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Antes de adentrarnos al tema, podemos definir Tratados Internacionales como un

acuerdo entre Estados, o entre Estados y otros sujetos de Derecho Internacional, como

las Organizaciones Internacionales y regidas por el Derecho Internacional.

Los tratados internacionales, son importantes, beneficiosos y muy útiles para las

naciones ya que mediante estos tratados se hace mucho más fácil las relaciones de

todo tipo entre distintos países, siempre y cuando pertenezcan y hayan firmado dicho

Tratado. Estos tratados pueden abarcar una amplia variedad de clases, entre ellos; de

tipo económico, militar, social, cultural, político, entre otros. Gracias a esto los países se

cooperan mutuamente creando vínculos que benefician tanto a los firmantes y por

consiguiente a todos los habitantes de esos países.

La economía suele ser uno de los tratados más habituales, por todo lo concerniente con

la exportación e importación de todo tipo de productos sociales, aquellos referidos a la

entrada y salida de extranjeros en los países; se puede decir también que uno de los

tratados de gran importancia el cual es muy conveniente para los países firmantes es el

de la extradición, donde personas acusadas de delitos en su país de origen buscan

resguardarse en otra nación en busca de la impunidad del delito cometido… Militares,

llegando a acuerdos relacionados con la compra y venta de armas o la cooperación

entre ellos.

En la actualidad son muy importantes aquellos tratados de cooperación entre los países

para el desarrollo de uno de ellos, los considerados países del tercer mundo o países

emergentes firman tratados con países desarrollados y con grandes recursos, estos

segundos son muy conscientes de la importancia y beneficio de inversión y que además


aquel país emergente no podría conseguir por sus propios medios un desarrollo en un

tiempo breve. Algunas de las razones de ayuda a estos países son las guerras, la

pobreza, la carencia de recursos naturales, es por ello que los tratados internacionales

van acompañado de unos planes de actuación específicos y netamente personalizados y

dirigidos a los países que firman los tratados.

Ya habiendo tocado el tema y mencionado los beneficios que traen los tratados

internacionales entre naciones, y como pudimos observar al estudiar e informarnos

sobre el tema, son muchos, pero también es cierto que no todos son para cooperarse

entre sí y que resulten útiles para todos los integrantes, lo cual es la idea principal que

todos resulten beneficiados positivamente, pero está la existencia de tratados

internacionales para el bloqueo de exportaciones e importaciones de todo tipo, y no

solo de productos sino también puede existir el bloqueo de la libre circulación de

personas fuera del país, y es por ello y entre muchas razones más que el país contra

quien va dirigido el bloqueo resulta perjudicado.

Lo más común es que tales acuerdos se realicen entre Estados, aunque pueden

celebrarse entre Estados y organizaciones internacionales. Los primeros están regulados

por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969; los segundos,

por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados

y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986.

Los acuerdos entre empresas públicas de un Estado y Estados no son Tratados

internacionales. La Corte Internacional de Justicia tuvo la oportunidad de pronunciarse

acerca de esta cuestión en el caso "Anglo-Iranian Oil" (1952). Irán había firmado un
acuerdo con la empresa "Anglo-Iranian Oil" para la explotación de los recursos

petrolíferos. Este acuerdo tenía dos caras: era un acuerdo de concesión y al mismo

tiempo tenía la naturaleza de un Tratado entre Irán y el Reino Unido. Esta tesis no fue

aceptada por la Corte Internacional de Justicia porque los Tratados internacionales solo

pueden tener lugar entre estados y porque los acuerdos con empresas se rigen por las

normas del Derecho internacional privado.

Los Tratados internacionales deben realizarse por escrito aunque pueden ser verbales.

En este último caso no se regirían por la Convención de Viena de 1969. Su

denominación es indiferente pues, si se dan las condiciones anteriores, nos

encontramos ante un Tratado internacional independientemente del nombre que reciba.

Anteriormente mencione que los tratados abarcan una gran variedad de clases, y solo

nombre los más conocidos, pero aunque parezca extraño existen tratados entre

naciones de Paz y de Amistad, así como también existen los fiscales, los tratados

comerciales, humanitarios, sobre derechos humanos. Hay tratados según el tipo de

obligaciones creadas, que las diferenciamos entre: Tratados-ley y Tratados-contrato.

Los primeros establecen normas de aplicación general que jurídicamente se encuentran

en un pedestal superior a las leyes internas de los países firmantes, los segundos

suponen un intercambio de prestaciones entre partes contratantes. Esta distinción está

bastante superada pues ambas particularidades se funden. Por la duración de los

tratados existen aquellos que son de duración determinada y de duración

indeterminada. Tratados abiertos y cerrados, que básicamente trata de que cuando un

país quiere firmar un tratado aun no habiendo estado en la negociación y tiene la


oportunidad de hacerlo y formar parte de ello, esos se les llaman tratados abierto, mas

hermético y rígido es el tratado cerrado ya que cuando un país quiere ser participe no

podrá hacerlo ya que no se admiten nuevos miembros, y para poder serlo esto

implicaría la celebración de un nuevo tratado. Por su forma de conclusión, podemos

encontrar: Tratados concluidos de forma solemne y Tratados concluidos de forma

simplificada que luego son enviados por el poder ejecutivo al poder legislativo para

opinión y aceptación. Así entonces las naciones intercambian ideas y objetivos comunes

de interés para ambos.

De las denominaciones de tratados internacionales, cuando hablamos de partidos se

alude al género, no obstante, estos instrumentos internacionales a lo largo de la

historia han adoptado y siguen adoptando en la práctica diversas denominaciones

particulares, sin dejar por ello de responder a su naturaleza de Tratado Internacional.

Es decir, esos nombres particulares no tienen implicaciones jurídicas, ni afectan su

calidad, siempre y cuando se cumplan con los requisitos generales de los Tratados.

Un tratado en particular puede denominarse: Acuerdo, Convención, Convenio, Carta

(normalmente se usa para designar a los Tratados constitutivos de organizaciones

internacionales), Estatuto, Compromiso, Concordato (el que regula las relaciones del

Estado y la Iglesia), Pacto, Protocolo (complementario de un tratado anterior), etc.

Aparte de esta figura de Tratados Internacionales existe la figura de Convenios

Internacionales, lo cual este último es un escrito que se celebra entre Estados pero con

la diferencia es que tiene una formalidad menor que la de un tratado. Normalmente, un

convenio es acordado en aspectos Económicos y Comerciales entre los estados. Los


convenios pueden estar dado entre dos Estados, denominado un Convenio Bilateral,

normalmente celebrado para brindar facilidades en materias Comerciales. Pero también

existe otra forma de convenio, celebrado entre más de dos Estados, el cual se

denomina Multilateral, en el cual, el acuerdo tiene un carácter más normativo respecto

de aspectos contemplados dentro del Derecho Internacional. Nota: En un Convenio por

lo regular se hace la negociación de temas que afectan de manera general a los

miembros de la Comunidad Internacional. Lo más común es que tales acuerdos se

resuelvan con el consentimiento de ambos.

El tratado internacional es una figura con muchas formalidades, este tiene varias fases

para que se pueda llevar a cabo y terminen los países participantes firmando. Para

ponerse de acuerdo en el texto a tratar un requisito indispensable es la negociación. Se

considera que son Estados negociadores aquellos que participan en la elaboración y

adopción del texto no es tan fácil como puede sonar puesto que dado que la primera

fase es la negociación esta puede llegar a tardar hasta 10 años debido a que se tienen

que satisfacer a las partes en el texto definitivo. Durante esta fase deben determinarse

el objeto, fin y contenido del tratado, y también la redacción del mismo, sobre todo en

los Tratados entre estados que hablen lenguas diferentes. Para la consecución de estos

fines, el Ministro de Asuntos Exteriores pedirá al Consejo de Ministros la obtención de la

plenipotencia (poderes absolutos). Dicho Ministro depositará esos poderes en

representantes del Estado, que son quienes representarán al país en la negociación.

Tras la fase de negociación se pasa a la fase de adopción del texto. Adoptar significa

consentir que todos los participantes se pongan de acuerdo en su redacción definitiva.


Anteriormente era necesario el voto favorable de todos los Estados negociadores. Esto

sigue vigente en los Tratados bilaterales. Con la proliferación de los Tratados

internacionales multilaterales se pasó al sistema de mayorías (art. 9 de la Convención

de Viena de 1969). Este artículo establece la práctica general del voto favorable y

unánime pero se trata de una práctica residual. Mayoritariamente se aplica su punto

segundo que establece que la adopción del texto se hará por una mayoría de dos

tercios de los Estados presentes y votantes a no ser que los Estados decidan para poder

realizarse a cabo

"Artículo 9. Adopción del texto. 1. La adopción del texto de un tratado se efectuará por

consentimiento de todos los Estados participantes en su elaboración, salvo lo dispuesto

en el párrafo 2.

2. La adopción del texto de un tratado en una conferencia internacional se efectuará

por mayoría de dos tercios de los Estados presentes y votantes, a menos que esos

Estados decidan por igual mayoría aplicar una regla diferente."

La siguiente fase es la de autenticación. Este acuerdo queda fijado de manera solemne

como el contenido definitivo auténtico e inalterable del tratado. Según el artículo 10 de

la Convención de Viena de 1969 la autenticación se hará de modo previsto por la

Convención o por otro acuerdo de los Estados. En general se utiliza la firma ad

referéndum, la firma o la rúbrica. Esto no obliga a cumplir con el Tratado. En países

como España la autenticación se produce por la firma del Rey.


"Artículo 10. Autenticación del texto. El texto de un tratado quedara establecido como

auténtico y definitivo

a) mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados que

hayan participado en su elaboración; o

b) a falta de tal procedimiento, mediante la firma, la firma "ad referéndum" o la rúbrica

puesta por los representantes de esos Estados en el texto del tratado o en el acta final

de la conferencia en la que figure el texto."

La fase final es la de prestación del consentimiento. Los Estados participantes deciden

en esta fase si quieren ser parte o no del Tratado. Si aceptan se someten al Tratado.

Los que no aceptan no quedan obligados.

En la práctica esta prestación del consentimiento se realiza bien de forma solemne, bien

de forma simplificada.

Para que los Estados presten el consentimiento será de forma solemne o formal, Esta

vía se utiliza en los casos en los que debido a la importancia de la materia se exige

solemnidad en la forma de prestación del consentimiento. Esta solemnidad se exige a

través de la ratificación.

El significado de este término ha ido evolucionando. Tradicionalmente era un acto del

soberano confirmando un Tratado celebrado por un mandatario o representante del

soberano.
A partir del siglo XIX (constitucionalismo moderno) la ratificación se configuró como un

mecanismo de control del poder legislativo sobre el poder ejecutivo. De este modo el

gobierno no puede obligarse con otros Estados en relación a determinadas materias sin

la autorización del legislativo.

También están aquellos acuerdos en forma simplificada -agreements o notas

reversales- son acuerdos internacionales cuyo proceso de conclusión incluye solamente

una etapa de negociación y la firma, materializándose comúnmente en varios

instrumentos.

Refiriéndonos a las Reservas según el artículo 2.1.d) de la Convención de Viena de

1969 «se entiende por reserva una declaración unilateral, cualquiera que sea su

enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar

un Tratado o adherirse a él "con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de

ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado".

Las reservas, por lo tanto, tienen únicamente sentido respecto de los Tratados

Multilaterales. Pues, como afirma la Comisión de Derecho internacional, «las reservas a

los Tratados bilaterales no plantean problema alguno, porque equivalen a una nueva

propuesta que hace que se reanuden las negociaciones entre los dos Estados. Si llegan

a un acuerdo, aceptando o rechazando la reserva se celebrará el tratado; de lo

contrario no se celebrará».
A modo de ejemplo: los Estados A, B, C y D firman un Tratado. En el momento de la

prestación de su consentimiento, el Estado D hace una reserva a un artículo del tratado.

La reacción de los demás Estados puede ser diferente:

A acepta la reserva, en cuyo caso se aplicará entre A y D, el Tratado con el contenido

según la reserva. B hace una objeción simple a la reserva, en cuyo caso se aplicará el

Tratado entre B y D, excepto la parte de la reserva. C hace una objeción cualificada a la

reserva; en este caso el Tratado no se aplicará entre C y D.

Tienen competencia para celebrar Tratados internacionales los representantes de los

Estados con plenos poderes (art. 7 de la Convención de Viena de 1969). Sin embargo

hay determinados cargos estatales que tienen facultades para celebrar todos estos

actos sin que sea necesario que tenga un poder del Estado específico pues el Derecho

internacional les confiere facultades en virtud de sus funciones. Estos son el Jefe de

Estado, el Jefe de Gobierno y el Ministro de Asuntos Exteriores. Los Jefes de Misión

Diplomática (embajadores) también tienen determinadas competencias (negociación y

adopción), previa resolución autoritativa específica, lo que en la práctica resolutiva se

llama extensión de plenos poderes para la firma. Las organizaciones internacionales

también tienen capacidad para celebrar Tratados internacionales, se rigen por las

normas de la Convención de Viena de 1986, pero esta capacidad depende de lo

establecido en sus cartas fundacionales o estatutos. Por lo tanto un país que quiera

exportar necesita la suficiente preparación y competencia para hacer un tratado.

La figura del depósito apareció con los Tratados multilaterales, sobre todo a partir del

siglo XIX. Con anterioridad al siglo XX, tiempo en el que la mayoría de los Tratados eran
bilaterales, no se hacía necesario un depositario pues, cuando se celebraba un tratado

entre dos Estados, éstos intercambiaban, y lo siguen haciendo, los instrumentos

adecuados para su eventual ratificación posterior. El gobierno de turno, luego de

aprobación del legislativo. De esta manera se inicia la vigencia de la aplicación del

tratado bilateral. Además para ya ser un depositario debe tener la aprobación de los

estados.

Los depositarios tienen una serie de funciones las cuales especificare a

continuación:

Custodiar el texto original del tratado, los poderes que se le hayan remitido (poderes

que acreditan las facultades de las personas que han representado a los Estados) y

custodiar todas las comunicaciones y notificaciones relativas al tratado.

Recibir las firmas y demás notificaciones relativas al tratado por parte de los Estados

que deseen formar parte del mismo en el futuro.

Expedir copias certificadas del tratado.

Controlar la regularidad de los instrumentos y notificaciones relativas al tratado, es

decir, si se han realizado en la forma debida de acuerdo con la legislación de cada

estado parte.

Con anterioridad al siglo XX no se exigía que los Tratados internacionales fueran

publicados o registrados. Esto dio lugar a la práctica de los "Tratados secretos" que

resultaron ser extremadamente perniciosos para el resto de los países pues se formaron
alianzas secretas que, por ejemplo, fueron decisivas para el estallido de la Primera

Guerra Mundial.

Con el fin de que situaciones como esta no se repitieran, se quiso instaurar, a través

del sistema de la Sociedad de Naciones, un sistema de diplomacia abierta. En este

sentido el artículo 18 del pacto de la Sociedad de Naciones estableció que los Tratados

no registrados no serían obligatorios.

Dentro de la Convención de Viena (parte IV) se habla sobre las enmiendas y

modificaciones posibles a los tratados internacionales celebrados entre Estados.

Enmienda y modificación son dos conceptos distintos. Una enmienda en un tratado

internacional se refiere a una clase de alteración y modificación en las disposiciones que

se incluyen en el tratado, estas abiertas para cada una de las partes participantes del

tratados.

Rodolfo Walss indica que una enmienda en un tratado internacional se refiere a una

clase de alteración e modificación en las disposiciones que se incluyen en el tratado,

estas abiertas para cada una de las partes participantes del tratados.

Según el artículo 39 de la Convención de Viena se establece la norma general para

realizar enmiendas o modificaciones, la cual dicta que la enmienda/ modificación solo se

podrá realizar con el consentimiento de las partes.

Sin embargo, esto no termina siendo el punto más importante a cumplir para que

una enmienda sea válida como tal, sino que lo importante es que la enmienda

originalmente cuando se propone sea accesible a cada uno de los estados partes.
Hablando específicamente sobre las enmienda en los tratados, toda propuesta de

enmienda debe ser notificada a todos los Estados contratantes del tratado, cada uno de

ellos tiene derecho a participar en decisiones sobre medidas a adoptar con relación a la

enmienda propuesta, a la negociación de la enmienda y a la celebración de cualquier

acuerdo con objeto de enmendar. Asimismo, la convención de Viena establece que todo

Estado que pueda ser parte de un tratado, también puede ser parte del tratado en su

forma enmendada, aunque es importante recalcar que la enmienda no es obligatoria

para los Estados, solo a los que están dentro del acuerdo; a Convención también

establece que el Estado que llegue a ser parte del tratado enmendado ya después de la

entrada en vigor, será considerado parte de este si es que no manifiesta una intención

diferente sobre la parte enmendada.

Como complemento, la enmienda en su origen tiene su efecto destinado a todas las

partes participantes, pero solo se aplicará a aquellas partes que manifiesten su

consentimiento a esta misma. Los estados que se manifiesten de manera contraria,

quedarán sujetos a los efectos de la versión original del tratado.

Es importante que el proceso para enmendar el tratado sea el correcto para que

esta tenga efectos, donde esté es él mismo para la creación de un tratado, es decir,

siguiendo los cuatro puntos que son la negociación, la adopción al texto, la

autenticación del texto y la manifestación del texto. Cumpliendo con estos cuatro pasos

se puede llegar a celebrar de manera auténtica la enmienda que altere las disposiciones

del tratado.
Pasando al tema de las modificaciones en los tratados, la Convención de Viena

especifica que solo dos o más partes de un tratado podrán celebrar el acuerdo que

elijan donde su objeto sea modificar el tratado, solo funciona en sus relaciones mutuas,

no para todas las partes del tratado; solo se puede hacer la modificación si el tratado lo

permite o si la modificación no está prohibida por el tratado, con la condición de que

esta modificación no afecte los derechos y cumplimiento de obligaciones de las demás

partes del tratado, y que la modificación no sea incompatible con el objeto del tratado,

que vaya concorde al objeto y finalidad. Las partes del tratado que deseen modificarlo,

tienen que notificar a todas las partes su intención y la modificación que se realizará.

Hablando ya sobre los dos puntos en específico para que se pueda realizar la

modificación, en el punto de las prohibiciones, puede ser estas dos en específico, está

puede ser expresa o implícita. Se considera implícita la prohibición de modificar el

tratado cuando está afecta los derechos y obligaciones de las partes participantes o

también sí la modificación es de carácter incompatible con los objetos y fines que él

tratado menciona. A diferencia de la enmienda, la modificación de los tratados no tiene

un proceso específico a seguir dado por la Convención de Viena, por lo que este

proceso tendrá que ser establecido por parte de los estados participantes de la

modificación o el propio tratado que se planea modificar, por lo que termina siendo

responsabilidad de los estados él crear este proceso para llegar al acuerdo de validez de

la modificación al tratado.

Rodrigo y Casanova señalan que las causas de nulidad de los tratados internacionales,

existen distintos supuestos, expresados en la Convención de Viena, por los que un


tratado internacional entre distintos estados puede quedar sin efectos legales. La

nulidad de un tratado se debe a causas que pueden ser alegadas por la parte en un

tratado cuyo consentimiento está viciado por alguna de dichas causas y pueden

subsanarse si, después de tener conocimiento de la existencia de la causa, dicha parte

ha convenido que el tratado es válido o, por su comportamiento, tácitamente reconoce

su validez.

El artículo 48 de la Convención indica el “error” como causa de nulidad de un

tratado; “un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su

consentimiento en obligarse por el tratado si el error se refiere a un hecho o a una

situación cuya existencia diera por supuesta ese Estado en el momento de la

celebración del tratado y constituye una base esencial de su consentimiento en

obligarse por el tratado”. Sin embargo, si el Estado contribuye al error con su conducta,

no se considerará como un error. Si el error consistiera solo en la redacción, no se

tomará como error y se aplicará el artículo 79 de la misma Convención sobre la

corrección de errores en textos o en copias certificadas conformes de los tratados.

También señalan que La corrupción del representante sucede cuando se corrompe

directa o indirectamente el representante de un Estado. El Estado afectado podrá alegar

su corrupción como vicio de su consentimiento y por lo tanto, será una causa de

nulidad del tratado. Por lo que otra causa de nulidad consiste en la coacción sobre el

representante del Estado, provocada si se obliga al representante por medio de

amenaza a aceptar o tomar una resolución. También existe la coacción sobre un Estado

por amenaza o una obligación de uso de fuerza como causa de nulidad.


Una de las formas para terminar un tratado es celebrar uno posterior a este en un

ámbito de la misma materia. El artículo 58 de la convención de Viena así lo dispone:

Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como consecuencia

de la celebración de un tratado posterior.

Se considerará que un tratado ha terminado si todas las partes en él celebran

ulteriormente un tratado sobre la misma materia y: a) se desprende del tratado

posterior o consta de otro modo que ha sido intención de las partes que la materia se

rija por ese tratado; o b) las disposiciones del tratado posterior son hasta tal punto

incompatibles con las del tratado anterior que los dos tratados no pueden aplicarse

simultáneamente.

Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado únicamente

suspendida si se desprende del tratado posterior o consta de otro modo qué tal ha sido

la intención de las partes.

El tratado internacional, como lo explican Trejo, Arámbula y Álvarez (2006), es un

acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho

Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos

y cualquiera que sea su denominación particular (artículo 2, primer párrafo de la

Convención de Viena).

Se utilizan muchos nombres para designar a los tratados, aunque esto no es

relevante desde el punto de vista jurídico, pues esta multiplicidad de nombres se debe a

que los tratados internacionales presentan entre sí características muy diversas según la
materia a que se refieren, las partes que intervienen en la celebración, la formalidad o

solemnidad con que se concluyen, entre otros. La Convención de Viena sobre el

Derecho de los Tratados respeta expresamente los usos de los Estados partes en lo que

se refiere a la terminología acerca de los tratados al expresar: “Las disposiciones del

párrafo i sobre los términos empleados en la presente Convención se entenderán sin

perjuicio del empleo de esos términos o del sentido que se les pueda dar en el derecho

interno de cualquier Estado” (artículo 2, segundo párrafo).

En este orden de ideas, De los Santos (2009: s/p), expone que los Estados al

ratificar tratados en materia de derechos humanos adquieren obligaciones, regidas por

el derecho internacional, diferentes a las que adquirirían con la firma de tratados

tradicionales, es decir, no relacionados con la protección de los derechos humanos.

El mencionado autor comenta:

“La Corte Interamericana, inspirada en la Opinión Consultiva de la Corte Internacional

de Justicia sobre las reservas a la Convención sobre Genocidio, afirmó: ‘Al aprobar estos

tratados sobre derechos humanos, los Estados se someten a un orden legal dentro del

cual ellos, por el bien común, asumen varias obligaciones no en relación con otros

Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdicción’”.

Se debe destacar, que los tratados se rigen por normas internacionales que regulan

el procedimiento y fin de los mismos. La Convención de Viena sobre el Derecho de los

Tratados, establece disposiciones aplicables cuando los Estados asumen obligaciones

internacionales vía tratados u otros instrumentos internacionales, es por ello que,


algunas disposiciones de la Convención de Viena, como la establecida en el artículo 26,

imponen cumplir de buena fe los tratados, y la dispuesta en el artículo 27 establece la

imposibilidad de invocar el derecho interno como justificación ante el incumplimiento de

las disposiciones del tratado.

De acuerdo con la jurisprudencia constante de la Corte Interamericana, como lo

refiere De los Santos (2009), el cumplimiento por parte del Estado con relación a las

obligaciones derivadas de la Convención, no implica tan sólo el abstenerse de violar los

derechos humanos, impone también la realización de acciones positivas (una conducta

gubernamental) tendientes a la creación del ambiente propicio para el pleno goce y

ejercicio de los derechos establecidos en la Convención.

“Por ello, una de las obligaciones principales de los Estados es la de asegurar que

las normas internacionales operen dentro de su jurisdicción, incorporando dichas

normas o promulgando normas internas que las reproduzcan, creando recursos

adecuados y eficaces para la protección de los derechos protegidos por normas

internacionales, y revisando las leyes internas para adecuarlas a las normas

internacionales” (De los Santos, 2009: s/p).

Igualmente, De los Santos (2009) agrega que la obligación de garantía en relación

con los derechos humanos, implica impulsar medidas eficaces tendientes a prevenir la

eventual violación de los derechos humanos, instrumentando medidas de carácter

jurídico, político, administrativo y cultural para salvaguardarlos. Entre las medidas de

carácter jurídico, deben, necesariamente, impulsarse aquellas que aseguren que las
eventuales violaciones a los derechos humanos encontrarán su correspondiente

calificación como hechos ilícitos susceptibles de sanción y objeto de reparación.

Destaca, además, que la obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los

derechos establecidos en la Convención, según la Corte interamericana, se compromete

si el Estado no desarrolla investigaciones eficaces tendientes a averiguar debidamente

las situaciones en que los derechos de la Convención Americana se han vulnerado. Se

incumple con la obligación mencionada si la violación queda impune o se tolera que

particulares o grupos de ellos actúen impunemente y no se restablece, en la medida de

lo posible, a la víctima en la plenitud de sus derechos, pues la adhesión a un

instrumento internacional en materia de derechos humanos conlleva obligaciones que

requieren acciones en el ámbito interno para cumplir con las disposiciones del mismo. El

principal compromiso radica en hacer que tales disposiciones se incorporen en el

espacio doméstico y se integren al marco jurídico nacional.

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