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EL GAITANISMO Y LA INSURRECCION DEL 9 DE ABRIL EN PROVINCIA

Gonzalo Sánchez Gómez

Gonzalo Sánchez Gómez, el actual director del Centro de Memoria Histórica, es un sociólogo
tolimense con una larga trayectoria investigando el conflicto en Colombia y documentando sus
efectos.

Sánchez, nacido en El Líbano (Tolima), estudió derecho y filosofía en la Universidad Nacional,


antes de hacer su maestría en historia en la Universidad de Essex, en Inglaterra, y su doctorado en
sociología política en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS) de París.

La mayor parte de su trabajo investigativo ha girado en torno a entender el conflicto y la violencia


en Colombia, perteneciendo a la camada de investigadores a la que se ha bautizado como los
“violentólogos” junto con Álvaro Camacho Guizado, Eduardo Pizarro Leongómez o Francisco Leal
Buitrago.

Sánchez trabajó muchos años como profesor en la Universidad Nacional, donde dirigió el
Departamento de Historia y el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri).
Entre sus trabajos más conocidos están Bandoleros, gamonales y campesinos sobre la época de La
Violencia (escrito con su esposa Donny Meertens) y Colombia: violencia y democracia, que fue
encargado en 1987 por la Comisión de Estudios de la Violencia que creó Virgilio Barco y lideró el
entonces Ministro de Gobierno Fernando Cepeda Ulloa (y que fue el estudio que le dio su nombre a
los “violentólogos”).

En 2007 fue nombrado director del Grupo de Memoria Histórica, un grupo de investigación sobre el
conflicto vinculado a la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), junto con
otros reconocidos investigadores como Iván Orozco, María Victoria Uribe, León Valencia, Martha
Nubia Bello, Rodrigo Uprimny, Álvaro Camacho Guizado, el sacerdote Fernán González -que
lideró el Cinep-, María Emma Wills y el fotógrafo Jesús Abad Colorado1.

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La Silla Vacia, Gonzalo Sanchez Gomez, consultado en
https://lasillavacia.com/quienesquien/perfilquien/gonzalo-sanchez-gomez el 05 de Octubre de 2020
En este texto el autor se encarga de hacer un trabajo en el que observa los diferentes hechos que
sucedieron a raíz del fenómeno del Bogotazo en distintas regiones del país, como el menciona la
provincia, en la cual hace un esfuerzo por explicar como la naturaleza de la violencia no era la
misma en cada región. El menciona que lo más sorprendente es la forma como se ha minimizado y
hasta ignorado la participación de la provincia en estos acontecimientos tan decisivos en la historia
contemporánea del país.

Además de los materiales ya conocidos, Sánchez trabajó con fuentes menos exploradas para ese
entonces, como la prensa local y regional, los archivos judiciales y el testimonio de algunos
participantes de los hechos.

Para el autor es importante empezar recordando brevemente los hitos fundamentales del
pensamiento y la acción política de Gaitán, concluyendo que Gaitán representaba en los años de
post guerra la única fuerza política en ascenso y la única que en ese momento encarnaba una
tendencia democrático-popular, según esto se puede afirmar que el 9 de abril es la culminación de la
confrontación entre dos proyectos económico-políticos que para ese momento eran irreconciliables,
el proyecto democrático-burgués del gaitanismo y el proyecto burgués-terrateniente y
proimperialista de la Unión Nacional.

Antes de entrar en el análisis de las modalidades del 9 de abril en provincia, el autor da un breve
balance de lo acontecido en Bogotá en el apartado Los Acontecimientos en la Capital, donde
menciona que la provincia se quedó esperando dirección revolucionaria desde Bogotá, que era
justamente ese lugar donde menos había un dirigente.

El 9 de abril en el Occidente Colombiano

Gonzalo es uno de los autores que menciona que Puerto Tejada fue uno de esos pueblos que se
rebelaron y hace una comparación de las revueltas en diferentes ciudades como Cali y Medellín. Es
importante también resaltar que en las poblaciones medianas y pequeñas el apetito de venganza no
estaba ausente y que la primera acción de los pueblos fue la de darse sus propias autoridades

El 9 de abril en el Tolima

Lo mas significativo de ese lugar fue que al gobernador de Ibagué; Gonzalo Paris se vio obligado a
compartir el poder con una Junta revolucionaria que se había establecido con estos hechos.
El 9 de abril en Santander

El autor hace una descripción de la sublevación nacional que se produjo a partir del 9 de abril hasta
que actuó la represión militar.

En este trabajo se utilizan diversas fuentes primarias, como se había mencionado anteriormente,
como el análisis de prensa a periódicos como: El Tiempo de Bogotá, La Mañana y La Patria de
Manizales; revista Semana de Bogotá, entre otros, y archivos judiciales

Utiliza material bibliográfico del personaje en mención, Jorge Eliecer Gaitán, para tener una mejor
idea de sus pensamientos y poder construir una estructura de lo que había sido su gobierno y su
liderazgo, al mismo tiempo recurre a autores como Robinson J. que han trabajado rigurosamente el
movimiento gaitanista.

También utiliza un escrito del 9 de abril hecho por Fidel Castro en su visita a la capital y asimismo
El relato del 9 de abril de Carlos Lleras Restrepo.

Para el autor, la comparación del desarrollo de los acontecimientos en las grandes ciudades y en las
ciudades intermedias y pueblos, deja ver una serie de contrastes que el retoma con un balance
general, por un lado menciona que en las grandes capitales la base gaitanista carecía de una
estructura interna que le diera cohesión e identidad propia frente a la oficial y el liderazgo
tradicional del liberalismo, que se pude ver impresa en una movilización espontanea incapaz de
fijarse unos objetivos definidos fuera del sentimiento de venganza.

Por otro lado, menciona que en provincia no solo existían tradiciones políticas, culturales y sociales
que ejercían una función propia de cohesión, sino que al crear dichos órganos de poder sustitutivos
o paralelos, sus actuaciones estaban sometidas a un control popular mas directo en las zonas de
mayor prolongación de los efectos de la rebelión, y que por este lado la dirección de la
insubordinación popular estuvo en manos de la pequeña burguesía. En el otro extremo que es
Bogotá, la Junta en que participaban destacadas figuras intelectuales de la izquierda fue incapaz de
imponer su autoridad debido a sus propias indecisiones.

Al final el autor expone que podría considerarse que algunas de las guerrillas liberales representan
la prolongación armada del gaitanismo, lo que permite preguntarse en que medida La Violencia de
los años 50 reproduce, por otro camino, el enfrentamiento de clase fundamental que se venia
consolidando antes del asesinato de Gaitán.

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