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Resumen del libro Bibiana y su mundo

Bibiana es una niña de 11 años de edad vive en un pequeño pueblo en los


alrededores de Madrid, junto con su padre Rogelio el que es alcohólico y se pasa
todo el tiempo tomando para poder olvidarse de la pena de perder a su esposa.
De pequeña, todos la conocían, la llamaban Bibi, entraba y salía por las
casas como si fueran suyas, y en la pastelería tomaba dulces sin pagar. Los
vecinos se compadecían de ella por ser huérfana de madre y porque su padre,
además de no trabajar, se pasaba borracho gran parte del día y todas las noches
sin excepción.
Bibiana era huérfana, pero de una manera especial porque no había
conocido a su madre y nadie le hablaba de ella. A tal extremo que, cuando era
pequeña, llegó a pensar que quizá no había necesitado de una madre para nacer.
De lo de su padre no se daba cuenta, ya que pensaba que todos los padres eran
así: por las mañanas, serios y quejumbrosos; por las noches, muy alegres.
    Como veía que en las casas eran las mujeres las que cuidaban de los hombres
—les daban de comer, les lavaban la ropa...—, aprendió a hacer estos trabajos
para su padre.
La enseñó la señora Angustias, una vecina muy mayor que, de acuerdo con
su nombre, siempre estaba angustiada. Cuando veía a Bibi haciendo estos
trabajos de la casa, la señora Angustias le suplicaba al padre de la niña:
    —¡Rogelio, tenga compasión de este pobre ángel.
El ángel era Bibi, y entonces, por la noche, su padre se compadecía y la
acariciaba en forma de cosquillas, muy suavecito, hasta que se dormía. También
le contaba cuentos. Unas veces eran divertidos y otras tristes, pero todos tan
buenos que los chicos del colegio se quedaban embelesados cuando ella, a su vez,
se los repetía.
Cuando la profesora le preguntaba quien le contaba los cuentos ella
contestaba, y se quedaba asombrada de que la señorita Tachi, en lugar de
admirarse y alabárselos como hacían los niños, endureciese su rostro y
musitaba:    —Más le valía cumplir con su obligación como los demás padres.
Bibi no entendía lo que quería decir con eso. Los padres de los otros niños
no sabían contar cuentos y, además, estaban casi siempre muy enfadados.
Algunos, incluso, pegaban a sus hijos. Para colmo, la mayoría de ellos se pasaban
el día fuera de casa porque trabajaban en Madrid. En cambio, su padre siempre
estaba a su Disposición: o bien en su casa o, lo más lejos, en la taberna.
    —¡Qué vergüenza —se lamentaba la señora Angustias—, que esta pobre niña
tenga que ir a buscar a su padre a la taberna!
A Bibi no le importaba hacerlo —tendría ya unos diez años—, porque la
taberna estaba a dos manzanas de su casa. Tampoco le gustaba demasiado,
porque no todos los borrachos eran como su padre. Algunos gritaban, peleaban,
decían palabras horribles, incluso blasfemias. Su padre, apenas la veía entrar en
la taberna, le decía:
 —Espérame fuera, Bibi; enseguida salgo.
Bibi ya más grande, sabía repetir tan bien los cuentos de su padre que se
hizo famosa. Incluso tenía una habilidad que le faltaba a Rogelio: variaba el modo
de contarlos según la edad de los niños que la escuchaban.
Su profesora, la señorita Tachi, se dio cuenta de ese don, y cuando en los
días de lluvia los niños del jardín de infancia no podían salir al recreo, le pedía a
Bibi que los entretuviera contándoles cuentos. Eso la hacía muy feliz, pues sentía
tal admiración por la señorita.
Su fama de narradora de cuentos le vino muy bien, porque la empezaron a
llamar de las casas para que entretuviera a los niños pequeños mientras las
madres iban a la compra o a la peluquería.
Al principio apenas le pagaban porque iba a casas de señoras del pueblo,
que la conocían de siempre. La compensaban dándole de merendar o de cenar, o
le regalaban frutas y dulces para que se los llevara a su casa. 
Pero cuando llegó el verano, las cosas cambiaron de modo muy favorable
para Bibi. La señora Angustias, que era como una madre para Bibiana, y ésta la
quería mucho le dijo:
—Oye, en una de las casas a las que voy a asistir quieren que vayas el sábado a
cuidar de los niños. La señora Angustias se dio cuenta y la tranquilizó:
—No te preocupes, irás conmigo. Son buena gente. Los padres, claro, porque a los
niños no hay quien los aguante. a pesar de ser bastante traviesos y de pelear con
uno de ellos, Rafa, la familia se encuentra fascinada con ella y comienzan a
recomendarla para cuidar niños.
Rogelio tiene diferentes amigos en todo el pueblo que le brindan trabajos,
pero debido a su empeño de seguir bebiendo no puede trabajar y termina por ser
despedido de cada opción laboral, es por esto que Don Tomás el padre del pueblo
le ayudó a realizar un huerto, para ver si podría sobrevivir económicamente de él.
La fama de Bibiana sobre el cuidado de los niños es importante por lo que
es convidada a las fiestas de la urbanización “La Chopera”, para cuidar de niños,
donde terminó realizando toda clase de juegos, tanto así que los niños no querían
regresar a sus casas. Desde aquel día siempre que se celebraba una fiesta era a
ella a quien llamaban para organizarla.
Un día la citaron para la vivienda del gran industrial y Quincho el hijo del
millonario la ayuda con los niños, Quincho es el hermano pequeño de la familia,
al que no le gustaba para nada estudiar, sin embargo, ayudo toda la fiesta a Bibi
a cuidar de los amigos de su hermana pequeña.
El verano culminó y Bibi debe Comenzar de nuevo la escuela, nuevamente
su maestra es la señorita Tachi. ¡Qué suerte! Se fijaba con mucho detalle en todo
lo que hacía su profesora porque, cuando fuera mayor, quería ser exactamente
como ella.
Como asistía al colegio Bibi no podía cuidar niños, por lo que no tenía dinero, es
así que comienza a faltar a clases para ir al chalé “la chopera”, donde le ofrecían
un trabajo bien pagado.
Una tarde, casi anochecido, iba Bibiana a «Villa Polín» a cuidar a Rafa, a
Rosa y a Tino, cuando paró junto a ella el coche de la señorita.
—Sube —le dijo—. ¿Adónde vas?
—A «Villa Polín».
Tachi olía muy bien y Bibi cayó en la cuenta de que a ella nunca se le
había ocurrido echarse colonia.
—¿No te da miedo andar casi de noche por aquí? Se lo preguntó porque
entre el pueblo y aquella urbanización había un descampado muy mal iluminado.

    —No — le mintió Bibi con todo descaro. Pero la verdad era que pasaba un
miedo terrible que intentaba disimular o bien cantando, o bien rezando o, en todo
caso, cuando ya no podía más, echando a correr para llegar cuanto antes.
—¿Y cómo vuelves a tu casa? —insistió la señorita.
—Me trae el padre de los niños en coche.
La señorita hablaba con aire distraído, como si estuviera pensando en otra cosa.
    —Bibi, me gustaría hablar con tu padre.
A la niña le entró una alegría muy grande porque era normal que los padres
hablaran con los profesores. Menos el suyo.
—¿Cuándo? —preguntó ilusionada.
—Cuanto antes, mejor —le contestó procurando sonreírle—. Si puede ser,
mañana.
    —¡Vale! —asintió Bibi más encantada todavía.

    Tachi, contra su costumbre, la tomó por el cuello y la atrajo un poco contra su


hombro. Bibi se quedó embargada por el perfume. Además, la señorita le acarició
el pelo con su mano larga y fina; a Bibi le hubiera encantado cogérsela y
besársela.
Bibi tiene una pequeña disputa con el padre, que siempre dice mentira para no ir
a ver a Tachi, pero al final se decide a ir a la entrevista donde la maestra le
advierte que quiere denunciarlo a la junta de protección de menores, para que le
quiten a la niña. La reunión es muy rígida ya que Rogelio siente mucho temor y
va a ver a Don Tomás el padre del pueblo. No entra a la iglesia porque se
encuentra peleado con Dios ya que de alguna manera lo culpa por la muerte de
su esposa.
Como todos los días, Bibi iba a «La Chopera» a cuidar niños. A todos los chicos
les había dado aquel día por montar en bici.
Bibiana hacía uno de los trabajos más fáciles y divertidos: pasear a un bebé en
su cochecito. Era como jugar a las mamás, pero de verdad. Pero una niña de diez
años que se llamaba Marta le hizo una propuesta muy concreta:
—Si me dejas dar una vuelta al niño, yo te dejo mi bici.
Bibi acepto, pero no sabía andar en bicicleta por lo que con la ayuda de Quincho
logra andar en ella. Luego de esto su mayor sueño es tener una bicicleta, su
padre le comenta que puede ahorrar todo el dinero que trabaje cuidando niños
para comprar una bicicleta, es así que comienza a juntar dinero en una alcancía.
Rogelio había pasado una tarde amarga porque su amigo, el alcalde, le había
confirmado los malos presagios del cura: la señorita Tachi estaba empeñada en
denunciarle ante la Junta de Protección de Menores, por vago y por borracho.
Lo malo es que, además, había reñido con el alcalde porque le había
preguntado:
—Oye, pero tú no creerás que yo soy un vago y un borracho, ¿no?
Y el alcalde le había contestado:
—Mira, Rogelio, yo no sé si serás un borracho. Lo único que sé es que te bebes
un par de litros al día. Y en cuanto a lo de vago, la verdad es que... ¡cuidado que
es difícil verte trabajar!
Como eran amigos se enfadaron, porque para eso están los amigos. Pero
Rogelio se quedó angustiado, pues se dio cuenta de que si no contaba con la
ayuda del alcalde iba a resultar muy difícil que no le quitaran la niña.
Un día por la noche la señorita Tachi ve a Bibi en la calle y para el auto a
un lado para recogerla. En ese momento unos hombres extraños la asaltan
llevándola a un edificio. Bibi sale corriendo en busca de ayuda, le comenta a su
padre que está en el bar y este va a ayudar a la señorita Tachi, cuando llega le da
un golpe a uno con un palo, pero otro le dispara. La guardia llega y arresta a los
hombres que ya en otra oportunidad habían robado el pueblo.
Rogelio pasa por lo menos 15 días en el hospital, Bibi tiene toda la
intención del mundo para socorrer a su padre, Tachi va el primer día a visitarlo al
hospital para agradecer por su ayuda, desde entonces la señorita se muestra
renuente a denunciar a Rogelio.
Cuando a Rogelio le dan el alta médica, es visitado por todos sus vecinos
quienes le llevan regalos, en uno de esos días llegaron los amigos de la taberna a
visitar a Rogelio, con quienes comienza a jugar cartas hasta muy tarde en la
noche a Bibi le preocupan esos amigos porque sabe que se pueden poner a pelear
en cualquier momento, es por esto que les pide que dejen a su papá descansar,
pero este se enoja y le pide que se vaya a dormir, Bibi se va a dormir oyendo las
voces de los jugadores, destempladas, con risas y palabrotas. Al despertar
observa su alcancía rota, se le hizo un nudo en la garganta al ver que no tenía
sus ahorros, que estos habían sido robados por su padre, para ser apostado en
las cartas. Bibi perdía toda esperanza de tener algún día una bicicleta.
Enojada con su padre, Bibi le dice que pedirá la bicicleta a los reyes
magos, cuando Bibi caminaba triste al colegio se encontró con Elena Manzaneda
paseando con su bicicleta y se le suelta la cadena, se molesta y tira la bici a unos
árboles, Bibi está mirando todo y espera a ver qué sucede con la bici, en un rato
algunos niños comienzan a tirar piedras luego cuando se retiran Bibi toma la
bicicleta y la oculta en los matorrales pasando el tiempo y como nadie la tomaba
Bibi decide tomarla para ella escondiéndola en el sótano de su casa.
Es asi que comienza nuevamente a juntar dinero, escondiéndolo en un
lugar particular, cuando junto el dinero necesario, compro todos los elementos
para poder arreglar su bicicleta incluso pintura para pintarla de color verde.
Cuando faltaban seis días para la llegada de los reyes magos le comenta a
Rogelio
—Papá, mira la carta que he escrito a los Reyes.
La sacó de un sobre y se la leyó:
«Queridos Reyes Magos:
Tengo once años, para cumplir doce, y creo que es edad de tener una bici. Como
sé que andáis regular de dinero, la que me traigáis a mí no hace falta que sea
nueva. Me conformo con que sea de segunda mano. De ropa ando bien, o sea que
no hace falta que me pongáis nada. Un abrazo, Bibiana.»
Se encuentra tan contenta de que le traerán una bicicleta, que incluso realiza
una carta escribiendo la respuesta de los reyes.

«Querida Bibiana:
Nos ha parecido muy bien tu carta. Tendrás tu bicicleta, que es verde, color de la
esperanza, y en cuanto a lo de que sea de segunda mano, no te preocupes porque
apenas se nota. Un abrazo,
Gaspar, Melchor y Baltasar.»
La noche que pasaran los reyes magos, Bibiana saco su bicicleta del sótano y la
colocó en el comedor al lado de los zapatos. A la mañana cuando despertó, se
emocionó por tener una bicicleta verde, de la esperanza. Su padre estaba muy
asombrado pensando que los vecinos le habían llevado la bicicleta.

Bibi comienza a entregar revistas a domicilio con su nueva bici para ganar
más dinero, un día en la clase Quincho hace una travesura en donde todos se
ríen de él en ese momento se observa su indiferencia por los estudios, Quincho en
la hora de la salida del colegio le comenta a Bibi que sabe que la bicicleta que ella
tiene le pertenece a su hermana, y le ofrece un convenio en compartirla sin
comentarle nada a nadie, en verdad lo hace para tener más tiempo con ella ya
que estaba enamorado. Es por esto que le declama unos versos a Bibi:

«Estoy tan enamorado de ti, que me gustaría ser moco para estar en tu
nariz».

A Bibiana le dio mucho asco, se enfadó, le insultó, y durante dos días no


consintió que la acompañara en su bicicleta.

Quincho al llegar a la casa molesto se fuma un cigarrillo, es sorprendido


por su hermana helena lo acusa a su padre de haber estado fumando droga,
Elena se encontraba muy sensible con el tema por una conversación que tuvo en
el colegio, el niño que había estado fumando, pero no droga le dice a su padre
que, si, fue verdad, su padre le pega una cachetada, por lo que Quincho se enoja
y culpa a Elena de haberse ido para Madrid en compañía de un amigo durante
toda la noche cosa que no era cierto, solo fue una salida cerca, la chica no sabe
que comentar.

Quincho agarra rápido la bici de Bibiana la cual estaba utilizando en ese


entonces, Elena le dice a su hermano, que sabe que esa bicicleta es de ella
mientras que su hermano le confirma que es de Bibi que se la regalaron los
Reyes.
Al salir el renombre de Bibiana, el padre se molesta y se dirige a la casa de
Rogelio con el fin de esclarecer a quien pertenece la bicicleta.
Quincho llega a casa de Bibiana y ésta sale corriendo en la bicicleta
pensando lo peor, el poderoso la sigue en el auto hasta que ella cansada se rinde
en todo el medio del pueblo, el rico empieza a acorralarla mientras que su padre
Rogelio está tomando en el bar, sale a defender a su hija, a la que se le culpa de
haber robado la bici y nadie le cree a Rogelio cuando se disculpa y dice que la
bicicleta se la trajeron los reyes, todos piensan que Rogelio la robo para su hija.
La niña se siente bastante mal porque piensa que todo ha sido su culpa.
La señorita Tachi le dice al padre que lo va acusar al Tribunal de menores por
realizar el robo de la bicicleta.
El padre por la noche intenta quitarse la vida metiendo la cabeza en un
estanque, pero se arrepiente al final. Esa misma noche decide salir huyendo con
su hija a Madrid. Con muy pocas maletas arriban a la capital. La señora de la
pensión se extraña un poco pero les da abrigo.
Bibi reza para que todo se solucione. Ya que se encuentra bastante triste en esa
casa, el dinero poco a poco se va terminando pasando los días y en el pueblo se
dan cuenta de su ausencia, al retornar a la pensión unos policías los están
esperando, Rogelio empieza a arrancar de ellos, pero es alcanzado.
A Rogelio por oponerse a la ley se lo llevan a la cárcel, Bibi se queda
durmiendo en la casa de la Señora Angustias. Al día siguiente Bibi va a casa de
Elena decirle que le diga la verdad a su padre, para que su padre pueda salir de
la cárcel. Elena le señala que no es por la bicicleta que Rogelio está en la cárcel si
no, que por que la señorita Tachi ha denunciado a su padre en la junta que
protege a los niños y que por eso Bibi se irá a un internado.
Bibi, Bibi va a encarar a Tachi por lo que ha hecho donde pelea con ella, hasta el
punto en desearle la muerte, la maestra queda muy deprimida.
Los niños de la “Chopera” a quienes cuidaba, se encuentran con Bibi y le dejan
varias bicis en su casa, para que use hasta que se tenga que ir al internado de
menores a Madrid. Don Tomás el padre fue el encargado de llevarla al lugar, en la
Chopera todos extrañan a Bibi.
Don Tomás le comenta al poderoso Industrial que vuelva aceptar a Rogelio pero
no acepta, Don Tomás habla con Tachi para que ayude a Rogelio pero Tachi le
explica el trauma que tiene desde pequeña en donde su padre era un alcohólico
por este motivo no quiere que Bibi pase por lo mismo.
A Rogelio liberan rápido, el mes de estar en su casa toma la decisión de dejar la
bebida con la ayuda de un médico, de Don Tomás y Angustias, ya que, de esta
manera es lo más ideal que tiene que hacer para recuperar a su hija a pesar de
que se encuentra sufriendo lo logra.

El millonario se ve obligado en darle un trabajo, porque su familia se pone


en su contra de no hablarle hasta que le brinde un trabajo a Rogelio, luego de ello
Rogelio obtiene su cargo como administrador, pero al ver que a pesar de sus
sacrificios no le regresan a su hija compra una botella de alcohol, el padre lo
sorprende con la botella y para quitársela le pega un combo en la cara lo que deja
a Rogelio inconsciente en el suelo.
Al otro día la señorita Tachi, va a conversar con el párroco, al que le
comenta sentir pena por Rogelio, y todos los esfuerzos que está haciendo por
tener a su hija Bibiana en casa.
Cuando el colegio ya ha acabado, la señorita tachi, se encontraba casi
siempre con Rogelio en la calle, solo se saludaban cortésmente, pero a Rogelio le
encantaba su perfume.
Quincho quien visitaba todas las tardes a Rogelio le propone una idea que
puede hacer que Bibiana vuelva a casa, Quincho fue al grano:
    —Usted lo que tiene que hacer es ligarse a la Tachi... —como viera los ojos que
ponía Rogelio, le tranquilizó—: ¡Ojo! No le estoy diciendo que se case con ella.
Usted se la liga, y cuando la tía dé su permiso para que Bibi salga, pues la deja y
ya está.

En otro día la señorita Tachi va a la casa de Rogelio durante el verano empezando


a limpiarla, ha tomado la decisión de ayudarlo ya que, vio el interés de Rogelio en
cambiar, parece que los dos se encuentran cautivados con lo que se piensa en
una futura relación.
Pasado un tiempo, Rogelio cumple con su promesa y junto a Tachi, van al
internado donde esta Bibi, a buscarla para llevarla a casa.

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