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los observan. Pueden despertar afectividad, simpatía, sorpresa, expectación, miedo… lo que
hace que se conviertan en un elemento interesante a utilizar en cualquier actividad que vaya
dirigida a un grupo de espectadores en los que se quiera generar algún tipo de emoción.
Sin embargo, los animales son individuos capaces de sentir, de sufrir y disfrutar
de su vida, con interés en tener experiencias agradables y evitar el sufrimiento
y la muerte. El hecho de que sus capacidades intelectuales, lingüísticas u otras
difieran de las nuestras en tipo o grado no puede ser de ninguna forma una
razón para no tener tales intereses en cuenta. Su interés en vivir, ser libres y no
sufrir debe ser respetado.
estatal viene dada por la Ley 32/2007, de 7 de noviembre, en la que se establece un conjunto de
aplicación a la caza, la pesca, la fauna silvestre, los espectáculos taurinos, las competiciones deportivas
regladas y los animales de compañía, excepto si se trata de su transporte de forma colectiva y con fines
sanciones.
Es claro que aún tenemos que discutir hasta dónde llega nuestra libertad
en el uso de animales no humanos para entretenimiento, o para otros
fines como la investigación y consumo.
Los animales se han venido considerando como “algo”, como objetos constituidos por materia
Torturados para actuar en un espectáculo
A los animales explotados de los circos se les obliga a realizar ciertos
movimientos y a actuar de cierta forma que se presenta como “actuaciones
artísticas”, como los bailes y los saltos. Se les enseña a realizar “trucos” que
provocan que sufran de manera física y psicológica, y que ponen en riesgo su
vida. Con el tiempo, los animales pueden hacerse daño en los músculos, las
articulaciones y los huesos. Por ejemplo, muchas veces se obliga a los
elefantes a levantarse sobre las patas traseras o a balancearse sobre una pata,
lo que les causa hernias debido su peso. Otro truco muy común es hacerles
mover la cabeza bruscamente de un lado a otro como si bailasen, lo que les
causa dolor muscular y nervioso que puede llegar a ser crónico. A los tigres,
leones y otros grandes felinos se les fuerza a saltar por aros en llamas. Les
asusta mucho el fuego, por lo que no lo harían a menos que les tuviesen más
miedo a los entrenadores. Ocurre igual con los simios que montan en
motocicleta. En otros casos, obligan a animales como grandes felinos a
quedarse quietos sobre un caballo. Esto terrorífico tanto para el caballo (que
teme al depredador que tiene encima) como para el felino. Se obliga a los osos
a levantarse sobre las patas traseras y, aunque a veces lo hacen en su entorno
natural, para ellos es muy incómodo hacerlo durante mucho tiempo. Una
manera de lograr que realicen esta acción es quemarles las patas delanteras
para que no puedan apoyarse en ellas.
¿Cómo es posible que los animales puedan actuar en los circos a pesar de
todo? La respuesta es simple: lo hacen por miedo al castigo. Los “domadores”
suelen usar cadenas, látigos, bozales, garfios y descargas eléctricas para
obligar a los animales a actuar de cierta manera. Otros métodos consisten en
encadenarlos y privarlos de agua y comida.
Para poder controlar a los animales, los domadores quiebran la voluntad de los
animales desde pequeños. Lo consiguen con palizas sistemáticas. Cuando los
elefantes bebés llegan a un circo, se los golpea continuamente durante las
primeras semanas hasta que se rinden completamente a la voluntad de los
domadores y aprenden a obedecerles y a tenerles miedo. El castigo es
constante y muy severo, ya que sin él es imposible obligar a los animales a
actuar en contra de su voluntad e instinto.
Los circos reconocen usar estos métodos. Un ejemplo es el circo Ringling Bros.
amd Barnum & Bailey, cuyo director, Kenneth Feld, admitió que golpeaban a
los elefantes con cadenas, punzones metálicos y garfios en varias partes del
cuerpo: detrás de las orejas, bajo el mentón y en las patas. Reconoció que
también usan descargas eléctricas.5
A veces se droga a los animales para los espectáculos, para que sean más
dóciles.
Debido a los altos niveles de estrés y frustración que sufren los animales, 7 a
veces se resisten a actuar a pesar de los duros castigos que reciben. Cuando
esto ocurre, se acostumbra a castigarlos con más crueldad. Incluso así, puede
que se sigan negándose a actuar si se vienen abajo psicológicamente o si su
frustración es muy elevada.
Se imponen muchas más penalidades a los animales encerrados en los circos.
Se ha sugerido, en defensa de los circos, que el entrenamiento y la actuación
les dan a los animales todo el ejercicio que necesitan, 8 pero nada más lejos de
realidad. Debido a las condiciones en las que viven y a su falta de movimiento y
ejercicio, los animales suelen desarrollar problemas en las articulaciones e
incluso acaban cojos. La obesidad es otro problema común entre animales de
circo debido a la falta de ejercicio.
Es importante tener en cuenta que esto les sucede no solo a los animales de
los que hemos hablado, como elefantes, osos y grandes felinos, sino también a
muchos otros animales que viven en circos. De hecho, aunque cuando
pensamos en un «circo con animales» nos viene a la cabeza la imagen de
animales salvajes, en muchos circos explotan caballos, cerdos, perros y otros
animales domésticos. Desde un punto de vista ético, debemos oponernos a los
circos que usan animales.
Afortunadamente, hoy en día cada vez más personas son conscientes de que
los circos con animales deben dejar de existir. De hecho, en muchos lugares,
como Bolivia y Grecia, han prohibido los circos con animales. Actualmente
existen muchos circos que solo cuentan con humanos actuando, como el
Cirque du Soleil, el Circus Chimera, el New Shangai Circus, el Flying High
Circus, el Circus Millennia y muchos otros.
Otros lugares en los que se explota a los
animales: los zoológicos no son santuarios
de animales
Además de los circos existen otros lugares en los que los animales sufren para
entretener a seres humanos, como los zoológicos y acuarios. Los defensores
de estos negocios afirman que es bueno que se cuide de los animales, aunque
eso signifique que tengan que vivir en lugares en los que no son
completamente libres.10
Además, como solía pasar y sigue pasando en muchos países donde existe la
esclavitud humana, a estos animales se los separa de sus familias. No solo
eso, sino que, cuando los capturan en su hábitat natural, no es raro que
mueran por los trastornos que les causan durante la captura y el transporte.
Incluso en los casos en que esto no sucede, y los animales no son comidos
vivos frente a espectadores, son capturados o criados para que estos
espectáculos puedan continuar.