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En la unidad, hay fuerza

La sopa de piedra

Fue un tiempo miserable para todos los ciudadanos de Francia. La


alimentación estaba escaseando. Todos tenían hambre y la gente discutía,
más de lo acostumbrado. (¿Pelean con sus hermanos y hermanas, cuando
están hambrientos o cansados?) Cuando la gente conseguía alimentos, lo
escondían, para no compartir con sus vecinos. Pero, esto estaba por cambiar.
Un día, un soldado hambriento llegó al pueblo. Él fue de puerta en puerta,
pidiendo un poquito de comida. ¿Piensan que alguien le ofreció algo? No, él
no consiguió ni un poquito para comer. Le contaron que nadie tenía
alimentos y que continúe yendo a otros pueblos cercanos a pedir. Pero, en
vez de irse, él se sentó en la plaza del pueblo y prendió una fogata, con leñas
que él consiguió.
Los pobladores campesinos estaban curiosos y salieron de sus casas, para
ver.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó una chiquita, cuando vio que el soldado
colocó una olla grande de hierro que él había encontrado.
El soldado llenó la olla, con agua del pozo público, luego le contestó: “Voy
hacer la famosa sopa de piedra, para compartir con todos ustedes, ya que
ustedes no tienen nada para comer.”
“¿Sopa de piedra? ¿Qué es eso?” preguntó la multitud, cuando el soldado
sacaba de su mochila una piedra ordinaria.
“Ustedes lo verán,” contestó. Y con cuidado, colocó la piedra en la olla.
Cuando el agua hirvió, él metió la cuchara, probó y saboreó el caldo.
“¡Delicioso!” exclamó, mientras los pobladores olfateaban la famosa sopa.
“Cómo me gusta la sopa de piedra,” dijo el soldado. “Especialmente, la sopa
de piedra con col,” él agregó. “Así es como al Rey le gusta.”
Un observador repitió, “¿El Rey? ¿Con col? Yo voy a traer algo,” corrió a su
casa y trajo una col.
“Aquí, pon en el caldo,” dijo hambriento. El soldado lo hizo y todos
observaban, saboreándolo anticipadamente.
“Es aun mejor con papas y zanahorias,” dijo el soldado. Una mujer que tenía
un huertito, trajo y aumentó a la olla.
“Sí hubiera un poco de carne, realmente, sería más sabroso,” el soldado
siguió moviendo la mezcla y dijo al carnicero: “Aun, un hueso aumenta el
sabor.”
“Probablemente, es verdad,” dijo el carnicero y fue a traerlo de donde lo
tenía escondido.
Otros campesinos trajeron cebollas, verduras y tomates, y veían cómo el
soldado hacia la sopa de piedra. Finalmente, la sopa estaba lista. El soldado
pidió a todos, conseguir platos. Luego, sirvió a todos y lo disfrutaron.
“¡Delicioso!” “¡No puede ser superada!”
“¡Nunca, he probado algo tan sabroso!” decían los pobladores.
Todos comieron, hasta saciarse y estaban felices. Se rozaban sus barrigas y
cerraban sus ojos.
“¿Podríamos comprarte la piedra, para tenerla y hacer nuestra propia
sopa?”preguntaron al soldado.
“Yo les daré la piedra,” les dijo. “¡Y espero que ustedes hagan la sopa de
piedra y coman la sopa, juntos, muchas veces!”
Ellos lo hicieron. Y, en ese pueblo, nunca más tuvieron hambre.

CUESTIONARIO
1. ¿Por qué piensas que el soldado permaneció en el pueblo, a pesar de que
no tenían comida para darle a él?

2. ¿Qué sucedió, en cuanto el soldado empezó a hacer la sopa?

3. ¿Piensas que el soldado esperaba que los pobladores traigan la comida,


que ellos escondían?

4. ¿Piensas que los pobladores fueron capaces de compartir, después que el


soldado se fue? ¿Por qué? O ¿por qué no?

5. ¿Piensas que, en verdad, la piedra fue ingrediente para la sopa? ¿O fue una
forma para que la gente empezara a compartir?

EJERCICIOS
Dibuja coles, zanahorias, cebollas, tomates y una piedra. La profesora hará un
círculo grande, frente a la clase, imitando a la olla de la sopa de piedra.
Dramatiza la historia.
Para la próxima clase, trae algo de comer a la clase. Todos pondrán lo que
han traído dentro del círculo; luego, la profesora repartirá para que coman
todos. ¡Siempre hay más, y da mejor sabor, cuando todos comparten!

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