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ABORTO EN COLOMBIA

Ensayo, el Aborto en Colombia.

Angélica Campo Araujo – Cód. 16291005

Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y Humanas, Programa de Derecho

Derechos Humanos

Docente

Andres leonardo

6 de octubre del 2020


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El Aborto en Colombia.

En pocas palabras el aborto es la interrupción del embarazo, ya sea en forma voluntaria o

involuntaria. Pero detrás de esta fría y breve definición hay mucho más que se debe analizar,

desde el contexto en el que sucede, hasta sus razones, si hay peligro para la madre o el feto, o si

es una decisión personal y consciente de la mujer que se somete al procedimiento. El aborto

siempre ha sido un tema polémico y motivo de debate entre quienes están en contra de su

legalización y quienes buscan se despenalice en los países en los que el ordenamiento jurídico

está en contra. Otra de las razones por las que la discusión se acalora es el componente religioso

que los devotos traen a la mesa, invalidando las convicciones personales de quienes no creen en

su misma doctrina y quienes buscan el respeto a sus ideas y posiciones. Lo que el aborto pone en

evidencia es la imposibilidad de mantener un diálogo abierto y respetuoso, porque para ambas

partes la posición del otro es la inadecuada, y encontrarse en un punto medio imposible.

A pesar de las dificultades, una especie de punto medio se ha conseguido en algunos

países donde el aborto es legal bajo algunas circunstancias específicas, y solo en esos casos. Para

quienes están a favor del aborto este paso es insuficiente, porque borra de plano la posibilidad de

la mujer de escoger si quiere o no llevar a término un embarazo que no puede ser interrumpido

porque no cumple con los requisitos del estado (enfermedad para el feto o la madre, violación).

Para quienes están en contra sigue siendo una concesión inconcebible, dado que sin importar las

condiciones de la gestación, de la madre o del feto, se busca llevar a término un embarazo sin

importar las consecuencias.


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El argumento más utilizado para defender la práctica del aborto es el que afirma que la

mujer tiene el absoluto derecho de disponer sobre su cuerpo. La libertad de cada persona es

inviolable y por lo tanto, si la mujer no desea tener un hijo aunque ya esté embarazada, el estado

debería garantizarle ese derecho y proveerle la atención necesaria para llevar a cabo el aborto.

Hay que pensar solamente en el caso de una madre de tres hijos que es cabeza de familia, y que

no tiene como sostener financieramente a un cuarto; o la mujer que queda embarazada dentro de

una relación abusiva y violenta y que no quiere traer el mundo a un hijo que crezca en las

mismas circunstancias; o quien es muy joven aún para afrontar los retos de la maternidad y no

cuenta con la infraestructura económica ni el apoyo emocional para convertirse en madre. Todos

los casos anteriores son válidos. Pero no lo son para la ley de muchos países.

Por otro lado hay que ver las condiciones sociales de determinado país de manera global

y no en el caso específico de cada mujer. Países en vía de desarrollo en donde hay miles de

millones de personas atrapadas en ciclos de pobreza e ignorancia, son también los ambientes más

propicios para embarazos indeseados. En esos mismos países hay clases más privilegiadas en

donde las mujeres cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar a

término un embarazo; pero estos son casos aislados.

Hay que buscar el bienestar global, y pensar en resolver las necesidades de los más

pobres, no satisfacer a los más ricos e influyentes. Abortos realizados en clínicas ilegales y

hospitales clandestinos son los que causan más muertes entre mujeres en edad fértil; permitir el

aborto sería, respetar la libertad de cada mujer de disponer de su cuerpo, y proveer a la sociedad

de un sistema de salud respetuoso que ponga el bienestar de las mujeres como una prioridad.
[ CITATION ABE \l 2058 ]
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Otro argumento de quienes están a favor del aborto habla de que el embrión fecundado,

en la primera etapa del embarazo, aún no constituye un ser humano, sino un conjunto de células

y por tanto, al decidir interrumpir el embarazo, en realidad no se está acabando con la vida de

una persona [ CITATION Sci \l 2058 ]. Aquí la conversación adquiere niveles ontológicos

porque se entra a debatir cuándo comienza la vida y cuándo un ser humano se convierte en tal.

Algunos países permiten el aborto antes de las 12 semanas de gestación y otros países lo

permiten hasta más avanzado.

En la otra cara de la moneda, quienes están en contra del aborto, en inglés llamados Pro –

Life [ CITATION Orl \l 2058 ], señalan que el principio a la vida es más importante que el

derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, ya que se trata de proteger la vida de un ser

indefenso. Regresamos a la discusión de cuándo el feto es un ser humano, pero sobre todo a

poner sobre la mesa que los derechos de la mujer están en las manos del estado.

Por otro lado hay que preguntarse por qué los derechos de las mujeres, sobretodo este tan

íntimo y relevante, está en manos del estado. ¿Acaso los hombres tienen que pedir permiso para

hacer libre uso de su cuerpo? ¿Cuándo se ha visto a un hombre demandando al estado para

someterse a una vasectomía? ¿No es, en alguna medida, un procedimiento que pone en peligro la

vida? Los estándares con los que se tratan las necesidades de los hombres y mujeres son

diferentes, y moralmente escurridizos.

Para tomar una posición al respecto del aborto hay que, primero, informarse. El aborto

seguirá siendo un tema que siempre generará enfrentamientos entre la sociedad, ya que va a crear

una división entre sus detractores y sus defensores. Pero hay que también pensar si no estamos
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muy entrados en la historia como para tener que poner bajo el lente de aumento la vida privada

de las mujeres, sus opciones, sus preferencias y sus sueños.

[ CITATION Med \l 2058 ] Los legisladores no tienen derecho a decidir sobre lo que las

mujeres quieran hacer respecto a un embarazo, porque cada potencial niño que viene al mundo

trae a sus espaldas las consecuencias de las elecciones de sus padres. Si una madre considera que

no quiere traer el mundo a un niño por las razones que sean, hay que escucharla y darle la

oportunidad de que este proceso, doloroso y emotivo, se haga en un ambiente respetuoso donde

ella sienta que su voz cuenta. Así mismo también hay que escuchar a la madre que, a pesar de los

diagnósticos médicos, quiere llevar a término un embarazo que se considera riesgoso. El punto

clave de la discusión es darle, por fin, una la voz a las mujeres.

El aborto no debe ser visto como una lucha entre religiosos y ateos sino como una

necesidad que impone el estado laico en cuestiones de salud pública y de dignidad de las

personas[ CITATION Min \l 2058 ]. El grupo pro vida justifica su postura en la intención de

disminuir o evitar la muerte de los embriones: la bibliografía ha demostrado con creces la

ineficacia de esta actitud y de esta posición. El grupo Ni Ni, que también demoniza el aborto o lo

considera una tragedia, no sólo es incorrecto desde la experiencia de la mayoría de las mujeres,

sino que es una verdadera estafa moral por parte de un grupo radicalizado que no acepta las

decisiones libres, individuales y morales de las mujeres. Este grupo, pro vida, se ha ocupado

sistemáticamente de mostrar a las mujeres como egoístas y hedonistas, que sólo piensan en sí

mismas. Sin embargo, la decisión del aborto es una decisión, la mayoría de las veces, que

muestra un gran componente de responsabilidad.


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La mirada sobre lo malo del aborto debe quedar atrás dando paso a una mirada

relacionada con lo razonable y lo aceptable. Es por ello que el acceso al aborto legal, seguro y

gratuito es un bien social necesario para el desarrollo y el desempeño de la mujer en la sociedad.

Aborto es libertad reproductiva, responsabilidad, tolerancia y autonomía personal. Así es como

propongo que entre todos saquemos al aborto de su lugar sórdido y escondido de la sociedad,

para considerarlo en cambio como un evento propio del comportamiento sexual y reproductivo.

Si hay derecho a tener hijos debe existir sin falta el mismo derecho para no tener hijos. Se debe

buscar la armonización moral entre los conceptos de tener y no tener hijos y no privilegiar a uno

sobre el otro. Sobre todo teniendo en cuenta que tener es un aborto es menos peligroso que tener

un hijo, salvo cuando el aborto es ilegal.

Una sociedad democrática no puede definirse como tal si una mujer no es libre de decidir

su futuro reproductivo y cuándo quiere ser madre. La búsqueda de la igualdad de género se basa

en igualdad de oportunidades. La maternidad forzada y aún la deseada desequilibran esta

ecuación. Para que la mujer pueda desempeñarse en la vida pública y no sea confinada a los

cuidados del hogar y la maternidad es necesario que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Por

ello el aborto es un bien social.

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