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compromete
10.Hace poco afirmamos que la escritura es uno de esos juegos de la inteligencia
humana, alegres y al mismo tiempo más reprimidos en la vida y en la escuela. 15.Hoy
en los mismos términos y con no menos emoción, nos referiremos a otra modalidad de
juego y de contacto intelectual: el acto de leer.
17.Para comenzar es oportuno destacar que en dicho juego, de suyo emocionante, los
grandes jugadores, los mejor dotados, los más ágiles, 2.audaces y efectivos deben
realizar con notable precisión, con sensibilidad aguda, tres jugadas maestras:
Rastrear, encontrar y producir: 12.Rastrear señales, buscar indicios; encontrar
caminos, descubrir enigmas; producir atajos y engendrar sentidos. Jugadas maestras
poco atendidas por nosotros los maestros.
4.El juego se completa produciendo; es decir agregando a los textos nuevos enigmas;
otros acertijos. Para ello es necesaria una actitud bien generosa. 1.En este instante, el
juego lector exige completar el texto con nuevos laberintos. Aquí es imprescindible del
lector, vocación crítica, actitud solidaria. 11.Por último, en este momento del juego, el
jugador requiere sentimiento creador para reinventar el texto, para recrearlo con sus
saberes, juicios y prejuicios.
7.En fin, rastreando, encontrando y produciendo, la lectura nos protege de desesperanza
dicta blandas y dictaduras (sobre todo de la dictadura de las cifras). 9.Asimismo, ella nos
rescata de un cautiverio inmerecido, tantas fantasías desde la escuela represadas; nos
extradita hacia el futuro, nos convierte en mañosos visionarios.
No pertenece al texto
8. Es así, como la lectura nos lo enseña, además, ahí y tal vez por mucho tiempo, nos
suaviza los tedios, nos esconde la modorra, nos modera para siempre los desganos.