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LA MORAL CRISTIANA,

EXPRESIÓN DE LA
VIDA NUEVA

La vida en Cristo y en el Espíritu

Indice

1. El hombre, imagen de Dios


2. Lo moral, dimensión de lo humano
3. La conciencia y las fuentes de la moralidad
4. Las virtudes morales
5. La ley eterna, fundamento de las normas morales
6. La ley revelada en la Antigua Alianza: el Decálogo
7. La ley evangélica, plenitud del Decálogo
8. El combate cristiano
9. La Gracia del Espíritu Santo
- Epílogo final

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1. EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

“Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen,


como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar…
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó”
(Gn 1, 26-27)

- Ser imagen de Dios le da al ser humano un puesto y una dignidad


únicos e incomparables:
- el hombre está llamado a entrar en diálogo con Dios
- es un ser único, irrepetible e insustituible
- no es autónomo, depende de su Creador, y es digno de amor
- es persona: individuo que tiene un fin en sí mismo, anterior
e independiente del de la especie, debido a su componente
espiritual e inmortal

1. EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

- Por consiguiente:
- ningún hombre puede estar en función de nada: ningún ser
humano puede ni debe “utilizar” a otro simplemente
como medio o instrumento para conseguir sus propios
fines. El hombre, cada hombre, tiene valor por sí mismo

- En consecuencia:
- si Dios es el Tú del hombre y, a su vez, el hombre es el
Tú de Dios en este mundo…
- el otro no puede ser para mí una cosa, sino una persona,
un Tú para Dios, por quien Dios está seriamente interesado
- cada hombre se comporta respecto a Dios según se comporta
respecto a su semejante, que es imagen suya (cf. 1Jn 4,20)

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1. EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

- UNIDAD DE LA PERSONA HUMANA


- el Concilio Vaticano II, en GS 14-15, enseña el carácter unitario
de la persona humana:
- “Por su condición corporal reúne en sí los elementos del mundo material, de tal
modo que por medio del hombre, éstos alcanzan su cima…”. “El cuerpo es bueno
y digno de honor, ya que ha sido creado por Dios y he de resucitar en el último
día… la propia dignidad del hombre pide que glorifique a Dios en su cuerpo y no
permita que esté al servicio de las inclinaciones depravadas de su corazón”.
- “Como alma espiritual, el hombre se reconoce superior a las cosas corporales y
no se considera sólo una partícula de la naturaleza…, pues, en su interioridad, es
superior al universo entero, y está abierto a Dios”.

- COMUNIÓN INTERPERSONAL
- no hay hombre sin comunidad: Dios no creó al hombre solitario
- somos “seres sexuados”: la vida humana toma cuerpo en dos realidades
somáticas y psicofísicas (varón-mujer) iguales en dignidad y complementarias, y
sobre esa polaridad está fundado el Matrimonio

1. EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

 Conclusión
 Por ser imagen de Dios, cada ser humano tiene una dignidad
única, es único e insustituible, no puede estar en función de
nada, y no puede ser utilizado como medio e instrumento
 El ser humano tiene un carácter unitario, y está llamado a
vivir en comunidad: la primera comunidad de vida y amor
es el Matrimonio, consorcio entre hombre y mujer

 La vida misma
 No es difícil tener presente violaciones a la dignidad humana:
¡basta asomarse a las noticias de cada día!

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2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

2.1. LA CONDICIÓN MORAL DEL SER HUMANO


 La raíz de esta condición moral del ser humano está en que el
hombre, para vivir, tiene que ir haciéndose su propia vida,
mientras al animal se la dan programada y, por decirlo así, hecha
 El ser humano no se ajusta al medio en que vive: a cada paso lo
rebasa, y puede y tiene que elegir esto y dejar aquello
 El hombre, como persona, es protagonista de su propia vida
 A través de determinados actos humanos el hombre conforma la
propia vida en un sentido o en otro, se hace a sí mismo
 A través de ellos el ser humano como tal se logra o se pierde, es
bueno o malo, justo o injusto, digno o indigno
 Tales actos “son morales porque expresan y deciden la bondad
o malicia del hombre que realiza tales actos” (VS 71)

2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

2.2. LA LIBERTAD, FUNDAMENTO DE LA MORALIDAD


 La libertad es el poder activo del hombre -radicado en la razón y en la
voluntad- de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar
así y por sí mismo acciones deliberadas (cf. CIC 1731)
 La libertad no es un añadido al ser humano
 La libertad del hombre tiene dos aspectos inseparablemente unidos:
libertad de… y libertad para…
 Se es más libre cuanto se es más persona; se es más persona cuanto
más se dispone de sí mismo, y tanto más se dispone de sí mismo
cuanto más se entrega el hombre al bien y al amor a los demás

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2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

2.3. CONDICIONES DE LA LIBERTAD HUMANA


 El hombre es libre, pero lo es limitadamente
 La libertad humana no es absoluta: el hombre nace en un contexto
de condiciones genéticas, culturales, políticas, geográficas, etc., que
no ha escogido, le son dadas; y, a lo largo de su vida, ejerce siempre
su libertad dentro de un marco de condiciones y referencias
 Tales condiciones limitan la libertad pero no la destruyen; es más,
interpelan al hombre y estimulan y sostienen el uso de su libertad
 La libertad del hombre es libertad de un ser creado: don magnífico
que se ha de acoger y hacer madurar con la conciencia del deber.
 La libertad puede crecer o disminuir, madurar o languidecer, y de
ello depende que la persona se logre o se malogre
 ...

2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

 …
 La libertad es fundamento de la dignidad de la persona humana
 En la verdad y en el amor se afirma y crece la libertad: una
libertad madura es una libertad responsable y comprometida.
Cuando el hombre es plenamente libre, elige de acuerdo con lo
más profundo de sí mismo, es decir, con su vocación de imagen
de Dios. Y, a su vez, cuando elige de este modo, entonces su
libertad alcanza su plenitud
 No de todos sus actos es igualmente responsable el hombre,
porque no todos le son igualmente imputables: la libertad hace al
hombre responsable de sus actos en la medida en que éstos son
voluntarios (cf. CIC 1734)

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2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

2.4. LIBERTAD Y VERDAD


 Existe una esencial relación de la libertad humana con la verdad
 A pesar de una profunda crisis actual en torno a la verdad moral
de los actos humanos, está el hecho de que en lo más profundo
de nuestro ser permanece siempre el deseo de la verdad, libre de
errores, y de su pleno conocimiento, y este deseo nos impulsa a la
búsqueda incesante de la verdad en todos los campos, de modo
especial en lo referente al sentido de la vida
 Dios, al crear al ser humano, pensó y proyectó previamente lo
que debía ser el hombre. En este proyecto de la Sabiduría divina
quedó establecida la Verdad y la Ley original a la cual ajustarse
 Sin una vinculación efectiva y viva de la libertad con la verdad,
cuyo origen y norma es la Verdad divina, el hombre se mueve en el
vacío y su vida resulta una aventura sin sentido

2. LO MORAL, DIMENSIÓN DE LO HUMANO

 Conclusión
 El hombre tiene capacidad de realizar actos que le hacen
justo o injusto, digno o indigno, bueno o malo
 La “libertad” es el fundamento de la moralidad

 La vida misma
 La libertad conlleva responsabilidad
 Elegir es optar, y asumir las consecuencias
 La libertad siempre es un riesgo

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3. LA CONCIENCIA Y LAS FUENTES
DE LA MORALIDAD

3.1. DEFINICIÓN DE CONCIENCIA


 Dios ha puesto en lo profundo del corazón del hombre un saber
“práctico” que le dicta lo que es bueno o malo. Este saber es
exclusivamente propio de la persona humana y participa de la
dignidad de ésta. A este saber le llamamos conciencia moral
 En el campo de la conciencia moral se juzga, para bien o para mal,
la vinculación viva y efectiva de la libertad del hombre con la verdad
 La verdad moral que dictamina la conciencia es interior a la propia
conciencia, es su verdad; y, por otro lado, la transciende
 La conciencia es activa: se hace para sí misma un juicio sobre la
bondad o maldad del acto realizado, y requiere convicción personal.
 La conciencia es la norma próxima de moralidad personal
 De ahí que el hombre esté obligado a seguir lo que le dicta su
conciencia, aunque por un error invencible esté equivocada

3. LA CONCIENCIA Y LAS FUENTES


DE LA MORALIDAD

3.2. FALIBILIDAD DE LA CONCIENCIA


 La conciencia no es infalible; a veces se equivoca
 La conciencia está sometida a la verdad moral, y a ella se ha de
orientar siempre. En esa orientación consiste su dignidad:
 cuando juzga rectamente, su dignidad le viene de la verdad objetiva
 cuando se equivoca, le viene su dignidad de aquello que el hombre,
equivocándose, cree verdadero (cf. VS 63)
 No sólo somos responsables ante nuestra conciencia; lo somos,
también, de nuestra conciencia: hemos de formarla, hacerla adulta,
lo cual requiere un compromiso serio y sincero con la verdad.
 La conciencia necesita y precisa de la vigilancia y el discernimiento:
el hombre habrá de mantener una vigilante distancia respecto a todo
lo que pueda falsearla y oscurecerla

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3. LA CONCIENCIA Y LAS FUENTES
DE LA MORALIDAD

3.3. DIMENSIÓN SOCIAL DE LA CONCIENCIA


 La conciencia moral es una instancia íntima y personal: nada ni
nadie puede sustituirla… Pero, a la vez, no hay conciencia moral sin
comunicación con Dios, con los demás hombres y la sociedad, porque
las intuiciones morales fundamentales y la formación de la conciencia
tienen una dimensión social
 Desde los primeros años de su vida, la conciencia moral del niño se
despierta a la “voz de Dios” y crece interiorizando valores, normas,
pautas de conducta, testimonios de vida en la familia, la escuela y la
sociedad, y la comunidad cristiana (si se pertenece)
 Es imprescindible para la madurez de la conciencia la convivencia y el
diálogo con hombres de probada experiencia, sinceridad y honradez.
 Para el creyente, en Jesucristo se revela la voluntad de Dios, fuente
de toda verdad y todo bien

3. LA CONCIENCIA Y LAS FUENTES


DE LA MORALIDAD

3.4. FUENTES DE LA MORALIDAD


 El análisis del acto humano, desde su moralidad, distingue en él:
 el objeto del acto
 el fin o la intención del ejecutor del acto
 las circunstancias que lo rodean o, de algún modo, lo determinan
 Estos elementos cualifican el acto humano; basta con que uno de ellos
sea moralmente malo para que lo sea el acto mismo
 Es muy importante conocer cuál es el fundamental:
 el objeto es un bien que elegimos libremente. El objeto elegido especifica
moralmente el acto del querer, según que la razón lo reconozca conforme
o no conforme al bien verdadero, a la verdad integral de la persona
 la intención es un movimiento de la voluntad hacia un fin, a saber, el
término primero de la intención o el objetivo buscado en ella. Este
movimiento apunta al bien que se espera resulte de la actuación
 las circunstancias son elementos secundarios en la cualificación moral

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3. LA CONCIENCIA Y LAS FUENTES
DE LA MORALIDAD

 Conclusión
 La conciencia es un saber práctico que Dios ha puesto en
lo profundo del corazón humano para que le dicte lo que
es bueno o malo
 Es “falible”, y hay que formarla constantemente
 Las fuentes de la moralidad de un acto son: el objeto, la
intención y las circunstancias
 Aún cuando basta que una de ellas sea mala, para que el
acto sea malo, el objeto es determinante para la moralidad
de un acto humano

 La vida misma
 Será conveniente estar atento para no caer en la tentación
de creer que el fin justifica los medios…

4. LAS VIRTUDES MORALES

 La vida moral de las persona humana no se puede reducir a una


sucesión de actos sueltos; es, al menos tendencialmente, unitaria
y dinámica en su curso temporal
 Cada persona tiene una peculiar fisonomía moral, conformada por
actitudes y disposiciones habituales para el bien o el mal, que
dirigen en un sentido u otro su conducta: las virtudes y los vicios
 Las virtudes son actitudes o disposiciones firmes y constantes
de la persona humana para obrar el bien moral
 Las virtudes humanas se dividen en
 virtudes morales: las adquiridas por el esfuerzo humano

 virtudes teologales: las infundidas por Dios en el hombre

 Las virtudes morales se adquieren con esfuerzo perseverante, y


la educación tiene un papel primordial. Además necesitan arraigar
en las virtudes teologales

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4. LAS VIRTUDES MORALES

LAS VIRTUDES CARDINALES


 En la tradición cristiana, junto a las tres virtudes teologales -la fe,
la esperanza y la caridad- juegan un papel importante las cuatro
virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la
templanza
 Reciben este nombre de la palabra latina “cardo” -quicio-, porque
en torno a ellas gira toda la vida moral del hombre
 Además de las cuatro virtudes cardinales existen muchas otras
virtudes morales -por ejemplo la sinceridad, la honradez…-, sin
embargo los moralistas las exponen reduciendo cada una de ellas
a la virtud cardinal correspondiente

4. LAS VIRTUDES MORALES

PRUDENCIA
 Consiste en la disposición firme para obrar aprehendiendo lo
que en cada caso es verdaderamente razonable
 Es propio de la prudencia el juicio práctico acertado sobre una
situación moral concreta; es decir, aplicar los principios y criterios
morales a cada situación individual
 La prudencia dispone en el hombre su razón práctica para discernir
 Para acertar en la elección, el hombre prudente:
 guarda en su memoria las experiencias de su vida pasada, cernidas y
rememoradas con la mayor objetividad posible
 se deja enseñar humildemente por la verdad de la realidad y por otras
personas: es una mente siempre abierta de antemano a la realidad
 se mantiene en toda ocasión alerta, por si la situación cambia, para dar
nuevas respuestas a situaciones nuevas

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4. LAS VIRTUDES MORALES

JUSTICIA
 Es la disposición firme y constante de dar a cada uno lo suyo
 El objeto, pues, de la justicia es darle a cada uno aquello a lo que
tiene derecho y se le debe
 La justicia regula la vida social; así, mientras las otras virtudes
cardinales perfeccionan al hombre, ésta afecta a las relaciones
del individuo con el otro y con la comunidad, y viceversa.
 Es una virtud eminentemente social
 Como comunidad solidaria, la humanidad ha de estar orientada al
bien de todos y cada uno de los hombres, particularmente de los
más desfavorecidos. Lo exige la dignidad inviolable de cada uno
 Las formas de la Justicia son: conmutativa, distributiva y legal.
Y hoy en día ha cobrado particular importancia la justicia social

4. LAS VIRTUDES MORALES

FORTALEZA
 Nos hace capaces de vencer el temor a los males -reales o
imaginarios- que nos amenazan, incluso la muerte, y nos da
ánimos para arrostrar las pruebas de la vida y las persecuciones
por seguir el camino del bien o por la fidelidad a Dios
 Tal valor se muestra en el aguante y la resistencia y no en el ataque
violento. Es el caso del coraje de tantos en el testimonio de la fe o en
la defensa de una causa justa
 Conduce a lo que podemos llamar “valor cívico”, es decir, libertad
y valentía para defender en público las propias convicciones,
independientemente de lo que se opina corrientemente
 “La fortaleza es la virtud moral que asegura, en las dificultades, la
firmeza y la constancia en la búsqueda del bien” (CIC 1808)

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4. LAS VIRTUDES MORALES

TEMPLANZA
 Es la moderación en la satisfacción de nuestras necesidades y
apetitos. “Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y
mantiene los deseos en los límites de la honestidad…” (CIC 1809)
 Conduce al dominio de sí mismo para encontrar la recta medida
en el disfrute de los bienes de este mundo
 Con la templanza, el hombre se fija unos límites que favorecen
su realización, frente a unas apetencias disparadas sin límites
 Así, el hombre conforma responsable y libremente su vida
 La moderación es necesaria, además, para favorecer la justicia
social que procure la distribución equitativa de los bienes
superfluos, y aun los necesarios, en la sociedad

4. LAS VIRTUDES MORALES

 Conclusión
 Las virtudes son actitudes o disposiciones firmes de la
persona para obrar el bien
 Entre las virtudes morales se distinguen las 4 “virtudes
cardinales”: prudencia, justicia, fortaleza y templanza
 Mediante ellas el hombre se hace dueño de sí mismo

 La vida misma
 Sería bueno y muy aconsejable consultar el diccionario
para conocer la definición que se da de virtud y de vicio
 Es interesante hacer el ejercicio de contraponer cada
virtud a su vicio correspondiente

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5. LA LEY ETERNA, FUNDAMENTO
DE LAS NORMAS MORALES

 El hombre dirige su vida movido, no por un impulso interior ciego, ni


por una fuerza exterior coactiva, sino por sí mismo, libremente… El
fundamento de su libertad está en su participación en la sabiduría y
bondad del Creador, que ha capacitado al hombre para obrar en vistas
a la verdad y al bien
 “La ley moral supone el orden racional establecido entre las criaturas,
para su bien, y con miras a su fin, por el poder, la sabiduría y la bondad
del Creador. Toda ley tiene en la ley eterna su verdad primera y última”
(CIC 1951)
 Para poder hacer el hombre libremente el bien y evitar el mal, ha de
poder distinguir el bien del mal.
 Esta es la función de la Ley natural, que podemos definir como “la luz
de la inteligencia infundida en nosotros por Dios” (Tomás de Aquino)

5. LA LEY ETERNA, FUNDAMENTO


DE LAS NORMAS MORALES

 La ley natural descubre y prescribe la moral natural: moral en la


que coinciden creyentes y no creyentes; por eso, los imperativos
fundamentales de la ley natural siguen el hilo de las inclinaciones
básicas de la naturaleza del ser humano: conservar, propagar y cuidar
la propia vida, vivir en sociedad, etc.
 La ley natural está inscrita en la naturaleza racional; y por esto “se
impone a todo ser dotado de razón y que vive en la historia”
 De ahí se derivan sus dos características:
 universalidad: “la ley natural es universal en sus preceptos, y su autoridad
se extiende a todos los hombres”.
 inmutabilidad: de la que deriva “la existencia de normas objetivas de
moralidad válidas para todos los hombres, de ayer, hoy y mañana” (VS 53)
 La razón más profunda: “expresa la sublime dignidad de la persona
humana y pone la base de sus derechos y deberes fundamentales”

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5. LA LEY ETERNA, FUNDAMENTO
DE LAS NORMAS MORALES

 La ley natural tiene tres niveles:

 el primero contiene principios universales: “hay que hacer el bien y


evitar el mal”, o “no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”;
estas máximas morales son accesibles a todos los hombres
 en un segundo nivel están los preceptos a modo de conclusiones
próximas de los primeros principios: preceptos como los que tutelan los
valores morales defendidos por el Decálogo del Sinaí; algunos de ellos
pueden haber sido ignorados por los hombres algún tiempo
 en un tercer nivel, la reflexión y la experiencias humana llevan al hombre
a descubrir otros imperativos más particulares de la ley natural; por
ejemplo, los que recusan la venganza y la esclavitud como inmorales. Al
principio sólo una minoría alcanza a ver lo racionalmente fundado de estas
exigencias, pero después de un largo proceso, han ido entrando en el
patrimonio moral común de la humanidad (la influencia del judaismo y
del cristianismo ha sido decisiva)

5. LA LEY ETERNA, FUNDAMENTO


DE LAS NORMAS MORALES

 Conclusión
 La ley natural ha sido infundida por Dios en los hombres
para distinguir el bien del mal
 La moral natural, en la que coinciden creyentes y no
creyentes, es descubierta y prescrita por la ley natural
 Tiene 2 características: “universalidad” e “inmutabilidad”

 La vida misma
 Una de las manifestaciones más notorias de aplicación de
la ley natural a la convivencia humana fue la aprobación
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
reconocidos por la ONU

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6. LA LEY REVELADA EN LA ANTIGUA
ALIANZA: EL DECÁLOGO

DIOS REVELA SU LEY A ISRAEL


 Dios eligió a Israel como pueblo suyo y le reveló su Ley,
preparando así la venida de Cristo
 Israel comparte concepciones e imperativos morales con otros
pueblos de su entorno; es lógico. Pero Israel se distingue en que
vive el origen y fundamento últimos de su patrimonio moral
exclusivamente en la voluntad del Dios único, Creador del
mundo y del hombre. Por ello debe “guardarlos”
 Si el israelita falla en su comportamiento respecto al mundo, al
prójimo, o a sí mismo, se hace al tiempo culpable cara a Dios
 Dios, al establecer una alianza con Israel, ha querido escogerse
para sí un pueblo santo y justo, para hacerlo luz de las naciones.
Con su instrucción moral el Señor traza los límites del ámbito de la
Alianza; el sentido de la misma es tutelar y favorecer la Alianza

6. LA LEY REVELADA EN LA ANTIGUA


ALIANZA: EL DECÁLOGO

EL DECÁLOGO: LAS DOS TABLAS


 El Decálogo -diez palabras- es un resumen de las prescripciones
morales de la ley antigua.
 Se presenta plásticamente grabado en dos tablas:
 la primera tabla contiene los mandamientos que se refieren a

la relación del hombre con Dios (I-III)


 en la segunda tabla están los mandamientos que conciernen

a la relación de los hombres entre sí (IV-X)


 Esta representación pone de manifiesto la estructura binaria de la
moral del Decálogo: el amor a Dios y el amor al hombre están en
la ley antigua indisolublemente unidos entre sí
 …

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6. LA LEY REVELADA EN LA ANTIGUA
ALIANZA: EL DECÁLOGO

 El Decálogo es una luz ofrecida por Dios a la conciencia de


todo hombre para manifestarle su vocación y los caminos que
llevan a su cumplimiento en Dios, y para protegerle contra el mal
 La ley antigua es santa, espiritual y buena: ¡es ley de Dios!
 Pero es, a la vez, imperfecta, provisional… destinada a ser
sobrepasada.
 la ley antigua decía lo que el hombre ha de hacer o evitar, pero no daba
fuerzas para hacerlo o evitarlo.
 la ley antigua denunciaba y condenaba el pecado y, con el pecado, al
pecador, pero no le daba la justicia y la vida
 La ley antigua es preparación para el Evangelio: entre otras cosas
nos ofrece una instrucción moral básica, valedera para siempre
 Los profetas denunciarán las traiciones a la Alianza y los extravíos
humanos, y anunciarán el cumplimiento de la promesa de Dios

6. LA LEY REVELADA EN LA ANTIGUA


ALIANZA: EL DECÁLOGO

 Conclusión
 Con la Ley revelada en la Antigua Alianza, Dios busca
hacer de Israel un pueblo libre, santo y justo, que se
convierta en luz de las naciones.
 El Decálogo tiene una estructura “binaria”: la relación del
hombre con Dios y la relación de los hombres entre sí.
 Es una ley santa y buena, pero imperfecta y provisional

 La vida misma
 Caer en la cuenta de la profunda unión que existe en la
Antigua Alianza entre la conducta con el prójimo y el
mundo y la relación con Dios

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7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

JESÚS Y LA LEY
 La Ley evangélica no ha quitado fuerza, sino que, por el contrario,
lleva a plenitud los mandamientos de la Ley (Mt 5, 17; Mt 19, 17)
 Lo que sí hace Jesús es pronunciarse contra la forma legalista de
entender y llevar a la práctica la Ley; el “legalismo” es un riesgo
que corre la conciencia moral de todos los tiempos y lugares
 El legalismo leva a una moral de mínimos, mientras Jesús, en el
Sermón de la Montaña, exalta otro tipo de moral: la perfección
 El fruto de la ley nueva -evangélica- es una vida moral dinámica,
en progreso constante a impulsos del amor, por eso se trata de un
“mandamiento nuevo” (Jn 15, 12-13)
 …

7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

 …
 El amor es la síntesis de la Ley: amor a Dios y amor al prójimo,
dos mandamientos que Jesús une en una síntesis indivisible
 Esta síntesis de amor es el núcleo vivo que sustenta, da
sentido, dirige y anima toda la enseñanza moral de Jesús.
 Llevar a la práctica y a la vida esta síntesis de amor es llevar a
cumplimiento la Ley, que deja de ser, por tanto, un código de
preceptos sueltos
 Tal síntesis de amor encuentra su inspiración inagotable y su
modelo en Jesús, en quien se unen el amor filial a su Padre y el
amor salvador de Dios en Él al hombre

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7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

EL CONCEPTO DE “PRÓJIMO” EN JESÚS


 Jesús invierte el concepto de “prójimo” en la parábola del Buen
Samaritano (Lc 10, 30-37). Ya no es el pariente, el correligionario, sino
el extraño y aún el enemigo: “prójimo” es cualquier hombre que
me reclama desde su necesidad, y al cual “me aprojimo”
 No basta con ponerse en el lugar del otro, de su necesidad; es
necesario estar dispuesto a salir al encuentro del otro como otro
 El buen samaritano es un retrato de Jesús, y de cada cristiano
 Es un amor exigente: si el amor de Dios no se detiene ante el
olvido y el rechazo de los hombres, antes al contrario, cancela en
Jesús -sin condiciones- todas sus culpas y les ofrece la plenitud de
la salvación, entonces nadie -y mucho menos los pecadores-
pueden ponerse límites a su amor y compasión

7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

EL IMPULSO DEL ESPÍRITU


 El progreso en la vida moral y la maduración de la libertad, bajo la
guía y el impulso de la Ley evangélica, están íntimamente unidos.
 El hombre a quien no alumbra e impulsa internamente el Espíritu
observa la Ley divina como una carga, como una restricción de su
libertad, y obedece por ‘pura obligación’
 “En cambio, quien está movido por el amor y ‘vive según el Espíritu’’,
y desea servir a los demás, encuentra en la Ley de Dios el camino
fundamental y necesario para fomentar el amor, libremente elegido y
puesto en práctica. Más aún, siente la urgencia interior -una
verdadera necesidad y no una coacción- de no detenerse en las
exigencias mínimas de la Ley, sino de vivirlas en su plenitud” (VS 17)
 “Jesús mismo es el ‘cumplimiento’ vivo de la Ley. Él mismo… concede,
mediante el Espíritu, la gracia de compartir su misma vida y su amor, e
infunde la fuerza para dar testimonio de ese amor…” (VS 15)

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7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

LAS BIENAVENTURANZAS
 Jesús llama al discípulo, a todo discípulo, a seguirle libremente en
este camino de perfección; y así, como pórtico del Sermón de la
Montaña (Mt 5, 1-12), le presenta las Bienaventuranzas, “un especie
de autorretrato de Cristo y, precisamente por esto, una invitación a
su seguimiento y a la comunión de vida con Él” (VS 16)
 Son las actitudes y disposiciones básicas de la existencia del
discípulo que ha aceptado el Reino de Dios en Jesús y, por ellas,
los bienes del reino de Dios -a Dios mismo, felicidad del hombre-
 el pobre, el afligido por el mal del mundo, hambriento y sediento de la
voluntad de Dios, no violento, dispuesto a perdonar, que comparte y
presta su servicio al otro, es transparente de corazón, creador de paz y
bien y perseguido por hacer la voluntad de Dios…
 encontrará a Dios, que le consolará, le dará en posesión la nueva tierra,
le saciará, será misericordioso y se dejará ver por él y será su hijo

7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS


 La posesión, la sexualidad y el poder o el hacerse valer,
conforman, de uno u otro modo, la vida humana
 Una determinada forma de comportamiento respecto a estas tres
tendencias básicas de la vida humana, escogida libremente, es vivir
según lo que llamamos los “consejos evangélicos”, es decir, en
pobreza, virginidad (castidad) y obediencia
 Esta forma de vida quiere realizar el seguimiento de Cristo imitando
en lo posible la manera de vivir de Jesús de Nazaret, el Señor…
 … y supone, de algún modo, hacer presente en esta vida la misma
Vida Eterna, liberada de toda atadura y condicionamiento humano:
son un signo y testimonio de Dios, digno de ser amado del modo
más directo sobre toda otra realidad, y de la realidad de su Reino,
anticipada ya en este mundo

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7. LA LEY EVANGÉLICA,
PLENITUD DEL DECÁLOGO

 Conclusión
 El amor a Dios y al prójimo constituyen el “mandamiento
nuevo”, el “mandamiento mayor”, el núcleo que sustenta,
da sentido, dirige y anima la enseñanza moral de Jesús
 Jesús invierte el sentido de “prójimo” en la parábola del
Buen Samaritano
 Las Bienaventuranzas son un autorretrato de Cristo, una
invitación a su seguimiento y a la comunión de vida con Él

 La vida misma
 ¿No ocurrirá demasiadas veces que nos quedamos en lo
superficial y olvidamos lo que de verdad es importante?

8. EL COMBATE CRISTIANO

 LA INCLINACIÓN AL MAL
 El cristiano vive unido a Cristo, tiene las primicias del Espíritu
Santo y es hijo de Dios, pero todavía camina por este mundo,
un camino que está lleno de luchas, sufrimientos y tentaciones
 Las tentaciones prueban la autenticidad de nuestra entrega a Dios,
pero es evidente que la vida cristina exige un combate constante
contra las tendencias del hombre viejo (Col 3, 9-10; Rm 7, 19-21)
 Hay una desarmonía en el hombre: tendencias y fuerzas está a
cada paso en conflicto con la orientación fundamental de la
persona. A este hecho le llamamos “concupiscencia”
 El mandamiento del Señor está proporcionado a las capacidades
del hombre, un hombre a quien se la ha dado el Espíritu Santo; no
debiera olvidar nunca el cristiano que arranca, no de su pobreza
y debilidad, sino de la plenitud del Don de Dios

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8. EL COMBATE CRISTIANO

EL PECADO
 El Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia de
Dios a los pecadores (Rm 5, 20s). Ahora bien, para llevar a cabo su
obra, la gracia de Dios debe sacar a la luz nuestro pecado
 Hoy día, en las sociedades industriales y consumistas modernas
ha disminuido la conciencia de pecado
 El pecado es una falta contra la conciencia recta; consiste en
faltar al verdadero amor a Dios y al prójimo
 El pecado (amartía = errar el blanco):
 es una ofensa a Dios, porque se hace el mal que Dios detesta
 rompe la comunión con Dios, distorsiona el ser del hombre al
apartarlo de su último destino, introduce la división y el conflicto en
el interior del pecador, y lo enfrenta con su prójimo
 desgarra a la familia y a la sociedad

8. EL COMBATE CRISTIANO

 …
 El pecado puede ser de acción (se hace lo que no se debe) y de
omisión (se deja de hacer lo que se debe)
 El pecado mortal rompe con Dios, al preferir el hombre un bien
incomparablemente inferior
 entraña la perdida de la caridad (amor) y del estado de gracia
 presupone pleno conocimiento y entero consentimiento
 para restablecer la comunión con Dios se necesita de una nueva
iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón, que
se realiza, de ordinario, por el Sacramento de la Reconciliación
 El pecado venial se comete cuando no se observa la norma moral
en materia leve, o cuando se la quebranta en materia grave pero
sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento
 no rompe la comunión con Dios, pero debilita la caridad e impide el
progreso espiritual y moral

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8. EL COMBATE CRISTIANO

ARREPENTIMIENTO Y CONVERSIÓN
 Por muy profundamente que haya caído el hombre en el pecado y la
culpa, no tiene por qué permanecer en ese estado: la gracia y el amor
de Dios le llama siempre a la conversión, al perdón y la penitencia
 Elemento imprescindible de la conversión es el arrepentimiento, el
rechazo del pecado cometido, junto con el propósito de no volver a
pecar
 Si bien es cierto que no podemos eliminar el acto pecaminoso y, a
veces, sus consecuencias, sí podemos -en el arrepentimiento- cambiar
nuestra voluntad y deplorar el acto cometido, despegarnos de “lo malo”
y movernos hacia “el bien”
 El hombre está expuesto a caer siempre de nuevo, y de hecho cae
frecuentemente en el pecado y en la culpa.
 Por eso la conversión es una tarea permanente

8. EL COMBATE CRISTIANO

 Conclusión
 Hay una desarmonía en el hombre: la “concupiscencia”
 El “pecado” rompe la comunión con Dios, distorsiona el ser
del hombre, apartándolo de su último destino, introduce la
división y el conflicto en el interior del pecador, y lo enfrenta
con el prójimo, desgarrando la familia y la sociedad
 Sin embargo, más fuerte que el pecado es la Gracia de Dios

 La vida misma
 Observa la utilización que se hace de la palabra “pecado”:
 ¿se utiliza mucho?
 y cuando se utiliza, ¿qué sentido se le da?

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9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

LA JUSTIFICACIÓN
 En la Nueva Alianza no se trata de esfuerzos sobrehumanos: es
que es Dios mismo quien nos busca y nos encuentra pecadores,
absolutamente incapaces de entrar en comunión con Él, y, a pesar
de nuestra condición, nos hace justos, nos “justifica”
 La justificación que Dios lleva a cabo en nosotros es una real
transformación del hombre: no solo nos declara Dios justos, o nos
perdona sin más, sino que hace que realmente seamos justos.
 Incluye pues, el perdón y la santificación y renovación interior
 Por la justificación quedamos unidos a Dios en Cristo por el
Espíritu Santo

9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

LA GRACIA DEL ESPÍRITU


 Gracia es un término específicamente cristiano; designa una
plenitud que no puede agotar el conocimiento humano: es la
autodonación de Dios por puro amor, que colma la absoluta
indigencia del hombre
 Se incluyen diferentes aspectos, todos relacionados:
 gracia increada: el don que Dios hace de sí mismo por puro amor
 gracia creada: los efectos que se producen en el hombre agraciado:
 participación en la naturaleza divina o divinización
 filiación adoptiva
 conformación con Cristo…
 gracia habitual o permanente: la nueva realidad humana constituida
 gracias actuales: iluminaciones y mociones que preceden y que
acompañan a todos los actos que nos llevan a la salvación

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9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

LAS VIRTUDES TEOLOGALES


 Son las disposiciones permanentes, habituales, que Dios infunde
y concede al cristiano para obrar como hijo suyo y merecer la vida
eterna. Son la Fe, la Esperanza y la Caridad
 Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar
moral del cristiano

 La FE es el acto por el que “el hombre entero se entrega


libremente a Dios” (DV 5), que se le comunica
 Esa entrega lleva consigo el asentimiento de su entendimiento y de su
voluntad a cuanto Dios le ha manifestado sobre sí y sobre su designio
 El acto de fe es un acto de amor. La fe, como simple asentimiento a
unas verdades, que no despliega su verdad y su fuerza en el amor, y
no fructifica en obras buenas, es una fe muerta

9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

 La ESPERANZA es la virtud que nos permite aspirar a la vida


eterna en Dios como felicidad nuestra, poniendo toda nuestra
confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras
fuerzas, sino en los auxilios de la Gracia del Espíritu Santo
 Por ella es posible soportar con valor y paciencia sufrimientos y
persecuciones
 Se opone tanto a la desesperación como a la falsa confianza en la
propia capacidad y rendimiento

 La CARIDAD es la virtud por la cual podemos amar a Dios sobre


todas las cosas por Él mismo, y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos por amor a Dios (CIC 1822)
 El amor a Dios es el sí total, sin reservas ni condiciones, a Dios y a sus
mandamientos. Desde ahí es posible el amor al prójimo
 La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia

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9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

LA GRACIA DE DIOS Y LA VIDA ETERNA


 La gracia de Dios y la vida teologal están orientadas esencial y
dinámicamente a la Vida Eterna.
 Nos anticipan, ya en este mundo, la gloria de Dios
 No es el hombre quien “hace y acumula méritos”; es Dios quien
hace obrar al hombre meritoriamente

 Una última observación:


La moral cristiana tiene todo su sentido y toda su fuerza
dentro de la comunión en la fe cristiana y sobre la base
de un firme enraizamiento en la Iglesia

9. LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

 Conclusión
 Dios busca a los hombres, nos justifica en Cristo Jesús,
por quien nos perdona los pecados, y nos renueva
interiormente por la Gracia
 Dios concede al hombre justificado unas disposiciones
permanentes para obrar como hijo suyo, las “virtudes
teologales”: la Fe, la Esperanza y la Caridad

 La vida misma
 Acércate a la biografía de cualquier santo y descubrirás
cómo se desarrollan en su vida las virtudes teologales

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EPÍLOGO FINAL

CARACTERÍSTICAS DEL MENSAJE MORAL


VIVIDO Y PREDICADO POR JESUCRISTO

1. En la moral cristiana el “ser” es más importante que el “actuar”


2. El “interior del hombre” condiciona y determina la calidad
moral de la acción exterior
3. La moral cristiana toma origen, y responde, a “actitudes
profundas” de la persona
4. La moral cristiana no es tanto la moral negativa del “no hacer”,
ni la represiva del “evitar”, ni la permisiva de la arbitrariedad,
sino la moral del “actuar” (condena los pecados de omisión)
5. La moral predicada por Jesús no se mide por la ley de “lo
justo”, sino de “lo perfecto”

EPÍLOGO FINAL

6. Jesús no absolutiza los preceptos, pero el mensaje moral


cristiano contiene “preceptos absolutos”
7. La moral predicada por Jesús supone el premio y el castigo
(no de parte de Dios, sino derivado de nuestra propia
conducta). El juicio de Dios es “amor y misericordia”
8. La moral cristiana es una moral “para la libertad”
9. La moral cristiana está referida al “presente”, pero contempla
la vida futura del hombre; es camino de Vida Eterna
10. La moral cristiana es una “moral de la Gracia” y, por lo tanto,
una moral que empieza y culmina en la “Caridad”

“Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado.
En esto conocerán que sois mis discípulos: en que os amáis los unos a los otros”
(Jn 13, 34-35)

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