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Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 151-156, Mayo-Diciembre 2005
152 JACQUELINE GARCÍA FALLAS
Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 151-156, Mayo-Diciembre 2005
EL OTRO: UN ENCUENTRO CON EL PENSAMIENTO MORAL DE SARTRE 153
(EN, 20). De esta manera, Sartre se separa de la aparece cuando el ser humano se contempla a sí
visión cartesiana del cogito ergo sum. mismo actuando sobre la situación” (EN, 66). El
ser humano es el que transforma “su” mundo, por
La libertad lo que se comprende que la angustia es el senti-
miento de una libertad que elige sus actos. “En
Se inicia la discusión sobre la lectura sar- la angustia, la libertad se angustia ante sí misma,
treana de la libertad, a partir de la consideración por cuanto nunca es solicitada, ni entrabada por
del ser humano como un sujeto cuestionador de nada” (EN, 37). Emerge una paradoja, se puede
sí mismo y del mundo: “La pregunta emana de elegir los actos, pero no se puede no elegir ser
un interrogador que se motiva a sí mismo en su libre, “estoy condenado a ser libre. Esto significa
ser como interrogador, despegándose del ser” que no se pueden encontrar más límites para mi
(EN, 60) Así pues la nada aparece en la ontología libertad que esta misma, o, si se prefiere, que no
sartreana, como consecuencia de este acto inte- estamos en libertad de dejar de ser libres” (EN,
rrogador: “La nada es el cuestionamiento del ser 515). La angustia revela esta condición necesaria
por el ser, es decir, precisamente la consciencia o de la vida, así como la obligación y la respon-
para sí” (EN,121). sabilidad, las cuales no se pueden eludir. “En la
El ser humano es existencia y consciencia, angustia, me capto, a la vez, como totalmente
por lo que tiene la posibilidad de asumirse a libre y como no pudiendo evitar que al mundo el
sí mismo como un proceso, el cual se cons- sentido le llegue por mí” (EN, 77).
tituye al cuestionar y escindirse en otro, “a El ser humano aparece como una libertad-
esta posibilidad que tiene la realidad humana situante: “Emerjo solo y en la angustia frente
de secretar una nada que la aisla, Descartes, al proyecto único y primero que constituye mi
siguiendo a los estoicos, le ha dado un nombre: ser, todas las barreras, todos los barandales se
es la libertad” (EN, 61). viene abajo, anonadados por la consciencia de mi
El concepto de libertad en el pensamiento libertad: no tengo ni puedo tener recurso a ningún
sartreano, confirma que todo ser humano es valor contra el hecho de que soy quien mantiene
legislador (EH, 93), porque ésta constituye “la en su ser a los valores; nada puede asegurarme
textura de mi ser” (EN, 514). Es el fundamento frente a mí mismo, separado del mundo y de mi
de los actos, es constitutiva de la realidad huma- esencia por esa nada que soy, tengo que realizar el
na. Está presente en la multiplicidad de acciones sentido del mundo y de mi existencia; decido yo,
y decisiones, experiencias y situaciones. Forma sólo, injustificable y sin excusa” (EN,77).
parte del acontecer de la vida humana. “En la
libertad, el ser humano es su propio pasado El cuerpo
(como también su propio porvenir) en forma de
anonadación” (EN,65). La referencia más concreta del ser humano es
La interrogación y la negación hacen com- su cuerpo. Según Sartre, “a menudo se enturbia
prensible la libertad humana a través de su acción la visión del problema del cuerpo y sus relacio-
en el mundo y en el sí mismo de todo ser humano. nes con la consciencia el hecho de que primero
No obstante, es “en la angustia donde el hombre se establezca el cuerpo como alguna cosa que
cobra consciencia de su libertad” (EN,66). tiene sus propias leyes y puede ser definida desde
La angustia se constituye en un supuesto fuera, en tanto que la consciencia se capte a través
ético de la moral fundada en la libertad, la cual del tipo de intuición propio de ella misma” (EN,
es ante todo una actitud existencial. Sartre afirma 365). Ser cuerpo es el modo de existencia de la
que “la angustia se distingue del miedo en que consciencia y se constituye una característica
éste es temor de los seres del mundo, en tanto que necesaria, porque requiere de un cuerpo sensible.
la angustia es angustia ante sí” (EN, 66). Es decir Pero también es contingente de la realidad huma-
el miedo se revela cuando una situación actúa na. Sartre manifiesta que el para sí de mi cuerpo
sobre el ser humano y está ligada a la posibili- es “es aquello por lo cual las cosas se descubren a
dad de ser aniquilado; mientras que la angustia mí” (EN, 366), manifiestan mi propia existencia
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y posibilidad de libertad. Este cuerpo para mí es Esta relación entre el para sí y el para otro se
vivido y encarnado, se constituye en su facticidad. expresa en una tensión entre la integración y la
Es decir, el cuerpo hace concreto el compromiso desintegración de cada sujeto. Lo anterior teje una
necesario de la consciencia, con el que aparece la trama conflictiva en las acciones y las decisiones
contingencia de mi ser. Al respecto Martínez (96) entre los sujetos e instituciones. De ahí surge el
señala que “el ser en el mundo es la realización carácter difícil y contradictorio de las relaciones
del necesario compromiso de la consciencia que, humanas que evoca el conflicto moral, el cual
para existir, debe ser cuerpo, es decir, imponer supone que el ser humano es sólo concebible con
un determinado orden al mundo, adoptando un otro ser humano, lo cual permite comprender que
punto de visa determinado, por consiguiente cada uno “es en su ser, en un solo y mismo surgi-
comprometido, y actuar sobre él”. Esta facticidad miento, para-sí-para-otro” (EN, 271).
supone que el compromiso de la consciencia en La presencia del otro aparece como evidente
el mundo se realiza a través del cuerpo, y por ante el para sí. “La existencia del otro tiene una
consiguiente, de la libertad. Mediante el cuerpo, naturaleza de un hecho contingente e irreductible.
todo ser humano es consciente, sensible, actuante Encontramos al otro, no lo constituimos” (EN,
en el mundo y en relación consigo mismo y con 307). En este encuentro ontológico de dos seres,
otros, así como libre. se descubre la pertenencia mutua al mundo del
En el contexto relacional en el que se pre- otro, por lo que ese otro es una necesidad con-
senta el cuerpo, este aparece para otro como un tingente y fáctica: “tengo necesidad del otro para
significante más allá de la materialidad y de la captar plenamente todas las estructuras de mi ser,
objetividad, en la que se capta las acciones de la el para sí remite al para otro” (EN, 277).
libertad de otro que no soy yo. Esta otra dimen- La relación con el otro expresa la necesidad
sión ontológica del cuerpo es la base del ser para- de concebir al ser humano como un ser en sí-
otro que es el ser humano. para-sí-para-otro, que identifica a cada sujeto
en su propia historicidad y en su necesidad de
El encuentro con el otro constituirse en relación con otro, el cual es dife-
rente de sí.
El ser humano aparece como un ser para
otro, lo que significa su relación con otro ser, que El reconocimiento del otro
no es él, el cual se manifiesta reflexivamente a la
consciencia de sí. Lo anterior produce el surgi- El encuentro con el otro no ocurre como una
miento de una negación, la cual “se desdobla en experiencia abstracta, similar a lo que acontece en
dos negaciones internas e inversas, cada una de un chat o con el correo electrónico. Este encuen-
las cuales es negación de una interioridad, y que, tro supone enfrentarse cara a cara. Dicho encuen-
sin embargo, están separadas la una de la otra tro se transforma en una experiencia mediada
por una inapresable nada de exterioridad” (EN, por el contacto y el comportamiento que supone
360). Esta relación expresa un esfuerzo de exte- acercarse a otro sujeto que no soy yo.
riorización por la consciencia, el cual garantiza Sartre tiene la habilidad de mostrar cómo las
que eventualmente de cuenta de la objetividad de relaciones interpersonales se constituyen a través
mi ser. En este sentido, es comprensible porque el de la mirada, la cual dice más que mil palabras
otro aparece como otra consciencia ante la pro- sobre las percepciones que el otro tiene de uno
pia. “Si hay un prójimo en general, es preciso ante mismo. “Cada mirada nos hace experimentar
todo que yo sea aquel que no es el Otro y es en concretamente –y en la certeza indudable del
esta negación misma, efectuada por mí respecto cogito– que existimos para todos los hombres
de mí, en la que me hago ser y el prójimo surge vivos, es decir, que hay consciencias para las que
como prójimo. Esta negación que constituye mi existo” (EN, 341).
ser y que (...) hace que me aparezca como el La mirada abre el camino a la apertura con el
Mismo ante el Otro me constituye en el terreno de otro, y, al mismo tiempo, indica la referencia hacia
la ipseidad no tética en mí mismo” (EN, 343). la propia ipseidad. Al mismo tiempo, muestra la
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propia falta, no soy un ser completo, necesito de del otro no suprime la dialéctica del amo y del
la presencia de otro. Este sentimiento evoca dos esclavo. Es decir las relaciones humanas siempre
situaciones, por un lado, constituyo en objeto de son asimétricas. Dichas relaciones se expresan
conocimiento a otro sujeto, y, también, ese otro desde la corporalidad, ya que “ese objeto que otro
me convierte en su otro. Lo anterior atestigua la es para mí y ese objeto que yo soy para otro, se
presencia de mi mundo en su mundo y, viceversa. manifiestan como cuerpos” (EN, 354).
“Soy mirado en un mundo mirado” (EN, 328). Es indispensable argumentar la libertad del
La mirada es “la prueba de mi condición huma- otro, aspecto que supone rupturas, encuentros
na, objeto para todos los demás hombres vivos, y desencuentros con otros que demandan ser
arrojado a la arena bajo la mirada de millones de reconocidos. Al respecto, Sartre señala “nuestra
personas y escapándose a mí mismo millones de esencia objetiva implica la existencia del otro
veces” (EN, 340). y, recíprocamente, es la libertad del otro la que
La experiencia de ser objeto de la mirada de funda nuestra esencia. Si pudiésemos interiorizar
otro, propicia emociones diferentes, por ejemplo, todo el sistema, seríamos fundamento de nosotros
vergüenza, complacencia, timidez, nerviosismo, mismos” (EN, 439); pero siempre se requiere de
tristeza, algunas de las cuales responden a estí- otro. Estas situaciones suponen que otro puede
mulos orgánicos, enrojecimiento, temblores, livi- ser objeto de constricción, de manipulación o
dez, llanto, en otros. Estas situaciones evidencian de creación, indistintamente debido al carácter
que en la relación ontológica con el otro, son asimétrico de las relaciones interpersonales con-
reveladoras de la contingencia y la necesidad que cretas e institucionales.
proyecta en cada uno de los sujetos. “La vergüen- En el caso de las instituciones es importante
za es, por naturaleza, reconocimiento. Reconozco mencionar que el pensamiento sartreano hace
que soy como otro me ve” (EN, 276). Es a través hincapié en las estructuras de poder presentes en
de las emociones y los sentimientos provocados la familia, en el partido, en el estado, en el gremio,
por la presencia del otro que la libertad remite en la pareja, en el grupo militar, en la clase, entre
a la existencia del otro y a las limitaciones que otras, las cuales revelan la pertenencia histórica y
este reconocimiento implica en las acciones y social, así como la interdependencia en las rela-
decisiones. Implica la aceptación comprometida ciones concretas, es decir lo paradójico de asumir
de la responsabilidad. Lo anterior supone reco- la separación entre lo público y lo privado.
nocer que “el conflicto es el sentido original del Lo anterior supone que el ser humano toma
ser-para-otro” (EN, 431). decisiones y realiza acciones siempre in situ, hay
una clara denuncia entre lo que se dice y lo que
La dialéctica de las relaciones inter- se hace, entre lo que se piensa y cómo se actúa.
Para Sartre, “actuar es modificar la figura del
personales e institucionales
mundo, es disponer medios con vistas a un fin”
La relación de cada sujeto se construye con el (EN, 508). De ahí que el supuesto de la libertad
otro en forma asimétrica. En este sentido, Sartre sea fundamental en la comprensión moral del
recupera la dialéctica del amo y el esclavo de pensamiento sartreano, ya que la “acción es por
Hegel, para evidenciar el grado de complejidad y principio, intencional” (EN, 508).
conflictividad que está inmerso en el desarrollo
interpersonal y en el intercambio institucional. La moral de la situación y el peso de
Este siempre evidencia relaciones de poder en
las consecuencias
las acciones y las decisiones involucradas en el
intercambio personal e institucional. Por esta El acercamiento a las situaciones requiere de
razón afirma que el otro es el ser por el cual otro un reconocimiento de la cotidianeidad, de un inter-
sujeto obtiene la ʻobjetividadʼ y la alineación. No cambio de experiencias, de creencias y de historias
obstante, Sartre recupera en cada personaje una vividas. En este sentido, cada personaje literario en
situación en la que la radicalidad de la presencia la obra sartreana refleja un sujeto entendido como
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