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/;c"cvh Y1';'" L/i'? ~'C. 'J. 00 s- Vapuleando al varón
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por Frederic Hayward como el «Cosby Show» o «Family Ties» tienen una nor-
ma no escrita de que las madres no son nunca objeto de
broma ni parecen idiotas.
Lo mismo ocurre en la literatura, como lo demuestra
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una ojeada a una reciente lista de best sellers. La litera-
Con mucho, «Vapuleando al varón» es el tema más tura antifemenina no está al mismo nivel de la tónica
popular en mis conferencias y entrevistas. Periodistas y antimasculina en titulas como Smart Women', Foolish
equipos de televisión han venido 'a mi desde paises tan Choices, Women Who Love Too Much, Men Who Can't
lejanos como Dinamarca, Australia y Alemania para in- Lave, Men Who Hate Women and the Women Who Love
vestigar estc fenómeno de mi país. ¿Cómo es eso?, me Them. Dos escritores me dijeron que sus editores les pre-
preguntan. ¿Cómo es que las mujeres lo quieren? ¿Por sionaban para que presentasen títulos antimasculinos para
qué los hombres lo consienten? incrementar las ventas. Lo más próximo a una imperfec-
La tendencia está especialmente en ascenso en la pu- ción femenina que urio puede reconocer públicamente es
blicidad. Según un estudio realizado sobre un conjunto que las mujeres tienen la tendencia a «amar demasiado».
de 1.000 anuncios, el cien por cien de los golpes en las Los productos en venta también reflejan la populari-
relaciones entre hombre y mujer los recibia el hombre. dad del desprecio a los hombres. El propietario de una
Sin una sola excepción. Es decir que, en la interacción tienda de postales de felicitación me dijo que las postales
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entre esposo y esposa o entre amigo y amiga, el único que más se vendian eran las que mostraban malos tratos
que era golpeado era el varón. a los hombres. 3M vende una diversidad de tarjetas pos- ,;~
El cien por cien de los ignorantes eran varones. El tales con frases como ésta: «Cuanto más conozco a los
cien por cien de los incompetentes eran varones. El cien hombres, más me gusta mi perro», o bien «Las únicas
por cien de los que salían perdiendo en una disputa eran dos cosas malas de los hombres ... todo lo que dicen y
varones. El cien por cien de los que olían (en los anun- todo lo que hacen». Un portavoz de 3M añadia que no
cios de elixires dentales y detergentes) eran varones. El tenia la intención de poner a la venta productos pareci- ; '''':~
cien por cien de los despedidos sin retribución eran varo- dos antifemeninos. Recorramos una tienda de camisetas y
nes. (A veces el hombre podia insultar a la mujer, pero comparemos el número de frases antifemeninas con el de
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frases antimasculinas. Las mujeres pueden verse ofendidas dicen a las mujeres que son más comunicativas. más com-
en cucstiones sexuales. pero hay una diferencia cualitati_ pasivas, que están más preparadas para la intimidad y la
va entre algo que sc interpreta como insultante y algo cntrega. más liberadas. etc .. que los hombres, junto con Ji
que se considcra ser insultado. la pretensión aún generalizada de que un hombre no es ¡ ;-'
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Con los reportajes de la prensa y la formación escolar atractivo a menos que sea mayor, más sabio, más alto. y 1,..':",
que existcn ahora. no resulta sorprendente que jueces y tenga más éxito y más salud que la mujer. han creado un 1
legisladores también castiguen a los hombres. Mucha gen-
te parece haber hecho suya la presunción de que el hom-
aura de miedo en las mujeres. Un torrente de artículos
acerca de una mitica «escasez de hombres atractivos» If
bre es siempre malo. Recientemente, por ejemplo, he te- inunda la actual literatura. ji,j
nido prácticamente la misma discusión con bastante gen- Desgraciadamente, el sexismo nos enseña a pensar en
te. Todos me decian antes que nada que las leyes relati- los hombres como un organismo gigantesco que ha sido ,'¡lIli
~~ vas al divoricio debian ser más severas can los hombres el dominante durante miles de años, y que puede seguir '¡BlliIl
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porque, según sostenían, a los hombres les resultaba de- actuando (e incluso merecerlo) una o dos generaciones . ~
masíado fácil abandonar a sus familias. con sus abusos. La realidad es que los hombres tienen las '1'
, Sin embargo, las estadisticas implican que si el divor- . mismas inseguridades humanas que las mujercs, y que la .ti~r
fB¡ cio es demasiado fácil para alguien, es para las mujeres. generación del abuso ya ha tenido graves consecuencias
Cuando les informé de que son las mujeres las que por para la salud mental dcl varón. Los muchachos, que es- ''Ij~
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!t, regla general inician la inmensa mayoria de las causas de
divorcio, replantearon su razonamiento: todos llegaron a
tán luchando con el proceso de su maduración y que no
han conocido otia cosa que los actuales tiempos del abu-
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la conclusión de que los hombres eran tan malos que las
mujeres tenia n que romper el matrimonio para liberarse
so, sufren aún más. Asimismo padecen las relaciones. En
estos tiempos en que a los hombres se les maltrata, las
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de esos «hombres opresores». En otras palabras, no im- riñas llevan a que el hombre se sienta culpabilizado y a 1'!1~,.I.i;
~ porta quién deje a quién, la conclusión siempre será que que la mujer se sienta oprimida.
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Desde el PUJ1IO de •.iSla dt' las heridas:
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que los hombres son siempre culpables, mientras que las
mujeres son siempre inocentes. Resulta interesante quc el'
maltrato a los hombres apele incluso a la mentalidad I!
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masculina. Forzado a competir con los demás, en contras_
te con el hccho dc que a las mujeres se les consiente que
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simpaticen entre si, los hombres disfrutan con el maltrato
(tanto más cuando el maltratado es otro hombre). Los 1
hombres siempre han tenido una imagen negativa de si 1
mismos, y cualquier hombre tiene la fantasía profUnda de LA MISERIA DE LOS 1
que puede ser mejor que todos los demás hombres ... el
SOLTEROS I
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hombre que conseguirá el amor de las mujeres rescatán-
dolas de todos los demás hombres corrompidos.
En bien de la sociedad y por la salud de las futuras '1''¡
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'. relaciones entre hombres y mujeres, es mejor que empece- por Franz Ka/ka 1'1
mos a reprimir los excesos del maltrato a los hombres. il'
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No nos hagamos con más postales ofensivas míen tras un
anunciante no haya retirado un anuncio vejatorio o mien- i~
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tí ¡', tras un negociante no haya retirado un producto ofensivo. La infelicidad del soltero, aparente o real, es tan fácil-
:? W La alternativa, consentir que el maltrato a los hombres mente conjeturable por el mundo de su alrededor que él 1ft
mantenga su impulso, sólo puede llevar a un movimiento tendrá que lamentar su decisión, por lo menos si se ha 1'm1
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1 de los hombres tan duro con las mujeres, y más violento, quedado soltero debido al placer que consigue en secreto.
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. r~; corno lo ha sido el de las mujeres con los hombres. Digá- Va por ahí con la chaqueta abotonada, con las manos en ill
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moslo de una vez. Ya va siendo hora de reconocer que la los bolsíllos del chaleco, brazos en jarras, con cl sombre- ;"1
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dinámica entre el hombre y la mujer se ha producido con ro inclinado sobre los ojos, con una falsa sonrisa que ha
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bastante más reciprocidad de lo que dice la teoria femi- llegado a ser natural para él y que se supone que esconde "j"
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nista. Para quienes insi~en en que la perspectiva femeni-
na es la única perspcctiva: Vuestro momento ha llegado,
su boca corno las gafas lo hacen con sus ojos; sus panta-
lones están tan ajustados que parecen ser sus propias y
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y se ha ido. delgadas piernas. Pero cualquiera puede ver cuál es su ,
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::;1" condición, y pucde detallar su sufrimiento. Una fria brisa
sopla sobre él desde dentro y su mirada está cnsimismada
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con la misma media mclancolia de su doble cara. Se
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mueve incesantemente, aunque con predecible regulari- c',"
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I otorga a los hombres una vida diez años más cortá que a las a ellas en el servilismo, olvidando y pasando por alto l
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i las mujeres, y una mayor incidencia de enfermedades, que nuestros pretendidos privilegios y nuestro poder se ,.~!i
-l!i," crimenes, alcoholismo y adicción a las drogas? ¿Qué clase nos endilgaron debido a unos hábitos sociales que lam- .~i!
l: de privilegio es ese que bendice a los hombres con una bién ellas contribuyeron a mantener, y que esos mismos
necesidad frecuentemente autodestructiva de conseguir el hábitos nos han exigido pagar un precio atroz por una
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'~: éxito" ¿Qué clase de privilegio es ese que honra a un supremacía masculina absolutamente cuestionable.
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hombre con la obligación de dedicar su vida a mantener Estoy indignado porque en nombre de la eliminación
l. a otros, y muy a menudo haciendo un trabajo insatisfacto- de unos estereotipos. el feminismo ha reforzado algunos
rio? de los estereotipos más fundamentales y devastadores: el
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Decidamos o no considerarlo, los erectos del sexismo hombre como predador. .. acechante, .. prepotente ... vil e
,ti 'j están a nuestro alrededor, con toda evidencia. Lo que las insensible ... explotador e indigno de confianza ... domina-
feministas. por su propio interés hacia las lilujcres. han do por exigencias incontrolables y animales: y la mujer
\ I1 I! olvidado someter a nuestra consideración es que por cada corno victima ... noble ... pura .. , solicita .. desinteresada ...
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)); mujer a quien se desanima de ponerse a trabajar (por amante, .. contiada .. , sensible, .. sacrilicada.. utilizada,
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Desde el PUIllO de vis[{{ de las heridas: El feminismo (iene poca releroncia para los homhres H
apaleada y vuelta a utilizar por los hombres con motivos ver con la experiencia masculina y no reconoce ésta como
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inconfesables. vidida. Menosprecia la importancia relativa de los intere- .'
Estoy indignado por la hipocresía de la mayoria de las ses masculinos e insiste en que los problemas y las luchas
mujeres que conozco, por su afirmación de una energía y de las mujeres son de la máxima prioridad. Hemos de
una independencia que mantienen excepto ClIando les Con- comunicarnos los unos a los otros nuestra queja dolorida '1
\'iene ser débiles y dependientes; por su insistencia en que y reconocer el miedo que sentimos. Hemos de acercarnos ,".'
yo y otros hombres cambiemos, pero sólo en el sentido y los unos a los otros con cautela pero con firmeza tendien- '1'
hasta el punto en que a ellas les parezca bien; claman por do la mano con comprensión, confianza y como muestra 'Ii
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una acción afirmativa en cuanto al trabajo, pero no en el de apoyo. Hemos de reconocer nuestra indignación yayu-
terreno de las relaciones domésticas; centenares de peti- darnos los unos a los otros para recurrír a una fuente de iJiH~
ciones de liberalización y A del aborto, pero «No presio- energía y llevar a cabo un cambio positivo. Hemos de
hablar unos con otros abiertamente y dejar de quejarnos "1'
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nemos en el tema del servicio militar porque es política- - I}
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mente poco aconsejable». por «fríos» o sabihondos que podamos parecer. Hemos ;r,
Estoy indignado por el cuerpo y el espiritu destrozado de olvidar lo que las inujeres quieren que seamos, y de- d.
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del buen hombre que se pasa la vida en una danza mor- terminar en prime'r lugar lo que nOSOlros somos y lo que ~ti
nOSOlros queremos ser y decidir cómo vivir nuestras vidas; ,n.
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¡; do de las mujeres oprimidas y victimizadas; ni responsa- ¡}!
bilidad ninguna ante la condición de la mujer,cualquiera ,1
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" l" que sea esa condición; ni nada que ver con la culpabili- \'1
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dad o el autodesprecio que se utiliza tradicionalmente
para mantener a los hombres uncidos al trabajo ...
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~. :1;1;
El movimiento de los hombres se arraiga en la ex-
periencia masculina, no en la experiencia femenina ni
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en lo que puedan pensar las mujeres de la experiencia
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masculina.
i~ l'¡; Es un movimiento positivo, no negativo, con respecto
a los hombres, y apoya a los hombres que se atreven a :¡
~,id
~ " deshacerse de sus papeles autodestructivos .
El movimiento de los hombres, en cualquier caso. es
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con toela seguridad 110.té'Olíllis/a --eso sería una contra-
dicción-. En el feminismo no hay nada que tenga que
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