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Los jóvenes en los medios, cartografía de

las narrativas mediáticas


 Agenda en Lupa
Desde el Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios de la Facultad de Periodismo y
Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata emprendemos la tarea de recuperar
y analizar las configuraciones mediáticas sobre juventudes, entendiendo que los medios, en
tanto actores sociales, producen discursos que construyen realidad, y que además potencian,
intensifican y organizan la circulación de esos discursos. Los medios ya no aparecen como meros
transmisores de información sino que articulan uno de los escenarios de representación de los
sentidos que intervienen en los procesos de construcción de subjetividad, y disputan la
hegemonía con otros actores sociales.

Desde esta perspectiva, entendemos que los medios de comunicación producen sentido en
relación a las juventudes, sus prácticas (políticas, laborales, familiares, educativas), y sus
consumos culturales (estéticos, colectivos, ligados a las tecnologías de la información y
comunicación). Además los definen, como objetos de violencia (víctimas de delincuencia, de
violencia de género o policial), o sujetos de riesgo (jóvenes victimarios, violentos, delincuentes,
protagonistas de conductas de riesgo, de uso y abuso de drogas y alcohol, víctimas de
enfermedades de transmisión sexual, casos de embarazo adolescente). Y en tal recorrido de
producción de configuraciones discursivas en relación a lo juvenil, los medios recuperan también
discursos producidos por otros actores sociales.

Las narrativas mediáticas, entonces, ocupan un lugar destacado en el conjunto de significaciones


imaginarias sociales que, encarnadas en las instituciones que les dan vida, aportan a la
permanente construcción colectiva que llamamos “realidad”.

En este contexto las juventudes, entendidas como construcciones sociales que se articulan de
manera compleja a partir de la edad, la generación, la clase social, el género y el marco
institucional, son configuradas por ciertas operaciones en las cuales el discurso mediático
delimita un horizonte de sentido en el cual se circunscribe lo juvenil. Rastrear las
conceptualizaciones sobre lo juvenil en las narrativas mediáticas implica, entonces, recuperar
algunas representaciones sociales sobre las juventudes, tanto cómo develar de qué manera los
intereses mediáticos construyen sentidos en torno a lo juvenil. 

Concretamente, el trabajo del área Configuraciones mediáticas sobre las juventudes consiste en
la clasificación de todas las noticias sobre juventudes que aparecen en las versiones digitales de
nueve diarios argentinos (Clarín, La Nación, El Día, Hoy, Página/12, La Voz, La Capital, Crónica y
Tiempo Argentino) de lunes a viernes. Los datos se cargan en una matriz que contempla como
variables: temas, motivos, voces y territorios de las noticias, además de categorías formales:
fecha, país, provincia, ciudad, medio, sección y tipo de nota.

El dato más relevante que surge a partir del análisis de los datos es que los enunciadores más
recurrentes en relación a las juventudes tienen que ver con hechos violentos. Ya sea como
víctimas o victimarios, los y las jóvenes aparecen en los medios ligados a casos de violencia,
siendo objeto de delitos casi con la misma proporción en la que aparecen como sujetos de
riesgo, -sean protagonistas de hechos de violencia o puntualmente ligados a prácticas delictivas.
Un claro correlato de esto es que la sección donde mayor cantidad de noticias sobre jóvenes
aparecen, en términos generales, es la policial.

En este contexto cabe preguntarse quiénes son las voces que aparecen en las narrativas
mediáticas cuando se habla de jóvenes. De manera coherente con el panorama planteado, la
abrumadora mayoría de voces proviene del ámbito judicial, ya sean jueces, fiscales, defensores
o voceros. Aún más, luego del ámbito judicial las voces más escuchadas por los medios son las
policiales y las de funcionarios públicos de diferentes instancias del Estado, ya sea nacional,
provincial o local. Muy relegadas aparecen las voces de los y las jóvenes, protagonistas centrales
de las noticias abordadas, y aparecen incluso después de las voces de sus propios familiares.

El escenario se completa con los territorios. Desde las configuraciones mediáticas, el lugar en el
que predominantemente suceden los hechos protagonizados por jóvenes es la calle. A mucha
distancia aparecen los territorios familiares, y más lejos aún los escolares/educativos y los
laborales.

A partir de estos datos se ve como los medios configuran juventudes a partir de su relación con
hechos violentos, un mapa que sitúa a jóvenes víctimas y victimarios en la calle, alejados de lo
familiar, lo educativo y lo laboral, y en el que dan cuenta por sus actos, antes que ellos mismos
o sus familiares, la justicia y la policía. Esto a su vez escinde a lo juvenil de otro tipo de
enunciadores, ligados a la participación en distintas instancias, como lo político, lo artístico, o
cualquier práctica colectiva.

Fundamentalmente, los medios privilegian la visibilidad de cierto tipo de información que


configura un tipo de juventud, que los piensa a partir de las agendas del deterioro, y en
detrimento de una multiplicidad de prácticas que aparece en mucho menor medida en las
narrativas mediáticas –si es que aparece-, evitando así la complejidad de lo juvenil,
invisibilizando aspectos que hacen al ejercicio de la ciudadanía de los y las jóvenes, que no son
solo víctimas o victimarios ni sujetos escindidos de lo político, en el más amplio de los sentidos.

A partir de estas configuraciones, se pasan a un segundo plano experiencias juveniles ligadas a


la apropiación de lo público como territorio a ocupar para el ejercicio de ciudadanía en todos sus
aspectos, formas de producción, consumo cultural y organización. Las políticas editoriales que
configuran narraciones juveniles a partir de las agendas del deterioro carecen de la posibilidad
de reparar en las luchas hegemónicas y la capacidad de agencia de los jóvenes.

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