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El versículo de hoy habla del malo. El impío cree que a Dios no le importan las
cosas que suceden en este mundo. Piensa que nunca tendrá que rendir
cuentas de la vida que recibió y desperdició, que Dios nunca lo inquirirá, ni le
preguntará. La palabra hebrea para impío es beliyaalope, literalmente significa
malo, perverso, pero que también significa muerte. ¡Esto es espantoso! Ser
malo, escoger el camino de la perversidad, ya implica escoger el camino de la
muerte.
Casi al fin del siglo XIX nació en Europa un hombre llamado Federico
Nietzsche, hijo y descendiente de ministros evangélicos. Su padre murió
cuando él era todavía joven. A los doce años se rebeló abiertamente contra la
fe de la familia. Con blasfemia redefinió a la Trinidad como Dios" el Padre, Dios
el Hijo y Dios el diablo. Su filosofía de vida fue terrible, tanto para él como para
la sociedad. Uno de sus libros "El poder de la voluntad", influyó mucho en la
manera de pensar de Hitler.
Dios siempre tiene la última palabra. Él existe. Es eterno y está por encima de
la incredulidad humana. Ese Dios maravilloso está hoy deseoso de participar
en su vida. Se interesa por ti, por tus hijos, por tu matrimonio, por tu vida
profesional y financiera. Está ahí, cerca tuyo, listo para escucharte y socorrerte.
"¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo
inquirirás."
//Alejandro Bullón