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UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS

ESPECIALIZACION EN GESTION DE DESARROLLO ADMINISTRATIVO

ECONOMIA INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEA

LA TERCERA OLA DE ALVIN TOFFLER

Profesor: Harold Libreros

Estudiantes: Hugo Axxxxxx Sxxxxxx Rxxxxxxx, Rxxxx Mxxxxxxx,


Fxxxxxx Dxxxxx Zxxxxx

Bogotá, D.C., octubre 2012


La Tercera Ola describe como el mundo actual trae consigo un conjunto de
nuevos estilos y tendencias a nivel familiar, cultural, político y económico. Todo
lo anterior evidencia el poder que ejerce la economía en la vida cotidiana del
hombre, pues definitivamente en forma involuntaria y ufanándonos de una
aparente libertad, no somos más que esclavos de las tendencias y necesidades
que trae consigo el mundo.

Este libro nace con lo que el autor considera, serán los movimientos y
tendencias mundiales y el papel de la economía en la vida del hombre en su
entorno familiar, de la familia en el entorno Nación-Estado y el papel del mismo
Estado como resultado de todo esto. Todo esto se constituye en una
“superlucha” donde esa tendencia es tan avasalladora, que el mismo hombre
no alcanza a entender que está pasando, ni contra que están tratando de
sobreponerse y mucho menos logra adaptarse de manera adecuada a estas
olas mundiales que tratan de mantenerse y sobrevivir una sobre la otra, pero
que definitivamente no está en sus manos.

El término “prosumidor” es para Toffler el resultado de ese cambio en el orden


económico mundial, donde el hombre se encargará de producir lo que necesita
consumir, modificando con ello el orden mundial en la economía y dando
nacimiento a una nueva forma de vida.

Históricamente los grupos de personas que conformaban clanes familiares


como integrantes de comunidades y sociedades que históricamente nacieron
siendo nómadas, llevó a que naciera la necesidad de sobrevivir por lo que
empezaron a cultivar la tierra para producir todo aquello que necesitaban para
vivir. Con esto nació lo que el autor describe como la Primera Ola, que según
nuestra opinión es básicamente lo mismo que el “prosumidor” del futuro que
menciona Toffler, pero con un menor nivel tecnológico y unas condiciones de
vida totalmente diferentes.

Hoy en día, a pesar de los vertiginosos cambios que ha sufrido la humanidad


como resultado de las nuevas tendencia y tecnologías, sumadas a los factores
económicos circulantes la primera ola aún se mantiene pero ya está ya casi
acabada; por su parte la segunda aún se extiende y a su vez la tercera ola se
está empezando a abrir paso, generando obviamente esa lucha por sobrevivir
una de la otra.

Mientras que para aquellas personas que construyeron la primera ola, su


economía se basó en la explotación de fuentes de energía renovables, para
aquellas personas que han construido su civilización a partir de la denominada
segunda ola, gracias al uso de los avances tecnológicos, se encargaron de
explotar aquellas fuentes de energía no renovable como es el caso de los
hidrocarburos y demás fuentes de energía que derivaron en un gran aporte en
el incremento de la denominada producción en serie.
En este momento, el hombre empezó a tener más de lo que necesitaba; es
decir, empezó a tener sobre-producción y excedentes que dieron origen a la
necesidad de crear esa revolución industrial, como nueva fuente de crecimiento
económico.

Esa “tecnosfera industrial” desplazó a la agrícola, con lo que también


indirectamente, se vio afectado el mismo hombre con la creación una
“sociosfera” que modeló como debía ser el modelo familiar, constituyéndose en
el modelo socialmente aprobado por toda sociedad existente.

A nuestra manera de ver, se puede analizar como una tendencia lleva a otra,
todo esto como resultado del ajuste y moldeamiento de la misma sociedad para
adaptarse a los cambios filosóficos de cada tendencia, que incluso determina
como debe ser la educación, que debe saber y en qué áreas debe prepararse
para hacer parte de esa sociedad, mostrando las diferentes alternativas o roles
en los que puede girar su aporte a esa sociedad.

Cada una de estas “esferas” comportamentales-filosóficas que tuvieron su


origen en cada tendencia u ola se inter-relacionan una con la otra y una
depende de la otra, lo que significa que cada una de estas esferas
desempeñaba una función clave en el sistema y no habría podido existir sin las
demás.

Se puede evidenciar que con el nacimiento de la segunda ola, el individuo


sufrió una clasificación y fue “etiquetado” como consumidor o como productor,
dando origen además a la definición de las necesidades totalmente diferentes
para cada uno, con lo que se crearon parámetros a seguir por cada uno y
siendo definidos sus roles en la sociedad.

El cambio de sus roles, también cambió en el individuo su propia percepción de


la sociedad, llegándose a cambiar valores tan importantes como la amistad, la
lealtad y aun los mismos lazos familiares, generándose un condicionamiento y
“programación” en los roles del hombre y la mujer en la sociedad.

En la medida en que la segunda ola incursionaba en la vida del hombre, se


hicieron ajustes y se definieron algunas reglas que entre otras cosas,
representaron el condicionamiento o “programación” de las necesidades del
individuo y de misma la sociedad, la división del trabajo, el uso de máquinas
capaces de reemplazar al hombre y que en cierta forma hacían al obrero
“esclavo” de esa máquina, el crecimiento de las ciudades, y la centralización
del poder fueron las características más importantes de esta segunda ola.

Algo que llamó mucho nuestra atención, es el hecho que el autor menciona
como el llamado gobierno representativo se abrió paso en medio de la
sociedad de la segunda ola, generando la expectativa de creer que se está
siendo representado por terceras personas elegidas democráticamente en el
poder, pero que simplemente hacen parte de un esquema oculto en el que
realmente las decisiones son tomadas por élites que controlan el poder y que
buscan mantenerse en el poder. Obviamente, cualquier parecido con lo que
vemos hoy día, no es pura coincidencia.

Y como cada causa tiene su efecto, la segunda ola o de revolución industrial


necesariamente trajo consecuencias en la vida del hombre que generó el
llamado frenesí integración, la apertura de nuevos mercados, el desempleo y
los problemas sociales derivados de éste, la misma tensión mundial por el
poder, la globalización, los avances tecnológicos, la explotación de los recursos
naturales en forma indiscriminada, la búsqueda del progreso común y muchas
otras cosas que transformaron el mundo.

Complementariamente, durante la realización de este análisis concordamos


que en cierta forma Toffler y el mismo Lipovetsky en su obra La Era del Vacío,
(cada uno con un estilo diferente) coinciden en muchos de los temas, dando un
mejor punto de análisis frente a los cambios y tendencias del mundo
económico. Es concordante el hecho de que ambos autores mencionen como
el individuo se ha constituido en una “marioneta” de la economía, pues cada
tendencia afecta directamente al hombre, no solo en su vida diaria, sino
también en su comportamiento, en sus decisiones en los valores morales que
aplica, y aun en la lucha permanente por ser y dominar sobre los demás
constituyéndose en un hombre individualista que busca primero su propia
satisfacción por encima de la de los demás.

Tanta avalancha de posibilidades ha creado en el hombre moderno una serie


de sentimientos encontrados como ansiedad, dudas, deseo de progresar,
deseo de cambiar su vida por una con mayores oportunidades pero con temor
a buscar alternativas, el querer cada día una vida mejor pero siendo
bombardeado cada día con el miedo al fracaso, con confianza en que la vida
cambiará y será mejor pero a la vez desconfianza por las condiciones actuales
y las mismas personas, el desear una vida tranquila a causa del stress; y otras
situaciones que han generado en el tiempo tensiones como resultado de las
tendencias económicas y su repercusión directa en la vida cotidiana.

Toffler expone los cambios que se producirán en diversos campos, como la


economía, la sociedad, las comunicaciones, entre otros y cómo nos
encontramos ante una nueva era de síntesis.

Esta nueva era, según Toffler se base en cuatro puntos:

1. Nuevas fuentes de energía: El agotamiento de las fuentes no renovables,


generalmente de origen mineral como son el carbón, el petróleo y la energía
nuclear, obligan al hombre a buscar nuevas fuentes de energía para sustituirlas
y a buscar nuevas tecnologías paralelas a estas fuentes.
2. El incremento de la electrónica que hace que el hombre mire al espacio y
explote los oceános, llevándonos según Toffler a una tecnosfera
completamente nueva.
3. La industria genética que producirá cambios en las personas, en la salud, etc
4. Dimensiones más humanas y sofisticadas de las tecnologías.
La información, es un asunto importante y de rápido crecimiento en el mundo y
está cambiando nuestra forma de pensar y de ver el mundo. En la tercera ola,
esta información “se atomiza” manejada a través de los medios de
comunicación que se desmasifican, haciendo que nuestras mentes también se
desmasifiquen.

Los cambios en la tecnosfera y en la infosfera revolucionan nuestra imagen del


mundo y nuestra capacidad para entenderlo. Cada vez más las opiniones
acerca de todos los temas son menos uniformes, no hay consensos, ahora
podemos intervenir en los medios de comunicación y participar con nuestras
propias opiniones no sólo en programas de radio, en la televisión y a través de
las redes.
El acceso cada vez más rápido a nueva información hace que el
comportamiento sea cada vez menos uniformizado, rompiendo así con la
hegemonía de los medios y la imposición de sus criterios.
El uso del computador está creando un entorno inteligente, en el que se hace
posible a través suyo no sólo el almacenamiento de nueva información sino el
procesamiento de la misma, generando un intercambio de nuevas ideas,
teorías, concepciones artísticas, progresos técnicos, innovaciones políticas y
económicas, construyendo nuevas culturas, acelerando el cambio histórico y
estimulando el avance hacia la diversidad social planteado por la tercera ola.

Así mismo, el cambio de estilo de producción en la tercera ola, que pasa de la


producción masiva y en serie a la producción personalizada, menos
desmasificada, genera un gran impacto en la familia y en la sociedad. Afirma
Toffler los países más desarrollados exportan productos fabricados en estas
series cortas, hechos por manos de obra muy especializada y con costos de
investigación más altos, como “maquinaria especializada, aviones, sistemas de
producción automatizada, pinturas de alta tecnología, productos farmacéuticos,
polímeros y plásticos de alta tecnología”.

Al desmasificar la producción y al incrementar el uso del computador, no será


necesario que toda la fuerza laboral se concentre en las fábricas u oficinas,
generando nuevos comportamientos en la sociedad, en las formas de trabajar,
en la educación y en las profesiones, en la constitución de la familia, en la
distribución del poder político y económico, plantea Toffler, hasta en el lugar
donde se realizará el trabajo.

Es así como, el traslado de una parte de la fuerza laboral al hogar, es decir, la


descentralización del trabajo impactará positivamente en la construcción de la
sociedad de la tercera ola, evidente en los ahorros de gasolina, de tiempo de
desplazamientos, reducción de la contaminación ambiental, mayor estabilidad
en la vida familiar y por ende en la comunidad, creando según Toffler, una
sociosfera de tercera ola.

Plantea Toffler, la posibilidad de que las familias del futuro podrían ser de otro
tipo y no del que en su momento se llamó “ideal” compuesto por padre, madre
y dos hijos. Familias compuestas por personas del mismo sexo, parejas sin
hijos, parejas con hijos de uniones anteriores, entre otras lo que va
transformando la sociedad.

Todos estos cambios hacen necesario que se replantee el significado de la


producción y las corporaciones encargadas de ello, en el que su objetivo no
sólo sea el objetivo económico sino además se dirijan a objetivos
transeconómicos, es decir de contenido social, de bienestar, de cuidado del
planeta, etc. Las corporaciones no sólo deben producir más productos
económicos y pensar en la riqueza, deben producir responsablemente
productos ambientales, sociales, informacionales, políticos y morales.

Las reglas y códigos para la nueva vida planteada en la tercera ola, en la que
la economía y los medios de comunicación se han desmasificado y se han
establecido nuevas estructuras corporativas, hacen que se desmasifique el
consumo, el mercado, los consumidores hacen sus propias elecciones, más
individualizadas y acordes con sus estilos de vida, estilos que gracias a los
cambios tecnológicos, a la rapidez en la difusión de la información son
transitorios.

Cada vez más se van desuniformizando los precios, la política, la mentalidad


de las masas, surgiendo así una mente postuniformizada y un público
postuniformizado.

Consideramos, que todos estos cambios obviamente no se están dando


tranquilamente, aún existen personas, grupos, culturas, aferradas a la “era
industrial” con su disciplina, con su forma de hacer y ver las cosas, las
diferencias generacionales en algunas familias y sociedades provocan “crisis”
no todos están dispuestos ha abandonar el statuo quo.

Más adelante, el autor nos incluye en uno de sus argumentos más importantes
del libro, “el prosumidor”, el cual es entendido como la persona que no es ni
productor ni consumidor, en la medida en que producen aquello mismo que
consumen. El argumento cobró alta importancia en la estructuración del
discurso sobre la primera ola y resurge una vez más en la medida en que se
considera que actualmente se presenta una nueva entrada del consumidor en
la producción, conllevando a la filosofía del hágalo usted mismo.

En relación con lo anterior, concordamos con el autor en que esta figura del
prosumidor conlleva un cambio en la estructuración del mercado y por ende su
transformación. De igual manera, consideramos que se presenta un cambio en
las relaciones y valores entre las personas, a partir de los diferentes roles que
las mismas desempeñan en el mercado. Cada uno de nosotros nos
encargamos con mayor regularidad de trabajos, oficios y servicios que por lo
general buscábamos en el mercado. Permanecemos dentro de la cadena de
mercado, pero el contexto es nuevo y nos invita y casi nos obliga a
involucrarnos en cada uno de sus eslabones lo cual se espera transforme el
sistema económico.

Como si la transformación del sistema económico y de las relaciones en el


mercado no fuera suficiente, Toffler, se introduce en el campo de la salud
mental y psicológica de las personas al razonar sobre el “torbellino mental”;
como situación de desconcierto producto de los grandes cambios científicos y
tecnológicos producidos por la tercera ola.

Al respecto consideramos que la rapidez del pensamiento, la capacidad de


raciocinio de las personas, pero sobre todo su habilidad de absorber
conocimiento genera una serie de conflictos internos que los hacen consientes
del cambio tecnológico y su importancia, pero a su vez críticos y consientes del
peligro que conlleva una evolución a esa escala.

Sustentando lo anterior, el autor considera que nuestro propio planeta parece


mucho más pequeño y más vulnerable. Dentro de él una nueva imagen de la
evolución se está produciendo y la misma sería responsabilidad de esta nueva
generación del conocimiento y de la información, la cual a su vez impulsa una
diferente imagen del progreso que impuso la segunda ola.

Adherimos a la tesis del autor acerca de que actualmente hemos alterado la


imagen del tiempo y del espacio. Somos un sistema más flexible y abierto, eso
nos hace más vulnerables. El vehículo utilizado sigue siendo el mercado, la
ciencia y la tecnología con lo cual la concepción del ser humano cambia como
cambia su relación con las demás personas y con su entorno. El espacio
personal podría desaparecer en este contexto y el mismo se convertiría en una
especie de azar relacional.

A partir de aquí, el autor aborda un campo diferente de discusión, el cual al


igual que los anteriores, tiende a ser fragmentado por la tercera ola: La nación.
Considera Toffler que en las naciones engendradas y producto de la revolución
industrial el poder político busca otras expresiones y nuevos tránsitos, lo cual
está provocando la división de la Nación y su fragmentación de alta tecnología
en sectores más pequeños y menos poderosos.

En este punto de la discusión también concordamos con Toffler, sin embargo,


para nosotros, el proceso de globalización económica rompe fronteras y genera
al interior de los países presiones y fisuras culturales, políticas y sociales,
acompañadas por nuevas ideologías. Como instrumento de fragmentación la
globalización económica utiliza las corporaciones multinacionales y
trasnacionales. Sus productos se posicionan en el mercado y día tras día
rompen con esas identidades culturales y simbólicas que mantienen una
comunidad cohesionada.

Por otro lado, la política económica mundial y su instrumento el mercado,


interviene en la política interna y el mercado somete el campo de lo jurídico,
evidenciando un poder que efectivamente y como el autor también lo señala,
con relativa rapidez desborda y rebasa con frecuencia a los gobiernos
nacionales, situación propia de la tercera ola.

El panorama anterior que parece desolador e irreversible sin embargo arroja


una esperanza: Gandhi con satélites”. Basta con recordar que significo Gandhi
para el mundo, pero sobre todo para su natal India cuando esta estaba
colonizada y dominada por Inglaterra y su sistema de ideas.
El autor realiza a esta altura del discurso una observación importante para
encontrar una especie de nuevo sentido a los cambios producto del progreso
pero con elementos de la tercera ola; el “realineamiento de poder para
acomodarse a la nueva civilización, con lo cual nos encontramos una vez más
de acuerdo.

Hay muchos caminos al progreso, sobre todo al progreso social e incluyente


como lo resalta ahora el autor. Los cambios también generan soluciones y
concordamos que una nueva estrategia tecnológica es necesaria para enfrentar
la lucha y la guerra contra la pobreza; siendo esta una transformación basada
en el desarrollo de industrias rurales, centradas en la aldea y de pequeño
capital, y ciertas tecnologías seleccionadas, con una economía seccionada en
zonas para proteger o promover a las dos, al mejor estilo de Gandhi en su
camino para liberar a la India en la segunda mitad del siglo XX.

Quizá por lo anterior y ante lo inevitable de la evolución de la sociedad, el autor


propone el surgimiento de una practopía, es decir, un nuevo escenario tanto
práctico como preferible al que el contexto de la marcha de la globalización y
del progreso nos entregaron.

En este punto consideramos que el autor no logra encausar todas las variables
que alrededor de un mejor futuro y un mejor escenario deberán proyectarse y
deja en manos de una especie de conciencia personal y colectiva la
reorganización de la sociedad sin mediar con las fuerzas relacionales que la
misma evolución ha impuesto en el marco de la globalización.

Adentrándonos al abordaje de las conclusiones, Toffler considera que el


resultado del proceso de desarrollo y evolución de la sociedad y todos los
problemas que consigo arribaron y desboronaron el bienestar y calidad de vida
de las personas se puede corregir en el marco de una nueva psicosfera.

En relación con lo anterior, nuevamente entramos en concordancia con el


autor, en el sentido de que uno de los males fundamentales que debe ser
tratado en nuestro ambiente es la plaga de la soledad. Soledad que nos ha
dejado el consumismo y la falta de identidad en el mercado. Consideramos con
el autor que la tercera ola debe restaurar la comunidad y para ellos debe utilizar
los instrumentos que le han dado origen, dentro de ellos el que reviste mayor
importancia: las comunicaciones.

De igual manera, compartimos el hecho de que otra causa de la crisis social y


cultural actual, es la falta de significado y sentido de la vida, de las instituciones
y de la estructura, cuya solución también deberá ser producto de la tercera ola.
Aquí realizamos un aporte; el camino hacia esa nueva realidad, significado y
abatimiento de la soledad, es el retorno a una sociedad fundada en valores que
permitiendo interpretar y ajustarse al contexto de las nuevas ideas, no se
releguen ante ellas y trasciendan estructurando nuevamente la sociedad.

Retomando lo anterior, la refundación de los valores conlleva al surgimiento del


hombre y por ende una nueva sociedad en el marco de la tercera ola, tal y
como es propuesto por Toffler. E l vehículo de este nuevo proyecto, al igual que
lo ha sido en los escenarios anteriores, es la educación, con lo cual
concordamos con el autor. La nueva generación, la generación del
conocimiento, de la tecnología, de los valores, favorecerá los rasgos
completamente diferentes entre los jóvenes haciéndolos menos reactivos hacia
los iguales, menos consumistas y menos placenteros en su estilo de vida, por
ende menos programados y con mayor autonomía.

Entonces, partiendo de la idea de una educación en valores, la generación


producto de la tercera ola estructurara una nueva ética. Toffler afirma, y lo
compartimos, que esta nueva ética será la del prosumidor y su instrumento re
formulador los medios de comunicación; haciendo respetable, ente otros
campos, el trabajo manual, después de 300 años de menosprecio. Sin
embargo queremos ir más allá, por que será una ética que reestructure las
relaciones humanas y moldeara un nuevo sentido en la sociedad.

Considera el autor, argumento que aceptamos y también compartimos, que los


medios de comunicación están moldeando la nueva revolución y una nueva
personalidad, en la medida en que estos ofrecen diversos estilos de vida y
referentes con los cuales compararse. Al ofrecernos un referente, los medios
presentan y generan un “yo configurador” encargado de complementar la
identidad a su gusto, por lo cual los medios de comunicación nos convierten en
prosumidores de nuestro conjunto de imágenes. Imágenes más complejas de
nosotros mismos que nos diferencia más, haciendo posible proyectar
electrónicamente nuestra imagen al mundo, claro está, no sabemos cuál será
el efecto en nuestra personalidad. Recordemos que los medios son y ejercer un
poder, y ese poder puede configurar una evolución critica del hombre; una
nueva tecnología de la conciencia.

De otra parte, todos estos procesos de cambio generados en la tercera ola,


exigen la reformulación de otras teorías, entre ellas la política. Concordamos
con el autor en que el mundo requiere de manera urgente la invención de
nuevas herramientas políticas y un nuevo funcionamiento de las instituciones y
del gobierno. La tercera ola no puede funcionar bajo anteriores dinámicas,
mitos o estilos de gobierno indiferentes al desarrollo de la humanidad, sus
avances y sus logros.

Como ya lo habíamos abordado en líneas anteriores, la fragmentación de la


nación, de las identidades y de lo jurídico político en pro de tránsito de la
globalización de la economía, exigen y demandan una jefatura diferente de las
jefaturas del pasado, políticos tradicionales o gobiernos enquistados en
contextos diferentes y de espaldas a nuestra nueva realidad; una nueva
realidad que nos hace más interdependientes que antes en todos los campos y
con problemáticas sociales entretejidos a nuestro contexto nacional y ahora
internacional.

Finalmente, continuando con las conclusiones del autor, en las cuales hemos
concordado con el punto de vista del equipo de trabajo, nos adentramos en el
campo de la democracia del siglo XXI; una democracia argumentada desde
nuestras propias competencias y habilidades en el campo de participación y de
la estructuración de escenarios que requieren en palabras de Toffler: una
generación de revolucionarios puros con destino de crear.

Aquí el contexto nuevamente es importante; las nuevas tecnologías


informacionales y comunicacionales forman un ciudadano más informado,
independiente, autónomo y por ende con el poder que reclama la tercera ola:
un poder de minoría donde las diferentes serán el punto de encuentro y de
acuerdo que finalmente las llevara al campo de las mayorías.

Otro aspecto importante que el autor aborda como cambio en la democracia del
Siglo XXI y con el cual nos adherimos, es el relacionado con el principio de
democracia semidirecta, escenario en el cual el ejercicio político ciudadano se
traslada de depender de los representantes a representarnos a nosotros
mismos; nuevamente el poder de las minorías convertido en mayoría, dentro de
un sistema organizacional que implica a su vez expandir el campo en la toma
de decisiones. Entonces, Toffler considera, y nosotros también, que el marco
de la tercera ola para los nuevos sistemas políticos y la nueva democracia del
Siglo XXI, requiere: el poder de las minorías, una democracia semidirecta y
finalmente un reparto decisional en el espacio de los recursos, la información,
el conocimiento, poder y la organización social y cultural.

TOFFLER, Alvin. La tercera ola. Ediciones Nacionales, Círculo de


Lectores, Edinal, Bogotá 1981.

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