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No hay duda de que los animales con capaces de generar todo tipo de reacciones en quienes

los observan. Pueden despertar afectividad, simpatía, sorpresa, expectación, miedo… lo que
hace que se conviertan en un elemento interesante a utilizar en cualquier actividad que vaya
dirigida a un grupo de espectadores en los que se quiera generar algún tipo de emoción. 

Los animales no humanos (recordemos que también los humanos somos


animales) son utilizados en los más variados ámbitos, como si fuesen objetos a
nuestra disposición. Son vistos como meros medios para la satisfacción de
intereses ajenos. Legalmente son considerados simples “bienes muebles”,
objetos de propiedad, ignorando que son individuos con intereses propios. En
el ámbito económico, se les considera simples recursos de los que hacer uso.
A nivel moral, debido a la discriminación a la que son sometidos por el hecho
de no pertenecer a la especie humana, se mantiene que sus intereses no
merecen la misma consideración que los nuestros.

Sin embargo, los animales son individuos capaces de sentir, de sufrir y disfrutar
de su vida, con interés en tener experiencias agradables y evitar el sufrimiento
y la muerte. El hecho de que sus capacidades intelectuales, lingüísticas u otras
difieran de las nuestras en tipo o grado no puede ser de ninguna forma una
razón para no tener tales intereses en cuenta. Su interés en vivir, ser libres y no
sufrir debe ser respetado.

En relación a los animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio, su regulación

estatal viene dada por la Ley 32/2007, de 7 de noviembre, en la que se establece un conjunto de

principios sobre el cuidado de los animales de producción, excluyendo expresamente de su ámbito de

aplicación a la caza, la pesca, la fauna silvestre, los espectáculos taurinos, las competiciones deportivas

regladas y  los animales de compañía, excepto si se trata de su transporte de forma colectiva y con fines

económicos y la aplicación a los animales de compañía y domésticos determinadas infracciones y

sanciones.

Es claro que aún tenemos que discutir hasta dónde llega nuestra libertad
en el uso de animales no humanos para entretenimiento, o para otros
fines como la investigación y consumo. 
 Los animales se han venido considerando como “algo”, como objetos constituidos por materia 

Los animales, y más concretamente, los domésticos, son los protagonistas de


anuncios publicitarios (el ejemplo más conocido es el de perrito que anuncia un
conocido papel higiénico y que transmite suavidad), de series de televisión (el perro
alemán Rex es la estrella de la serie que lleva su nombre) o de escenas de numerosas
películas (los títulos de Disney que utilizan animales son numerosos, 101 Dálmatas o
Bethoven, son ejemplos claros pero también aparecen animales en otros
largometrajes como es el caso de filmes tan dispares como Bailando con Lobos o Algo
pasa con Mary). Incluso algunos aparecen en programas de televisión demostrando
alguna de sus habilidades especiales como saber sumar y restar, bailar, o formando
parte de un reality en el que una de las tareas de los consursantes es atender
precisamente a su cuidado.
Pero las actuaciones de animales en espectáculos públicos no terminan en el cine y la
televisión, sino que constituyen un reclamo aún mayor fuera de estos medios, estando
prohibidas incluso algunas de ellas. Y en este campo sí que existen numerosos
ejemplos. Es el caso de los perros en los canódromos, de los delfines, leones marinos
o aves en determinados parques, del circo, de la fiesta de los toros… y también de las
peleas de perros o de gallos dentro del grupo de las no permitidas por nuestras
legislaciones autonómicas. 
Y, aunque de actuación propiamente dicha no se trate, sí forman parte del
espectáculo, si así se puede llamar en muchos casos, los animales que se emplean en
fiestas populares donde aún se continúan utilizando para cometer actos que podrían
calificarse como maltrato pero que se justifican con la idea del mantenimiento de una
tradición o en ferias donde nos puede tocar un pececito o un pájaro en una tómbola o
donde podemos hacernos una foto con un simpático monito. Eso sin contar con los
animales que acompañan a un mendigo como excusa para conseguir del viandante
una respuesta más positiva a su petición de ayuda. 
En fin, que, como decíamos al principio, la capacidad con que cuentan los animales de
provocar reacciones en las personas es muy amplia y puede ser utilizada de
numerosas maneras. Por este motivo, nuestras leyes autonómicas de protección de
animales han prestado atención a muchos de estos supuestos y han buscado la
manera de que los animales puedan continuar trabajando para estos espectáculos
pero con dignidad y procurando que se respeten también sus derechos.

LA PROHIBICIÓN DE MALTRATO Y OTRAS LIMITACIONES GENERALES<br< el=""


maltrato="" a="" un="" animal,="" dentro="" o="" fuera="" de="" espectáculo="" público,=""
se="" encuentra="" totalmente="" prohibido="" no="" sólo="" en="" las="" normas=""
autonómicas="" protección="" animales="" sino="" también="" nuestro="" código="" penal.=""
artículo="" 337="" castiga="" con="" pena="" prisión="" tres="" meses="" año="" e=""
inhabilitación="" especial="" uno="" años="" para="" ejercicio="" profesión,="" oficio=""
comercio="" relacionado="" los="" aquellas="" personas="" que="" maltraten=""
ensañamiento="" y="" sin="" justificación="" domésticos="" hasta="" punto="" causarles=""
la="" muerte="" provocarles="" lesiones="" les="" produzcan="" grave="" menoscabo=""
físico.="" llegar="" estos="" límites,="" hechos="" quedarían="" castigo="" calificarían=""
como="" falta="" autor="" del="" sería="" castigado="" multa="" 20="" 60="" días=""
trabajos="" beneficio="" comunidad="" 30="" días.=""
 Fuera de los casos más graves de maltrato, las leyes autonómicas incluyen otras prohibiciones
que guardan relación con el tema que nos ocupa. Así, se prohíbe realizar donaciones de
animales con fines publicitarios, manipularlos para hacerlos más atractivos o suministrarles
sustancias para que aumenten su rendimiento, utilizar animales vivos como blancos en
atracciones feriales, concursos o competiciones, usar animales en cualquier exhibición, circo,
publicidad, fiesta u otra actuación si con ellos se les va a provocar sufrimiento, dolor o van a
ser objeto de tratamientos antinaturales, etcétera.</br<>
Circos y otros espectáculos
En todo el mundo, hay animales sufriendo en circos y exhibiciones. Son
obligados a vivir en situaciones similares a las de las granjas industriales,
sometidos de manera constante al dolor, al miedo y la angustia con el fin de
usarlos en un espectáculo. Un exhaustivo estudio científico publicado hace
unos años demostró que los circos causan un enorme sufrimiento a los
animales que usan en las actuaciones.1

La manera en que son obligados a vivir los


animales usados para entretener
Los animales que usan en los circos pasan casi toda su vida en jaulas de viaje,
establos o camiones sin espacio suficiente para poder moverse. Estos lugares
son estrechos e incómodos.2

Generalmente, los caballos viven en jaulas de viaje en las que ni siquiera


pueden darse la vuelta. Normalmente, los grandes felinos ni siquiera pueden
moverse dentro de sus jaulas. Los elefantes están siempre encadenados, por
lo que tampoco pueden moverse mucho. Los animales de circo pasan toda la
vida así, pero cuando los dejan salir, la situación es incluso peor: cuando los
sueltan los torturan para que actúen en un espectáculo.

El encierro constante, la falta de espacio y las pésimas condiciones en que


viven les causan una gran tensión, que aumenta durante los viajes de miles de
kilómetros en camión. En muchos casos, viajan al menos una vez por semana
casi sin ningún descanso,3 por lo que muchos mueren en el camino. Es muy
común que no los alimenten ni les den agua durante los viajes. Sufren por el
frío y el calor, pues los camiones que los transportan no están climatizados
para suavizar las inclemencias del tiempo. Normalmente tampoco tienen
ventilación.

Esto provoca angustia y sufrimiento en los animales, en especial a aquellos


que no soportan los climas muy fríos o muy cálidos, como los osos polares, los
animales ungulados o los grandes felinos que se importan de la sabana
africana. A estos animales les afecta el clima incluso cuando no viajan, ya que
los climas locales pueden ser demasiado calurosos o fríos para ellos.

 
Torturados para actuar en un espectáculo
A los animales explotados de los circos se les obliga a realizar ciertos
movimientos y a actuar de cierta forma que se presenta como “actuaciones
artísticas”, como los bailes y los saltos. Se les enseña a realizar “trucos” que
provocan que sufran de manera física y psicológica, y que ponen en riesgo su
vida. Con el tiempo, los animales pueden hacerse daño en los músculos, las
articulaciones y los huesos. Por ejemplo, muchas veces se obliga a los
elefantes a levantarse sobre las patas traseras o a balancearse sobre una pata,
lo que les causa hernias debido su peso. Otro truco muy común es hacerles
mover la cabeza bruscamente de un lado a otro como si bailasen, lo que les
causa dolor muscular y nervioso que puede llegar a ser crónico. A los tigres,
leones y otros grandes felinos se les fuerza a saltar por aros en llamas. Les
asusta mucho el fuego, por lo que no lo harían a menos que les tuviesen más
miedo a los entrenadores. Ocurre igual con los simios que montan en
motocicleta. En otros casos, obligan a animales como grandes felinos a
quedarse quietos sobre un caballo. Esto terrorífico tanto para el caballo (que
teme al depredador que tiene encima) como para el felino. Se obliga a los osos
a levantarse sobre las patas traseras y, aunque a veces lo hacen en su entorno
natural, para ellos es muy incómodo hacerlo durante mucho tiempo. Una
manera de lograr que realicen esta acción es quemarles las patas delanteras
para que no puedan apoyarse en ellas.

La angustia de las actuaciones forzadas se incrementa con la presencia de una


gran multitud de espectadores. Además, se ha demostrado que los ruidos
fuertes, como los que hace el público, les causa mucha tensión. 4

¿Cómo es posible que los animales puedan actuar en los circos a pesar de
todo? La respuesta es simple: lo hacen por miedo al castigo. Los “domadores”
suelen usar cadenas, látigos, bozales, garfios y descargas eléctricas para
obligar a los animales a actuar de cierta manera. Otros métodos consisten en
encadenarlos y privarlos de agua y comida.

Para poder controlar a los animales, los domadores quiebran la voluntad de los
animales desde pequeños. Lo consiguen con palizas sistemáticas. Cuando los
elefantes bebés llegan a un circo, se los golpea continuamente durante las
primeras semanas hasta que se rinden completamente a la voluntad de los
domadores y aprenden a obedecerles y a tenerles miedo. El castigo es
constante y muy severo, ya que sin él es imposible obligar a los animales a
actuar en contra de su voluntad e instinto.
Los circos reconocen usar estos métodos. Un ejemplo es el circo Ringling Bros.
amd Barnum & Bailey, cuyo director, Kenneth Feld, admitió que golpeaban a
los elefantes con cadenas, punzones metálicos y garfios en varias partes del
cuerpo: detrás de las orejas, bajo el mentón y en las patas. Reconoció que
también usan descargas eléctricas.5

También se mutila a los animales para que resulte menos peligroso


entrenarlos. Por ejemplo, normalmente se les extraen las garras y los dientes, a
veces con martillos, para evitar que ataquen a sus domadores. Es fácil
imaginar lo horrible, doloroso y traumático que les debe resultar, además de
causarles problemas a la hora de alimentarse.

A veces se droga a los animales para los espectáculos, para que sean más
dóciles.

Daños físicos y psicológicos a los animales


Al dolor físico que causan estas torturas, debemos añadir el sufrimiento
psicológico causado por la angustia y el miedo que aquellas provocan. De
hecho, los animales sufren de problemas psicológicos que derivan en
condiciones muy graves debido a las torturas que soportan, a su condición de
esclavitud y a la falta de oportunidades para hacer ejercicio, entretenerse o
relacionarse. Como consecuencia, los animales suelen demostrar
comportamientos estereotípicos, como moverse repetidamente de atrás para
adelante o de un lado al otro. Otros se golpean la cabeza, muerden los barrotes
de la jaula o se auto mutilan.

La vida en el circo es espacialmente difícil para los animales sociales. Les


gustaría estar junto a otros miembros de su especie, pero en vez de eso viven
solos o con muy pocos individuos. Esto significa que no pueden relacionarse
como quisieran y como necesitan para poder mantener su salud mental. 6 Se
sienten solos y sufren mentalmente por ello, al igual que nos pasaría a nosotros
en su situación.

Debido a los altos niveles de estrés y frustración que sufren los animales, 7 a
veces se resisten a actuar a pesar de los duros castigos que reciben. Cuando
esto ocurre, se acostumbra a castigarlos con más crueldad. Incluso así, puede
que se sigan negándose a actuar si se vienen abajo psicológicamente o si su
frustración es muy elevada.
Se imponen muchas más penalidades a los animales encerrados en los circos.
Se ha sugerido, en defensa de los circos, que el entrenamiento y la actuación
les dan a los animales todo el ejercicio que necesitan, 8 pero nada más lejos de
realidad. Debido a las condiciones en las que viven y a su falta de movimiento y
ejercicio, los animales suelen desarrollar problemas en las articulaciones e
incluso acaban cojos. La obesidad es otro problema común entre animales de
circo debido a la falta de ejercicio.

Asimismo, los animales de circo no pueden realizar otras actividades


necesarias para su salud. Por ejemplo, los elefantes no pueden darse los
baños de lodo que necesitan para mantener su piel, por lo que desarrollan
problemas cutáneos.

El fin del sufrimiento en los circos


Las consecuencias de esta situación son que muchos animales han tratado de
escapar de los circos o han atacado e incluso matado a las personas que los
explotan. Esto ha ocurrido sobre todo en el caso de los elefantes. Pero, en vez
de rescatar a estos animales que sufren abusos, han sido matados. 9

Cuando la explotación de estos animales ya no es rentable, lo que les espera


es la muerte. Los encierran en jaulas hasta que mueren o los venden a
laboratorios o a colecciones privadas.

Es importante tener en cuenta que esto les sucede no solo a los animales de
los que hemos hablado, como elefantes, osos y grandes felinos, sino también a
muchos otros animales que viven en circos. De hecho, aunque cuando
pensamos en un «circo con animales» nos viene a la cabeza la imagen de
animales salvajes, en muchos circos explotan caballos, cerdos, perros y otros
animales domésticos. Desde un punto de vista ético, debemos oponernos a los
circos que usan animales.

Afortunadamente, hoy en día cada vez más personas son conscientes de que
los circos con animales deben dejar de existir. De hecho, en muchos lugares,
como Bolivia y Grecia, han prohibido los circos con animales. Actualmente
existen muchos circos que solo cuentan con humanos actuando, como el
Cirque du Soleil, el Circus Chimera, el New Shangai Circus, el Flying High
Circus, el Circus Millennia y muchos otros.

 
Otros lugares en los que se explota a los
animales: los zoológicos no son santuarios
de animales
Además de los circos existen otros lugares en los que los animales sufren para
entretener a seres humanos, como los zoológicos y acuarios. Los defensores
de estos negocios afirman que es bueno que se cuide de los animales, aunque
eso signifique que tengan que vivir en lugares en los que no son
completamente libres.10

Antes de demostrar que esta afirmación es falsa debemos reconocer primero


que a veces es bueno cuidar a los animales, aun a costo de su propia
independencia, si la alternativa es el sufrimiento y la muerte. Negar esto
supone no comprender que los animales quieren llevar una buena vida. Esto se
demuestra claramente con los verdaderos santuarios y refugios de animales.
En todo el mundo hay personas que han construido nuevos hogares para los
animales que han sido explotados por seres humanos, o que han sufrido por
otras causas. Por ejemplo, hay animales que se han rescatado de granjas y
laboratorios que han empezado una nueva vida en estos hogares donde se les
cuida y donde viven sin ser oprimidos. Sin la existencia de tales lugares,
rescatarlos hubiese sido imposible. Se ha rescatado también a animales
salvajes que se han quedado huérfanos o que han perdido a sus familias a
manos de los hombres. Estos animales habrían muerto de no ser por las
personas que los rescataron y les dieron un nuevo hogar.

Sin embargo, no podemos decir lo mismo de los zoológicos. En muchos


zoológicos de todo el mundo, los animales deben soportar ciertas condiciones
que les hacen sufrir. Estas son las mismas que en el caso de los animales de
circo: la soledad, que es especialmente difícil para los animales sociales; el
encierro, que muchas veces les deja sin el espacio suficiente para moverse y
hacer ejercicio. Estos animales también viven en lugares incómodos con
paredes y suelos de hormigón. Además, soportan duras condiciones climáticas:
los animales de climas particularmente cálidos o fríos, húmedos o secos, deben
aguantar un entorno completamente distinto. Muchas veces tienen problemas
de salud crónicos. Algunos son animales solitarios que sufren muchas
tensiones por la falta de privacidad que supone estar expuestos
constantemente a visitantes de los zoológicos. 11

Los animales de los acuarios


Los animales que hay en los acuarios, en especial los que actúan en
espectáculos acuáticos, sufren mucho. No tienen suficiente espacio en el
acuario, que suele ser muy pequeño. Un ejemplo muy obvio es el de los
animales grandes como los mamíferos marinos. En países como Estados
Unidos, los delfines están confinados en tanques de solo nueve o diez metros
de largo. Como resultado, estos animales se pasan todo el día nadando en
círculos, lo que afecta seriamente su salud mental.

Otra causa del sufrimiento de los animales en los acuarios es la ecolocación


que se usa con los delfines y otros mamíferos marinos que actúan en
espectáculos. Cuando están encerrados en los tanques, el eco de los sonidos
que produce su sonar rebota constantemente en las paredes de los tanques y
vuelven inmediatamente a los animales. Esto es extremadamente estresante y
afecta seriamente su salud mental. Es muy difícil imaginar cómo deben de
sentirse estos animales. Debe de ser como estar atrapado en una habitación
minúscula en la que lo único que se puede escuchar es un ruido muy fuerte.
Sin embargo, la analogía no llega a describirlo, pues la ecolocación es más
importante para estos animales que la audición para nosotros. Quizás, una
comparación más cercana sería imaginar que perdemos la visión, y
escuchamos siempre el mismo ruido.

Estos animales suelen tener serios problemas cutáneos provocados por el


agua de las piscinas, que están llenas de productos químicos y cuya
composición química no es la adecuada para ellos.

Además, se observan diversas patologías dentales en las ballenas de los


acuarios, con patologías que comienzan a una edad temprana. Las
estereotipias orales exhibidas por las orcas contribuyen al daño dental
observado. Aproximadamente el 24% de las ballenas exhibe desgaste coronal
mandibular “mayor” o “extremo”, con desgaste coronal y desgaste en o por
debajo de la línea de las encías. Más del 60% de los dientes mandibulares 2 y
3 presenta fracturas.12

Además, como solía pasar y sigue pasando en muchos países donde existe la
esclavitud humana, a estos animales se los separa de sus familias. No solo
eso, sino que, cuando los capturan en su hábitat natural, no es raro que
mueran por los trastornos que les causan durante la captura y el transporte.

El conservacionismo contra la defensa de los


animales
Se suele argumentar que los acuarios y zoológicos son necesarios por el
importante papel que cumplen en la conservación de las especies. 13 En muchos
casos, la poblaciones de animales confinados en estos lugares se consideran
“reservas genéticas” para cuando los animales de esas especies desaparezcan
en la naturaleza.14

Esto demuestra una vez más el conflicto entre el conservacionismo y la


oposición al especismo: el conservacionismo defiende que vale la pena causar
daño a un ser sintiente con este fin, mientras que quienes rechazamos el
especismo afirmamos que debemos tener en cuenta los intereses y
necesidades de los animales.

Otros animales que son víctimas de los


espectáculos
Los espectáculos y las exposiciones en los que se utilizan animales también
causan daño a otros animales que no se exhiben en ellos: los que se usan para
alimentar a los animales en acuarios, zoológicos, circos, y otros espectáculos.
En algunos casos, la alimentación forma parte del espectáculo. En el zoológico
de Pekín, los visitantes pueden comprar animales, como gallinas o cabras, y
arrojárselos a los grandes felinos para ver cómo los destrozan y se los comen
vivos.15

Incluso en los casos en que esto no sucede, y los animales no son comidos
vivos frente a espectadores, son capturados o criados para que estos
espectáculos puedan continuar.

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