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Algunas notas sobre la historia del psicoanálisis con niños

Lic. Beatriz Janin

Freud:
Freud analiza a un niño de 5 años a través del padre. Plantea que sólo la unión
de la autoridad paterna y la autoridad médica en una sola persona hace posible
el tratamiento en un niño. Pero en principio, su interés fundamental radica en
la suposición de que el trabajo psicoanalítico con un niño puede confirmar o
no sus descubrimientos teóricos, realizados a partir del análisis de adultos
A la vez, trata púberes y descubre el valor de los actos sintomáticos en un niño
que modela en la sesión una miga de pan que tiene en su bolsillo.
En las Nuevas Conferencias, plantea que "Ha resultado, en efecto, que el niño
es un objeto muy favorable para la terapia psicoanalítica; los resultados son
fundamentales y permanentes. Claro está que ha sido necesario modificar la
técnica creada para el análisis de adultos. El niño es, psicológicamente,
distinto del adulto; no posee todavía un super-yó..." Es decir, cuando plantea
las diferencias, lo hace desde el punto de vista metapsicológico. También
afirma en ese texto que, en el caso de los niños, hay que tener en cuenta las
transferencias de los padres y que las resistencias son, muchas veces, las de
éstos.
Pero lo fundamental es que, con su teoría de la estructuración psíquica, Freud
da los elementos como para trabajar psicoanalíticamente con niños. La
estructuración subjetiva, en la que los padres juegan un papel estructurante, es
el elemento crucial a tener en cuenta en el trabajo con niños.
Además, realiza desarrollos sobre el tema del juego, sin plantearlo como
técnica específica. Así el juego en Freud es el medio privilegiado para
convertir en objeto de recuerdo y elaboración anímica lo que en sí mismo es
displacentero. Es decir, el juego sirve para elaborar el trauma. "Compulsión a
la repetición y satisfacción pulsional directa parecen entrelazarse" en él.

Hug-Hellmuth:
Institutriz, se acerca al movimiento psicoanal´tico y en 1913 se convirtió en
miembro de la Sociedad Psicológica de los Miércoles. Freud le confió la
sección dedicada al psicoanálisis de niños en la revista Imago. Es, entonces, la
primera, después de Freud, analista de niños. Desarrolló actividades de juego
y dibujo.

Melanie Klein :
Conoce a Freud en 1918 cuando él presenta el trabajo: "Nuevos caminos de la
terapia analítica". Siendo paciente de Ferenczi, éste la estimula a comenzar a
tratar niños, siendo su primer paciente su propio hijo. Durante varios años, se
dedica a crear la técnica de juego, que le permite analizar a niños menores de
tres años. El juego es para ella equivalente a la asociación libre del adulto. Es
externalizador de conflictos internos. Su función es procurar alivio a los
estados internos perseguidores. Los elementos del juego tienen valor
simbólico. En Klein la externalización de la fantasía es una maniobra
defensiva.
Las interpretaciones deben estar dirigidas al develamiento de las fantasías
inconcientes y son modificadoras de las angustias persecutoria y depresiva.
Ella considera que hay neurosis de transferencia. Plantea que hay que
interpretar la transferencia negativa, tanto como la positiva. Para ella hay
neurosis de transferencia y la repetición es repetición de las angustias del
bebé.
En Melanie Klein el Yo está dado desde el orígen. Inconciente y preconciente
diferenciados de entrada. El primer movimiento es la proyección de la pulsión
de muerte (¿instinto?). Posición depresiva, posición esquizo-paranoide.
Complejo de Edipo temprano. Objetos parciales - objetos totales. (pág. 210
Contribuciones) “ Como el niño desea destruir los órganos (pene-vagina-
pecho) que representan los objetos, comienza a temer a estos últimos. Esta
angustia contribuye a que equipare dichos órganos con otras cosas; debido a
esa equiparación éstas a su vez, se convertirán en objetos de angustia. Y así el
niño se siente constantemente impulsado a hacer nuevas ecuaciones que
constituyen la base de su interés en los nuevos objetos, y del simbolismo”
¿Por qué el niño quiere destruir los órganos? Porque lo primero en Klein es la
agresión, la puesta afuera de la pulsión de muerte. Este es el movimiento
fundante del psiquismo. Hay aquí una diferencia fundamental con Freud, para
quien el primer acto psíquico es el deseo como investidura de la
representación que ha dejado la vivencia de placer, como búsqueda de
reencuentro con lo placentero.
Su clínica se centra en la interpretación al niño mismo, fundamentalmente de
la conflictiva edípica temprana, así como del complejo de Edipo.
Interpretación que será interpretación simbólica, en tanto “el simbolismo no
sólo constituye el fundamento de toda fantasía y sublimación, sino que sobre
él se construye también la relación del sujeto con el mundo exterior y con la
realidad en general”.
Supone que el niño internaliza a sus padres tempranamente, formando un
mundo interno en su inconciente, que corresponde a laas experiencias reales y
a las experiencias del mundo exterior, aunque alterado por sus propias
fantasías e impulsos. Mantiene el menor contacto posible con los padres.(pág.
161 Simposium). La influencia de la realidad exterior es considerada (pág.
281 Contribuciones), pero sólo servirá para incrementar o mitigar las
ansiedades preexistentes.
Toma al juego como equivalente al sueño del adulto. Es la creadora de la
técnica de juego.
En la medida en que piensa que se puede interpretar simbólicamente el
material del niño, le ofrece juguetes pequeños, no definidos, y considera
fundamental que el niño pueda jugar con agua, fuego, arena, etc.
Afirma Klein : debemos trabajar con el inconciente, no con el conciente y el
yo, y en el inconciente, los niños no son de ninguna manera fundamentalmente
distintos de los adultos. Lo único que sucede es que en los niños el yo no se ha
desarrollado aún plenamente y por lo tanto los niños están mucho más
gobernados por el inconciente. Conexión de inconciente a inconciente es la
fórmula que propone. Pensando claramente un inc. diferente al freudiano,
plantea un acceso directo al mismo. (pág. 145 Contribuciones)
Técnica de juego (pág. 27, 35 y 51 Psicoanálisis de niños).
Resumiendo, la interpretación es fundamentalmente simbólica, y lo
interpretado es el complejo de Edipo temprano, sádico y los sentimientos de
culpa concomitantes. Y el modo en que ésto se da es a través de la técnica de
juego, siendo los padres una interferencia en el análisis del niño.
El legado de Klein es fundamental. Si bien la teoría kleiniana, más que una
conceptualizaciòn rigurosa, parece por momentos ser una descripción de
aquello que encuentra en su trabajo clínico, llevado a la categoría de concepto
universal, quizás esa misma posición de riesgo, de no sujeción en que se
ubica, la lleva a abrir todo un campo de trabajo. Si bien podemos hoy pensar
que la agresión, más que ligada a los deseos destructivos es justamente el
modo en que aparece la sexualidad infantil, considero que Klein hace posible
pensar al niño en análisis, con un mundo propio de fantasías y deseos.

Anna Freud :
Es la hija menor de Freud. Fue analizada por él.
Discípula de Hug. Hellmuth, comienza su relación con el psicoanálisis a partir
de un interés educativo (propio para una mujer de la época). Creo que ésto
marca su relación con la teoría y con una concepción del yo como centrado en
las funciones y en el acceso a la realidad.
Es a la vez la primera en plantear la cuestión de la dependencia infantil, y las
dificultades que esto acarrea al análisis.(Psic. del niño, pág. 97) Ella plantea
las diferencias entre el psicoanálisis con niños y con adultos. Habla de que,
con los primeros, es necesaria una "fase preparatoria", pedagógica, para tratar
de incrementar la transferencia positiva e intentar que el niño sea un aliado
para la cura. Esta idea es abandonada luego.
El problema central que encuentra en el análisis con niños es la ausencia de
asociación libre.
En relación a la transferencia, no hay reedición con el analista porque la
relación con los objetos primarios está vigente.
Anna Freud desarrolla el tema de la dependencia del niño de sus padres y le
otorga una importancia fundamental al contexto.
Para Anna Freud hay un yo que puede tener aspectos libres de conflicto. El
peso está puesto en el principio de realidad y creo que la confusión deriva de
pensar una realidad objetiva, dada. (Yo pienso que la realidad con la que lidia
un niño es la realidad psíquica de los padres). El objetivo del análisis es
fortalecer al yo, fundamentalmente por su función adaptativa.
Anna Freud toma la teoría de su padre pero, no da cuenta
metapsicológicamente de la complejidad de la constitución psíquica sino que
queda en una descripción evolutiva.
Es decir, si Klein le atribuye al superyó sádico infantil la responsabilidad de
los trastornos infantiles, Anna Freud supone que éste debe ser constituído a lo
largo del tratamiento. Esto deriva necesariamente en intervenciones
claramente diferentes.
La realidad exterior está permanentemente presente en la concepción
annafreudiana. Así, dice, en Conversaciones con Anna Freud, “ En el análisis
de niños el terapeuta debe siempre tener en cuenta la importancia de los
hechos reales de la vida del paciente”. Y “La importancia dinámica de los
conflictos y presiones presentes, en comparación con la persistente influencia
del pasado, es especialmente grande en el caso de los niños.” Esta realidad
puede ser modificada a partir de intervenciones del analista, ya sea a través de
cambios que atañen directamente al niño, como sacarlo del dormitorio de los
padres o cambiarlo de escuela, o en forma indirecta, cuando se deriva a los
padres o a uno de ellos a análisis.

Si Klein intenta mantener a los padres alejados del análisis porque considera
que lo que incide en su actitud frente al análisis del hijo son sus deseos
inconcientes, más que sus pensamientos preconcientes (y creo que en este
punto es absolutamente freudiana), Anna Freud intenta establecer sobre ellos
una incidencia educativa, aunque por momentos plantea que es absurdo dar
consejos a los padres, ya que sin trabas internas, ellos pueden llegar por sí
mismos a soluciones correctas una vez que vislumbran las causas que originan
los problemas.
Dada la importancia que A. Freud le otorga a la realidad, los juguetes que
coloca tienden a reproducir todos los objetos de la vida del niño, al estilo de
una casa en miniatura, para posibilitarle contar a través de estos elementos.
Pero mucho más que en el juego, ella pone el acento en el relato de sueños,
ensoñaciones diurnas, cuentos, dibujos, e insiste en la inconveniencia de darle
al niño elementos como arena o agua, que favorecen regresiones,
considerando mejor poner entre los elementos plastilina o arcilla, ya que éstos
posibilitan una expresión sublimatoria.
Diferencia verbalización, interpretación, restricción, clarificación y
confrontación, contacto físico y gratificación y contactos extraanalíticos
(comprendiendo en éstos las entrevistas con padres).
Un yo que pueda dominar y controlar el funcionamiento pulsional es el
objetivo central. Pero por momentos ésto no parece tener que ver con hacer
prec. lo inc. a partir de un trabajo interpretativo, sino que se supone que el
niño debe incorporar normas, sentido de realidad, del analista.
“En el análisis de niños, la interpretación tiene valor sólo si acrecienta su
comprensión de lo que actualmente está ocurriendo. Hay una diferencia
decisiva entre analizar conflictos neuróticos y rastrear ansiedades que se deben
a la percepción infantil del mundo. En niños pequeños una anterior distorsión
de la percepción debida a la inmadurez de su aparato perceptivo y cognitivo
puede producir ansiedad o alguna otra perturbación; el trabajo analítico
consiste en corregir esa realidad deformada que quedó registrada antes. Esa
tarea es muy diferente de la de interpretar un conflicto interno o internalizado
y es pertinente tambien al tema de la elaboración”.
El analista de niños puede ser objeto para la externalización.
En un principio, plantea que no hay neurosis de transferencia en los niños.
Pero en sus últimas obras habla de que hay transferencia y que puede haber
neurosis de transferencia, o sea repetición de la neurosis infantil en el aquí y
ahora de la sesión analítica.

Podríamos decir que las acusaciones mutuas que M. Klein y A. Freud se


lanzan exageran ciertos puntos de vista de la otra, pero tienen un resto de
verdad. Por ejemplo, cuando A. Freud le critica a Klein el realizar
interpretaciones fundamentalmente simbólicas, y que al no basarse en las
asociaciones del paciente, estas intervenciones están hechas desde la fantasía
del analista, Klein plantea que no es así, que ella no privilegia las
interpretaciones simbólicas, pero en el mismo texto dice que “la comprensión
del simbolismo es el punto de apoyo que debemos utilizar en el análisis de
niños”. Del mismo modo, el eje de la crítica de Klein a A. Freud es su
ubicación simultánea como analista y educadora, lugares absolutamente
contradictorios. Y si bien A. F. renuncia a su primera posición de que es
necesario un primer período “pedagógico”, se mantiene siempre preocupada
por el hecho de que sus intervenciones no produzcan en el niño reacciones de
rebeldía, desobediencia o inadaptación.
Anna Freud desarrolla una teoría del desarrollo precisando las diferentes
etapas de un modo interesante, intentando ligar la teoría freudiana a una teoría
del desarrollo. Sin embargo, sus apreciaciones son en su mayor parte
descriptivas, y no dan cuenta de la construcción del aparato psíquico. Pero
alguien que, en su misma línea, realiza algunos aportes interesantes para la
teoría psicoanalítica es Spitz, con la teoría de los organizadores
En la controversia Anna Freud, Melanie Klein, se han llevado ciertas
posiciones al extremo y acentuado las diferencias. De algún modo, mientras
que Klein nos abre a todo el mundo fantasmático de un niño y nos posibilita
pensar la sexualidad infantil en términos de chupar, morder, defecar, Anna
Freud nos recuerda que hay una realidad exterior así como ciertas
posibilidades de elaboración que no podemos desconocer, que no podemos
interpretar todo en términos de transferencia y que la interpretación simbólica
acarrea riesgos.

Donald Winnicott:
Era un pediatra que se interesó por los conflictos de sus pacientes, por su
sufrimiento. Los hace dibujar.
"El analista debe tener la actitud y empatía materna hacia el bebé". "El
psicoanalista se encuentra en una situación comparable a la de la madre de un
niño por nacer o de un recién nacido". En ese sentido, el analista puede
reemplazar a la madre, identificándose con ella.
Winnicott le otorga una enorme importancia al ambiente, como facilitador o
no.
El funcionamiento psíquico ya no depende de un movimiento proyectivo sino
de una "madre suficientemente buena", que le permita al niño un desarrollo
armónico. "En las primeras etapas del desarrollo emocional del niño
desempeña un papel vital el ambiente, que en verdad aún no ha sido separado
del niño por este. Poco a poco se produce la separación del no-yo y el yo, y el
ritmo varía según el niño y el ambiente."
En cuanto a la técnica, Winnicott utiliza el juego, otorgándole un valor
específico como espacio de creación. Crea la técnica del garabato, en la que
analista y paciente se alternan en el dibujo de un garabato que el otro completa
y da forma.
"El terapeuta se ocupa en especial de los procesos de crecimiento del niño y de
la eliminación de los obstáculos evidentes para el desarrollo".
Para Winnicott, el juego es en sí mismo una terapia. "Conseguir que los chicos
jueguen es ya una psicoterapia de aplicación inmediata y universal, el incluye
el establecimiento de una actitud social positiva respecto del juego. Tal actitud
debe contener el reconocimiento de que este siempre puede llegar a ser
aterrador."..."El juego es una experiencia siempre creadora, y es una
experiencia en el continuo espacio-tiempo, una forma básica de vida."Hay una
zona de superposición entre el paciente y el analista que juegan juntos". Si se
interpreta fuera de esta zona, este espacio potencial (creador) lo que surge es
la resistencia. "La psicoterapia se realiza en la superposición de las dos zonas
de juego : la del paciente y la del terapeuta. Si este último no sabe jugar, no
está capacitado para la tarea. Si el que no sabe jugar es el paciente, hay que
hacer algo para que pueda lograrlo, después de lo cual comienza la
psicoterapia. El motivo de que el juego sea tan esencial consiste en que en él
el paciente se muestra creador."

En relación a la transferencia:
Para Melanie Klein, hay neurosis de transferencia desde muy temprana edad,
en tanto el niño transfiere las ansiedades de bebé y la conflictiva edípica
temprana.
Para Anna Freud, hay transferencia (en el sentido de desplazamiento de valor
psíquico) sobre el analista, pero no hay neurosis de transferencia en tanto la
conflictiva se sigue jugando con los objetos primarios (los padres)
Para Donald Winnicott, la relación analítica es una relación fundamentalmente
creativa, en la que se puede dar una experiencia novedosa. Pero básicamente,
consideraba la transferencia una réplica del vínculo con la madre. Así, les
podía ofrecer a sus analizantes un ambiente particular. Podía tomarlos en
brazos o prolongar la sesión durante tres horas.

Françoise Doltó:
Françoise Doltó habla de un niño que habla, cuya palabra debe ser escuchada.
En una época en el que los niños son poco considerados como sujetos, Doltó
es revolucionaria. Asume la defensa de los niños, su derecho a sostener sus
deseos, los trata como personas, cuestiona a la institución escolar, y privilegia
los modos de expresión del niño que planteen un decir (lenguaje, modelado y
dibujo), mientras que se pregunta por quién es el que sufre, quién es el que
demanda, cuando se consulta por un niño.
Rechaza la técnica de juego, reemplazándola por una escucha capaz de
traducir el lenguaje infantil.
Doltó y Mannoni producen un viraje en la concepción del niño. Ya no se
piensa más que es el niño el que indefectiblemente debe ser tratado cuando se
consulta por él. El niño como síntoma de la estructura permite reubicarlo y
pensarlo en una historia generacional. Legado insoslayable, marcan a toda una
generación de analistas de niños.
Del mismo modo, serán muy diferentes las intervenciones del analista tanto
con el niño como con sus padres según cuáles sean los supuestos teóricos con
que se trabaje y el modo en que se piense a los padres, si desde la estructura o
insertos en una historia que a su vez los antecede.

Maud Mannoni:
Los desarrollos de Mannoni corresponden a una primer época de Lacan, en la
que lo fundamental era el modo en que se pensaba el Complejo de Edipo. Pero
esto la lleva también a definiciones como “el niño es el síntoma de los padres”
o "el deseo del niño es el deseo de la madre".
Así, veamos ciertas afirmaciones de Mannoni :“En efecto, el niño es el blanco
de las tensiones inconscientes de los padres; en él deja su marca lo no dicho de
las tensiones y los secretos”. “La dinámica triangular padre-madre opera desde
mucho antes del nacimiento del niño y evoca en los padres el modo en que
cada uno de ellos vivió su Edipo ( y superó las distorsiones ligadas con los
deseos incestuosos).” “En el curso de un tratamiento, sobre todo en los casos
graves, el analista suele verse llevado a explicar al niño las dificultades que
tuvieron sus padres respecto de sus propios progenitores. Introduce así una
dimensión merced a la cual el niño se sitúa como eslabón de una cadena, en
función de un devenir”.
Mannoni insiste a lo largo de los diferentes casos en tomar a la función
paterna como equivalente al padre real, dificultad que a mi entender obtura la
escucha en el análisis de niños. Sostener que es el padre en tanto hombre el
portador de la ley y que la madre tiene que dirigir hacia él su deseo (¿qué
deseo?) lleva a situaciones tan confusas como las de suponer que toda mujer
debe necesariamente someterse a la voluntad de un hombre por más arbitraria
que ésta sea.
Mannoni incluye la escucha a la madre en el contexto del análisis del niño. Ya
no hay que echar a los padres y tampoco se trata de llegar a acuerdos con
ellos. Hay que escucharlos y (cuestión que la clínica corrobora
permanentemente), aquello que se intente expulsar del análisis del niño
retornará como actuación en el vínculo de la madre con su hijo. En todo caso
la polémica que se abre a partir de ella es el cómo de esa escucha y de las
intervenciones con los padres.

Los desarrollos de Piera Aulagnier, de André Green y de René Kaes, entre


otros, vienen incidiendo en el modo de pensar el psicoanálisis con niños.

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