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Economista hondureña que actualmente se desempeña como Directora, profesora e investigadora de la Carrera de Desarrollo
Socioeconómico y Ambiente de Zamorano, Honduras.
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Basado en los trabajos de Falck, M. 2005.
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La llamada T del desarrollo, que se refiere al corredor Puerto Cortés-Choluteca y lo que se denomina el techo de la T lo constituye el
Litoral Atlántico; en ese territorio se concentra el 60 por ciento de la población e incluye las principales ciudades del país y la mayor
proporción de infraestructura vial, aeroportuaria, telecomunicaciones, electrificación y los principales y más extensos valles (Sula,
Quimistán, Leán, Aguán, Comayagua, Choluteca). La T del desarrollo excluye sectores mayoritarios principalmente rurales pobres.
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Sobre la territorialidad de las inequidades en Honduras recientemente se publico el paper de discusión N° 19 del International Food
Policy Research Institute (IFPRI) titulado Identifying the drivers of Sustainable Rural Growth and Poverty Reduction in Honduras. (2005)
Institucionalidad para el manejo de los recursos hídricos en Honduras: Un análisis de situación y perspectivas
Los datos e informes sobre la economía nacional reflejan que durante las recientes décadas la
economía hondureña presenta una acelerada urbanización concentrada en la T del desarrollo y
una diversidad rural acompañadas de una volatilidad en el crecimiento con acentuada inequidad y
concentración del ingreso que han marcado una agudización de la pobreza. Lo anterior determina
que dentro de la política de desarrollo nacional se priorice el acceso a activos productivos dentro
de los cuales, los recursos hídricos retoman un rol importante.
1.2 Cuatro sucesos decisivos
El primer suceso decisivo, es el Huracán Mitch que en el año de 1998 marca un cambio de
paradigma en el desarrollo nacional poniendo en evidencia que los territorios rurales cuyos
ecosistemas son frágiles tienen alta relación con la generación de recursos hídricos, erosión y
migrantes. Este nuevo enfoque ocasiona que se aumenten las inversiones en cuencas, desarrollo
económico local, gobernabilidad, microempresas, microfinanzas y otros que en general tienen
como objetivo fortalecer el capital humano y social rural como mecanismo para garantizar una
reducción de la vulnerabilidad que trasciende el espacio rural y afecta a la economía en su
conjunto, lo cual induce a todos los actores y agentes a volver su atención al sector rural.
El segundo hecho es la adopción del modelo de ajuste estructural en 1990 que determina un
marco de relaciones urbano rurales centrado en el manejo de los macroprecios (tasa de cambio,
tasa de interés y salario mínimo) que castiga dramáticamente las relaciones urbano rurales a
favor del dinamismo de sectores intensivos en empleo como la maquila. Este hecho genera que
los sistemas productivos rurales (de todo tipo) avancen sobre los medios de vida disponibles que
hasta la fecha no tienen costo monetario incorporado que son: el ambiente y el agua.
El tercer hecho es la baja en los precios del café que pone en evidencia la fragilidad de la
economía (principalmente la balanza de pagos) ante la variación de precios y determina una
recomposición de las relaciones con el exterior, aspecto que es significativo a nivel rural ya que
uno de cada cuatro productores rurales es cafetalero.
El cuarto hecho decisivo es la entrada en discusión y negociación del Tratado de Libre Comercio
entre Centro América y Estados Unidos (EEUU) dentro del cual existen dudas en relación a que
lugar le corresponde a la agricultura en estas negociaciones y también una preocupación sobre el
nivel de competitividad de las actividades de este sector. (Lederman, D. 2005). Lo anterior
conlleva a que las políticas nacionales como las de cooperación internacional interioricen la
competitividad rural y la vulnerabilidad ambiental y social como factores claves en la
implementación de sus iniciativas, dentro de ese marco el manejo integral de los recursos hídricos
marca una singular importancia por sus implicaciones en la esfera productiva y social,
principalmente en lo que se refiere a condiciones de inocuidad en la generación de productos.
En síntesis, los cuatro sucesos decisivos han puesto de manifiesto la problemática del desgaste
de las transferencias rurales-urbanas y evidencian que muchos de los aspectos que pueden
contribuir a la reactivación de la economía pasan por repensar las inversiones y políticas públicas
para promover el manejo integral de los recursos naturales destacando entre ellos la importancia
de los recursos hídricos.
1.3 El marco legal entre reducción de pobreza, desarrollo rural y gestión de los recursos
hídricos5
Las estrategias de desarrollo implementadas involucran tres fases principales desde los años 70
en adelante: la primera fase es aquella de sustitución de importaciones donde las políticas de
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Sección referida a los trabajos de Falck, M. 2003-2004.
Preparado por Mayra Falck. Agosto 2005. 2
Institucionalidad para el manejo de los recursos hídricos en Honduras: Un análisis de situación y perspectivas
Estableciendo el
Rumbo
(Método descendente)
Medios 1
de vida
Sostenibles Rediseño de
Procesos
Mejorar
institu- (Visión integral operativa)
Enfoque
Territorial cionalidad
y políticas
¿El valor agregado de una buena gestión de recursos hídricos compensará los costos de
implementarla?
Evidentemente, ante un marco normativo e institucional abundante, contradictorio y poco
operativo es difícil prever una buena gestión de los recursos hídricos a corto plazo. Sin embargo,
la presión derivada del mal manejo y uso se verá evidenciada en pocos años, de forma tal que
una reforma al marco legal será ineludible. Mientras este costo no se dimensione apropiadamente
las bases para la gestión integral se profundizaran en el nivel local, debido a que es en este
escenario donde los costos de no implementarla son altos en términos de abastecimiento.
Ante tal situación, es previsible que la institucionalidad local por medio de las Juntas de Agua
permita gestar una conciencia nacional sobre una gestión integral que considere uso, manejo y
sobretodo priorice la protección de las fuentes. El gran conflicto se presenta a nivel de las
ciudades donde el costo de implementar un manejo integral no coloca al actor social cercano a la
fuente. En este sentido, los espacios locales más marginados territorialmente hablando se
consolidan en un proceso de gestión integral en tanto, los espacios urbanos tendrán que normar
comportamiento para lograr mejoras en el uso.
Posiblemente las relaciones urbano-rurales se activen en el mediano y largo plazo en función de
la venta de agua, pero ello requiere fortalecer la institucionalidad local rural con el fin de garantizar
mejores condiciones para la negociación, también demanda a nivel urbano gestar mecanismos de
control y comportamiento sobre el uso del recurso que pasan por romper la barrera al tradicional
enfoque del desarrollo centrado en abaratar los costos a nivel urbano. Ante dicha situación, es
importante entender que la distancia entre lo rural y lo urbano se esta volviendo cada vez más
corta en lo que a recursos hídricos se refiere, y los niveles locales están gestando mecanismos de
control de comportamiento sobre el uso, manejo y administración del recurso que trascienden los
marcos legales y proponen mecanismos innovadores de gestión compartida. Ante esa situación
es importante evaluar el comportamiento de los actores.
¿Cómo será el comportamiento de los actores ante los cambios?
Los temas centrales para contestar esta pregunta incluyen:
Retos de la política hídrica
La gestión de los recursos hídricos enfrenta tres retos principales, el primero de ellos es el
generado por la demanda que se orienta a exigir calidad y cantidad del recurso en los diferentes
usos, este elemento esta asociado directamente a la fuerte presión urbana en las principales
ciudades que garantiza un mecanismo de presión sobre los organismos encargados de su
abastecimiento pero no permite la exigencia de tarifas que compensen los altos costos del manejo
de las cuencas. Y la demanda para riego esta evidenciada por grupos de productores que
tradicionalmente han pagado el servicio y no la generación del recurso.
El segundo reto, es el de la oferta, es decir todo lo referido a generación del recurso hídrico. Este
reto encuentra tres límites en su operatividad, el primero de ellos es el avance de la frontera
agrícola que ha generado un fuerte deterioro de las principales cuencas. En segundo lugar, surge
el dilema de protección de las fuentes de agua por parte de las poblaciones rurales cuya actividad
tiene que competir con los ejes principales del trabajo de generación de ingresos agrícolas que
tradicionalmente desarrollan, lo cual implica proteger o sostener la familia. Finalmente, es un reto
fuerte lograr realmente la compensación por la protección.
El tercer reto, mucho más evidente después del Mitch, es la forma de responder a la incertidumbre
en el ciclo hídrico, derivada principalmente de la recurrencia de desastres naturales, en ese
sentido surge el gran problema de incorporar en todos los actores la cultura y el costo de la
prevención sobre estas irregularidades en el ciclo, que año con año aumentan.
Unidades de Planificación
El marco político-legal establece dos niveles territoriales de planificación, por un lado la Ley del
Ambiente y el Proyecto de la General de Aguas establecen las cuencas hidrográficas como
unidades de operación y manejo de los recursos hídricos. Por su parte, la Ley de Ordenamiento
Territorial y aquella relativa a las Municipalidades establecen que por autonomía el municipio
puede planificar y racionalizar y uso y explotación de los recursos municipales.
Los procesos de manejo integral de los recursos hidricos se ven limitados principalmente
por la existencia de altos índices de pobreza, marcadas diferencias socio productivas,
variabilidad en el perfil del territorio y condiciones agroecológicas.
En relación al marco legal se considera que los procesos de negociación y aprobación no
han sido acompañados de una concertación. Y el punto focal con respecto a la legislación
no es su carencia o su poca funcionalidad, sino su poca aplicación y la limitada capacidad
de combinar los aspectos técnicos y los jurídicos al momento de la formulación de las leyes
Los cuatro aspectos citados ponen en evidencia que el conocimiento limitado, la falta de
regulación del comportamiento y las pocas relaciones entre los diversos niveles están
constituyendo los límites principales a la gestión de los recursos hídricos y su institucionalidad,
aspecto que tiende a desarticular el tema hídrico de aquellos centrales para el desarrollo que son
la reducción de la pobreza y la competitividad.
3.- Creando imágenes de posibilidades: Dentro de una realidad inequitativa y con pobreza
Preguntas motivadoras
¿Cómo se articula el manejo integral de recursos hídricos con la realidad nacional?
¿Es un marco político-legal perfecto?
¿Qué pasa con los modelos mentales?
cálculos del valor económico del agua en sus diversas funciones. Posiblemente la conectividad
futura entre esta línea de política y la de reducción de la pobreza se dará mediante la activación
de un sistema de cobro y pago de servicios ambientales donde el agua jugará un rol importante.
Ante estos tres niveles de oportunidad para lograr un marco de políticas incluyente, la pregunta
fundamental es: ¿Los modelos mentales que han regido el marco político-legal permitirán utilizar
estas imagines de posibilidades? La respuesta se aborda analizando la conexión entre la
arquitectura de la institucionalidad y aquella referida a la cultura dominada por un enfoque de uso
del recurso. Para resumir esta relación se ha elaborado el esquema a seguir que demuestra que
una propuesta de institucionalidad debe influir más que en leyes en dos aspectos fundamentales:
el ciclo de aprendizaje de los actores sociales donde se requiere conectar el tema de recursos
hídricos con la construcción de valores, principios, destrezas y otros. Por el otro lado, es necesario
incidir en la planificación estratégica de los arreglos organizacionales con el fin de garantizar un
enfoque operativo que se traduzca en un manejo integral.
Ideas Guía: Actitudes y
El acceso a medios de vida Creencias:
garantizará la superación de la La prevención es
pobreza. un hecho
coyuntural. Destrezas y
La competitvidad elevará el nivel capacidades:
de crecimiento económico vía El valor del agua
no incluye la El nivel rural genera
sectores estratégicos. El espacio urbano usa a
T del desarrollo generación.
un bajo costo.
Programación estratégica
Fuente: Adaptado de la propuesta Ostroff en su libro “La organización horizontal. Oxford. 1999. Trabajo realizado
por CDSEA Zamorano, 2004.
Ciclo de aprendizaje.
4.- Conclusiones y recomendaciones: Propuesta de desarrollo de una estrategia viable
Preguntas motivadoras
¿Cómo pasar de un conjunto de acciones a una visión integral sobre el manejo de los recursos hídricos?
¿Cómo eliminar el efecto “árbol de navidad”?, ¿Qué rol juega la ética en todo este planteamiento? ,
¿Cómo hacer reformas sin retroceder o perder el vuelo?
Las unidades de planificación son incompatibles a nivel del marco legal y ello ha
determinado que la regulación del comportamiento en torno al uso se desarrolle en el nivel
local y carezca de un enfoque territorial.
La estrategia de desarrollo transita entre reducción de pobreza y apertura y desregulación,
ello coloca al manejo integral de los recursos hidricos en el dilema de transformarse en un
eje de gestión al interior de ambos esquemas, para ello se tornan vitales los esquemas que
tiendan a integrar una visión de manejo integral de recursos hidricos que combine las
demandas de mejoramiento de acceso para uso domestico con aquellas de inocuidad para
el sector productivo.
Hasta que los costos de la crisis del agua no sean económicamente significativos y se
incorporen en forma adecuada en los costos de producción, la gestión de los recursos
hídricos no será dimensionada como una prioridad de política a todos los niveles. En este
momento, el costo a nivel local se evidencia mediante el limitado acceso y es por ello que
los procesos de gestión en este sentido son mayores.
La institucionalidad requiere de un proceso de fortalecimiento de capital humano y social,
actualmente el nivel local es el que esta atendiendo más la regulación del comportamiento
sin embargo por su dispersión no logra niveles de incidencia en el marco central.
La ocupación del territorio en forma desigual acompañada de una marcada atomización en
el marco de las políticas obliga a pensar en formas alternativas de dar a la institucionalidad
un enfoque innovador que sea más que un detalle de organizaciones con sus roles.
Si bien es cierto que existen sobradas razones para prever que el manejo integral de los recursos
hidricos tomará auge debido a las recurrentes crisis. También es cierto que los recursos
financieros son limitados y el capital humano vinculado a esta temática deberá tener una
formación incluyente, holística y que demuestre efectividad con el fin de que tenga competencias
para lidiar con las estructuras y procesos vigentes. Las características que deben regir el
desarrollo de conocimiento aplicado a la realidad, considerando la situación y la institucionalidad
incluyen:
Tener efecto educativo, demostrativo y potencial multiplicador a todos los niveles.
Facilitar una adecuada sistematización para los procesos de enseñanza, investigación y
proyección.
Garantizar que existe a nivel institucional diálogo reflexivo, enfoque colectivo, colaboración y
normas para compartir, apertura y mejora, confianza y respecto.
Si aceptamos que Honduras enfrenta problemas de pobreza, urbanización, poca capitalización
humana y social y diversas acciones de desarrollo, cualquier iniciativa de desarrollo, sea del
sector que sea, tendrá relación directa al recurso agua. Además en este contexto, existe una
demanda del mercado regional y de exportaciones con exigencias de producción limpia y justa,
opciones cada vez mayores de venta o negociación de servicios ambientales y estrategias de
diversificación que incluyen manejo de recursos compatibles con la producción agrícola. Por ende,
cualquier ruta que tomen los actores y decisores para focalizar o promover el desarrollo debe
considerar irremediablemente el manejo integrado de recursos naturales, principalmente el agua.
Se ha planteado que el territorio como unidad de análisis brinda elementos importantes en el
diseño de las intervenciones, pero considerar la cuenca implica lograr una correlación entre la
lógica de funcionamiento del capital humano, social, ambiental e hídrico que consiga de manera
integral promover y potenciar las inversiones de capital físico y financiero. Para ello, las políticas
deben armonizar sus enfoques de planificación para lograr potenciar una institucionalidad
centrada en un enfoque hídrico.