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Si bien hay muchos hábitos de santidad que debemos desarrollar a lo largo de nuestra
vida, la lectura diaria y metódica de la Biblia es de una importancia suprema.
Podemos medir nuestro crecimiento en la fe por nuestro amor por las Escrituras.
A medida que crecemos en nuestra vida espiritual más deseamos encontrarnos cada día
con Dios a través de la Palabra, y sabemos que algo anda realmente mal cuando
perdemos nuestro apetito por la lectura diaria de la Biblia.
Permítanme enumerar algunos principios que nos ayudarán a mejorar nuestra relación
con la Palabra de Dios.
2. Reserve un tiempo, cada día. No permita que este tiempo sea «en algún momento
del día». Reserve un tiempo especial para emplear en la lectura de la Biblia. Planéelo.
Escríbalo en su agenda. Haga que ese tiempo se convierta en algo santo, separado
especialmente para escuchar a Dios. Esté atento a sus palabras.
5. Use un bolígrafo y algo para anotar. Nunca sabrá qué puede revelarle el Señor ese
día. ¡No querrá olvidarse! Acostúmbrese a anotar sus hallazgos. También puede ser
importante hacer anotaciones en los márgenes de su Biblia. Con el tiempo su Biblia se
convertirá en su propio comentario y diario espiritual. Cuando marque su Biblia hágalo
con prolijidad, a fin de que sus anotaciones puedan leerse fácilmente, aún con el paso de
los años. Puede utilizar varios colores a fin de hacer más específico el mensaje para
usted.
8. Considere los tipos de literatura. No es lo mismo leer una narración que una
parábola. No es igual leer una profecía del AT que un Evangelio. En la Biblia hay
distintos tipos de literatura. Téngalos en cuenta para una mejor interpretación.
9. Busque crecer con la lectura bíblica. En la Biblia Dios nos enseña aquellas
verdades que necesitamos para comprender y así poner en práctica el verdadero sentido
de la salvación. Pregúntese qué le está diciendo la Biblia. Qué le dice Dios en ese día y
busque obedecerlo.
10. No dude en utilizar comentarios bíblicos. A veces lo que Dios ha dicho a otros
antes, puede ser de mucha utilidad para nuestra vida. Ayúdese con otros libros que
iluminen su lectura y compare sus hallazgos personales con lo que Dios le dio a otros
antes que usted.
A través de su Palabra, Dios nos fortalece y nos renueva cada día. Con la guía del
Espíritu Santo podemos hacer de nuestro día algo especial, si lo comenzamos leyendo la
Biblia, y dejamos que la Palabra nos ilumine, nos confronte, y nos exhorte. Recordemos
que la Biblia es «una lámpara para nuestros pies y una luz que alumbra nuestro
camino» (Salmos 119.105).
1. Estudio del ambiente en que se desarrollaron los libros de la Biblia. Para esto se
recomienda la lectura detenida de las introducciones generales.
2. Análisis de algún libro. En este caso es útil leer, ante todo, la introducción a ese
libro, como también la correspondiente al grupo de libros del que forma parte (por
ejemplo, en el Antiguo Testamento la introducción al Pentateuco, a los libros poéticos, a
los libros proféticos. En el Nuevo Testamento, la de los evangelios y la de las cartas).
Luego se recomienda estudiar la estructura del libro, para lo cual es conveniente ver el
esquema propuesto y tener en cuenta los títulos señalados. El estudio del libro se puede
hacer según las secciones en que está dividido, considerando las notas, tanto globales
como particulares.
4. Estudio de temas. Para este tipo se aconseja buscar en el Índice temático el asunto
deseado y ver cómo está subdividido, si es el caso. Después se deben leer los pasajes
referidos, las notas explicativas y otros textos bíblicos citados en ella.