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rrevolucionario de la historia humana está ya teniendo l~gar.


y no es el Apocalipsis, no es el fin del hombre. Es el .crepuscu-
lo y la conclusión de la primera espléndida y necesana cultura
de la Humanidad, y es el alba y el comienzo de la segunda.

IV

EL «SOMA:&

Martin Heidegger consideraba que la cuestión fundamental


planteada por el siglo xx era la cuestión del ser. Entendía con
ello que olvidamos el más inmediato e íntimo aspecto de
nuestra realidad. Friedrich Nietzsche entendía que la cuestión
primordial del siglo XX era la consecución de una nueva con-
ciencia; consideraba que los hombres no eran aún plenamente
conscientes, plenamente perceptivos. Ambos estaban plantean·
do la misma cuestión. Yo también quiero plantearla, aunque
en términos algo menos psicológicos que Nietzsche y algo me.
nos metafísicos que Heidegger. Quiero plantear la cuestión del
cuerpo.
Nietzsche y Heidegger son idénticos en este aspecto. Los
dos consideraban que los hombres desdeñaban -o no habían
alcanzado todavía- una plena conciencia de lo que eran y de
lo que era su mundo. Sentían también que esta lúcida y no
inhibida percepción de uno mismo y de su mundo aguardaba
en un futuro cercano de la Humanidad, que era inevitable,
o, como gustaba de decir Nietzsche, un acontecimiento '«fa-
tal», y que ese acontecimiento revestiría extraordinaria impor·
tanda en la historia del hombre. Enten'dían que los hombres
no habían despertado aún, y que este futuro acontecimiento
sería exactamente como un despertar. Ambos sentían que la
H~dad se encontraba todavía en su infancia, y que, como
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los niños, los humanos ni siquiera comprenderían que eran de la plena realidad de ser plenamente humanos. La estrategia
niños hasta que la semilla del crecimiento los impulsara a la de Heidegger fue inventar una nueva palabra para designar
plena conciencia que trae consigo el estado adulto. al hombre: Dasein, la criatura cuyo «ser está aquí». Esta in-
Además, tanto Nietzsche como Heidegger comprendían geniosa invención apunta a la realidad somática del hombre.
que esta nueva conciencia del ser no era un logro intelectual: El hombre no es simplemente una criatura que existe, sino
no podía ser enseñada ni aprendida; simplemente sucedería que, antes bien, existe aquí, está localizado, situado y encar-
que se crecería basta ella. Igual que la iluminada conciencia nado aquí donde se encuentra.
que buscan los yoguis del hinduismo y el budismo, ésta no era A lo largo de este libro utilizaré la palabra soma, porque
una nueva comprensión intelectual, sino una nueva concep- posee cierta lozanía y porque el vino nuevo es más fácil de
ción, una nueva actitud, un nuevo Gestalt. Este inevitable acon- reconocer cuando se le pone en botellas nuevas. «Soma» no
tecimiento era el momento en que los hombres se establecían significa «cuerpo•; significa «yo, el ser corporal». Para mí,
por fin en sí mismos y en su mundo, abiertamente, lúcidamen- «cuerpo» tiene la connotación de un pedazo de carne, una
te, honradamente, sin miedo ni ira. Consideraban que duran- loncha tendida en la plancha del carnicero o en la mesa de
te el período, inmensamente largo, de la infancia de la Huma- trabajo del fisiólogo, desprovista de vida y lista para ser uti-
nidad, los hombres no eran capaces de ser lúcidos, honrados lizada. El soma vive, se expande y se contrae, se acomoda y
o carentes de temor respecto a sí mismos y a su mundo, pero asimila, absorbe energía y expulsa energía. El soma late, fluye,
que, evidentemente, se hallaban ya en acción fuerzas que no se tensa y se relaja, fluyendo y alternando con miedo y con
tardarían en facultar a los hombres para alcanzar esta con- ira, con hambre y con sensualidad.
ciencia radicalmente nueva. Somas son los patéticos y espléndidos exiliados del huevo
Nada parece más cierto que el hecho de que estos dos hom- y el vientre que están en este momento escribiendo este libro
bres eran pensadores somáticos que percibieron un rumbo y en este momento leyéndolo. Somas somos usted y yo, siem-
evolutivo en la historia de la Humanidad, el cual, en su cul- pre deseando vida y siempre deseándola más abundantemente.
minación, constituiría un acontecimiento evolutivorrevolucio- Somas somos usted y yo, hermanos de una común envoltura
nario de la historia humana. Heidegger alude a este aconteci- membranosa, un común entorno, una común confusión y de
miento como «Cruzar la línea». Nietzsche, como «la llegada del una común oportunidad, en estos precisos momentos, para
Superhombre». Este acontecimiento es una nueva conciencia descubrir mucho más de lo que jamás hemos sabido sobre
de nuestro ser corporal y de nuestro mundo circundante, y nosotros mismos. Los únicos somas son los que están ahora
nos encontramos ya en el momento de esta trascendental mu- aquí. Los somas del pasado no escribirán jamás este libro, ni
tación en la conciencia humana. lo leerán, ni pensarán estos pensamientos. Y tampoco hay so-
No hay duda de que la forma más sencilla y exacta para mas del futuro; están todavía dentro del huevo y escribirán
que un hombre se describiera a sí mismo como hombre sería y leerán libros mejores, pensarán otros pensamientos distintos
golpearse el pecho con el dedo índice y proclamar en voz alta y más incisivos. Somas somos usted y yo, en este momento y
al mundo: «¡Yo soy hombre!» En cierto sentido, esto es lo en este lugar en que nos encontramos, seres cuya historia evo-
que hizo Nietzsche. Su estrategia consistió en hacer volver lutiva nos ha llevado a la fase revolucionaria de comprender
nuestra atención a la realidad central de nosotros mismos que el peregrino nuevo mundo cuya exploración se ofrece al
como hombres, diciendo una y otra vez «Hombre», «el Hombre siglo XXI es el inmenso laberinto del soma, de la experiencia
Entero», o:el Hombre Sano», «el Hombre Noble», «el Super- viviente y corporal de los individuos humanos. Y nosotros,
hombre», hasta que nos tornáramos plenamente conscientes los que nos encontramos en el último tercio del siglo xx, he-
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mos sido nombrados descubridores y primeros cartógrafos do circundante, precisamente en el sentido de que entrañan
de este continente somático. una función defensiva, protectora, contra un mundo que se ve
Durante las generaciones próximas, los individuos huma- como temible. Quiere decir esto que las diversas funciones
nos se descubrirán cada vez más a sí mismos en las inmedia- realizadas por la «mentalidad» humana han sido necesidades
ciones de su somaticidad. No afirmo que no debamos consi- prácticas para la supervivencia de la Humanidad ante ·las in-
derar mental o espiritual la inmediatividad de nuestra persona- certidumbres y peligros de un entorno pretecnológico. Y, por
lidad, sino, más bien, que no lo haremos. Se trata nada menos lo mismo, en la medida en que, a fuerza de la feliz aplicación
que de un cambio mutacional. Durante milenios ha redun- de sus funciones intelectuales, han disipado los hombres las
dado en beneficio práctico de los individuos de la raza humana incertidumbres y peligros de un entorno salvaje y hostil y han
recalcar y atribuir valor a ese aspecto de su conducta que han logrado crear un entorno tecnológico, disminuirá esta misma
denominado mental o espiritual, pero lo que se ha llegado a necesidad de marcado acento en las funciones agresivas del
descubrir ahora es que los llamados aspectos mentales y espi- intelecto.
rituales de nuestro ser corporal constituyen solamente un as- Por consiguiente, el proceso de evolución no indica que va-
pecto de nuestras posibilidades humanas, y un aspecto que, yan a desaparecer las funciones intelectuales que hicieron po-
además, ha constreñido a los hombres a permanecer en una sible un entorno tecnológico, sino, más bien, que serán ahora
desequilibrada y peculiar postura hacia su mundo circundante. de una utilidad ambiental mucho menor que hasta el momen-
Quede claro que no sugiero la inexistencia de una realidad to. Las funciones mentales humanas -particularmente los es-
concreta para lo que se denomina «mente» y «espíritu»; lo quemas aritmético-lógico-racionales- fueron específicamente
que quiero decir es que la realidad a que esto se refiere no es desplegadas para la agresiva actividad de conquista, control
una «cosa» o «Categoría», sino que es una función humana y manipulación de un salvaje entorno terrestre al que se temía
cuyo predominio durante una época pretecnológica se está por sus evidentes peligros e incertidumbres. Las funciones
mutando ahora en favor de un despliegue más equilibrado de mentales eran, por tanto, prácticas adaptaciones humanas a
funciones humanas en interacción con el presente entorno tec- un mundo que, en otro caso, amenazaba a nuestra supervi-
nológico. Buena parte de lo que estoy sugiriendo fue indicado vencia.
por Nietzsche cuando afirmó que quienes se erigen en paladi- Lo que muchas personas parecen no comprender en abso-
nes de la «mente» y, en especial, del «espíritu» están manifes- luto es que los científicos y filósofos somáticos, al atacar las
tando con ello una hostilidad hacia el mundo natural que les tradicionales y justamente honradas funciones de la racionali-
rodea. Su concepción del hombre y de su manera de compor- dad y la tecnología científica, no están negando la importan-
tarse es, como decía Nietzsche, «antinatural». cia y el incalculable valor práctico de estas funciones, ni están
Enunciaré con más preci$ión lo que Nietzsche era incapaz profetizando la muerte de estos logros humanos; antes bien,
de articular en aquella época, aunque lo que voy a decir tal están profetizando en sus diferentes maneras que estas funcio-
vez no transmita un significado tan completo como lo transmi- nes intelectuales, en virtud de sus poderosos logros, se van
tirá más tarde, cuando nos adentremos en la sección tercera volviendo menos importantes ambientalmente, y que otras
para sistematizar algunas de las ideas de los científicos y filó- funciones somáticas se están volviendo más importantes am-
sofos somáticos. bientalmente. Tras los vagos y, con frecuencia confusos, tér-
Poniendo esto en términos familiares a los etólogos, yo di- minos «entero ser del hombre», «yo real del hombre», hombre
ría que «mente», o «intelecto», o «espíritu», o «conciencia» «auténtico», «completo», «realizado», «equilibrado», que usan
son, en efecto, como afirmaba Nietzsche, opuestos a este mun- los filósofos somáticos, subyace justamente esta predicción de
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mentalmente por medio de palabras. El hombre no es el ani-


que ciertas funciones tradicionales de los hombres se debili- mal «racional». Aristóteles carecía de datos etológicos. Freud
tarán al mismo tiempo que entrarán finalmente en acción otras y Cassirer son mucho más exactos cuando describen al hom-
funciones mutacionales. bre como, esencialmente, un animal auditivo y verbal. Freud
Hemos necesitado un tiempo lastimosamente largo para quedó impresionado por ello ya en sus primeras visitas a las
comprender, al fin, que, después de todo, existe alguna salida demostraciones de hipnosis dadas por el viejo Charcot. · Con
a esta tediosa y dilatada batalla entre las «dos culturas» de los unas cuantas palabras, Charcot podía-producir parálisis somá-
científicos y los humanistas. El actual período evolutivo-revo- tica en el brazo de un paciente, o, con unas cuantas palabras,
lucionario resolverá la cuestión con la sorprendente decisión el venerable francés podía hacer que desapareciera la paráli-
de que las dos tienen razón. Es solamente que ambas faccio- sis: la condición del «cuerpo» quedaba magnéticamente trans-
nes se encuentran tan entregadas al presente y tan obstinada- formada en virtud de fonemas pretematurales que penetraban
mente ciegas al futuro que se despliega ante ellas que han en la «mente». Esto fue suficiente para alejar a Freud de la
sido incapaces, hasta el momento, de ver que el futuro tiene fisiología helmholtziana hacia una nueva comprensión del ser
sutiles formas de proporcionar confortables acomodaciones a somático del hombre.
los dos bandos de campos enemigos, campos que se gritan Y fundamental para las concepciones somáticas de Freud
mutuamente que <<el mundo no es bastante grande para los (ciertamente para 1917) fue su reconocimiento de la importan-
dos». No sólo es bastante grande para ambos campos enemi- cia de rasgos mnemotécnicos auditivos, no sólo para un en-
gos, sino que la evolución es nuestra perenne seguridad de tendimiento general de la memoria humana, sino también para
que, en último término, es mucho más grande que eso. comprender la manera en que la «Conciencia» adapta las nece-
Del mismo modo que una «mente» excesivamente realzada sidades del soma a las restricciones del mundo circundante.
se adaptará a su propio equilibrio, así también una <<autocon- Estas observaciones tratan de sugerir dos cosas: primera, que
ciencia» excesivamente realzada se reducirá a si misma a di-
lo que todos los seres humanos experimentan como autocon-
mensiones más modestas. Muchos pensadores podrían renun-
ciencia es, en efecto, una experiencia real, pero que es una
ciar voluntariamente a ver la esencia del hombre en su mente,
su espíritu o su racionalidad, pero al final se atrincherarán percepción hecha posible por el efecto duplicador que las pa-
en un último reducto proclamando: <<Sólo el hombre es auto- labras (y todos los «iconos» o símbolos) hacen posible en la
consciente.» Surge aquí de nuevo ese altanero y temeroso es- percepción de nuestro entorno exterior o de nuestra propia
fuerzo por distinguimos de esas terribles cosas llamadas ani- inmediación somática; segunda, que la autoconciencia es mu-
males, excluyéndonos así a nosotros mismos del reino animal. cho menos significativa de lo que creemos; de hecho, funcio-
Por mi parte, yo no tengo el menor inconveniente en asociar- namos más frecuentemente, más eficazmente y más felizmente
me con mis tíos y primos del reino animal. En primer lugar, sin ella. Sé, desde luego, que estas dos sugerencias son ofen-
cuando uno llega a conocer a un animal sabe en qué relación sivamente vagas. Pido excusas por la vaguedad de la primera,
se encuentra con él, y esto no es algo que yo pueda decir de pues no la voy a aclarar; se trata de un asunto intrincado que
muchos de mis amigos y colegas, y, desde luego, no de los ad- es preciso desarrollar por separado en el contexto de una nue-
ministradores de Universidad. En segundo lugar, la conducta va psicología. Pero de la segunda se puede decir algo más.
social de los animales entre ellos es mucho más civilizada que Si la autoconciencia le parece a usted su más preciada
la de ninguna comunidad humana que yo haya conocido. posesión humana, dígame cuántas veces se le ha evidencia-
El problema de los humanos en cuanto opuestos a los ani- do durante la lectura de estas últimas páginas. Ahora es
males es que se relacionan entre ellos y con su mundo funda- usted de pronto autoconsciente, por el hecho de que las ante-
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riores palabras le hari lieclió reflexionar y replegarse en su hecho de que este tradicional y completamente falso «Usted))
función de leer. De pronto, usted no está experimentando la (es decir, este almacén verbal) no sea «consciente» de todas las
eficiente y fluida experiencia de leer; se ha detenido y, en su cosas que usted, el soma, está haciendo. Es nuestra antigua
lugar, se está usted remansando en el esfuerzo de recordar tradición cultural, con su complejo temor a la carne del soma
esta fluyente experiencia de leer. Está claro que éstas son dos y a la carne del mundo, lo que motiva tales preocupaciones.
funciones diferentes, y no hay duda de que, si va usted a leer Evidente y experimentalmente, es el usted no autoconsciente,
este libro y comprenderlo, será en virtud del primer pr?ceso el soma, quien ha estado hablando; así como es igualmente
-el proceso fluido y no autoconsciente- , y no P?r este JUego evidente que su amigo ha escuchado esas palabras y visto esos
de repliegue que lleva todo a una brusca detención, en el es- gestos sin decirse a sí mismo: «Ha dicho esta palabra y ahora
fuerzo de intentar «recordar» (esto es, formular en palabras está diciendo aquella palabra, y está levantando el codo dere-
y, quizás, en ciertas imágenes) el proceso somático autónomo cho y está elevando los hombros y volviendo hacia arriba las
que ha sido interrumpido. palmas de las manos en un típico gesto de perplejidad.» Su
Esta función autónoma y no autoconsciente es la responsa- amigo, el soma viviente que estaba ante usted, no pensó ni
ble de nuestro paso por la vida, los libros, _las películ~, el reflexionó en estas cosas, ya que, de haberlo hecho, no habría
tráfico o las conversaciones. Observe a algwen que sostiene oído lo que usted decía ni habría comprendido sus movi-
una conversación. ¿Está «pensando» en lo que va a decir Y mientos.
luego diciéndolo? ¿Existe ese hiato autoconsciente entre la «pa- Todo lo que uno necesita es reflexionar en estos asuntos para
labra recordada» y la palabra que está siendo .pronuncia~a? comprender de pronto que sólo ocasionalmente reflexiona uno
Y usted, usted mismo, durante la conversación, su amigo de modo autoconsciente sobre alguna cosa. No se precisa, ade-
ha ofdo su voz elevarse y descender, recalcar y extenderse; ha más, mucha reflexión para comprender que no puede usted
visto arrugarse su frente, contraerse sus ojos, curvarse en «pensar» a menos que se olvide de la tarea autoconsciente de
una sonrisa las comisuras de su boca, torcerse en una mueca; pensar en un problema y se deje simplemente a sí mismo
ha visto encogerse sus hombros, sus manos moverse. Y seña- pensar. El falso «usted» de la experiencia autoconsciente no
lar su torso oscilar suavemente sobre su soporte espmal. Us- puede impedirle pensar; en lugar de ello, solamente puede
ted ha estado haciendo todas estas cosas: ¿era consciente de impedirle que haga tal cosa. La «mente» no piensa: piensa
ellas? ¿Quería hacerlas? ¿Se decía deliberadamente a sí mis- usted. Y la única forma de pensar es no inhibir este proceso
mo: «Para más efecto, voy a decir estas palabras "! a emp~ear somático de resolver problemas constriñéndose uno mismo a
estos gestos)), y luego lo hacía? Claro que no. SI lo hu?Iera la parálisis del repliegue autoconsciente. El pensamiento,
intentado no le habría dado resultado, y usted se habna es- como la percepción, o fluye a través del soma con la fácil de-
tado mo~iendo en segmentos claudicantes, mecánicos, . como senvoltura de moverse a través del tráfico, o, si no, constriñe,
una marioneta mal manejada. En vez de ello, usted simple- som~,tticamente, cortando este flujo y reduciendo al individuo
mente hablaba y gesticulaba, inconsciente de las palabras Y humano funcional a una diminuta fracción de su ser somático.
de los gestos concretos. A pesar de su carácter sumario, estas pocas observaciones
Esto quiere decir que era un soma lo que ~ablaba Y ges- deben bastar para poner de manifiesto lo evidente que fue
ticulaba, y ese soma es usted hablando y gesticulando. ¡Pero para Freud advertir que la mayor parte de cuanto hacemos
ese claudicante, ineficaz y mecánico autorreflector que es P~e está controlado por funciones «inconscientes». Nada podía ser
de una súbita parálisis, eso no es usted; es una de las func10- menos misterioso que este «inconsciente», y nada tan evidente
nes secundarias de usted como soma. No debe preocuparle el
colllo el hecho de que las funciones inconscientes de nuestro
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soma constituyen los meillos continuos para nuestros actos de su presencia. En el relato, Isaac -cuanaó se aaentro a solas
pensar, ver, percibir y hablar y de nuestros movimientos, in- en el bosque para buscar a Old B en- tuvo la impresión de
cluso de la forma en que nos rascamos cuando tenemos picor. que nunca le vería si llevaba su escopeta. Por tanto, prescin-
Según su propia postura somática, puede usted haber vis- dió de ella. Más tarde comprendió que eso no bastaba y arrojó
to o no, al principio del capítulo Il, que/usted como soma per- su brújula y también su reloj. Entonces, privado de las corrup-
cibe rápidamente más que su «mente consciente» y cómo se ciones de la civilización, despojado de los instrumentos de
entrega diestramente a relampagueantes reacciones cuando miedo que protegen artificialmente a los hombres del miedo
una palabra malsonante aparece en una página impresa. Quizás al daño y el miedo a perderse, Isaac fue lo bastante puro para
esto ha vuelto a suceder. Es curioso que antes de que «usted» que apareciese el maravilloso plantfgrado. Y apareció, desnu-
leyera realmente ninguna de las palabras de la página seleccio- do de artificios como Isaac y confiado en la autosuficiencia de
nara una de esas palabras. Pero no resulta en absoluto curio- su antigua condición de oso, como Isaac en su antigua condi·
so desde un punto de vista etológico ni desde un punto de vis· ción de humano, y en el orgullo y la piedad, el honor y el
ta psicoanalítico. Su soma ha sido condicionado para estar amor y todas las demás antiguas verdades somáticas que tan
sobre aviso a esta terriblemente importante palabra, y su soma bien conocía Faulkner.
la vio, la eligió y la leyó antes de que el falso y tardo «usted» Y también Hermann Hesse las conocía. Pese a los muchos
de su educada «mente» pudiera reparar en ella. No hay duda prismas de sofisticación a través de las cuales Hesse trataba
de que, si hemos descubierto así que nuestro soma es -presu- de ver el mundo con claridad, también él sabía lo que signifi-
miblemente sin el beneficio de una educación formal- más caba mantenerse incorrupto y alcanzar la pureza humana.
efectivo en la discriminación lectora y visual que nuestra Y también Harry Haller -el Fausto del siglo xx, que había
«mente» y nuestra «autoconciencia», nos veremos forzados, alcanzado todas las cosas de la mente, sólo para descubrir que
por tanto, a concluir que estas últimas funciones no son sino no tenían ninguna función para vivir, sino únicamente para
una parte fraccionaria de las funciones perceptuales e inteli- morir-, Harry pudo dejar de ser der Steppenwolf y llegar a
gentes de nosotros mismos. Nosotros, parece cierto, somos mu- comprender su plena humanidad sólo cuando una joven, y frí.
cho más que «mente» o «autoconciencia»; y no sólo eso, sino vola ramera le enseñó toda la sensualidad que su cuerpo era
que nosotros, somas, somos mucho más potentes y eficaces, capaz de sentir. Harry hizo el foxtrot, y Harry hizo el amor,
así como más inteligentes y perceptivos, que esos aspectos frac- y la voz de su siknciado soma empezó gradualmente a fluir a
cionarios de nuestro ser funcional total. través de él, informándole del ser más completo existente en
Por esto es por lo que he sugerido que la cuestión para el su interior, que hasta entonces había ignorado. Y, finalmente,
último tercio del siglo xx es la cuestión del cuerpo viviente
que es el soma. Y por esto es por lo que he sugerido que sere- adquirió el conocimiento de sí mismo como soma: aprendió
mos más felices si experimentamos una disminución de nues- que él y todos los hombres eran somas espléndidos, movién-
tra preocupación por vernos a nosotros mismos como esencial- dose, cambiando y adaptándose constantemente al juego de
mente «mentes• o portadores de «autoconciencia». ~stas de- este entorno mundano. No era ya cuestión de «calcular» la ra-
ben disminuir para que nosotros resultemos magnificados. zón del juego de ajedrez de la vida con su continuo cambiar,
Cuando el joven Isaac McCaslin quiso ver al Old Ben, el adaptarse y empezar de nuevo -las «~azones últimas» de la
grande y mítico oso que vagaba por el primigenio bosque del vida son las ilusiones de hombres fragmentarios que creen en
gran relato corto de William Faulkner, El oso, tuvo que re- la ultimidad de las funciones mentales, racionales-, antes
nunciar a algo ~tes d~ gu~ ~1 pso le concediera la visión de bien, Harry aprendió que era cuestión de amar el juego, de
amar las adaptaciones, de aprender a reír por la pura exube-
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rancia y alegría de tener la oportunidad de jugar.


Y no son solamente Faulkner y Hesse. Hay muchos, mu-
chos otros novelistas y poetas como ellos. En realidad, todas
las obras de la literatura moderna que huelen a salud y desa-
rrollo, que terminan, sin haber apelado a engaños en una in-
condicional afirmación humana... ~stos son los dones con que
nos obsequian los escritores somáticos que, como los científi·
cos y filósofos que seguidamente vamos a examinar, nos han $ECCICN SEGUNDA
permitido comprender que el hombre es no sólo infinitamente
más espléndido de lo que él imagina, sino que está empezando
a serlo en realidad. CONDUCTA Y MUTACIÓN EN EL HOMBRE
Y EN OTROS ~NIMALES ESCOGIDOS

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