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Catolicismo Romano.

Investigación Sobre Las Jerarquías Y Diferentes Ordenes

Monásticas

(Franciscano, Jesuita, Benedictinos Etc. )

Arisai Comunidad Paso.

Octubre de 2020.

4to. Año.
Jerarquía de la Iglesia Católica.

El término Jerarquía de la Iglesia católica se usa para referirse a los miembros de la Iglesia
que desempeñan la función de gobernar en la fe y guiar en las cuestiones morales y de vida
cristiana a los fieles católicos. La Iglesia católica tiene una estructura jerarquizada porque,
según la doctrina católica, Cristo la instituyó para "alimentar al pueblo de Dios en su
nombre, y para eso le dio autoridad". La Iglesia está formada por el clero y por laicos, que
está constituido por "ministros sagrados que recibieron el sacramento del orden", logrando
estos dos grupos tener como miembros personas consagradas.
Ante todo tengamos presente que los fieles Cristianos son los que se incorporan a Cristo
por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios y, hechos partícipes a su modo de la
función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada uno según su propia convicción, son
llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la iglesia en el mundo
(Lumen Gentium 31) “En la iglesia hay diversidad de ministerios, pero unidad de misión, a
los apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de enseñar, santificar y gobernar
en su propio nombre y autoridad. Pero también los laicos, partícipes de la función
sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la parte que les
corresponde en la misión de todo el pueblo de Dios” (Apostolicam Actuasitatem, 2)
Constitución jerárquica de la iglesia
SUMO PONTÍFICE O PAPA: El Papa es la cabeza visible de la Iglesia Católica y el Jefe
de Estado del Estado de la Ciudad del Vaticano. El actual Papa (2009) es el antes Cardenal
alemán Joseph Ratzinger, que escogió el nombre de Benedicto XVI. Al Papa también se le
conoce como Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro, Santo Padre, Sumo
Pontífice y Siervo de los siervos de Dios.
CARDENAL: La dignidad de cardenal, eclesiástico de alto rango de la Iglesia Católica, es
el más alto título honorífico que puede conceder el Papa. La principal misión del Colegio
de cardenales es elegir el Sumo Pontífice en caso de fallecimiento o renuncia del anterior.
En circunstancias habituales el deber fundamental del Colegio es aconsejar al Papa.
Muchos de los Cardenales gobiernan diócesis o archidiócesis importantes, presiden los
organismos de la
Curia romana y de la administración de la Santa Sede. El término "cardenal" deriva del
latín cardo o bisagra, lo cual sugiere el papel de fulcro (punto de apoyo, gozne) que juegan:
ellos son las “bisagras” alrededor de las cuales gira todo el edificio de la iglesia, en torno a
su pastor, el Papa, y con éste, en torno a Jesucristo.
OBISPO: Un obispo es un sacerdote que recibe el sacramento del orden sacerdotal en su
máximo grado, que es el episcopado. La jurisdicción de un obispo es la diócesis (compuesta
de múltiples parroquias) y su sede o cátedra la catedral, donde es asistido por los canónigos.
Sólo el obispo puede ordenar nuevos sacerdotes o diáconos. El nombramiento de obispo, en
la Iglesia católica, la realiza el Papa. La elección es conforme a la sucesión apostólica,
ininterrumpida desde Jesucristo y el cristianismo primitivo. Los símbolos del cargo de un
obispo son la mitra, el báculo pastoral y el anillo. Lo referente a un obispo se designa con el
adjetivo episcopal.
SACERDOTE O PRESBITERO: hace alusión a la costumbre antigua, relatada en el
Nuevo Testamento, por la cual los ancianos dirigían las comunidades y les imprimían las
directivas o normas de conducta. En las primeras partes del Nuevo Testamento se usaba
como sinónimo de episkopos (Obispo), que significa en griego 'vigilante'. En la Iglesia
Católica el presbítero es un sacerdote que recibió el Sacramento del Orden Sacerdotal, la
potestad de perdonar los pecados, celebrar la Eucaristía y administrar los demás
sacramentos, salvo la confirmación y la ordenación sacerdotal sacramentos reservados al
obispo.
DIACONO: Es un hombre que ha recibido el primer grado del sacramento del Orden
Sacerdotal por la imposición de las manos del obispo. Propiamente, según el Catecismo de
la Iglesia Católica, los diáconos no son sacerdotes, a pesar de pertenecer al orden sagrado.
La función del diácono es asistir y ayudar a los obispos y pueden servir a sacerdotes.
Igualmente pueden administrar los sacramentos del bautismo y el matrimonio. Dentro de la
Iglesia Católica existen dos tipos de diáconos: Diácono transitorio y Diácono permanente.
LAICOS: La mayoría de los miembros de la Iglesia católica son laicos, el origen de la
palabra laico viene del griego λαϊκός, transliterado: laikós, «popular» –de la raíz λαός laós,
«pueblo» que tiene la misión de testimoniar y difundir el Evangelio, así como también
como la vocación propia de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades
temporales según Dios, correspondiendo así al llamamiento a la santidad y al apostolado,
dirigido a todos los bautizados. Pero aun así, también deben participar en las diversas
formas de gobierno y administración de sus iglesias locales importantes e influentes en el
seno de la vida eclesial porque, desde del Concilio Vaticano II (1962-1965), ellos gozan de
igualdad en relación al clero, en términos de dignidad, pero no de funciones. Desde
entonces, los laicos se volvieron, por ejemplo, más activos y dinámicos en la
administración de las iglesia diocesanas, en la catequesis, en el apostolado, en la
evangelización, en la solidaridad social, entre otras áreas. Antiguamente relegado a un
papel secundación de fondos, en la organización y participación de expresiones
Actualmente culto (siendo, como por ejemplo, acólitos, lectores o miembros de la cantoría)
y de otras actividades parroquiales o de católicos practicantes, los laicos hoy se volvieron
cada vez grupos: el de los católicos no practicantes, que tiende ser cada vez mayor en los
países desarrollados y occidentales; y el de los católico practicantes, en la reclasificación no
está oficializada por la Iglesia católica.
CONSAGRADOS: Las personas consagradas, que pueden ser laicos o clérigos,
normalmente se agrupan en institutos religiosos o en institutos seculares, existiendo sin
embargo aquellos que viven aisladamente o hasta en comunidad abierta, junto a los otros
laicos no consagrados. Ellos decidieron vivir una vida consagrada de modo especial a Dios
con la profesión de los consejos evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia".
Entre estas personas, algunas aceptan llevar una vida de clausura monástica o conventual.
Esta forma de vida es reconocida y supervisada por la Congregación para los Institutos de
Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (los consagrados de rito oriental es
también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales), siendo clasificada
por la Iglesia católica como una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante
la cual los consagrados se entregan totalmente a Dios y tienden a la perfección de la caridad
sobre el movimiento del Espíritu Santo.
Entre los diferentes tipos de personas consagradas y títulos existentes se destacan:
 Abad y Abadesa (en las Abadías)
 Monje y Monja (en los Monasterios)
 Fraile y Hermana (en los Conventos)
 Ermitaños (en los Eremitorios).
De este última posición Jerárquica, se pueden encontrar las ordenes monásticas, qué es
tema que continua en esta investigación.
Ordenes Monásticas.
Las órdenes monásticas están formados por monjes o monjas quienes viven y trabajan en
el monasterio y recitan un Oficio común, Oficio divino o "liturgia de las horas". Su vida se
conoce como contemplativa.
En el siglo X surgieron con gran vigor nuevos órdenes monásticos, que intentaron luchar
contra los males que aquejaban a la Iglesia. Desde los monasterios se predicaba el
renunciamiento a las vanidades del mundo como una de las condiciones para salvar el alma.
La reforma de los conventos partió de Francia. El 11 de noviembre del año 910, el duque de
Aquitania, conocido como Guillermo el Piadoso, fundó un monasterio en la localidad de
Cluny y lo puso bajo la protección directa del Papa, sustrayéndola de la autoridad del
obispo local. Se formó entonces una orden religiosa, la cluniacense, que observaba con
mucho cuidado a regla de San Benito.
En el siglo XI surgió otro movimiento reformista en Cister, bosque de Francia, en donde el
abad Roberto con algunos de sus religiosos se instalaron para fundar un monasterio.
Aplicaron también con respeto las reglas de San Benito. Desde allí se desarrolló una orden
religiosa de tal magnitud que no tardó en hacerse célebre. Los monjes cístercenses tomaron
el nombre de bernardos, en honor de uno de sus clérigos más destacados, San Bernardo.
El movimiento monástico no se detuvo. En los siglos posteriores surgieron nuevas órdenes,
como los franciscanos y los dominicos.
A comienzos del siglo XII un religioso italiano, San Francisco de Asís, fundó la orden de
los Frailes Menores, luego llamada franciscanos. Predicó dos virtudes primordiales: la fe y
la caridad, a través del ejemplo de una vida humilde, y la renuncia a las riquezas que le
brindaba su familia. La orden franciscana fue muy popular y se convirtió en una de las más
fecundas instituciones del cristianismo.
En el mismo siglo Santo Domingo de Guzmán fundó la orden de los Predicadores,
considerada como una de las más importantes órdenes mendicantes.
El objetivo de Santo Domingo fue la necesidad de combatir la herejía (desviación de la
interpretación del dogma católico), no sólo con la palabra sino con la conducta y las obras.
Los dominicos renunciaban a los bienes terrenales, concebían el estudio como una forma
esencial para concretar sus aspiraciones religiosas: sus claustros fueron verdaderos aulas de
ciencias. Los monasterios se convirtieron de esta manera en centros importantísimos de la
vida en esa época.
En el mundo medieval, los monasterios hacían la función de «ciudades de Dios», al igual
que las villas, los pueblos y las aldeas eran las ciudades de los hombres. Eran microcosmos
en los que los hombres y mujeres allí reunidas se entregaban al trabajo y la oración; en un
mundo oscuro y bárbaro fueron los que preservaron la cultura clásica para los siglos
venideros. En los siguientes párrafos se exponen algunos órdenes monásticos y
características.

Agustinos
Nombre oficial: Orden de San Agustín.
Latín: Ordo Fratum Sancti Augustini.
Siglas: O.S.A.
Lema: Una sola alma y un sólo corazón hacia Dios.
Tipo de orden: mendicante.

Iconografía:

Libro: San Agustín es un autor canónico; Doctor de la Iglesia: “Doctor de la Gracia”.


Capelo, báculo: San Agustín fue obispo de Hipona.
Corazón: Amor como centro de iluminación, devoción, perdón, felicidad; atravesado por
una flecha, profundo arrepentimiento, devoción bajo extrema aflicción; flameante, fervor
religioso, dolor.
La orden religiosa fue fundada por el papa Inocencio IV en el siglo XIII al unificar
comunidades de monjes de la región Toscana -centro de Italia-. Esta comunidad de frailes
es distinta a los Canónigos Agustinos (OCRSA) surgida dos siglos antes. Ambas siguen las
directrices denominadas Regla de San Agustín, dictadas por el santo obispo de Hipona; la
cual rige también a otros institutos religiosos como los dominicos y jerónimos.
Como consecuencia de los descubrimientos terrestres del siglo XV, llevadas a cabo por
Portugal y España, surgieron las misiones. Las órdenes mendicantes fueron el instrumento
de evangelización de los nativos y, para los frailes agustinos en especial, la obra misionera
significó un renacimiento, una segunda primavera en su historia.
Las misiones en Nueva España inician el 22 de mayo de 1533 con la llegada de siete
misioneros provenientes de Castilla y Andalucía a San Juan de Ulúa. Les aventajaban los
franciscanos con nueve años y seis los dominicos quienes los recibieron y hospedaron.
Cuarenta días después, alquilaron una casa en la calle de Tacuba. Como la real cédula que
los amparaba les prohibía fundar convento en México, pronto se movilizaron al sur de la
ciudad a los barrios de San Miguel y Salto del Agua.
El proyecto evangelizador agustiniano destacó la integridad del indígena en un humanismo
cristiano donde la educación de la persona iba de la mano con la formación cristiana. Los
agustinos estaban convencidos de que la palabra de Dios fructificaba más con los piadosos
ejemplos de su vida que con la fuerza de sus razonamientos. Robert Ricard los llama
“verdaderos maestros de civilización” y resalta la confianza que tuvieron en la capacidad
espiritual indígena, de tal forma que los iniciaron en la vida contemplativa al admitirlos en
su orden.
El aumento de las vocaciones locales fue tal que, a partir de 1577 ya no fue necesario
solicitar religiosos de España. Entonces llegaron a tener 46 conventos y 212 agustinos;
número que se duplicó al final de la centuria con un total de 76 conventos.
Se consideran fundadores de la iglesia en tierras vírgenes a las que no habían llegado las
demás órdenes: al sur, los actuales estados de Morelos, Guerrero y Puebla; al norte, entre
los indios otomíes de Hidalgo. El oeste, la región de los tarascos, en Michoacán, fue una de
las excursiones evangélicas más notables, donde se erigió la primera casa de estudios de
jóvenes religiosos en la Provincia de Nueva España. En 1602 se volvió la sede provincial
de San Nicolás Tolentino de Michoacán que se desprendió de la del Santísimo Nombre de
Jesús de México.
Los agustinos misionaron en las lenguas nativas y tuvieron que aprender náhuatl, otomí,
tarasco, huasteco, pirinda, totonaco, mixteco, chichimeca, tlapaneca y ocuilteca -estas dos
últimas sólo fueron comprendidas por frailes agustinos-. Tal necesidad los motivó a
confeccionar muy pronto un plan catequístico bien definido y apropiado a las regiones de
su actividad apostólica. Además de la fecunda labor de conversión, los agustinos enseñaron
a los indígenas agricultura, oficios útiles para la construcción y les enseñaban a leer,
escribir, contar y cantar.
Al interior, la orden no fue ajena a la inestabilidad que produjeron, en el siglo XVII, los
enfrentamientos entre frailes criollos y peninsulares por la participación en la
administración y gobierno de las provincias. Crisis que también se dio en otros institutos
religiosos y que la alternancia no solucionó. También compartieron otro problema, las
secularizaciones en el siglo XVIII.
El siglo XIX fue un período difícil para las órdenes religiosas con la promulgación de leyes
antieclesiásticas como la nacionalización de bienes y la exclaustración en 1859. La
actividad de los religiosos se redujo, conservando nueve prioratos y ocho presidencias pero
privadas de sus bienes muebles e inmuebles. Al finalizar el siglo, los veintiocho agustinos
existentes sobrevivieron trabajando en iglesias del clero secular.
Las fundaciones agustinas más numerosas e importantes se llevaron a cabo en el siglo XVI
y fueron construcciones grandiosas. Los conventos que sobresalieron por sus bibliotecas
fueron Tiripetío, Tacámbaro, México, Puebla y los colegios de Guadalajara, Yuriria y el
célebre San Pablo.
El religioso agustino más connotado es fray Alonso de la Veracruz (1509-1584).
Concluidos los estudios universitarios, tomó el hábito y se embarcó hacia la Nueva España
donde gozó de gran reputación intelectual. Fue impulsor del colegio de Tiripetío, donde
tuvo a su cargo las cátedras de teología y filosofía. En 1553, participó en la apertura de la
Real y Pontificia Universidad de México donde enseñó escritura sagrada, teología y, se
creó para él, la cátedra de Santo Tomás. Trajo consigo un cargamento de 60 cajas de libros
para fundar la biblioteca de Tiripetío que, además, decoró con mapas, globos celestes y
terrestres, astrologías, orologías, ballestillas, planisferios y todo tipo de instrumentos para
las artes liberales. Otro bibliófilo agustino fue el arzobispo de México y virrey de la Nueva
España fray Payo Enríquez de Rivera; no perteneció a ninguna de las dos provincias
novohispanas, pero procuró las obras desarrolladas por la orden en la colonia. Tras
renunciar a sus cargos, donó sus posesiones al asilo de huérfanos, su biblioteca al Oratorio
de San Felipe Neri y volvió a España.
Franciscanos
Nombre oficial: Orden de Frailes Menores.
Latín:Ordo Fratrum Minorum.
Siglas: O.F.M.
Lema: Paz y bien.
Tipo de orden: mendicante.

Iconografía

Llagas: Cinco estigmas sangrantes de Cristo; generalmente caracterizadas con cinco


racimos de uvas.
Clavos: Tres clavos de la crucifixión.
Paz y bien: Brazos cruzados, el desnudo es de Jesucristo y el que tiene manga de hábito es
de San Francisco; al centro un crucifijo. Emblema de todas las familias e institutos
franciscanos.
Cruz de Jerusalén: escudo de armas del reino surgido en la Primera Cruzada. Cruz grande
central con cuatro cruces griegas entre cada brazo de la mayor. Total, cinco cruces que, a su
vez, representan las cinco llagas de Cristo. La cruz grande representa a Jesucristo y las
cuatro pequeñas a los evangelistas y a las cuatro esquinas de la tierra.
Cordón: Símbolo de pobreza; sustituye al cinturón; los tres nudos representan los votos de
pobreza, obediencia y castidad. Suele utilizarse para “enmarcar” otros símbolos y
emblemas distintivos.
Tao o Tau: última letra del alfabeto hebreo y decimonovena del griego. San Francisco la
adoptó como símbolo de la cruz que significa conversión y penitencia, redención y
salvación de Cristo, elección y, sobretodo, protección de dios. Influencia del profeta
Ezequiel. También la usaron San Antón y Santa Tecla. Emblema oficial de la orden.
Los Frailes Menores tienen su origen en la Italia del siglo XIII. Desde su fundación, por
San Francisco de Asís, se han constituido en tres familias que siguen una regla específica:
la primera, que congrega a los religiosos varones; la segunda, organiza las congregaciones
femeninas y la tercera, de laicos comprometidos y seglares penitentes. El uso común de la
denominación “franciscanos” refiere a los religiosos varones observantes de la primera
regla.

La presencia de la orden franciscana en México data de 1524 y fue el primer instituto


religioso canónicamente establecido. La labor de los frailes franciscanos estuvo enfocada a
coadyuvar en los procesos de culturización de la población indígena basada en una
estructura educativa de doble vía: la enseñanza religiosa -catecismo- y la escolarización
-estudio de gramática y lengua-. Los franciscanos actuaron tanto en los centros urbanos con
un profundo arraigo cultural y densamente poblados fundando conventos y colegios; así
como en territorios más alejados con asentamientos dispersos donde establecieron
misiones. De esta manera, la presencia franciscana se extendió por todo el centro, sur y
norte del actual territorio nacional, en el que establecieron jurisdicciones territoriales
llamadas provincias y en el sur de los Estados Unidos, donde fundaron pueblos de misión.

A finales del siglo XVI llegaron miembros de otra rama franciscana conocidos como
Descalzos destinados, originalmente, a la cristianización en Filipinas. Durante el siglo
XVII, los franciscanos del territorio central, destinaron el uso de algunos de sus conventos
para la práctica del recogimiento espiritual y los llamaron de Recolección o recoletos. En
ese mismo siglo se establecieron los Colegios Apostólicos de Propaganda Fide
independientes de las provincias y con jefatura establecida en Roma.

De esta manera, durante el periodo colonial, la Orden de Frailes Menores tuvo la siguiente
estructura: la rama de los observantes, los franciscanos mejor conocidos en México,
fundaron las provincias: del Santo Evangelio de México -a la que pertenecían los recoletos-
(1536), San José de Yucatán (1559), San Pedro y San Pablo de Michoacán (1565), San
Francisco de Zacatecas (1603) y Santiago de Jalisco (1606). La rama descalza fundó la
Provincia de San Diego de México en 1599. Por su parte, los Colegios de Propaganda Fide
se establecieron en las ciudades de Querétaro, 1682; Guadalupe, Zacatecas , 1704; México,
1734; Pachuca, Hidalgo, 1771; Orizaba, Veracruz, 1799; Zapopan, Jalisco, 1812 y Cholula,
Puebla, 1860.

En el siglo XIX la nueva conformación del México independiente y la promulgación de las


Leyes de Reforma generaron una grave crisis que trastocó el orden eclesiástico. Por ello, en
1897 el papa León XIII ordenó la reorganización de las ramas franciscanas. En 1908 el
superior de la orden, en Roma, decretó la unión de las diversas provincias y colegios en
México quedando bajo la denominación común y única de Orden de Frailes Menores.
Desde sus inicios, esta orden se caracterizó por la importancia que dieron a las colecciones
bibliográficas de los distintos conventos y colegios que tuvieron bajo su cargo. En su regla
y estatutos los franciscanos contemplan la existencia y desarrollo de éstas.

Característica fue la renombrada biblioteca del Convento Grande de San Francisco de


México que identificó, como propios, sus libros con marcas de fuego. Otras bibliotecas
franciscanas que emularon dicha práctica:

Observantes: México, Tacuba, Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula, Puebla, Atlixco, Toluca,


Querétaro, Zacatecas,
Recoletos: San Cosme; Puebla: Totimehuacán y Huaquechula; Tlaxcala: Tepeyanco
Descalzos: San Diego, Tacubaya, Churubusco; Puebla: Santa Bárbara (San Antonio),
Texmelucan; Guanajuato, Morelia
Todos los Colegios Apostólicos de Propaganda Fide excepto el de Cholula; Pachuca está
siendo investigado; una particular, de Fr. Francisco Cardona Carrión.

Jesuitas
Nombre oficial: Compañía de Jesús.
Latín: Societas Jesu o Societas Iesu.
Siglas: S.I. o S.J.
Lema: “A la mayor gloria de Dios”.

Iconografía:

Sol: Símbolo de Jesucristo.


Monograma: “IHS”, sello adoptado por San Ignacio de Loyola que se transformó en el
símbolo de la compañía. Derivado del griego Ihsoys o Ihcoyc. Una falsa etimología
popular: "Jesus Hominum (o Hierosolymae”. En realidad, evolución del nombre Yehoshua
→ Ihsous → Iesus → Jesús.
Cruz: Símbolo de la Pasión de Jesús: la crucifixión.
Clavos: Símbolo del martirio de Jesús
Orden de clérigos regulares fundada por Ignacio de Loyola y aprobada por el Papa Paulo III
en 1540. Los jesuitas llegaron a México el 28 de septiembre de 1572 a misionar y también a
fundar escuelas para contribuir a la mejora moral y cultural de la sociedad criolla
novohispana. La orden de San Ignacio pronto se reconoció como la primera dedicada a la
enseñanza. Poco tiempo después de su llegada a la Nueva España comenzaron a levantar un
edificio para enseñar las clases de letras, de filosofía y teología y en 1586 fundaron el
Colegio de San Gregorio, un establecimiento para niños indígenas. Ahí permanecieron
hasta que se trasladaron a Tepozotlán en 1595. Posteriormente abrieron cuatro colegios
para estudiantes externos. Los jesuitas estudiaron ahí filosofía y teología hasta 1625 en que
los estudios filosóficos pasaron a la ciudad de Puebla. En esta ciudad hacia 1579 abrieron el
colegio de niños indios y criollos encabezado por un nobel jesuita, el padre Antonio de
Rincón, descendiente de los reyes de Texcoco. Más tarde se trasladaron al Colegio de San
Javier en la misma ciudad.

A partir del siglo XVII los jesuitas emprendieron una gran actividad misional en el norte de
México entre los tepehuanes, tarahumaras, yaquis, coras, etc. Sobresalieron en el estudio de
lenguas indígenas, publicando diversos diccionarios, gramáticas, vocabularios y sermones
en unos treinta idiomas nativos. El 25 de junio de 1767 se presentaron fuerzas armadas en
la Casa Profesa de México y en todos los colegios para notificarles que eran expulsados de
territorio novohispano por orden del rey Carlos III. Fueron desterrados a los Estados
Pontificios, en Boloña y Ferrara. En 1773 a través del Breve de Clemente XIV se dio a
conocer la supresión definitiva de la compañía. Fue hasta el 7 de agosto de 1814 que el
Papa Pío VII autorizó que los jesuitas restablecieran la orden de San Ignacio.

En México se restableció igualmente y recuperaron el Colegio de San Ildefonso y el


Colegio de San Pedro y San Pablo, sin embargo con las leyes de Reforma del siglo XIX
sufrieron dispersión al igual que las otras órdenes religiosas y el clero en general.
Benedictos
Nombre oficial: Orden benedictina.
Latín: Ordo Sancti Benedicti
Siglas: O.S.B.
Lema: “”.
Tipo: Orden religiosa monacal católica de vida contemplativa.

Iconografía:
La Orden de San Benito, Ordo Sancti Benedicti (O.S.B.), es la orden religiosa católica
dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia, que sigue la Regla dictada por
éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecassino. Benito de Nursia contribuyó
decididamente a la evangelización cristiana de Europa, por lo que es patrón de Europa.

Actualmente la Orden está extendida por todo el mundo, con monasterios masculinos y
femeninos. En 2005, la Confederación benedictina contaba con 349 abadías y prioratos, y
7.876 monjes, 4.350 de ellos sacerdotes.
Gracias a la expansión del monacato benedictino y sus diferentes reformas a través del
tiempo, se puede decir que Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización
cristiana de Europa. Razón por la cual, la Iglesia católica lo ha declarado patrón de
Europa.3 Entre las principales reformas de la llamada Orden de San Benito se encuentran
las de la rama de Cluny y la de Císter.

Luego de la Reforma protestante, al interno de las iglesias surgidas de ella, el monacato fue
abolido, sin embargo, un nuevo movimiento de retorno a las fuentes ha permitido que se
recupere la herencia benedictina en ellas. Es a partir del siglo XIX que se restablece la
Orden benedictina en la Iglesia anglicana y más tarde en otras iglesias tradicionales de la
Reforma.4

Los monasterios benedictinos son autónomos, cada uno tiene su propio abad, y se
reagrupan en diversas ramas o federaciones. Sin embargo, aunque sin perder su autonomía,
existe desde 1893 una Confederación Benedictina, cuya función es mantener la comunión
entre los diversos monasterios autónomos, federaciones e institutos religiosos que siguen la
Regla de San Benito.5

Las 5 promesas hechas a San Benito


San Benito recibió este mensaje de Dios:
1. Esta orden continuará existiendo hasta el fin de los tiempos.
2. La Orden de San Benito, en la batalla final, ofrecerá grandes servicios a la Santa
Madre Iglesia y confirmará a muchos en la fe. Y dará muchos confesores y mártires a la
Iglesia.
3. Nadie morirá en la Orden, cuya salvación no sea asegurada. Si el monje empieza a
vivir una mala vida y no se corrige; caerá en desgracia, será expulsado de la Orden o la
dejará por su propia voluntad. Aquellos que vivan en la Orden tendrán asegurada su
salvación.
4. Cualquiera que persiga la Orden de San Benito y no se arrepienta, verá sus días
acortados y morirá una muerte horrible.
5. Todos los que amen la Orden de San Benito tendrán una muerte feliz.

Dominicos
Nombre oficial: Orden de Predicadores.
Latín: Ordo Praedicatorum.
Siglas: O.P.
Lema: “Alabar, Bendecir y Predicar”.
Tipo: Mendicante.

Iconografía:

Perro: Una leyenda cuenta que la madre de Santo Domingo -la beata Juana de Aza-, antes
de ser madre del santo, soñó que un perro salía de su vientre llevando una antorcha
encendida en el hocico. Un monje benedictino, Santo Domingo de Silos, interpretó el sueño
explicando a Juana que su hijo iba a encender la devoción a Cristo mediante la predicación.
En un juego de palabras, Domingo proviene de Dominicus, “del señor” y Dominicanus, “el
perro del señor”. Apelativos que tuvieron mayor eco que el Pugiles Fidei, “caballeros de la
fe”, como los había llamado el papa Honorio III.
Estrella: la misma leyenda dice que durante el bautismo del santo apareció una estrella
sobre su frente. La interpretación alude a que Santo Domingo es un faro que guía almas
hacia Cristo.
“Stemma liliatum”: Cruz de Calatrava flordelisada: data de 1419.
Lilia blanca: su color alude a la pureza; esta flor sólo se abre y se yergue a la luz del sol o
las estrellas radiantes. Su aroma delicado significa también pureza.
Cruz de dos brazos: símbolo patriarcal; emblema por excelencia del cristiano.
Colores Blanco y Negro: pureza y penitencia; muerte y resurrección; mortificación y
alegría; renuncia al mundo, entrega a Cristo.
Rosario: Santo Domingo estableció esta devoción.
Libro: representa la biblia; fuente de predicación y espiritualidad; los evangelios.
Iglesia: Basílica laterana; Santa Madre Iglesia.

La Orden de Frailes Predicadores fue fundada por Santo Domingo de Guzmán en 1216. En
1220 se realizó el primer Capítulo General de la Orden celebrado en Bolonia y ahí se
redactó la segunda parte de las Constituciones y un año después se acordó la creación de las
ocho Provincias en Europa.
Con la misión de evangelizar al Nuevo Mundo un pequeño grupo de dominicos arribó a la
Nueva España en 1526 al puerto de Veracruz con los tres padres fundadores: Fray Domingo
de Betanzos, Fray Gonzalo Lucero y Fray Vicente de las Casas. A partir de 1528 la Orden
comenzó a extenderse hacia el sur y sureste de México -Valle de México, Morelos y
Puebla- por la mixteca -de Puebla y Oaxaca- y por la región zapoteca -de Oaxaca y
Chiapas-, con un gran crecimiento misionero. Dados estos frutos, en 1532 Fray Domingo
de Betanzos solicitó la autorización de Roma para la creación de la Provincia de Santiago
de México que se obtuvo dos años después. Asimismo hacia 1592 se dio la fundación de
otra provincia en la región de Oaxaca con el nombre de San Hipólito. En 1656 se creó la de
San Miguel y Santos Ángeles asignándosele los conventos de la diócesis de Puebla y los de
Teposcolula, Coixtlahuaca y Tamazulapan, siendo la sede principal el convento de Santo
Domingo, en la ciudad de Puebla. Los dominicos trabajaron, a mediados del siglo XVII, en
la región zapoteca y hacia el norte de México, Guadalajara, Zapotecas, Sierra Gorda y Baja
California.
Carmelitas Descalzos
Nombre oficial: Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Latín: Ordo Fratrum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo.
Siglas: O.C.D.
Lema: Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos.
Tipo de orden: mendicante.

Iconografía

Escapulario: concesión de la Virgen María a los religiosos para que difundieran su uso,
prometiendo liberar del Purgatorio a quienes lo usen.
Monte Carmelo: espacio que sirvió de refugio para ermitaños dedicados a la vida
contemplativa; se encuentra en Israel. El profeta Elías lo eligió para la vida contemplativa.
Representado al centro del escudo por una elevación o pináculo.
Estrella: María, estrella del mar, guía hacia Cristo.
Centella: Imagen de la dispersión del centro en el mundo; principio espiritual que da origen
a una vida individual. Representa la lucha del profeta Elías en contra de la idolatría -dios
Baal-; iluminó el pensamiento del pueblo hebreo.

La fundación de la comunidad carmelitana tiene un antiquísimo origen, aun precristiano,


que una tradición propia atribuye a los profetas Elías y Eliseo. Fue en España, en el último
tercio del siglo XVI, que la hermana Teresa de Ávila y fray Juan de la Cruz emprendieron
una profunda reforma de la orden de la cual, enfrentados a los tradicionalistas, nació la
Orden del Carmen Descalzo.

Los religiosos carmelitas reformados que integraron la misión de la Nueva España


arribaron a ésta en el mes de septiembre de 1585, encabezados por fray Juan de la Madre de
Dios. A poco de haber llegado el virrey, quien había sido su compañero de viaje, les
concedió la ermita de San Sebastián, en el barrio indígena del mismo nombre, al noroeste
de la ciudad de México donde al cabo de corto tiempo construyeron su primer convento.

Fue en 1598 cuando los carmelitas novohispanos se separaron de la provincia de Sevilla y


fundaron la provincia de San Alberto, pero ya contaban con cuatro conventos: el de la
ciudad de Puebla, fundado en 1586; el de Atlixco (Puebla) en 1589; el de Valladolid
(Morelia) en 1593 y el de Guadalajara en 1593. En 1597 se erigió el convento de Celaya
(Guanajuato).

La rama femenina de la orden se instaló en Veracruz primero, pero en 1601 recibió la


licencia del obispo don Diego Romano para fundar una casa y beaterio de mujeres en la
ciudad de Puebla, la cual se transformó en convento el 6 de junio de 1603, el primero de esa
orden en América. Una cédula real autorizó dicho establecimiento en Nueva España, el
convento de San José y Santa Teresa, lo cual se llevó a cabo el 27 de diciembre de 1604.
Fr. Arsenio de San Ildefonso (Jaén). Murió en olor de Santidad en México en 1636, Fr.
Gabriel de la M. de Dios (Baeza). Volvió a España y allá murió, Fr. Anastasio de la Madre
de Dios (Baeza). Volvió a España. Intentó regresar a México, pero en el viaje murió
ahogado en el mar con el hermano Elías de los Mártires.
Venía también el hermano diácono Fr. Cristóbal del Espíritu Santo, pero cuando iba a salir
la expedición, enfermó y murió en San Lúcar de Barrameda.

Orden de la Merced
Nombre oficial: Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos Cristianos.
Latín: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum.
Siglas: O. de M.
Lema: “Alegremente dispuestos a dar la vida”.
Tipo de orden: militar; mendicante.

Iconografía:
Escudo: Basado en el de Cataluña que, a su vez, tiene su origen en los blasones hereditario
de la Corona de Aragón y que remite al condado de Barcelona y la lucha contra los
normandos.
Metales: oro significa nobleza y benignidad; plata, pureza e inocencia; rojo, amor y caridad.
Cruz Blanca: Reminiscencia militar de la orden; hábito y enseña de las órdenes de los
cruzados medievales.
Corona: de los reyes de Aragón; particularmente de Jaime I, el conquistador, quien alentó a
Pedro Nolasco para la fundación de la Orden de la Merced.
San Pedro Nolasco nació hacia el año 1180 en Mas de las Santas Puellas en el sur de
Francia; de sus padres recibió una cristiana formación y la profesión de mercader, oficio
muy destacado en la Edad Media. Muy pronto emigró a Barcelona, España. Allí constató
los horrores del cautiverio que sufrían los cristianos en manos de los musulmanes. Fue
fundamental su experiencia de mercader para su futura vocación. En 1203 Nolasco
emprende el camino de dedicarse al rescate de cautivos cristianos mediante el pago de una
suma de dinero. Al comienzo invierte su propia fortuna. Para rescatarlos, Nolasco y sus
seguidores debían agotar todos los medios y estar dispuestos a quedarse en la cárcel si fuera
necesario para salvar la fe de un cautivo. El 10 de agosto de 1218 en la Catedral de
Barcelona, Nolasco y sus compañeros recibieron el hábito blanco de manos del obispo don
Berenguer de Palou, quien daba su aprobación oficial a la obra ?mercedaria. También el rey
don Jaime I de Aragón entregó a Nolasco su escudo de armas, distintivo que hasta hoy
llevan los miembros de la Familia Mercedaria. El 17 de enero de 1235 el Papa Gregorio IX
aprobó la Orden de la Merced. De esta manera, se reconoció el don especial de la redención
de los cautivos. Fueron muchos los mercedarios que soportaron el martirio por causa de la
fe. Esto se expresó en el Cuarto voto de Redención, compromiso solemne de dar la vida ?
por la libertad del cautivo.
Las hermanas mercedarias existen casi desde el inicio de la Orden. Recibidas por el propio
Pedro Nolasco, eran mujeres de condición social holgada, que disponían de bienes
suficientes para vivir convenientemente en sus propias casas y que se consagraban
totalmente al servicio de Dios, de los cautivos, de los pobres y de los enfermos. A
principios del siglo XIV algunas hermanas se fueron agrupando en casas para llevar vida de
comunidad, y constituyeron lo que se conoce con el nombre de beaterios. Vivían
observando la clausura, sin excluir la vida activa, después de la profesión de votos. Después
del Concilio de Trento, siglo XVI, los beaterios se transforman en conventos autónomos de
clausura papal, constituyendo la segunda Orden Mercedaria. María del Refugio Aguilar fue
la fundadora de las hermanas mercedarias en México.? El 25 de marzo de 1910 firmó el
alquiler de una casa en Ramón de Guzmán 127 (Ciudad de México), hecho que ha sido
considerado como el comienzo de la obra apostólica y, por consiguiente, fecha de la
Fundación del Apostolado de Jesús Eucarístico, conocido hoy como Instituto de Hermanas
Mercedarias del Santísimo Sacramento. ?El 30 de agosto de 1980 se constituye el Instituto
de Religiosas de la Orden de Ntra. Sra. de la Merced. Son religiosas mercedarias, que
habiendo estado en la Federación de Monjas de la Orden de la Merced, tras el Concilio
Vaticano II, optan por la vida apostólica o vida activa, profesando el cuarto voto. Las
religiosas mercedarias dedican su mayor y más importante actividad a la tarea educativa.

Después de investigar la jerarquía de la iglesia romana y sus distintas ordenes monásticas se


observa que cada uno de los reglones que componen este estudio es por completo una
mentira, una terrible falacia, que solo pueden ser de alguna manera argumentadas y
sustentadas con la tergiversar los pasajes de la Biblia. Todos estos jerarquías y órdenes
monásticas solo producen hombres depravados y pecadores, aun peor ateos, desde el papa
hasta los laicos. Personas que abusan de su autoridad eclesiástica para manipular, maltratar,
y abusar de todos aquellos que tienen bajo su autoridad, de maneras garrafales, como
violaciones sexuales, abuso de autoridad, esclavizando para obtener mano de obra barata,
en cuestiones como labores domésticas, administrativas, entre otras.

Bibliografía:
1) Álvarez Gómez, Jesús (1987). Historia de la Vida Religiosa I. Madrid:
Publicaciones Claretianas. ISBN 84-86425-25-5.
2) AP (2015). Annuario Pontificio. Città del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana.
ISBN 978-88-209-8522-6.
3) COMISIÓN INTERMERCEDARIA DE LOS COLEGIOS DE ESPAÑA. 2008. La escuela
mercedaria un proyecto de libertad. Recuperado el 7 de julio de 2010:
http://www.mercedarias.com/santander/documentos/Documento%201.doc

4) Historia Mercedaria. (s.f.). Recuperado el 7 de julio de 2010, de Colegio San Pedro Nolasco
de Quillota: http://www.cspnq.cl/historiamercedaria.html

5) Tagliafico, Ángela (2009). Historia de la Vida Consagrada. Lima: Paulinas. ISBN 978-
9972-05-095-4.

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