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Este documento resume los principios clave para lograr el éxito y la riqueza según Napoleón Hill. Estos incluyen desarrollar un fuerte deseo de lograr un objetivo valioso, tener fe en uno mismo y en su capacidad de alcanzarlo a través del uso de la autosugestión positiva, y perseverar en un plan bien pensado a pesar de los desafíos mediante la toma de decisiones y el uso del poder del pensamiento.
Este documento resume los principios clave para lograr el éxito y la riqueza según Napoleón Hill. Estos incluyen desarrollar un fuerte deseo de lograr un objetivo valioso, tener fe en uno mismo y en su capacidad de alcanzarlo a través del uso de la autosugestión positiva, y perseverar en un plan bien pensado a pesar de los desafíos mediante la toma de decisiones y el uso del poder del pensamiento.
Este documento resume los principios clave para lograr el éxito y la riqueza según Napoleón Hill. Estos incluyen desarrollar un fuerte deseo de lograr un objetivo valioso, tener fe en uno mismo y en su capacidad de alcanzarlo a través del uso de la autosugestión positiva, y perseverar en un plan bien pensado a pesar de los desafíos mediante la toma de decisiones y el uso del poder del pensamiento.
El dinero, la fama, el reconocimiento y la felicidad pertenecen a todo aquel que
esté preparado y decidido a tener esos beneficios. El estar preparados hace que las cosas aparezcan. Todo logro, toda riqueza ganada tiene su principio en una idea. Si se está preparado ya se posee la mitad y será fácil reconocer la otra mitad en el momento en que alcancemos nuestros pensamientos. La riqueza cuando aparece es el resultado de exigencias definidas basadas en la aplicación de planes concretos; nunca la riqueza es debida a la suerte o al azar. La historia de una fortuna comienza el día en que el creador y vendedor de ideas se conocen y empiezan a trabajar en armonía. Tener un principio definido -desarrollar un ardiente deseo de un gran objetivo que valga la pena-, es el primer principio para hacerse rico. Pero debemos recordar que se puede conseguir cualquier cosa que no viole las Leyes Universales: las Leyes de Dios y los derechos de los congéneres. Los pensamientos son cosas y muy poderosas cuando se combinan con la exactitud del propósito, la perseverancia y un imperioso deseo de convertirlas en objetos materiales. Una de las causas más comunes del fracaso es el hábito de abandonar cuando nos vemos presa de una frustración temporal; el fracaso se deleita en hacernos tropezar cuando el éxito está casi a nuestro alcance. Cualquier adversidad contiene la semilla de una ventaja equivalente. Una de las mayores debilidades de la especie humana es la típica familiaridad con la palabra “imposible”. Otra debilidad es el hábito de medirlo todo, y a todos, por sus propias impresiones y creencias. La amplitud de miras es esencial para crecer; la cerrazón de ideas no inspira fe, ni coraje, ni convicción. El éxito llega a aquellos que son conscientes de su posibilidad y el fracaso llega a los que se resignan a él con indiferencia. Somos dueños de nuestro destino en la medida en que tenemos el poder de controlar los pensamientos. Nuestro cerebro se magnetiza con los pensamientos dominantes que llevamos en la mente y esos “imanes” atraen hacia nosotros fuerzas, las personas, las circunstancias de la vida que armonizan con la naturaleza esos pensamientos. Antes de tener riqueza tenemos que magnetizar nuestra mente con el deseo de riqueza hasta que ese deseo por el dinero nos conduzca a hacer planes definidos para adquirirlo. Pasos hacia la riqueza 1. El deseo: es imperioso para atraer la riqueza desearla con un estado mental convertido en obsesión (debe ser de convicción y no de mera esperanza o anhelo), planificar formas y medios definidos para adquirirla y ejecutar esos planes con una perseverancia que no acepte el fracaso. Ciertamente no hay nada, correcto o equivocado, que la confianza sumada a un deseo ardiente, no pueda hacer real. Para convertir el deseo en oro se debe: determinar la cantidad exacta de dinero deseado; determinar lo que nos proponemos dar a cambio del dinero deseado; establecer un plazo determinado en el que nos proponemos poseer del dinero; crear un plan preciso para llevar a cabo nuestro deseo empezando de inmediato; escribir un enunciado claro y conciso de todo lo anterior; y leer lo escrito en voz alta dos veces al día y en el mientras tanto sentir y pensar ya en la posesión del dinero. 2. La fe: la fe es el elemento químico primordial de la mente. Cuando la fe se mezcla con el pensamiento, el subconsciente capta la vibración, la traduce en su equivalente espiritual y la transmite a la Inteligencia Universal. La fe se puede crear con instrucciones al subconsciente a través del principio de la autosugestión (convencer al subconsciente de que crea que recibirá lo que pedimos; el subconsciente lo devuelve en forma de fe acompañada de planes precisos). Las emociones o porción sentimental de los pensamientos, son los factores que dan vitalidad y acción a éstos. Es necesario estimular las emociones positivas como las dominantes de la mente quitando importancia o eliminando las negativas para poder convertir a la mente en una morada favorable de la fe. No podemos llenar la cabeza de miedos, dudas y desconfianza en si capacidad para conectar y usar la fuerza de la Inteligencia Infinita porque la ley de autosugestión adoptará ese espíritu de desconfianza y lo usará como patrón mediante el cual el subconsciente lo traducirá en su equivalente físico. La fe elimina las limitaciones. 3. La autosugestión: si se quieren resultados sorprendentes se debe conseguir que la parte más profunda de la mente trabaje para nosotros; si se fuerza esto con el poder de la emoción se tendrá una combinación increíble. Autosugestión es alimentar voluntariamente el subconsciente con pensamientos de naturaleza constructiva, o por negligencia permitir que los negativos se infiltren en ese rico jardín de la mente. Las palabras para llegar al subconsciente deben ser habladas y cargadas con la emoción de la convicción, La concentración juega un papel importantísimo y debe llegar a hacer del deseo casi una obsesión ardiente. Igualmente recuerde que la inspiración es algo muy valioso y apenas el inconsciente le ofrezca un plan úselo o pongálo en práctica enseguida. 4. El conocimiento especializado: se puede encontrar el conocimiento que se necesita para llegar a dónde se quiere. El conocimiento se convierte en poder si está organizado en planes definidos de acción y dirigidos hacia el objetivo determinado; el conocimiento es sólo un poder potencial. Pero los conocimientos no necesariamente tienen que estar en posesión de quienes acumulan fortuna. Conocimiento especializado más imaginación son los ingredientes de negocios peculiares y provechosos. 5. La imaginación: la imaginación es el taller de la cabeza y puede convertir la energía de la mente en logros y riqueza. Existe la imaginación sintética (capacidad de compaginar viejos conceptos, ideas o planes en nuevas combinaciones) o la creativa (facultad mediante la cual se reciben los “presentimientos” y las “inspiraciones”. Por falta de actividad la imaginación puede debilitarse, o sea que mediante el uso puede revivirse y estimularse. 6. Planificación organizada: ningún individuo tiene suficiente experiencia, educación innata y conocimientos para garantizar la acumulación de una gran riqueza sin la cooperación de las demás personas. Los planes para llevar a cabo deben ser prácticos y viables, deliberados y cuidadosos: no es el abogado que más sabe de leyes el que gana el proceso, sino el que más lo prepara. La remuneración y la duración del empleo o riqueza se determinan por el “CCE”: calidad (cuidado en los detalles teniendo como presente mayores eficiencias), cantidad (totalidad de servicios prestados de la cual se es capaz en todo momento) y adecuado espíritu de cooperación (hábito de una conducta agradable y armoniosa que induzca a una cooperación de socios y empleados). Las características principales de un líder son: valor inquebrantable, autocontrol, un claro sentido de justicia, determinación de decisiones, exactitud en los planes. El hábito de hacer más de lo que le corresponde, una personalidad agradable, simpatía y comprensión, dominio del detalle, disposición a asumir toda la responsabilidad y cooperación. 7. La decisión: la dilación, lo contrario de la decisión, es un enemigo común que debe superar casi todo ser humano. Quienes que no logran acumular riquezas tienen el hábito de tomar decisiones de manera muy lenta y de cambiar esas mismas decisiones con rapidez y a menudo. Si se permite que las opiniones de los demás nos influyan, llegaremos a no tener deseos propios. Hay que tener los ojos y oídos bien abiertos y la boca cerrada (quienes hablan mucho hacen bien poco: la verdadera sabiduría se manifiesta en la modestia y el silencio). El valor de toda decisión depende del coraje que se necesite para ejecutarla, pero debe recordarse que todo hombre poderoso depende de su propio poder. 8. La perseverancia: el fundamento de la perseverancia es la fuerza de voluntad. La facilidad con que se venza la falta de perseverancia dependerá por completo de la intensidad del deseo de cada cual. Si no existe perseverancia podemos vernos derrotados incluso antes de haber empezado. La única “casualidad” en la que se puede confiar es aquella que uno ha sabido labrarse por sí mismo. 9. El poder del pensamiento maestro: los planes son inertes e inútiles sino se dispone de poder (conocimiento organizado e inteligentemente dirigido). El poder se puede producir mediante la amistosa alianza de las mentes: dos personas o más poderosas y coordinadas en espíritu de armonía para trabajar, se ponen en posición de absorber poder directamente de la gran reserva universal de la Inteligencia Infinita. Para que el poder se utilice con éxito en al obtención del dinero debe ser mezclado con fe, con deseo, con perseverancia, aplicado a un plan y ese plan debe ser puesto en acción. La felicidad está en hacer y no sólo en poseer. 10. El misterio de la transmutación del sexo: el deseo sexual es el más poderoso de los deseos humanos; cuando los hombres se ven impulsados por él desarrollan agudeza de imaginación, valor, fuerza de voluntad, perseverancia y habilidad creativa. Las vías de salida a ese deseo deben ser formas de expresión que enriquezcan el cuerpo, la mente y el espíritu, y no sólo salidas puramente físicas. La transmutación sexual contiene el secreto de la habilidad creativa (vínculo directo entre la mente finita del hombre la Inteligencia Infinita: fundamente del sexto sentido). La sexualidad es la energía creativa de todos los genios, pero en realidad el camino que conduce al genio lo emprenden el desarrollo, el control y el uso del sexo, el amor y el romanticismo: esfuerzo voluntario y consciente. Existe una estrecha relación entre los deseos sexuales y las urgencias espirituales; y las personas de elevada naturaleza sexual poseen siempre una gran reserva de magnetismo y una gran dosis de entusiasmo. La mayor fuerza motivadora del hombre es su deseo de agradar a la mujer y ningún hombre será feliz o completo sin la influencia modificadora de la mujer correcta. 11. El subconsciente: el subconsciente no sabe permanecer ocioso, si no se logra plantar deseos en él entonces se alimentará de pensamientos que llegarán como resultado de su propia negligencia. Todo aquello que el hombre crea empieza con un impulso del pensamiento; los impulsos se transforman en planes gracias a la ayuda de la imaginación; cuando está bajo control esa imaginación se puede utilizar para la creación de propósitos concretos que conducen al éxito en la ocupación elegida por cada cual. Con las emociones positivas del deseo, la fe, amor, sexo, entusiasmo, romanticismo y esperanza podemos influir y controlar la “audiencia interna” de nuestra mente. Es nuestra responsabilidad asegurarnos que las emociones positivas constituyan la influencia dominante de nuestra mente y para ello es de gran ayuda la ley del hábito. 12. El cerebro: todo cerebro humano es tanto una estación receptora (imaginación) como emisora (subconsciente) para la vibración del pensamiento; las vibraciones pueden incrementarse a través de las emociones. Con autosugestión se pone en funcionamiento nuestra capacidad “emisora” y todo el procedimiento empieza con el deseo. 13. Sexto sentido: sexto sentido es la porción de la mente subconsciente (imaginación creativa o aparato receptor) a través del cual las ideas, los planes y los pensamientos surgen en la mente como destellos o presentimientos o inspiraciones. Con la ayuda del sexto sentido somos advertidos de todo peligro inminente con bastante tiempo para evitarlo y se nos notifican las oportunidades con la suficiente antelación para aprovecharlas: es como un “ángel guardián”. La felicidad no es otra cosa que la comprensión (alcanzada por la familiaridad y el uso del sexto sentido) de nosotros mismos, de los demás y de las leyes de la naturaleza. Existen tres enemigos que se necesitan eliminar de nuestras mentes: la indecisión, la duda y el temor. El sexto sentido nunca funcionará si estos tres elementos continúan en nuestras mentes ya sea en su conjunto o por separado. La indecisión es la semilla del temor; la indecisión se cristaliza en la duda y ambas se mezclan y se convierten en temor. Tenemos la responsabilidad de exigirle riquezas a la vida; todo depende de nuestro estado mental el cual hay que asumirlo porque no se puede comprar sino que debe ser creado. El temor a la pobreza paraliza la facultad del razonamiento, destruye la facultad de la imaginación, elimina la confianza en sí mismos, socava el entusiasmo, desanima la iniciativa, conduce a la incertidumbre de propósito, estimula la dilación y convierte el autocontrol en una imposibilidad. Le arrebata a uno el encanto de la personalidad, destruye la posibilidad de pensar con exactitud, distrae la concentración del esfuerzo, domina la perseverancia, reduce la fuerza de voluntad a la nada, destruye la ambición, ensombrece la memoria e invita al fracaso en toda forma concebible. Mata el amor y asesina las emociones más exquisitas del corazón, desanima la amistad e invita al desastre en cien formas diferentes, conduce al insomnio, la miseria y la infelicidad, y todo ello a pesar de la evidente verdad de que vivimos en un mundo de abundancia de todo aquello que podamos desear sin nada que se interponga entre nosotros y nuestros deseos, excepto la falta de un propósito definido. Los síntomas del temor a la pobreza son: indiferencia, indecisión, duda, preocupación, precaución excesiva y dilación (buscar justificaciones y excusas para no realizar algo, comprometerse con dificultades en lugar de dominarlas, planificar sólo después del fracaso, debilidad de confianza en sí mismo y esperar la pobreza en lugar de exigir la riqueza asociándose con los que aceptan la pobreza y no buscar la compañía de quienes quieren y reciben dinero), El temor a la crítica priva al hombre de su iniciativa, destruye su poder de imaginación, limita su individualidad, el quita la confianza en sí mismo y daña de cien formas diferentes. La crítica implanta el temor en el corazón humano o el resentimiento, pero no construye ni el amor ni el afecto. Como síntomas del temor a la crítica se tiene: timidez, falta de serenidad, debilidad de carácter, complejo de inferioridad, extravagancia, falta de iniciativa y falta de ambición. Existe también los temeros a la enfermedad, a la muerte, a la pérdida de amor y a la vejez. A través de la indecisión los seis temores básicos se transforman en estado de preocupación. El reconocer que por naturaleza somos vulnerables a todos y cada uno de estos temores y instituir hábitos en nuestra actitud que nos permitan contrarrestarlos es una manera de protegernos de las influencias negativas. Para alcanzar el tan anhelado éxito se debe encontrar paz mental, adquirir los materiales necesarios para la vida y, por encima de todo, alcanzar la felicidad. Todas esas evidencias de éxito empiezan en formas de impulso de pensamiento, por tanto debemos estar atentos a las palabras pronunciadas. Tenemos control sobre nuestro pensamiento. El control mental es el resultado de la autodisciplina y el hábito, El método más práctico de todos para controlar la propia mente es el de mantenerla ocupada con un propósito definido apoyado con un plan concreto. La vida es un tablero de ajedrez donde el contrincante es el tiempo: los tesoros más poderosos están aquí, sólo hay que alargar los brazos y recogerlos.