Está en la página 1de 17

INTRODUCCIÓN

En esta investigación vamos a tratar varios temas muy importantes para ser
humano no solo para nosotros lo futuros maestros ya que la sexualidad es un
tema para analizar en seno da la familia y más cuando involucra los niños,
hablaremos de la psicología sexual en los niños y sus etapas así como el deseo
sexual en los presentado por los infantes.

Tenemos que tener en cuenta lo que es la identidad y curiosidad del niño en la


etapa de la pregunta puesto que es una etapa de desarrollo muy importante para
los niños, de la misma manera hablaremos de los diferentes tipos de juegos y a
qué edad los niños los desarrollan.
DESARROLLO PSICOSEXUAL EN LOS NIÑOS

La sexualidad humana es una dimensión fundamental del ser humano, necesaria


para identificar al ser humano como tal y para permitirle realizarse en el amor. La
sexualidad está íntimamente relacionada con la afectividad, la capacidad de amar
y la aptitud para relacionarse con los demás. Incluye el funcionamiento del propio
cuerpo, el género (masculino o femenino), la identidad de género (cómo nos
sentimos acerca de ser mujer u hombre), la orientación sexual (heterosexual,
homosexual), los valores sobre la vida, el amor y las personas. La sexualidad está
inmersa en nuestras vidas y se expresa desde que nacemos a través del
desarrollo psicosexual.

El desarrollo psicosexual de la infancia (desde el nacimiento hasta antes de la


pubertad) comprende de cuatro etapas esto según Freud las cuales son:

ETAPA ORAL:
Esta etapa comienza desde el nacimiento
hasta el primer año. Durante la misma, poco
a poco se va identificando con su madre; si
ella sonríe el también, si ella habla el
balbucea, etc. El foco de la satisfacción está
en la boca. El bebé la recibe por medio de la
boca, succionando y poniéndose todo lo que
tiene a su alcance en esta zona. En esta
etapa es muy necesario que la madre
alimente a su hijo o hija en los tiempos debidos sin atrasos que permitan que el
niño se sienta frustrado, con hambre y desatendido.

En esta etapa, la satisfacción de las necesidades conducen a la formación de la


independencia (desde que el bebé se forma una idea clara sobre los límites de sí
mismo y forma su yo) y la confianza (desde que el bebé aprenden que
comportamientos específicos conducen a la satisfacción).
La experiencia clave en esta fase es el destete, durante el cual el niño pierde
mucho del contacto íntimo con su madre y esto da lugar al primer sentimiento de
pérdida. El destete también le provee al bebé conciencia de sí mismo, desde que
aprende que no todo está bajo su control, y tampoco la satisfacción es siempre
inmediata

CONSECUENCIAS:
Si la madre no satisface estas necesidades de alimentar su hijo en los tiempos
que necesita hacerlo, el niño crece frustrado con una personalidad negativa,
pesimista y cuando adulto se puede convertir en una persona sarcástica,
envidiosa y con falta de seguridad en el mismo.

Por otro lado, la fijación puede llevar a la pasividad, credulidad, inmadurez y un


optimismo no realista, y también la formación de una personalidad fácil de
manipular debido a la formación inadecuada del yo. Esto puede ser el resultado
tanto de la excesiva como de la insuficiente satisfacción.

En el caso de demasiada satisfacción, el niño no aprende que no todo está bajo su


control y que la satisfacción no siempre es inmediata (los cuales son resultado del
destete), dando lugar a una personalidad inmadura. Por otro lado, las necesidades
del niño pueden ser satisfechas insuficientemente, y debido a ello el niño se
vuelve pasivo porque aprende que de todas formas, lleve a cabo la conducta o no,
la satisfacción no sobrevendrá.

ETAPA ANAL:
En la etapa anal del desarrollo psicosexual, el foco
de la energía pulsional (zona erógena) mueve desde
el tracto digestivo superior al final inferior y el ano.
Esta fase dura desde aproximadamente el 15º mes hasta el tercer año de vida.
Durante la misma la formación del Yo continúa.

De acuerdo a la teoría, la experiencia más importante durante esta etapa es el


entrenamiento en la higiene personal. Éste ocurre alrededor de los dos años
(pueden haber diferencias con respecto a la edad según la sociedad que
corresponda), y da como resultado un conflicto entre el Ello, que demanda
satisfacción inmediata de las pulsiones que involucran la evacuación y las
actividades relacionadas con ella (como el manipular las heces) y las demandas
de los padres. La resolución de este conflicto puede ser gradual y no traumático, o
intenso y tormentoso, dependiendo de los métodos que los padres usen para
manejar la situación. La solución ideal vendría si el niño trata de regularse y los
padres son moderados, para que el niño pueda aprender la importancia de la
limpieza y el orden gradualmente, los cuales dan lugar a una persona adulta
controlada.

CONSECUENCIAS:
Si los padres ponen demasiado énfasis en la higiene personal mientras el niño
decide acomodarse a ésta, se puede dar lugar al desarrollo de un comportamiento
compulsivo, extendiéndose a lo concerniente con el orden y la pulcritud. Por otra
parte, si el niño decide prestar atención a las demandas de su Ello y los padres
acceden a esto, el niño probablemente desarrolle una personalidad tendiente al
desorden e indulgente para consigo mismo. Si los padres reaccionan, el infante
debe cumplir, pero desarrollará un débil sentimiento de sí, ya que los padres son
los que controlan la situación, no su propio Yo.

ETAPA FALICA:
Se extiende desde los tres hasta los cinco años y la zona
erógena asociada a ella es el área de los genitales. Es en
esta tercera etapa de desarrollo infantil que los niños se
vuelven conscientes de su propio cuerpo, los cuerpos de
los otros niños, y los cuerpos de sus padres, y satisfacen la curiosidad física por
desnudarse y explorarse entre sí y los genitales, y así aprender la física (sexual),
las diferencias entre lo "masculino" y lo "femenino" y las diferencias de género
entre el "niño" y la "niña"

CONCECUENCIA:
COMPLEJO DE EDIPO:
Para el varón, la madre deviene la persona deseada, mientras que el padre es el
foco de los celos y rivalidad, desde el primer momento en que es el que duerme
con la madre, pero sigue siendo uno de los principales encargados del cuidado del
niño. El Ello quiere unirse con la madre y matar al padre (como hizo Edipo) pero el
Yo, basado en el principio de realidad sabe que el padre es más fuerte. Sin
embargo, el niño también quiere al padre, por eso sus sentimientos son
ambivalentes. El temor de que el padre sea un obstáculo frente a los sentimientos
del niño hacia la madre es expresado por el ello como temor de que el padre lo
castre. El miedo a la castración no es racional y ocurre de forma irracional e
inconsciente.

COMPLEJO DE ELECTRA:
Las niñas pequeñas siguen más o menos el mismo desarrollo psicosexual que los
niños. La niña desarrollará envidia del pene, envidia sentida por las mujeres frente
a los hombres debido a que los hombres poseen pene. Esta envidia tiene sus
raíces en el hecho de que sin el pene las mujeres no pueden poseer sexualmente
a la madre tal como son conducidas por el Ello. Como resultado de esta
comprensión, ella dirige su deseo sexual hacia el padre. Luego de esta fase la
mujer tiene una etapa extra en su desarrollo cuando debe transferir, todo o en
parte, la sensibilidad e importancia del clítoris a la vagina.

ETAPA LATENTE:
La cuarta etapa de desarrollo psicosexual es el período de latencia que se
extiende desde la edad de seis años hasta la pubertad, en la que el niño consolida
los hábitos de carácter que él o ella ha desarrollado en las tres etapas más
tempranas del desarrollo psicológico y sexual. Independientemente de que el niño
haya resuelto con éxito el complejo edípico, las pulsiones instintivas del ello son
inaccesibles para el ego, porque durante la etapa fálica los mecanismos de
defensa fueron reprimidos.

Durante esta etapa los niños no se interesan para nada en el aspecto sexual ni se
sienten atraídos por el sexo opuesto.

Desarrollan amistades en la escuela del mismo sexo y los deportes que los niños
practican a esta edad los alejan completamente de cualquier inquietud que tenga
que ver con deseos sexuales.

LA INFANCIA, EL DESEO SEXUAL, ROL Y EL GÉNERO

El DESEO SEXUAL
Es un sentimiento sexual, es una emoción, un impulso, una fuerza que nos mueve
al encuentro íntimo con otras personas. Nos motiva a relacionarnos, a compartir
intimidad, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a disfrutar y pasárnoslo
bien, a sentir placer.

Junto con la atracción y el enamoramiento, forman lo que se conoce como,


sentimientos que constituyen un magnífico patrimonio de la sexualidad humana y
que regularán ésta durante toda nuestra vida.

LOS SENTIMIENTOS SEXUALES


El deseo, la atracción y el enamoramiento, son sentimientos sexuales. Se
relacionan entre sí, aunque se pueden señalar características propias de cada
uno:
El deseo: “Es un estado interno que mediatiza la existencia humana y nos impulsa
a la búsqueda de contacto y la interacción sexual”. Este sentimiento tiene una
fuerte raíz biológica (por lo que en la adolescencia con el aumento y cambios
hormonales se vive muy intensamente), pero el cómo se vive (se puede controlar,
orientar, dar distintos significados…) y de qué manera se satisface (pude llevarnos
a buscar satisfacción sexual o no, a desear abrazar y ser abrazado y acariciado, a
tener fantasías, deseo de realizar determinadas conductas sexuales…) depende
de muchos factores de tipo personal, relacional y cultural.

La atracción: Implica deseo, pero se dirige concretamente hacia unas personas


determinadas. Es cuando al deseo sexual se le pone cara.

El enamoramiento: Conlleva deseo y atracción. Hace que la persona de la que nos


enamoramos parezca insustituible. Es exclusiva, única, en el sentido de que «sólo
esa persona» puede satisfacernos. El enamoramiento produce un estado de
fascinación que nos impulsa a entregarnos y a desear intensamente que el
sentimiento sea correspondido. Todo gira en torno a esa persona: fantaseamos,
nos interesamos por ella, damos lo mejor de nosotras y nosotros.

La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-


afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de
vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y
de prácticas asociados a la búsqueda del placer sexual, que marcan de manera
decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su
desarrollo en la vida.

Rol del género: Es el conjunto de expectativas acerca de los comportamientos


sociales más esperables para cada sexo, lo que determina en alguna manera un
ideal del género. En algunas culturas es valorado que la mujer trabaje, en otras
puede considerarse un abandono de su función en la familia (madre, esposa etc.)
A su vez éste se forma por la interrelación entre:

a. Representaciones ideales de los padres, tomados como "modelos" de ambos


géneros.
b. Representaciones del niño/niña "ideal", proveniente del ideal de los padres, y de
la cultura de lo que debe ser un niño/niña.
c. Representaciones del propio niño/niña acerca del varón/nena "ideal" que ellos
quieren ser.

Estas representaciones entran muchas veces en conflicto entre sí. Entonces lo


que podemos llamar el perfil psicosexual de una persona es el resultado singular
de estos elementos que como vimos integran otros tantos

ROLES DE GÉNERO
La mayoría de la gente no sólo piensa que hombres y mujeres son bien distintos,
sino que albergan también las mismas ideas sobre las formas en que se
manifiestan las diferencias. Estas convicciones, basadas en una simplificación
excesiva o el escaso juicio crítico reciben el nombre de estereotipos (tópicos,
prejuicios...). Se ha concebido la masculinidad y la femineidad como dos
elementos antagónicos que se excluían mutuamente, hoy se aceptan que en
muchos individuos coexisten rasgos de una y otra índole.

Existen evidentes diferencias biológicas y actitudes que se adscriben a la mujer y


al hombre, pero resulta casi imposible distinguir cuáles son innatas y cuáles
superpuestas. Cada sociedad desarrolla sus sistemas de género a partir de la
diferencia sexual entre hombres y mujeres.

Estos "rasgos" son vistos como "naturales", pero en realidad son construidos
socialmente. Mediante las reglas trazadas por la sociedad, cada uno aprende a
desempeñar su papel masculino o femenino. No existen papeles sexuales en la
raza humana, cada época crea y transmite los suyos, depende de la época y del
lugar, aunque siempre hay personas de uno u otro sexo que están encantadas y
otras que detestan el papel que les haya correspondido.

Antes incluso del nacimiento los padres ya adoptan actitudes distintas sobre el
sexo del niño. A menudo los padres especulan sobre el sexo de su futuro hijo y
llegan a elaborar planes minuciosos y acariciar ambiciosos objetivos concernientes
a la vida de la criatura.

En el momento del nacimiento, el anuncio del sexo del bebé desencadena una
sucesión de pequeños eventos todos los cuales presuponen una diferenciación
entre hombres y mujeres –por ejemplo, ropa azul para el niño y rosa para la niña-.
Los amigos, parientes y padres hablan del aspecto del recién nacido proliferando
en estas conversaciones los estereotipos.

En los primeros meses de la lactancia los niños tienen más contacto físico con la
madre que las niñas, en tanto que éstas son objeto de más contemplaciones,
mimos y contactos verbales. Los padres también responden de distinta manera,
según el sexo del hijo (reaccionan con más presteza ante los lloros de la niña).

Hasta los 3 años no se desarrolla una identidad sexual básica, es decir, la íntima
convicción de pertenecer a uno u otro género. A partir de esta edad, los niños
empiezan a mostrar discernimiento de los roles sexuales en el ámbito familiar y en
el mundo que les rodea.

Lo que de verdad interesa al niño de esa edad es jugar. Para estudiar su


socialización del rol de género debemos atender a los objetos que emplea para
entretenerse. Los juguetes de los niños invitan a la acción mientras que los de las
niñas incitan a un entretenimiento pasivo, a menudo relacionado con las funciones
del hogar.
Para cuando los niños acuden a la escuela primaria, las ideas preconcebidas
sobre los roles de género se aplican con cierta irregularidad. (Si hacen lo contrario
de lo que de ellos se espera la niña merece el apelativo de "graciosa" o
"chicarrona" y el niño se le tacha de afeminado).

Durante los años de colegio persiste la aplicación de criterios diferenciadores del


sexo en determinados juegos. Los niños pasan gran parte de su tiempo en la
escuela donde en muchas aulas se dan estereotipos que afectan al rol sexual de
género:
Los libros de historia proyectan una imagen de un mundo dominado por hombres.
A las niñas se les asignan tareas distintas de las que realizan los chicos.

Pero, además, están expuestos a evidentes estereotipos sobre roles de género


cuando ven la televisión. Los libros ilustrados y la televisión son elementos
importantes en el aprendizaje de los papeles de género.

La adopción de los roles adecuados a cada sexo es más importante aún durante
la adolescencia que en edades más tempranas. Los adolescentes varones deben
atenerse a tres normas básicas en lo que atañe a los roles de género:

Sobresalir en los deportes. Mostrarse interesados por las muchachas y el sexo. No


mostrar rasgos ni gustos femeninos.

Al iniciarse la adolescencia, se evidencia la expectativa de que los varones deben


conseguir "logros", y las mujeres casarse y educar a los hijos. Muchas mujeres se
ven impulsadas a convencerse de que un rendimiento excesivo menoscaba su
femineidad y popularidad. Mientras que, los varones están condicionados por el
imperativo de equiparar su masculinidad a su eficiencia y experiencia sexuales.

A pesar de las diferencias en la educación y del cambio de mentalidad que se está


produciendo, los estereotipos sobre los roles de género en el ámbito de nuestra
cultura suelen manifestarse en toda su realidad cuando el individuo alcanza la
edad adulta.

Las expectativas en cuanto al rol de género en la edad adulta afectan al


matrimonio, el trabajo, la política y el ocio. Para los hombres, aún cuando la
experiencia heterosexual y el atractivo físico continúan constituyendo pruebas
relevantes de masculinidad, en las clases medias y altas cada vez tiene más
importancia el éxito profesional, que se mide por la categoría del trabajo
desempeñado y por las rentas obtenidas. En cuanto a la mujer, el matrimonio y la
maternidad siguen constituyendo el foco primordial de nuestras expectativas
culturales, si bien en la actualidad este estereotipo empieza a cambiar de forma
significativa.

La conducta sexual ha sufrido en gran medida los efectos de los estereotipos


sobre los roles de género, como la regla de la discriminación sexual de la mujer y
la idea de que el varón es siempre experto en materia de sexualidad.

La legitimación de la práctica sexual en las mujeres es distinta a la de los varones:


La sexualidad de la mujer tiene que estar legitimada por el amor. En el varón la
sexualidad no atraviesa necesariamente por la demanda del amor. Muchos
hombres y mujeres empiezan a darse cuenta de que no pueden lograr el placer
que ambos desean hasta que comprendan que el sexo es una experiencia
compartida en condiciones de igualdad.

En una relación en la que ambos consortes viven felices, los interesados tienen la
sensación de igualdad de valor. Aun cuando al casarse se observe con frecuencia
la regla de la equivalencia de valor de ambos cónyuges, sin embargo, no puede
garantizarse con ello que en el transcurso de la vida común a lo largo de muchos
años se conserve inalterable el equilibrio de valor propio.
En las condiciones actuales el marido, gracias a su actividad profesional tiene más
oportunidades para aumentar el sentimiento de su propio valor, mientras que la
mujer, en su función de madre y ama de casa, se siente menos reafirmada.

Los testimonios de otras culturas indican que en nuestra sociedad muchas de las
diferencias entre hombre y mujer derivan de ideas preconcebidas y de
expectativas estereotipadas.

La desigualdad subjetiva entre hombres y mujeres obedece a:


1. La carencia del poder.
2. Al sometimiento de su palabra.
3. A la ausencia de representación.
4. A la gran dificultad de realización en un mundo masculino.

IDENTIDAD Y CURIOSIDAD DEL NIÑO EN LA ETAPA DE LA


PREGUNTA

La exploración del cuerpo en los niños se inicia desde los primeros meses de vida
como parte del desarrollo sexual y del aprendizaje infantil.

Antes de explorar los objetos y juguetes de su entorno, el niño primero empieza a


explorar su propio cuerpo y continúa haciéndolo conforme evoluciona y adquiere
mayores destrezas físicas y cognitivas.

Muchas veces hemos presenciado comportamientos peligrosos realizados por los


niños, tales como meter los dedos en los tomacorrientes o tocar objetos calientes,
estas acciones reflejan la necesidad innata que tienen por investigar. Algunas
acciones pueden resultar peligrosas pero si esta curiosidad está bien encausada
puede convertirse en un fuerte motivador del aprendizaje, especialmente en las
primeras etapas de desarrollo.
El desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los
bebés son sujetos y acariciados. No se debe privar al bebé de contactos
corporales, es necesario reconocer al niño como ser sexuado, en relación consigo
mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual propia.

Existe en el niño la necesidad de ver el cuerpo de los otros, de tocar o de


experimentar con el propio cuerpo y el de los demás, al principio, el bebé recién
nacido explora su cuerpo empezando por sus manos y posteriormente sus pies,
hasta describir sus genitales. Cuando crece y se interrelaciona con otros, el
proceso exploratorio se traslada al cuerpo de los demás.

Empieza el juego exploratorio del cuerpo o juego sexual, una necesidad del
explorar pero no en el contexto de los adultos en el cual si se busca la intimidad
sexual sino como parte fundamental de su proceso de aprendizaje y la curiosidad
que tiene por investigar, experimentar y descubrir el entorno y describirse a sí
mismo.

La exploración del cuerpo es parte del desarrollo emocional, las experiencias


placenteras que experimenta el niño, le proporcionan información positiva acerca
de sí mismo y de su propio cuerpo, ello es lo que fortalece su autoestima desde
los primeros momentos de su vida. La sexualidad infantil es una de las vías por la
cual el niño desarrolla su personalidad y sus relaciones con afectividad.

El niño construye el amor y el respeto hacia su propio cuerpo de manera natural,


cuando respetamos su necesidad de exploración, sin culparlo ni hacerlo sentir
sucio, sino orientándole y haciéndole sentir amado y que cada parte de su cuerpo
tiene una función especial y debe ser cuidada.

Las reacciones de los adultos frente a las conductas de exploración del niño son
de suma importancia para la valoración que el niño haga de su propio cuerpo; si
se les enseña que hay partes que no se tocan o son sucias estamos enseñando
que parte de él es sucio, que hay partes de él de las cuales debe avergonzarse.
La sexualidad se desarrolla a partir de la actitud y la educación sexual que brinden
los padres y personas a cargo de la crianza y la formación del niño, solo
brindándole afecto y enseñándole el valor que tiene podemos formar un ser
humano mentalmente sano y seguro.

La sexualidad no nace en la adolescencia, es necesario una educación sexual


desde la infancia., que parte de la curiosidad del niño y lo que necesita saber.

TIPO DE JUEGO A QUE EDAD CADA JUEGO

1. Juegos de tipo motor: desde recién nacido hasta 2 años

Los juegos de tipo motor son los que se presentan en los primeros meses de vida
hasta, más o menos hasta los dos años. Simplemente consisten en realizar todo
tipo de movimientos con el cuerpo o con los objetos que tiene el niño a mano y
observar las reacciones que provoca cuando el niño juega con el objeto, tanto en
su propio cuerpo como en la actitud de los padres, etc.

2. Juegos simbólicos: desde los 36 meses

Los niños introducen la ficción, la fantasía y la creatividad en el juego a partir de


los dos años y medio o tres años. Esta es la etapa del juego simbólico. En el juego
simbólico los niños juegan a que los objetos son cualquier cosa, como una
pequeña caja que hace de teléfono, un cojín que hace de cama, etc. Así, el niño
empieza a imitar roles sociales e interioriza otras maneras de hacer las cosas.

3. Juegos de construcciones: niños 5 a 7 años


Con las herramientas necesarias, el niño construye lo que en ese momento le
apetece, como un coche, una casa, una cama. Este tipo de juego es más propio
de los niños de 5 a 7 años, donde la capacidad mental del niño le posibilita realizar
estas construcciones.

4. Juegos de reglas: a partir de los 7 años

A partir de los 7 años, el niño es plenamente consciente ya de la sociedad en la


que está y del grupo de iguales que le rodea. Así pues su integración en el grupo
pasa por aceptar las condiciones o reglas de convivencia. La primera forma en la
que hace esto es iniciándose en los juegos de reglas (deportivos, de mesa,
colectivos, etc.) que comparte con otros niños, sus iguales más cercanos.
CONCLUSIÓN

Después de analizar detenidamente cada uno de los temas tratados en esta


investigación podemos decir que la sexualidad humana es una dimensión
fundamental del ser humano, con la cual podemos identificar, al ser humano como
tal y los roles que desempeña cada uno en un medio determinado, identificando el
género (hombre o mujer).

Tratando lo que es el desarrollo psicosexual de los niños según Freud tiene cuatro
etapas en las cuales el niño se desarrolla y conoce cada una de las partes de su
cuerpo, en la etapa oral el foco de la satisfacción está en la boca; en la etapa anal
la experiencia más importante es el entrenamiento en la higiene personal; en la
etapa fálica el punto de enfoque es la zona erógena donde descubren la diferencia
entre el hombre y la mujer y por último la etapa latente se trata de un periodo de
calma. Los impulsos quedan latentes, lo cual permite que el niño pueda dedicarse
a otras cosas.

Cuando tratamos el tema del deseo sexual identificamos que este es un


sentimiento sexual, es una emoción, una fuerza que nos mueve al encuentro
íntimo con otras personas

Si hablamos de roles del genero la mayoría de la gente sólo piensa que hombres y
mujeres son bien distintos, sino que albergan también las mismas ideas sobre las
formas en que se manifiestan las diferencias.

En la etapa de la pregunta la curiosidad del niño aumenta significativamente ya


que comienza a explorar y preguntar, hay que tener cuidado con las respuestas
que le brindamos puesto que las mismas influirán en su futuro y en la forma de
pensar.
BIBLIOGRAFÍA

La exploración del cuerpo y la curiosidad infantil, recuperado de Cosas de la


Infancia, http://www.cosasdelainfancia.com/biblioteca-compor14.htm

El juego infantil: un juego para cada edad, recuperado el 18/07/2017 de


https://elbebe.com/ninos/juego-infantil-un-juego-para-cada-edad

También podría gustarte