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El Equilibrio Economico Financiero en Los Contratos Administrativos PDF
El Equilibrio Economico Financiero en Los Contratos Administrativos PDF
Para ello, se estudian en primer lugar los fines que persigue la contratación
estatal, y los principios que deben regirla. Se observa entonces como la
contratación administrativa tiene el objetivo primordial de obtener el bien
común, dando así cumplimiento a los fines que por mandato constitucional el
Estado debe procurar.
Por otro lado, se explican también las principales aleas que pueden acaecer
durante la ejecución del contrato: La Teoría de la Imprevisión y el Hecho del
Príncipe. Se enuncian sus características, y los supuestos de hecho que deben
darse para proceder a su aplicación.
En el primer caso, es decir, frente a los fines del Estado contratante, la norma
establece como objetivos la consecución de los fines estatales y la continua y
eficiente prestación de los servicios públicos.
Por otro lado, la finalidad del contratista estatal, se refiere a la obtención de una
utilidad derivada del contrato celebrado, es decir, su motivación para contratar
con el Estado – como con otro particular – es el ánimo de lucro.
Adicionalmente, el Estatuto General de la Contratación Pública califica la
actividad del contratista como una función social, en la medida en que lo
convierte en un colaborador del Estado en la consecución de sus fines.
En este orden de ideas, vale la pena remontarse a las razones que llevaron al
legislador a establecer de esta manera y con este alcance, la finalidad de la
contratación estatal. La Exposición de Motivos de la Ley 80 de 1993, sobre el
particular, manifiesta lo siguiente:
(…)
(…)
c) Ahora bien, el contratista asume el rol de colaborador del Estado, y por esto
se acerca a él para ofrecerle sus servicios, para obtener a cambio, una utilidad
o provecho económico. Esto es apenas natural. Tanto así lo es, que la misma
Ley 80 consagra a su favor el derecho de obtener oportunamente su
remuneración y a mantener durante la vigencia del contrato, el valor intrínseco
de la misma. El ánimo de lucro como motivación del particular, y el pago
efectivo de la remuneración pactada, cobran vital importancia en el adecuado
desarrollo de la contratación estatal. Es por esto, entre otras razones, que,
como se verá a lo largo de este estudio, se explica la inclusión del principio de
la ecuación económica y financiera del contrato estatal. Podría afirmarse que
la contratación estatal es una actividad de carácter instrumental, en la medida
que es un medio para que tanto Estado, como particular, alcancen una
finalidad determinada.
1
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS, Ley 80 de 1993.
1.2. PRINCIPIOS QUE ORIENTAN LA CONTRATACIÓN ESTATAL
Los principios aquí referidos son aquellos que aparecen en la Ley 80 dentro del
Capítulo asignado a los “Principios de la Contratación Estatal”, sin que esto
quiera decir que son los únicos consagrados, como se verá mas adelante. Se
traen a colación, al igual que la finalidad de la contratación pública, en la
medida en que en no pueden perderse de vista en ningún momento y bajo
ninguna circunstancia dentro de la actividad contractual. Resultan importantes
además, porque los principios no deben interpretarse de manera aislada, ya
que por el contrario, todos se relacionan entre sí. De esta manera, se
resaltaron aspectos que, como se podrá apreciar mas adelante, se relacionan
directamente con el principio de la ecuación económica y financiera del
contrato estatal.
Así las cosas, como primera característica del contrato estatal, se puede
afirmar que es oneroso.
En este orden de ideas, el Código Civil, distingue dos categorías dentro del
contrato oneroso en su artículo 1498, así:
2
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Teoría General de los Contratos de la Administración Pública.
Editorial Legis. Primera Edición. 1999.
La Ecuación Financiera y Económica del contrato tiene sentido en la medida
que se conciba al contrato estatal como un contrato conmutativo, en los
términos del Código Civil. Y aunque resulta apenas obvio encuadrarlo dentro
de esta categoría, bien vale la pena entender las razones jurídicas por las
cuales la conmutatividad es una característica propia de los contratos que
celebra el Estado con los particulares, y que por lo tanto, eliminan de plano
cualquier consideración en contrario.
3
MONTES ECHEVERRY Susana. Concesiones Viales. La Inadecuada Distribución de los
Riesgos, eventual causa de crisis en los contratos. Revista de Derecho Público No. 11. Junio
de 2000. Universidad de Los Andes, Facultad de Derecho.
Artículo 5º, numeral 1º. “Derechos del contratista. Recibir
oportunamente la remuneración pactada y a que el valor
intrínseco de la misma no se altere o modifique durante la
vigencia del contrato. En consecuencia, tendrá derecho
previa solicitud, a que la administración les restablezca el
equilibrio de la ecuación económica del contrato a un
punto de no pérdida por la ocurrencia de situaciones
imprevistas que no sean imputables a los contratistas. Si
dicho equilibrio se rompe por incumplimiento de la entidad
estatal contratante, tendrá que restablecerse la ecuación
surgida al momento del nacimiento del contrato” (Subrayas y
negrillas fuera del texto original).
Por ser este el tema de estudio, en el capítulo cuarto se realizará un análisis más
extenso y detallado de la ecuación económica y financiera del contrato estatal.
Pero para efectos de examinar la conmutatividad de los contratos estatales, es
necesario enunciar, por ahora, este principio.
4
MONTES ECHEVERRY, Susana. Obra Citada.
5
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
3. EL PRINCIPIO DE LA AUTONOMÍA DE LA
VOLUNTAD PRIVADA
(…)
(…)
6
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS, Ley 80 de 1993.
acuerdo con las normas civiles, comerciales y las previstas en
esta ley, correspondan a su esencia y naturaleza.
Fuera del contexto del tema que nos ocupa, estos derechos son válidamente
renunciables. El primero de ellos, como es obvio, requiere para hacerse
efectivo, la reclamación que en este sentido haga quien se ve afectado por las
decisiones de la administración. A contrario sensu, si no se reclama, no se
obtiene indemnización alguna. Y en directa relación, el derecho a la propiedad
privada, como derecho económico y social (de tercera generación en la
clasificación que doctrinariamente se ha hecho de los derechos humanos) es
renunciable en virtud del principal de los atributos del derecho de dominio, cual
es, el ius abutendi (facultad de disponer de la cosa sobre la cual recae el
derecho, incluso de destruirla si es ésta la voluntad del propietario).
Pero dentro del marco del contrato estatal el tema de la renuncia al derecho
que tiene el contratista al mantenimiento del equilibrio económico y financiero
del contrato, producto de estos derechos, no es tan simple. Dicha renuncia,
implicaría para el contrato, que se desvirtúe la conmutatividad que lo
caracteriza y la finalidad de la contratación estatal, consagrada en el artículo
tercero de la ley 80 de 1993.
7
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Árbitros: Marcela Monroy Torres, Daniel Suárez Hernández y Sergio Rodríguez
Azuero.24 de Agosto de 2001
8
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
Administrativo y la Contratación Estatal, lo cual además, como consecuencia de
lo anterior, desvirtúa la conmutatividad del contrato.
Es claro entonces, que la renuncia que el contratista haga de los derechos que
le corresponden, supuestamente amparado en el principio de la Autonomía de
la Voluntad, contraría la esencia misma del contrato estatal, que es claramente
una disposición de Orden Público, desnaturalizándolo, y en consecuencia
viciando la convención de nulidad.
9
MONTES ECHEVERRY, Susana. Obra Citada.
Ahora, la labor interpretativa que llevará necesariamente a distinguir qué
aspectos del contrato son renunciables, corresponderá en primera medida a las
partes. Pero si estas no lo hicieran, será tarea del juez determinar el alcance de
la autonomía de la voluntad, a la hora de dirimir un conflicto entre los co-
contratantes.
10
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA. Árbitros: Martha Cediel de Peña,
Alberto Hernández Mora y Carolina Rodríguez Ruiz. 19 de marzo de 1996
11
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA. Obra citada
La siguiente ha sido la posición jurisprudencial sobre el tema que nos ocupa:
12
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, marzo 27 de 1992, Expediente No. 6353.
buenas costumbres, encuentra en el campo del Derecho Administrativo una
serie de cortapisas adicionales, como son los principios que rigen el Derecho
Público.
13
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera, 20 de septiembre de 1979 Expediente No.2742
establecieron en su contrato, relación económica que ellas
debe respetar y que la administración además, está obligada a
preservar; cláusulas que tengan por ejemplo el alcance de
desconocer o impedir que el contratista acceda a la justa y
plena remuneración por la obra realizada en ejercicio de
derechos que la ley o el propio contrato le confieran, que
resultan contrarias al propio contrato y a preceptos de orden
público que consagra la ley y que hoy, la propia ley 80 de 1933
expresamente prohíbe”. 14
14
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA. Obra citada
4. EL EQUILIBRIO ECONOMICO Y FINANCIERO DEL
CONTRATO
Para efectos de entender el alcance del tema específico del equilibrio económico
del contrato estatal, bien vale la pena traer a colación una sentencia del Consejo
de Estado que lo explica de manera acertada:
16
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera. Sentencia del 29 de mayo de 2003. Número de
Radicación 14577. M.P. Ricardo Hoyos Duque.
17
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Árbitros Marcela Monroy Torres, Daniel Suárez Hernández y Sergio Rodríguez
Azuero. 24 de agosto de 2001.
presente su importancia en la contratación estatal, y las circunstancias que
causan su rompimiento:
18
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de mayo de 2003. Número de
Radicación 14577. M.P. Doctor Ricardo Hoyos Duque.
del negocio y a través de la misma se orienta la relación
contractual. El concepto analizado reviste especial
importancia en aquellas relaciones contractuales
conmutativas y de ejecución a mediano o largo plazo, con
razón en que cualquier variación que se presente en la
economía del contrato necesariamente incide en el
equilibrio financiero del mismo.
19
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Expediente No. 10151
20
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada
“Desde una perspectiva dogmática, el principio del equilibrio
económico, previsto en el artículo 27 de la Ley 80 de 1993, se
fundamenta en las características mismas de la contratación
estatal y aparece como contrapartida frente a las facultades
exorbitantes del Estado, así como contrapeso frente a las
potestades genéricas del ente estatal que ponen al contratista
en condición de inferioridad. Constituye dicho principio,
igualmente, un derecho subjetivo del contratista que se deriva
de la relación contractual y se funda en el principio según el
cual, el particular no está obligado a soportar los perjuicios que
se le causen contractualmente por el acaecimiento de
situaciones que son ajenas a su voluntad y que bien pueden
provenir del mismo Estado, por más lícitas que ellas sean
(artículo 3º de la ley 80 de 1993), o de otras circunstancias,
igualmente ajenas a su propia responsabilidad.
Con el principio del equilibrio económico contractual se
pretende, en consecuencia, que las condiciones económicas
propuestas por el Contratista en la Licitación persistan durante
la ejecución del negocio jurídico; implícitamente, se reconoce
que el contratista se vincula con la entidad pública con el
objeto de percibir un beneficio, que no puede menoscabarse
en pro del interés público, cualquiera sea la causa que lo altere
(…)”21
21
Laudo Arbitral. ORLANDO RIASCOS Y CIA. S. EN C. VS. FONDO DE EDUCACIÓN Y
SEGURIDAD VIAL DEL DATT-FONDATT. Árbitros: Martha Cediel de Peña, María Leonor
Villamizar y Laureano Gómez Serrano. Enero 26 de 2001.
sus fines. El contrato estatal, es el instrumento a través del cual el Estado,
logra los resultados que, por disposición Constitucional, está obligado a
obtener.
22
Esta teoría supone que los contratantes se obligan teniendo en cuenta las condiciones
existentes al momento del contrato, de manera tal que si ellas cambian en detrimento de
alguna de las partes por una mayor onerosidad, el incumplimiento que se genere por esa
causa, se entiende exculpado o genera una revisión del negocio.
El Estado con el fin de lograr los cometidos que le son propios
acude a los particulares para que le proporcionen los bienes,
servicios y obras que requiere y éstos colaboran con aquel en
la satisfacción de sus necesidades de un provecho económico.
Una relación así concebida presupone de entrada una
innegable desigualdad por la existencia del Estado como
personero del Interés público, en cuya garantía se consagran
privilegios.
23
DAVILA VINUENZA, Luis Guillermo. Régimen Jurídico de la Contratación Estatal.
Aproximación Crítica a la Ley 80 de 1993. Editorial Legis. Primera Edición. 2001.
comunidad a que las obras destinadas a los servicios públicos
se ejecuten y, a que éstos se presten y no se interrumpan”.
24
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA, Obra citada.
departamento, etc.) está autorizado por ley para aportar de sus
propias partidas presupuestales a proyectos de infraestructura
en los cuales sea evidente que el concesionario no podrá
recuperar la inversión; estos recursos podrán ser recuperados
por el ente estatal solo una vez haya sido recuperada la
inversión del particular. Del mismo modo, al estado le está
permitido pactar dentro del contrato una “garantía mínima” con
cargo a su presupuesto, para velar porque se mantenga la
ecuación económica y financiera del contrato.”25
25
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO
NACIONAL DE VIAS. Obra citada
26
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA, Obra citada.
“La mayor onerosidad se concreta en los costos de la
inactividad así producida, que debe ser reconocida o
compensada económicamente por la administración
contratante en la medida y grado en que sea producido el
daño a la economía del contratista. Para el caso no interesa
que se haya o no llenado la formalidad de las actas de
suspensión de la obra, porque basta la existencia de la
parálisis temporal de la actividad contratada para que surja la
obligación indemnizatoria”.27
27
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA. Obra citada.
28
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS de la Ley 80 de 1993
Este postulado, es conocido en otras legislaciones como Intangibilidad
Patrimonial, y la jurisprudencia costarricense29 lo define así:
29
Para efectos de reafirmar la aplicación de la imprevisión a los contratos estatales se recurre
a la jurisprudencia costarricense, en la medida en que son evidentes las similitudes entre el
régimen jurídico de este país y el colombiano.
30
COSTA RICA. Sentencia No. 3495-92 de las 14:30 horas del 19 de noviembre de 1992.
En el mismo sentido se ha pronunciado la jurisprudencia venezolana31 al
recalcar que:
31
Se ilustra el tema con jurisprudencia venezolana por las mismas razones por las cuales se
trajo a colación la jurisprudencia de Costa Rica.
32
VENEZUELA. Sentencia de fecha 11 de mayo de 2000, caso TRINO JUVENAL PÉREZ
SOLANO contra ALCALDÍA DEL MUNICIPIO GUANIPA DEL ESTADO ANZOATEGUI Sala
Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia.
4.2. LA REVISIÓN DE PRECIOS COMO MECANISMO QUE SE EMPLEA
PARA RESTABLECER EL EQUILIBRIO ECONÓMICO DEL CONTRATO
ESTATAL
33
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 15 de agosto de 1985.
Expediente 3916. M.P. Doctor Julio César Uribe Acosta.
fluctuaciones que durante la ejecución del contrato se hayan
presentado en los costos de los componentes básicos que
integran la obra y su finalidades asegurar que el pago que
realice la Administración Pública por concepto de los trabajos
ejecutados por su colaborar privado concuerden íntegramente
con el valor de la remuneración pactada en el contrato.
34
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra citada.
Las características que reviste la Teoría de la Revisión de Precios son las que
se enuncian a continuación35:
35
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra citada.
c) Bilateral: Esto quiere decir que puede ser invocada tanto por el contratista
particular, como por la entidad pública contratante, dependiendo de quién
resulte afectado por la variación de los costos de los componentes del precio
del contrato. Sobre la posibilidad de que sea el Estado contratante quien
invoque este derecho, el artículo 4º numeral 3º de la Ley 80 señala que “las
entidades estatales solicitarán la actualización o la revisión de precios cuando
se produzcan fenómenos que alteren en su contra el equilibrio económico y
financiero del contrato”.
Los requisitos que deben presentarse para que sea válida la aplicación de la
Teoría de la Revisión de Precios son los siguientes36:
36
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra citada.
entre esta teoría y la de la Imprevisión, por cuanto esta última, exige como se
verá mas adelante, que el alea imprevisible ocasione que la ejecución del
contrato resulte excesivamente onerosa para el contratista.
5. ALEAS JURÍDICAS QUE SE PUEDEN PRESENTAR
EN LA EJECUCIÓN DE LOS CONTRATOS ESTATALES
37
DÁVILA VINUEZA, Luis Guillermo. Obra Citada.
contratista que reclama la aplicación del principio esté libre de
cualquier tipo de imputación, por acción u omisión, y envuelve,
en consecuencia, el pleno y cabal acatamiento de las cargas y
deberes que comporta la realización de cualquier contrato,
particularmente en lo que atañe con la diligencia que debe
desplegar todo contratista tanto en la elaboración de la oferta
como durante su ejecución”.38
38
DÁVILA VINUEZA, Luis Guillermo. Obra citada
aplicación resulte fundada por razones de conveniencia y por
ende, ajena a la conducta contractual del particular, y por último
la expedición de una decisión administrativa que ocasione una
verdadera "alteración o trastorno en el contenido del contrato, o
cuando la ley o el reglamento afecten alguna circunstancia que
pueda considerarse que fue esencial, determinante, en la
contratación y que en este sentido fue decisiva para el
contratante" 17. Se erigen en los móviles que pueden agruparse
dentro de la primera de las causales descritas, vale decir, las
imputables al Estado. Al efecto, conviene precisar que la última
de las circunstancias delineadas corresponde a lo que la
doctrina y jurisprudencia han dado en llamar el "hecho del
príncipe".
39
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS, Ley 80 de 1993.
Los motivos propiciadores de la restauración del equilibrio
financiero que amparan la segunda hipótesis, es decir, la
"ocurrencia de situaciones imprevistas, que no sean imputables
al contratista, se enmarcan dentro de la "teoría de la
imprevisión". Se trata, pues, de situaciones extraordinarias
ajenas a las partes, imprevisibles, que siendo posteriores a la
celebración del contrato, alteran la ecuación contractual en
forma notoria pero que no imposibilitan su ejecución. De modo
que también tendría que de ellas predicarse su temporalidad o
transitoriedad.
40
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS, Ley 80 de 1993.
perjuicios sufridos. Ahora bien, ¿qué pasa si el equilibrio financiero se rompe
por una actuación del Estado que no es antijurídica?
Estamos entonces frente al típico caso del Hecho del Príncipe. Esta teoría se
refiere al evento en el cual, el Estado en ejercicio de su facultad normativa,
adopta medidas de carácter general y abstracto, que por vía refleja, rompen la
ecuación económica del contrato, ya sea porque implican para el contratista
mayores costos en la ejecución del contrato, o la reducción de la expectativa de
utilidad.
Según el derecho francés, “una medida global que el Estado efectúa por
razones de interés general, como una medida tributaria, puede romper el
equilibrio financiero de un contrato administrativo”.41 El Hecho del Príncipe
implica entonces una responsabilidad por parte del Estado que no es atribuible,
como en la teoría clásica de la responsabilidad, a un hecho antijurídico.
41
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada.
sino del carácter singular o excepcional del daño
causado.”42(Subrayas y negrillas fuera del texto)
42
CONSEJO DE ESTADO Sección tercera, sentencia del 28 de octubre de 1976 C.P. Jorge
Valencia Arango
terminación de un contrato estatal y pretenda su reparación,
ha de probar primero la realización del daño o perjuicio y la
ausencia de la obligación surgida de la ley o del contrato de
preverlo o asumirlo (...) restableciendo para la parte afectada
el sentido y finalidad que la llevó a contratar. ”43 (Subrayas y
negrillas fuera del texto)
Para que opere el restablecimiento del equilibrio económico del contrato por el
acaecimiento del alea extraordinaria del Hecho del Príncipe, además de los
requisitos generales enunciados anteriormente, es necesario que46:
43
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada
44
DÁVILA VINUEZA, Luis Guillermo. Obra Citada.
45
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de mayo de 2003. Número de
Radicación 14.577. M.P. Ricardo Hoyos Duque.
46
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
sobrecosto, o una disminución en la expectativa de utilidad, que en cualquier
caso torne más onerosa la ejecución del contrato, y que altere ostensiblemente
la economía del mismo.
Los siguientes son los efectos que la medida oficial adoptada que altera el
equilibrio económico del contrato presenta49:
47
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
48
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 1989. Expediente
4655. M.P. Dr. Antonio de Irisarri Restrepo
49
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
de la apremiante situación económica sobreviniente al Hecho del Príncipe
(Artículos 3º, 5.2 y 28 de la Ley 80 de 1993). El contratista queda exculpado de
cumplir con esta obligación cuando la medida oficial adoptada afecta la
economía del contrato de tal forma, que le impide continuar con su ejecución.
La Teoría del Hecho del Príncipe, al igual que los demás casos de aleas
extraordinarias y en general la obligación de la restitución del equilibrio
económico y financiero del contrato, encuentra su sustento en el hecho de que
50
ESCOBAR GIL, Rodrigo. Obra Citada.
el contratista es un colaborador de la administración, y por lo tanto, los
intereses que lo llevaron a contratar, deben ser respetados.
No cabe la menor duda que el interés público debe preceder al interés privado,
pero el “bien común”, como un concepto abstracto, mal pudiera servir como
justificación para que el Estado causare perjuicios, o dejare de indemnizarlos si
los ha causado. Este principio general de la responsabilidad estatal, tiene
aplicación independientemente del tipo contractual que vincule al Estado con el
particular.
51
Laudo arbitral MORA-MORA, CONCIVILES vs. INCORA. Obra citada
comunidad a costa de un empobrecimiento injusto del
particular.”52
Esta teoría tiene consagración legal expresa en el Artículo 868 del Código de
Comercio, que al tenor reza:
52
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera. Sentencia del 28 de octubre de 1976. C.P. Dr.
Jorge Valencia Arango.
53
PALACIOS MEJIA Hugo. Artículo publicado en el libro “Concesiones en Infraestructura”,
Editado por el Ministerio de Hacienda de Colombia, Coinvertir y la Corporación Andina de
Fomento, Santafe de Bogotá, 1996
El juez procederá a examinar las circunstancias que hayan
alterado las bases del contrato y ordenará, si ello es posible,
los reajustes que la equidad indique; en caso contrario, el juez
decretará la terminación del contrato.
54
MARIENHOFF, Miguel S. Tratado de Derecho Administrativo, Tomo III. Editorial Abeledo
Perrot, Buenos Aires.
b) Es implícita. No requiere ser pactada por las partes. Se
aplica de pleno derecho.
55
MARIENHOFF, Miguel S. Obra Citada
“La regla de que los contratos deben ejecutarse de buena fe
no es exclusiva del derecho privado; es un principio general y
por lo tanto rige también en el derecho administrativo. De ahí
deriva que las potestades excepcionales que posee la
administración para adecuar la ejecución de los contratos a los
intereses públicos, no puede significar el desconocimiento de
los derechos de quienes han contratado con ella. Esto se logra
protegiendo el resultado económico que perseguía el
contratante, es decir, usando la denominación generalizada en
el derecho francés, la ecuación financiera del contrato.
56
CONSEJO DE ESTADO. Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto de marzo 11 de 1972
C.P. Dr. Alberto Hernández Mora
obvio que al contratista estatal afectado por hechos imprevistos o imprevisibles,
le sean reconocidos los mayores costos en que debió incurrir para ejecutar la
obra. Esto, no sólo en atención al mantenimiento de la posición económico-
contractual del concesionario, sino esencialmente en respuesta a la obligación
estatal de velar por el bien común.
57
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada
58
MARIENHOFF, Miguel S. Obra Citada.
1) El hecho que rompe la ecuación económica debe ser ajeno a la voluntad de
las partes. Ajeno a la voluntad del Estado (debe obedecer a un alea
económica y no a un alea administrativa en los términos del Doctor Marienhoff)
o de lo contrario tendría vigencia el Hecho del Príncipe. Así mismo, debe ser
ajeno a la voluntad del contratista, ya que nadie puede obtener beneficios
derivados de su propia culpa. En este sentido, la jurisprudencia arbitral ha
profundizado, al declarar como requisito para la aplicación de la Teoría de la
Imprevisión:
3) En relación directa con el anterior requisito, los efectos del hecho generador
del desequilibrio económico deben ser transitorios y no permanentes, o se
estaría frente a un caso de fuerza mayor.
59
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada
5) La ecuación económica del contrato debe quebrantarse como consecuencia
del acaecimiento del hecho constitutivo de la Teoría de la Imprevisión.
60
MARIENHOFF, Miguel S. Obra Citada
circunstancia imprevista excedan, en importancia, todo lo que
las partes contratantes han podido razonablemente prever. Es
preciso que existan cargas excepcionales, imprevisibles, que
alteren la economía del contrato. El límite extremo de los
aumentos que las partes habían podido prever (...). Lo primero
que debe hacer el contratante es, pues, probar que se halla en
déficit, que sufre una pérdida verdadera. Al emplear la
terminología corriente, la ganancia que falta, la falta de
ganancia, el lucrum cessans, nunca se toma en consideración.
Si el sacrificio de que se queja el contratante se reduce a lo que
deja de ganar, la teoría de la imprevisión queda absolutamente
excluida. Por tanto, lo que se deja de ganar no es nunca un
alea extraordinario; es siempre un alea normal que debe
permanecer a cargo del contratante”. En relación con la
imprevisibilidad del hecho, cabe precisar que si éste era
razonablemente previsible, no procede la aplicación de la teoría
toda vez que se estaría en presencia de un hecho imputable a
la negligencia o falta de diligencia de una de las partes
contratantes, que, por lo mismo, hace improcedente su
invocación para pedir compensación alguna”61.
61
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de mayo de 2003. Número de
Radicación 14577. M.P. Doctor Ricardo Hoyos Duque.
“Pero en todo caso, el rompimiento de ese equilibrio o
ecuación económica del contrato, requiere que los eventos
que los ocasionen sean extraordinarios, es decir, ajenos a los
normales en el mercado y que hayan sido imprevistos o
imprevisibles, y además, que se refieran a un contrato de
ejecución sucesiva, periódica o diferida, no aleatorio, pues
ellos deben ser, por lógica, de ocurrencia posterior a la
convención ya que de lo contrario o no son extraordinarios o
no son imprevistos y el contrato no debe ser aleatorio ya
que se trata precisamente de precaver el alea. Lo
extraordinario de los eventos exige también que sean
independientes de la voluntad de los contratantes y extraños al
contrato, como lo serían una crisis económica, una guerra, una
medida gubernamental (el “Hecho del Príncipe, en la teoría
francesa) y otros de igual tenor. La imprevisibilidad a su vez,
requiere ausencia de culpa del deudor de la prestación, puesto
que esta no es sino falta de previsión del resultado previsible o
confianza en poder evitar el previsto (…)”62 (Subrayas y
negrillas fuera del texto original)
Es claro pues, que el riesgo de la imprevisión debe ser asumido por el Estado,
y que ante su acaecimiento éste deberá proceder a indemnizar al
concesionario, colocándolo en la misma posición en que habría estado de no
presentarse el hecho imprevisto.
62
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera. Sentencia del 15 de agosto de 1989.
En opinión de los tribunales costarricenses63, “cuando las modificaciones son
externas a la voluntad de las partes, como por ejemplo por alteraciones de las
condiciones económicas, que signifiquen incrementos de los precios y del costo
de la mano de obra, y en términos generales a incrementos en los precios que
incidan en los costos que integran el valor de la oferta propuesta, debe la
Administración asumir el mayor costo”.64
63
Nuevamente se cita jurisprudencia costarricense por las razones ya expuestas.
64
COSTA RICA, Sentencia Número 3495-92 de las 14:30 horas del 190 de noviembre de
1992.
65
CONSEJO DE ESTADO. Sección Tercera, Sentencia del 15 febrero de 1999, C.P. Dr.
Ricardo Hoyos Duque
“En efecto en la teoría de la imprevisión, el mantenimiento del
desequilibrio sobreviniente significaría un enriquecimiento
incausado para la parte que, no soportando la sobrecarga, va
a disfrutar de iguales o mayores beneficios a los que
inicialmente era materia del pacto. Y si es la administración la
que, so pretexto del bien común, impone el mantenimiento de
tal desequilibrio, es ella la que en tal evento esta pisando los
terrenos del desvío de poder, que es una de las especies
pertenecientes a la protofroma genérica del abuso del
derecho. El hecho del príncipe, se ha visto, causa una
perturbación contractual en perjuicio del contratista privado,
que de subsistir implicaría el desafuero o abuso de
autoridad.”66
Una vez estudiados los caracteres tanto del Hecho del Príncipe como de la
Teoría de la Imprevisión, vale la pena hacer unas breves conclusiones sobre el
tema:
66
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. 20 de septiembre de 1979. Expediente No.
2742.
67
Laudo Arbitral CONCESIÓN SANTA MARTA PARAGUACHÓN VS. INSTITUTO NACIONAL
DE VIAS. Obra citada
2. Será nula de pleno derecho cualquier estipulación contractual por medio de
la cual el contratista estatal renuncie a su derecho a obtener la correspondiente
indemnización de parte del Estado como consecuencia del acaecimiento de la
Teoría de la Imprevisión o del Hecho del Príncipe.
68
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. 20 de septiembre de 1979. Expediente No.
2742.
6. CONCLUSIONES
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA NACIONAL
JURISPRUDENCIA EXTRANJERA
• COSTA RICA, Sentencia Número 3495-92 de las 14:30 horas del 190 de
noviembre de 1992.
• VENEZUELA, Sentencia del 11 de mayo de 2000, Caso Trino Juvenal
Pérez Solano contra Alcaldía del Municipio Guanipa, del Estado
Anzoátegui. Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia.
NORMATIVIDAD