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"Você tem de dar-lhes um tapinha nas costas e fazer com que eles pensem
que você gosta deles". J.Foster Dulles, Secretário de Estado, 1953/59 (1)
1. Para comprender los episodios que se suceden en las relaciones entre Brasil
y los Estados Unidos es necesario examinar la naturaleza de las mismas.
Estas sólo pueden comprenderse cuando son vistas en el contexto de la
estrategia mundial de la política externa estadounidense, proyectada y
desarrollada a partir de los resultados de la Segunda Guerra Mundial. Es
preciso notar que, hasta 1939, la política norteamericana nunca había sido
aislacionista o no intervencionista. No obstante, su activismo se dirigía y
limitaba a la conquista del Oeste americano; a la incorporación, por compra, de
territorios como la Florida y la Luisiana y, enseguida, a la consolidación del
área de influencia en el gran “mar americano”, el Caribe. Por su lado, México
perdió 2/3 de su territorio con los Estados Unidos en la guerra de 1846/48,
provocada por este último país. Nicaragua fue ocupada militarmente por los
Estados Unidos durante 21 años; Haití, durante 19 años. Cuba, Filipinas y
Puerto Rico fueron ocupados después de la derrota de España en la guerra
provocada por los Estados Unidos, en 1898. Al final, los Estados Unidos
habían, prácticamente, eliminado la presencia e influencia de las potencias
europeas en el hemisferio americano.
Solamente después de 1945 los Estados Unidos dejarían de ser una potencia
regional y pasarían a ser una potencia con intereses mundiales, con intereses
en cada continente, casi se podría decir en cada Estado. Es verdad que la
expedición del Comodoro Matthew Perry al Japón, en 1848, así como su
apoyo a las actividades misioneras en China, anunciaban el interés
norteamericano por Asia. Pero dicha presencia en Asia era todavía incipiente.
8. Por otro lado, de forma sistemática, los Estados Unidos crearon mecanismos
nacionales e internacionales de control de transferencia de tecnología militar o
dual (civil/ militar). Actúan con tenacidad y persistencia para promover la no-
proliferación de armas de destrucción masiva, (por ejemplo, la posesión de
armas por terceros países), pero no promueven su propio desarme, a pesar de
que asumieron dicho compromiso cuando suscribieron el TNP. Perfeccionan
cada vez más sus armas aumentando el hiato de poder militar, entre ellos y los
demás países, y amplían su sistema de tratados de cooperación y asistencia
militar, base jurídica que justificaría eventuales acciones militares.
14. Todavía, entre todos sus objetivos de política externa, el más importante
seria mantener la hegemonía ideológica que fue conquistada en casi todas las
sociedades debido a su victoria sobre el hediondo régimen nazi. Esta
hegemonía corresponde a su capacidad de convencer a todos los países de la
superioridad del Estado norteamericano y de su sociedad y, en especial, a
partir de 1945, en comparación con el modelo soviético. Así como sobre el
carácter benigno, desinteresado, altruista y sincero de su política exterior; de la
eficiencia superior de su economía; de la mayor viabilidad de su modelo
económico y de la posibilidad de ser adoptado por cualquier país.
Los abismos
16. El hiato militar entre los Estados Unidos y el resto de los demás países,
tomados en conjunto, creció de forma significativa a partir de 1945, debido a
dos políticas adoptadas por aquél país: la primera, impedir que los demás
países tuviesen acceso a la tecnología nuclear y a la tecnología dual y, la
segunda, la de desarrollar nuevas tecnologías, cada vez más sofisticadas.
Estas dos políticas hicieron que la distancia entre EUA, incluso entre él y las
potencias industriales, y sobretodo en relación con los países subdesarrollados
de la periferia, se ampliase y tornase un abismo, comparada con la situación
existente en 1945.
17. En 1988, los gastos militares estadounidenses eran de US$ 533 billones.
Entre 1988 y 2009 tuvieron un aumento acumulado de US$ 10.376 billones. El
segundo país en gastos militares, la URSS (más tarde Rusia) tuvo un
dispendio, en 1988, de US$ 339 billones. El acumulado de gastos rusos entre
1988 e 2009 fue de US$ 1.683 billones. La distancia de poder militar, medida
en términos de gastos, que reflejan la acumulación y sofisticación de los
armamentos, entre los dos países aumentó de US$ 199 billones en 1988 a
US$ 8.693 billones en 2009. Entre los Estados Unidos, de un lado, y todos los
demás países, de otro, esta distancia aumentó mucho más.
18. En los últimos 20 años, la distancia económica, por ejemplo, nivel de vida
medio, cantidad de bienes disponibles para consumo y producción, entre los
habitantes de los países desarrollados y los de los países subdesarrollados, no
cesó de crecer hasta la crisis de 2008. En 1988, la renta per capita media de
los ocho principales países desarrollados (Estados Unidos, Japón, Alemania,
Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Australia) era de US$ 18.000, y la renta
media per capita de los ocho principales países subdesarrollados (China, India,
Brasil, Rusia, Indonesia, México, Argentina y África del Sur), era de US$ 1.300.
La diferencia de renta per capita era, en 1988, de US$ 16.700. En 2008, la
renta per capita media de esos ocho países desarrollados alcanzó los US$
43.000 y la renta media per capita de los citados ocho países subdesarrollados
llegó a US$ 6.000. La diferencia de renta per capita entre los dos grupos de
países aumentó de US$ 16.700 a US$ 37.000. El abismo de renta, de nivel de
vida medio, se profundizó. La hegemonía económica norteamericana, medida
por la presencia de sus mega- empresas en todos los países, por su
participación en el comercio mundial, por la generación de nuevas tecnologías
y por la dimensión de su economía, sobrevive y expande.
19. El abismo ideológico entre los Estados Unidos y los demás países
aumentó. La creación de grandes conglomerados de entretenimiento/
información; los canales globales televisivos de noticias; la desarticulación de
las estructuras nacionales de producción audiovisual, también en países
desarrollados; el predominio del noticiario generado por las agencias de
noticias estadounidenses; los vastos programas de formación educacional y
profesional en todas las áreas, inclusive militar; la producción científica en
términos absolutos y comparados; el número de premios Nobel conquistados;
la capacidad de reclutar talentos en todo el mundo hacen que la influencia
cultural, científica y tecnológica norteamericana sea extraordinaria, y mayor de
lo que era en 1945, debido a la aceleración del progreso científico y
tecnológico. El foso aumentó y no hay ninguna otra civilización - rusa, china,
brasileña o japonesa - que disponga del mismo arsenal de medios y recursos y
de la misma flexibilidad del idioma y de la cultura para contraponerse a la
estadounidense.
22. Los Estados Unidos son, desde el final del siglo XIX y aún más a partir de
1945, la mayor potencia económica del mundo; sus ejércitos y sus sofisticadas
armas la convierten en la mayor potencia militar del planeta; su capacidad de
generar conceptos y divulgarlos la tornaron la mayor potencia ideológica y
cultural; su creatividad y capacidad de atraer talentos de todas partes la
transforman en la mayor potencia científica y tecnológica del mundo. Los
Estados Unidos detentan, además, la moneda de reserva y de curso
internacional, el dólar, y son, sin duda, para los grandes capitalistas, sean ellos
mega empresas, mega bancos, mega fondos o individuos de alta renta, el
centro del sistema capitalista internacional y su baluarte. Estos sucesos
norteamericanos se encuentran, en realidad, entrelazados. La elite
estadounidense está absolutamente convencida de que todo lo que acontece
en todos los países que integran el sistema internacional, es de interés para su
sociedad y supervivencia.
24. Es natural que los Estados Unidos se hayan sentido desafiados, ante la
emergencia de un país con la riqueza y potencial de Brasil, cuando se inició
ese proceso, por alrededor de 1950, con Getúlio Vargas, en su hegemonía a la
que presumen incontestable en las Américas, el área geopolítica más próxima
a su territorio. Es también natural que Brasil, delante de la aspiración y
obligación histórica de su sociedad de superar los desafíos de las
desigualdades, vulnerabilidades y de la realización de su potencial, haya
encontrado, desde que inició los primeros esfuerzos en ese sentido, la
sospecha y más tarde la rivalidad norteamericana. De ahí la propiedad del
título que sintetiza la sustancia de esta obra de Moniz Bandeira que examina
ese período de la historia brasileña y las iniciativas de superación de su
condición de atraso y semi-colonia: “Brasil-Estados Unidos: a rivalidade
emergente, 1950/90”.
28. Sus obras tratan con profundidad, y a partir del análisis de una extensa
documentación, de temas de gran interés para la política externa actual, desde
“La formación de los Estados en la Cuenca del Plata-Argentina, Brasil, Uruguay
y Paraguay”; “De Martí a Fidel – La Revolución Cubana y América Latina”;
“Argentina, Brasil y Estados Unidos –De la Triple Alianza al MERCOSUR”; “La
Formación del Imperio Americano”; “Fórmula para el Caos”, y de tópicos de la
política interna y externa brasileña, tales como “Presencia de los Estados
Unidos en Brasil (Dos siglos de historia)”; “El Gobierno de João Goulart”; “Las
relaciones peligrosas: Brasil-Estados Unidos (De Collor a Lula)”; y “Brasil-
Estados Unidos: a rivalidade emergente”, que ahora es re-editada, y revisada,
y que trata el período que va desde 1950 hasta 1990. Todas obras
indispensables para aquellos que necesitan conocer la reciente historia
brasileña.
30. Algunos números sirven para revelar esa importancia y para explicar (más
no para justificar) el comportamiento de líderes políticos brasileños en
determinados momentos frente a las demandas y presiones norteamericanas.
Por alrededor de 1950, el café representaba cerca de la mitad de nuestras
exportaciones, mientras que los Estados Unidos no sólo compraban el 50% del
café brasileño sino que eran, además, nuestro principal socio comercial, con
una parcela de cerca de 40% del intercambio externo brasileño, importaciones
más exportaciones. Por alrededor de 1980, noventa por ciento del petróleo
utilizado en Brasil era importado y representaba más del 50% de todas
nuestras importaciones. Las variaciones de su precio tenían gran impacto, para
bien o para mal, sobre la economía brasileña. En aquella época, las
importaciones estadounidenses provenientes de Brasil representaban cerca del
2% de sus importaciones totales, mientras que las exportaciones
norteamericanas para Brasil representaban cerca del 1,5% del total de sus
exportaciones hacia el mundo.
37. Hasta la Gran Depresión no hubo en Brasil industria digna de ese nombre.
Fue el aislamiento involuntario de Brasil en relación a la economía mundial
entre 1929 y 1945, período en que fue reducida y casi eliminada la posibilidad
de exportar café, que se tornó difícil importar y transportar bienes de consumo,
estimulando el surgimiento de industrias en el país, con el objetivo de producir
bienes que substituyesen a los importados, consumidos principalmente por las
elites y clases medias urbanas. De esa época data la construcción de la
primera hidroeléctrica proyectada y construida por brasileños, Paulo Afonso, y
de la usina de Volta Redonda, para producir energía y acero, pilares
indispensables para la construcción de cualquier parque industrial sólido.
44. J. Stiglitz, Premio Nobel de Economía, describió la política que los países
desarrollados y los organismos internacionales, entre ellos el FMI, recomiendan
y exigen a los países subdesarrollados: “Nosotros predicamos a los países en
desarrollo sobre la importancia de la democracia, pero entonces, cuando se
trata de los temas con los cuales están más preocupados, aquellos que afectan
su subsistencia, la economía, afirmamos a ellos: las leyes de hierro de la
economía les permiten a ustedes poca o ninguna elección; y ya que ustedes (a
través de su proceso político democrático) probablemente provocarán un
enredo, ustedes tienen que ceder las decisiones económicas claves, aquellas
concernientes a la política macroeconómica, a un Banco Central
independiente, casi siempre dominado por representantes de la comunidad
financiera; y para asegurar que ustedes actuarán de acuerdo con los intereses
de la comunidad financiera, les decimos que deben focalizarse exclusivamente
en la inflación – no se preocupen jamás de los empleos o el crecimiento; y para
quedarnos seguros de que no harán exactamente esto, les decimos que
impongan reglas al Banco Central, tales como expandir la oferta de moneda a
una tasa constante, y cuando una regla falla en conseguir lo que se esperaba,
otra regla es recomendada, como las metas de inflación” . (2)
47. Así ocurrió con la negativa de Estados Unidos de extender a Brasil, país
aliado que envió tropas a Europa en 1944 y que permitió el uso de su territorio
por las fuerzas norteamericanas durante a Segunda Guerra Mundial, los
esquemas de donación de capital y de empréstito, a tasas de interés
subsidiada y en condiciones muy favorables, esencia del Plan Marshall,
concedidos a los antiguos enemigos europeos. Tal negativa causaría impacto y
consternación en Brasil, también en su elite política y económica tradicional, y
llevaría, inclusive, a la presentación del llamado “Memorándum de frustración”,
por el Canciller Neves da Fontoura, político conservador, a las autoridades
norteamericanas, en 1953.
48. El Plan de Metas del Presidente Juscelino Kubitschek fue visto con
reservas por el gobierno de Estados Unidos. Las empresas norteamericanas
no se interesaron en participar, de forma significativa, de las políticas de
incentivo, por ejemplo, de exenciones de impuestos, de importación sin
cobertura cambiaria, de donaciones de terrenos etc., a los inversores
extranjeros (a diferencia de las empresas europeas, en especial las alemanas).
En el campo político, la Operación Pan-Americana de Juscelino Kubitschek,
inspirada por el frustrado viaje del Vice-Presidente Nixon por América del Sur,
en 1958, fue recibida con indiferencia por el Presidente Eisenhower. Más tarde
J. F. Kennedy, substituyó la propuesta de Brasil y distorsionando su sentido
desarrollista, lanzó la Alianza para el Progreso, de carácter asistencial que,
políticamente, le permitió contraponerse a los mensajes de la Revolución
Cubana y recuperar la imagen de los Estados Unidos en la región pero que,
económicamente, tuvo poco resultado.
49. En el período militar, de 1964 a 1985, los esfuerzos brasileños para
desarrollar el conocimiento y la capacitación tecnológica en áreas sensibles,
como la nuclear y la informática, fueron obstaculizados sistemáticamente por
los Estados Unidos, que amenazaron e implementaron sanciones comerciales
unilaterales, ilegales, contra Brasil, como aconteció en el caso de la Ley de
Informática.
NOTAS
(1) “You have to pat them a little bit and make them think you are fond of them.”
Secretary of State John Foster Dulles, 1953. In Schoultz, Lars: Beneath the
United States: a History of US Policy Toward Latin America; Harvard University
Press, 1998.
(2) “We tell developing countries about the importance of democracy, but then,
when it comes to the issues they are most concerned with, those that affect
their livelihoods, the economy, they are told: the iron laws of economics give
you little or no choice; and since you (through your democratic political process)
are likely to mess things up, you must cede key economic decisions, say
concerning macroeconomic policy, to an independent central bank, almost
always dominated by representatives of the financial community; and to ensure
that you act in the interests of the financial community, you are told to focus
exclusively on inflation – never mind jobs or growth; and to make sure that you
do just that, you are told to impose on the central bank rules, such as
expanding the money supply at a constant rate; and when one rule fails to work
as had been hoped, another rule is brought out, such as inflation targeting”.
Foreword by J. Stiglitz, in Polanyi, Karl: The Great Transformation; Beacon
Press, 2001.