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El hígado puede sufrir una amplia variedad de agresiones metabólicas, toxicas, microbianas,
circulatorias y neoplásicas.
Las principales enfermedades primarias del hígado son:
las hepatopatías víricas,
la esteatosis no alcohólica,
la hepatopatía alcohólica y
el carcinoma hepatocelular.
El hígado se puede lesionar secundariamente también debido a enfermedades frecuentes
como
la insuficiencia cardiaca,
el cáncer diseminado y
las infecciones extrahepáticas.
La enorme reserva funcional del hígado puede enmascarar clínicamente estas
enfermedades, pero su progresión puede comprometer con rapidez la vida. Por tanto, en
general, las hepatopatías son enfermedades crónicas.
En la necrosis de hepatocitos,
las células se hinchan por un defecto en la regulación osmótica en la membrana
celular;
se produce entrada de liquido al interior celular, con la consiguiente tumefacción y
rotura de la célula.
Las células al morir se rompen, estallan y desaparecen.
Los macrófagos se congregan en estas áreas y marcan la localización de la necrosis.
Este tipo de lesión predomina en la muerte celular por lesiones isquémicas
/hipóxicas.
Una perdida extensa del parénquima puede producir una necrosis confluente con
perdida zonal e importante de hepatocitos.
En la necrosis en puente se pueden zonas de la vena central a los espacios porta
(necrosis porto-central) o necrosis entre espacios porta (necrosis porto-portal). En la
zona necrótica se encuentran restos celulares, macrófagos y restos de la trama de
retícula. Hay una perdida extensa de hepatocitos con colapso de la trama vascular de
soporte.
La regeneración del parénquima perdido se produce principalmente mediante la
replicación mitótica de los hepatocitos adyacentes a los que han muerto.
Los hepatocitos se pueden considerar similares a las células madre por su capacidad
de seguir replicándose incluso tras años de lesión crónica.
Si la vejez replicativa de los hepatocitos llega, se produce activación de las células
madre que adoptan la forma de reacciones ductulillares. Estas estructuras parecidas
a conducto sin luces se desarrollan a partir de las células madre y contribuyen de
forma significativa a la recuperación parenquimatosa.
Inflamación e inmunidad
Los sistemas inmunitarios innato y adaptativo están implicados en todos los tipos de
lesión y reparación hepática.
Estos procesos conducen a la elaboración de citocinas proinflamatorias, que tienen
diversos efectos a nivel hepático, incluido el reclutamiento de las células
inflamatorias, las lesiones hepáticas, los trastornos vasculares, la estimulación de la
cicatrización y quizás incluso la transformación maligna.
La inmunidad adaptativa juega un papel esencial en la hepatitis vírica, con la
participación de los linfocitos T específicos frente a antígeno y CD8+ en la
erradicación de la hepatitis B y C, que son las principales causas de hepatitis vírica
crónica.
Los linfocitos no solo desempeñan un papel destructivo, sino que también
contribuyen a inducir la replicación de los hepatocitos locales mediante la secreción
de citocinas.
Insuficiencia hepática
La consecuencia clínica mas grave de las hepatopatías es la insuficiencia hepática.
Puede ser consecuencia de una destrucción hepática súbita y masiva (insuficiencia
hepática aguda) o, con más frecuencia, después de un daño hepático progresivo e
insidioso.
Se debe perder el 80-90% de la capacidad funcional hepática antes de que aparezca
la insuficiencia hepática.
La mortalidad es de aproximadamente el 80%.
Su único tratamiento es el trasplante hepático.