, capacitación de personal, adaptación
a las condiciones productivas y demanda locales y cambios en la organización de la producción.
Se ha determinado la influencia de diversas variables que correlacionan positivamente con la capacidad tecnológica de las pequeñas empresas
en PVDs (Romijn, 1997):
• Nivel de educación general del propietario o gerente.
• Nivel de educación técnica del personal de la empresa.
• Haber emprendido recientemente mejoras en los productos.
• Actividades de bŭsqueda de nueva información tecnológica fuera de la empresa.
• Nŭ mero de agencias de asistencia técnica que proveen ayuda tecnológica.
• Edad de la compañía.
Por ŭ ltimo, señalar que el impacto que las nuevas tecnologías produzcan sobre el sistema cultural en el que pretenden implantarse es una va-
riable crítica para el éxito de tal implantación, para conseguir los objetivos que se pretenden con ella y para garantizar la previvencia en el tiempo de
sus efectos. Por ello es preciso realizar un profundo análisis de las interrelaciones que puedan surgir entre una detertninada tecnología y la cultura
local recordando que "los aspectos psicosociales pueden ser factores relevantes a la hora de diseñar, desarrollar e implantar las nuevas tecnologías"
(Peiró, 1990, p. 126).

6. ENTRADA Y DESARROLLO DE TECNOLOGíA EN PVDS.

Existen diferentes vías para el progreso tecnológico en los PVDs. La entrada de tecnología del exterior es quizá la más importante y, a su vez,
puede tomar distintas formas: importación de tecnología mediante compra de patentes o licencias, creación de joint-ventures mixtas entre una empre-
sa local y una exterior o inversión exterior directa. Por otro lado, también cabe el desarrollo intemo de tecnologías, tanto mediante el esfuerzo tecno-
lógico de las empresas, del que ya hemos hablado, como mediante actividades p ŭblicas en centros de investigación. Comentaremos ahora más deta-
Iladamente algunos aspectos de estas formas de crecimiento del potencial tecnológico.

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LA 1MPORTACIÓN DE TECNOLOGIA:

En numerosas ocasiones, las empresas de los PVDs compran, para mejorar su sistema productivo, tecnologías a los países desarrollados. Estas
tecnologías, que suelen denominarse adaptadas, aplican algunos elementos de alta tecnología a productos o servicios diseñados para la demanda de
usuarios de bajo poder adquisitivo y poca formación en países de zonas como África o América Latina, explotando comercialmente la brecha entre el
nivel tecnológico occidental y los sistemas productivos tradicionales de estos países (Norman y Blair, 1983).
El resultado de esta importación puede ser favorecer la actividad investigadora local o desincentivarla. Para que la importación sea favorecedo-
ra del esfuerzo tecnológico local el nuevo producto o proceso debe estar relacionado con los actuales, de forma que las capacidades y conocimientos
previos de la empresa puedan complementar y combinarse con el know-how importado (Dahlman et al., 1987).
En otros casos, sin embargo, tanto las barreras a la importación como a la competencia intema reducen el interés de las compañías por el desa-
rrollo tecnológico. En algunos países como la India, las políticas limitativas de la capacidad de producción de un producto concreto Ilevan a las
empresas a diversificar sus carteras de productos, muchas veces a áreas no relacionadas con sus capacidades y tecnologías actuales. En este caso, la
importación de tecnología no conduce a ulteriores desarrollos tecnológicos locales (Katrak, 1997) y podemos afirmar con Femández y Femández
(1988, p.139) que "utilizar la compra de tecnología como ŭnica vía para sustentar la posición competitiva resulta ineficaz a medio y largo plazo•.
JOINT VENTURES.

Una forma habitual de transferencia de tecnología es la creación de joint ventures o empresas conjuntas entre una empresa de un país desarro-
llado que aporta conocimiento tecnológico y recursos financieros y otra de un PVD que aporta información de primera mano sobre el mercado local,
presencia en él, conocimiento de la legislación, contactos con el gobiemo, etc. Niosi et al. (1995) establecen que las joint ventures tienen más éxito
en esta misión que otros acuerdos contractuales menos permanentes porque involucran al socio del PVD en un proceso activo de aprendizaje.
Campbell y Hand (1998) estudiando el nivel tecnológico en el sector pesquero encontraron más altos niveles de productividad en las empresas
conjuntas que en las flotas locales.
No cabe duda de que, a ŭ n descontando los posibles costes de coordinación, la empresa conjunta es una forma eficiente de transmisión de tec-
nología, siempre que se exploten tecnologías avanzadas y haya una auténtica participación de la empresa de alto know-how en la formación de los
trabajadores de la conjunta.
INVERSIÓN EXTERIOR D1RECTA.

La inversión directa de una multinacional en un PVD puede ser un foco de crecimiento tecnológico. El proceso de aprendizaje de trabajadores
y directivos locales que trabajan en la planta, el proceso imitador de empresarios cercanos, el spillover de conocimientos y buenas prácticas que se
produce a lo largo de la cadena de valor, tanto aguas arriba como aguas abajo, son vías de desarrollo que el país receptor puede aprovechar.
Sin embargo, a menudo es difícil para la empresa extranjera transferir tecnologías punta. La calidad de la tecnología transferida va a depender
de la distancia tecnológica que separe a ambos países, ya que dicha distancia incrementa el coste de transferencia (Glass y Saggi, 1998) a la vez que
la edad de la tecnología transferida disminuye dicho coste (Kumar, 1994). Por su parte, el país receptor puede mejorar la calidad de la tecnología que
recibe fomentando las actividades de I+D de forma que empuje su frontera tecnológica y haga más atractiva la transferencia de tecnologías punta
(Glass y Saggi, 1998).
DESARROLLO INTERNO.

Se empieza a plantear en los PVDs la importancia del desarrollo interno de tecnología como altemativa razonable a la simple importación
(Saeed y Prankprakma, 1997).
Ya hemos hablado del esfuerzo tecnológico en las empresas. Comentaremos ahora las actividades de I+D emprendidas a nivel p ŭblico en los
países en vías de desarrollo.
La racionalidad de estas actividades se justifica por la posibilidad de que las empresas, generalmente pequeñas, inviertan por debajo de las ne-
cesidades reales por carecer de recursos para acometer las grandes inversiones necesarias y no divisibles, ser aversas a la incertidumbre asociada con
el esfuerzo tecnológico y preocupadas por la dificultad de apropiarse los frutos del mismo (Arrow, 1962).
Sin embargo, debe reconocerse que los resultados de estas actividades no han estado a la altura de las expectativas, produciéndose dos proble-
mas: un gran retraso en la aplicación de las tecnologías desarrolladas y un nivel de producción menor de lo esperado en aquellas tecnologías que eran
aplicadas (Katrak, 1997).
Ambos problemas pueden aminorarse si en el desarollo de la tecnología participan las potenciales empresas receptoras y se orientan los esfuer-
zos hacia campos relacionados con las capacidades de éstas. La falta de dichas características puede justificar la baja demanda para las tecnologías
generadas en algunos centros p ŭblicos de investigación (Alam y Langrish, 1984).

7. DISEÑO DE PROGRAMAS DE I+D EN PVDS. CRITERIOS Y HERRAMIENTAS.

El diseño y la gestión de programas de 1+D en PVDs requiere unos criterios y unas herramientas diferentes a los del mundo industrializado. El
contexto social y económico, la propia cultura, el tipo de tecnologías que se precisan y la propia actividad de I+D que se realiza, más adaptación que
generación, así lo indican.
El primer punto a destacar es la importancia que cobra la participación en este contexto. La generación de conocimiento en el Tercer Mundo
es, en su mayor parte, participativa. Así, se han generado diversas metodologías conocidas, en general como Aprendizaje y Acción Participativa
(Participatory Leaming and Action) ( Biggs y Smith, 1998) e Investigación Acción Participativa (Participatory Action Research) (Pérez, 1988; López
de Ceballos, 1993), así como varias herramientas de gestión participativa de proyectos (DELTA, Team Up, etc.).
La participación involucra en el proyecto a numerosos agentes sociales que intervendr ŭn en la generación, implantación y utilización de la
nueva tecnología. Ésta va a provocar cambios productivos, pero no sólo productivos, sino que pueden variar hasta las relaciones sociales y de poder
en la comunidad (pensemos, por ejemplo, en la introducción de técnicas de molienda automática de cereal en una región que siempre lo ha hecho
manualmente). Las reacciones, adversas o a favor, que pueden provocarse han de ser previstas de antemano (Biggs y Smith, 1998). Para este com-
plejo análisis pueden utilizarse algunos apoyos como el modelo de Tinbergen o al Análisis de Sectores Implicados. El primero, modificado por Gass
et al. (1997), es un marco de análisis que incluye las metas y objetivos, los efectos colaterales y extemalidades, las políticas e instrumentos a utilizar
junto con la historia y experiencia de las que se han utilizado en el pasado, las condiciones socioeconómicas, técnicas y externas, junto con la historia
de éstas, los valores intereses y preferencias individuales e institucionales así como el modelo de relaciones causales en el que act ŭan los promotores
del proyecto.
El Análisis de Sectores Implicados (Grimble y Chan, 1995; Gass et al., 1997) se basa en la noción de que las politicas, los programas y los
proyectos tienen efectos diferentes en un conjunto de actores que estarán alerta con sus perdidas o ganancias de acuerdo con sus intereses. Pretende
ayudar a las organizaciones promotoras a penetrar en el entramado de implicaciones que pueden tener diferentes planes de acción e identificar qué
agentes, institucionales o individuales, están a favor o en contra y presionarán para introducir determinados cambios. Se trata de una tabla de doble
entrada: los planes de acción y los potenciales implicados, en la que se anotan los previsibles beneficios o pérdidas de cada grupo, de forma cualitati-
va, no cuantitativa.

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Por ŭltimo, señalar la importancia de la elección de unos criterios adecuados para la selección de tecnologías. La "adecuación" debe medirse
en el contexto en el que se van a aplicar, el Tercer Mundo, y que es manifiestamente distinto a los países desarrollados. Además de los propios crite-
rios técnicos y económicos, podemos señalar los siguientes (Gass et al., 1997) :
• Criterios sociales: como amplitud en que se incorporan fuentes locales de conocimiento y recursos materiales y humanos de la zona en el
proceso de I+D, efectos sobre el empleo local, etc.
• Criterios de género: como los datos recogidos sobre los roles que desempeñan las mujeres y los implactos de las nuevas te,cnologías sobre
su empleo, fortalecimiento social y oportunidades de obtener empleo.
• Aceptabilidad por el cliente.
• Reforzamiento de las capacidades locales de
• Sostenibilidad ambiental.

8. CONSIDERACIONES FINALES.

Queda patente a lo largo de todo el trabajo la enorme importancia que para el desarrollo de los países más pobres tiene la adecuada gestión de
la tecnología. Es, tal vez, uno de los campos en la que estos pueblos se juegan el ser o no ser de su prosperidad futura.
El peculiar contexto socioeconómico de estos países, junto con el tipo de empresas y mercados existentes, marcan enormes diferencias entre
las políticas tecnológicas que deberán implementarse allí y las habituales en el mundo desarrollado.
El fomento de distintas vías para la entrada de tecnología (importación, join-ventures, inversión exterior directa, desarrollo interno) es crucial,
teniendo en cuenta que todas las vías tienen ventajas e inconvenientes y que, en cualquier caso, deberá estudiarse la adaptación de esas tecnologías a
la situación concreta del país o países que las van a incorporar.
Por ŭltimo, resefiar que existen numerosas herramientas que permiten mejorar los procesos de desarrollo tecnológico en PVDs. Estas herra-
mientas son relativamente desconocidas en España incluso por diversos agentes (como organizaciones no gubernamentales o empresas) que act ŭan
en estos ámbitos. En este trabajo se comentan las metodologías participativas, el modelo de Tinbergen, el Análisis de Sectores Implicados y algunos
criterios para favorecer la adecuación de las tecnologías a su contexto.

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