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He tenido a bien tomar las enciclopedias que hablan de esta bebida llamada el
“agua” y hacer una investigación exhaustiva de todas las propiedades que
contiene este preciado líquido, encontrando lo siguiente:
El agua como elemento ha sido de gran importancia para las personas, tanto en el
campo espiritual como en el material. Se comenta que, en la mitología griega y la
romana, el agua era un elemento clásico, asociado a la agitación y a la
clarividencia.
El agua absorbe grandes cantidades de calor que utiliza en romper las básculas
de hidrógeno. Su temperatura desciende más lentamente que la de otros líquidos
a medida que va liberando energía al enfriarse. Esta propiedad permite al
citoplasma líquido servir de protección para las moléculas orgánicas en los
cambios bruscos de temperatura.
Según las estadísticas que hablan de este proceso, en el globo terráqueo, se cree
que, 1.200 millones de habitantes no tienen acceso a una fuente de agua potable
segura.
Más o menos un 20% de todas las especies acuáticas están extintas o en peligro
de desaparecer, por los desechos químicos que se depositan en los afluentes.
El agua dulce que podemos utilizar se encuentra en los lagos, ríos y la lluvia, y
debe alcanzarnos para que ninguna persona, planta o animal tenga sed, para que
los animales acuáticos vivan en ella, para impregnar los campos, usar en las
industrias, mantener húmedos los bosques y regar los jardines. Por eso es
importante mantenerla limpia, sin contaminación de ninguna naturaleza.
Por ello, LA TORÁ, nos enseña: Cuando Dios iba a organizar la creación terrestre,
explica que el espíritu de Jehová iba, venía y se movía sobre la superficie de las
aguas. N. V. I.
Génesis 1:2. Cuando Dios quiso hacer otra nueva creación en el tiempo de Noé, lo
sacó del barco navegante de las aguas del gran diluvio. Génesis 7:17, 2ª Pedro
2:6.
San Pablo hace mención de esta salida que todos en Moisés fueron Bautizados en
la nube y en el Mar. 1ª Corintios 10:2. Estos pasajes nos inclinan a pensar que
siempre que Dios quiere hacer algo NUEVO, tiene como elemento primordial las
aguas.
El Señor Jesucristo al hacer mención del nuevo nacimiento, no pasa por alto la
primera creación de Génesis 1:2. El Espíritu de Jehová iba y venía sobre la
superficie de las aguas. Biblia N. V. I.
LA BIOLOGÍA, nos enseña: que al nacer un bebé viene a través de una fuente de
agua (líquido amniótico), que durante varios meses ha venido navegando, hasta
que se encuentra con un nuevo mundo de respiros pulmonares y de agua
convertido en oxígeno; en donde su cuerpo posee un 75.9 % de este mineral y de
cuyo líquido se alimentan todos los ecosistemas grandes o pequeños.
La Bibliología nos enseña que todas las cosas visibles e invisibles fueron hechas
por la palabra de Dios, eso quiere decir, que el Agua Física con toda su propiedad
procede de “LA PALABRA DE DIOS”, quien a su vez, puede trabajar y satisfacer
las necesidades propias del agua, sin utilizar el agua física que conocemos, repito:
porque la palabra de Dios obtiene Excesivamente todas las propiedades del agua
y de las demás cosas creadas. 2ª Pedro 3:5.
Para ello, citamos un caso como soporte: en san Juan 13:8-10: Cuando el Señor
Jesús le dijo a Pedro: si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Pedro le dijo:
Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo: el que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo
limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Hemos dicho que el agua es tan importante que, las células no pueden funcionar
sin ella; los tejidos pulmonares necesitan este líquido para incorporar oxígeno;
JESÚS A LA MUJER DE SAMARIA, Le dijo: cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá
sed, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente que salte para vida
eterna.
Con esto el Señor le hace entender: que existe un agua excelente con mejores
ingredientes; que la que ella buscaba en el pozo. Esta nueva agua, ofrecida por el
divino maestro, fluiría internamente en el individuo, a manera de una fuente que, lo
conduciría hacia la vida eterna. San Juan 4:5-14.
Cuando el señor Jesús quiso hablar del Espíritu Santo que habrían de recibir los
que creyeran en él, usó el tiempo oportuno de ingerir el agua en el templo. Y
exclamó en el lugar de los recipientes de los bebederos: Si alguno tiene sed,
“venga a mí y beba”. Y añade: El que cree en mí, como dice la escritura, de “su
interior” correrán ríos de agua viva. San Juan 7:37-39.
Con razón el Señor Jesucristo hizo prosopopeya con el nuevo nacimiento que, si
no naciere de nuevo, no podría ver ni entrar en el reino de Dios.